One-shot Baile de salón [Talía x Emily] [¡Parejas Disparejas!]

Talía sujetó la parte baja de su vestido con cierta fuerza, sintiendo su mano temblorosa por los nervios. Sentada en una de las sillas, sostenía un vaso de refresco con su mano libre mientras observaba el salón de baile lucir más vivo que nunca. Cientos de figuras danzaban al son de la música, algunos demasiado pegados, otros intentando aprender poco a poco algún que otro paso de baile sin mucho éxito.

Hasta hacía unos instantes, Nikolah, Liza y ella se encontraban haciéndose compañía mútua, conscientes de la timidez de la joven en lo referido a reuniones sociales de ese tipo. Pero en una de sus charlas, Liza acabó proponiendo el reto de enseñar a bailar a Nikolah, y este no iba a quedarse atrás. De vez en cuando podía verlos entre la multitud, chocando contra las otras parejas mientras discutían cómicamente sobre quién pisaba a quién. Y a pesar de que le habían invitado a bailar con ellos, Talía no dudó en dejarles divertirse mientras les esperaba en la mesa de bebidas.

En el fondo, le daba vergüenza admitir que ella tampoco sabía bailar, y que nunca antes había estado en un sitio como ese.

Depositó el vaso en la mesa, pero el ruido que produjo fue mayor de lo esperado. Al alzar la mirada, notó que otra joven había ocupado la silla de al lado e imitaba el movimiento de dejar el vaso en la mesa. Cuando sus miradas se cruzaron, la recién llegada le sonrió con simpatía. Como siempre Emily solía hacer.

—Hola Tali, ¿estás sola? —le preguntó la morocha, llevando las manos a su regazo mientras observaba a su alrededor. Talía negó nerviosamente con la cabeza.

—N-no, he venido acompañada, solo estoy haciendo tiempo —se excusó, sonriendo; las mejillas sonrosadas por la vergüenza.

Emily asintió, conforme.

—Entonces estamos igual. Mimi se fue a por algo de comer, así que me toca esperar —comentó al aire, observando la escena ante sus ojos con ilusión. Talía la miraba tímidamente, asintiendo de vez en cuando. Le sorprendió que la joven le pillase justo en el momento en el que se encontraba mirándola, y pegó un brinquito del susto—. ¡Ya sé! ¿Te apetece que bailemos mientras tanto? Así hacemos tiempo mientras tanto.

—¡E-eh! ¡Esto...! —Sin duda, aquello le había tomado por sorpresa. Talía se removió en su asiento, incómoda, pero la mirada insistente de Emily produjo un efecto distinto en ella. Como si fuese incapaz de responderle con una negativa, hipnotizada. Agachó la mirada, sintiendo su rostro arder, y muy lentamente asintió con la cabeza, con el corazón golpeando con fuerza contra su pecho—. E-está... Está bien, Emi-chan.

—¡Genial! —exclamó con alegría, levantándose de su asiento para tenderle una mano. Entre risas, le guiñó un ojo teatralmente—. ¿Me concede entonces este baile, señorita?

Talía solo atisbó a alzar su mano hasta tomar la suya con suavidad, tímidamente, y ambas avanzaron hasta la pista de baile. Emily pudo notar su nerviosismo, y no le fue difícil entender que no era experta en bailes. Así, con un tono calmado y amable, comenzó a darle las indicaciones necesarias para preparar la postura indicada. Colocó una mano en su hombro, y la otra rodeando su cintura, hecho que pareció avergonzar aún más a la rubia. Pero con una sonrisa, le indicó que todo estaba bien.

—¡Lo estás haciendo muy bien, Tali! —aduló Emily, dando una vuelta lentamente hasta que su acompañante se acostumbrase a sus movimientos. Talía había crecido durante su viaje, y al menos ya no le sacaba tanto de altura como cuando había comenzado su viaje. Así al menos, se hacía más llevadero llevar el baile.

—¡G-gracias! —logró decir, sintiendo que junto a ella la timidez se desvanecía poco a poco. Ahora que se encontraban danzando alrededor del salón de bailes, sentía que todo era mucho más sencillo de lo que ella creía. Con una pequeña sonrisa en sus labios, enfocó su mirada en la mayor, siguiendo sus pasos. Sentía cierta vergüenza por la cercanía, pero se sentía bien, para su sorpresa. Como si con Emily, todo fuese más fácil—. ¡Se te da muy bien bailar, Emi!

Y entre risas y bailes, ambas pudieron disfrutar de un par de canciones juntas, aprovechando el momento. Al cabo de un rato, tanto Mimi como Nikolah y Liza regresaron, buscando a las chicas. Ambas supieron que había llegado la hora de separarse. Emily se dirigió con felicidad a su amiga, mientras Talía no podía evitar observarla marchar con cierta tristeza. Sintió la mano de Liza acariciar su cabello, y a Nikolah poner una mano en su hombro, pero no pudo evitar llamar la atención de la morocha una última vez.

—¡E-emi-chan!

La aludida se giró con curiosidad.

—¿Qué ocurre, Tali?

—Uhm... ¿Más tarde podemos volver a bailar juntas?

Emily entrecerró los ojos, asintiendo con una dulce sonrisa.

—¡Dalo por hecho!