Baila Conmigo (Ginji X Ban)

Tema en 'Fanfics Abandonados de Temática Libre de Anime' iniciado por Heartless, 25 Diciembre 2012.

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    Heartless

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    Baila Conmigo (Ginji X Ban)
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    3
     
    Palabras:
    1434
    HoLaAa, lo primero... ¡¡¡FELIZ NAVIDAD A TODOOOOOOS!!!
    Ahora, traigo un nuevo Fic (prometo terminarlo) de mi pareja favorita Yaoi, Ginji y Ban que se enfrentan a una misión... un tanto peculiar. Espero que os guste ;)


    Baila Conmigo:

    Era una mañana cualquiera en el Honky Tonk, todo era normal. Paul leía su periódico, Natsumy limpiaba las mesas y Ban y Ginji discutían por un trozo de pizza. Definitivamente no había nada del otro mundo. Además, ambos recuperadores no estaban muy contentos que digamos. Los negocios no andaban sobre ruedas y sus pobres honorarios a penas les servían para alimentar sus estómagos hambrientos. Sin embargo, en ese mismo momento, Heaven entró por la puerta del bar con muestras de tener un nuevo y gran trabajo para los chicos.

    —¡Señorita Heaven, que gusto verla! —exclamó un chibi Ginji con aire infantil y terminando con la pequeña porción de pizza que logró quitarle a su socio.

    —Espero que tengas algo para nosotros, rubia teñida —secundó Ban llevándose un cigarrillo a la boca para luego encenderlo.

    —Ignorando tu comentario... ¡Os tengo una misión que creo que os gustará mucho! —ambos chicos la miraron con curiosidad—. Su cliente es una muchacha de veinte años llamada Clara.

    —¿Clara? Que nombre tan extraño... No es de Japón, ¿verdad? —inquirió Ban sacando una bocanada de humo por la boca.

    —Pues no. Ella necesita que vayan para que le cumplan con su recado —explicó Heaven con aplomo.

    —¿Qué vayamos? ¿A dónde? —ahora fue el turno de Ginji para preguntar sus inquietudes. Esta misión no se parecía a ninguna de las que tuvieron anteriormente.

    —A Latinoamérica —respondió sin mas vueltas, provocando que ambos chicos abrieran los ojos como platos—. Clara vive en Buenos Aires, Argentina. Les promete una muy buena paga si aceptan la misión que les tiene y les aseguro que les gustará. ¿Se animarán a meterse en el territorio latino, chicos?

    Ban y Ginji se miraron. Sin duda eso sería todo un reto, pero que podría llegar a ser muy divertido. Aceptaron ir sin titubeos. Hicieron las maletas cuanto antes, aunque no tenían mucho que llevar, y cogieron el primer avión hasta su nuevo destino.

    Al llegar, descubrieron un mundo diferente. Argentina era mas grande de lo que se imaginaban. El clima era cálido, la flora abundante, gente que iba y venía sin parar. Ginji estaba totalmente anonadado. Sin embargo, Ban se mostró muy tranquilo. Estaba acostumbrado a viajar a diferentes puntos del mundo con su abuela y ver este tipo de cosas ya no lo sorprendían. Se imaginaba que la misión sería algo muy complicado de conllevar y deberían estar con todas las ganas puestas desde el principio. Para su compañero era todo lo opuesto. Estaba tan inquieto y ansioso que no podía pensar en el trabajo en sí. Le señalaba y gritaba cada cosa nueva que veía. Parecía un niño...

    Una vez que una gran camioneta negra los pasó a buscar, tuvieron otras largas horas de viaje hasta Buenos Aires. Desde la ventana, tan solo se veían los pastizales, animales de granja, y a lo lejos, la extensa arboleda. Una cantidad enorme de vehículos de todos los tamaños y colores, aromas nuevos y exquisitos, música pegadiza, una cultura totalmente diferente a la que estaban acostumbrados. La camioneta se detuvo en su destino luego de unas doce horas de viaje. En una gran y lujosa casa, su cliente los esperaba en el patio y recostada en una silla plegable. Ban y Ginji avanzaron hacia ella con cautela. Clara levantó la vista hacia ellos. Llevaba unas gafas de sol, cabello largo y negro y un traje de baño color blanco cubría su morena anatomía. El rubio dejó escapar un 'que bonita es' cuando enseguida recibió un zarpazo en la cabeza por parte de su compañero.

    —Se tardaron un poco... —dijo la chica sentándose en la silla y cruzando las piernas—. Ustedes son los "famosos" Get Backers, ¿verdad? —el dúo asintió—. Su estancia será en mi casa, así que después pueden poner sus maletas en los dos cuartos que reservé para ustedes arriba —hizo una pausa—. Bien, están aquí porque necesito que me recuperen algo que me robaron descaradamente..

    —¿Y... de que cosa estamos hablando? —terció Ban, metiendo las manos en los bolsillos.

    —Necesito que recuperen el primer puesto en el concurso anual de baile latino de este año —Ban y Ginji se miraron con incredulidad y Clara se quitó las gafas con brusquedad dejando ver unos preciosos ojos púrpuras—. ¿Qué les pasa? ¿¡Acaso no creen que esta misión valga la pena!? Déjenme decirles que para mi significa mucho, ¡y ya le dije a su negociadora que estoy dispuesta a pagarles lo que me pidan!

    —Qué carácter... —carraspeó Ginji para luego levantar su voz—. Nosotros no pensamos eso, señorita. Pero exactamente, ¿qué pretende que hagamos para ayudarla?

    —¿Qué? No pensarás ayudarla, ¿¡o si!? —espetó Ban agarrándolo del cuello de la remera y a punto de perder la paciencia.

    —No les pido mucho. Sólo necesito que escuchen mi historia y luego serán libres de decidir si quieren ayudarme o no —añadió la chica jugueteando con sus lentes.

    Ban soltó bruscamente a su amigo y se acomodó el cabello con una mano.

    —Esta bien... te escucharemos... ¡Pero mas vale que sea algo bastante convincente o no duraré en tomar mis maletas y volver a Japón! No tengo tiempo para chiquilladas..

    —Eh... ¡perdónalo! Ban-chan siempre es así de impulsivo, ¡por favor continúa! —le pidió Ginji al ver el rostro lleno de cólera de la muchacha.

    —Bien, todo empezó hace seis meses atrás...

    Un gran salón de baile, el suelo casi transparente y reluciente era el escenario perfecto para las parejas que se juntaban a bailar salsa, merengue y otros bailes latinos. Algunos solo lo hacían para matar el tiempo, otros se preparaban para futuras competencias que se daban muy a menudo contra parejas internacionales. Allí estaba Clara, junto a Bruno, su pareja de baile y novio. Ellos eran excelentes bailarines y eran la pareja preferida para ganar el siguiente concurso. Ya que nunca habían perdido uno, gracias a su incansable labor de equipo.

    —¡Un par de ensayos más y la coreografía nos saldrá genial! —exclamó Clara colgándose del cuello de su chico.

    —De eso no cabe duda, seremos los mejores. ¿Pero no crees que debemos tener cuidado con Lola? —apuntó a la joven rubia de cabello corto que bailaba sin cesar con su pareja, mirando de a ratos con odio a Clara y a Bruno.

    —¡Ja! No te preocupes por esa perra, Bruno. Siempre trata de hacerme quedar mal ante el público y robarme el primer lugar, pero esta vez no se lo permitiré..

    —Si tú lo dices...

    El día de la competencia, y sin saber cómo ni por qué, Bruno decidió ser la pareja de baile de Lola, dejando a Clara con el que bailaba junto con la rubia. El resultado fue desastroso. El chico bailó mal a propósito, a pedido de la misma Lola, y terminaron perdiendo. Allí fue cuando Clara descubrió que Lola había engatusado a Bruno todos esos días hasta que logró su objetivo. Robarle la pareja de baile, el novio y su oportunidad de ganarle.

    Desde ese entonces, Clara vivía compitiendo contra Lola. Ya que esta era muy celosa y ambiciosa. Estaba harta de que Clara fuese la favorita de todos y buscó la manera de deshacerse de ella. Sin embargo, ahora Clara estaba atenta. Y no descartaba la oportunidad de algún día poder recuperar aquello que le pertenecía.


    —Ajam... ¿Entonces esto sería también una especie de... venganza? —preguntó Ginji.

    —Mas o menos... —le contestó la morena.

    —Pero esto ya es un tema entre ese chico y tu, ¿no? ¿No quieres recuperarlo? ¡No quiero meterme en temas de pareja! —exclamó Ban y Clara contó hasta diez, para tratar de calmarse y no discutir con el ojiazul. Ginji intervino antes de que pasara a mayores.

    —Ban-chan, ¿es qué no lo entiendes? Clara no quiere recuperar a Bruno, quiere quitarle a Lola el primer lugar de manera limpia, ¿no es verdad?

    —Eh... si. En algo de eso tienes razón. No quiero recuperar a ese perdedor... ¡¡¡por mi que se pudra en el mismísimo infierno para que luego venga y me pida perdón de rodillas por todo lo que me hizo pasar y yo me ría descaradamente en su rostro hasta que me falte el aire!!! —ambos retrocedieron unos pasos y la miraron con recelo. Clara carraspeó levemente sonrojada—. Perdón, sólo quería desahogarme... Bien, les decía que lo que quiero es recuperar el primer lugar que me corresponde, pero no de manera limpia...


    Continuará:

    Y hasta aquí la conty de hoy, dejad comentarios plisss.
    Byee!
     
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    Esa mary sue que metiste es realmente algo descarada, trata de que el fic sea sobre Ban y Ginji, así como está todo gira entre esas tipas y realmente no sé qué pintan ellos dos en tu fic

    No comento la trama x´D..... porque, ugh..
     
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    Heartless

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    HoLaAa, vuelvo a dejar conty! Voy a aclarar una cosa, este Fic se centra en la misión (o eso es lo que yo quiero) después va la relación entre Ginji y Ban. Gracias!


    CONTINUACIÓN:


    —¿A qué te refieres? —preguntó Ban, entrecerrando los ojos.

    —Oí de su negociadora que uno de ustedes dos usa una técnica llamada Jagan, ¿verdad? Algo así como la telepatía.

    Ban hizo un mohín.

    —¿Y qué con eso?

    —Es perfecto para mi pequeño plan de venganza —agregó refregándose las manos bajo la mirada frustrada del maestro telépata.

    —¿Nunca pensaste en buscar un terapeuta, niña?

    —¿¡Dijiste algo!?

    —¡Él no dijo nada, no le hagas caso! —intervino una vez mas el rubio llevándose a su compañero casi a rastas de las manos asesinas de Clara. Antes de que pudiesen salir de allí, la voz de la chica los detuvo.

    —¡Oigan! Hoy por la noche habrá un pequeño carnaval en la ciudad. Pueden ir si lo desean. Hay comida, bebidas frescas, música y mucha diversión. ¡Les gustará! —exclamó envolviendo su escultural cuerpo en una toalla y entrando en la casa.

    —No creo que nada de lo que vea me haga cambiar el humor... —musitó Ban con sequedad.


    ***Ese mismo día, por la noche...***

    —¡¡¡AMO LATINOAMÉRICA!!! —vociferó un Ban Midou totalmente ebrio por la cerveza y tragos de todo tipo rodeado de miles de mujeres con muy pocas prendas.

    Tan solo traían puestas ropa interior de colores vivos y llamativos, mucho brillo en el cuerpo y plumas adheridas en la cabeza y en la espalda. Como si fuese una fiesta de disfraces. Al ver esto, el ojiazul se sintió en el paraíso.

    Sin embargo, a Ginji no le sentó muy bien la llegada de estas chicas. Ya que Ban se la pasaba bailando junto a ellas y no le prestaba atención a su compañero. Desde hacía casi un año que Ginji creía que Ban sentía 'algo' por él. Esos cruces de miradas que tenían de a ratos, las caricias, los abrazos. Incluso muchas veces, cuando se deban el beso de las buenas noches, Ban rozaba tiernamente sus labios con los suyos, haciendo que se estremeciera por completo. Clara llegó a la fiesta y encontró al rubio solo y algo entristecido.

    —Hey, ¿por qué esa cara tan larga? —Ginji la miró y esbozó una leve sonrisa. Clara trató de ser simpática con el rubio—. ¿Estas celoso porque tu amigo está con todas esas chicas y no te ha dejado nada para ti?

    —Mmm... ¿Celoso...? Sí, eso creo... Pero no por eso que dices...

    —¿Por qué entonces? —inquirió tomando el líquido rosado de un vaso largo con una cañita.

    —Porque está con esas chicas y ya ni siquiera me mira... No le importo... No le gusto... De eso estoy seguro... —Clara creyó que el líquido se le había ido por mal camino y terminó derramando un poco de su bebida en el suelo.

    —¡Ajj! Oye, ¡¿quieres que me atragante o qué?!

    —Lo siento.

    La chica suspiró y se sacudió la ropa con una mano.

    —Mira, si de verdad quieres saber si le importas o no... entonces yo puedo ayudarte —Ginji la miró, aún sin entender a dónde iba con eso-. Créeme, con esto mataremos dos pájaros de un solo tiro. ¡Yo necesito una pareja de baile y tu necesitas saber que siento tu amigo por ti!

    —¿Estas segura?

    —Confía en mi. Además, ¡solo míralo! ¡Esta ebrio el pobre loco! Estoy más que segura que mi plan resultará. Así, yo recupero el primer lugar en el concurso y humillo a Lola y tú averiguas si le importas o no al gruñón de tu amigo. ¿Qué tal? ¿Verdad que estas conmigo, Gin?

    El aludido sonrió aún mas por esto y asintió, mas calmado que antes. Sin embargo, a medida que pasaban las horas, lo único que deseaba era salir de allí. Ver a Ban tan "feliz" lo ponía cada vez mas incómodo. Hasta que el moreno se le acerca con un largo vaso en la mano y signos de que en cualquier momento perdería el equilibrio y se caería al suelo.

    —¿Te eztaz divirtiendo, amiguito? —preguntó Ban con un tono de voz medio meloso. Ginji torció el gesto y lo miró, como con asco—. ¡Deberíaz probar ezto! ¡¡¡Está deliziozo, eztaz cozaz no se encuentran en Japón!!!

    —Ban-chan... tu vaso esta vacío... —señaló, frustrado y el aludido rió medio hipando.

    —Creí que aún tenía... ¡Pero ezcucha! ¡¿Cómo quierez que lo zepa?! ¡Zi eztoy ebrio!

    —¡Ja, descuida! Ya me di cuenta... —Ban tiró el vaso al suelo y le guiñó el ojo a una de las tantas chicas que pasaban bailando por al lado de ellos—. ¿Y tu dónde aprendiste a bailar música brasileña?

    —Laz chicaz me enzeñaron, ¿verdad chicaz? —hubo un grito femenino de asentimiento—. Pero no ze preocupen, lez daré su recompenza en cuanto mi cuerpo responda a mis dezeoz de caminar.

    Ginji hizo un gran puchero y sus grandes ojos cafés se empañaron de lágrimas. Luego se dio media vuelta hasta salir casi corriendo de aquel lugar. Ban lo observó irse y un vació se apoderó de su corazón. Sentía que le había hecho mal, pero no entendía por qué se puso así. Clara detuvo a Ginji del brazo y le susurró algo al oído.

    —Mañana a primera hora empezaremos con los ensayos, estate preparado—. El rubio se secó los ojos con los puños y asintió con decisión.

    Si Ban podía divertirse con quien quisiera, ¿por qué él no? Después de todo, estaba solo y era libre de hacer lo que se le de la gana. Y al parecer Ban sólo estaba jugando con él, y eso no se lo permitiría. Clara colocó una mano en su hombro

    —No te preocupes, entre los dos le demostraremos a tu compañero que no eres tan fácil como él piensa... y yo recuperaré mi puesto, obvio.

    Ginji sonrió, agradecido y ambos se dirigieron una mirada cómplice. Ahora mas vale que Ban se prepare. Porque lo siguiente que verá, puede que lo haga estallar de celos.


    CONTINUARÁ:

    Gracias X Leer.
    Bye!
     
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    blackrose18

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    Te invito a que te leas las reglas y recuerdes que el yaoi explícito no está permitido; y mandar a la gente a que se vaya porque no gusta el yaoi, tampoco es válido.
     
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    Romantic Hero

    Romantic Hero Iniciado

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    Amix por una vez me voy a poner seria, yo creo que este Fic se centra demasiado en el Yaoi (a mi me gusta pero no está permitido) me parece muy bien que quieras centrar la atención en la misión (apoyo totalmente a Clara, debe vengarse! ;p) pero deberías resaltarla más.
    A mi me gusta la trama de la historia (bueno... el Fic en general)
    Ufff, como me enrollo, en fin, tú no te desanimes.
     
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    Heartless

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    Aries
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    3
     
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    CONTINUACIÓN:

    A la mañana siguiente, Ban despertó con una resaca de aquellas. Medio dormido, se sentó en colchón de su cama y se masajeó la cabeza perezosamente. No podía recordar exactamente lo que había pasado la noche anterior luego de que se tomó hasta el agua del retrete. Pero de lo que estaba cien por ciento seguro, era de que no había pasado a mayores con ninguna de las sexys mujeres del festival. Si hubiese pasado algo, lo hubiese sentido en su corazón. Ya que lo que no se olvidaba que sentía algo muy profundo por su camarada rubio. Algo casto. Estar con esas chicas sólo le sirvió para desahogarse. Con los ojos entrecerrados, se vistió con lo primero que encontró y dio un largo bostezo.

    Se tambaleó un poco y tropezó con cuanto objeto se le interponía en su camino hacia la puerta de su habitación. Cuando la abrió, caminó pesadamente hacia el cuarto de Ginji. Pero descubrió con sorpresa que su amigo no estaba allí. Supuso que se había adelantado a la hora del desayuno y estaría hurgando la heladera como el buen glotón que es. Fue en eso, cuando escuchó música que provenía del gran salón que estaba en la planta baja de la casa.

    Al entrar al salón se le pusieron los ojos como platos al ver a Ginji y a Clara bailando salsa. Le sorprendió mucho ver la desenvoltura que tenía el rubio para bailar. Era algo que nunca supo y que jamás se lo había contado. Cerró la puerta despacio y recostó su cuerpo en la pared, viendo como bailaban. Pensó que Ginji se veía muy guapo bailando así. Le daba cosquillas en el estómago y un calor que se extendía desde el estómago hasta el corazón. Una vez que la música terminó, Clara se dejó caer, agotada, en una silla. Ginji le dio un largo trago a la botella de agua que había traído cuando vio a su amigo al lado de la puerta de entrada.

    —¿Ban-chan? ¿Qué te ocurrió? ¡Parece como si te hubiese atropellado un camión! —exclamó simulando un poco de apatía mientras el moreno se acercaba a ellos. Aún estaba molesto por lo que había pasado anoche.

    —Supongo que bebí demasiado —bostezó una vez mas y le dio un fugaz beso en la mejilla—. Buenos días..

    Ginji lo miró perplejo, pero no dijo nada, mas que ocultarle su rostro ruborizado. Clara vio esto y rió un poco.

    —Bueno, ¿continuamos? —inquirió la chica y el rubio asintió. Ban sintió que se había perdido de algo mientras descansaba tan apaciblemente en su cama.

    —¿Y qué se supone que hacen?

    —Ginji será mi pareja en la competencia —replicó Nadia. Ban puso los ojos en blanco—. Estaremos ensayando hasta dentro de cinco días, que será la competencia.

    —¿Cinco días? ¿Eso no es muy poco tiempo?

    —Con eso bastará, ya lo hablamos con Ginji y no tiene ningún problema.

    Ban observó un rato mas. Se notaba que estaban muy cortantes con él, pero no sabía por qué. Ginji no estaba saltándole encima como solía hacer, y eso lo deprimió un poco. No tenía nada mas que hacer, por lo que decidió ponerse su traje de baño y refrescarse en la piscina. Clara les había dado permiso para esto desde que llegaron. El clima estaba muy caluroso, no se comparaba con el de Japón.

    Los días se pasaron volando, y el día de la competencia se hizo presente en toda la ciudad. Un gran salón adornado, el suelo vidrioso y casi resbaladizo estaban esperando a los concursantes. Tal y como Clara pensó, Lola fue con Bruno. Pero también se encontraba su amiga Emi dándole ánimos desde los asientos del público. Eso la tranquilizaba. Por otra parte, su plan de venganza estaría en marcha en poco tiempo. Solo faltaban los últimos detalles.

    —¿Estás nerviosa? —le preguntó Ban a Clara, quien estaba dando vueltas como una leona enjaulada dentro de su camerino. Estaba vestida con un hermoso vestido corto color negro, lleno de brillos y zapatos con tacos rojos.

    —¿Tu qué crees? —farfulló casi comiéndose las uñas—. ¡Esta es mi oportunidad de devolverle a esa arpía un poco de su propia medicina! Pero... no se... tengo miedo de que no funcione...

    —Resultará, sólo déjamelo a mi. Mientras tanto, tú y Ginji den lo mejor que tengan en el escenario —Clara se detuvo y se encogió de hombros—. Eres muy buena en todo esto del baile, pequeña. Te has esforzado mucho y creo que te mereces ganar.

    Nadia enarcó una ceja y se mordió el labio inferior.

    —Sabes, sueles ser muy exasperante e irritante la mayoría del tiempo pero, eres buena persona Ban Midou —sonrió—.– Déjame darte un consejo, cuida mucho de Ginji una vez que salgamos de mi casa..

    —¿Eh? ¿Por qué me dices esto?

    Nadia esbozó una pícara sonrisa.

    —Se que él te gusta y, créeme, Ginji es muy guapo. Si las chicas que van a estar en la competencia lo ven... ¡quizás traten de quitártelo! ¡Estate atento! —y salió del cuarto corriendo, muerta de risa.

    En unas décimas de segundo, Ban pasó por todos los estados de coloración roja. ¿Cómo sabía Clara aquella gran verdad? Quizás se notaba a la legua. Pero, ¿qué pasaría si Ginji también se había dado cuenta? No. No lo creía posible. Ginji era, gracias a Dios, muy despistado. Seguramente no se habría enterado aún. AÚN.

    Minutos después de que Clara abandonara el camerino, Ban vio que su compañero salía del cuarto luego de vestirse para la ocasión. Sus ojos se abrieron como platos y sintió un nudo en la garganta al verlo tan elegante. Pero la verdad, era que estaba realmente MUY guapo y no pudo imaginarse como sería la cosa si no controlaba sus sentimientos a tiempo. Sacudió la cabeza ligeramente.

    —Ban-chan, no te había visto —el rubio se miró en el espejo y se terminó de acomodar el cabello. Tenía puesta una camisa blanca con los primeros botones desabrochados y sin corbata, un pantalón negro y zapatos de baile del mismo color.

    —Sólo vine a desearte suerte —dijo en tono medio cortante hasta que sus ojos fueron a parar al cuello de su amigo. La sangre de su rostro desapareció en una fracción de segundos—. ¿¡Qué.. qué demonios tienes en el cuello!?

    El interpelado se miró en el espejo y esbozó una sonrisa pícara. A Ban no le hacía gracia alguna. Tenía algo así como una marca enrojecida. Eso pasa cuando te succionas la piel con la boca, se te forma por una acumulación de sangre. Pero no creyó que se lo haya hecho el mismo Ginji.

    —Quizás me lo hizo una de las chicas con las que nos cruzamos al entrar aquí... —Ban puso los ojos en blanco e hizo una mueca de disgusto. Sentía como si alguien o algo le estuviese apretando el corazón a tal punto que llegaba a dolerle. ¿Serían celos?—. ¿Por qué lo preguntabas?

    —¿Ah? Por nada... —espetó y salió del camerino.

    A Ginji se le dibujó una sonrisa en el rostro. Parece que su plan estaba dando sus frutos. A decir verdad, ver a Ban comportándose así le parecía raro. Pero si era como Clara le había dicho, entonces valía la pena seguir con lo planeado. Se puso un poco de perfume y salió al encuentro de su pareja de baile. Al hacerlo, las chicas fanáticas casi se abalanzan sobre ellos. Ban hizo un gesto de desaprobación y sintió ganas de sacarle de encima de Ginji a la chica que colgaba de su hombro totalmente eufórica. Poco a poco se iba sintiendo mas impotente. Pero si hacía algo, lo único que lograría era confundir a su amigo.

    Todas las parejas se reunieron en la pista de baile para comenzar con la competencia. Clara vio con desprecio a Lola y a Bruno al otro lado de la pista. La rubia miró a Ginji de arriba a abajo y chasqueó la lengua. Clara trató de tranquilizar sus nervios y concentrarse en el baile.

    —Estas temblando... —observó Ginji, sobresaltándola.

    —Estoy bien... sólo algo nerviosa...

    —Todo saldrá bien. Recuerda que tu eres capaz de ganarle a cualquiera. Que no decaiga tu ánimo —alentó y la chica asintió. Su amiga Emi estaba en el público con un cartel enorme con su nombre y el de Ginji, para darle ánimos.

    La música al ritmo de merengue sonó y todas las parejas desplegaron sus talentos al público.

    CONTINUARÁ:
     
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