Romántico B de Beso

B DE BESO
(Para la actividad días de abecedario)
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Era una tarde soleada de verano. A estas horas las clases y los alumnos de la escuela se retiraban a sus casas como de costumbre.

Entre todos los jóvenes nos encontramos con una bella chica de cabello castaño largo y ojos verdes, su nombre es Sofia. La adolecente deambulaba por la carretera de regreso a la ciudad, con su mochila en un hombro y mirando su teléfono como era costumbre. No era algo extraño ver a los jóvenes regresar caminando, pues la ciudad estaba a menos de un kilómetro.

–Que horrible calor hace el día de hoy –suspiró Sofia echando todo su cabello hacia atrás, al tiempo que abría un par de botones de su blusa para refrescarse.

Sofia era una chica de una figura agraciada, delgada y desarrollada, un poco alta y con una piel blanca, además, que era aficionada al deporte. Portaba el uniforme de la escuela, el cual era una blusa blanca de manga corta, una falda azul marino, y, por gusto propio, ella suele usar tenis y calcetas largas.

No obstante, algo incomodaba a la chica este día. Retomó su teléfono para revisar algo en específico.

–¿Por qué no me ha respondido? –se preguntó a sí misma–. ¿Qué le pasa a este sonso? –se notaba molesta, pero realmente había un poco de preocupación en ella.

Siguió su camino hasta llegar a un pequeño y solitario parque, el cual está a un costado de la carretera. Allí logró divisar a cierto chico que tanto apreciaba sentado en una banca bajo un gran y frondoso árbol.

–Allí está –dijo sonriendo. Saltó la valla rápidamente y se acercó a él–. Oye, ¿Dónde estabas y por qué no me respondes los mensajes? –cuestiono, fingiendo estar molesta.

–Estaba…ocupado –respondió distante, mientras miraba al cielo y suspiraba con pesadez.

Al instante Sofia supo que había alto extraño en su amigo, él siempre estaba animado y de buen humor. Dejó de lado sus ganas de molestarlo y se sentó a su lado.

–Oye, Alex ¿estás bien? –cuestionó.

–¿Bien? pues, no. La verdad no –suspiró llevándose las manos al cabello y alborotándolo–. No fue un buen día.

–¿A qué te refieres? Hoy estabas bastante alegre por la mañana ¿Qué pasó?

–Bueno, pues, intenté hablar con Liza –rio nervioso.

Con solo decir eso, Sofia entendió que había ocurrido, así que bufó molesta y se cruzó de brazos desviando la mirada.

–Esa estúpida. ¿Qué tenías que hablar con ella? –preguntó indignada.

–Creí que era buena idea por fin decirle que me gustaba…y, pues, no fue tan buen idea –dijo riendo, aunque era solo para ocultar su decepción.

–¿Así? ¿Te rechazó? –le miró de reojo.

–Sí, eso hizo. Dijo que jamás saldría con un chico como yo –al recordar esas palabras ya no podía enmascarar su decepción.

–¡Pues claro! Esa estúpida jamás saldría con un chico como tú. Solo le gustan los patanes y descerebrados, tú no eres de su tipo –alegó ella.

–Hmmm… ¿Gracias? –arqueo la ceja, no había entendido si era un elogio o una burla.

–Mira. No tienes por qué sentirte mal por eso, Alex. La verdad ella no habría sabido apreciar a un chico lindo y amable como tú. ¡Así que quita esa cara larga y vayamos a comer algo para quitarte a esa rubia superficial de la cabeza!

–No me siento tan animado. Es que pasé mucho tiempo esperando esto, y pensé que por fin podría tener una novia. Hubiera sido genial que mi primera novia fuera una chica hermosa como ella –confesó mientras se quitaba los lentes un momento para limpiarlos con un pañuelo.

–No es que sea la única chica hermosa que conoces, tonto –musitó ofendida–. ¿Por qué te interesa tener una novia?

–Ya no soy un niño. Y me gustan mucho las chicas –una sonrisa tonta se dibujó en sus labios–. Quisiera poder tener una chica a la que abrazar, tomar de la mano, salir a citas, visitarla todos los días, con quien compartir todas mis ideas, con quien ser cariñoso y… poder besarla.

–¿En serio? Suena un poco tonto todo lo que dices –rio, pero no era burla, era una risa algo nerviosa.

Sofia, conocía desde hace mucho a Alex, sabia perfectamente que era muy sincero, tierno y tímido, lo cual le causaba problemas a la hora de acercarse a las chicas y por ende aun no había podido tener una relación sentimental.

–Sí, puede que lo sea. Quizás por eso no les gusto a las chicas. No soy exactamente la clase de muchacho que buscan. No me gustan los deportes, no conozco de música, cine, modas y esa cosa, solo se de tecnología y lo único que se hacer es estudiar y reparar cosas.

Alex no era feo precisamente. Es delgado pero se nota fuerte debido a su trabajo, no muy alto, de cabello oscuro perfectamente peinado hacia atrás. Por sus problemas de la vista siempre usa anteojos. Sin embargo en cuanto a su forma de relacionarse con otras personas es pésimo, suele ser demasiado tímido e introvertido.

–No todas buscan hombres fuertes y populares, ¿sabes? –objetó sonriendo con un leve rubor en sus mejillas, mientras lo veía limpiando sus lentes.

–Pues desearía conocer alguna –dijo bromeando.

–Quizás ya la conoces. Me alivia mucho que Liza te rechazara, no me habría gustado ver a mi mejor amigo con esa estúpida.

–Ya sé que ella no te agrada, pero no tienes que decir eso –la miró de reojo. Terminó de limpiar sus lentes y se los puso.

–No lo malinterpretes –se acercó más a él con una gran sonrisa–. Dime, ¿Ya has besado a alguien?

–Sabes bien que no, y no es momento para burlarte por eso – se cruzó de brazos.

–No me estoy burlando, tonto. Solo lo preguntaba para estar segura. Es que no quiero que te rías si lo hago mal. –se notó cierto nerviosismo en su voz.

–¿De qué hablas? No entiendo –preguntó confundido.

–No eres tan inteligente fuera de los estudios –rio un poco–. Solo cierra los ojos, ¿vale?

–…vale –suspiró sin entender el motivo.

Alex cerró los ojos como ella se lo pidió. Sofia tragó saliva un poco nerviosa y lentamente acercó su rostro al de su amigo, al estar casi unidos cerró también los ojos. Alex sintió como algo muy suave y ligeramente húmedo se juntaba con sus labios lentamente haciendo precio. Abrió un poco su boca, pero eso solo mejoró esa sublime conexión entre ambos, y pudo sentir un pequeño sabor a fresa.

El chico abrió los ojos muchísimo para ver el precioso rostro de Sofia lo más próximo al suyo que era posible. En principio se paralizó por lo repentino de la situación, pero solo tardó un par de segundos en replicar los leves movimientos que ella hacía, esto le sacó un suspiró a la chica, quien llevó sus brazos al cuello de él abrazándolo para evitar que se alejara si lo pretendía. Ambos corazones estaba acelerados por la situación tan repentina, y deseaba poder continuar aún más, pero la necesidad de respirar se los impidió pronto. Lentamente se separaron.

–Oye, abrir los ojos a la mitad de un beso le quita lo especial –dijo ella con una dulce voz.

–…S-Sofia –musitó aun sorprendido por lo que acababa de pasar.

–¿Crees que lo hice bien para ser mi primer beso? –sonrió sonrojada mientras se levantaba y tomaba su mochila.

–F-fue increíble, tus labios son muy suaves y dulces –fue lo único que pudo decir mientras la miraba incrédulo.

–No digas esas cosas, Alex, me da pena –rio un poco, al tiempo que se sonrojaba un poco más.

–¿Porque?...

–Creo que ahora entiendes por qué me alivió que esa tonta te rechazara –tomó una de las manos de él suavemente–. Sabes, tengo algunos problemas con matemáticas, ¿podrías pasar esta tarde por mi casa?

–S-sí, si claro, supongo que sí. Pero…

–Como te dije, a algunas chicas no nos gustan los chicos fuertes y populares. Preferimos a los inteligentes, amables, sinceros y lindos. Nos vemos –antes de irse le dio un último beso, aunque este mas rápido.