Azotea

Anna Hiradaira

Un rayo de desilusión atravesó su rostro por un momento, aunque rápidamente recuperó la liviandad usual.

—Oh, bueno~ Nada que hacerle, entonces. —Metió la mano en el bolsillo y le extendió su móvil—. ¿Te agendas, Konoe-senpai?

Así se evitaba una nueva excursión como esa, ¿verdad? En el interín le sonrió a Violet justo antes de darse cuenta que ni podía verla y, bueno, se sintió una idiota. Y eso le recordó otra cosa.

—¡Ah! Esta es Chip-

Carraspeó, tragándose sus palabras, y retomó.

—Es Ethans-senpai. Quizá vaya con alguna de ustedes. —Miró a la susodicha—. Chipe-chan, estas de aquí son Suzumiya-senpai y Balaam-senpai.

Eh~ Podía ser super educada y políticamente correcta si se lo proponía, ¿verdad? ¡Claro que sí!

 

Alethea Ethans

Abrí los ojos con sorpresa al escuchar que el club de música lo llevaba un amigo suyo. ¡Qué casualidad! Y que suerte~ Asentí con la cabeza, emocionada, ante su propuesta. Realmente aun no sabía si Ri-chan se uniría al club de música conmigo, si se cambiaría al de baile o acabaría uniéndose a ambos, era un alma inquieta al fin y al cabo, pero personalmente tenía muchas ganas de tener una excusa para volver a tocar sin ninguna presión encima.

Seguí a Anna por detrás y observé el intercambio con curiosidad. No pude evitar formar una mueca de decepción, mucho más notable que la de la morena, y sin pensarlo demasiado llevé mi mano a su hombro para darle un par de golpecitos cariñosos.

Al fin y al cabo habíamos recorrido los tres pisos de la academia casi por completo para encontrarla y Anna no pudo preguntarle por aquello que quería. Pero... si ella estaba bien con ello, ¡yo también!

Sonreí ligeramente al ver que la chica se corregía al presentarme y finalmente me dirigí hacia las dos chicas, inclinándome en una reverencia.

—Buenas tardes, me llamo Alethea Ethans, es un placer~ —tras incorporarme, dirigí otra mirada rápida a ambas antes de mirar a Anna de nuevo con una sonrisa culpable—. Ah, n-no estoy segura, estaba tan nerviosa por ser el primer día que apenas me fijé en mis compañeros, l-lo siento...

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Que cambio de mood más intenso de Ri a esta nena (?)

 

Realmente no percibió nada, ni los movimientos torpes de Konoe ni que debiera consultar en su móvil de primera mano. Era esa clase de distraída y no repararía en la importancia de un pedido así, aunque en su momento se le hubiera dificultado hacerlo con Jez por miedo al rechazo. No notaba las cosas cuando no las tenía ella misma en la cabeza.

—¿Hmm? —Aceptó el aparato propio de vuelta y también tomó el de Konoe, sonriendo—. Sí, claro~

Anotó su número mientras las chicas se presentaban. Se agendó como "An-chan ✰" porque le causó gracia y le echó un último vistazo al contacto antes de darle al tilde y extenderle el móvil de vuelta, riendo liviana.

—Aquí tienes, Konoe-senpai. ¡Bueno, no quiero seguir reteniéndolas! Tenían que irse, ¿cierto? —Entrelazó las manos tras la espalda y amplió la sonrisa—. Nos vemos el lunes~

 

Se lo pensó un poco, no demasiado, pero interrumpió su trayecto en el tercer piso para echarle un vistazo a la puerta por la cual debería haber entrado. No había realmente nada en su expresión y retomó las escaleras.

No había nadie en la azotea, por supuesto. El aire soplaba frío y quizás aquella era una mala idea, pero le importaba una mierda. Necesitaba un cigarrillo.

Cerró la puerta tras su espalda con especial cuidado y rodeó las paredes hasta recostarse sobre una de las laterales, de cara al bosque y, más allá, la ciudad. Sacó la cajetilla de cigarros sin fijarse en sus movimientos, lo hizo de forma automática. Llevó uno a sus labios, enfocó la vista en la chispa amarillenta y se llenó los pulmones de humo.

Tanto silencio.

Exhaló.

Tenía la cabeza llena de mierdas que, irónicamente, se habían anulado entre sí. Revisó el móvil con el cigarro entre los dientes y tecleó rápidamente, como si una parte suya se resintiera de hacerlo pero la otra le hubiera ganado la pulseada.

Matty.

Todo en orden? 08:15​

No aguardó por una respuesta, devolvió el aparato al bolsillo y sostuvo el cigarro entre dos falanges, exhalando a cámara lenta.

 

Alisha Welsh

—Está mal dejar plantada a una señorita para ir a fumar, cariño.

Lo había sentido, asomándose por la puerta antes de irse, y no hizo falta mucho para saber a dónde iría. O quizás solo lo conocía demasiado bien, incluso cuando era obvio que aquel no era el Joey que yo conocía.

Qué más daba como estuviese nuestra relación en ese momento, me sentía demasiado sola.

Volví a cerrar la puerta tras entrar y caminé en silencio hasta alcanzarle, dejándome caer hasta sentarme a su lado. Cogí el cigarro que tenía entre sus dedos y le di una calada profunda, soltando el humo hacia el cielo para después extendérselo de vuelta.

¿Dónde has estado?

La pregunta no paraba de darme vueltas, incesante.

Pero nunca nos inmiscuíamos en la vida del otro, ¿verdad?

Qué mierda.

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NECESITABA LITERALMENTE NADA PARA HACER ESTO Y GIGI ME LO DIO VALE SO IDK JUST I'M TOO WEAK SORRY

 

Ni siquiera tuvo que correr la vista del paisaje para saber de quién se trataba cuando oyó la puerta abriéndose, y luego su voz lo confirmó. La sintió acomodándose a su lado y le permitió robarle el cigarro sin oponer la menor resistencia.

—¿Tengo un gps o algo así? —soltó, pasándose la lengua por los dientes; sabía a nicotina.

O quizá sólo era demasiado obvio.

Deslizó los ojos hacia la columna de humo que emergió de los pulmones de Alisha y recién entonces la vio de soslayo. Una pequeña sonrisa danzó en sus labios.

—Permiso —murmuró antes de quitarle el cigarro con movimientos suaves e inhalar—. Así que...

Soltó el aire poco a poco, y su sonrisa se torció de una forma extrañamente divertida. Flexionó una pierna hasta apoyar el codo en su rodilla y la vio de reojo.

—¿Ya te comiste al alemán o qué?

 

Alisha Welsh

—¿Eh? Quizás te he puesto un chip, quién sabe.

Dejé que cogiese el cigarro sin mayor queja y eché la cabeza hacia atrás, cerrando los ojos en el proceso. Joder, hacía un frío del demonio y no me había dignado a traerme alguna chaqueta.

Bah, qué más daba.

Entreabrí los ojos y lo miré desde ahí, sonriendo divertida, antes de encogerme de hombros.

>>Uhm, a ver~ What's your guess, pretty boy? Did I or did I not? Puede que te de un premio si aciertas~

 

—Eh~ Eso explicaría muchas cosas.

Soltó una risa baja, ligeramente áspera, y meneó la cabeza. En verdad tenían este talento para hacer de cuenta que nada había pasado, como si su relación fuera la única cosa inalterable en medio de un mundo loco plagado de desastres.

—Eres una puta suicida, Alisha —soltó, no sonaba brusco ni molesto—. Yo no me acercaría a ese mala hostia ni aunque fuera Orlando Bloom.

Una nueva calada.

—¿Y bien? ¿Qué otras cagadas te mandaste?

 

Alisha Welsh

—Eh.

Solté una risa por la nariz, encogiéndome de nuevo de hombros, indiferente. Quizás lo era, provocándolo a pesar de las mil alertas que saltaban cuando me acercaba a él.

Pero me había ayudado y me había llevado a casa. ¿Acaso no era él el estúpido? ¿Ayudando a una zorra como yo?

>>Anda, Wickham —murmuré, pasando la mano por detrás de su cuello para enredar los dedos en el cabello de esa zona, con un toque juguetón—. ¿No querrás que te haga una jodida lista? Haber estado ahí.

 

Se carcajeó brevemente, el humo salió de forma intermitente y rodeó su rostro de una nube grisácea antes de dispersarse. Sintió las caricias en su nuca, las uñas rascando su piel apenas, y la dejó hacer.

—Veo que nunca pierdes el tiempo —murmuró, concentrado en el jugueteo que mantenía con el cigarrillo entre sus dedos—. No esperaría menos de mi partner in crime.

Selló sus labios, no sabía qué más decir y el silencio tampoco le incomodaba. Un par de segundos después volvió a llevarse el cigarrillo a la boca y luego se lo pasó a Alisha, por si quería.

 

Alisha Welsh

Sonreí, genuinamente divertida al escucharlo, y no tardé en coger el cigarro que me ofrecía. Mientras le daba la calada, sin embargo, aproveché para incorporarme ligeramente y pasé una pierna por encima del cuerpo del chico, quedándome así sentada sobre su regazo.

Moví la mano por su cuello hasta alcanzarle la barbilla, en una caricia sutil, y con el dedo índice apreté su labio inferior hacia abajo. Me acerqué lo suficiente para que el humo pasase de mis labios directamente a la abertura de los suyos.

—El tiempo es valioso, hay que aprovecharlo. ¿No crees, partner in crime~?

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If you'll excuse me i just don't know anymore i'm just vibing with this bitch

 

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comparto mi mood cuz yes

Alzó los brazos un poco por reflejo al recibir la pierna de Alisha y depositó las manos sobre su piel. Las tenía algo frías y Alisha estaba más cálida, pero qué más daba. Siempre había sido un hurtador de calor... o algo así.

Seguía con la mirada perdida entre el bosque cuando sintió los movimientos tentativos por su rostro. El cuello, la barbilla, los labios. Se le escapó una sonrisa floja y pestañeó con algo de pereza, manteniendo los ojos entreabiertos al recibir el humo. Inhaló, repasando sus facciones, y tragó saliva al alejarse ella como si eso significara mandarse aún más adentro el humo.

Carraspeó apenas la garganta y se encogió de hombros, tamborileando los dedos sobre la pierna de Alisha.

—Eso dicen —murmuró—. Bueno, se podría decir que nos lo tomamos bastante a pecho, ¿no?

Una risa baja vibró en su pecho.

—Vivir cada día como si fuera el último y toda la mierda.

De verdad se cagaban en todo como si la esperanza de vida fuera de treinta años o algo así. Se relamió los labios, algo secos por el frío, y le dio otra calada al cigarrillo.

 

Alisha Welsh

Ah, mierda.

Sonreí ligeramente al verlo recibir el humo pero después de un rato sólo me eché hacia atrás, con los brazos extendidos y utilizando el suelo como apoyo.

Me estaba poniendo muy difícil eso de no comerle la boca, el cabrón.

Miré el cielo, se cubrió de una capa de humo pero solo pestañeé y seguí mirando.

—¿Te arrepentirías de algo, cariño? —murmuré—. Si hoy fuese nuestro último día de vida.

A veces desearía que lo fuese.

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miss contesta en mitad del sueño me dicen (?)

 

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comparto mi mood again cuz yes

Sometimes the cord likes to break, sometimes a light tries to bend away
Sometimes you're thurst against the wall, sometimes the world wants to see you crawl

And you can't decide if it's enough

Six billion lives looking for love​

Tenía la vista clavada en el cielo, justo como Alisha. Una película grisácea lo recubría, impidiéndole al celeste siquiera asomar, mientras las nubes danzando en diferentes tonos de la escala acromática iban de acá para allá. Me había cargado los pulmones de aire sin darme cuenta y lo liberé lentamente.

Arrepentirme de algo, ¿eh?

No haberme aprendido las constelaciones a tiempo, para compartirlas con mamá.

Haber pensado que gastar dinero en las tiritas para Matty fue un error.
​

No haber detenido al viejo la primera vez que nos levantó la mano.​

No haber entrado a su recámara cuando lo escuché llorar, tras el funeral.

Ser incapaz de tomarme nada en serio.​

Ser incapaz de no jugar con la gente.

Dejar al viejo hospitalizado.

No cambiar los amarantos de la tumba de mamá.​

Mi expresión se había comprimido sin darme cuenta, aún de cara al cielo, y me llevé el cigarrillo a la boca. Inhalé, inhalé e inhalé. ¿Qué mierda era la vida, si no un montón de arrepentimientos inútiles?

—Ali-chan —la llamé, en voz baja—, ¿dices que vale la pena? ¿Qué pensaremos de estos recuerdos cuando seamos unos adultos aburridos y estresados? ¿Miraremos para atrás y diremos hombre, esos sí que eran tiempos? ¿O vamos a seguir ahogando todo?

Una risa floja se me escapó sin más.

—¿Cómo crees que moriríamos, de todos modos? ¿Un meteorito? ¿Un apocalipsis zombie? ¿Una pandemia letal?

Bajé el cigarrillo hasta el suelo y lo aplasté, observando las cenizas esparcirse alrededor.

—¿Dolerá mucho? ¿Será rápido? ¿Lento? —Suspiré y volví la vista al cielo—. ¿Y habrá valido la pena?

Estaban allí, ¿verdad? Aunque no pudiera verlas. Las estrellas.

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estoy EN LA MIERDA, saben

 

Alisha Welsh

Bajé la cabeza cuando lo escuché llamarme y fijé mi atención por completo en él. Lo escuché, lo escuché sin ninguna intención de interrumpirlo, y el corazón se me encogió al hacerlo.

Había sido una estúpida, ¿verdad? Estaba molesta con Konoe, incluso con Altan. Molesta con Joey, con todo... en el fondo solo estaba enfadada conmigo misma y no sabía hacía dónde llevarlo.

Y tenía miedo.

Nunca dudaría en decir que me lo merecía. Si me metía en alguna pelea y acababa con dolor físico, sin lugar a dudas me lo merecería. Si perdía a las únicas personas que habían querido de verdad y me sentía vacía, sin lugar a dudas me lo merecería.

Pero en el fondo era una egoísta, y no quería que pasase.

Me di cuenta ahí mismo, tras ver a Joey tan claramente roto, queriendo ayudarle y simplemente no sabiendo cómo. No tenía derecho, no tenía que ser yo la que estuviese ahí, yo no podía hacer nada.

Me eché hacia delante, sin embargo, y lo rodeé con mis brazos. Volví a esconder el rostro en su cuello y me quedé ahí, con los ojos cerrados.

—No lo sé, cariño —admití, en voz queda—. No lo sé.

Lo siento. Siento ser la única opción y no estar a la altura.

No te merezco pero, por favor, no me vuelvas a dejar.

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SON LAS 4 Y MEDIA DE LA NOCHE Y HE COGIDO EL ORDENADOR SOLO PARA RESPONDERLE AL NIÑO??? SÍ SOY NO ME ESCONDO

estoy super triste???

 

Recibí la silueta delgada de Alisha sobre mí, me apoyó parte de su peso y rodeé su espalda con un brazo, acariciando su extensión lentamente. Fue un mero movimiento automático, y es que de repente no éramos más que... lo que éramos. Nada de demonios, infierno o perros guardianes.

Un par de estúpidos más perdidos que la mierda, y ya.

No lo sabía, por supuesto. Yo tampoco lo hacía y, en realidad, jamás había esperado que pudiera darme una respuesta. Si el camino estuviera tan claramente iluminado, ¿no habríamos logrado enderezarnos con mayor facilidad? Vamos, que tampoco podíamos ser tan, tan necios.

Liberé el aire y cerré los ojos, sin dejar de acariciarle la espalda.

—Ali-chan —volví a llamarla, fue casi un susurro—. ¿Ocurrió algo este fin de semana?

No era de preguntar, ¿verdad? Claro que no. Pero también era el imbécil capaz de enfrentarse tres a uno a una manada de lobos con tal de salvarle el culo a una chica que no conocía de nada, y Alisha era mi amiga y no estaba bien.

No estaba para nada bien, podía sentirlo.

 

Alisha Welsh

Dejé que me acariciase la espalda y tenía que admitir que el roce me resultó reconfortante. Apreté, sin embargo, el agarre de mis brazos cuando escuché su pregunta.

Suspiré.

—¿Sabes? Realmente lo pensé... —comencé a narrar, sin subir el tono de voz en ningún momento.

No tenía sentido esconderlo, sabía que algo había pasado.

>>Le di vueltas y vueltas, y se lo pregunté. Le dije a Konoe que iba a haber consecuencias que no le gustarían y si estaba dispuesta a aceptarlas, pero me besó aun así y... joder, Joey, en ese punto iba a perderla hiciese lo que hiciese.

Aflojé de nuevo el agarre al decir aquello, como si me hubiese quitado un peso de encima a pesar del miedo que tenía de admitirlo delante de él.

>>Y luego solo quería, no lo sé, apagarme. Eris me dio unas pastillas, tú no estabas y pensé que me odiabas, y Sonnen me llevó a casa y estaba más puesta que la mierda, por eso me lancé a comerle la boca.

Me erguí después de acabar, frotándome los ojos con las manos y lo miré, con una ligera sonrisa que intentaba, como siempre, quitarle peso al asunto.

>>Luego me encontraba de la mierda así que estuve metida en la cama el resto de días~

Llevé una mano a su mejilla y se la acaricié, sin ninguna intención extraña, era una muestra llena de cariño, en realidad. Detallé su rostro con la mirada y acabé por enfocar la vista en sus ojos.

>>¿Qué te ha pasado a ti, cariño? —acabé por decir, en un susurro.

Estábamos verdaderamente mal, ¿no? Para andar preguntándonos estas cosas. O quizás era ese maldito tiempo.

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Honestly me meo con los saltos de mood que nos pegamos con estos (?)

 

No lo voy a negar, una parte de mí esperaba que Alisha hiciera lo de siempre: guardar silencio un par de segundos, colocarse una máscara y seguir como si nada. Entonces yo me podría excusar en mi política de no presionar a la gente, nos sonreiríamos y mantendríamos nuestra relación intacta, perfecta, como una fotografía enmarcada.

Divertirse, pero sin involucrarse demasiado.

Quererse, pero sin hacer preguntas.

Pero yo me involucré, yo pregunté, y Alisha abrió la boca.

Daba un poco de miedo, ¿eh? Tentar la resistencia de los únicos pilares que me mantenían a flote.

Detallé el mecer perezoso de los árboles mientras ella hablaba. Cerré los ojos un instante al oír que la había cagado con Konoe; porque una parte de mí ya sabía que los tiros vendrían por ahí, porque me había consultado al respecto y Alisha nunca hacía caso.

¿Eris? ¿Quién mierda era Eris?

¿Que Sonnen la había llevado a casa?

Una risa de lo más incrédula me aflojó el pecho al oír la mayor estupidez que podría haber oído nunca. Me reí, aunque ella estuviera siendo totalmente franca al respecto, y me removí un poco para que alzara la cabeza. Una pequeña sonrisa danzaba en mis labios, mezcla de condescendencia y ternura, y acuné su rostro entre ambas manos.

—¿Que te odio? ¿Es que estás imbécil? —murmuré, sin ser brusco, y le estiré las mejillas como a una niña pequeña—. Vamos, Ali-chan, ¿dónde está esa señorita tan resuelta y llena de confianza que siempre se lleva al mundo por delante?

Le dejé el rostro en paz, relajando los brazos a ambos costados de mi cuerpo, y recosté la cabeza contra la pared. Mantuve mi atención sobre sus ojos celestes; eran similares al color del cielo durante la primavera, o la superficie del océano bañada por el sol, o un buen licor de piña.

Pensé en dejarlo ahí, pero prefería marcar muy bien mi punto y entonces suspiré antes de agregar:

—No te odio, linda, ni siquiera estoy enfadado. No podría odiarte. De hecho, no odio a nadie en todo este puto mundo.

Ni siquiera a mi viejo, así que fíjate tú.

Era bastante obvio, ¿verdad? La cagada de preguntar es que abrías irremediablemente el buzón para cuestiones de la misma índole, y era muy injusto no responder cuando la otra persona sí lo había hecho. Bajé los párpados un momento al sentir sus caricias en mi rostro y cuando la oí, abrí los ojos lentamente; pero no llegué hasta su mirada, me detuve a mitad de camino y me desvié hacia un punto inespecífico de la azotea.

Al final del día, seguía siendo un cabrón.

—Unos temas familiares —resolví, encogiéndome de hombros—. Nada serio.

Un auténtico cabrón.

Y un imbécil.