Azotea

—Ah, already taken~?

Mi voz captó la atención de Joey, quien se sonrió y le dio una calada profunda al cigarrillo en vez de voltear a verme. Estaba recostado en la reja y yo cerré la puerta tras mi espalda con movimientos silenciosos. Giré sobre mis talones, repasé el paisaje y junté las manos en mi espalda, avanzando sin prisa.

—¿La azotea o yo, linda? —respondió por fin, viéndome de soslayo.

La respuesta me ensanchó la sonrisa y me encogí apenas de hombros, haciendo un camino ligeramente azaroso en su dirección. Era como si me guiara por la brisa que soplaba.

—Supongo que ambas respuestas me servirían.

—Bored?

—A little.

Me detuve frente a él, nos sostuvimos la mirada algunos segundos y rompí el contacto al ocupar la reja a su lado, desinflándome los pulmones. Joey soltó una risilla y lo noté meneando la cabeza antes de volver a fumar. La suavidad de mi expresión había sido reemplazada por el hastío que sentía y estiré la mano en su dirección. Lo entendió al instante, alcanzándome el cigarro. Me lo llevé a los labios, inhalé y arrugué el gesto, regresándoselo con cierto apremio. Su diversión se acentuó.

—¿Demasiado vulgar para Su Alteza? —canturreó, burlón.

—Las porquerías que compras son cada vez peores —respondí, en tono neutro, y rebusqué en el bolsillo de la falda—. No sé ni de dónde las sacas.

—Un mago nunca revela sus secretos~

Me mofé en voz baja y colé la mano en su bolsillo sin vergüenza, extrayendo el encendedor. Barato, también. Encendí uno de los porros de Ko y sostuve el humo blanquecino algunos segundos. Su mano apareció frente a mí, le regresé lo que era suyo y nos quedamos en silencio un rato.

—Tú siempre te aburres, de todos modos —soltó de repente, haciéndome alzar a mirarlo—. Pero sueles ser bastante... ingeniosa para desaburrirte. What's wrong, sweetie? Artistic block?

—No sé si la gente aquí es más tonta o más inteligente —reconocí sin tapujos, suspirando apesadumbrada—. Nadie me sigue mucho el juego.

—Hmm, ¿habrás perdido el toque?

—No lo sé, ¿tú crees?

Volvimos a mirarnos, dibujé una sonrisa inocente en mi rostro y la suya le descubrió la dentadura. La brisa sopló desde nuestra espalda, él negó lentamente con la cabeza y repasé sus facciones en silencio, recuperando la sedosidad que acostumbraba. Esa que era pura nihilidad, pura diversión y puro vacío.

—Tú también andas fuera de juego —repliqué—. Mírate aquí, fumando solo.

—¿Yo? Para nada. Estoy esperando a alguien, de hecho.

Alcé las cejas, él se regodeó y la puerta de la azotea se abrió. No di crédito a lo que mis ojos veían cuando comprobé que se trataba de Pierce, pero rápidamente supuse que la cuestión no iba por donde yo creía. Bastó con verle la cara, tan seria y tan rígida. Escaneó la azotea a velocidad y se acercó a nuestra posición, echándome un vistazo antes de detenerse en Joey. Él le sonrió, sedoso, y se mantuvo en silencio. La pulseada duró algunos segundos, hasta que Sasha chasqueó la lengua y sacó un sobre de papel de su bolsillo. ¿Le daba reparo que yo estuviera ahí?

Qué linda.

—Una señorita de palabra, muy bien —canturreó Joey, husmeando el contenido del sobre por encima.

—Sí, no como otros.

Joey la miró y frunció el ceño, ofendido, Pierce sonrió con acidez y yo me seguí comiendo la escenita como si fuera un culebrón de las cuatro de la tarde.

—¿Dejarle la foto a Arata? Nice touch, asshole. ¿Fue idea tuya? ¿O de la Barbie?

—Ah, eso. —Se guardó el sobre en el bolsillo y reajustó la posición, sonriendo burlón—. No me digas que te molestó, ¿y yo creyendo que eran super amigos? Lógicamente le interesaría saber lo que pasó, ¿no? Sólo te ahorraba trabajo desagradable~ Pero vaya, ni siquiera me agradeces.

La sonrisa de Sasha desapareció y se acercó a Joey, bajando la voz. Yo me había olvidado hasta de fumar.

—Vuelve a arrastrarlo al desastre, a él o a cualquiera, y te juro por Dios, Joey: te vas a arrepentir. Si no es contigo será con Alisha, me da igual. Será donde más te duela y punto. ¿Crees que no tengo lo que hace falta? ¿Que soy demasiado buena? —Se inclinó sobre su rostro y bajó la voz a un susurro—. Try me. You'll find out.

Retrocedió y Joey se sonrió, dándole una profunda calada al cigarrillo. La porquería generó un humo oscuro y se palmeó el bolsillo del pantalón.

—My apologies, ya tengo lo que quería. Tendrás que buscar diversión en otra parte, linda. Aunque con las juntas que te inventaste estimo que no será difícil, ¿cierto?

Sasha parecía querer perforarlo con los ojos, pero al final soltó una risa nasal y reajustó el cuerpo para irse.

—Enjoy the money, jerk. Cómprate más de esa mierda que fumas, así te sigues matando.

Joey se rió y yo también, aunque por razones diferentes. Estuve por decirle que la coloradita tenía razón cuando, apenas la puerta se cerró, su rostro se oscureció. Su mandíbula se afiló, tensa, y lo vi pasar saliva. Mi sonrisa no flaqueó ni un ápice.

—Más que divertirte, parece que te lleva el Diablo, cielo. ¿Algo que contar~?

—¿A ti? Ni loco —soltó al instante, esbozando una pequeña sonrisa—. Eres un peligro con patas, Morgan.

Suspiré, decepcionada, y volví a echarle mi peso a la reja. Había sido una escena interesante pero, desde luego, no bastaba para erradicar mi aburrimiento. ¿Quizás Alisha soltara más la lengua? Me sonreí.

Eh~ Podía probar, ¿no?

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dont mind me, tenía muchas ganas de rolear a Morgan y ya de paso hice esta transacción (?

 

Morgan se hizo de rogar bastante más de lo que hubiese esperado, especialmente teniendo en cuenta que había sacado gran parte de mis encantos para convencerla, pero al final aceptó mi oferta y yo no pude evitar ensanchar la sonrisa con toda la satisfacción del mundo plasmada en la misma al escucharla. No me pasó para nada desapercibido el hecho de que nuestros rostros se habían quedado a míseros milímetros de separación, ni tampoco la manera en la que repasó mis facciones a pesar de que después se bajó de la mesa sin siquiera tocarme, pero ese sería un problema que trataría más tarde.

—So, blackberry —volví a retomar la palabra una vez estuvimos en el ya vacío pasillo de tercero—. What's the deal with you? Apenas se te nota en clase y de repente, bum, vienes a preguntarme cosas. You're like some kind of ghost... are you a ghost? No quiero más yokais en mi vida, eh.

Mientras le soltaba la tontería de turno, dirigí nuestra caminata hacia la azotea, y una vez estuvimos ahí arriba, me planté debajo del primer rayo de sol disponible y me estiré en la totalidad de mi cuerpo. Solté un suspiro liviano cuando recuperé la postura, girándome sobre mis talones para volver a mirar a Morgan con una sonrisa divertida.

>>Such a nice day~ —canturreé, sacando un cigarro de mi falda para llevármelo a los labios—. Tú no salgas al sol, ¿eh? A ver si te vas a desintegrar or something.

 

Salimos al pasillo y lo atravesamos con un ritmo considerablemente lento, aunque eso seguro fue más mi culpa que suya. Me empezó a preguntar si era un fantasma y no sé qué más, cuestiones que filtré bastante en automático y, si acaso, respondí encogiéndome de hombros, mientras echaba un vistazo por las ventanas. Creía no ser la primera vez que me decían cosas del estilo. Mi reacción era ambigua, de todas formas, y quizás allí radicara la gracia del asunto.

Alisha abrió la puerta de la azotea y salió al sol inmediatamente. Yo me quedé bajo el umbral, inspeccionando el espacio exterior hasta que la chica se volvió hacia mí. Sonreí con ligereza y me acoplé a su ubicación, cerrando la puerta detrás de mí. Recorrí la azotea con extrema tranquilidad, hasta echarle mi peso a la reja. Miré desde allí a Alisha.

—Que yo sepa, los fantasmas no nos desintegramos con el sol. Somos inmunes a eso —respondí por la estupidez, aguardando a que viniera a mi lado.

¿Podría haber hecho algo más de esfuerzo para incentivar la charla? Pues... sí, pero confiaba en su verborragia intensa.

 

Seguí los movimientos de Morgan con la mirada, todavía con el cigarro entre los labios, y todo lo que hice ante su comentario fue sonreír, ligeramente divertida, mientras me encogía de hombros para quitarle importancia al asunto y rebuscaba en mis bolsillos por un encendedor. No tuve mucha suerte con eso, aunque ya me había acostumbrado a perder todo mechero que pasaba por mis manos, y no pude evitar chasquear la lengua al darme cuenta de ello, quitándome el cigarro mientras murmuraba un 'fuck'.

—¿Tienes fuego? —le pregunté a Morgan al colocarme a su lado, con una sonrisa inocentona al levantar la mano para enseñarle el tabaco—. In any case, no es fácil sacar conversación, ¿eh, ghostie? Supongo que tampoco tenemos muchas cosas en común de las que tirar, claro... ¡pero algo tiene que haber, digo yo! Bueno... —solté después de un par de segundos en silencio, dejando escapar una risa nasal al mismo tiempo—. You like gossip too, right? Aunque últimamente no hay mucha cosa interesante, it's quite boring~

 

Por el rabillo del ojo había seguido sus movimientos y el insulto mascullado me dio una idea clara de lo que ocurría. Giré el rostro hacia ella en cuanto me habló, deslicé la mirada al cigarro y hundí la mano en mi propio bolsillo con movimientos lentos.

—Me da asco el olor del tabaco —solté porque sí, mientras activaba la llama de mi encendedor y la acercaba a su cigarro—. ¿No prefieres hierba? Puedo conseguirte una muy buena a muy buen precio.

Ya de paso, si le conseguía un cliente nuevo a Ko iba a sentir que hice la buena acción del día. Regresé el mechero a mi falda y la dejé que siguiera hablando. Al decir que no teníamos mucho en común, parpadeé despacio y alcé una mano frente a mi rostro, levantando los dedos conforme enumeraba.

—Veamos... Somos extranjeras, hablamos inglés, vamos a la 3-1, nos liamos con Joey. —Me sonreí, divertida, y la miré de soslayo al agregar—: Nos gustan las chicas. Yo creo que tenemos varias cosas en común.

Inmediatamente después relajé el brazo y solté el aire por la nariz, regresando la vista al paisaje. ¿Que si me gustaba el...? Hostia, cierto. Yo la había buscado con un objetivo en mente, ¿verdad? Ya hasta se me había olvidado. La estupidez me hizo una gracia que no demostré y me encogí de hombros, haciendo memoria.

—Supongo que también me gusta el chisme, sí, aunque no sé mucho. Tú pareces más experta en ese terreno. —Sonreí—. Recuerdo cuando me contaste... Sí, era sobre Pierce y su novio. Debe haber sido el único chisme que recibí en esta escuela. Di con el tío y todo, pero luego desapareció. —Suspiré, indiferente, y lancé el pequeño anzuelo—. Supongo que da igual. Pierce is pretty boring, anyway.

 

El comentario tan repentino de Morgan me hizo alzar las cejas, en clara representación de la sorpresa que me había causado, y por supuesto no tardé en en transformar aquella reacción en una carcajada de diversión ligera mientras me encogía de hombros. Le di una calada al cigarro en cuanto me lo encendió, echando el humo hacia el lado contrario en el que estaba ella, y la miré con los párpados levemente entrecerrados al liberarme del humo en cuestión.

—Ya tengo un camello de confianza... pero si tienes alguna recomendación, me encantaría probar, claro. Confío en tu gusto~

Después seguí el movimiento de su mano con obvia curiosidad, volviendo a dejar escapar una risa divertida cuando me di cuenta que la había levantado para enumerar las cosas en las que sí coincidíamos, y que eran bastante más de las que yo había anticipado que serían. Lo más gracioso de todo el asunto fue que la mención a Joey me sorprendió tanto que casi me pierdo el dato de interés de después; lo pude captar a tiempo, afortunadamente, pero eso no quitó que mi atención se centrase por completo en lo que había dicho anteriormente.

>>Hold up, ¿cómo que las dos nos liamos con Joey? —solté, sin ninguna pretensión de ocultar mi sorpresa, y hasta me giré para poder mirarla de frente—. Espera, no me digas que tú eres esa Morgan. Ah, holy shit, I didn't picture you like this at all, sis. El mundo es un pañuelo, vaya —solté un suspiro super dramático al decir aquello, dejando caer la cabeza contra la verja, y me sonreí antes de volver a hablar—. Soy mejor que él en muchas cosas, si alguna vez quieres probar~ —añadí, guiñándole el ojo.

Luego volví a mi posición inicial, con la espalda sobre la verja, y la mención de Sasha me hizo soltar un resoplido de nada. Le di otra calada al cigarro, en aquella ocasión echando el humo hacia arriba, y no pude evitar chasquear la lengua con cierta molestia al terminar; no tenía ni idea de que había caído de lleno en la "trampa" de Morgan, pero honestamente, tampoco me hubiese importado demasiado de haberlo sabido.

>>No te fíes un pelo de Sashie, va de buenita pero es una mosquita muerta. A mí me robó el móvil, ¿sabes? Así que yo que tú tendría extra cuidado con ella al lado.

 

No me consideraba ninguna eminencia de los narcóticos, si fumaba hierba era porque Ko la cultivaba y me la facilitaba sin necesidad de mover un dedo. Aún así, qué sé yo, creía que era un buen producto. El cabrón sabía un huevo de eso y le dedicaba un montón de tiempo a sus cultivos, además de que lo veía de por sí llenándose los bolsillos gracias al negocio. Daban hasta ganas de imitarlo... si tan sólo no fuera tanto trabajo.

—There you go. —Había sacado un porro empezado de mi bolsillo y se lo extendí—. Quédatelo, a mí me da igual.

Su sorpresa ante la mención de Joey fue palpable y me hizo mirarla con las cejas alzadas, mostrando un nivel de curiosidad moderado hasta que me ayudó a comprender la situación. Vaya, ¿hasta ahora y no se había dado cuenta? Solté una risa nasal divertida y me encogí de hombros cuando dijo que no me imaginaba así en absoluto. Sabía que, en sí, mi aspecto físico no coincidía necesariamente con ninguna de mis manías. El uniforme prolijo, el cabello peinado y la aparente calma. Su última acotación fue lisa y llanamente un ligue, con guiñada de ojo y todo. Such a charmer.

—Tentador —fue mi única respuesta, murmurada con suavidad y bastante al aire.

Oí sus reacciones ante la mención de Pierce y pensé que estaban bastante en línea con las de Joey. Al parecer los dos tenían un problema con ella, ¿eh? Imaginaba que algún trapo sucio debía haber tras la entrega del dinero y aún así me sorprendió la nueva cuota de información. ¿Sasha le había robado el móvil?

—Las que parecen buenitas son las peores, ¿eh? —comenté, pensé que la tontería podía aplicar también a mí y me sonreí, divertida—. ¿Pero qué onda? ¿Te lo robó sin más?

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último día de receso y recién nos metemos en el chismecito nopuedeser

 

Morgan acabó ofreciéndome un porro a medio acabar como prueba de su recomendación y yo, por supuesto, no tuve ningún reparo en aceptar el regalo. Me lo guardé en el bolsillo, canturreando un 'thank you' en voz baja mientras tanto, y le aseguré que le daría mi opinión una vez lo probase antes de decidir cerrar aquel tema. Luego vino toda la revelación de su lío con Joey, con una reacción por mi parte que no me avergonzaba demasiado haber mostrado, y ese tema también acabó cerrándose con una simple contestación por su parte; a aquellas alturas, sin embargo, ya me había dado cuenta que podía darme por satisfecha con haber recibido aquella pseudo-confirmación por su parte.

Esperé que el tema de Sasha acabase fluyendo por el mismo camino, especialmente teniendo en cuenta que el receso debía estar cerca de acabar, pero la muchacha sí que siguió preguntando al respecto y yo... bueno, seguía sin sospechar demasiado de todo el asunto. Le di una nueva calada al cigarro al escuchar su comentario inicial, echándole un vistazo fugaz de reojo al mismo tiempo que una sonrisa burlona se me colaba en los labios, y después simplemente me encogí de hombros ante su pregunta, con cierto aire indiferente.

—Para venderlo, you know. No sé yo cuánto se puede sacar por un par de móviles robados, pero supongo que a ella le merecía la pena la estupidez. Lástima que lo descubrimos, porque obviamente le reclamamos el dinero de vuelta. An eye for an eye, as they say~

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nos hicimos de rogar unu pero luego solo hacía falta un poquito para que ali se fuese de la lengua como pendeja que es (?)

 

Con el calor de mierda que hacía lo que menos quería era tener que enrollarme con interacciones que venían sobrando, así apenas sonó la campana me levanté de la silla y salí del clase sin ninguna dirección en particular. Pasé al baño un momento, revisé mis pintas porque la verdad era que había dormido poco y luego de aceptar que mi destino del día era tener ojeras regresé al pasillo donde finalmente dirigí mis pasos a la azotea.

Apenas estaba abriendo la puerta cuando me llegó a la nariz el olor a tabaco, un tabaco barato para variar y mis ojos se pasearon por el espacio hasta que dieron con la silueta de Shimizu recostado contra la malla. Llevaba la camisa arremangada hasta donde la tela se lo permitía y los botones abiertos, de forma que la camiseta de abajo estaba totalmente a la vista.

¿A este hijo de puta no le interesaba disimular siquiera sus pintas?

—Capitán —dije desde mi posición, irónico a cagar.

El otro giró la cabeza despacio, sus ojos oscuros encontraron los míos y la sonrisa que le alcanzó el rostro fue un anuncio de que iba a comenzar a joder. No se apartó de la malla metálica, se llevó el cigarro a los labios y le dio una calada profunda para luego soltar el humo por la nariz.

—Tigrecito. ¿Y eso? ¿Te separaste dos minutos de tu adorado Rowan? —El imbécil suspiró con cierto aire dramático y todo antes de seguir hablando—. Debes sentirte tan solo, pobre cosita fea.

—Si no me hiciera una idea de la clase de estúpido que eres comenzaría a pensar que le quieres comer la polla a Ro, porque andas revolcándote a su alrededor como una perra —apañé al instante y me aposté a un lado de la puerta. Mi respuesta hizo que el rubito alzara las cejas, entre sorprendido y divertido—. ¿Qué quieres con Rowan, Shimizu?

—Nada que sea de tu interés. Tampoco pretendo tomar tu lugar a los pies de Ikari, si es lo que quieres saber, es más si tanto te preocupa puedo traerte un almohadón —contestó sin quitarse la sonrisa de la cara—, digo, no vaya a ser que te lastimes las rodillas. Ya que hablamos de chupar pijas.

—No hace falta.

—¿Por qué coño Ikari no me responde? Imagino que debes saber. ¿Siquiera vino a la escuela? —preguntó luego de unos segundos.

—Ve acostumbrándote, Honeyguide, te lo recomiendo. La salud de Ro... es fluctuante, su cuerpo no es tan resistente como le gustaría aunque lo es más que antes —respondí sin entrar en detalles e intercambié el peso de un pie al otro—. Dijo que llegaría a las clases de la tarde si podía. A ti te responderá cuando pueda y quiera, punto. Rorin no se desgasta por nadie, tiene sus límites claros.

—Joder, qué aburrido —contestó luego de darle la última calada al cigarro y lanzó la colilla por la reja, despegando la espalda de allí—. Ni el ministro es tan estricto con sus agendas.

No le respondí nada, el idiota consumió la distancia para llegar a la puerta y antes de abrirla para desaparecer escaleras abajo dijo algo más.

>>Espero que se sienta mejor. Me saludas a tu marido, Sakai.

¿Fue genuino? Sonó como si lo fuese, pero Shimizu era un cabrón y lo sabía todo Dios. No le contesté a eso tampoco, lo vi irse y me separé de la pared para dar unos pasos por la azotea antes de sacar un puro. No tenía planes mejores para esa tarde, supuse que freírme en este sol era una opción.

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tbh solo quería rolear a Tora y tenía la cosa pensada desde hace un rato so yes (? No one cares pero ahí queda el pendejo anyhow

 

Al final recosté la espalda en un tramo más alejado de la reja, todo el sol me bañaba el cuerpo pero no era un gran drama porque tampoco pretendía quedarme mucho más que para terminarme el puro de marihuana. De hecho lo encendí poco después, le di una pitada y retuve el humo unos segundos antes de liberarlo.

La voluta de humo blanquecino ascendió, se perdió y yo me saqué el teléfono del bolsillo al sentirlo vibrar. Era un mensaje de Rowan, decía que estaba a unos diez minutos de llegar al Sakura y que se sentía un poco mejor, le contesté con un emoji. Debería llegar antes de que terminara el receso, pero era poco probable que quisiera hacer algo que no fuese encerrarse en alguna de las salas o quedarse en la clase.

En cualquier caso regresé el aparato al bolsillo, le di una segunda pitada a la hierba y estaba soltando el humo cuando alguien apareció por la puerta de la azotea. Supuse que Shimizu habría estado tan sorprendido como lo estaba yo de ver a alguien dispuesto a freírse las neuronas bajo este sol, de todas formas no lo reflejé en mis gestos ni nada y observé a la chica, que noté era de mi clase, que optó por recostarse en la malla a cierta distancia mientras abría su refresco.

Su acento sonó ligeramente familiar pero no le di demasiada importancia, en su lugar asentí a su pregunta sobre mi nombre y apagué el porro. La miré en silencio cuando se presentó, pues porque sí sabía que era de mi clase pero no sabía cómo se llamaba (y me interesaba entre poco y nada).

—En la práctica la hierba es menos jodida que el tabaco, pero en sí el tema de meterte humo de cualquier sustancia en los pulmones es una mala idea, incluso si fuese, no sé, un porro de manzanilla. Respondiendo a tu pregunta, me lo han dicho, pero también puedo morirme de otras quinientas mierdas en un día así que me es indiferente —contesté rodando el porro entre los dedos y al encontrar sus ojos mis expresiones se mantuvieron bastante estáticas—. Pregunta, Bernard, ¿vas a darme la lección de vida ya o más tarde?

 

La burla que tiñó su sonrisa me vino en gracia un poco por rebote, así que me permití una de la misma naturaleza. A pesar de todo la frialdad que persistía de fondo, como la suya, no retrocedió ni un poco y de la misma manera tenía que ver con el entorno en el que estaba metido. Rowan era la parte inofensiva del asunto, pero de él hacia arriba y hacia abajo cada uno era peor que el anterior.

La comparación era una mierda, pero así como Shimizu poseía poca capacidad de asombro. Una niña criada por la mafia extranjera, aunque yo lo desconociera, no se trataba de la mayor de mis preocupaciones.

Si es que tenía alguna para empezar.

—De hecho sí —afirmé a su sentencia de que seguro para el mundo estaba mejor muerto, así sin más—, pero la naturaleza del mundo ha establecido que los peores individuos tienden a sobrevivir por otros factores, si sacamos de las variables el consumo de drogas y otras... conductas de riesgo. Un porro ocasional no acelerará lo suficiente el proceso para hacerle un favor a la sociedad, por desgracia.

Podría haber seguido fumando, pero tampoco estaba tan imbécil para terminarme un pitillo en un receso. Tenía apariencias que mantener después de todo, así que guardé el porro apagado en el bolsillo y alcé la vista un momento para observar el cielo, al hacerlo el cascabel del pendiente tintineó suavemente.

Al regresar la mirada a Bernard parpadeé con cierta pereza, aunque la sonrisa burlona no tardó en volver a mis labios. Mi pequeña investigación ya me había dicho que esta escuela tenía más individuos jodidos que sanos en ella, pero me parecía una verdadera estupidez que de toda la gente posible me hubiese caído encima la chica con ganas de dar charlas de moral basadas en sarcasmo.

—Aunque digamos que fue una buena forma de romper el hielo —reconocí aunque seguro le daba igual y solté una risa por la nariz—. No todos los días en medio de una academia de ricachones se encuentra uno a alguien que pasa de decirte que fumar mata sin escalas a "Si te mueres le haces un favor al mundo".

 

La respuesta de la mocosa me sacó una risa ligera, cosa de nada, y seguí mirándola incluso cuando ella no parecía interesada en sostener el contacto visual en lo más mínimo. Era fría, desentendida y arrogante hasta cierto punto, al menos eso estaba demostrando, lo que me daba el espacio para quitarme la máscara que mantenía en clases o la que había mantenido durante el tour por la escuela con Ethans, puede que incluso la que mantenía cuando estaba junto a Rowan.

Había admitido sin más que quizás tuviese razón porque ella misma era la prueba, me faltaba un huevo y medio de contexto pero seguía sin intimidarme una cría de metro sesenta y, ¿no parecía más joven que el resto de mis compañeras? De repente me dio esa sensación. El asunto era que no me provocaba más que algo de risa, aunque de haber sabido que andaba aquí burlándome internamente de una mocosa asociada a la mafia extranjera me lo pensaba mejor.

No era la única de por sí, ¿acaso no estaba el hijo del viejo Dunn en la clase de al lado?

Total que la niña siguió con su compilado de respuestas sacadas de la manga que no tenían ninguna intención de ser diferentes en tono a la pregunta que lo había iniciado todo y a mí la sonrisa ya se me quedó pegada en la cara un poco por defecto. Que prefería hablar de forma directa o con sarcasmo, eso no sonaba como algo demasiado motivado por un sentido de autopreservación.

—Ah, vaya. Me ofendería pero la verdad es que no puede importarme menos —atajé a lo de tomarme como distracción y me recosté contra la malla metálica con algo más de fuerza, aflojando el peso del cuerpo. Al escuchar la pregunta solté una risa que amenazó con volverse una carcajada—. Disculpa, ¿pero a ti qué coño te importa?

Eso había sido un poco más grosero de lo que anticipé, pero era lo que tenía haberme bajado la máscara.

Mis ojos se detuvieron en los suyos, hasta ahora me detuve a observar que eran verdes, pero de cualquier forma la verdad es que no la miré con alguna intención en particular. En líneas generales no reflejaba nada al mirar a las personas de por sí, imagina intentarlo con la señorita Hablo-directo-o-con sarcasmo, era un desperdicio de recursos mentales.

—En tanto esté dentro de estas paredes vine a estudiar, punto, como una buena parte del resto del porcentaje de alumnos —añadí luego de la risa, que se apagó de forma bastante mecánica—. O en su defecto a hacer cosas de adolescentes promedio que no engloban estudiar de forma obligatoria. Si me dedico a algo que para ti no calce en esas opciones, bueno, tampoco veo por qué tendría que decírtelo. Sería estúpido que lo hiciera incluso, porque aunque pareces una muchachita tocahuevos cualquiera nada me asegura que la información no se filtraría por ahí. Algo de sentido de la autopreservación me queda.

Contenido oculto

jean: a qué te dedicas?
tora: conoces a keti, bernard?
jean: keti?
tora: ketimporta

 

Contenido oculto: Bmth more like bring me the mess

Su primera respuesta me dio lo mismo, estaba en la misma línea de sarcasmo y tocahuevismo estándar así que me tragué desde el aplauso hasta que me dijera que era un doble cara. De hecho ese era el punto esencial de la cosa, es decir, a mis ojos no se emparentaba a la hipocresía, era una forma de adaptarme a un mundo que no estaba adaptado a mí. Era la manera de conseguir cosas de mis padres adoptivos, de ser aceptado en casa de Rowan y no levantar alarmas a pesar de mis pintas. Era una cosa tan sencilla como no querer terminar en la correccional con diecisiete años o tener que alegar a la demencia como last resort.

Era supervivencia en su definición más literal.

—Es todo un don, si te soy sincero —respondí a lo de que se me daba bien y me callé después.

Un segundo antes de que la mocosa eligiera la opción incorrecta en una lista de respuestas que desconocía.

La risa que me vibró en la garganta fue oscura, grave, completamente distinta a las otras de mera burla que me había permitido. La maldita mocosa estaba metida en mi espacio, había subido a la azotea para soltarme que le hacía un favor a la sociedad si caía muerto mañana y ahora, con sus santos ovarios, me decía que cuidara mi lenguaje porque alguien podría querer arrancarme los ojos en consecuencia. Era demasiado susceptible para pensar que había algo de impropio en un monólogo que había usado menos de cinco palabras cuestionables en varias oraciones.

Pude haberme largado y ya, de hecho hubiese sido más aceptable socialmente hablando, pero decidí darle el gusto de inflarme los cojones y por consecuencia darme a mí mismo el de dejar el teatro. La estúpida se había acercado, ¿no? Era su problema.

El movimiento fue rápido a cagar, mi mano se lanzó como un arpón en su dirección y encajé los dedos en ambos costados de su mandíbula con fuerza. ¿Se soltaría? Que le costara algo de esfuerzo entonces, porque a mí una cría de este tamaño no iba a colarme amenazas en forma de "soy siempre directa" sin consecuencias.

Y luego el loco era yo, con esta idiota suelta.

—Solo el que se cree protegido es tan jodidamente imprudente como lo estás siendo tú, Bernie —advertí en un murmuro, acortando su apellido a la primera tontería con sonido extranjero que sonó lógica. Se había cantado sola, ninguna zorra promedio hacía esas preguntas ni pseudo-amenazaba a alguien con estas pintas, tenía contacto con este nivel del Infierno o debía rozarlo al menos—. Podríamos llevarnos bien, niña, pero decidiste tocarme las pelotas sin invitarme a un café antes siquiera. Cuidaré mi lenguaje exactamente cuando tú seas capaz de filtrar tu supuesta sinceridad, es decir: nunca.

Aquí no hacemos cosas raras, le había dicho al pelirrojo hace días.

Pero este no era el escondite de Ro.​

Ni siquiera era Bunkyō.

Contenido oculto

Recordatorio de rutina para señalar que las cosas que dicen mis personajes no son dichas por mí ni nada (?

Y bueno al final largué una de las ideas que no requerían de la última pregunta que te hice jsjs

 

Aquí teníamos dos problemas esenciales, ella no cedía y yo no iba a hacerlo tampoco porque por mucho que me moviera por la vida ajustándome a estándares de comportamiento que me permitieran no desencajar lo suficiente para que fuese demasiado sancionable, lo cierto era que nunca le negaba una paliza a quiénes se la buscaban. Me encargaba de asustar a cuánto imbécil le faltara el respeto a nuestro barrio, después de todo.

La mocosa alzó la barbilla, orgullosa hasta el punto de la estupidez, y la tensión en su cuerpo estuvo a un pelo de hacerme reír. Ah, qué bonita, ¿y esa mirada que pretendía mandarme directo al horno de cremación? Qué aburrido. La cabrona pescó mi camisa, me atrajo hacia ella y yo aumenté la fuerza de mi agarre en vez de dejarla en paz.

No era un concurso de desgracias de por sí. Era posible que mis padres biológicos la hubiesen palmado por sobredosis y mi hermano mayor no saldría del centro en el que lo habían metido antes de arrebatarme de su cuidado porque el cabronazo se la pasaba drogado tres cuartos del día, siete días a la semana. Estaba marcado, lo estaba ella y por consecuencia, incluso en el desconocimiento de dichas situaciones, no daríamos el brazo a torcer.

—Vas a tener que esforzarte más, muñeca —atajé sin tener intención alguna de soltarla—. ¿No te asusto? Pues bien, porque tú tampoco me asustas a mí así que estamos atorados aquí. Tu discurso de "Ya vi el diablo a la cara" me importa tres mierdas.

—Oh dear, oh dear. —Una tercera voz se alzó en medio del caos que había entre Bernard y yo, la reconocí al vuelo y me agarrotó el cuerpo en cosa de un segundo—. ¿Interrumpo algo acaso? ¿Una conquista romántica quizás~?

Era Rowan, su voz se escuchaba significativamente más débil, de hecho algo de su respiración se coló en sus palabras y supuse que era culpa de haber tenido que subir las escaleras hasta allí. Al desgraciado le dolía cada articulación del cuerpo y no había dormido demasiado seguramente, pero llegó como me había dicho hace un rato. Lo que no anticipé fue que subiera hasta aquí, ni siquiera le había dicho dónde estaba.

El cuerpo se me había quedado congelado sujetando a la mocosa, mi fuerza no había mermado pero no hice ningún movimiento más y mi atención se dividió entre ella y la voz de Ikari. El cabrón cerró de un portazo bastante contundente a pesar de su estado de agotamiento y sus pisadas no tardaron en delatar que estaba acercándose a nosotros. Se quedó a un par de metros, lo escuché abrir una botella y al mirarlo de refilón me pareció que era una de suero farmacéutico.

—Suéltala, Byakko —ordenó con firmeza desde su posición.

Había usado el nombre que no hace mucho habían comenzado a usar en la puta calle, el infeliz, pero acaté a lo que dijo y solté a la cabrona de Bernard. Aproveché el punto de contacto para forzarla a apartarse de mí, que me soltara la camisa, y retrocedí un paso agitando la mano para aflojar la tensión de los dedos.

No sabía si la aparición de este idiota era buena o mala para ambos, pero sin duda había cortado el flujo de violencia de cuajo al menos desde mi dirección. Igual y debíamos darle las gracias, yo qué sabía.