Azotea

Oreki Tojo

El receso había iniciado tras una larga hora de clases, Oreki finalmente podía disfrutar de lo que más amaba en el día, degustar el almuerzo preparado con especial esmero por parte de su abuela, una veterana reconocida en el rubro culinario.

Cruzo de los pasillos, desde su aula de clases hasta la azotea de la academia el mejor lugar para tomar el almuerzo, para Oreki podía contar como un lugar sagrado.

—¡Oh si no puedo esperar a probar esta maravilla!

El chico observó de un lado a otro por si ¿Le interrumpirán? Que va...todo buen amigo era bienvenido a almorzar a su lado sin importar que. Lenta y delicadamente destapó su caja bento y olfateado con gran pasión el arroz bañado con salsa de curry acompañado con carne de cerdo...una verdadera oda al sentido del gusto.

—Que aprovech...


Pero antes de degustar su platillo pudo notar que no estaba solo, extasiado por el aroma del curry ignoro por completo la presencia de una chica, parecía cursar el primer año, la chica había preferido comer en solitario; Oreki sintió cierta curiosidad por aquella estudiante...aunque tampoco podía ignorar el aroma del almuerzo que la chica estaba por disfrutar... presintió que era una chica con buenos gustos, debía conocerla a toda costa.

—¡Hey! Buenos días ¿Te importa si te acompaño?—saludo con una sonrisa a la azabache de ojos ámbar— Mi nombre es Tojo Oreki, soy de la clase de segundo año.

Se presentó de forma simple pero amistosa, esperaba no haber sido inoportuno con alguien que solo deseaba un momento a solas, pero un simple saludo no haría daño ¿Cierto?

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Mori ok decidí que mi niño encontrará a Mao aquí listo para disfrutar de él almuerzo (?

 

Contenido oculto: Pink Maggit, Deftones

¿Qué decir? Con todo y altibajos... mi experiencia con Shiro-san en el festival fue de lo más... hermosa, cuanto menos. Estar ahí con Hiro-chan disfrutando de juegos, de la música, de los fuegos y de la tranquilidad rauda y energizante que tenían ese tipo de aglomeraciones... era cuanto menos revitalizador. Llegué a casa agotada y con un mensaje de texto busqué cerciorarme de que White-san llegó bien a su hogar. Era... sorprendente. Esa chica lograba trasmitirme un montón de sentimientos bastante agradables y pensar que no había nada que temer o preocuparme de por medio... era abrumador, claro, pero por una mejor razón. Recuerdo estrecharme contra la almohada de mi cama y hundirme en ella, al borde de las lágrimas, pero tan solo dejando salir un suspiro demasiado cargado de... frustración, claro.

Vivía frustrada, era la verdad y no quería admitirlo. Pero, bueno, cuando la realidad te golpea en la cara es negarse o recibirlo todo como corresponde. En fin, que fue liberador, pero por eso mismo dormí como tronco y ni sé cómo logré despertarme antes de que me lo marcara el reloj.

Y, tras una semana tan ardua como cualquiera, llegó el descanso y otra vez la rutina. Me desperté más bien fresca, con el cansancio en cada expresión de mi rostro, pero para mi sorpresa nos esperaba un banquete de bentos... Miré anonadada la situación, sin palabras... ¿quién...?

—Oh, cariño, ¿ya despertaste?— Ah, claro, mamá... Olvidaba que mis padres eran unos expertos en su campo y mamá podría ser la ama de casa ideal, pero tenía que hacer malabares con papá para poder mantener la tienda, pero no descuidarnos en el proceso, siendo papá un hombre bastante ocupado por enseñar en una universidad con cierto reconocimiento ganado con esfuerzo y esmero...

Y, aún así, tenían sus adversidades. Asentí con suavidad, tranquila y más bien seria, no podía ser risueña recién despertando. Eso sí, no demoré en sonreírle con suavidad y recibí de vuelta su expresión radiante. La vida... le había hecho tener un par de ojeras y arrugas antes de tiempo... ¡Pero nada que un buen par de cremas no pudieran solucionar! Diría que aún más destrozada me veía yo.

—¿Para quién estás cocinando? —cuestioné entonces tras percatarme que seguía, por algún motivo, enfrascada en la cocina. La seriedad que frunció mi ceño no era agresiva, pero si intensa.

—¿Oh? ¿Esto? —miró de reojo por sobre el hombro, sonrió con la ternura y liviandad que varias veces le bañaban los gestos—, para... para mis compañeras de trabajo —terminó por responder centrada en su labor.

—Uhm...— Fue lo único que dije, desfrunciendo el ceño tras entender y así asentir con lentitud, iluminándome de a poco... Miré la comida y no demoré en guardar mi bento—. ¡De acuerdo, Ma, voy saliendo! —comenté fuerte, pero con un tono desenfadado, para que no tuviera que hacer esfuerzos en escucharme.

Troté hacia la estación, me detuve y caminé con prisa poco después, cernida en mis pensamientos... Y sonreí, porque era algo hermoso de su parte y, sinceramente, esos detalles me alegraban un montón, más de lo que me gustaría admitir.

Con esas energías renovadas puede afrontar la escuela de buena manera. Quería dialogar y conversar, claro, siempre me era agradable el intercambio de experiencias y valores, por eso me encantaba convivir con Gardner-san, era cuanto menos curiosa y, no estoy segura, me trasmitía una pureza que me generaba compasión. Quería defenderla, claro, pero era una patada en el estómago que por un capricho desconsiderado hubiera traicionado la confianza que, desconocía, tenía en mi.

Confiaba... era media ingenua, pero también me demostró una valiosa tozudez que me hubiera gustado tener...

En fin, que no podría almorzar con ella hoy, por ende y a pesar de que no se me dificultaba en realidad colarme entre un grupo y amoldarme a él, prefería comer e ir por mi cuenta la mayor parte del tiempo. Claro, Shiro-san podía ser gran opción, pero parecía ocupada y no deseaba incordiarla. Aparte, si en verdad querían mi presencia, me buscarían, ¿no? Prefería descansar de cualquier interacción social ahora que podía, pasé por demasiados malos tragos en pocas semanas y si no me ponía un freno yo, nadie más seria capaz de limitarme...

Me aterraba, en parte, creer eso. Pero bueno, como fuera, la cosa es que mis pasos me guiaron a la azotea y la soledad vibrante del lugar me. hizo entrecerrar los ojos, hacia sol. Miré en silencio y con seriedad mis alrededores... Si... ese lugar sería bueno. Me acomodé y poco importaba el refrescante frío de la sombra, aparte, poco me duró la formalidad y reemplacé el blazer por un cárdigan que me quedaba más grande de lo que debería, pero a mí me acomoda ese tipo de prendas holgadas.

Tras comprobar que no estuviera el suelo sucio me senté con comodidad, pero no por ello menos elegancia, procurando no dejar a la vista nada comprometedor. Posé el bento entre el vacío que formaban mis piernas, sobre la tela de la falda, para luego juntar mis manos y soltar un suave y algo monótono "Itadakimasu"

Contenido oculto: Coffe-Jack Stauber

Probé bocado y al poco rato alguien hizo acto de aparición. Le brindé una mirada seria y, claro, recelosa. Era... un poco inevitable, cuando quería soledad y veía mis planes fallidos la agresividad era mi primera opción. De cualquier forma no hice sonido alguno, lo seguí con la mirada y cuando noté que solo parecía venir a almorzar, pues bueno, seguí con lo propio. Era rubio, ¿natural o teñido? ¿Extranjero? No tenía pinta de ser el caso. Pobre bocado ignorando al chico, pero justo cuando tragué comprendí que tranquilidad no sería lo que tendría precisamente ahora.

Me aferré sin demasiada fuerza al bento, lo miré con un rechazo silencioso, pero a la vez serio y recatado, pues no era más que entornar los ojos y echar un poco la cabeza hacia atrás. Pies, torso, rostro... Se me aflojó la cara, mi expresión debía ser todo un poema.

—Uhmm... —exhalé por la nariz para luego mirarle de reojo, sonriendo algo ladina—, ya estás acá, la pregunta sobra un poco, ¿no crees?— Y permití relajarme. Con un movimiento fluido y, por ende, veloz: Le hice un espacio, dejándole disponible el lugar que yo acabé de ocupar. Para que tuviera sombra, estar bajo el sol era agradable, pero vamos, no podías ir quemando tu piel por ahí como si nada~ Me llevé un trozo de ternera a la boca, la saboree y era claro que todo se tornó diferente. Lo dicho, era agradable conversar con los otros, siempre me gustó escuchar a mis padres, sus historias, y estar con mis hermanitos. Era la principal influyente en ellos, me creo factor relevante en que aprendieran a hablar y comunicarse—. Un gusto, Kobayashi Masuyo— Me presenté entonces, volteando a sus dirección a ojos cerrados para hacerle una suave reverencia con la cabeza. Al alzar al rostro le sonreí amplio, qué decir, me divertía, complejo el explicar por qué. La cosa es que a ojos entornados y con una voz algo cargada de jocosidad grave y acaramelada, pregunté— ¿Qué te trae por acá?

Para luego erguirme correctamente e ir soltando su mirada rojiza de a poco... Ey... juraría que su color de ojos era más peculiar que el propio~

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Omg Kuno Vizard , por fin, lo logré, gracias por tanto y perdón por tan poco.

Y en verdad, gracias por atreverte a interactuar con esta tipa, que cada día me confirma más su locura XD XP

 

Las clases de habían pasado rápidamente, quizá porque ya entendiendo mejor y eso algunas materias no se me tornaban tan pesadas. Entre tanto eche la cabeza hacia atrás, sintiendo la reja en la parte posterior de mi cráneo con la mirada al cielo momentáneamente.

—Está haciendo un buen clima, Zold.

Giré el rostro al enderezar la postura para encontrarme con las gafas negras de Craig.

—Vaya Suiren, tanto tiempo —sonreí en lo que hablaba—. Te llegué a ver varias veces en los pasillos pero siempre andabas acompañado ahora que lo pienso.

Noté el cómo enterró las manos en los bolsillos en lo que le restaba importancia a mis palabras.

—Lo normal —llegó hasta mi posición y se recostó de igual forma contra la reja, sonriendo apenas en lo que cubría su frente con la palma de su mano, elevando la mirada hacia el cielo.

Por lo poco que sabía, no debería ni hacer eso por sus ojos.

—¿Y tú hermano? —elevé las cejas ligeramente, mostrando los dientes en lo que respondía, regresando nuevamente ma parte posterior de mi cabeza contra el metal de la reja.

—Debe estar con Génesis.

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Si un demonio les cae, genial (?)

 

No sabía que era mejor, si aquellos días de lluvia que los hacían sentir frescos pero no podías salir demasiado o aquellos días despejados donde pudieras salir a hacer tus actividades siempre y cuando el nivel de calor te lo permitiera y lamentablemente, los días que estaban viviendo no estaban por ese camino.

A la hora del receso se dirigió a la azotea con la esperanza de buscar alguna clase de brisa que la hiciera sentir un poco más fresca y para su suerte pareció tener algo de suerte aunque al parecer, no hubiera sido la primera en pensarlo luego de ver a aquel chico albino recostado por el área de la sombra que había allí.

—Buenas~ —Lo saludó una vez que caminó hasta estar al lado suyo y pudiera verla, estaba segura que con esos audífonos si no lo hacía, probablemente no la iba a escuchar —. ¿Te importa si almuerzo aquí contigo?

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Insane

 

El sol se acentuaba con mayor fuerza, lo sentía quemar cada tramo de mi piel en lo que estaba sentado en el pupitre, por el reflejo de la ventana que daba paso a la luz, bañándome la mitad del cuerpo. No podía negar un poco el que me fastidió en ese momento la posición de mi asiento, pero era innegable el que no moví un dedo para solicitar un cambio o algo.

En cuanto sonó el timbre pensé en bajar a la piscina pero a la final terminé bajo parte del techo de la azotea, la zona donde había algo de sombra, sintiendo el aire caliente deslizarse por mis mejillas en lo que escuchaba música.

Había olvidado los lentes, y la atención encima en cuanto llegué a los casilleros no era de mi especial agrado, por lo que un sitio de por sí desolado al menos en lo que quedaba de día no lo percibía nada mal. Recosté la espalda contra el muro en lo que noté por el rabillo del ojo una silueta, paseando la vista para toparme con la chica de cabello corto, quitándome el auricular izquierdo en lo que me saludaba.

—Bienvenida —murmuré metiendo las manos en los bolsillos, en conjunto al móvil—, no pasa nada.

Noté entonces la bolsa entre sus manos, dónde me imaginaba y guardaba lo que comería, a lo que por puro ocio pregunté:

—¿Tu lo preparaste?

 

Asintió con suavidad antes de sentarse al lado suyo, como una especie de agradecimiento de si dejarla estar allí y no estarle importunando realmente en su tiempo a solas. En cuanto a la pregunta del bento solo pudo sonreír y antes de contestar cualquier cosa abrió la bolsa y quitó la tapa para que pudiera ver su contenido.

—En efecto~ me gusta más hacerlos yo misma, así se que todo lo que hay dentro me va a gustar—Había una ensalada, bolas de arroz y un par de rollos de huevo—. ¿Te gustaría algo?

 

Elevé las cejas ligeramente.

—Suenas bastante confiada —murmuré sin tono particular.

Dejé de seguirle con la mirada en cuanto se sentó, fijandome en las aves que se asemejaban a bolas de algodón. Justo la semana pasada había leído en una revista algo sobre los pájaros de verano de dicha ciudad, pero sinceramente no creía que lo vería tan pronto.

Aún así, no recordaba el nombre de dicha especie.

¿Te gustaría algo?​

La escuela parecía estar llena de personas generosas compartiendo sus almuerzos.

—No me negaría —regresé a sus ojos entonces—. Yo hoy también preparé algo, aunque no cocino muy a menudo —elevé la rodilla izquierda para recostar el codo en ella, bostezando apenas.

Lo había dejado en el salón de clases y todo al fin y al cabo.

Retorne las pupilas a las suyas.

>>Lo que gustes compartirme está bien, señorita.

 

Llevó la palma de su mano al pecho con los labios ligeramente entreabiertos fingiendo una clase de sorpresa ante lo dicho, ¿quién no iba a estar orgulloso de las cosas que pudiera prepararse? Era un gran esfuerzo que te daba una recompensa incluso si lo llegabas a hacer mal, comida era comida o tan siquiera así deseaba verlo.

—Disfruto de cocinar~ no sería bueno que no confiara en lo que vengo a comer aquí, ¿no crees?

Incluso sin tener su respuesta todavía, ya se había acomodado para estar un poco más frente a él, preparada para que asi fuera incluso más fácil tomar algo de su bento si así lo deseaba, ya lo tomaba incluso como una pequeña competencia discreta de ver si realmente podía estar confiada de sus habilidades de cocina.

—¿Y tu te sientes confiado cuando cocinas? —Preguntó con cierta curiosidad y para cuando finalmente aceptó, sonrió bastante feliz —, puedes tomar una de las bolas de arroz, son de atún, probablemente lo más elaborado que hice hoy, no vine preparada~

 

Apenas y se estiró mi sonrisa hacia la izquierda, analizando sus palabras para finalmente concluir:

—Buen punto —repasé una vez más su bento, regresando a sus orbes con simpleza—. Siempre es entretenido lo que se disfruta. ¿Cocinas desde niña?

Porque bueno, en parte mi madre era la que nos enviaba el almuerzo a mi hermana y a mi desde que residía por ahí, aunque habían excepciones dependiendo del turno laboral.

—No mucho —susurré en lo que la veía terminar de acomodarse—, mi fuerte no es la culinaria, aunque... Un postre en particular si me queda bien, bueno, eso dice mi hermana —agregué en lo que me ofrecía como aperitivo una de las bolas de arroz, aceptando sin mucha demora al estirar la derecha y sujetarlo luego de murmurar un leve permiso.

Llevé el alimento a mis labios, mordiendo un trozo para masticarlo con parsimonia, tragando. Eché apenas la cabeza hacia atrás para mirarla de perfil sin girar por completo el mentón.

Un poco con la intensión de ver qué cara pondría al no responder inmediatamente, para finalmente darle mi punto:

—Nada mal, señorita~

 

—No tan niña pero...¿tampoco tan adolescente como ahora?...—Se permitió soltar una risa de lo complicado que le resultaba aquel tema —, verás...aquí hay algunas escuelas donde hay materias donde te enseñan a cocinar cosas básicas y ese fue mi primer acercamiento, pero no fue hasta algo más reciente donde me aventuré a ir practicando por mi cuenta y hacer mi comida. —Sabía que bien podía tomar su teléfono y llamar a algún ex empleado de sus padres para que viniera a hacerle comida para la semana al igual que hacía con el amable hombre que venía a recogerla siempre, pero a decir verdad se entretenía demasiado.

Y había que tener un poquito de independencia, tan siquiera en algún área, ¿no?

—¿Se puede saber que clase de postre te gusta hacer? —Preguntó ahora algo más curiosa, si parecía ser de los de público difícil en cuanto a la cocina, sentía que iba a preparar alguna clase de postre complicado o aquellos de muchísimos pasos e ingredientes bastante extraños. De igual forma eso terminó pasando a segundo plano al momento de que vio que probaba esa bola de arroz.

Llevó su índice a su barbilla mientras hacia un pequeño puchero de expectante, ¿en serio la iba a hacer esperar una respuesta por una simple bola de arroz? Para su suerte, todo terminó en una sonrisa y pequeños aplausos de victoria.

—Público difícil... pero me alegra que te guste, aunque de nuevo... no es muy elaborado, atún y arroz es algo que probablemente no puedas fallar en preparar, pero es bastante rico.

 

Asentí con liviandad. Lo había notado en los panfletos de los clubes, el de cocina estaba entre ellos, cosa que en mi país no se veía dentro de las instituciones, sino fuera de ella, como sitios educativos particulares.

—Y te terminó gustando —comenté al ser obvio aquello—. ¿Tienes más pasatiempos?

Ahora sí mi sonrisa fue casi completa. Pestañeé con suavidad en lo que le respondía.

—Ptichie Molokó —pronuncié en mi idioma original—, mi madre recién me enseñó los ingredientes, estaba algo aburrido así que solo probé si lograba algo, y no me quedo nada mal.

Pese a notar el movimiento de su dedo índice continúe en sus ojos de pura manía, retirando el contacto visual en cuanto la escuché hablar, dando otro bocado a la bola de arroz.

>>¿Que vendría siendo elaborado para ti?

 

Asintió con suavidad antes de tomar uno de sus propios onigiris y darle la primera mordida —Ahora que vivo sola le he ganado mucho gusto, sí, ha sido una bonita experiencia. —Volvió a dar otro bocado con una sonrisa, disfrutaba bastante de su hora de la comida y obviamente comer lo que había preparado.

—Veamos...Me gusta salir a pasear, estar en redes... Descubrí que me gusta ir a los arcades también~—Y se le había dado muy muy bien además, sin duda alguna fue un descubrimiento bastante bueno—. ¿A ti que te gusta hacer?

No pudo ocultar el hecho de que no conocía en lo absoluto lo qué menciono, pero suponía que era bueno qué pudiera prepararlo. —Suena lindo..eso de las recetas familiares, debes prepararlo más para que practiques~

—¿Camarones quizás? Hmm.... tampoco es que puedas hacer mucho para un bento si quieres mantenerlos simples...

 

Un poco no me esperaba el que viviera sola, quizá porque se veía muy... Cuidada. Es decir, un adolescente viviendo solo y cuidando su alimentación no era muy común, al menos no en mi experiencia por la vida diaria, pero suponía que habían excepciones, y ella en definitiva lo era.

—¿Que tal es vivir sola? —terminé la bola de arroz con un último mordisco luego de preguntar.

Sonreí ligeramente al finalizar con lo de los arcades.

—Eres como una caja de sorpresas —murmuré, siendo aquel sitio de entretenimiento algo atípico para mí persona—. A ver... Me gusta el parkour; lo practico en un parque cerca de casa, me gusta pasar tiempo con mi hermana escuchando alguna película —pestañeé, mirándola—, y me gustan las conversaciones profundas.

Regresé hacia las aves que revoloteaban por el cielo, cubriendo mi vista con la mano izquierda al sentir el sol interceptar mi vista.

>>Nunca te había visto en los pasillos, ¿eres se tercero?

 

—Es interesante, no...hago todo sola en realidad, pero voy poco a poco —No iba a mentirle, no tenía necesidad alguna de hacerlo porque tampoco lo veía como algo malo, tener algo de ayuda extra mientras se terminaba de adaptar era algo que agradecía bastante, le hacía la vida un poco más fácil y no la estresaba tanto —, me entretiene poder dejar mi música todo el rato mientras me paseo por la casa o desvelarme viendo películas sin que me regañen, pequeñas cosas~

Probablemente de todas las opciones que pudo haber tenido en su cabeza, el parkour no estaba en ninguna de ellas, quizás porque lo estaba percibiendo como alguien bastante tranquilo, imaginarlo saltando cosas era algo fuera de lugar.

—La faceta tranquila y la deportiva también, curioso —Rio con suavidad e inicio con la ensalada que tenía en su bento antes de iniciar —. ¿Solo haces parkour en el parque o eres como esos chicos en youtube que saltan edificios causando pequeños infartos?

>> ¡Oh! No, soy de segundo, aunque algunas veces voy a visitar a algunas personas al tercer piso~

 

Podía no hacer todo sola pero era un avance el que cocinara para si misma, así que de igual forma continuaba viéndola igual. Lo último que dijo también llamó mi atención, probablemente porque era plan concurrente con mi hermana.

—Así que las pequeñas libertades te atraen~ —una ligera risa con sorna apenas y se me coló entre los labios—¿Qué géneros de película te gustan?

No era nada particular dar aquella apariencia pasiva, así que la observación no fue nada fuera de lo común.

—Desde que llegué a Japón únicamente en aquel parque, pero si he tenido ganas de regresar a los viejos edificios, ¿conoces alguno abandonado?

Se veía lo bastante dulce como para hacer amigos en cualquier grado, así que por pura cosa de seguir la conversación:

>>¿Amigos muy cercanos? Quizá tenemos el mismo círculo social y ni por enterados.