Reino de Fayar Ayra, el lucero de Fayar

Tema en 'Final Fantasy: Crimson Sky' iniciado por MrJake, 14 Julio 2021.

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    Amane

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    Y, de nuevo, Mark no paró de darle golpes al sapo aquel hasta que lo remató por completo. La verdad es que me tentó preguntarle qué le había pasado en su casa para que anduviese con tantos problemas de ira, pero estábamos tan cerca de salir de ahí que en realidad pensé que era mejor no arriesgarme a ponerlo en mi contra.

    Definitivamente su ira no me venía mal en tanto estuviese enfocada a los enemigos y no a mi persona.

    Claro que capté sus segundas intenciones al vuelo, si no había manera de engañarme a mí con esas falsas caballerosidades, pero él también se dio cuenta de mis intenciones y acabó desistiendo, comenzando a subir la escalinata primero.

    —Que sí hombre, ya deja de hacerte de rogar~ —solté, a modo de queja, antes de seguirlo por fin hacia arriba.

    ¿Hacer relleno? Mi jodida especialidad
     
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    MrJake

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    Roxy terminó de subir las escaleras poco después de Jazz, y se encontró a sí misma en un lugar extraño. Al mirar alrededor, vio paredes blancas, muy blancas... losas cuadrangulares en el suelo, bien pulidas. Y un montón de cajas.

    Aquello parecía el almacén de algún lugar muy bien cuidado, a decir verdad. Y estaba claro, por la forma del agujero del que salieron, que esa entrada no estuvo ahí siempre; alguien conectó las alcantarillas con ese sitio hacía poco. El motivo... a saber. Y, ¿dónde estaban? Tampoco tenía ni idea.

    —Bueno, princesa —dijo Mark, tendiendo una mano para ayudar a subir los últimos peldaños a Roxy—. Hemos llegado. Ahora te llevarás con la ropa oliendo a alcantarilla un par de días; te recomiendo cambiarte. Te puedes quedar desnuda si quieres, yo prometo no mirar~ —pronto esbozó una sonrisa—. Bromeo, bromeo. Tendré tiempo de verte desnuda en otro momento.

    >> A partir de aquí, ve detrás mía, ¿vale? La cosa puede estar tensa cuando te vean. Yo les convenceré de que eres de fiar y puedes ser una aliada poderosa: así tendremos lo que queremos los dos. Tú, contactos con la realeza. Nosotros, una aliada poderosa. Si nos das, te aseguro que nosotros te daremos, también~.

    Golpeó la puerta que había en la sala, con un número de golpes precisos y certeros, a un ritmo determinado. Cuando una voz preguntó: "¿quién va?", Mark dijo:

    —Mark Khaled. Larga vida a Fayar.

    Y entonces las puertas se abrieron. Dos soldados reales, vistiendo el turbante típico de los guardias del Rey de Fayar, con sus capas, sus cimitarras y todo, les recibieron, y, alarmados, sacaron sus armas para apuntar a Roxanne al instante.

    —¿¡Quién es ella!? Mark, ¿cuántas veces hay que decirte que no pudes traer... señoritas de compañía aquí?

    —No, no, no, os confundís —dijo él, algo tenso. Tragó saliva, y luego se explicó, con cierto... exceso de confianza—. A ver, sí que es una chica de compañía; pero no viene aquí para eso. La señorita, de nombre Roxanne, es una extraordinaria guerrera. Aquí donde la veis, ha derrotado ella sola a tres ninjas de Bismarck.

    ¿Ninjas de Bismarck...?

    —Puede usar magia, y se defiende ella sola. Diablos, ¡prácticamente ha hecho sola todo el trabajo en aquellas alcantarillas, y no hemos dejado un solo monstruo con vida ahí abajo!

    —¿Es eso... cierto? ¿Ha derrotado a hombres de Bismarck...? —el soldado bajó su cimitarra, dudoso—. Y, ¿qué quiere? ¿Por qué la traes?

    —... escucha, los ninjas la buscaban. La tenían bien vigilada. Los escuché comentarlo —explicó Mark—. La señorita se está ganando una buena reputación en estos lares, y eso a Bismarck no le gusta nada, claro. Pero... a ella tampoco le gustó que la asaltaran. Y se lo demostró a los tres, con creces. Mira, si es enemiga de Bismarck, es nuestra amiga; y más nos vale llevarnos bien con ella, antes que llevarnos mal. La causa necesita gente como Roxanne. Y todo lo que quería era tener acceso y contacto con la realeza; creo que podemos darle eso, ¿no?

    Aunque parecían ir convenciéndose poco a poco, los soldados aún tenían cierto deje de desconfianza. Mark apretó el puño, miró a Roxy y suspiró.

    —Me comprometo personalmente a vigilarla. Y si hace algo en nuestra contra... asumiré la responsabilidad. Ahora, ¿podríais dejarnos pasar? Me gustaría reunirme con Kalef, a ser posible.

    Kalef... ah, el nombre le sonaba, pero no caía. Pero... era alguien importante, eso seguro. Ah, mierda, ¿por qué no lo recordaba?

    —Está bien, Mark. Pasa. Kalef está en la sala de reuniones. Sabes el camino.

    Con una mano en la frente a modo de saludo, Mark le dio las gracias.

    —Perfecto, colega. Gracias.

    Y, echándose a un lado, los soldados se apartaron. Pudieron caminar así por un pasillo de paredes también blancas, con alfombras rojas por el suelo... todo muy, muy vacío. Solo esos dos soldados se veían ahí. Y el sitio parecía estar demasiado bien cuidado como para estar vacío. ¿Dónde estaban, después de todo? Ah. Roxy tenía tantas preguntas.

    —Bueno, lo hemos conseguido —comentó Mark cuando estuvieron solos—. Espero que no me jodas ahora y me hagas quedar mal, ¿eh? He apostado mi pellejo por ti.

    >> Imagino que estarás un poco confusa. Será mejor que te aclare las dudas antes de seguir, ¿sí? Venga, va. Dispara. Mark es todo sabiduría para ti, nena.


    >> ¿Quién es "Bismarck"?
    >> ¿Dónde estamos?
    >> ¿Quién es Kalef?
     
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    Amane

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    Ya había quedado claro que era del tipo de persona que no tenía filtro alguno, sarcástica si me daba la gana, y en definitiva nada sumisa. Por encima de todo eso, sin embargo, resultaba que no era ninguna estúpida y sabía perfectamente cuando tenía que cerrar la boca. Podía jugar con Mark porque era divertido y era completamente inofensivo, y aun así entendía que ahí, en una zona completamente desconocida para mí, lo mejor era hacerle caso.

    Ignoré sus comentarios, como venía siendo costumbre, y me quedé detrás de él mientras nos acercábamos a una especie de puerta. Aproveché el momento para revisar bien el lugar dónde estábamos, aunque no saqué gran cosa en claro, y apenas un par de segundos después me vi siendo apuntada por las armas de dos guardias típicos de la zona. En serio, últimamente la gente había olvidado como recibir a una señorita~

    La cuestión era que Mark había dicho que él se encargaría, así que me quedé quietecita a la espera de... pues de que se encargase. Jugueteé con un par de mechones de pelo entre los dedos, aparentemente desinteresada, mientras conversaban y, obviamente, en realidad yo pegaba la oreja. Estaban diciendo cosas de lo más interesantes, y no me refería solo a los halagos del muchachote hacia mí, pero también tenía que admitir que me estaban dejando con más dudas que respuestas.

    Al final acabaron dejándonos pasar, les dediqué una sonrisa encantadora a los guardias antes de adentrarnos en el pasillo y miré a Mark con una ceja alzada en cuanto se paró para ofrecerse a aclarar mis dudas. A decir verdad, tenía bastantes preguntas y odiaba no saber lo que estaba pasando, así que no tuve mucho problema en ignorarlo prácticamente todo y lanzarme de lleno a formularlas.

    —Lo primero es lo primero: ¿quién rayos es "Bismarck"? Sinceramente no esperaba que "vuestro enemigo" se fuese a meter en mi camino.
     
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    Mark suspiró.

    —No, muñeca, lo entendiste mal. Bismarck no es "quién", es "qué´". O "quiénes", si lo prefieres. Es una organización clandestina. Una organización de putos traidores de mierda.

    Mientras decía eso, apretaba con fuerza su puño. V-Vaya, sí que se encendía Mark al hablar de aquella organización.

    —Verás, supongo que primero debería decirte quiénes somos nosotros. Somo la Resistencia de Fayar. Estamos organizándonos poco a poco para reunir un ejército lo suficientemente grande y con los suficientes recursos como para plantar cara al Imperio de Elérea y recuperar nuestra independencia... recuperar Fayar para los fayenses. Por supuesto, el Imperio solo conoce rumores de nuestra existencia, pero nada confirmado.

    Apretó los dientes, furioso.

    —... la cosa es que no hemos sido los únicos que hemos decidido tener esta idea. La idea de luchar contra el Imperio. Está Bismarck, esa puta organización que también está reuniendo su maldito ejército. Ellos quieren lo mismo que nosotros: recuperar Fayar. O, más bien, quieren quedarse Fayar para ellos —extendió los brazos a ambos lados, con las palmas hacia arriba, imitando una balanza—. Como yo lo veo, ahora mismo, el Imperio tiene todo el poder sobre esta región porque conquistó nuestro Reino militarmente hace poco tiempo, y eso hace que quedemos indefensos ante él, postrados a él; la Resistencia pretende no arrebatarles a los eleanos Elérea, ni empezar una guerra: solo pretende recuperar lo que es nuestro, lo que siempre fue nuestro. Equilibrar la balanza. Y Bismarck, sin embargo... —giró su "balanza" por completo, haciendo que el peso cayese sobre el brazo contrario— pretende darle la vuelta a la situación. Pretende no ya recuperar Fayar, sino instaurar un nuevo gobierno aquí, reunir una potencia militar tremenda y declararle la puta guerra a Elérea. No es eso. ¡No se trata de eso!

    Zapateó en el suelo, dando un fuerte golpe con el pie y deteniéndose en el acto, y se contuvo para no golpear la pared. Vaya, Mark... parecía ser un entusiasta de la causa de la Resistencia. Un verdadero amante de su tierra.

    —Esos cabrones quieren usar esta situación a su favor para controlar el país ellos mismos. Y su existencia solo sirve para dividir a los fayenses. Ahora tenemos una maldita guerra fría entre nosotros. Por culpa de Bismarck.


    >> ¿Dónde estamos?
    >> ¿Quién es Kalef?
     
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    Huh, ¿así que sin comerlo ni beberlo había acabado metida en una guerra fría entre dos bandos que querían tomar el control de Fayar? Bah, tomarlo o recuperarlo, lo que fuese. La verdad es que el conflicto en sí no podía darme más igual, pero teniendo en cuenta que un bando me había mandado asesinos y el otro había prometido darme la información que quería, parecía bastante claro el lado de la balanza por el que me iba a decantar.

    Para mi propio beneficio, por supuesto, ¿pero acaso importaba?

    De todas formas, se suponía que los de Bismarck me habían enviado a los ninjas aquellos... ¿por qué? ¿Creerían que tenía algo que ver con la Resistencia de Fayar? Dudaba que tuviesen alguna idea del verdadero motivo por el que estaba ahí, o eso quería pensar al menos. Igual había que darle un punto a favor a Mark y su grupillo, que había decidido confiar en mí en lugar de atacarme. Es decir, mejor tenerme de amiga que de enemiga, eso seguro~

    —Está bien, fiera, odiamos mucho a los de Bismarck. Y el tal Kalef que vamos a ver, ¿quién es? Su nombre me quiere sonar, ¿sabes?
     
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    Como un perrito al que se le daba una galleta, Mark asintió feliz al ver que Roxy hablaba de odiar a los de Bismarck. Qué simple que podía llegar a ser...

    —Ah, sí. Kalef. Él es... el líder de la Resistencia. Un hombre un poco peculiar. En realidad es hasta más joven que yo. Pero... al fin y al cabo es el legítimo heredero del trono de Fayar. Te sonará su nombre porque quizá hayas oído cómo lo mencionaban en alguna ocasión por las calles. Los fayenses son muy cotillas a veces.

    >> Kalef es el hijo bastardo del Rey de Fayar —confesó—. El Rey nunca lo reconoció públicamente, y solo había rumores; seguramente por eso hayas oído el nombre. Pero lo cierto es que, en secreto, el Rey siempre lo cuidó y lo acogió como su propio hijo. Nunca lo dijo públicamente porque no quería que su esposa supiese del tema, ni que el pueblo de Fayar en sí fuese consciente de su existencia; pero lo quería más que a nada. En fin, la cuestión es que es el verdadero heredero, eso es lo importante. ¿Viste, Rox? Te voy a llevar a hablar con un miembro de la realeza, en cierto sentido, ¿no? Cumplo mi palabra~.

    Vaya, vaya... así que iban a hablar con un hijo bastardo del Rey, el que Mark catalogaba como "verdadero heredero". Bueno, aquello no era ser exactamente de la casa real, aunque estaba cerca, desde luego. Pero a Roxy le llamaron la atención un par de cosas de lo que Mark dijo: primero... que hablase de herederos del Rey. El Rey de Fayar seguía vivo, afincado en su Palacio, por lo que sabía. ¿Por qué motivo iban a necesitar un heredero teniéndolo a él?

    Y segundo... Roxanne sabía, como cualquier fayense, que el Rey ya tenía un hijo. Uno de sangre puramente real, que se casó con una shinryanesa tiempo atrás y abandonó el País, pero... príncipe, al fin y al cabo. Más allá de quién lo mereciese más, para Roxanne aquello sonaba más a un "heredero" formalmente hablando que un bastardo, ¿no?

    Bueno, fuese como fuese, había algo más que le escamaba. Y seguramente Mark podría darle respuesta...



    >> ¿Dónde estamos?
     
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    Ah, sí, el hijo bastardo del Rey. Fue mencionarlo Mark y caí en cuenta de que, efectivamente, había escuchado su nombre de boca de algún que otro fayense de la calle. La verdad es que la situación era un poco extraña, hablando de herederos cuando en buena teoría el rey estaba atrincherado en su castillo, y también... bueno, heredero legítimo o no, no dejaba de ser cierto que el otro hijo del Rey era el que tendría más lógica de ser el sucesor en el trono.

    Pero, al final del día, si el que estaba ahí dentro era de verdad Kalef, el hijo bastardo, ya era un avance y un hilo del que tirar hacia mi objetivo. Solo me interesaba entrar en palacio, me daba igual cómo, y de una manera u otra Mark había cumplido, así que tendría que ver de agradecerle luego por ello o algo. Es decir, seguramente conseguiría más de lo que tenía en ese momento, que venía siendo nada.

    —Un última cosa. Este sitio... ¿dónde estamos?

    Me iba haciendo a la idea de lo que iba a responder, pero mejor asegurarme al respecto viendo que estaba tan dócil contestando a todas mis dudas.
     
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    Mark sonrió con picardía, casi como si estuviese esperando con ganas que Roxy hiciese esa pregunta. Se detuvo frente a ella, hizo una estúpidamente cortés reverencia y dijo, con un acento florido y forzado:

    —... ah, me alegro de que me preguntes eso, señorita Roxanne. Se encuentra usted... en el mismísimo Palacio Real de Fayar —luego extendió los dedos de las manos desde sus sienes, como simulando una explosión—. ¿Qué? ¿Te quedas de piedra, o qué?

    >> Desde que tomaron Fayar, el Palacio Real ha estado sitiado por guardias eleanos, como toda la ciudad. Han dejado que el Rey siga residiendo en él y gestione la ciudad, solo porque se rindió ante Elérea cuando esta nos atacó, pero... desde hace un tiempo venimos usando las salas secretas del subsuelo del palacio. Esta que ves aquí, en concreto. ¡Nuestra base secreta de la Resistencia!

    Así que estaban en el subsuelo del palacio, ¿eh? Encima de ellos se encontraría un palacio plagado de guardias Eleanos, de los "invasores". Y allí que estaban ellos, en el mismo sitio, pero sin que lo supiesen. Desde luego, no era mala idea: esconderte de tus enemigos en el mismo sitio en el que ellos residían. Sin duda sería el último sitio en el que buscarían.

    Pero tenía sentido entonces que viniesen por las alcantarillas quienes venían de fuera. Si el lugar conectaba con las alcantarillas, se podría alcanzar desde distintas partes de Ayra sin que nadie los viese ni sospechase... era una buena idea.

    —En fin, hemos llegado. Pórtate bien, ¿eh, reina? —le dijo Mark, manos en la puerta blanca—. Y sobre todo... no hables muy rápido ni digas mucha información junta, ¿vale? Kalef es un verdadero prodigio, pero... va un poco a su ritmo.

    Las puertas finalmente se abrieron, mostrando una sala con una larga mesa de mármol, sillas a su alrededor y un gran mapa de Fayar colgando de la pared. Frente a dicho mapa, un chico escuálido, de tez oscura y revueltos cabellos negros, se encontraba mirando al mismo, en silencio, dándoles la espalda a los dos. Mark alzó la voz con suavidad.

    —Kalef, soy Ma-

    Y el chico alzó una mano hacia un lado, haciendo un gesto suave y lento, mientras chistaba.

    —Shhhh. Estoy... analizando posibilidades, Mark —vaya, le había identificado solo con escucharle hablar un par de veces.

    —Oh, perdón. No te distraeré. Tómate tu tiempo.

    Y quedó en silencio. Por unos largos segundos. Mark miró a Roxy y se encogió de hombros, con una sonrisa cómplice. Ah, empezaba bien la cosa, ¿eh? Kalef tenía toda la pinta de ser un rarito de cuidado. Solo cuando un par de minutos de puro silencio pasaron alzó el heredero una mano, y elevó su dedo índice.

    —... listo.

    Se giró con lentitud, volviendo la mirada hacia ellos, y Roxy pudo entonces verle la cara. No era más que un chaval, que tendría, quizá, dieciocho años con suerte. Unos grandes ojos avellanas, caídos y con aspecto permanentemente somnoliento, decoraban su rostro justo por encima de pecas que no hacían más que revelar la edad que tenía. Era en efecto muy delgado, enclenque, escuálido y pequeño en tamaño.

    Fayar Prince.png

    ¿Ese era el... "verdadero heredero de Fayar"? Pues vaya, no imponía mucho como líder de un grupo paramilitar, la verdad.

    —Vaya —dijo. Su voz era suave, apacible, y sus palabras lentas. Muy, muy lentas—. Una señorita. Preciosa, y... con buenas aptitudes para el combate. ¿Magia, quizá, incluso? —sus ojos habían bailado desde los pies de Roxanne hasta la cabeza, como si la hubieses escaneado de arriba abajo—. ¿Es acaso una nueva recluta para la Resistencia, Mark? ¿Qué le ofreciste a cambio?

    Mark tiró de su camisa, algo tenso, y le dijo al oído a Roxy:

    —¿Ves lo que te digo? Va a su ritmo, pero el tío es un crack, las caza al vuelo —luego se aclaró la voz, y habló en alto—. Kalef, esta es Roxanne, una señorita de compañía. Se enfrentó sola a ninjas de Bismarck, y logró por su propio pie derrotarlos. Parecen buscarla.

    —Bismarck —repitió, dirigiendo la mano lentamente hasta su mentón, reflexivo—. Ya veo... continúa.

    —... y la traje hasta aquí por eso. Roxanne está bastante puesta en el arte de combatir, y eso, más el hecho de que Bismarck parece ir en su contra, hacen que sea una candidata perfecta para unirse a nosotros, ¿no cree?

    —Ajá —asintió con calma Kalef—. Justo lo que yo dije.

    —J-Justo lo que dijiste, sí —Mark apartó la mirada, algo incómodo.

    —... ¿y? ¿Qué quiere a cambio?

    —Oh. Quería reunirse con la casa real. Ese es el objetivo que lleva persiguiendo desde hace tiempo, por lo visto. No me dio más detalles... pero supuse que podría hablarlo contigo directamente. Pero Kalef, puedo asegurar que es una aliada —se llevó la mano al pecho, decidido—. Lo prometo. La he conocido en este tiempo juntos, y Roxanne nunc-

    —Shh —dijo Kalef, cerrando los ojos y masajeando su entrecejo con pesadez—. Dices demasiadas cosas, no hace falta decir tanto. Roxanne, ¿no? —se dirigió directamente a ella, reflexivo. Esos ojos analíticos eran... hasta preocupantes, en cierto sentido. Parecían ser capaces de ver dentro de cualquier persona. Y a Roxanne no le agradaba la idea. Con suerte ella sería capaz de distraer también a cualquier persona, ¿no?—. Dime. ¿Qué buscas? ¿Qué quieres? Solo si sé eso, podré ver cómo negociar.

    >> Que sea escueto, por favor —mientras decía eso, Kalef se giraba de nuevo hacia la pared, mirando el mapa en silencio, esperando la respuesta.



    >> Decir que quieres hablar con su padre, el Rey.
    >> Decir que buscas "el ojo", y que debería saber a qué se refiere.
    >> Decir que buscas joyas de la familia real.
     
    Última edición: 25 Julio 2021
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    Nada más escuchar la respuesta de Mark le volví a echar un vistazo al pasillo en el que estábamos, con las cejas ligeramente alzadas por la impresión. Me había esperado que dijese que era la base de la Resistencia y tal, pero definitivamente no habría esperado que plantasen la misma en... el palacio mismo. Sin embargo, de alguna estúpida manera, tenía sentido, porque nadie se lo esperaría y estarían, de hecho, bastante seguros.

    Joder, y pensar que estaba a unos metros de mi objetivo.

    En fin, nos adentramos en lo que sería la sala de reuniones y nos encontramos con el tal Kalef. No necesité más de un minuto para entender a qué se refería Mark con eso de que iba a su ritmo, el chiquillo parecía vivir con sueño encima todo el rato y... sinceramente, no parecía tener el carisma suficiente para liderar una resistencia en contra de Elérea. De todas formas no estaba ahí para juzgar, no mucho al menos, y al menos tenía que darle la razón en que parecía un prodigio de verdad.

    Me analizó de manera muy acertada en apenas unos segundos y, en ese momento, también entendí a qué vino el discurso de Mark de antes, el de los ojos que dejan ver las intenciones de las personas. Puede que a él le resultase difícil de leerme, pero el caso parecía ser totalmente opuesto con el principito.

    Podía leerme, y eso podía ser un potencial problema.

    Aunque tenía que admitir que me caía bien por haber callado a Mark al fin, que al tipo le encantaba hablar, ¿eh? Sea como fuere, la cuestión era que eso significaba que me tocaba a mí tomar la palabra y, sinceramente, estaba en un dilema. ¿Tenía algún sentido mentirle o esconderle datos? Me daba la sensación de que ya sabía lo que quería y solo estaba poniéndome a prueba, ese niño era demasiado listo.

    Suspiré, pasándome los dedos por el flequillo un par de veces, y acabé cruzándome de brazos mientras lo miraba.

    —Estoy en busca del ojo... ¿supongo que sabes a qué me refiero?
     
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    MrJake

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    Mark no pudo evitar alzar las cejas, y, sorprendido, preguntó en voz baja, casi para sí mismo:

    —¿El "ojo"? ¿Qué diantres es eso?

    Pero Kalef reaccionó de manera diferente. Se llevó una mano al mentón, miró hacia el techo y, reflexionando, alzó el dedo índice de una de sus manos.

    —... así que se trata de eso. Bien. Mi padre debería saber dónde está, y podría convencerle para que te lo entregue. Al fin y al cabo, no es más que una joya más, una reliquia valiosa, pero no imprescindible para nosotros.

    Mark volvió a alzar las cejas, y estuvo a punto de decir algo. Sin embargo, la voz de Kalef se alzó por encima de la suya, y quedó callado, observando la situación y escuchando la conversación.

    —Así pues. Si nos ayudas, hablaré con él, y mediaré para que te lo entreguen. Con eso... deberías quedar satisfecha, ¿no es así? Todo lo que anhelas, por una simple ayuda a la Resistencia.

    Se giró de nuevo, esperando su respuesta. Mark la miraba, sorprendido por la facilidad con la que parecían haber cerrado un trato. Después de todo, Roxy no tenía motivos para negarse; era lo más cerca que estaría de lograr su objetivo en mucho tiempo. El chiquillo no le dio garantías de nada, todo parecía depender de convencer al famoso Rey, pero... no perdía nada por intentarlo, desde luego.

    —... bien. Si aceptas mi propuesta, entonces te daré las indicaciones para nuestro próximo movimiento. A ti y a Mark.

    —Oh, ¿yo también?

    —Habéis trabajado ya juntos —Kalef se encogió de hombros, sin siquiera girarse a mirarles—. No veo por qué no asignaros juntos en esta tarea.

    >> Como decía... la misión para vosotros dos será sencilla. Una persona como Roxanne vendrá bien para esto. Además, implica enfrentarse a Bismarck. Estoy seguro de que será favorable también para ti, Roxanne. Después de todo, supongo que buscarás respuestas y querrás saber por qué te atacaron.

    Se giró entonces, y la miró. Tras una pausa, mirándola fijamente, dijo:

    —... o quizá no tanto. Pero como es el encargo que te hará llegar al ojo, supongo que aun así te conviene.

    V-Vaya. Kalef era realmente perceptivo. Demasiado.

    —Patear a imbéciles de Bismarck y encima estando con Roxanne. Suena fantástico para mí —dijo Mark, apretando sus manos y haciendo crujir los nudillos—. Y bien, ¿qué hay que hacer?

    Kalef, así, apuntó con su dedo al mapa, señalando una ciudad inmediatamente al sur de Ayra, justo encima de la jungla.

    —... ahí —concluyó al fin, tras un tiempo de reflexión silenciosa—. En Laahr. Mi conclusión es que Bismarck se encuentra ahí actualmente, después de darle muchas vueltas. Largo tiempo.

    Meditó, jugueteando con un mechón de su flequillo.

    —Necesitamos neutralizarlos cuanto antes. Si están en Laahr solo puede ser porque planean algo en el puerto. Usar un barco, recibir mercancías, cualquier cosa. Sea lo que sea, hay que interceptarlos: es la oportunidad de oro para tumbarles. Y si los tumbamos, podremos quedarnos con sus recursos y sus hombres. La mayoría están solo con ellos por dinero. Tumbar al líder de una organización poco leal a la causa... implicaría facilidad para reclutarlos a todos nosotros mismos.

    Sí, desde luego, estaba bien pensado. Si de veras podían atacar a Bismarck por sorpresa y sacar tajada de lo que fuese que tramaban en Laahr, la balanza se inclinaría a favor de la resistencia en esa pugna silenciosa.

    —De acuerdo, pero... ¿por qué cree que es mejor que lo hagamos Roxy y yo? ¿No sería mejor que mandemos a un escuadrón entero? ¡Ahí, bien de potencia militar!

    Kalef suspiró.

    —... por estas cosas digo que Roxy sería la mejor para este trabajo —la miró de nuevo, de arriba abajo—. Tu aspecto y tu "aumento de reputación" en la zona... me indican que eres la persona perfecta para infiltrarse. Sigilo, Mark. Sigilo.

    —¿S-Sigilo? Eh, a mí esas cosas no se me dan bien —confesó Mark.

    —... no necesito que lo digas, no —comentó el príncipe, algo sarcástico—. Pero Roxanne apuesto a que sí. Además, usa magia; es una mujer que vale por diez hombres solo por esos dos factores: la seducción y la magia. Así que el plan es ese: ir allí, encontrar información sobre los de Bismarck, localizar su barco, su escondite o lo que sea. Infiltrarse y acabar con el líder, de paso tomando toda la información posible sobre qué planean y sobre la organización: donde se esconde el resto del grupo, quiénes son, todo. Sin caos, sin peleas. Si-gi-lo-sos. ¿Se entiende?

    —V-Vale, Kalef, lo pillo —Mark se frotaba la nuca—. Y... ¿qué coartada se supone que deberíamos tomar?

    —Está escrito en tu cara, Mark. Ella es la señorita de compañía que seducirá a los hombres de Bismarck. Tú eres su chulo. Así de fácil.

    —¿S-S-Su chulo? —sonrojado, miró a Kalef, luego a Roxy, luego a Kalef de nuevo.

    —... cuela perfectamente —sentenció Kalef—. Y sois dos personas desconocidas en Laahr. No habrá problemas.

    Mark suspiró, algo frustrado. Vaya, le costaba discutirle nada al jefe, ¿eh? O Mark era fácil de manejar, o el muchacho tenía dotes de líder, pese a no aparentarlo. O ambas cosas. Eso era muy probable, ciertamente.

    —Entiendo que el único problema posible es que Bismarck tenga identificada a Roxanne —reflexionó—. Pero creo que no me equivoco si digo que no sería un problema para ella cambiar su aspecto ligeramente para la misión.

    Desde luego, no lo era en absoluto. Un cambio de look temporal sonaba bien, y sonaba a algo fácil... sin duda, Kalef fue rápido y ávido en asignar una misión: a Roxy no se le ocurría algo mejor que una misión de infiltración para ella. Y Kalef lo sabía, ¿huh? Lo había notado desde el principio. Casi como si tuviese aquella tarea reservada para la persona ideal, y Mark hubiese pasado por allí justo de la mano de la mejor persona posible para hacerla.

    A eso se le llamaba tener suerte. O quizás ser previsor, ¿quién sabe?

    —Bien. Dudas. Preguntas.

    Mark miró a Roxy.

    —... pues tú dirás. Seguro que a ti te escucha más que a mí...


    >> Preguntar por provisiones para la misión.
    >> Marcharse a Laahr.
     
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    Amane

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    Claro que Mark no iba a tener ni idea de lo que hablaba, la cuestión era que no me interesaba lo más mínimo su opinión si no la de Kalef, y el chiquillo supo desde el inicio a lo que me refería. No había garantía alguna de que fuese a conseguir convencer a su padre cuando llegase al caso, pero no dejaba de ser un avance significativo en la búsqueda y, vamos, no era como si no tuviese manera de conseguirlo yo sola si conseguía algo más de información.

    Y si a cambio solo tenía que ayudar a la Resistencia con su causa, tampoco me parecía un trato perjudicial. Ya se había visto que pelear no me causaba ningún conflicto y, venga, me apetecía joder un poco a los de Bismarck siendo que me habían engañado como lo habían hecho.

    Tenía que admitir que el príncipe aquel me estaba empezando a caer bien, diciéndome tantas cosas bonitas y metiéndose con Mark como estaba haciendo. Me tuve que reír cuando dijo lo de que iba a hacer de mi chulo, sobre todo por la reacción del hombre, y le di una palmadita en la espalda justo después. Claramente todo el peso de la misión iba a recaer en mí, infiltrarme y ser sigilosa se me daba bien, mientras que Mark... bueno, al menos serviría para que no se acercasen compañías indeseadas o algo por el estilo.

    —Pues todo bien por mí. Solo una cosa, principito, ¿no tienes provisiones para nosotros o algo? Creo que coincidirás en que hay que estar preparado, aun si es una misión de sigilo~
     
  12.  
    MrJake

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    Mark tosió bruscamente al oír cómo Roxanne preguntaba eso, y, por lo bajo, le dijo:

    —Uh, buena suerte con eso, con lo agarrado que es para provisiones.

    Kalef, sin embargo, quedó mirándola un buen rato. Sin alterar la trayectoria de sus ojos avellana, sin decir nada. Sin siquiera parpadear.

    —Oh. Claro que sí. Provisiones. Y gratis, ¿no? Tenemos justo lo que necesitáis: toma.

    Mark se sorprendió sobremanera cuando le vio buscando entre varias cajas. Alucinando al ver que entregaba provisiones así como así.

    ... pero todo le cuadró cuando vio que solo colocó un par de botellas sobre la mesa.

    —... dos pociones. Una para cada uno —sentenció el príncipe—. Si sois tan buenos como espero de vosotros, no os hará falta más. Si necesitáis más, es que no sois tan buenos, ¿no?

    V-Vaya, sí que era reservado para entregar provisiones, ¿tenían escasez o algo allí? No sería de extrañar, teniendo en cuenta su clandestinidad y todo eso, pero, ¡wow! Eso era estar a un alto nivel en tacañería.

    —... suerte tienes de que sean dos —susurró Mark, luego alzando la voz de nuevo—. ¡Fenomenal, Kalef! Con esto tendremos suficiente. Ahora, si nos lo permites, nos iremos, ¿sí? ¡Cuando volvamos, traeremos noticias buenas!

    Kalef asintió.

    —Eso es lo que espero. Buena suerte.

    Obtienes dos pociones.

    Y, así, regresaron por donde habían venido, cruzando las ahora desérticas alcantarillas. Y estuvieron, una vez más, en el barrio bajo de Ayra. Allí fue cuando Mark, estirándose un poco, suspiró.

    —Bueno, pues ese ha sido el viaje. Parece que ahora somos... compañeros de batalla, ¿eh? Tú y yo vamos a pasar mucho tiempo juntos. Al final nos haremos buenos amigos, y de ahí a lo próximo, solo hay un paso~.

    >> Ah, bueno, y hablando ahora de trabajo: quizá sí que convenga obtener algo más para el viaje, pero mucho me temo que vamos a tener que comprar. Yo me daré un paseo por el barrio bajo a ver si pillo algo interesante; si tú quieres ir al resto de la ciudad, adelante. Pero yo paso de comprar nada allí.

    Oh, así tenía cierta rabia hacia los ricos y acomodados. Se confirmaba esa teoría, ¿eh? Je, Mark presumiría de poder leer a las personas, pero él era el primero que era como un libro abierto...

    —Nos vemos a la salida de la ciudad, muñeca. ¡No tardes! Y espero ver con qué look me sorprendes...

    Bah, no era ningún problema para Roxy cambiar de imagen. Estaba habituada a ello. Aunque le gustaba su aspecto actual, un par de retoques no vendrían mal. Ya vería cómo lo hacía~. Y de paso, quizá se haría con nuevo equipo...

    Rolea lo que quieras sobre cómo cambias de aspecto; no tiene que ser nada drástico, pero allá tú (?) Cuando termine todo esto en principio volverías a tener el aspecto de ahora, so, sería temporal.

    Also, tienes disponibles comercios en la ciudad. ¡Compra lo que quieras y, cuando estés preparada, roléalo!
     
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    Amane

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    Joder, para ser un príncipe de verdad que era tacaño. ¿Dos pociones para toda aquella misión? No me jodas. En fin, no había mucho más que hacerle, resoplé mientras cogía los frascos para guardarlos y no mucho después Mark y yo nos recorrimos las alcantarillas de vuelta a la ciudad. Bah, igual estaba acostumbrada a cumplir misiones con lo mínimo, pero ya podría haberse estirado un poco siendo de la corona.

    —Tú encárgate de que no me maten y ya veremos si hay recompensa después~

    Pero tenía razón, íbamos a tener que aprovisionarnos mejor para la misión, y eso no significaba que éramos mejores ni peores, solo previsores. Me despedí de Mark y dejé escapar un suspiro en cuanto me encontré finalmente sola. Así que un cambio de look, ¿eh? No era ningún problema y tampoco nada nuevo, pero era una verdadera pena, porque me gustaba mucho el aspecto que tenía en ese momento~. En fin, solo sería algo temporal, ¿verdad? Y no tenía porque ser drástico.

    A mí todo el rollo de los ricos y acomodados me daba igual, ya había quedado más que claro, así que no tuve reparo en comprar lo que necesitaba tanto de tiendas del barrio bajo como de la ciudad en sí. A ver, el barrio bajo era más barato, por eso también decidí descansar un poco en una posada de ahí... pero la ciudad tenía ropa más bonita, así que ni modo~

    Y en cuanto a mi aspecto... huh, qué problema. No podía hacer demasiado en el tiempo que teníamos, tampoco, así que acabé por simplemente recogerme todo el pelo en una coleta baja —flequillo incluido— y me compré un pañuelo con el que me cubrí la cabeza y parte del rostro. No sabía hasta que punto conocían mi aspecto los de Bismarck, pero sin mi melena de fuego a la vista, la verdad es que me sentía como otra persona.

    Una vez estuve preparada, me dirigí hacia la salida de la ciudad para encontrarme con Mark. Dios, iba a ser un camino muy largo a su lado, ¿verdad? Más me valía no gastar muchas energías con él...

    Barrio bajo: Posada + Éter x2 + Fusta + Baraja trucada
    Ciudad: Sandalias del desierto

    No sabía hasta que punto cambiar cuz todo lo que me quería usar me parecía demasiado moderno para como me imagino el mundo de ff, así que sorry (?)
     
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    MrJake

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    Ya equipada y con su nuevo look, preparado, Roxanne se acercó a la salida de la ciudad, tal y como había acordado con Mark. Allí estaba él, cambiado de ropa, con una camisa de tela blancuzca abierta y sin nada debajo, mostrando su torso oscuro. Con manos en los bolsillos de sus pantalones cortos de tela, el hombre llevaba su porra bien atada a la espalda, y se incorporó, silbando, en cuanto vio a Roxanne acercarse.

    —Vaya, vaya, señorita —le dijo, en su tono ligón habitual, mostrando los dientes en una amplia sonrisa—. Con lo que te hagas estás para comerte, ¿eh? En fin, aquí está su escolta, listo para llevarla directamente a Laahr. ¿Estás lista?

    >> El camino será corto. Laahr está solo a un puñado de minutos andando. Es lo que tiene que Fayar sea una región marcada por la jungla tropical y el desierto, ¿no? Que no hay espacio para grandes ciudades y todas se apiñan en un mismo sitio. Je. Espero que vayas equipada para el calor, princesa; no solo hace la temperatura habitual de Fayar sin ninguna sombra a nuestro alcance, sino que vas a tener que lidiar con monstruos que no son precisamente fresquitos. Pero con suerte serán pocos, y... si tienes miedo, siempre puedes aferrarte a mí, que yo te protejo~ —bromeó, dando un ligero condazo a la mujer.

    Pero luego se puso serio, empezando a caminar.

    —... venga, vamos. La Resistencia nos necesita.

    Se tomaba en serio su participación en la Resistencia, ¿eh?

    Seguiremos en otro tema.
     
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    Amane

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    Le dediqué una sonrisa de lo más sarcástica a Thorna cuando habló, pero decidí que sería mejor dejar morir el intercambio ahí. Venga, que por mucho que disimulase seguía sin poder borrar la imagen del ojo ensangrentado de mi mente, y ahora más que nunca prefería no tentar a la suerte.

    —Como sea... parece que ya vamos a llegar a Ayra, vamos~

    Efectivamente, entramos a la ciudad no mucho después y sin más interrupciones por parte de enemigos. El objetivo parecía bastante claro, ¿cierto? Buscar a Kalef para decirle que habíamos cumplido la misión y... bueno, que Thorna vendiese sus nódulos, aunque no pretendía quitarle el ojo de encima en ningún momento, teniendo en cuenta lo que había escuchado la noche anterior.

    Aun así, la peleas nos habían dejado bastante cansados, sin mencionar que Mark parecía estar a punto de sufrir un desmayo por el calor o algo, así que preferí llevármelo a descansar un poco antes de hacer nada más. Y ya de paso, bueno, comprar algunas cosillas más con los guiles que habíamos conseguido~

    Barrio bajo: Poción x3 + Éter x3
    Ciudad: Posada + Coletero elegante
    Total: 470 guiles

    Mr New Vegas holi, dice david que usemos los servicios que necesitemos (si necesitamos) y luego él hace un post uwu
     
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    Rider

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    Y con la ayuda de Thorna y los demás, el otro Bom apenas si se pudo hinchar un poco más antes de desfallecer, le logró atacar una vez más antes de caer al suelo, pero, la verdad es que yo no planeaba interponerme entre aquella bola de fuego y la loca de Thorna. A mí no se me daba eso de jugar a ser el héroe.

    Con el camino finalmente libre, ya solo nos quedaba avanzar un poco más hasta estar en la entrada de Ayra, donde finalmente podría completar el dichoso encargo de la loca oficial. Barajeaba las posibilidades de cual resultaría ser ese trabajo que me ganaría mi acceso a Elérea, ninguna era buena, pero a estas alturas me daba lo mismo. Lo único que quería hacer era continuar con mi trabajo. Y aun entre todas mis maquinaciones, no pude evitar notar como Roxy no dejaba de mirar a Thorna a ratos, solo para volver a pegar la vista hacía la nada.

    ¿Pasó algo la noche anterior o finalmente se había dado cuenta de que algo andaba mal con esa mujer? Realmente mal.

    —Bueno, nos abasteceremos y entregaremos el dichoso baúl...A no ser que a alguien le vuelva a entrar un ataque psicótico y nos intente traicionar ¿Verdad?


    Barrio Bajo: Fusil Recortado + Poción x4
    Total: -260 Guiles


    I'm so ready para el tremendo quilombo que se esta apunto de armar uwú
     
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    MrJake

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    Al llegar a Ayra, Mark suspiró de forma tremendamente profunda, cargado de alivio. Por fin había conseguido llevar el enorme baúl hasta allí. Estaba hecho polvo después de arrastrarlo por todo Fayar, pero lo había logrado. Y cuando Thorna habló, su rostro se tornó en uno de tremenda sorpresa.

    —Bueno, gracias por cargar con mi baúl. Ahora, permíteme que haga negocios con la Resistencia...

    —¿C-Cómo? —incrédulo, Mark se colocó casi instintivamente delante del baúl, como queriéndolo proteger—. El baúl lo hemos conseguido entre todos, tú no negocias nada, ¡es de la Resistencia! ¡Dos... digo, tres de los que hemos participado en su obtención ya éramos parte de la misma!

    —Hmpf, y, ¿quién os metió en el barco?

    —¿Ah? ¿¡Olvidas quién casi hace que nos maten por pegarle cuatro tiros a un pobre chaval que ni siquiera tendría por qué estar metido en todo eso!?

    Thorna empezó a apretar sus dientes, y, furiosa, su mano se dirigió a la pistola magitek. Viendo eso, Mark trató de suavizar el tono.

    —Está bien, está bien... s-si quieres negocias con la Resistencia, venga. Aquí me tienes. Soy de la Resistencia: me das una oferta, negociamos, y, cuando acordemos algo, yo llevaré el baúl ante el líder y él ya decidirá. Si quieres te puedes quedar con la mitad del cargamento como prenda, hasta que paguemos. ¡Es un trato más que razonable!

    Thorna meditó por unos instantes, ojos entrecerrados. Pero, finalmente, se alejó de la pistola y asintió.

    —Bien. Está bien. Vale. Entonces pido diez mil guiles.

    —¿T-Tú estás chalada, o qué? —exclamó Mark—. Incluso si eso es lo que vale el cargamento, ¡te recuerdo que hemos sido cuatro los que hemos recuperado el mismo! Lo justo sería darte dos mil quinientos si seguimos esa lógica, ¡y ya me estoy pasando!

    —Cinco mil —dijo ella, señalándole con un dedo—. Y mucho me estoy rebajando.

    —Tsk. Tres mil.

    —Cuatro mil novecientos noventa y nueve.

    —¡A-Así no se negocia, histérica! —gritó Mark, frustrado—. Tres mil quinientos es la última oferta que te doy.

    Y Thorna sonrió.

    —Vale, estupendo. Tres mil setecientos, entonces.

    —¡P-Pero... agh, vale! —dijo, dándole la mano, Mark. Posiblemente ya solo quería librarse de esa mujer—. Está bien. Repartamos entonces la mercancía, y mañana mismo te daré la respuesta. Ahora nos separaremos, ¿sí? Roxy, vamos.

    Thorna alzó una ceja al ver que se alejaba, y luego levantó la voz.

    —¿Y el mercenario no va con nosotros?

    Fue entonces cuando Mark quedó quieto, dándose cuenta de que tenía un problema: no podía dejar que Jazz fuese hasta la guarida de la Resistencia, pero si decía algo indebido estropearía su coartada. Y a él le daba totalmente igual, claro, pero si Roxy había querido protegerle, entonces...

    —... el mercenario se queda contigo de momento, para vigilarte. ¿No, Jazz? —improvisó—. Te vas a quedar con la mitad del cargamento, después de todo. No creas que nos fiaremos tan fácilmente.

    Thorna miró con gesto triunfante a Jazz.

    —Ah, claro, claro. Adelante, entonces... mañana nos veremos.

    Y vio a Mark y Roxy alejarse, con una sonrisa tétrica, cargados con una bolsa llena de la mitad del baúl.

    Cuando se hubieron alejado lo suficiente, Thorna miró a Jazz.

    —... je, je... esto va a salir mejor de lo esperado. Dejaré esto en la posada —señaló al baúl—. Y luego irás a cumplir tu objetivo, ¿sí? Ya va siendo hora de que te cuente quién es tu blanco: quiero que mates al Rey de Fayar.

    Thorna le había dado su tarea, sí. Matar al Rey. Se lo podía llegar a imaginar, probablemente, pero seguía con un problema básico: ¿cómo llegaría hasta él? Si tenía que ver con la Resistencia, sería complicado alcanzarle... Mark era su única opción. Tenía que seguirle, que averiguar dónde estaba la guarida. Sabía que pronto él y Roxy irían hasta allí, ¿no? Si se mantenía cerca... podría intentarlo. Sería peligroso, pero, ¿qué otra opción tenía? Esa loca le tenía en el punto de mira... y más le valía mantenerla contenta.

    De todos modos, ¿estaría realmente el Rey allí? Gracias a Mark, Jazz sabía que ese hombre no era el líder de la Resistencia, aparentemente, aunque muchos creyesn lo contrario. Pero sabía bien de los rumores: se decía que el Rey estaba refugiado y afincado en su palacio casi desde que terminó la invasión del Imperio, sin salir de allí para prácticamente nada. ... sea de la Resistencia o no, más valía que el monarca no estuviese en el puto palacio, porque suficiente problema sería meterse en la guarida de la Resistencia. Pero, por si acaso, tendría que pensar un plan B, por si las cosas no salían bien. El problema era... ¿qué otras opciones tenía?


    Mientras tanto, Roxy y Mark se retiraron a descansar, habiendo cerrado el negocio. Ahora solo quedaba volver por las alcantarillas hasta la guarida de la Resistencia para hablar con Kalef. Y, si el principito cumplía su palabra, Roxy ya tendría lo que quería. Podría tener su audiencia con el Rey de Fayar, al fin... y conseguir el ojo.


    Vuestros grupos se separan.
    Thorna se separa temporalmente del grupo de Jazz.

    Rolead que pasa un día y que Roxy y Mark entran en las alcantarillas; y luego Jazz debe rolear que les espía y que logra seguirles hasta las alcantarillas en cuestión. A partir de ahí, seguiremos uwu
     
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  18.  
    Amane

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    El intercambio entre Throrna y Mark fue realmente hilarante, entre que la mujer no quería negociar de forma adecuada y que el hombre era demasiado inocente como para darse cuenta que solo intentaba burlarse de él. Al final consiguieron llegar a un acuerdo, aunque más bien parecía que Mark solo quería librarse de Thorna de una buena vez, y, tras una sorprendente rápida respuesta del mismo cuando le preguntaron por Jazz, nos dirigimos hacia una posada para pasar la noche.

    Igual que la vez en el barco, supuse que a Mark realmente no le importaba lo que le pasase a Jazz si lo dejaba con la oficial, y de ahí que la respuesta le hubiese salido con tanta facilidad.

    Sea como fuere, todo ese asunto pasaba a un segundo plano en esos momentos porque mi mente estaba puesta ya en lo verdaderamente importante: la promesa de Kalef. Casi no podía creerme lo mucho que había avanzado en un par de días después de estar tanto tiempo sin un mínima pista, ¡pero era cierto! Bueno, más le valía que lo fuese, claro. Por eso mismo, cuando nos despertamos a la mañana siguiente, prácticamente arrastré a Mark hacia las alcantarillas para ir a hablar con el príncipe.

    —Venga, grandullón, Kalef tiene que estar deseando vernos~
     
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    Rider

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    Tras arribar a Ayra, Thorna volvió a mostrarnos lo increíble doble cara que podía ser, aunque el único realmente impresionado por esto fue el pobre Mark, que parecía aun no entender la naturaleza de alguien como la capitana del puesto fronterizo de Elérea. "Negociaron" por un rato sobre el baúl y el precio por el cual sería vendido y si en el fondo nos pertenecía una parte a cada uno del botín. Decidí mantenerme al margen de toda la discusión, solo agregando una efímera risa nasal cuando Mark preguntó si acaso Thorna estaba loca.

    Por supuesto que lo estaba.

    Tras que acordaran un precio, la pareja de la resistencia decidieron separarse para esperar a la mañana siguiente para hacer el próximo movimiento. Pero en cuanto comenzaron a dar unos pasos, me di cuenta del problema que ello significaba, y parecía ser que Thorna también. Si era un miembro de la resistencia ¿por qué simplemente no me marchaba con ellos a donde fuese que pretendían ir?

    Ni bien la loca preguntó por esa cuestión, Mark logró sacar una excusa al paso, indicando que yo me iba a quedar junto con Thorna para evitar que no hiciese una de sus habituales jugadas sucias. La mujer se lo creyó, o al menos fingió que lo hizo, y aprovechó para contarme de una buena vez quien era mi objetivo: El pobre y desdichado Rey de Fayar.

    Realmente no estaba del todo sorprendido por la naturaleza de mi objetivo, sino por la idea de que Thorna me creía capaz de realizar tal encargo, o tal vez solo quería alguien que hiciera el trabajo sucio por ella, y si fracasaba en el proceso ella sería la menos afectada por ello.

    Pero en algo tenía la maldita razón en ese orden de pensamientos: Claro que era capaz de pegarle un tiro al Rey, así se estuviese escondiendo en su castillo fortificado o en otra nación. No había objetivo que se me escapara. Por supuesto que sí al menos me estuvieran pagando por hacerlo, podría poner algo más de empeño. Conocía varias docenas de personas que pagarían muy bien por liquidar al rey, pero me conformaría con que Thorna cumpliese su parte del trato, además...¿Quién dice que no le podría hacer pagar después? Quien sabe, se valía soñar.

    —Bien... Tendrás al dichoso rey muerto si eso es lo que quieres. En cuanto escuches de su muerte espero que cumplas tu parte del trato. Si puedo infiltrarme en la guarida del rey y asesinarlo...No creo que haga falta que diga lo que te podría hacer a ti ¿Verdad?

    Estaba jugando con fuego, pero no estaba de más recordarle a Thorna que no era solo su matón personal como si lo era el ingenuo de Mark para Roxy. Yo no era un simple perro de ataque, y estaba bien recordarle que aun con todo, no planeaba hacer esto "gratis".

    — Bueno, tengo trabajo que hacer entonces. —Como averiguar donde está escondido el muy bastardo porqué realmente yo no lo sabía. Ayudé a Thorna a llevar el baúl hasta la posada. Si bien ella se quedó en una de las habitaciones, yo decidí escabullirme a la azotea del lugar y pasearme un poco por los tejados de la ciudad, sobre toda para tener una mejor vista del castillo de Ayra. Si el rey de verdad estaba atrincherado ahí iba a ser algo complicado.

    La noche pasó, y decidí quedarme afuera, monitoreando los movimientos de los soldados a pie y los cambios de guardia. No había descubierto nada excesivamente útil hasta ese momento, hasta que vi a Roxy a Mark salir de la posada, este ultimo siendo arrastrado por la chica por varias calles.

    —Vaya vaya, ¿Qué tenemos aquí?— musité mientras seguía a la parejita desde los tejados hasta que estos ingresaron a una de las alcantarillas. Estaba claro que no iba ahí a satisfacer su deseo carnal, si ese fuera el caso sería Mark quien tirara de Roxy. Había algo ahí abajo, y me podía hacer una idea de que era.

    Bajé de mi posición ni bien los dos se perdieron en aquella cloaca y opté por seguirlos. Tenía un presentimiento, seguirlos allá abajo era arriesgado, pero era mi mejor carta para comenzar a trazar un plan sólido para llegar hasta el rey.

    Tochopost porqué me encanta rolear a Sneaky Jazz como si fuera un personaje de Assassin's Creed perdón (? como sea, creo que ya estamos listo uwu
     
    Última edición: 15 Agosto 2021
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    MrJake

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    Roxy y Mark se adentraron al fin en las alcantarillas pasado el día. Mark estaba, al fin, descansado y aseado después del horrible trayecto hasta Ayra que le hizo acabar encharcado de sudor. Aunque, eso sí, no se libraba de llevar carga: un enorme saco lleno de nódulos magitek colgaba de su espalda.

    —Bueno —suspiró, visiblemente cansado, aún, por el día anterior. Debía estar lleno de agujetas—. Al menos ahora podremos ir tranquilamente por las alcantarillas: la otra vez matamos a todos los monstruos, así que no tendría que haber nadie. Venga, ¡vamos!

    Bajaron, pues, dispuestos a alcanzar la guarida de la Resistencia, en el subsuelo del Palacio. Efectivamente, habían acabado con toda la "fauna" de la zona, pero, con todo, las alcantarillas no estaban vacías.

    —Wow —dijo Mark, impresionado, al ver el despliegue—, ¿y-y esto?

    Guardias fayenses, decenas de ellos, pululaban por la zona. Roxy supo al instante que no eran una amenaza, porque Mark actuó sorprendido, pero totalmente relajada. Aquellos guardias eran aliados. ¿De la Resistencia, tal vez?

    —Hey, Mark —saludó uno de ellos—. Kalef te espera a ti y a la chica. Pasad.

    —G-Gracias, pero, ¿y esto? ¿Qué hacéis aquí?

    El guardia se encogió de hombros.

    —Órdenes de arriba. Confidencial; nos han dicho expresamente que no te contemos nada, tío.

    —¿H-Huh? ¿Y eso por qué? Tché.

    Disgustado por no poder enterarse, al final tuvo que cruzar con desagrado, llegando hasta las escaleras. El jefe aguardaba allí: no Kalef, sino el líder directo de los guardias.

    —Hey —saludó Mark. Se apartó el guardia tan pronto como lo reconoció—. ¿Qué pasa aquí? Me han contado por allí que es "confidencial". ¿Qué mierda es esa?

    —... lo que oyes. Son órdenes expresas de Kalef. Ya sabes que el jefe sabe lo que se hace, Mark; si dice que tiene que ser confidencial, por algo será. Confiamos en él.

    —Ya —pero Mark seguía sin estar convencido. Era casi como si algo no le cuadrase en todo aquello. O como si tuviese, simplemente, una rabia infantil por haber escuchado que Kalef dijo que no se lo contasen a él expresamente—. Venga, Roxy, subamos. Ese cabrón de Kalef ya puede darme explicaciones. Hmpf...

    Probablemente sería lo segundo. En fin... habría que subir a la guarida, ¿no?



    ***

    Entrada a las cloacas

    Mientras eso sucedía, Jazz, descendiendo por las alcantarillas detrás de Mark y de Roxy, caminó con cautela... y por poco no fue descubierto nada más comenzar. Dio un par de pasos y tuvo que resguardarse en una esquina. P-Putos guardias, ¡montones de guardias! Tenían vigiladas las alcantarillas. ¿Es que acaso era necesario? ¿No era un sitio ya lo suficientemente oculto? ¿Tanta seguridad requerían...? Mierda. Vio cómo Roxy y Mark avanzaron sin muchos problemas, puesto que ya eran conocidos en la zona. Pero quién sabe qué harían si pillaban a Jazz. Joder... tendría que pasar en silencio, intentando burlar a aquellos paletos. Y, si no tenía más remedio, al menos... debería ser rápido. Pero mejor no noquear a demasiados de esos tipos por allí. Lo último que necesitaba era que corriese la voz y cundiese el pánico.

    El sigilo era su mejor arma. Y al menos la presencia de guardias le servía para confirmar que iba por buen camino. El Rey debía estar cerca. Tenía que estarlo, o si no... bueno, tendría un problema con Thorna.

    Conexiones:
    - Caamino de aguas pútridas (hacia delante)

    Enemigos:
    - Guardia fayense x3
    - Guardia fayense x2
     
    • Fangirl Fangirl x 3
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