Reino de Fayar Ayra, el lucero de Fayar

Mark meditó un momento, tomando primero aire profundamente para luego soltarlo por la nariz con pesadez. Y cuando abrió los ojos de nuevo, lo hizo poniendo un dedo sobre la mesa, como quien trazaba una línea imaginaria sobre un mapa también imaginario.

—Las alterativas son conseguir fuentes de alimento y recursos nosotros mismos, claro. Necesitamos un extra además de lo que ya estamos recolectando, un añadido, o el problema seguiría ahí y no habría servido para nada mi intento por mejorar la calidad de vida de la gente. Así que tenemos que recurrir a nuevas fuentes de recursos... y dado lo yermo que es gran parte de Fayar, hay tres opciones.

Alzó una mano, y fue sacando dedos conforme hablaba:

—El mar, obteniendo pescado. El problema es que no tenemos suficientes barcos ni suficientes hombres para conseguir un aumento del flujo de pescado, por no hablar de que tras la última lluvia carmesí el volumen de monstruos marinos se ha intensificado un huevo, y es más peligroso aún.

>> Por otro lado, está la jungla. Es el único lugar que tiene exuberancia suficiente como para permitir que aumentemos el ritmo de explotación sin agotarlo todo por el camino, pero aun así, no es infinito; en la jungla hay árboles frutales, setas, en fin, opciones para intentar conseguir un rápido aumento momentáneo de alimentos. Aunque es la opción quizá más sencilla, también es la menos contundente; no sería suficiente con recolectar frutas y setas, desde luego.

>> Y finalmente, el desierto. Parecerá una tontería, pero en el desierto es donde más monstruos comestibles pululan en Fayar. Así que aunque sea literalmente el ejemplo más claro de "páramo yermo" que te puedas encontrar, es cierto que si llevamos unos buenos cazadores podemos conseguir mucho alimento. También es verdad que es un suicidio: esclavos y moldoras son quizá las presas más suculentas por ser tan grandes, pero claro, caza tú una de esas. No es tan fácil. Sumado el peligro que tiene el desierto en general... si no se ha practicado mucha caza allí antes es por algo.

Terminó de hablar, y se echó hacia atrás.

—Cuando alguien saca una propuesta, surgen ideas de otros, pero siempre hay protestas de otros más en el Consejo. Y protestas válidas, oye. Pero parece que nada termina saliendo a flote, y estamos ahí, rozando con los dedos el problema, sin terminar de darle solución por más que lo discutamos. En fin.

Bueno... mar, jungla, desierto. Al menos tenían claras las alternativas. ¿Podría el grupo hacer algo por ayudarles?

>> Ofrecer el Starlight para ayudar con la pesca.
>> Ofrecerse a una expedición por la jungla.
>> Ofrecerse a cazar monstruos en el desierto.

 

Mark alzó la cabeza repentinamente en ese momento, mirando impactado a Roxy, para luego mirar al resto.

—¿... ayudaríais? ¿Con los monstruos del desierto? Pero... sois solo cuatro...

Fauna suspiró, esbozando una pequeña sonrisa. Cerró los ojos para meditar ligeramente, y luego asintió.

—Pero no somos cuatro cualesquiera, eso lo aseguro. Si tu gente necesita alimento y hay monstruos peligrosos de enorme tamaño que pueden proporcionarlo, no hace falta que arriesguéis a las fuerzas fayenses; nosotros podremos con ellos. Como Roxy te ha contado, pudimos con un ángel transformado en un monstruo gigante, ¿no es así?

—... p-pero —Mark quedó sin palabras; probablemente, no contó con aquello, claro está. Fue una propuesta sin duda repentina; el problema que tenía era que las distintas tareas que debían hacer requerían demasiados hombres para poder ejercerse con facilidad: muchos recolectores, varios barcos y muchos pescadores, o múltiples soldados y cazadores. Así que no pensó que cuatro personas por sí mismas se ofreciesen a ayudar, pero cuanto más lo pensó, más pareció darle vueltas seriamente. Llevó la mano a su rostro, y tapó su boca—. Vale. Vale, vale, vale... podría funcionar. Coño, yo os he visto pelear con barbaridades, y eso que erais menos, así que... me lo creo. Pero esto al Consejo no le va a hacer gracia... no os conocen. No van a votar a favor, no confiarán lo suficiente, y...

Y sorprendentemente, Fauna se encogió de hombros, y fue ella la que propuso algo un poco... "ilegal", digamos. En cierto modo. Quién la ha visto y quién la ve, tan recta y formalita que era.

—Bueno, el Consejo no tiene que enterarse. No tiene que ser algo que aprueben si simplemente cuatro extraños hacen el trabajo y donan amablemente los resultados, ¿no es así?

Y de nuevo, la luz se encendió en el rostro de Mark, que asintió con contundencia.

***

Minutos después, Mark tenía un mapa esta vez real abierto ante ellos, y tomó aire, reflexivo, mientras lo señalaba.

—Vale... como os dije, hay dos tipos de monstruo que interesan especialmente, porque son comestibles y muy grandes. Hablo de los esclavos y de los moldora. Sobre todo los segundos son muy jugosos, pero muy peligrosos... y pululan escondidos por el desierto. Podréis encontrar algunos en la parte este del desierto, que suele ser más segura; probablemente habrá más en la oeste, pero es peligroso ir por allí. No os lo recomiendo.

>> El problema va a ser traer los cuerpos hasta aquí sin echar a perder la comida, una vez los derrotéis...

Meditativa, Fauna tomó aire profundamente, y luego dijo, algo seria:

—... si tuviésemos aquí el Starlight podríamos usarlo, pero en su ausencia... creo que yo puedo hacerlo. El Fénix —comentó, mirando a Roxy y los demás—. Puedo intentar invocarlo y usarlo para transportar las presas. Fue capaz de cargar con vosotros y de hacer estrellarse al Starlight, así que debería bastar —tiró de su capucha, diciendo lo último en voz muy baja—. Espero ser capaz de lograrlo...

Algo perdido, Mark zarandeó las manos.

—Bueno, no entendí una mierda, pero parece que lo tenéis controlado, ¿no es así? Mola, mola joder... si ven resultados, en el Consejo se animarán mucho. Dejadme a mí el tema político y toda esa pesca, ¿sí? Si vosotros conseguís en lo que yo les entretengo para que no se les vaya la olla suficiente comida, igual puedo disuadir al pesado de Hashim...

Bueno, bueno... de repente tenían trabajo. No pagado, por cierto, porque Mark no había hablado nada de compensarles, pero oye... era Rey. Seguro que algo les daba. Más le valía.


Nuevo objetivo: derrotad en el Gran Desierto Sahgwa a esclavos y/o moldoras (las moldoras cuentan x3 en alimento, los esclavos x1; podéis repartir las bajas siempre que sumen en total 10 o más).

 

Fauna Van'Chamat

Al terminar la batalla contra Shemhazai, supimos que era hora de volver. Yo... ya me había comprometido a que invocaría a Fénix, lo controlaría lo mejor que pudiese y lo usaría para transportarnos a nosotros mismos y a los monstruos que habíamos ido dejando por el camino, presas que permitan demostrarle al consejo de Ayra que una forma de obtener los recursos necesarios sin confrontaciones era viable. Por supuesto, pretendía hacerlo, pero... ello no quitaba que tuviese miedo.

La última vez que yo invoqué a un eidolón no salió tan bien... y la última vez que el grupo subió a lomos del Fénix tampoco.

—Vale. Voy a invocar a Fénix, ¿de acuerdo? —dije, tragando saliva. Cerré los ojos, y entrecrucé mis manos. Tenía que visualizar a Fénix, dentro de mí. El procedimiento lo conocía, pero... era la práctica lo que a veces fallaba.

Noté entonces mi corazón agitarse, como si algo dentro de mí se revolviese. Y una fuerte ráfaga de luz, como si fuese un viento ascendente, me rodeó a mí y a todo el grupo. Cuando abrí los ojos, allí estaba, el inmenso Fénix, sus alas brillantes extendiéndose, surgiendo poco a poco como si fuese un espectro que se materializaba a mi llamada. Tragué saliva, y tomé mi bastón, alzándolo.

—Oh, Fénix, dame tu fuerza —pronuncié, como quien se aproximaba a un perro que podría resultar agresivo, con cuidado para no ser mordido—. Vamos —dije, mirando al resto—. Subid.

El fénix agachó el cuello, permitiéndonos montar en él. No... no era como Hecatónquiro, desde luego. Se mostró mucho más colaborativo, más amable; y pronto alzamos el vuelo con relativa calma, y a mi comanda, descendió a coger con sus grandes garras las criaturas que yacían sobre las arenas. Fue... sorprendentemente fácil esta vez. Y eso me hizo sonreír.

***

El cargamento fue depositado en las puertas de Ayra, a algunos metros de la entrada. Posiblemente algún lugareño ya habría visto a un pájaro gigantesco con plumas del color del arcoíris sobrevolando sus tierras fayenses, pero no quería llamar la atención más de lo necesario. El resto del grupo se adelantó a buscar a Mark, mientras que yo, bajándome de Fénix, hice que se desintegrara de nuevo y entrase en mí una vez más, quedándome allí con las presas.

Cuando deshice la invocación, sin embargo, mi vista se tornó borrosa, y me tambaleé. Invocar eidolones, especialmente, solía ser... una experiencia que me dejaba debilitada. Me senté en el suelo, algo mareada, tratando de mantener la consciencia, respirando con fuerza. Me pregunté por qué pasaba eso siempre, por qué me debilitaba tanto.

"Soy pura esencia", pensé. "Y los eidolones proceden de ángeles, que per se expulsan la esencia como forma de regular sus cuerpos, pues tienen una enorme energía. Ahora esa energía está dentro de mí, y, quizá, usarla muy frecuentemente...".

Zarandeé la cabeza. No tenía sentido darle más vueltas. No iba a obtener respuestas, no aquí, desde luego.

***

Los guardias ayudaron a recoger las presas con bastante entusiasmo; era, sin duda, un importante superávit de carne en tiempos donde el hambre amenazaba con llegar pronto. Lógicamente lo aceptaron de buen grado. Y Mark, que había estado ocupado con el Consejo, no tardó en informarles de la hazaña. Esperando en las puertas del palacio, con cierta impaciencia, finalmente vimos su rostro otra vez.

—... buf —suspiró cuando salió. Para ser un Rey, se le veía muy... poco formal, desde luego. Se notaba que su puesto no venía de familia, ni nada así. Fue por mérito y no por sangre—. Vale. Hay un poco de caos ahí dentro, la verdad. Os agradezco mil todo esto de las presas, es alucinante lo rápido que habéis conseguido abatir a varios de esos monstruos, pero... Hashim sigue en sus trece, y aunque esto ha logrado disuadir a varios miembros del Consejo, tienen sus dudas. Muchos quieren, de hecho, conocer a los cuatro tipos que han hecho esta caza tan alegremente. Me han pedido que os invite a una reunión; ha salido mayoría en esa decisión.

Tragó saliva, cruzándose de brazos.

—Siento que la discusión está en un punto chungo. Como que estamos a un pasito de nada de quitar de la cabeza a todo el mundo la idea de la reconquista que tanto amenazaba con salir a flote... pero voy a necesitar vuestra colaboración para ayudarme a disuadir a la peña del todo, ¿sí? —dio una palmada ante él, casi rogando—. ¿Entraríais a la reunión? Os aviso de que muchos son tíos bastante, ¿cómo decirlo sin ser ofensivo? Bah, no me oye nadie: pedantes es la palabra. Y particularmente Hashim va a tratar de sacar las cosquillas todo el rato.

>> Tenemos que lograr dos cosas... convencer a la mayoría de que puede proporcionarse alimento y recursos de forma consistente sin necesidad de invadir nuevos territorios, y promover luego una votación definitiva sobre iniciar una guerra o no. Por cómo funcionan las leyes de Fayar, una vez que se haga el voto, debe haber un cambio importante en las circunstancias para que se pueda votar de nuevo sobre el mismo asunto, ¿se me pilla? Así que si nos aseguramos que ahora el voto saldrá en un "no"... nos quitamos de encima el marrón.

>> ¿Sí? ¿Creéis... que estaréis preparados para una pequeña discusión?


>> Estamos preparados (entraréis en una secuencia a modo de "minijuego" de debate que ya os explicaré; ello no implicará batalla de ningún tipo)
>> ¿Puede esperar un momento? (podréis hacer alguna gestión por la ciudad antes de continuar la trama)

 

Así que tocaba discutir con los consejeros, ¿eh? No sonaba a una tarde ideal, desde luego, pero qué remedio. El grupo comenzó a andar detrás de Mark por el Palacio; Roxy ya había estado allí en alguna ocasión, y lo cierto es que no parecía nada cambiado. Todo estaba como Kalef lo dejó. De hecho, ella estuvo también en la sala de reuniones a la que se dirigían, ¿no?

En fin, en el camino, Mark les habló en voz baja.

—Creo que lo ideal sería que os comente brevemente sobre los Consejeros... como os dije al reunirme con vosotros, los Consejeros han sido todos elegidos por el pueblo, y su voto cuenta tanto como el mío. Cada sector representativo de Fayar eligió a un consejero, con un total de cinco... junto a mí, somos seis.

>> Está Hashim, ya os hablé de él. Fue elegido mayoritariamente por los simpatizantes de Kalef, así que desde el inicio es algo así como una oposición constante. Sus votantes querían eso, al fin y al cabo, meter baza en el consejo para tocar un poco los huevos. No intentaremos convencerlo, es absurdo; partamos de la base de que votará a favor de la invasión en todo momento.

>> Luego tenemos a Ibrahim. Lleva un bastón y tal, lo reconoceréis fácil, es un vie- digo, mayor. A él lo eligieron las gentes de la zona alta de Ayra y los nobles del resto del país. Representa a la parte pudiente... pero el tío es bastante moderado y sabio. Eso sí, le encanta sentirse inteligente y que le alaben y le regalen los oídos, cosas de ricos. Es más partidario de no ir a la invasión, pero empieza a cambiar de idea poco a poco. No debe ser difícil de convencer, pero intentemos no ir muy a lo bruto con él; si se siente "especial" será pan comido llevarlo a nuestro terreno de nuevo, o eso creo.

>> Fátima es la que se sienta justo a mi derecha, una mujer que tendrá, no sé, ¿cuarenta? Elegida por la gente de Laahr, la tía era comerciante y tiene una labia importante. Habla por los codos, y a mí me huele a que, como medio Laahr, manejaba cosas de contrabando en su momento, pero yo no os he dicho nada de esto, ¿huh? Va de "malota", pero es buena gente... aunque parece inclinarse hacia el sí. Los de Laahr siempre han sido beligerantes.

>> La otra mujer, la que se sienta a mi izquierda, es Dalila, jovencita y muy mona. A-Aunque no tanto como Rox, por supuesto. Ella fue elegida por Sahgwa, es hija de herreros y una morfomante, también. Al contrario que Fati, habla poco y es bastante tímida... creo que los otros consejeros la imponen, claro, como es la más joven... aun así, creo que la tenemos un poco más tirando hacia el no, de momento.

>> Y por último, está el elegido por la gente del barrio bajo y de los más pobres de Fayar en general: Osvald. No solo era pobre, también, sino que es hijo de inmigrantes eleanos. Y, ¿os lo queréis creer?, parece estar a favor de la invasión a su tierra natal. Yo creo que el hecho de haber sido pobre especialmente a causa de la invasión de Elérea, sumado a haberse sentido diferente desde pequeño por su tono de piel y demás, ha hecho que ya le tenga recelo a Elérea. Como os vea rasgos que mínimamente le recuerden a Elérea, no os hará ni puto caso.

Vale. Tenían a un anciano, una contrabandista, una chiquilla con ansiedad social y un tío que odiaba su propio color de piel. Menudo equipo se había montado Mark, ¿eh? Y tenían que convencer a esos cuatro, huh. A ver cómo lo hacían. Aquello iba a parecer, más que un Consejo, un debate con público: porque claramente era Mark contra Hashim, ¿huh? Y ahora ellos cuatro iban a servir para desequilibrar la balanza en una u otra dirección, al fin. Preferentemente, en la de Mark, claro.

—Cuando creáis que los tenemos en el bote, hacedme alguna señal, ¿vale? —siguió diciendo, parándose ante la puerta de la sala de reuniones—. Hoy iniciaré la votación. No voy a esperar más, porque esperar solo sirve para que duden. Tenemos que asegurar que saldrá el no, eso sí. Eso implica convencer a al menos tres de los cuatro consejeros... porque los empates no deciden nada. Y asumimos que Hashim vota a favor y yo en contra, claro.

>> ¿Preparados? Vosotros solo... escuchad la conversación y ved cómo fluye. Probablemente os preguntarán cosas, han pedido que entréis por algo. Pero no dudéis en intervenir si veis que es necesario.

Contenido oculto

¡Comencemos con este pequeño minijuego! Fallar o ganar en el mismo depende de vosotros, y la trama seguirá igualmente pase lo que pase, pero por supuesto, los eventos posteriores se desarrollarán de forma distinta dependiendo del resultado final de la votación... y las recompensas que obtengáis también variarán.

El minijuego va a funcionar de la siguiente forma: yo iré escribiendo trozos de la conversación entre los miembros del Consejo, y a veces os harán preguntas. Ante esas preguntas, yo os daré opciones y tendréis que elegir una, como siempre. Pero al margen de las preguntas directas, podréis intervenir si lo deseáis en algún punto concreto, respondiendo a un comentario de alguno de los Consejeros. Os señalaré en cursiva las frases a las que podéis "apelar", es decir, aquellas sobre las que podéis intervenir, sea para llevar la contraria, dar la razón, añadir algo... el roleo es libre en este caso, que os llegue la inspiración sobre cómo intervenir, no hay respuestas correctas ni incorrectas aquí.

Peeeeero... sí hay una mecánica especial. Y es que cada uno de los cuatro Consejeros a convencer va a tener predilección por uno de vosotros: por Jazz, Roxy, Fauna o Evan. La info que os ha dado Mark os puede ayudar a deducir hacia quién sentirá más predilección cada uno, o quizá lo iréis viendo conforme se dirijan a vosotros. El punto es que, aunque cualquiera de vosotros le puede responder a cualquier consejero o intervenir ante una de sus frases, si lo hace la persona hacia la que siente predilección, será mucho mejor, porque lo engatusaréis más fácilmente.

Así, si os pongo en un post una frase para intervenir y una pregunta, puede, por ejemplo, comentar en ambas Roxy perfectamente... pero quizá el consejero que preguntó prefiere a Jazz, lo cual hace que sea ideal que este le responda. No tengo ningún problema en cómo os organicéis en este sentido, si no queréis postear los tres, pero dado que la respuesta es libre en las intervenciones, ahí si estaría bien que roleéis porque yo voy a estar roleando con cada Consejero y adaptaré la conversación a lo que pongáis, so algo tiene que haber (?) Pero por lo demás, no me importa si Gabi por ejemplo postea con Roxy una intervención pero luego pone que expresamente, idk, Evan es el que responde a la pregunta directa diciendo la opción B. Ni que decir tiene que si queréis rolear con Fauna alguno, adelante, pero si no, podéis, cuando queráis que sea ella la que hable, ponerme en un spoiler a grosso modo lo que queréis que diga y yo luego lo roleo, o escribirlo en narración, como queráis.

A lo largo de la conversación, en cualquier caso, iré adaptando cómo se siente cada Consejero, poniéndolo al final, tipo: "Fátima parece reflexiva. Dalila está reflexionando", etc. En cuanto penséis que en ese momento tenéis en el bote a 3 de los 4 Consejeros, indicad en un post que le dais la señal a Mark, y se terminará ipso facto el minijuego. De lo contrario, os aviso de que tendrá un límite de "rondas" igualmente, porque Hashim cortará la conversación llegados a cierto punto... pero no os diré cuántas rondas son, para que tenga más gracia uwu

Dejo esto aquí, podéis postear entre tanto si queréis, pero en cualquier caso, yo mañana posteo ya empezando el debate. ¡Suerte!

 

Así, Mark empujó la puerta, abriéndose lentamente... y accedieron a la sala de reuniones.

La mesa donde los consejeros se sentaban era grande y opulenta, sin duda era otro rescoldo de lo que Kalef y sus predecesores utilizaron durante su monarquía. Y eso implicaba que ahí había bastantes más sillas de las que eran necesarias: bien para ellos, pues tendrían sitio donde sentarse.

Mark estaba en la esquina, y a cada lado una de las mujeres. Al lado de la mujer más joven, Dalila, se sentaba el viejo al que vieron salir previamente junto a Hashim, que ahora sabían que debía ser Ibrahim. Y al lado de Fátima estaba el que faltaba, que sería el tal Osvald. Porque Hashim, al que ya habían visto y reconocían bien, se sentaba varios asientos más allá, separado del resto, con las piernas sobre la silla adyacente.

—Vaya, aquí llegan nuestros inestimables salvadores —dijo, no sin cierto tono sarcástico, Fátima, cruzada de brazos—. No me puedo creer que hasta llevéis un niño con vosotros, ¿y habéis cazado y traído hasta aquí semejantes monstruos? Increíble, sencillamente increíble.

—Ni tan increíble —exclamó Osvald—. ¡Es demasiado conveniente, todo! De repente aparecen estos cuatro y nos donan amablemente presas que permiten alimentar a media Ayra. ¡Algo traman! ¡Algo quieren a cambio!

Mark se aclaró la garganta fuertemente, tratando de interceder.

—A ver, vamos a calmarnos —dijo, con tono sereno, pero la mirada cargada de evidente preocupación. Sabía que se jugaba mucho en esos momentos—. Para eso están aquí, ¿no? Para que nos respondan a nuestras dudas. Lo que es innegable es que su donación será muy útil para nosotros... y ejemplo de que podemos lograr un flujo de recursos si nos lo proponemos. Si cuatro personas aleatorias han logrado semejantes cazas, ¡el ejército fayense podrá también, evidentemente!

Bueno. Tan "evidentemente" no. El ejército fayense no tenía a una bomba de destrucción masiva en un cuerpo enano ni a una hija de un dios capaz de conjurar almas monstruosas de ángeles. Pero detalles sin importancia.

Fue entonces Hashim el que, codo apoyado sobre la mesa, frotó con los dedos su barbilla, mirando al aire. Y habló con ese tono indiferente y, ciertamente, algo siniestro:

—Ya veo. Esta es tu estrategia para convencernos de que no iniciemos una invasión a Elérea, ¿no? Darnos una pequeña muestra de lo que es hipotéticamente posible.

—... —Mark guardó silencio, mirando a Hashim con dureza. Qué fácil se le leía el pensamiento, desde luego... estaba pensando: "cabronazo, si pudiese te partía la boca".

—Bueno, dejémonos de cháchara intrascendente —comentó Ibrahim—. Sea como sea, esto pone sobre la mesa dudas, posibilidades y cuestiones que debemos tratar, ¿no? Hablemos con los invitados, aprovechando su presencia... y debatamos este asunto.

—S-Sí, me parece bien —afirmó Dalila.

Bueno... parece que el debate iba a empezar, ¿eh? Joder, ¿cuándo firmaron ellos verse envueltos en la decisión sobre si iniciar una guerra o no?


***

—Abramos entonces la sesión... oficialmente —dijo Mark, tomando una gran bocanada de aire antes de comenzar.

Contenido oculto

>> Bueno, el primer punto a tratar es el asunto de los alimentos. La última vez lo dejamos con un mal sabor de boca, creo yo, porque no llegamos a ninguna conclusión. Pero las circunstancias han cambiado, y una ruta de caza al desierto parece viable, ¿no os parece?

—¿Viable? —intercedió Hashim—. No. Solo parece que en una ocasión esporádica se ha conseguido, con métodos desconocidos, un volumen de caza considerable. Nada más que eso. ¿De qué sirve si no podemos hacerlo de forma constante?

—Eso es verdad —bufó Fátima, frunciendo el ceño—. Porque, a ver, vosotros cuatro, ¿cómo se supone que habéis conseguido abatir y traer esas presas hasta aquí? Tremenda hazaña debe ser explicada si queremos replicarla en el futuro. Vuestros métodos son lo que nos interesa, no solo el resultado.

Dalila, alzando levemente un dedo, quiso intervenir, pero se le adelantaron.

—A mi humilde juicio —siguió Ibrahim—, tenemos que considerar, además, que existen otras vías de obtener recursos que no hemos explorado. Podemos movilizar flotas para pescar, la pesca siempre ha sido un punto fuerte de Fayar-

—¡Sí, claro! —saltó de repente Osvald—. Lo ha sido, ¡antes de que hubiese tantos monstruos por los mares!

—P-Pero... —Dalila intentó hablar la voz, pero no se la oyó demasiado. De hecho, nadie le respondió cuando habló—. Si nuestros invitados nos dan claves para la caza de moldoras, creo que podremos usarlas también para defendernos de monstruos marinos... ¿n-no...?

—Hmpf —Hashim se encogió de hombros—. Todo lo que oigo es lo de siempre. Conjeturas. La realidad es que hay un riesgo inminente y pocas formas de asegurar consistencia en la recolección, pesca o caza. ¿O me equivoco, Majestad?

Mark hizo tripas corazón para responderle sin darle un puñetazo con el brazo de madera.

—... claro que te equivocas —dijo en voz baja, antes de volver a alzar la voz—. Sigo insistiendo. Lo que han logrado ellos, podremos lograrlo nosotros. Mirad cuántas presas han traído, y de qué tamaños; solo pudiendo obtener un tercio por día, ya tendríamos suficiente. Se trata de establecer rutas y-

Osvald volvió a interceder, entonces:

—¡Ya, ya, lo sabemos! Pero no es como si fuésemos a contar con mercenarios como estos todo el tiempo, ¿verdad que no? Y nuestros soldados no son especialmente duchos en el desierto, ya lo sabemos. Sus "técnicas" ya pueden servirnos para que unos soldados acostumbrados a cazar simples flanes se metan ahí dentro, ya.


Respuesta a Fátima (¿Cómo habéis conseguido abatir y traer esas presas hasta aquí?):
>> Usando poderes mágicos.
>> Con un poco de técnica y buenas armas.
>> Con trabajo en equipo.
>> Es un secreto.

Estado de Consejeros:
- Fátima no se cree nada.
- Dalila está dudando.
- Osvald no se cree nada.
- Ibrahim está dudando.

 

Fauna escuchaba atentamente la discusión, y cuando Jazz decidió intervenir, ella también lo hizo. Meditó por un segundo antes de hacerlo, pero al final, cruzada de brazos, respondió a lo que dijo Dalila con tono suave:

—Además, si se me permite añadir algo... como bien ha comentado la Consejera Dalila —lo destacó a conciencia, a sabiendas de que la Consejera más joven quizá no había sido siquiera escuchada por sus compañeros—, no hemos usado ningún tipo de arte milenaria ni nada así, solo sabemos pelear contra esos enemigos en específico. Les compartiré un truco, de hecho: las moldoras tienden a aspirar para tratar de devorar a sus oponentes, pero en ese proceso tragan todo. Por eso, funciona arrojar material explosivo o inflamable, que terminarán tragando. Eso las aturde.

El Consejo guardó silencio. Dalila miró a Fauna unos segundos, pero luego desvió la mirada, algo intimidada. Fue Fátima la que habló al final, carraspeándole la voz.

—Un buen truco, qué duda cabe. Con todo, insuficiente. ¿Qué haremos, alimentarnos a base de moldoras?

—Y por mucho que el de los pelos diga que nuestros hombres se han defendido bien siempre —bufó Osvald ante el comentario de Jazz, algo a la defensiva—, hace años que no se realizan rutinas de caza ni nada así. Anexados a esos cerdos eleanos como estábamos, el alimento llegaba desde ellos sin problema alguno. Teníamos los cultivos del sur de sus tierras, fértiles como eran, casi en exclusiva destinados a Fayar.

—Y podríamos tenerlos de nuevo —sonriendo con cierto ego, Hashim extendió los brazos—, solo tenemos que... contraatacar y arrebatarles un trozo. Trato justo para lo que nos hicieron, ¿no creen, estimado Consejo?

Silencio. Oh, mierda, esto iba a ser más difícil de lo que parecía.

—Estimado Hashim —intervino al final Ibrahim, acariciando las barbas mientras hablaba, tono reflexivo—. Aunque Elérea esté debilitada, siguen siendo un ejército increíblemente ducho, el mejor del mundo, probablemente. Nuestros hombres no están del todo preparados para la caza, así que cabría pensar que tampoco tanto para la guerra, ¿no es así?

—Y por eso mismo, si no actúamos ahora será tarde —intervino Hashim de nuevo—. Si Elérea se recupera y contraataca, se acabó. Ahí sí que no tendremos opciones. Esta es la oportunidad.

—... —Ibrahin reflexionó. Parecía empezar a dejarse convencer un poco, aunque solo fuese un poco—. Cierto, el potencial militar de Elérea es increíble, especialmente con toda la maquinaria que tienen... nosotros nunca podremos igualar eso.

Mark se cruzó de brazos. Parecís tener algo en mente, como si se me hubiese ocurrido algo, pero dudaba si debía decirlo.

Al final fue Fátima la que intercedió.

—En todo caso, mantengo lo que pregunté, ¿cómo diantres lo han hecho? Ya no solo es matar moldoras, también esclavos, ¡y además los trajeron aquí! El transporte en sí ya es un asunto complejo.

>> Necesitaríamos algún tipo de vehículo terrestre eficiente para cazar y muchos barcos para pescar, y lo segundo lo podemos conseguir, pero lo primero parece imposible.

Vehículos ahora, ¿no? Claro, no todo el mundo disponía del Fénix, ¿eh? Porque un carro que tuviese que ser empujado por toda Fayar no era muy práctico tampoco, desde luego. El problema era comprensible. Pero quizá la solución no era tan obvia.

—Hum... —murmuró Dalila—. O-Otra opción también es comerciar con otro país, aprovechamos la minería del nuestro y-

—¡Ya, claro, ¿con quién?! —espetó, furibundo de repente, Osvald—. ¿Con Shinryu, que está en la mierda por culpa de Elérea? ¿O con la propia Elérea después de todo lo que nos han hecho? ¡Vaya propuesta más absurda, no hay ningún otro país con el que poder comerciar en condiciones tal y como están las cosas ahora, y todo por culpa de Elérea!

- Fátima no se cree nada
- Dalila tiene algo de esperanza
- Osvald está cabreado
- Ibrahim está dudando

 

Evan

La conclusión al combate llegó, y Fauna absorbió el Eidolón de aquel profeta. Ya llevaba tres, si no recordaba mal; qué bueno que estaba de nuestro lado. Nos resguardamos un poco antes de que invocara al Fénix, y una vez que lo consiguió, nos llevó a todos rumbo a Ayra. Sin duda era increíble.

Entregamos las provisiones al rey, pero terminamos siendo arrastrados a una especie de conferencia, que más parecía un juicio, para intentar convencerles de no ir a la guerra. Resoplé fuertemente mientras escuchaba todo lo que Mark nos decía. Esto ya no era parte del trato, y sentarme a escuchar a un montón de adultos con la cabeza llena de delirios de poder no me apetecía en lo absoluto. Pero no quedó de otra, fuera por evitar una guerra, o porque nos terminaron arrastrando a la fuerza a ello.

En cualquier caso, ni siquiera cuando la conferencia empezó abrí la boca, porque no tenía ni las ganas ni la idea de cómo hacerlo. Mi fuerte no eran realmente las palabras, al fin y al cabo. Pero a parte de Fauna, no sabía si el resto de nuestro "equipo" iba a ser especialmente conciliador, especialmente Jazz. Solo había abierto la boca una vez y ya había enojado a alguien. Probablemente yo no iba a ser mucho mejor, pero al menos tenía que intentarlo, supuse.

—Eh —me aclaré la garganta—, respondiendo a la pregunta principal, diría que lo más importante fue el trabajo en equipo. Claro, yo soy más fuerte que cualquier adulto, pero para cazar Moldoras y esclavos la coordinación a la hora de luchar es lo más vital. No son monstruos especialmente rápidos, y sus hábitos son bastante predecibles. Si se dividen las tareas, es fácil ganarles a base de fuerza, o con puros números.

Claro, cazar esos monstruos no me parecía muy complicado, de verdad creía que podían hacerlos. El problema era, como dijo la señora, el transporte.

—E-En cuanto al trasporte, quizá un vehículo en el desierto no sea algo fácil, ¿Pero han pensado en domesticar monstruos? Los propios esclavos podrían ayudar mucho con el cargamento de la comida. O algún monstruo volador...

No había nada tan conveniente como eso, ¿no?

Respuesta a Fátima (¿Cómo habéis conseguido abatir y traer esas presas hasta aquí?):
>> Con trabajo en equipo.

 

Fátima escuchó con calma a Evan, alzando una ceja todo el tiempo. Cuando acabó de hablar, se cruzó de brazos y miró a sus compañeros.

—¿Por qué hay un niño opinando sobre estos asuntos? No lo llego a comprender —espetó, algo molesta, mirando a Evan con cierto desdén. Pero sin duda sus palabras fueron escuchadas... y tras un suspiro se llevó una mano al mentón—. Confieso que la propuesta de domar monstruos puede llegar a ser incluso interesante, ¿no creen? Los esclavos son dóciles y están habituados a eso, después de todo.

—Pero no queremos cabrear a los urutan, mi estimada —espetó de repente Hashim—. Son ellos los que los tienen domados. Monstruos domados por otros monstruos; es su territorio, y lo saben.

—Sí, pero los urutan no han salido nunca de la zona norte del desierto —susurró Mark, cruzándose de brazos—. Nunca nos hemos metido con ellos y ellos no han dado grandes problemas. No creo que pase nada si tomamos los esclavos de la zona sur.

—¡Y precisamente por eso arriesgarse es suicida! —bufó Osvald—. Mira, lo que nos faltaba es a que los urutan les cabree y les dé por atacar Sahgwa otra vez, como en el gobierno de Abdhel II. ¿No tenemos bastante con eso? Tsk —miró a Jazz, y luego rodó los ojos—. Qué sabrán además estos, que nada tienen que ver con Fayar.

—N-No negarás, eso sí —intervino Dalila— que comerciar con los moguris sí puede ser buena idea, ¿no? Aquí en Fayar hay bastantes mercaderes y demás, si lográsemos establecer rutas comerciales, podríamos-

Fue interrumpida en seco. Hashim, de nuevo.

—Ja. Moguris. ¿Nos vamos a fiar de esas criaturas, que no son siquiera humanoides? No son ni distintas a los monstruos. Ellos se benefician mucho más de nuestros pocos negocios que al contrario, y es por eso que los moguris vienen a Fayar y no a la inversa, ¿no creen?

Osvald le señaló, aprobando sus palabras.

—Exacto, ¡exacto! —dijo el Consejero—. Hashim tiene toda la razón. Así que venga, decid, decid... ¿qué se supone que nos pueden ofrecer los moguris, eh?

La conversación siguió durante un poco acerca de los moguris, pero los Consejeros no parecían acordar nada al respecto... así que pronto Ibrahim cambió de tema. Se había sentido profundamente halagado por las palabras de Roxy, y cuando habló, se refirió a ella.

—Ejem... la señorita aquí presente, muy sabiamente, resalta las indudables noblezas de nuestro ejército y hombres, y ciertamente estoy de acuerdo con ella. Y las técnicas de caza que nos han explicado me parecen sensatas. Tal vez no sea tan mala idea plantearse rutas de caza... el problema sigue siendo la variedad y cantidad. Incluso consiguiendo transporte de algún tipo, no hay tantos monstruos comestibles como para permitirnos aportar a nuestros ciudadanos una buena alimentación constante, y es que solo podemos conseguir monstruos comestibles en el desierto, aparentemente...

Fátima se encogió de hombros.

—Y, retomando el asunto del transporte, sigue sin convencerme la parte de domar monstruos. ¿Es siquiera posible dominar a un monstruo? Sí, los urutan doman esclavos, pero no dejan de ser otros monstruos... me pregunto si no será peligroso tener esclavos cerca de la ciudad. Puede ser un auténtico desastre.

—Bueno... —Dalila jugueteó con sus dedos, nerviosa, intranquila y dubitativa—. Supongo que podemos buscar más alternativas de transporte, también, porque se me ocurre que-

—¡Despropósito, todo esto! —exclamó Osvald, de repente, hablando sobre Dalila, que se encogió en su asiento—. Propongo cerrar ya esta discusión absurda, no llegaremos a ninguna parte.

—Calma, Osvald —trató de serernarle Mark—. Aún quedan muchos frentes abiertos...

Hashim, desde el otro lado, sonrió con cierta saña.


Pregunta (Osvald): ¿Qué se supone que nos pueden ofrecer los moguris, eh?
>> Tierras fértiles de Kholod donde cultivar
>> Rutas comerciales martítimas
>> Mano de obra cazadora
>> Mecánicos hábiles


- Fátima no está impresionada
- Dalila tiene algo de esperanza
- Osvald no se cree nada
- Ibrahim tiene algo de esperanza

 

Evan

Solté un gruñido al escuchar la contestación de la señora a mi respuesta. Hice un esfuerzo por no contestarle nada, porque lo que se me venía a la cabeza no iba a terminar bien para nadie si las decía en voz alta. Así que me senté en el suelo, me crucé de brazos, y me quedé en silencio, enfurruñado. Limitándome a escuchar esa conversación de mercado. Así fue al menos hasta que encontré la situación insoportable, especialmente de escuchar cómo interrumpían a la misma chica una y otra vez cada que intentaba decir algo. Ni siquiera me estaba pasando a mí, pero habían repetido aquello tantas veces que no podía más con ello.

—¿Podrían dejar a la gente terminar de hablar? —me quejé, poniéndome de pie. Posteriormente, enfoqué la mirada en la chica morfomante, que estaba hecha todo un manojo de nervios; de verdad que no parecía estar hecha para el cargo en el que estaba—. Realmente nos subestiman a ambos, uh. Bueno, tú estabas diciendo algo antes de que te interrumpieran, ¿no? De verdad que me gustaría escuchar lo que tenías qué decir acerca del transporte. Además, ¿Qué pasa con utilizar chocobos? Ya sé que aparentemente casi no hay chocobos en Fayar, pero aun así recuerdo al ejército del fallecido príncipe llegar en chocobo cuando tomaron el campamento Eléano, así que algunos tendrán ya; y si esos no son suficientes, conocemos la ubicación de un bosque chocobo escondido al norte del desierto, entre este y la jungla.

Esperaba que entre eso y lo que fuese a decir la chica, hubiese algo mínimamente rescatable.

Contenido oculto

Fauna le responde a Osvald con Tierras fértiles de Kholod donde cultivar y un botazo en la cabeza
igual vamos a responder a más de los otros comentarios

 

Cuando Evan habló por encima del resto para reclamar atención hacia él y hacia Dalila, la joven consejera sonrió con dulzura. Parecía encantada de ser la segunda más joven, porqur cuando todo el mundo se giró hacia el niño con gesto de desconfianza por su edad, ella intercedió:

—Gracias, chico. El niño tiene razón —cuando los demás la miraron, lo hicieron con un gesto algo más convencido. Su palabra de pronto parecía tener algo más de autoridad, después de oír a un niño tan pequeño... y le dio a ella algo más de confianza ver que Evan era capaz de alzar la voz pese a su edad—. Deberíamos escucharnos todos. Lo que yo iba a decir era que... no necesariamente tenemos que domar monstruos. Tenemos a los morfomantes, ¿no? Yo podría convencerles, establecer contratos y aprovechar sus poderes. Algunos podemos transformarnos en bestias ágiles y grandes... servirán para cargar presas, ¿no?

Hubo un silencio, en el que todos meditaron. Hashim, sin embargo, apretaba ligeramente los puños.

Fue Ibrahim el que terminó hablando.

—... es una buena idea. Han surgido muy buenas ideas en este foro —señaló a Roxy con una sonrisa—. La señorita, sin ir más lejos, propone buenas ideas... como explorar la Jungla, que está mayormente usada como canal de tránsito entre norte y sur de Fayar, pero que seguro alberga recovecos interesantes... veo que existen grandes posibilidades de evitar la guerra innecesaria, ¿no creen?

De nuevo, silencio, algunos mostrándose más cómodos y seguros que otros.

Hasta que una risa de Hashim lo rompió por completo.

—Adorable, sencillamente adorable. Aparecen un puñado de extranjeros y dan cuatro ideas, y ustedes ya se dan por convencidos. Pero no, nada de eso.

Se puso en pie, manos sobre la mesa.

Contenido oculto

—Oíganme bien. No se trata de algo simplemente en cuestión de recursos. Se trata de autoridad. De no solo sobrevivir por nuestra cuenta, sino garantizar esa supervivencia a futuro. Asegurarnos de que no nos invaden más. Si aumentamos el poder de nuestro ejército y nuestras tierras invadiendo parte de Elérea, conseguiremos más recursos, reclutaremos más soldados y tendremos incluso la opción de albergar cierto poder sobre Elérea, al tomar, por ejemplo, su puerto principal en Portobelo. Eso nos dará la opción de poder exigirles. Exigirles no solo paz, sino negocios favorables a nosotros. Ahora mismo, nuestro poder de negociación con cualquier nación... es lamentable.

El silencio volvió, esta vez, sin embargo, de una forma distinta.

—... sí, es cierto —espetó Osvald—. Necesitamos no solo recursos, también... autoridad. Y es quizá la únic oportunidad de lograr todo de una sentada.

—Pero —intervino Fauna—, Osvald, ¿no valoras la opción de acudir a moguris, en serio? Son de un continente vecino con el que comerciar, y ellos requieren de recursos que Fayar puede darles; aman los guiles, además. Y seguro quf podéis incluso conseguir "alquilarles" tierras de cultivl. Los moguris son aliados valiosos, a nivel de tierras, a nivel de recursos, a todos los niveles. Ante futuras amenazas, hermanarse con naciones también es una medida disuasoria, ¿no? ... Shinryu lo hizo con Áurea, y eso los mantuvo a salvo de Elérea por mucho tiempo.

Osvald calló, su vista clavada en las orejas puntiagudas de Fauna. Se percató rápidamente de su procedencia, que sin duda no era eleana, y quizá por eso la escuchó con más atención de la habitual en él.

—... ya. Bueno. Siguen sin convecerme los moguris, son criaturas que ni siquiera son humanas, pero... quizá justo por eso podamos aprovecharnos de ellos.

Dicho así sonaba feo, pero todo fuese por evitsr guerr-

—Y si las negociaciones no fructiferan, orientar la guerra e invasión hacia Kholod es más sensato, porque son mucho más débiles —oh, no, Osvald había propuesto una alternativa casi tan mala como la original.

Fátima se cruzó de brazos, observando los gestos de sus compañeros, y decidió intervenir.

—A ver. Creo que llegados a este punto tenemos claras dos cosas. Una, que sí es viable subsistir por nuestra cuenta, tenemos opciones que no habíamos pensado y nos permiten obtener recursos en nuestro propio país. Dos... que aun así, quizá sigue siendo más rentable para nosotros a varios niveles aprovechar e invadir territorio eleano... o de Kholod, incluso. Sería menos gasto y menos infraestructura, desde luego.

>> Así que en esa tesitura estamos. Personalmente, no veo motivos por los que los eleanos no contraatacarían cuando se recuperen, pues no tenemos nada que pueda combatir contra su armamento. Y por eso creo que lo que Hashim propone no es ninguna tontería. Aprovechar e invadir ahora que están debilitados como medida preventiva, más allá ya de los recursos.

Hashim aplaudió.

—Je, je, je, bien dicho, Fátima, Osvald. Excelentes ideas. Señores del consejo, permítanme que sea yo quien lance una pregunt a nuestros invitados: apuesto a que ninguno de ustedes es ni fayense ni eleano, así que, ¿qué motivo tienen para que les importe lo que suceda entre Fayar y Elérea?

Mark frunció el ceño. ¿Era aquello una pregunta trampa, acaso? ¿O era genuina? Quién sabía... pero el Rey decidió intervenir, en todo caso.

—... responded —dijo, asintiendo—. Y aprovecharé para hacerles yo mismo otra pregunta, ya que mi compañero se ha animado. Decidme a mí: ¿qué haríais vosotros? Con completa sinceridad.

La mirada de Mark era decidida. Bastante sincera. Parecía preguntar de forma genuina, queriendo saber su opinión real. Pero su gesto... tenía un cierto brillo. Confianza en sus ojos.

Confiaba en ellos.


Hashim: ¿Por qué os importa lo que pase entre Fayar y Elérea?
>> Porque las guerras nunca traen nada bueno a ninguna de las dos partes
>> Porque no queremos que Fayar se convierta en la amenaza mundial que fueron los eleanos
>> Porque hay amenazas más grandes al mundo como para seguir con guerras entre nosotros
>> Porque somos amigos de Mark y queremos ayudarle
>> En realidad no nos importa en absoluto

Mark: ¿Qué haríais vosotros, de forma sincera?
>> Iniciar una invasión a Elérea
>> Iniciar una invasión a Kholod u otro continente
>> Sobrevivir por nuestra cuenta como podamos
>> Sobrevivir con ayuda externa de Kholod u otro país
>> Negociar directamente con Elérea para sellar la paz definitivamente

***

- Fátima está dudando
- Dalila parece convencida
- Osvald no está impresionado
- Ibrahim parece convencido

 

Fátima escuchó con atención a Jazz, cruzándose de brazos y haciendo un mohín reflexivo. Luego señaló a Jazz con los dedos en forma de pistola, simulando un disparo. ¿Acaso aquello era una especie de forma de coqueteo?

—Je, entiendo tu razonamiento, coletitas. Y bueno, supongo que no es mala idea. Después de todo, si tememos una posible represalia en algún punto de Elérea, enviar nuestros recursos militares a otro continente no parece muy producente; estaríamos, de hecho, abriendo las puertas a que Elérea entre militarmente aquí. Por lo que no deja de ser sensato intentar al menos negociaciones con los moguris, ver qué podemos sacar... y luego ya vemos. Dirigir allí a diplomáticos, y no a militares, al menos de base. ¿No les parece?

Hubo algo de silencio. Todos parecían reflexionar; curiosamente, Fátima se veía bastante más convencida. Parecía que sus resistencias finales, más por inercia contradictoria que otra cosa, habían sido resueltas por Jazz finalmente. Casi parecía estar realmente convencida de antemano, pero resistirse a rechazar la propuesta de guerra hasta que alguien puso sobre la mesa que su teoría sobre el contraataque de Elérea podía ser válida, pero la solución que proponía quizá no tanto. Como si esperase aquella respuesta, de alguna manera.

Pero Osvald no estaba tan convencido, y fue Fauna la que trató de cambiar eso.

—Estimado Osvald, justo como ha dicho Fátima, es insensato desviar recursos militares a Kholod, ¿no cree? Sí, no hay duda de que los moguris son mucho más débiles y podrían ser dominados por Fayar fácilmente —exageró, quizá intentando jugar con el ego fayense de Osvald—, pero si genuinamente sospecha tanto de las intenciones de Elérea, entonces debería ser consciente de que proponer ese ataque a Kholod es contradictorio. Lo último que necesita su país es perder efectivos militares, ¿no?

—... hm. Bah, como digas —espetó Osvald, como un niño que se negaba a reconocer que estaba equivocado.

Y finalmente, Hashim dio un golpe en la mesa, que resonó en la sala.

—Se acabó, ¿no creen? Basta de cháchara. Es hora de votar de una vez, si a su Majestad no le parece mala idea.

—Sí, propongo lo mismo. Cerremos este asunto de una vez —susurró Fátima, cruzada de brazos.

Dalila asintió.

—Hm, como quieran —bufó Osvald.

—Estoy de acuerdo, sí, votemos —murmuró Ibrahim, acariciando su barba.

Y Mark, con una rápida mirada cómplice a Roxy y los demás, asintió.


- Fátima parece convencida
- Dalila parece convencida
- Osvald está dudando
- Ibrahim parece convencido

***

—Sí... es hora. Como han oído, nuestros compañeros han propuesto muy claramente una alternativa viable que merece la pena intentar; negociar con Kholod, el continente más cercano, para ver si pueden ayudarnos. Por mucho que sean moguris, son seres a los que les gusta comerciar, puede ser una buena idea. Por otro lado, les han oído: hay peligros que se ciernen sobre nuestro mundo ahora mismo, más graves que una guerra.

—Peligros que a saber qué son —espetó Hashim, encogiéndose de hombros—. Bien podría ser una falacia.

—Ah, créame, Hashim —Mark miró de reojo a Roxy, con una media sonrisa—, yo no tengo ni la más remota idea de a qué peligros se refieren... pero me hago a la idea de que cosas muy locas pueden pasar. He visto a un Bégimo aparecer en mitad de Sahgwa, ya nada me extraña. La propia existencia de la lluvia carmesí, que ha caído de nuevo hace poco y parece crecer en intensidad, es ya un mal presagio, si me preguntan.

—Hmpf.

—Vistos todos esos puntos —Mark tomó aire antes de seguir, severo—, votemos. El voto está dirigido a iniciar una guerra contra Elérea en este mismo momento; cuatro votos de nuestro consejo en sentido positivo supondrán el inicio de los preparativos militares en este mismo momento. Cuatro votos en sentido negativo, por las leyes de la monarquía democrática fayense, supondrá el rechazo a la propuesta de forma definitiva. En caso de salir dicha opción, entraríamos a proponer otros cursos de acción. Pero primero, votemos...

>> ¿Votos en contra de iniciar la guerra?

Mark alzó la mano rápidamente, y miró suplicante a los demás consejeros. Dalila la alzó justo tras él, segura y firme, y se ganó una sonrisa cálida del rey. Tras ella, vino Ibrahim, aún reflexivo.

Silencio por unos segundos.

Finalmente, tras un suspiro largo, Fátima alzó su mano. La sonrisa de Mark no le cabía en el rostro.

>> ¿Votos a favor de iniciar la guerra?

Hashim y Osvald alzaron sus manos, el segundo, particularmente, con un gesto altamente contrariado, casi molesto.

Mark dio una palmada antes de seguir.

—Entonces, oficialmente decreto como rechazada la propuesta ante el Consejo fayense. Cerramos la sesión.

Vaya... había sido, sorprendentemente, todo un éxito, ¿eh?


***

Tras la votación, el grupo fue invitado a salir de la sala, concluida su labor como asesores temporales, y los Consejeros y Mark permanecieron dentro un tiempo más, deliberando sobre los nuevos cursos de actuación. Al rato, esperando fuera, Jazz y los demás vieron cómo Ibrahim, luego Fátima y Osvald, y finalmente Hashim, salían del lugar uno detrás de otro. El último les dirigió una mirada extraña al salir, deteniéndose en cada uno de ellos. Y Fauna no pudo evitar comentar:

—Me transmite una sensación rara, ese Hashim. No sé por qué, pero... parece que trame algo. Algo más allá de lo aparente, claro —murmuró, reflexiva.

En fin, solo quedaron dentro Dalila y Mark, y, tras un rato más, la primera salió con gesto genuinamente complacido. Finalmente, Mark les invitó a pasar de nuevo, sonriente. Y no tardó ni dos segundos en abalanzarse sobre Roxy y darle un abrazo, luego lo mismo con Fauna, y... a Jazz le dio un par de golpecitos en el hombro y a Evan en la cabeza.

—¡Tíiiiios, gracias! Lo hemos conseguido, joder. —Ese era el Mark de verdad, ¿eh? Tanta formalidad le sentaba muy mal al cutis—. A la mierda Hashim y a la mierda la guerra, ¡genial, genial! Y todo gracias a vosotros, no sé si habría podido convencerles a todos yo solo. Osvald se quedó a disgusto, pero bueno, que le den, la verdad, no hay problema teniendo cuatro a favor.

>> Hemos estado deliberando para votar por las opciones más sensatas ahora, los cursos de acción a empezar a tomar. Como era obvio, han salido varias cosas... negociar con Kholod, intentar convencer a los morfomantes, y formar en caza al ejército; básicamente esas tres son las medidas acordadas.

Quedó callado, cruzado de brazos.

—... pero después de todo lo que ha pasado con esta mierda, estoy hasta los huevos. Quiero actuar yo mismo, en persona. Y como el consejo no lo va a autorizar expresamente, lo haré yo mismo. Tampoco han dicho que no pueda, ¿no? Je.

>> He dejado a Dalila a cargo de todo por aquí, mientras yo estoy fuera. Y he dicho que iba a "atender asuntos personales", pero... en realidad estoy pensando en algo específico. Veréis, Fátima está encargada de conseguir a los mejores piratas y otros tipos duros para que ayuden a formar a los militares en caza de monstruos y pesca; Dalila está escribiendo cartas para negociar con los morfomantes; e Ibrahim se va a encargar de conseguir donaciones y acumular recursos para poder comerciar con los moguris. Todo está en marcha, pero... yo quiero hacer algo también.

Suspiró.

—No sé si conocéis la leyenda fayense de Bismarck, la ballena gigante sobre cuya espalda estaba el mundo, todo eso. Bismarck es el nombre de la banda que hizo Galio, de hecho... al menos a Rox y a Jazz les sonará, con toda seguridad. En fin, al sur de Fayar se supone que hay una cripta oculta en la que, se dice, descansa la ballena. Son historias de piratas y eso, que en muchas ocasiones han intentado ir al fondo porque creen que allí encontrarán a la legendaria ballena. Y no solo eso, sino que se dice que hay incontables tesoros allí.

Apretó el puño.

—... entre los documentos de Kalef que pude consultar cuando entré en el palacio, leí cosas sobre esa cripta, también. Kalef había descubierto que la misma la construyó el primer rey de Fayar, Abdhel I. Ya sabéis, el héroe legendario, todo eso. Pues según el antiguo príncipe, su antepasado ocultó allí una "prueba de realeza". Un tesoro con un poder mágico inigualable, capaz de hacer que su portador se convierta en un verdadero rey. "Como la ballena cargaba el mundo a sus espaldas, el que tenga el tesoro podrá cargar con todo el peso de Fayar sobre sus hombros", eso escribía Kalef.

Severo, miró con ceño fruncido y gesto decidido a todos los presentes.

—Lo tengo decidido. Estoy hasta la polla de quedarme sentado, eso no es lo que un puto Rey hace. Todos trabajando ahora para intentar que Fayar tenga unas opciones mínimas de sobrevivir, peleando por no iniciar guerras, discutiendo como putos mongolos. ¡A la mierda! Si ese puto tesoro de verdad tiene poderes, lo quiero. Lo voy a conseguir. Yo, en persona—desvió la mirada un segundo, apretando el puño—. Si queréis acompañarme, os lo agradecería. Pero voy a ir igualmente. Lo tengo decidido.

Ese Mark... estaba totalmente pirado. Ir a esa cripta era bastante peligroso, Jazz y Evan lo sabían bien, pues se intentaron adentrar en una ocasión, sin mucho éxito. ¿Sería verdad toda aquella historia del tesoro y demás? ¿Merecía siquiera la pena?

Sea como sea, Mark parecía dispuesto a meterse de lleno en la boca del lobo, y de forma casi literal. Se podía entender su impotencia, sintiendo que, pese a ser el Rey, no tenía control sobre nada, ni la autoridad suficiente para "salvar" a su pueblo fácilmente. Y eso que estaba haciendo una buena labor, pero... quizá sentía que no era suficiente. Con lo cabezón que era, iría a la isla solo, sin duda alguna... salvo que...

—... aunque ahora que lo pienso, a ver cómo voy. Está en una isla, tendré que dar muchas explicaciones para coger un barco hasta allí. —Se llevó una mano a la nuca y rio con cierta vergüenza—. O-Oye, que si vosotros tenéis alguna forma de llevarme, estaría bien, eh...

Mark se une al grupo de nuevo; lo tenéis disponible en el Starlight para comprobar su ficha.
Hasta concluir su misión, Mark no entrará con vosotros en ninguna mazmorra que no sea la Cripta de Bismarck. Sí os acompañará por el mapamundi y ciudades de Fayar, sin embargo.

Contenido oculto

Resumen de la puntos importantes tratados:
>> El voto de guerra ha fracasado
>> Ha salido a colación usar a Kholod como aliado
>> Ha salido a colación emplear a morfomantes como transporte
>> Se ha disuadido la propuesta de invadir otros territorios
>> No se ha mencionado usar a Áurea como aliada
>> No se ha mencionado usar a Garladia como aliada
>> No se ha mencionado el armamento magitek de la base militar

Se ha acordado:
- Negociar con moguris
- Negociar con morfomantes
- Reforzar a cazadores y ejército fayense

Premio:
+3 PH para todos.
+500 guiles para todos.