Autobús

Laila Meyer.

Sintió como luego de su respuesta el chico soltaba su mano, como si le quemara, a pesar de que no la retiró de su tacto.
Laila regresó sus manos a su regazo.

Yo no soy su novio.
Su novio está muerto y dicen que yo lo maté.

Despegó la mirada de la ventana y le dedicó esta vez una sonrisa diferente, que hizo que sus rasgos adquieran un marcado aspecto felino. Era una sonrisa con cierto aire burlón, algo completamente ajeno a ella, pero ya no era por completo la Laila que había sido antes de que la metieran en ese autobús.


—He preguntado si es tu chica, no si es tu novia. —Su voz era apenas un murmuro. Cruzó las piernas y, de no haber sido por los grilletes, habría cruzado los brazos—. Aunque de todos modos la miras como tal. Noah, ¿mataste al chico o es eso lo que quieren que creas?

Recostó la cabeza en el respaldo del asiento de enfrente y el cabello le cubrió el rostro como un velo.

—Porque me da la sensación de que a muchos nos han mentido para meternos aquí.

 

Connie Dubois

Cuando oyó a Shawn llamándola, Connie lo observó con una ligera curiosidad que fue aumentando en intensidad a medida que oía su idea, hasta derivar en una emoción absoluta que se apoderó de su sonrisa y sus ojos chispeantes. Asintió repetidas veces, conteniendo su voz para no elevarla demasiado.

—¡Claro que quiero! No se me ocurre mejor forma para pasar el tiempo.

Vio hacia todos lados, lo más disimulada que pudo para no alterar a los guardias, y cuando ya tuvo a alguien en mente soltó una risilla, girándose hacia Shawn para hacerle 'OK' con las manos. Él, entonces, le permitió comenzar a preguntar. Connie sonrió ligeramente coqueta, muy divertida con la situación general, y respondió acorde a su llamado.

—Será mi placer, monsieur —murmuró, con una pronunciación natural y fluída; no por nada su abuelo francés había insistido tanto con su idioma natal cuando ella era pequeña—. Hmm... ¿Es mujer su persona, chevalier?

 

Galen Rutonver

"Pareces de mi edad... ¿cómo es posible que te dejasen ganarte la vida en una empresa? Me sorprende."

- Bueno... Digamos que, eh. Tengo talento para hablar con la gente... No con todos claro esta, pero. Logré hacerme con las correctas amistades para llegar a trabajar en una empresa como dices. No importa las edades, niña. Uno siempre puede destacar - Dije, sonriendo levemente mirándola de soslayo

"Y-yo... sí, me trajeron a este lugar junto a alguien. Es... muy, muy, pero que muy importante para mí. Es... a quien le debo todo."

Me dejó pensando su respuesta... "Muy importante para mí, es a quien el debo todo..." Se repitió la respuesta clave de la chica. Ugh, hay mucha gente importante para alguien. Sea un hermano, una madre, padre, abuelo, tío, padrastro, madrastra, etc. Igual no era fácil la respuesta, simplemente me recosté sobre el asiento pensando... Creo que la ofendí con algo... Definitivamente estoy siendo precipitado. Maldita sea, no es fácil convivir con esta chica. Pronto traté de adivinar... ¿Un hermano, tal vez? Quien sabe, pero la miré directamente una vez más con un gesto serio... Y le dije

- D-Dime... Acaso, esa persona... ¿Es tu... Her-

Pronto, un sonido de un tacón emergió y resonó tan fuerte y claro dentro de mi mente que me hizo paralizarme en el acto. Apenas a unos tres metros delante estaba subiendo esa bastarda... Agnes.

Me percaté que la niña se había quedado mirando a la ventana. Tal vez, solo tal vez. Era el que peor se la estaba pasando en este sitio... Agnes, con esa maldita sonrisa psicópata pero serena. Nos observaba a todos con sumo detalle... No me sorprendería si se estuviera mofando de todos nosotros. Pronto se acercó al par de asientos enfrente nuestro, no hizo ni dijo nada cuando se acercó justo a lado mío. Pero no me miraba, observaba a la chica. Quería hacer algo, quería tratar de decirle algo a Agnes para ver si podía distraerla como tal vez logré en el sitio. Pero si ignoró mis preguntas clave en el momento... Lo más probable era que no serviría de nada, de pronto. Agnes con todo descaro invadió mi espacio solamente para jalar el cabello de la niña y susurrarle

"Tu padre vendrá conmigo en el auto. Pero no te prometo que llegue en partes iguales a Wonderland."

Escuché, no es como que no pudiera escucharlo si Agnes estaba prácticamente encima mío. Me volví a quedar paralizado, sintiéndome como un imbécil y un inútil. Agnes pronto se reincorporó y siguió mirando al resto. Parecía de momentos mirar a algunos presos en específico... No tardo en observarme a mí también. Clavando su mirada mientras deslizaba sus dedos por mi asiento. No hice nada, no dije nada. Lo que menos quería era caer inconsciente por estos tarados guardias. De momentos creí que me diría algo pero no fue así. Yo solamente me limité a mirarla neutralmente, sonriendole sutilmente. Sabía en parte lo que esperaba... Pronto Agnes se dio la media vuelta para salir, sin antes ordenar que ya era hora de irnos. Jugueteando con las jodidas llaves y regresando al edificio... "Así que es su padre" pensé. Y el bus simplemente comenzó a arrancar ignorando a la niña. Clavando mi mirada a esa bastarda.

Pronto nos alejamos, y el viaje a seguramente nuestra muerte. Comenzaba... Me limité a fijar mi mirada hacia enfrente, me arriesgué a voltear detrás mío. El mismo guardia casi me golpea pero tan pronto lo noté y lentamente miré enfrente también. Maldita sea, espero tan solo nadie comience a pensar que Agnes tiene alguna extraña y especie de fijación hacia mí. No dudaría que esa era su intención. Hacerme "destacado" solamente para que todos me odien. Espero de corazón la niña no se haya percatado de esa sonrisa que le dirigí a Agnes. Ví como se quería matar por el coraje e impotencia que eran más que notables. Voltee a mirarla con gesto compasivo... Quería decirle que se calmara, que todo estaría bien. Pero si me costó hacerla hablar si quiera un poco. No lo lograría ya ahora...

Suspiré con rabia, sujete fuertemente la mochila del coraje. Y con una mínima esperanza de hacer sentir bien a la chica. Aunque sabía que era inútil. Le dije

- Quería hacer algo, de verdad. Quise detenerla como fuera pero... Creo que iba a ser inútil. Perdón - Dije, extrañamente una lágrima se me deslizó por la mejilla. Era extraño, no sentía tristeza. Pero tal vez era tal el coraje por esa maldita abogada que aún sin sentirme triste no pude si quiera sentir esa lágrima escapar.

- Así que es tu padre... Ya veo... Como siento que tengas que pasar por esto, te. Eh - Me atoré de momentos pues su caso era más complicado que el mío - T-Te. Comprendo... Mis padres desaparecieron sin más, dejándome a mi suerte. Teniendo que buscarme la vida desde entonces, que de a poco me llevaran a esa empresa. Y a la situación en la que estoy ahora... No quisiste hablar conmigo al principio, y si no quieres lo comprendo. De verdad... Solamente, quiero que sepas una última cosa, niña. No soy tu enemigo, no soy un psicópata aunque no tenga pruebas. Pero... Cuando estuve con Agnes, me hizo darme cuenta que esto no terminará nada bien. ¿Recuerdas que te dije que no estaremos simplemente encerrados? Bueno... Ahí lo tienes. Seremos parte de un macabro show... - Dije, aunque ahora cambié mi tono de voz a una fría y vacía. Me comenzaba a imaginar lo peor. Y lo traumatico que seguro resultaría, pero. Tenía esperanza de que no debía ser tan malo. Podríamos solucionarlo, juntos. Pero la niña simplemente parece que no me va a ayudar en nada.

- Creo que no tardaremos en ser enemigos, niña. No porque quiera o quieras... Si no porque esa perra nos obligará, escuché su comentario, si. Y si vas a seguir siendo alguien tan reservada, hazlo entonces no importa ya. Solamente quiero que sepas de una buena vez, sin mentiras ni nada. Que seremos unas marionetas de Astaroth hasta que ella crea no seamos de utilidad. Disculpa si sueno cruel... Pero es la verdad, niña, escúchame. Espero de corazón no seas una mala persona, por lo que te perdono de antemano las cosas que seguro nos obligarán a hacer. Así como te pido me perdones si nos vemos forzados a hacer algo cruel... Ten en mente, que todo es culpa de Astaroth... No nuestra. Así como tampoco de tu padre - Dije, ahora volteando a mirar a la niña sin expresión alguna, pero encarandola directamente.

- Espero que tu padre esté bien, en serio. Tal vez y te lo dijo para intimidarte... Te diré un secreto, hablé con Astaroth antes de venir aquí. Como seguramente todos ustedes habrá hecho lo mismo. Pues un tenso ambiente se hizo presente con todo mundo... Creo entender que logré comprender un poco su propio juego. Y me reveló que jugaremos para ella... ¿Qué específicamente? No tengo la menor idea. Pero si amenazó de muerte a tu padre. Creo no sera nada gratificante... Jugaremos para ella con tal de ganar unos dulces que deberemos consumir cada 3 días para que esta asquerosidad de collar no nos mate. Aunque, no dudes que aquellos "juegos" sean cuanto menos traumatizantes. - Dije, sin dejar de mirar vaciamente a la niña.

- No sé que te habrá dicho y no me importa... Si vas a quedarte callada el resto del camino, hazlo. Igual, creo que hay que admitirlo... Estamos jodidos, setenciados a muerte. No por el collar... Si no muy probablemente, por ella misma. O algo peor... - Dije, mirándola un momento más en un incómodo silencio que sentía que era mas yo el que generaba. Pero ya no me importaba, ver la actitud de Agnes, su comentario y esa expresión me lo ha verificado... Estoy sólo en esto, y no debo confiar en nadie. Excepto con el que me condenaron... Así es, Franklin. Será mi único aliado, no cabe duda. Él y yo debemos encontrar la manera de salir de aquí. Y nadie más... Con algo de suerte, y puede que hasta Agnes le agrademos. Aunque lo dudo, Franklin parece ser todo un maniático. No entiendo como me encariñé con el en una simple noche de alcohol. Sin dudas, esa maldita bebida es milagrosa. Hum, nah. En realidad es un buen sujeto... Tan sólo espero poder adaptarme adecuadamente a él.

Al final dejé de mirarla y me volví a limitar a mirar enfrente, cerré los ojos y me centré en mis pensamientos y teorías. Debía adaptarme a lo que Agnes planeaba con todos nosotros. Debía advertirle a Franklin lo que sucederá. Tan sólo espero que cuanto antes nos podamos ver, para tal vez. Solo tal vez... Franklin y yo podamos hacerle algo a esa bastarda... No nos va a dejar salir, claro está. Así que muy probablemente... Tengamos que tomar justicia de propia mano, valdría la pena.

Aunque... En esos momentos entré en cuenta, ese no era yo. Yo no pensaría así... Pero esa desgraciada me ha cambiado inclusive sin si quiera llegar a la prisión. Maldita sea, ¿Es que acaso me estoy convirtiendo en algo más? Creo... Que solo el tiempo lo dirá.

Contenido oculto

Sweet disculpa por mi precipitada acción je. Pensé que sería una reacción natural de cualquiera al revelar ciertos datos. Pero no hay problema, me limitaré a no decir tus acciones sin que tu las digas. Disculpa, no me mate (? admito que me veo hypeado con todo esto e.e Perdona T.T

 

Connie Dubois

Le sonrió con ternura al oírlo hablar en francés, cubriéndose la boca con una mano tras soltar una risa suave y corta. Ese jovencito era ciertamente encantador, amable y entretenido; muuuy entretenido.

Cuando le negó, indicándole que había fallado, Connie frunció apenas el ceño e infló tantito las mejillas. Se recompuso rápidamente, sin embargo, lista para responder a su pregunta, cuando el indiscutible aroma a caramelo y palomitas de maíz danzó hasta sus fosas nasales. Se giró hacia la ventana, abstraída con el sonido de la música circense, y un mundo maravilloso se desplegó frente a sus ojos. Las luces de las atracciones brillaban con fuerza, destacando sobre el lienzo nocturno, junto a las personas yendo y viniendo. Riendo, saltando, besándose.

Se había acercado demasiado a la ventanilla sin darse cuenta, y dio un respingo fuerte cuando ésta se cerró de golpe. El susto la hizo retroceder, y gracias a los grilletes le fue imposible utilizar sus manos para detener el impacto. Sintió cómo su espalda chocaba contra el cuerpo de Shawn y buscó sus ojos de costado, preocupada.

—¡Disculpa! ¿Te dolió? No quise...

Otro estímulo volvió a captar sus sentidos. Un impacto fuerte cerca suyo, como un proyectil justo contra su cara, la hizo volver la cabeza hacia el exterior nuevamente. Frunció el ceño al reconocer la consistencia pegajosa y resbaladiza que se adhería al vidrio y se deslizaba con pereza.

Les estaban lanzando frutas. Junto a las risas y el jolgorio, la gente les lanzaba frutas podridas.

Connie apretó los dientes y su cuerpo comenzó a temblar duro. Sintió sus largas uñas clavándose en sus palmas y supo que tenía que encontrar la forma de resolver aquel volcán revolviéndose dentro de su pecho antes de que erupcionara.

—¿Qué es esto? —masculló, sin poder despegar los ojos del exterior, con la voz ligeramente ahogada—. ¿Por qué? ¿Qué es tan divertido? ¿Somos animales, acaso? ¿Atracciones de circo? —Apretó los dientes y se llevó las manos a la cabeza, encorvándose sobre sí misma—. Mierda. Mierda, mierda, mierda.

 

Galen Rutonver

Comenzaba a teorizar de manera obsesiva lo que sucedía a su alrededor... Tratando de concentrarme con lo que los demás presos discutían. . . . pero... No entiendo ni un bledo. Solamente susurros, es todo lo que entiendo. El dolor de aquél absurdo golpe aún me punzaba... De momentos sentía como aún expulsaba una que otra gota de sangre. Pero tal era mi nivel de concentración que de momentos lo difuminaba. Y lo hacia bastante bien, hasta que un extraño y familiar aroma llegó a mí.

- ¿Huh? - No evité sorprenderme por el inesperado evento hasta que abrí nuevamente los ojos y miré por la ventana de la niña. Un escandaloso, vivo y colorido parque de diversiones se hizo presente... El bus desaceleró debido a las decenas de personas presentes, estando en euforia por lo grandioso que se notaba. Me quedé atónito. ¿En serio este es el famoso mundo maravilloso? ¿Un jodido parque de diversiones? ¿Esta es la cárcel? Pero abruptamente fui sacado de mi mente cuando un bulto se azotó en la ventana.

Un pastel... Podrido, con hongo y más que crema parecía un bulto de baba gris y verde oscuro. Deslizándose lentamente hacia abajo producto de la gravedad. No evité hacer un gesto de asco puro. No podía creerme lo que sucedía, y más si podía escuchar a la gente de afuera mofándose de nosotros... Como si fuéramos unos malditos animales de circo... ¿Pero y ellos quienes son para juzgarnos de esa manera tan mediocre y baja? Solamente, ver todo eso hizo que me molestara de verdad...

Al final simplemente me acomodé de nuevo, miré al frente y volví a cerrar mis ojos, concentrandome. Con dificultades... Ya que escuchar los insultos, risas y azotes de comida contra el bus no era algo muy agradable que se diga.

- Vaya vida la nuestra... ¿Huh? Parece que es de manera literal que todo esto será un juego... Un maldito y psicópata juego... - Me dije, aunque con la intención de que la chica me escuchara.

 

Laila Meyer.

Decía que no era su chica, pero se le iban los ojos en ella. Conocía esa mirada, la conocía de sobra porque era así como ella miraba a Shawn y es que él lo era todo para ella.
Aún con la cabeza pegada al asiento de enfrente, giró levemente el rostro, solo para ver cómo su compañero de asiento clavaba la mirada en su mano.

Yo creo que sí.

Laila frunció el ceño, aún con el cabello cubriéndole el rostro.

—Si tuvieron la misma suerte que nosotros —dijo con tono plano—, yo creo que no mataste a nadie. Sin embargo, es cierto, no importa cuánto gritemos... el autobús no dará vuelta para llevarnos a casa.

El olor dulce le llegó a las fosas nasales y le resultó repugnante, sintió que el estómago le dio un giro.
La ventana junto a ella se cerró de golpe e inmediatamente después algo impactó contra ella; Laila se incorporó de repente, solo para notar como una masa se deslizaba por la ventana.

—¿Una linda ave enjaulada en un maravilloso mundo? —Bufó para sí misma, molesta—. Ya veo a qué te referías, perra inmunda.

Se movió incómoda en el asiento, haciendo sonar los grilletes, y regresó la vista a Shawn, asientos más adelante.
Protegerlo era su prioridad, porque ya él la había protegido a ella antes.

 

Laila Meyer.

Aquello era repulsivo. ¿Cómo era posible que, en un parque de diversiones, los estuvieran tratando de aquella forma? ¿Qué se suponía que era eso? ¿Un reality show?
Volvió a apretar los puños al punto de enterrarse las uñas en las palmas de las manos.

Eran payasos, bufones, un gran y maldito chiste.

Notó como Noah volvió su rostro hacia ella.

Ella dijo que soy como un sinsonte.

¿Sinsonte? ¿Aquella avecilla cantora? Al menos en ese autobús, no era capaz de hacer semejante asociación, pero lo cierto es que Agnes parecía asignar aquellas aves de forma bastante errática.
Tragó grueso.

—Lammergeier. —La palabra le resultó extraña, pero la prefería sobre su nombre en español, aún así, se corrigió—. Ella dijo que soy un quebrantahuesos.

Volvió a moverse, ansiosa, repitiendo el sonido de los grilletes.

>>Agnes nos quiere muertos... a su asquerosa manera.

Un pensamiento terrible le rayó la mente con fuerza. Si tenía que convertirse en un quebrantahuesos iba a hacerlo, todo fuera por sacar a Shawn de allí, aunque fuese sin ella.

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Pero bueno ando en modo turbo jsjsjs