Autobús

Tema en 'Wonderland' iniciado por Insane, 8 Mayo 2019.

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    Hygge

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    Shawn Amery

    Shawn soltó un suspiro pesaroso, recibiendo la respuesta que esperaba. Asintió con calma, dirigiéndole una sonrisa apenada a modo de gratitud por resolverle sus dudas, y volvió su mirada al frente, endureciéndola al notar que uno de aquellos guardias le observaba. La sostuvo durante unos segundos, severo, hasta que el hombre se cansó de intentar intimidarle. Le irritaba profundamente su presencia, porque estaban asustando a Laila y él no podía hacer nada por evitarlo. Deseaba poder abrazarla por el hombro y sacarla de aquel lugar, lejos de aquellas miradas vacías y carentes de empatía alguna. ¿Acaso no se daban cuenta del daño psicológico que les estaban causando a algunos de los presentes? ¿No tenían ya suficiente con todo lo que estaban pasando?

    Apretó sus puños, odiando con todo su ser a la humanidad. Había perdido su fe, él que defendía con fervor el uso de las palabras y del honor como único método para resolver problemas, desde que habían sido sentenciados a muerte por algo que ninguno se merecía. El rostro de la sonrisa ladina de aquella mujer disfrutando de su sufrimiento aún se encontraba latente en sus retinas.

    Dio un pequeño respingo al escuchar una exclamación venir de aquella joven sentada a su lado. Se tranquilizó al ver que se encontraba bien, siendo simplemente un problema con su manicura, y respiró hondo mientras la observaba de reojo. Qué chica tan curiosa. Parecía realmente tranquila con aquella situación, ¿no tenía a nadie de quien preocuparse? Sus dudas se disiparon al notar que saludaba enérgicamente a un chico rubio que acababa de subir al autobús, y se sentaba en primera fila por orden de los allí presentes.

    Frunció ligeramente el ceño, consternado. ¿Por qué se empeñarían en separar a cada uno de los presentes de su acompañante?

    "¡Ah, tu cabello! ¡Es suuuuper blanco! ¿Es así de nacimiento o utilizas alguna tintura? ¡Te queda genial!"

    Shawn parpadeó durante unos segundos, sintiendo la mano de la joven en su mejilla pellizcándola con suavidad. Cuando se separó y prosiguió presentándose, no pudo evitar reír con suavidad, realmente divertido con su reacción. Extendió su mano imitando su gesto, y le dirigió una encantadora sonrisa.

    —Yo soy Shawn. Es todo un placer conocerte, Connie —se presentó, soltando su mano con delicadeza en el proceso. Alzó los hombros y extendió ambas palmas frente a ella, fingiendo inocencia, y prosiguió—. Así es, soy albino de nacimiento, ¡lo juro! No te harías una idea de la de motes que han llegado a sumarme a lo largo de mi vida —bromeó, relajándose un poco más en su asiento. A pesar de la situación en la que se encontraba, seguía teniendo un don natural para socializar cuando el momento lo requiriese, y lo agradecía enormemente. Necesitaba distraerse durante el tiempo en el que le privasen de estar con Laila—. Dime, Connie. Ese chico de antes... ¿Es tu pareja? ¿Un amigo, quizás?
     
    Última edición: 9 Mayo 2019
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    Nekita

    Nekita Amo de FFL

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    Catherine Whitman

    Se había quedado perdida en sus pensamientos sobre todo lo que estaba sucediendo hasta que presenció la escandaloza entrada de uno de los individuos, no podía negar que se había sentido algo intimidada, pensando en que algo debía de estar mal si se tomaba aquellos golpes de los guardias comos si nada hubiera pasado incluso aunque le habían partido la mascara, cuestionandose también la razón por la cual aquel hombre llevaba esa máscara.

    ¿Debía considerarlo normal o como alguna clase de maniáco que realmente se había gnaado a pulso estar aquí?

    Al final, ni siquiera quiso seguirlo con la mirada por lo incómodo que había resultado, así cuando terminó dirigiendo su atención a otra cosa para tratar de ignorar lo que le quedaba de camino a aquel sujeto, se encontró con la mirada de su compañero por unos segundos, lo suficiente para sentirse demasiado observada.

    Volvió a mirar abajo, un loco con máscara, su compañero de autobus con una mirada más intensa de la que consideraba necesario, no poder voltear disimuladamente para intentar ver a Noah por la lejanía que tenían, el collar y estar esposada, sobretodo ver que habían golpeado a Noah solo por querer hablarle... no le gustaba nada, solo quería asegurarse que estaba bien, salir de allí, regresar a sus vidas normales.

    No merecían estar allí.
     
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    Zireael

    Zireael Equipo administrativo Comentarista empedernido

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    Laila Meyer.

    Se distrajo con el hombre... ¿Con una máscara? Que entró montando un alboroto. Un escalofrío le recorrió la columna, le daba mala espina.
    Apretó aún más los puños sin darse cuenta.

    Nuevamente, la voz del chico junto a ella.

    Ella es Cathy y yo soy Noah.

    ¿Noah? Se giró para mirar al muchacho, que continuó hablando, extrañamente abierto a conversar con ella. Notó como se inclinaba para poder ver siquiera un poco de la chica, de Cathy, y estuvo por repetirle que si creía necesario acercarse más podía hacerlo porque como él acababa de decir, ambos querían sostener la mano de su persona, pero se detuvo en seco al escuchar lo siguiente que dijo, confiando en ella de una forma que le pareció casi ingenua.

    ¿Sostendrías mi mano hasta que pueda sostener la de Cathy?

    Noah no separó la vista de la joven ni un segundo, se limitó a dejar su mano en medio de ambos, esperando por su decisión. Parpadeó varias veces, perpleja y actuó con la misma ingenuidad que él, porque ambos estaban más preocupados por otra persona que por sí mismos.
    No había nada más. Solo era una forma de evitar que la estupidez los venciera, evitar un arranque de cólera que le pudiera costar la vida a Shawn y a Cathy. Apoyo emocional, empatía.
    Noah no le estaba dando una orden de las que acostumbraba a seguir, en lo absoluto, estaba pidiéndole un simple favor.
    Suspiró con fuerza, aflojando los puños gradualmente. De la forma que le fue posible debido a los grilletes, tomó la mano del muchacho junto a ella y apretó suavemente, como una forma de hacerle saber que agradecía aquel pequeño acto de confianza ciega en un momento como aquel.

    —Él es Shawn y yo soy Laila —dijo repitiendo el proceso de su compañero de asiento. Separó la vista del albino un momento y a pesar de que Noah no la estaba mirando, ella lo miró a él, sonriendo con ternura para luego añadir algo más—. Cathy es un bonito nombre, le queda bien.

    No esperó su respuesta y regresó su vista al frente.
    Aquel muchacho no podía haber hecho algo para estar allí, ¿o sí? Y ella tampoco.
    Solo lo veía capaz de hacer una estupidez así por Cathy el problema era que... ella también estaba en ese autobús.
     
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    Gigi Blanche

    Gigi Blanche Equipo administrativo Game Master yes, and?

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    Connie Dubois

    —¡Ah, Shawn! —repitió, luego de oír su nombre; se la veía divertida—. Shawn, Shade... —balbuceó, viendo al techo del bus, y meneó la cabeza—. Nah, no son tan parecidos. Podría haber sido gracioso, qué pena.

    Connie se recostó en su asiento, cruzándose de piernas nuevamente, y mientras escuchaba a Shawn hablar comenzó a enroscar en el dedo un mechón de su cabello; era algo que solía hacer, de hecho. Pero aquellos grilletes eran super incómodos y acabó por abandonar la tarea pocos segundos después, dejando sus coletas en paz. Cuando escuchó al muchacho preguntándole por Shade, lo vio directamente con las cejas alzadas y luego soltó una risa corta, negando con la cabeza.

    —Nah, es mi hermanastro. Suena bien feo, ¿a que sí? Es culpa de Disney, La Cenicienta, Blancanieves y todas esas mierdas —argumentó, gesticulando con sus manos de aquí para allá y provocando que los grilletes hicieran varios ruidos metálicos—. ¡Pero es super mentira! Bueno, sí nos molestamos un poco, y suele darme dinero para taxis en vez de ir a buscarme, ¡pero me encanta regalarle dulces! Y él siempre me da osos de peluche para mis cumpleaños. Me habría gustado traer uno, pero no me dejaron. —Infló un poco sus mejillas, viendo a los guardias de soslayo, y renovó su alegría en cuestión de segundos—. ¡Pero en fin! Con Shade nos llevamos genial, sí, señor. Hace ya cinco años que se mudó a casa, cuando su mamá se casó con...

    Sus palabras fueron perdiendo brío e intensidad, hasta morir ahogadas a mitad de frase. Su mirada, también, se desvió de los ojos azules de Shawn por un breve instante, antes de que sonriera como antes y retomara el diálogo; pero ya no exudaba tanta alegría.

    —Oye, Shawn. A ti también te inculparon injustamente, ¿verdad? —Hizo una breve pausa, sin dejar de sostenerle la mirada—. Tú... ¿también estás aquí con alguien?
     
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    Hygge

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    Shawn Amery

    Sonrió con ternura mientras escuchaba atentamente las palabras de Connie, interesado por lo que decía. Aquella chica rezumaba energía y vitalidad por cada poro de su ser, y aquellas personas, en momentos así, eran un bote salvavidas en medio del mar de ansiedad y agonía que comenzaba a llenarse en sus pulmones. Por ello, no pudo hacer menos que mostrar verdadero interés por su historia, asintiéndole de vez en cuando con calma, animándole con la mirada a que prosiguiera cuando esta dudaba.

    —Es bueno que te lleves bien con tu hermano Shade. Esas relaciones suelen ser las más difíciles, porque pasan demasiado tiempo juntos. Pero a la larga merecen realmente la pena, te lo asegu... ¿Connie?

    La joven a su lado cortó el contacto de sus ojos, desviando la mirada durante breves segundos, y Shawn sintió una punzada en su pecho mientras la observaba. Aquella expresión apagada y triste le recordó a la que dibujaba Laila cuando tenía un mal día, y le partía el corazón verla reflejada en ella, no poder hacer nada. Su mano se movió sola, movido por el deseo de volver a verla sonreír, y colocó con suavidad su mano sobre el cabello de Connie, acariciándola como solía hacer con Laila mientras le dirigía su mejor sonrisa. Aquello solía tranquilizarla... esperaba poder hacer lo mismo con Connie.

    —Está bien, está bien. Tranquila —susurró, y su calidez se asemejó a un arrullo materno, efímero. Lentamente separó su mano, algo avergonzado por aquella acción inconsciente, y sintió sus mejillas tornarse levemente rojizas mientras respondía su pregunta. Siempre se formaba aquella sonrisa boba en sus labios cuando hablaba de Laila—. Sí... Estoy aquí con mi novia, Laila —pero su sonrisa se desvaneció al escuchar sus palabras una y otra vez en su cabeza. "Estoy aquí con Laila"—. Necesito sacarla de aquí, cueste lo que cueste. No me importa cumplir mi injusto castigo con tal de que la mantengan fuera de esto. Ella no... Ella no debe estar aquí. Ni ella, ni Shade ni tú deberíais estar aquí.

    >>Tengo que... tengo que encontrar la manera de sacaros de aquí. Como sea.

    Y apretó sus puños, con la mirada gacha y un brillo rebelde en sus orbes grises. Estaba determinado a hacer lo que sea con tal de mantener a aquellas inocentes personas a salvo de aquella desgracia.
     
    Última edición: 10 Mayo 2019
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    Etihw

    Etihw The Golden Witch Comentarista empedernido

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    Aimi Shiotani~

    Mientras escuchaba, silenciosa y algo curiosa, la historia que le contaba Galen, apretó sus puños con cierta frustración. No fue la única engañada por el rostro amable de aquella mujer. Un bonito rostro que ocultaba a un ser despiadado que dejó en claro que disfrutaba con el dolor ajeno. Que disfrutaba manipulando y jugando con la gente.

    Aimi suspiró, frunciendo luego sus labios sin saber cómo responderle. Cierto era lo que dijo, hablaba mucho. No era algo que le molestase, de hecho, ella adoraba escuchar a la gente. Pero... las palabras no le salían.

    Seguía con miedo. Sentía impotencia.

    Volteó su rostro hacia delante, observando la puerta del autobús, esperando en que en algún momento su padre apareciese. Si no han arrancado todavía, y teniendo en cuenta que el chico ese también vino con alguien, era probable que en algún momento apareciese.

    Y con todo el dolor en su pecho, Aimi tuvo fe. Por un momento, se permitió sentirse esperanzada. Esperanzada de verlo de nuevo.

    Ignorando la punzada enorme en su corazón, ignorando todo lo sucedido y el lugar en el que se encontraba, volvió a mirar al chico, y le dirigió una sonrisa triste.

    —Pareces de mi edad... ¿cómo es posible que te dejasen ganarte la vida en una empresa? Me sorprende.

    Apretó sus labios y su rostro mostró, por un instante, una expresión de tristeza. La curvatura de sus labios decayó, y sus ojos se encontraban entrecerrados, mirando al suelo.

    ¿Debería de contárselo? ¿Acaso valía la pena hacerlo? No ganaba nada con ello. Pero... ¿y si lograba, quizás, aligerar aquel pesado y angustiante peso en su pecho? ¿Y si... pudiese encontrar cierto confort en la mirada de alguien? Aunque fuese por un instante... ¿sería escuchada? ¿O quizá juzgada? O peor... ¿harían mal uso de sus palabras de nuevo?

    Aimi por dentro se encontraba aterrada, todavía no lograba creerse todo lo que había ocurrido, pero no dejó que aquello se mostrase en su rostro, tratando de ser lo más impasible posible. No quería mostrarle abiertamente a aquel desconocido su sufrimiento. Se negaba.

    Se miró sus propias manos. Las tenía rojas de tanto que las apretaba en un puño.

    —Y-yo... sí, me trajeron a este lugar junto a alguien —no supo de dónde sacó las fuerzas para responder, pero tras otro suspiro, recobró la compostura, mirando sin expresión alguna a Galen. Por más de su edad que pareciese, aún no sabía si podía confiar en él—. Es... muy, muy, pero que muy importante para mí. Es... a quien le debo todo.

    Y así volvió a mirar por la ventana, sin decir nada más, pues tampoco era necesario.

    Giga <3 ¿Podrías, por favor, no decir cómo actúa mi personaje en tu post si yo no lo he dicho? uwu Es que no sabes cómo es ni cómo puede reaccionar, por eso (?) Gracias, cielo <3
     
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    Gigi Blanche

    Gigi Blanche Equipo administrativo Game Master yes, and?

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    Connie Dubois

    Sus ojos se abrieron un poco, sorprendidos, al sentir el suave tacto de Shawn sobre su cabeza. Fue una sensación extraña, como si recibiera a un viejo amigo. Esa calidez tan conocida a lo largo de los años, arrebatada de su lado en un parpadeo.

    Cerró los ojos, dejando que una sonrisa decorara sus labios mientras disfrutaba la caricia y recuerdos alegres danzaban frente a sus párpados oscuros. Sus coletas volaban en un vaivén refrescante, oía su risa sin fin y sentía las manos de su padre en la espalda, impulsándola cada vez más alto. Cruzaba la puerta del colegio y su rostro se iluminaba al verlo en la acera, aguardando por ella con dos batidos de chocolate en las manos. Sus pies se balanceaban sobre el aire, mientras veía la puesta de sol desde su balcón y oía las historias que él le contaba.

    Pero la caricia fue efímera; tan efímera como el momento donde le arrebataron lo único que en su vida la había amado. Cuando la mano de Shawn se alejó, Connie abrió los ojos y sonrió triste, pues sabía que allí la esperaba el muchacho albino que acababa de conocer. No él.

    "Sí... Estoy aquí con mi novia, Laila. Necesito sacarla de aquí, cueste lo que cueste. No me importa cumplir mi injusto castigo con tal de que la mantengan fuera de esto. Ella no... Ella no debe estar aquí. Ni ella, ni Shade ni tú deberíais estar aquí. Tengo que... tengo que encontrar la manera de sacaros de aquí. Como sea."

    —¿Y tú? —le replicó, con el ceño ligeramente fruncido, y luego soltó una risa suave—. Suenas como un príncipe. —Lo había dicho sin reflexionarlo realmente, por lo que al oírlo salir de sus labios abrió grandes los ojos y juntó sus palmas, emocionada—. ¡Sí! Eso es. Un príncipe. Esa chica, Laila, debe ser afortunada de tenerte a su lado.

    Toda la nostalgia y tristeza de recién había quedado enterrada en el tiempo. Connie rió, divertida, y tomó las manos de Shawn entre las suyas, alzándolas en el espacio entre ellos.

    —Oye, Shawn, ¡seamos amigos! —propuso, con un brillo de ilusión en sus ojos—. No sabemos dónde estamos yendo, ni qué será de nosotros, ¡pero estoy segura que será más sencillo si nos apoyamos entre nosotros! También me gustaría conocer a Laila. —Hizo una breve pausa e intensificó el agarre en sus manos un poquito más, regalándole una sonrisa—. ¿Qué dices?
     
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    Ceci

    Ceci Usuario VIP

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    Noah Briggs ~

    Debía admitir que aunque tomarse las manos había sido su idea, no podía evitar sorprenderse de que aquella chica, a quien ahora podía identificar como Laila, había aceptado su oferta. Él no tenía mucha experiencia en las relacionarse con alguien que no fuera Cathy y no podía recordar la última vez que él le había pedido algo y ella se había negado, así que siempre la había asociado con todo lo que se sentía bien dentro de su mundo, con todo lo que se podía identificar como una experiencia positiva, y por descarte, había asociado al resto del mundo como una opción inalcanzable, como una negativa constante; la mente de un adolescente siempre era un lugar curioso, más aún si había sido construída a base de traumas sin resolver.

    Quizás ese sería el momento de descubrir que el mundo no era tan malo como él pensaba. Y vaya ironía, que lo estaban encerrando por algo que él no había tenido ni la más mínima participación.

    Bajó la mano hasta el plástico del asiento, dejando reposar la mano de Laila sobre la suya. El agarre era suave, casi superficial y él no se atrevía a dejar bajar la tensión de su cuerpo más allá de su brazo. Ya de por sí se sentía extraño porque a pesar de lo inocente del contacto, ya se había dado cuenta de que las manos de Laila no eran exactamente iguales a las de Cathy y eso ya había encendido una alerta de ligera incomodidad en su cabeza, pero tampoco podía ignorar la sensación de curiosidad que opacaba sus dudas, la indudable sensación de compañía que lograba calmar sus nervios. Para sumarle a la situación, incluso la posición era algo incómoda porque con los grilletes su mano libre no era para nada libre, ni siquiera para apoyarse en cualquier otro lugar que no fuera su pierna.

    Pasó un breve tiempo en el que no supo decir nada más. Ella se veía más calmada, él se sentía más calmado, pero también había cierta intriga revolviéndole lo más profundo de las tripas. ¿Por qué se sentía tan familiar? ¿Acaso Laila y Shawn eran parecidos a él y Cathy, quizás en más de un sentido?

    —¿Shawn es tu... ? —se detuvo, sin saber exactamente qué quería averiguar, sin saber exactamente qué quería preguntar.

    No entendía exactamente por qué sentía la necesidad de seguir indagando, pero sí sabía que si se quedaba mucho tiempo a solas con su propia consciencia terminaría hecho un manojo de nervios que no podría ser calmado con solo sostener la mano de su compañera de autobús.
     
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    Insane

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    Agnes Astaroth ♥

    Sus zapatos hicieron eco por el suelo metálico del autobús. Los guardas al verla se apartaron y le dieron paso con la cabeza hacia abajo y los brazos hacia atrás, pasándose a la hilera izquierda que estaba desolada para que ella tuviera total libertad del espacio. Agnes caminó con una sonrisa suave en sus labios por cada asiento, observando con una pizca de reconocimiento. Shade, el mejor portado de todos. Se le hacía agua la boca de tan solo recordar su sarcástica actitud. Divisó después a Catherine. Pobre alma en desgracia, le provocaba hasta un poco de lástima.

    Al ver a Aimi se agachó hasta llegar a su oído al traerla hacia ella del cabello, sobrepasando el espacio con Galen sin importancia alguna. Susurrándole a Aimi antes de continuar.

    —Tu padre vendrá conmigo en el auto. Pero no te prometo que llegue en partes iguales a Wonderland.

    Se alejó y enderezó, continuando su mirada hacia la mocosa de Connie que había soltado improperios cuando estuvieron a solas, pero ahora al verla, sosteniendo las manos de un fantástico espécimen... las grandes mentes solían identificar el valor de las cosas. Shawn era algo especial. Esa ternura, esa determinación...

    Deslizó la yema de sus dedos por el asiento de Galen y miró de reojo al resto, divertida por la mirada de Noah desde atrás. Pobre, se notaba que estaba sufriendo de estar tan lejos de Catherine. Les dio la espalda y se bajó del autobús con la llave de los grilletes de los presos jugando entre sus dedos, dándole la orden al conductor de que iniciara su camino hacia la prisión.


    Ella llegaría un poco tarde al destino, y eso alguien debía pagarlo.

    • El autobús ha cerrado las puertas y los guardas han vuelto a su posición de vigilancia.
    • Se ha puesto en marcha el recorrido. Por las ventanas verán la ciudad hasta nuevo aviso de que se ha ingresado al parque de diversiones.
    • Agnes ha entrado de nuevo a la cárcel provisional, con la llave de los grilletes y las del auto.
     
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    Hygge

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    Shawn Amery

    "¿Y tú?"

    Connie frunció el ceño, y la mirada de Shawn se ensombreció durante unos segundos que resultaron insignificantes. Dudó. ¿Cómo podría decirle a aquella chica a la que acababa de conocer que su vida no tenía valor alguno a sus ojos desde hacía mucho tiempo? ¿Que se odiaba a sí mismo, y que lo único que le llenaba era proteger a otros para compensar un error del pasado? No, claro que no podía decírselo. Ni a ella, ni a nadie; ni siquiera había sido capaz de desenterrar su pasado con la mujer de su vida. Esa faceta de Shawn se encontraba enterrada en lo más profundo de su ser, y deseaba que siguiese siendo así. Debía seguir esforzándose por cumplir todas las expectativas posadas en él, y así sería.

    —¿Un... príncipe? —Shawn abrió los ojos con suma sorpresa, para segundos después comenzar a reír con ella, contagiado por su agradable humor. Rascó su nuca algo avergonzado—. Bueno, si tu imagen de un príncipe es un joven con un castillo al fondo, subido a lomos de un hermoso corcel y portando una espada brillante... Digamos que cumplo con dos de esas tres cosas —bromeó, dirigiéndole una sonrisa divertida poco después al notar su sorpresa—. Mi familia tiene bastante poder adquisitivo y vivimos en una casa que perfectamente podría cumplir con el estereotipo de mansión. Y... practico esgrima desde que era pequeño. Supongo que solo me falta subirme a un caballo, pero como sería difícil... ¿uno de juguete te serviría? —añadió sin borrar su sonrisa, siguiéndole el juego. Lo cierto era que en el fondo, aquello no tenía valor alguno para él. Pero imaginarse como un verdadero príncipe... se le hacía curioso por alguna razón que desconocía.

    Poco después Connie tomó sus manos, con cierta dificultad debido a los grilletes que les impedían mover con soltura las muñecas, y Shawn la miró a los ojos, enternecido con sus palabras. Amigos... Sí, aquello sonaba bien para él. Al menos ambos podían apoyarse el uno al otro durante la ausencia de sus personas especiales, y eso era algo que agradecía con todo su ser. Asintió, sereno, apretando con suavidad sus manos en un gesto afirmativo.

    —Claro, estaría encantado con ello. Yo también quiero conocer a ese tal Shade, y... —le dirigió una sonrisa de ojos cerrados, brillante—. Estoy seguro de que Laila y tú seríais buenas amigas. Dalo por hecho.

    Pero aquella calidez que se había instaurado en su pecho, aquel efímero remanso de paz se desvaneció y la realidad chocó contra él al diferenciar la silueta de una mujer familiar subir a aquel autobús, de un momento a otro. Soltó las manos de Connie sin separar la mirada de Agnes, y su expresión se afiló. La joven a su lado pudo notar cómo Shawn apretaba los dientes cuando sus orbes hicieron contacto con los de Agnes, pero no fue capaz de decir nada. Nunca era capaz de decir lo que quería en presencia de aquella puta abogada por miedo a represalias contra Laila. Se sentía un mísero juguete a su alcance, consciente de la impotencia que aquella situación le generaba.

    Cuando Agnes bajó del autobús tras una revisión general, este comenzó a arrancar finalmente, cerrando sus puertas. El corazón de Shawn golpeaba con fuerza su pecho, y toda la felicidad que había reflejado su rostro se desvaneció ante la ínfima presencia de aquella mujer. Agachó la mirada, tenso, y no supo qué más responder.

    Se había quedado en blanco.
     
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    Tarsis

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    Shade Mcartty.

    Había pensado decirle algo a su compañera, pero en el momento que la vio perdió todo el norte. La observó caminar y dar la vuelta por la estancia... aquellos pechos rebotando a cada paso y el cabello largo y exótico suelto en su espalda. Suspiró con deseo, haciendo sonar las cadenas que lo sostenían. Aquello la verdad le resultaba de lo más irritante. Se sentía atado, preso. La verdad es, que la sensación no era algo nueva para él y por eso lo detestaba aún más.

    Se mordió el labio, sintiendo un golpe de ansiedad subir por su pecho. Necesitaba algo dulce.

    Se volteó hacia su compañera para distraerse, hablando con tranquilidad:

    —¿Se te perdió algo allá atrás? —cuestionó, resaltando el hecho de que volteaba a los asientos traseros. Tenía suerte que al menos eso no lo castigaran, realmente no disfrutaba de ver como le pegaban a las mujeres, al menos no cuando no estaban haciendo nada. Y tampoco cuando tenían tanta pinta de niña buena como ésta.
     
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    Gigi Blanche

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    Connie Dubois

    Connie fue asintiendo emocionada ante su relato, imaginando cada pizca, cada detalle que le confiaba. Ciertamente, con toda esa información adicional era aún más fácil imaginarlo como un príncipe.

    Y ella siempre había sido una princesa, ¿no?

    "Claro, estaría encantado con ello. Yo también quiero conocer a ese tal Shade, y... Estoy seguro de que Laila y tú seríais buenas amigas. Dalo por hecho."

    —¿Conocer a Shade? —murmuró, soltando una risa corta—. Te lo presentaré, pero te advierto: no es nada amigable con los desconocidos. ¡Puede hasta morder! Muchas veces se comporta como un perro malo, y muestra los dientes y todo. Pero con el tieeeempo se va suavizando y tal, aunque siga siendo un viejo cascarrabias de tanto en tanto. —Sonrió, ladeando apenas la cabeza—. Así que tendrás que disculparlo~

    El corazón se le detuvo apenas, como a casi todos en ese bus, cuando los tacones rebotaron y Shawn le soltó las manos. Connie alzó la mirada, encontrándose con los ojos rojizos de aquella perra, y se le revolvió el estómago. Realmente sacaba lo peor de ella.

    De no ser por todos los estúpidos guardias... Sólo Dios sabía.

    Apretó los labios, acomodándose en su asiento y desviando la mirada por la ventanilla cuando el bus arrancó. Vio de soslayo a su acompañante; se lo notaba aturdido e ido. Soltó un suspiro imperceptible y se peinó un poco las coletas, a pesar de la incomodidad de los grilletes. ¿Debería decir algo? No estaba segura de cómo proceder. La intromisión de Agnes le había arrebatado todos los ánimos de cualquier cosa. Dejó caer la cabeza sobre el respaldar, con los ojos fijos en el techo, y suspiró otra vez.

    —Lo siento —murmuró, sin verlo realmente—. Esa mujer... realmente me hace sentir cosas que detesto.
     
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    Nekita

    Nekita Amo de FFL

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    En ningún momento esperó ver a Agnes de nuevo en aquel autobus, de hecho, ni siquiera quiso verla y en el instante que pudo, desvió su mirada a la machila que les había dado. Le despertaba muchas emociones variadas desde el miedo hasta el enojo que no sabía abordar, la forma en la que se había comportado y la promesa incumplida que solo había llevado a que lastimaran de alguna forma a Noah porque podían sin seguir verse.

    Así que, tensa e incómoda, se mantuvo esperando hasta que escuchó sus tacones alejarse y ver de reojo cómo ya finalmente se retiraba con las llaves y, finalmente, daba pie a aquel viaje. En ese momento, suspiró buscando relajarse un poco.

    Giró su rostro hacia su compañero en el momento que lo escuchó hablar, asintió multiples veces con un gesto triste, cuando se animó a hablar, lo hizo en un tono suave y bajo—Algo no...alguien y... no creo que sea coincidencia que yo estuviera en el primer asiento para que fuera lo primero que viera y en cambio él...en un lugar donde ni siquiera puedo verlo si no me giro por completo... —Sabía que voltear no le traería ningún castigo, pero, tenía miedo de girar su cuerpo para buscar su mirada y terminara provocando la ira de los guardias y un muy claro disgusto en él que lo terminaría metiendo en problemas que no deseaba —...Solo espero que lleguemos bien...
     
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  14.  
    Tarsis

    Tarsis Usuario VIP Comentarista supremo Escritora Modelo

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    Shade Mcartty.

    Shade no pudo evitar la risa que emergió de su garganta. Demasiada esperanza y suavidad para su gusto. No quería ser él quien rompiera esa pequeña burbuja de esperanza, pero, de verdad, dudaba siquiera que llegasen vivos. Se estaban tomando muchas molestias por inculparlos, así que debía haber una muy buena razón debajo de ello, o mucho dinero. Estaba acostumbrado al actuar de las calles y de las personas bajas y ruines, esto no le sorprendía, pero sí le irritaba enormemente, no parecía estar ésta vez en el bando ganador y eso le disgustaba.

    —Lamento tener que bajarte de esa nube, querida, pero, si llegas a estar "bien" nuevamente en éste viaje, por favor llévame contigo. —Se mofó, viendo la cara triste e ingenua de aquella muchacha.

    Sentía hasta lástima por ella.

    Bueno, tal vez no.
     
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  15.  
    Hygge

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    Shawn Amery

    "Lo siento. Esa mujer... realmente me hace sentir cosas que detesto".

    —...Tranquila —su voz salió en un susurro, aún con la mirada posada en sus piernas. Le dirigió una breve mirada de soslayo, buscando saber cómo se encontraba—. Intuyo que a todos los presentes nos ha hecho pasar un mal rato.

    Soltó un profundo suspiro, buscando calmar sus emociones. El ánimo había decaído en ambos, y no podía permitir que la brillante sonrisa de la joven sentada a su lado desapareciese por culpa de aquella mujer, que les estaba haciendo la vida imposible. Palmeó su propio rostro con suavidad, despejándose, y se giró hacia Connie con una expresión más animada, similar a la que mantenía minutos antes de la llegada de Agnes.

    Cuando Laila se encontraba mal, Shawn solía intentar alejarla de la realidad con cualquier cosa que se cruzase por su cabeza. Y estaba seguro, tras un rápido vistazo al autobús, que aquello funcionaría con su nueva amiga.

    —Connie, ¿quieres jugar a un juego? —le preguntó, dibujando una sonrisa amable en sus labios. Se dio la vuelta en su propio asiento, señalándole con la cabeza que echase un rápido vistazo al autobús—. Aquí hay nueve presos, suficientes personas para poder jugar a un "Adivina quién soy". Escoge a una de las personas presentes, y yo haré lo mismo. Con preguntas, tendremos que averiguar quién es la persona en la que piensa el otro —volvió a recolocarse en su asiento, despeinando su cabello albino con la misma diversión que un niño pequeño—. Quizás te parezca demasiado infantil, pero a mí suele funcionarme cuando viajo con otra persona, así como el "Veo-Veo".

    Soltó una pequeña risa, aguardando intrigado su respuesta.

    —¿Y bien? ¿Me concederías el honor de ser la primera en preguntar, madame? —y le guiñó un ojo, cómplice, recordando su charla acerca de la nobleza.
     
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  16.  
    Nekita

    Nekita Amo de FFL

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    Catherine Whitman

    Frunció su nariz con ligereza al escucharlo reir, principalmente por no entender de donde venía hasta que lo escuchó hablar de nuevo. Lo entendía, estar bien era algo demasiado...gris, estaban esposados con un collar que les inyectaría ácido, inculpados de muerte, camino a una prisión donde no sabría en lo absoluto lo que pasaría, ¿cómo podrían estar bien?

    Le sonrió con levedad, si se concentraba en hablar, no se comía la cabeza pensando en otras cosas.

    —No hay ninguna nube son...decisiones —Siempre se había mentenido mucho en una especie de positividad antes de estar en la universidad, así había podido ayudar a muchos de sus compañeros a fin de cuentas —, quiero pensar que...estaremos bien, porque pensar lo contrario... solo llevaría a algo peor.

    No quería volver a llorar como lo había hecho entonces, quería pensar lo contrario.
     
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  17.  
    Zireael

    Zireael Equipo administrativo Comentarista empedernido

    Leo
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    Laila Meyer.

    Algo le daba la sensación de que aquella actitud no era habitual en Noah.
    Buscaba confort en alguien, alguien que no era Cathy, porque la situación lo sobrepasaba, ¿no? Y ella aceptaba brindarle ese confort porque tampoco sabía que tanto podría contener la preocupación y los deseos de levantarse de su asiento; pero también porque deseaba que alguien pudiese tranquilizar a Shawn de aquella forma, a pesar de la incomodidad.

    A sus oídos llegó la risa de Shawn, que pudo reconocer con una precisión ridícula. Regresó su mirada a él, solo para apreciar entre los asientos que sostenía las manos de su compañera de asiento.
    La recorrió una sensación de calidez, porque alguien estaba brindándole aunque fuese una ligera tranquilidad. No sabía quién era, pero le agradeció profundamente a aquella muchacha por el gesto.

    La calidez retrocedió de golpe. Dio un respingo cuando la mujer de cabello negro entró al autobús y se acercó a una chica bastante joven, para susurrarle algo al oído. Le dio una mala espina terrible.
    El asiento vacío. ¿Era alguien que la chica conocía?

    Sin darse cuenta presionó ligeramente la mano de Noah.

    La pregunta que el joven a su lado le había hecho antes de que aquella maldita entrara al autobús, le volvió a la mente.
    Volvió a mirarlo, más relajada luego de ver cómo Shawn volvía a interactuar con la chica de las coletas, en lo que le pareció un intento por distraerla.

    —Es mi novio —afirmó—. Era eso lo que ibas a preguntar, ¿no es así? Asumo que Cathy es tu chica. Reconozco la preocupación en tu rostro, la forma en que la miras.

    Dirigió la mirada hacia la ventana, observando el paisaje en movimiento.

     
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  18.  
    El Calabazo

    El Calabazo Y dime, ¿Quién soy yo?

    Géminis
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    El bus arranco, se veía por la ventana que salíamos de aquella prisión y pasábamos por las vías de la ciudad, una ciudad fría y asquerosa, si nos preguntan algún día a cualquiera de nosotros. No creo que a nadie le quede un buen recuerdo de este cruento inicio. Franny se recostó de los asientos, aparentemente, su compañero de viaje se había ausentado, no tenia a nadie con quien hablar, Galen estaba lejos y no podía molestarle para pasar el tiempo un rato, nuevamente estaba solo, ¿pero que no estamos solos todos nosotros en el fondo?. Una serie de pensamientos inundo la mente del joven hombre, una tormenta de opiniones diversas, una tormenta de palabras pulso cortantes que venían de si mismo.

    Oh vamos, ¿en verdad vas a pensar en ella? acéptalo, solamente fue un juego entre ambos. A ti te gusto, te encanto, te asusto, te intereso, todo al mismo tiempo. A ella parecía agradarle, pero no significa nada, nunca significa nada. No te comas la cabeza, la necesitamos para seguir la función...


    Un día, ella esta cariñosa contigo y al siguiente, al siguiente momento ni siquiera te ve ¿Te suena conocido?
    Un día te acaricia, un día te susurran cosas al oído, un día dicen que quieren conocer todo de ti, de todos los tuyos.
    Y llega la noche y eres tú solo, Franklin.

    Eres tu frente a un espejo, viéndote fijamente esperando algo, viendo dentro de tus propios ojos.
    Sabes que ves, pero no quieres aceptarlo.
    No quieres rechazarlo tampoco, hacerlo significaría empezar a vivir.


    Solamente te quedas de pie en aquella fría habitación que llamas hogar, frente al espejo de aquel baño mugriento con botellas de alcohol tiradas por todos lados.

    Ese es tú hogar, Franklin.
    Eres como esas botellas, estas tirado en el suelo, estas vació por dentro, olvidado.
    Esta no es tu tierra, jamas lo sera.
    Esta no es tu piel, hace mucho la abandonaste.
    Dime, Franklin: ¿Qué queda de tí en este mundo? ¿Qué dejara F. Maxwell cuando termine de desaparecer?

    — M-Mis... Mis hermanos... —
    Susurro el hombre enmascarado mientras veía por la ventana, se escuchaba el viento pasando a través de las ventanillas pequeñas del bus, se escuchaba el ruido de personas hablando a su al rededor, pero esta no era su función. Las voces a su al rededor continuaban charlando de forma baja, conociéndose, indagando los unos de los otros - pero a ti nadie te quiere conocer, no realmente - siendo humanos, para ese joven hombre solo le quedaba un largo viaje y nada mas, por ello enfoco sus ojos a ver por la ventana y pensar en mil historias, mil anécdotas que narraría después, diálogos que trabajar y monólogos que diseñar.

    Solamente era el momento donde la cámara enfoca en todos menos tú persona, ese momento donde otras estrellas brillan y resuenan mientras a ti te apagan... ¿Te suena conocido, Maxwell?
     
    Última edición: 10 Mayo 2019
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  19.  
    Ceci

    Ceci Usuario VIP

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    Noah Briggs ~

    Sentía que había perdido la noción del tiempo en el segundo en el que Agnes había entrado al autobús. Todo a su alrededor se detuvo, se hizo difuso, y aunque ella no se había acercado particularmente a él, se sentía ebrio de respirar las tenues notas que su perfume había dejado en el ambiente en los breves instantes en los que compartió su espacio con ella. El solo hecho de ser consciente del tremendo peso que aquella mujer sostenía sobre su existencia le dificultaba la respiración.

    No fue ajeno, tampoco, al comportamiento hostil que había mostrado con una de las chicas que estaba junto a él. Aquella mujer no era la misma Agnes que él conocía por su abogada, y su abogada tampoco era la misma Agnes que había encontrado en su oficina momentos antes de ser subido al bus. ¿Quién era Agnes en realidad, cuál sería su naturaleza, cuántas caras tenía?

    ¿Cuál era la cara de Agnes que Cathy había tenido que enfrentar?

    Se le congeló la sangre de solo pensar que aquella mujer podría haber tratado a Cathy de la misma manera que a la chica del asiento de enfrente. ¿Cómo se suponía que mantendría a Cathy a salvo en un ambiente controlado por aquella mujer, si no lo había podido hacer durante el juicio?

    Dejó salir un suspiro ahogado no bien el motor del autobús encendió y trajo consigo el ronroneo del vehículo. Le haría bien concentrarse en los patrones del motor, no quería seguir hundiéndose en aquel pozo oscuro en el que se había transformado su cabeza.

    Es mi novio

    Empezó a escuchar un zumbido dentro de su cabeza, como si aquella palabra hubiera desencadenado algo dentro de él. No tardó en soltar la mano de Laila, dejando la de ella reposar sobre la suya, dejándola que la sostuviera si quisiera, porque para él ya había perdido el sentido. Laila había acabado de preguntarle cuál era su relación con Cathy y la verdad era que no tenía un nombre para describirla, como si no fueran nada.

    Por supuesto que eran algo, porque no se puede ser simplemente nada, pero, ¿qué eran, exactamente?

    —Yo no soy su novio —contestó, dejando caer la cabeza hacia atrás, recostando la nuca contra la barra de metal del asiento—. Su novio está muerto y dicen que yo lo maté.

    ¿Y quizás sí lo había hecho? La línea entre su realidad y la realidad de Agnes empezaba a difuminarse en su cabeza.
     
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    Tarsis

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    Shade Mcartty.

    Hizo una mueca de descontento, comenzando a bullir su malhumor.

    —¿Acas fue tu decisión estar aquí? ¿Acso tienes una fantasía con ser transportada y esposada como vaca al matadero? —cuestionó rudamente clavando sus ojos en ella. No podía creer el grado de estupidez de algunas personas. Estaban en una situavción de mierda y algunas personas como ella tratando de ver el lado positivo. ¿Cuál lado positivo? Todo esto apesta desde principio a fin.

    De verdad, quizás la situación se los comiera vivo a todos. Aún recordaba el momento antes de despertar en aquella celda. Pensó por un momento que despertaría en su apartamento o en la mansión con resaca y oliendo a demonios, pero la realidad lo sorprendió. Y ahí estaban.
     
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