Autobús

Autobús

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Son las 6:00 de la tarde. Todos ustedes han pasado una noche en las celdas de la cárcel provisional, pueden verse entre ustedes al abordar el bus, pero se les ha prohibido conversar con su dúo o otra persona que no sea la que esté a su lado, hasta que lleguen a Wonderland.

Por las ventanas se puede apreciar el ocaso del atardecer, pueden ver familias con sus hijos, parejas, animales paseando por las calles, y en un tiempo (que daré aviso) percibir el olor dulce de los caramelos al ingresar al parque de diversiones. Escuchan las risas, los gritos de emoción por la montaña rusa y un sin fin de ruidos más. Esto puede provocar o empeorar el mal estar.

El autobús arrancará en cuanto todos los prisioneros estén sentados. Hay un asiento vacío, por lo tanto intuyen que Agnes le está haciendo la inducción por la que los demás ya pasaron. Cuando éste postee el conductor arrancará.

Recuerden que llevan su mochila sobre las piernas.

Asignación de puestos:

Los únicos asientos que se utilizarán son los de la hilera derecha, por lo tanto quedarán de la siguiente forma:

Catherine & Shade

Galen & Aimi

Shawn & Connie

Franklin & Yamato (El asiento de Yamato aún está vacío)

Noah & Laila

Reglas del autobús:

Sus asientos fueron asignados por cómo su querida abogada determinó.

Sólo se puede hablar por medio de susurros con la persona que se tiene al lado. No se permite hablar con los de atrás. Cualquiera que tenga una actitud osada, y se levante de su asiento o rompa las reglas será golpeado en la cabeza con las armas de los guardias. (Caerá en la inconsciencia y llegará a wonderland dormido)

Sus esposas han sido cambiadas por grilletes del mismo material del collar, por lo tanto es imposible romperlo sin la llave. La llave la tiene Agnes.

Agnes irá en un auto delante del autobús, todos ustedes la ven abordarlo cuando ésta de la orden de iniciar camino hacia wonderland.

Y sin más, que inicie el prólogo.

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satellite Nekita Yáahl Liza White Tarsis GigiBlanche The Pacman Gigavehl SweetSorrow Cronopio

 

Noah Briggs ~

Chasqueó la lengua mientras avanzaba a regañadientes, a base de los empujones que el guardia le daba con la cachiporra a modo de insentivo, con toda seguridad. Había dormido mal, llevaba demasiadas horas sin saber de Cathy, y encima aquella maldita Agnes lo había puesto con los pelos de punta.

Una combinación perfecta para poner a cualquier adolescente de mal humor.

Terminó de subir al bus, escalón tras escalón, con toda la lentitud del mundo, a sabiendas de que el guardia estaba a punto de perder los estribos. Sí, él amanecería en una cárcelcárc la espalda morada de hematomas, pero ese guardia llegaría a casa frustrado por un crío. Uno debía tomar todas sus victorias, sin importar qué tan pequeñas fueran.

Y se le borró la sonrisa del rostro. Claro, en cualquier otra oportunidad habría gritado de alegría al ver a Cathy en primera fila del autobús, pero el hecho de verla sentada junto a un completo desconocido le revolvió el estómago y otros órganos que ni recordaba que tenía en el cuerpo.

—¡Cath...! —fue interrumpido por un empujón.

Empujón que vino del guardia al que se había dedicado en molestar, y que sin decirle una palabra y con una expresión completamente molesta, le advirtió que una pañabra más, cualquier adolescenteada más, terminaría en algo más que golpes tentativos en la espalda.

No pudo hacer más que mirar al hombre junto a Cathy con desconfianza pura mientras avanzaba, hasta el punto de quedarse casi bizco, mientras llegaba al último lugar del coche.

¿No lo podían haber puesto más lejos de Cathy?

 

Catherine Whitman

Tener aquel collar alrededor de su cuello, esas nuevas esposas y haber sido llevada de una manera nada amable hacia aquel autobus la ponía de los nervios, sus manos se aferraban con fuerza a la pequeña mocihila en busca de tranquilizarse lo más que podía, más teniendo a aquel extraño cerca, no podía saber si realmente se trataban de verdaderos criminales o tenían la misma suerte que ella y Noah, pero no quería tomar riesgos, no debía tomar riesgos.

Le habían dicho que volvería a ver a Noah, pero tan solo consiguió volver a estar sola en aquella celda pensando en si algo le había pasado o no por como las cosas habían terminado con Agnes, así que, el volverlo a ver mientras cruzaba por el autobus hizo que su miarada se iluminara hasta que, lamentablemente, tuvo que ver cómo lo golpeaban. Quería abrazarlo, quería decirle que todo estaría bien, que ella estaba bien para que no se preocupara y le frustaba que, lo único que pudo hacer, fue sonreirle y articular un "Tranquilo" hasta que se perdió de su campo de visión.

¿Por qué tenían que haberlo puesto tan lejos de ella?

—Noah...por favor mantente bien en el viaje...—murmuró lo más bajo posible mirando de nuevo a su mochila, sabía que no podía escucharla, pero nada le quitaría imaginar que su clase de plegaria sería cumplida.

 

Aimi Shiotani~

Sin expresión alguna, Aimi se dirigió hacia el asiento que le ordenaron sin rechistar. Antes de ello echó un rápido vistazo a los presentes, buscando a su padre entre ellos. Se mordió el labio arrugando levemente su ceño al no encontrarlo allí, y frustrada se sentó con cierta brusquedad al lado de aquel muchacho que se veía igual de joven que ella, que le acabó cediendo el lugar al lado de la ventana. Lo miró de soslayo, sintiendo una pequeña curiosidad nacerle sobre el motivo en el que se encontraba aquí, pero rápidamente ese interés se desvaneció.

Mantuvo su mirada en la mochila que estaba sobre sus piernas, y los recuerdos con aquella mujer desquiciada hizo que bufase sonoramente. Se metió en un terreno que no le incumbía en absoluto, y aún por encima la trató de una forma tan… contradictoria. Nada más recordarlo sus mejillas se colorearon ligeramente, sintiendo unas cosquillas en su cuero cabelludo junto a un leve dolor en el mismo.

Aún se hallaba tan confusa con el actuar de Agnes.

“Eh, o-oye. Si sientes que nos dirigimos a una cárcel en el que simplemente vamos a estar en una celda... Me temo que te equivocas.”

Aquel chico con el que se sentaba le había hablado de la nada, susurrante, cortándole el hilo de los pensamientos, y volteó a verle con una mirada de molestia. Cuando lo miró mejor, denotó en su rostro algo de temor, y algo en ella hizo que relajase sus facciones y mostrase una expresión comprensiva.

—Ya —fue lo único que alcanzó a responderle, mirando por la ventana tras suspirar.

Estaba preocupada por su padre.

 

Noah Briggs ~ (si todos ponen color en los nombres entonces yo también, juseyo :<)

Refunfuñó mientras se sentaba, tirando la mochila en cualquier lugar entre sus piernas. '¿Una mochila para un caramelo? Ridículo', pensó. Todo aquello se le hacía más que ridículo. ¿Por qué los estaban enviando a prisión si en realidad ni él ni Cathy eran culpables? Malditos todos y maldito guardia que no le despegaba la vista de encima, como si fuera un halcón, dicho sea de paso.

¿Por qué demonios no podía sentarse junto a Cathy? ¿Era tan difícil dejar que se sentaran juntos? ¿Y por qué demonios estaba ella sentada al lado de otra persona? ¿Y si el tipo era peligroso? ¿Y si él sí era un asesino? ¿Y si tenía intención de hacerle daño y él no estaba ahí para protegerla?

Miles de pensamientos corrían por su mente en esos momentos, todos y cada uno de ellos relacionados con Cathy. Cathy, Cathy, Cathy...

Y es que le venían ganas de romper algo con sus manos de no ser capaz de verla siquiera.

Se corrió de su lugar, lento y cuidadoso, inclinándose en principio hacia el pasillo, intentando ver hacia adelante sin llamar la atención del guardia que ya la tenía con él. Noah no era necesariamente un genio de la física o de las matemáticas, y aún así se pudo dar cuenta de que necesitaría que el bus fuera curvo para que pudiera ver a Cathy desde allí. ¿Y para el otro lado? Sí, quizás era mejor para el otro lado, así que simplemente se inclinó en la otra dirección, llevando su cuerpo hacia su ventana, hasta que finalmente su cabeza chocó con la cabeza de la otra chica con la que estaba sentado, persona cuya existencia ni siquiera había tenido tiempo de reconocer. Aquella chica, al parecer, estaba haciendo exactamente lo que él. Seguro ella también tenía a alguien a quien quería cuidar, y en cierta forma, le implicaba curiosidad. ¿Todo el resto de los pasajeros del bus también tendrían a alguien con ellos, como él tenía a Cath?

—¿Y tú a quién miras? —le preguntó sin más, mirándola de arriba a abajo por unos breves segundos, volviendo a girar la cabeza para seguir observando el perfil de Cathy a lo muy, muy lejos.

Esa tal Agnes ya le había puesto el rostro contra sus pechos antes de subir al bus. Podía soportar tener la cabeza de otra chica junto a la suya sin incomodarse si eso significaba poder ver a Cathy a lo lejos.

 

Noah Briggs ~

'El muchacho de allí adelante, el de cabello blanco'

¿Cómo que cabello blanco? ¿Acaso estaba ahí con su abuelo o qué?

Se hizo más hacia el centro, invadiendo aún más el espacio personal de aquella joven sin ser completamente consciente de sus actos, sumido en la fascinación. Nunca había visto a una persona con cabello blanco y...

Bueno, mucho menos así de joven. Era curioso, sin lugar a dudas.

Pero la distracción y la curiosidad, por más gratas que pudieron haber sido, no habían durado mucho tiempo. El tema Cathy y la preocupación constante por ella habían vuelto a dominar sus pensamientos.

'Acércate más si crees que puedes ver mejor, prometo no darte un cabezazo... Es la chica del frente, ¿no?'

—Sí, ella —contestó él, sonriendo y apretando los labios al mismo tiempo, arrugando un poco la nariz en el proceso.

No había forma en la que los ojos de Noah brillasen si no estaba viendo a Cathy, de eso no había ninguna duda.

De pronto notó cómo quella chica se alejaba. Si bien ni siquiera había evidenciado su existencia en un principio, ahora que sabía que estaba ahí, no podía evitar tenerla en cuenta en todo momento. Quizás era la paranoia jugándole una mala pasada, haciéndolo extremadamente consciente de lo que pasaba en sus alrededores, como si estuviera esperando que alguien estuviera ahí para lastimarlo. Él siempre había sido un tipo algo tosco, rehacio al trato, de esos que no suelen recibir la interacción social de la mejor de las maneras, pero ante la idea de que lo fueran a meter entre barrotes hacía que se sintiera particularmente deseoso de escuchar una voz que no fuera su propia consciencia, aunque fuera por unos segundos.

—¿Crees que nos pongan en trajes blancos y negros, como en las películas? —le preguntó sin más, apartándose de ella, volviendo a sentarse en su lugar. No era como si pudiera hacer algo por Cathy cinco filas de asientos detrás de ella y con guardias de seguridad que parecían no necesitar insentivo alguno para caerles a golpes ante el más mínimo movimiento no autorizado—. Tu persona se vería bastante graciosa con cabello blanco y uniforme a rallas blancas y negras.

Noah no era un tipo que particularmente se interesase por los demás a no ser que tuvieran la mismísima cara de Cathy pegada en la frente, pero a pesar de su característica y centrada personalidad, no podía pasar por alto que aquella chica se parecía, aunque fuese un poco, a Cathy. No podía dejar de notarla, tampoco, y no podía obviar el hecho de que ella se veía tan preocupada como él. ¿Cathy estaría preocupada, también?

A él no le hubiera gustado que alguien fuese grosero con Cathy. No quería ser un grosero con aquella chica tampoco.

Contenido oculto: DO NOT TOUCH ME

ESTOY ROLEANDO LARGO QUE DA ASCO LO SIENTO MUCHO POR QUIEN QUIERA PONERSE AL DÍA Y SE QUIERA FUMAR MI ROL CON COMPLEJO DE LONG FIC PERO ESTOY FANGIRL FAN GIRL

 

Franklin Maxwell

Contenido oculto: ENTRA EN ONDA, BRO!

Los guardias nos metían de a empujones, c'mon dude... esto es demasiado aburrido. Es incomodo, ¿son ciegos? estoy herido, deberían darme un asiento preferencia. Dirigí mi dos manos encadenadas hacia la camisa de preso y desabotone los dos botones de arriba para abrir un poco el área pectoral, llevaba debajo una franela vino tinto. ¿A que pendejo se le ocurrió el diseño de estos uniformes?.

Fui caminando en dirección al bus dando pasos anchos mientras meneaba mi cabeza de un lado a otro con ritmo mientras ladeaba mis brazos de izquierda a derecha en ligero pendulo, "la presentación lo es todo" nos ha dicho Michael al menos una jodida vez a la semana, this fucking song is sooo good, llevo tarareándola dentro de mi cabeza desde que la vi en youtube hace ya cuatro semanas.

Cuando finalmente estaba frente a los escalones del bus, y con un guardia que se esforzaba por no reírse de la situación y a otro que indudablemente estaba apunto de lanzarme un porrazo en toda mi cara, partiéndome la mascara y seguramente también la nariz al verme tan animado me termine de dar la vuelta para verles la cara, levante mis dos manos y los salude antes de partir.

Estire mi pierna izquierda lo mas largo que pude para alcanzar el piso del pasillo de bus sin tocar los escalones para luego montar de golpe la otra pierna, moviéndome como un pedazo de trapo por una fracción de segundo. Un trapo con mucho flow, todo debe decirse. Mi torso se inclino hacia atrás y luego adelante de golpe, ladee mi cabeza para ver en dirección a los que estaban ya sentados, y donde tocaba sentarme.


Me tape la sonrisa de la mascara por un momento con ambas manos y susurre "Oh my fucking god! hay tantas chicas lindas!!! Michael y yo nos divertiremos mucho." También podía ver a el niño con el que fui enjuiciado un uno de los asientos delanteros levantando su manito para saludar... (Esto debe ser una broma, ¿Hasta que punto me emborrache ese día si el niño me reconoce con mascara? a todo esto, ¿Como diablos Michael pude estar todo el día con esta cosa? da mucho calor, en cuanto llegue a la prisión y me quiten estas esposas espero sacármela. Mas vale que estén los lentes de Bob allí entre mis cosas, o el pobre diablo estará jodido.)

Caminé hacia mi puesto apuntando al niño con mis manos como si fueran pistolas, hasta que pase a su lado y pegue mis pulgares de mis dedos indices para simular los "Piuw piuw bang bang!". Me cae bien ese niño, mas por como toma alcohol, es toda una figura a seguir el boy para su generación.

Me senté frente a la ventana, tiraron un bolsito frente a mis piernas, me quede viendo por el vidrio mientras suspiraba.

— Ff-falta poco pa-para irnos... — susurre pegando mi cabeza del vidrio, mientras cerraba mis ojos, para descansar al menos unos segundos. Debe haber gente mala en este bus, ¿porqué? ¿Porque debimos ser encerrados con estas personas?

 

Aimi Shiotani~

El casi indistinguible reflejo que la ventana le proporcionó del guardia golpeando al niño de su lado hizo que su rostro hiciese una mueca de incredulidad. Apartó su mirada del exterior y lo miró de soslayo, viendo cómo un pequeño chorro de sangre le recorría el rostro desde su cabeza. No comprendía por qué rayos había recibido semejante golpe solo por girar un poco la cabeza, pero tampoco quería inmiscuirse mucho donde no la llamaban.

Estuvo a punto de volver a mirar por la ventana, pero pilló al chico mirándola una vez más, y esta vez ella decidió imitarlo, quedando cara a cara. Su rostro se mostraba inexpresivo mientras trataba de comprender el motivo de que la mirase tanto. ¿Quizá quería hablar con alguien?

Ya, pues ella no quería.

Bufó mirando nuevamente su mochila, sin saber qué hacer, ignorando al muchacho otra vez. Solo quería ver a su padre, saber que estaba bien. Agnes le había dicho que lo vería pronto, pero no sabía si confiar en aquella desgraciada mentirosa.

Momentos después sintió cómo otro de los presos parecía pasar por su lado, y observó su máscara con gran curiosidad, queriendo comprender por qué la usaba. O más bien, por qué le permitían usarla, si parecían tan estrictos con literalmente todo. Este le hizo al muchacho a su lado una señal extraña, y arrugó el ceño cuando desapareció hacia algún asiento de la parte trasera.

Esta vez la curiosidad acabó ganándole.

—Uhm... ¿lo… conoces? ¿Tú también viniste aquí con alguien?

Esperaba no arrepentirse de hablarle.

 

Shawn Amery

El joven albino avanzó el trayecto hacia el autobús en silencio, con la cabeza bien alta y una mirada firme brillando en sus ojos grises. Una que gritaba a viva voz que incluso en circunstancias tan drásticas como aquella, no permitiría doblegarse ante nadie. A pesar del terror que le carcomía por dentro, no podía permitirse mostrar debilidad ante aquellos guardas armados que le devolvian la mirada con severidad. No podía dejarse intimidar, no ahora. Debía mantenerse fuerte... por los dos.

Por Laila.

Sus piernas se detuvieron pocos pasos después de adentrarse en el interior del vehículo, paralizadas del propio miedo de ver sus sospechas confirmadas. Aquella zorra... Se lo había ocultado. Reconoció entre los presentes el rostro de la persona a la que había jurado proteger con su vida. Allí, en un autobús que les llevaría al lugar donde su muerte estaba prácticamente sentenciada, cuando ella no había hecho nada. Se sintió un fracaso. Ella no debería estar allí. Apretó los dientes, y sintió un horrible deseo de llorar de la impotencia.

Pero lejos de la infinitud de emociones que se gestaban en su interior, Laila recibió la más cálida de las sonrisas. Una sonrisa que buscaba calmar su corazón, darle el apoyo que no podía otorgarle desde la distancia. Hacerle saber que estaba allí, con ella. Que no debía preocuparse por nada. Movió sus labios con calma.

"Todo saldrá bien, ¿si?"

Quizás, si lo repetía sucesivas veces... podría llegar a convencerse a sí mismo de ello.

Tomó asiento en su lugar asignado, ahogando un breve suspiro. Quería girarse hacia la joven, pero era consciente de que si lo hacía no resistiria la tentación de levantarse y envolverla entre sus brazos, deseando protegerla del mundo con todo su ser. Si lograba aguantar, quizás cuando llegasen le permitirían estar con ella. Fue ese el pensamiento que le dio fuerzas para girarse hacia delante y distraerse con la mochila que llevaba en su regazo, así como con la joven que ya se encontraba sentada a su lado. Se giró hacia ella, intentando imaginarse la historia detrás de su presencia en aquel desgraciado autobús de mierda.

—Intuyo que tú tampoco sabrás mucho acerca del lugar al que vamos, ¿me equivoco? —su voz se alzó en un susurro, de tal forma que solo lo escuchase su acompañante. Le observaba de reojo, con una chispa de curiosidad mezclada con un atisbo de súplica. Necesitaba respuestas, saber el peligro al que se estaban enfrentando—. Esa mujer... No soy capaz de creer en lo que dice. Nosotros... —apretó los puños, agachando la mirada—. Ella es inocente. Es lo único que importa.

 

Noah Briggs ~

De pronto alguien más había llegado, y decir que había puesto un show era subestimar el asunto. ¿Máscara, gritos y esa actitud? Pero era él quien se había ganado los empujones y golpes de los guardias. No podía decir que el tipo le había caído precisamente bien de buenas a primeras impresiones, pero, ¿no pensaba exactamente igual de casi todos los presentes?

De alguna forma u otra no podía dejar de pensar en aquel chico de cabello blanco. Sí, el factor de su color de cabello quizás le llamaba la atención, quizás demasiado, pero en el fondo había más cosas que destacar, aunque quizás también las había sobre aquella chica sentada junto a él.

Ella lo veía como si fuera lo único en el mundo que le interesase salvar. Cathy era lo único en el mundo que él mismo quería salvar.

—Ella es Cathy y yo soy Noah —le dijo, sin poder evitar percatarse de lo tensas que estaban sus manos.

El caso es que Noah mismo ya tenía los nudillos más que blancos por tan fuertes que tenía las manos, así que no quería imaginarse cómo estaría ella y las palmas de sus manos con las uñas engerradas en ellas.

Noah no era una persona particularmente agradable o social. El solo hecho de notar la existencia de auqella joven junto a él ya era completamente atípico porque sus ojos tenían dueña y aquella era Catherine Whitman, y algo en él no entendía por qué había esperado toda su vida para hablar con alguien a base de palabras y no de gruñidos justo cuando estaba en camino a una cárcel a esperar que le aplicaran su condena.

Pero la verdad era que si no se distraía con cualquier cosa y dejaba de pensar en Cathy, sabía que las ganas de hacer algo estúpido y desesperado terminarían apoderándose de él, y en esos momentos temía más por la seguridad de Cathy que de la suya propia. Por más fuerza que emplease en su cometido por protegerla, algo siempre salía mal para Cathy, y Noah no podía arriesgar a que le pusieran un dedo encima.

Sabía que él mismo no sobreviviría si eso llegase a pasar.

—Voy a hacer algo que jamás he hecho y voy a contarte un secreto —le dijo en voz baja, volviendo a inclinar su cabeza hacia el centro del banco, logrando así ver una pequeña fracción del perfil de Cathy. Si se movía más hacia el centro sabía que podría verla mejor, pero ya sabía que eso de totalmente invadir el espacio de aquella chica no la hacía sentir del todo cómoda—. Lo único que quiero hacer ahora es sostener la mano de Cathy, y tú pareces querer hacer lo mismo con tu persona.

Quizás estaba tan calmo porque veía mucho de él en ella. Quizás estaba dispuesto a confiar, aunque fuera solo por esos momentos, porque los ojos de aquella chica se veían exactamente como los de él: capaces de brillar solo por una persona en el mundo.

Ambos parecían desesperados por hacer algo estúpido en un momento incorrecto por la persona correcta.

—¿Sostendrías mi mano hasta que pueda sostener la de Cathy? —le preguntó, sin dejar de mirar al frente ni un segundo, sin dejar de desear que Cathy girara el rostro unos grados más para poder verla mejor.

Simplemente dejó su mano ahí en el aire, entre medio de ellos dos, esperando. Podía pasar un gran ridículo y que aquella chica lo viera como si estuviera demente, pero ya lo habían condenado a muerte por un crimen que no había cometido, así que, ¿qué era lo peor que podía pasar?

Contenido oculto: AKFMSKDLDO

YAAHL DO NOT MIND ANYONE SIGAMOS EN NUESTRO DRAMA ;;;;;;;;

 

Shade Mcartty.

Se dejó caer en el pequeño y estrecho asiento con incomodidad. Le había dado una larga y significativa mirada a Connie, quien estaba al menos tres filas más atrás. No había perdido de vista lo que los guardias habían hecho, al parecer no podían salirse de lo que ellos querían o quedarías con la cabeza rota. Sonrió, definitivamente eso no era algo que necesitara en estos momentos. Ya tenía el cuello echo un desastre con el peso adicional de aquel condenado artefacto, las esposas en sus manos y ser llevado como un maldito preso.

Aquello le desesperaba.

Respiró profundo calmándose, mientras recostaba la cabeza de la ventana y jugaba un poco con el metal de su lengua. La niña estaba con lo que más le gustaba, una pobre víctima masculina al lado. Aún recostado del cristal, se permitió estudiar a su propia compañera de puesto observándola de forma descarada y directa, definitvamente tenía unos ojos extraños, atrativos y profundos. Pero la verdad, es que aún tenía el pensamiento de aquellas dos grande y enormes tetas en su mente.

Soltó una pequeña risa, estaba allí, siendo llevado a no se donde de una forma animal y poco recomendable y él estaba pensando en aquel hermoso par de tetas. Bueno, cada quién tiene que llevar su situación como mejor le parezca, ¿o no?

 

Franklin Maxwell

— ...
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— Me pica la nariz. — Franklin empezó a pegar su mascara del asiento delantero y mover su cara de arriba hacia abajo para hacer presión a la mascara y aliviar su comezón. (Well, si todo es como lo estoy pensando, la prisión a de tener un pabellón masculino y otro femenino, hay parejas, algunas deben ser toxicas o tener una relación muy débil y eso significa unas pie-puertas, puestas abierta por donde entrar.)

La orden es sencilla, debo aguardar hasta llegar a la celda con esta cosa, pero mi turno ya ha acabado hace mas de media hora, se supone que ahora le toca seguir las instrucciones a Rico, pero ese idiota no puede hacer nada sin ponerse sentimental ni dramático. Al menos tenemos dos asientos por ahora... - Maxwell procedió a recostarse de ambos asientos dejando su cabeza en el aire viendo hacia el pasillo, hacia un guardia que ya se veía enojado - Si bueno... mejor me siento correctamente.

— ¿Cuando llegara la otra persona? Me habían prometido un lugar maravilloso, no Disneylandia para degenerados.