Aunque yo no te recuerde.

Espero que sea de su gusto con amor para ustedes n.n

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Aunque yo no te recuerde.​

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Solo se escuchaba los pasos de el caminar de una persona, específicamente era un joven de cabellos negros al igual que sus ojos, de piel clara; aun llevaba el uniforme del instituto aunque ya era demasiado tarde, suéter blanco con la insignia borda justo donde está su corazón y una falda negra mas arriba de la rodilla, y el típico calzado solo que los calcetines estaban más debajo de lo normal.
Apresuro mas el paso al ver la puerta, su ruta de escape pero había un problema…!oh maldita lluvia que ataca cuando no debería!

-Maldito de Fernando me las pagara por haberme castigado.- hablo para sí misma mientras apretaba los puños, no podía mojarse, no su salud era más importante que llegar a casa a cenar… aunque.- ¡ME LLEVA!.- grito la muchacha desesperada ella quería llegar a casa y cenar pero no se hiba a resegar a quedar hospitalizada de nuevo.

-Oh ¿fue culpa de Fernando por haberme castigo o es mi mala suerte de ser tan delicada?.- se pregunto mientras miraba el cielo.- Fernando tiene la culpa.- concluyo mientras se sentaba en el piso a esperar que escapara.

El tiempo se le hacía eterno y eso que solo habían pasado 15 minutos.- la lluvia no mata.- se dijo mientras se ponía de pie con mucha energía.- ¡Pizza voy por ti!.- grito antes de salir corriendo, pero de momento a otro sintió como alguien la detuvo.

Era un chico bastante apuesto de ojos grises y cabello negro, llevaba puesto el uniforme de la institución aunque juro nunca verlo en su vida aunque en esa institución era normal ver cara nuevas todo el tiempo ya qe era demasiado grande.

-E-es lindo volverte a ver.- hablo avergonzado el joven, nuestro joven adicta a las pizza arqueo una ceja, se preguntaba ¿Cómo él la conocía a ella y ella no al? O ¿tenía tanta hambre que estaba soñado con su escena de shojo favorita?

-¿Perdón? Oye no quiero sonar grosera pero no te recuerdo.-hablo seria mente, como odiaba que gente desconocida la abordara y más cuando tenía hambre.

-Ah claro eras muy pequeña.- hablo algo desilusionado el joven, al mismo tiempo que la soltaba del agarre y metía su mano en su bolsillo derecho.- Toma, es tuyo lo he tenido conmigo desde el día que te conocí.- hablo mientras le extendía un pequeño pañuelo.

-Lo siento pero no creo que…- trato de decir, pero al ver aquel bordado del pañuelo se percato que ella era la dueña, lo miro por unos instante y luego volvió a ver el joven.- Pero si yo…

Flash back

Era un día normal, todos los niños jugaban el aquel pequeño parque de la vecindad, a excepción de una pequeña niña que lloraba desconsoladamente, bueno cualquiera niña de 2 años lloraría si su muñeca favorita se extraviara.


-Oye niña ¿porque lloras?- hablo alguien detrás de ella, ella voltio rápidamente para ver a un dulce niño con su muñeca en sus manos.

-¡Cintia!- grito al mismo tiempo que se ponía de pie.

-No yo soy Sebastián.- dijo el niño, mientras miraba chisto aquella niña.

-¿Cómo el príncipe de los cuentos?-pregunto inocentemente la niña, lo cual causo el sonrojo de Sebastián. Al ver la reacción del niño ella no puedo evitar reí y al parecer la risa de también se le contagio a Sebastián.

-¿Es tuya?- pregunto mientras le extendía la muñeca, ella solo asintió.- ¿Cómo te llamas?- dijo mientras miraba como ella tomaba la muñeca.

-Sora, mi mami es de Japón y ese nombre también es de Japón significa cielo.- hablo tímidamente, mientras se secaba las lagrimas sobrantes -Oye ¿Qué te paso en el cachete?- hablo la niña algo curiosa, ya había parado de llorar.

-Ah, un niño feo me pego.- dijo sin más al mismo tiempo que se tocaba su mejilla.

-¡ESPERA!- grito Sora al mismo tiempo se le ponía un pequeño pañuelo color lila en le herida.- Si lo tocas mucho se llenara de bichitos malos, que hacen que se ponga feíto.- hablo dulcemente, ver aquella inocente niño hizo sonreír a Sebastián.

-Sabes mucho ¿Cuántos años tienes? pequeña- pregunto mientras sujetaba el pequeño pañuelo.- yo tengo 4.- respondió antes que ella preguntara lo mismo

-Yo tengo hacia.- hizo el numero 2 con sus pequeños dedos, Sebastián estaba a punto de hablar pero fue interrumpido por alguien que llamaba a su “pequeña”. Sora se despidió rápidamente y se fue corriendo.

-Tú, eras…- hablo dulcemente al volver a ver ese pequeño pañuelo.- Sabes nunca te di las gracias por eso.- hablo mientras lo miraba a los ojos y le regalaba una linda sonrisa.

Él le regreso la sonrisa, al mismo tiempo que le extendía un paraguas.- Toma, no debes mojarte. Sora estaba a punto de hablar pero él la interrumpió.- Tómalo por favor de por si tú me diste tu pañuelo.- hablo lo más rápido que ya que los nervios hacían desastre de él.

-No lo haré.- dijo mientras se cruzaba de brazos.- Tu “rescataste” a mi muñeca y recibiste un golpe por eso y yo solo te di un pañuelo y ahora me das tu paraguas y me regresar mi pañuelo…hay algo que no cuadra.- dijo mientras miraba un punto indefinido..- ¡Ya se!- grito.-Toma consérvalo, y vete a casa yo esperare a que deje de llover.- dijo muy alegremente.

-Demonios, eres tan terca, pero no puedo negarme cuando me sonría la princesa de mis sueños.- hubo un silencio.-Eso ¿Lo dije o lo pensé?- pregunto al mismo tiempo que su cara se teñía de rojo carmesí.

-Lo dijiste.- hablo Sora con la cara igual o mar roja que la de el.



-Yo-yo lo siento, toma, cuanto lo siento e-s q-que yo, tu.- Sebastián no sabía que decir.- T-toma.- dijo mientras le daba el paraguas y salía corriendo, pero de momento a otro algo lo detuvo



-Nadie te dijo, que un príncipe nunca deja sola a su princesa.- hablo tiernamente Sora, mientras sus miradas se cruzaban, Sebastián sonrió dulcemente y el resto…se los dejo a su imaginación…

Fin.​