Red Balloon —¡Vaya! No fue mi intención ofenderrte, joven drragón— se disculpó, luego de que le hicieran notar el error —Sólo velaba por la segurridad del equipo y solicitaba a los profesorres un entrenamiento adecuado, perro me disculpo por mis modos... en la madre Rusia las cosas se hacen de otra manerra, nada es privado— Ofreció sus disculpas, aunque en ningún momento se sintió incómodo por la reprimenda, ya estaba acostumbrado a que durante toda su educación secundaria lo regañaran todos los día. Le entraba por un oído y le salía por el otro, sólo que después de su accidente, había muchas cosas que directamente no entraban.
Redneval No creía lo que acababa de ver. Esa nueva alumna, Tsume... ¿tenía orejitas y cola? Obviamente, no tenía sentido... ¿Podrían estar intentando engañarnos? Desde que había llegado aquí, ya varias veces se había mencionado el hecho de que teníamos poderes. Sin embargo, en ningún momento había visto a nadie usar poderes ni nada parecido. ¿Podrían estar intentando convencerme de ello por algún motivo? Tras pensarlo un rato, tomé una decisión. Decidí salir del aula y seguir a Tsume. Una vez en el pasillo, la observé. Estaba de espaldas... era el momento de actuar. Me acerqué sigilosamente a ella, y... —¡Te tengo! —grité, mientras le tiraba de las orejas, intentado comprobar si estas eran de verdad.
Tsume. No pudo evitar preguntarse si realmente existiría gente como ella. Tsume había sido el resultado de la experimentación ilícita, pero quizás como la organización experimentó con ella también lo había hecho con otros. Quizás había sido el caso de ese extraño chico del cabello verde. ¿Por qué se hacía esas preguntas? Se suponía que no le importaba. Una de sus orejas se movió. —Ah~—se lamentó con un suspiro—. Qué ganas tengo de comerme un plato entero de tonkats- ¡hyaa~h! Sus palabras se vieron abruptamente cortadas por un estridente chillido que sonó más al lamento de un gato al que le habían pisado la cola que como el rugido de un fiero león. Alguien acaba de asaltarla por la espalda y ahora estaba... ¿tirando de sus orejas? Tsume se apartó del tacto ajeno y se volteó para encarar a su agresor. —¿¡Se puede saber qué haces?!—le espetó, molesta— ¿Te volviste loco? ¿Ves por ahí que alguien con el cerebro de un chimpancé vaya tirándole a la gente de las orejas? Era... ¿un niño? Un pequeño niño, de apariencia bastante común. Si hacía memoria recordaba haberlo visto en el aula. Se lamió el puño y se la llevó a la oreja, acicalándose como lo haría un gato. >>Por Bastet...—masculló entre dientes—. y yo pensando que este sitio ya era lo suficientemente de locos... Primero un secuestro, ahora un asaltante... ¿qué sería lo siguiente? ¿Es que no había más personas con cosas mucho menos interesantes que hacer a las que molestar en esa academia? Por suerte sus enfados eran sumamente pasajeros. Era demasiado perezosa para dejar que el mismo problema la molestase durante demasiado tiempo. >>Escucha, chimpancé enano. No vuelvas a tocar mis orejas nunca, ¿me oyes? ¿Quieres que me haga un colgante con tus huesos?
Mientras los profesores se separaban dirigiéndose cada uno a su respectivos sitios de trabajo, Ena se dirigía hacia la clase y, Clever mandó aviso a los alumnos de que se dirigieran a su propia aula. Los mismos empezaron a entrar uno a uno y nuevamente a tomar asiento tras el llamado del director, finalmente miraron directamente a Ena. Contenido oculto Santygrass Slam Yugen Lavender Sensy Maialc
El silencio de todos, rápidamente fue roto por la voz de Ena, quien explicó con pelos y señales lo que acaeció en la reunión. Hubo opiniones dispares sobre lo acaecido con Drakslon aunque dejaron en claro que no era producto de la casualidad y, pocos creyeron que era cosa de Wissen, la idea quedó en una investigación para ver que era lo que planeaba y quien era pero, sin comerse demasiado la cabeza en ello. Al final, la puerta del aula se abrió y Clever Belmont se puso en el escritorio. — Drenvor y Sasha parece que van a tardar un poco, así que seré yo quien os diga lo que le tocaba a Sasha. Veamos, tenéis el resto del día libre, el instituto es vuestro para explorarlo a voluntad, más antes seguidme. Debo enseñaros algo. Así, el director se levantó del escritorio y se dirigió al pasillo. Contenido oculto El rol sigue en "una nueva vida"
