Kanade ingresó al aula golpeteando suavemente el lomo de su cuadernola contra su hombro, mientras la otra mano descansaba en su bolsillo y sus labios silbaban una melodía simple. Parecía ir en su mundo, cuando en verdad era todo lo contrario: vivía absolutamente consciente de su alrededor, de las miradas que recibía y el efecto que sus actitudes o sonrisas podían causar en los demás; especialmente las señoritas. Y era satisfactorio, ¿verdad? ¡Claro que sí! No por nada entrenaba todas esas miradas en el espejo. Eh, era su más grande secreto~ Se detuvo junto a su escritorio, risueño, e identificó sin demoras a la muchacha nueva. Cosa curiosa, justo estaba sentada detrás de Lena. Eso le recordaba... —Sallow-san, ¿qué tal el recorrido de ayer? —inquirió con cara de angelito, y rápidamente deslizó sus ojos verdes hacia la chica de cabello celeste—. Izayoi-chan, bienvenida al Sakura~ Cualquier problema puedes consultarlo conmigo. Ah, y hay un proyecto en marcha así que te he agregado al grupo de Sallow-chan, Yumemi-chan y Yume-kun. Coordina con ellos~ Le echó un vistazo a la lista. Podría haber elegido a alguno de ellos para ayudar a la nueva, pero Lena y Riamu ya habían caído presa de sus maldades y ese niño, Aaron... Bueno, no sé, no le pintaba y ya. Decidió cerrar los ojos y deslizar el índice hasta detenerse en un nombre aleatorio. Su rostro se iluminó con una sonrisa. —¡Ah! Ishikawa-kun, ¿ayudarías a Izayoi-chan por hoy? Puedes mostrarle las instalaciones y eso. Kohaku regresó la vista hacia la chica en cuestión y le sonrió con suma amabilidad, inclinando la cabeza. Ambos compartían un tono de turquesa muy similar en su cabello. —Claro, no hay problema —accedió en tono suave, sin mayores complicaciones. Kanade golpeteó el escritorio con su cuadernola un par de veces, lucía emocionado por algún motivo. ¿Tanto le divertía dar clases? —¡Muy bien, hora de comenzar!
Resuelto el impase con la señorita aquella, llegó un sujeto que al parecer era el profesor. ¿Profesor? ¡Pero si es un muchacho! Tenía pinta de recién haber conseguido el título. Empezó a prestarle atención detenidamente a sus explicaciones, y de él salió el apellido de aquella muchacha que la había acojonado de manera olímpica, era Sallow, y reparó en el origen de dicho apellido, era muy anglosajón sin dudas, ¿Americana, del Reino Unido o de algún lugar de sus colonias, la Commonwealth? Por qué Miss Sallow no tenía ni un pelo de ser nipona. Por el amor a todos los santos, ojalá todos los profesores fueran como este sujeto, aunque era por su juventud, currar en academias te drena la vida y te vuelve un esqueleto amargado y resentido, o al menos esa idea explicaba el por qué abundaban profesores con mal genio, pero este tipo era la excepción, se sintió bastante tranquila sabiendo que básicamente allí estaría en buenas manos. Trabajos en grupo para empezar, sus ojos se abrieron como platos al escuchar que estaría trabajando con la señorita simpatía y otros dos completos desconocidos, al menos podía entender que eran una chica y un muchacho, pero era recién llegada en tierra ajena y semejante agrupación podía resultar una receta para el desastre, holy shit. Genial, un guía turístico hacía bastante falta para ayudar a una jovencita despistada, su ayuda sería más que bienvenida, aunque era un chico, hmmm... Dos recetas para el desastre en un mismo día, solo faltaba la tercera para explotar un marrón de proporciones bíblicas. Luego de eso, comenzaría la clase, al menos eso le permitiría distraer su mente del rollo grupal en el que estaba ya, de todas las personas con las que podía trabajar, había tocado con aquella con quien hacía escasos minutos, la estaba intimidando a más no poder...
Entramos al aula y, no mucho después, también lo hizo el profesor, así que no me quedó más que dirigirme a mi asiento, sin poder sacarle más conversación a Arata. Igual estaba bien, porque animado y todo, no parecía que estuviese muy dispuesto a seguir cualquier tema banal que se me ocurriese y, de todas formas, ya tenía planeado caerle en la fiesta del sábado así que mejor darle su espacio. Giré la cabeza en busca de la nombrada cuando el profesor dijo que tendría que unirse a nuestro grupo para el proyecto, analizándola un poco por encima sin el mayor de los disimulos. Huh, se veía bastante tranquila, cosa que iba a ser de agradecer viendo el carácter que teníamos los tres miembros iniciales. Y, por suerte o por desgracia, a ninguno de nosotros nos tocó darle el tour inicial así que... sería una interesante primera toma de contacto. Atendí a las clases como siempre y ni siquiera me digné a recoger mis cosas antes de levantarme y dirigirme hacia el pupitre de Lena. Por lo poco que había visto de ella, quería ser rápida antes de que huyese, y luego la otra chica tenía toda la cosa del tour así que... más vale prevenir que curar. —Lena-chan~ —canturreé, deslizando el móvil por la superficie hasta que alcanzó su campo visual—. Haré un grupo para poder hablar sobre el trabajo. Ya tengo el número del otro chico, así que si te puedes registrar, por favor~ Estaba apoyada con los codos sobre la mesa y fui moviendo las caderas de lado a lado en lo que iba hablando, con una clara chispa divertida en los ojos y en la sonrisa que se me había plantado. >>Y supongo que así puedo mandarte vídeos en directo, ya sabes~ —bajé un poco la voz para aquello, aunque decidí no dar demasiada información por si acaso, y giré el rostro para llamar la atención de la otra chica también—. ¡Tú también, Izayoi-san! Ahora te paso el móvil para que te apuntes~ Contenido oculto Vengo a molestar un rato uwu Hygge Rojo FireRed
Las horas de clase se habían ido a un ritmo pasmoso por decir lo menos, a un grado que provocaba una irritación severa en Sakuya, pero menos mal gracias a cualquier fuerza superior que se encontrara en los vastos rincones del universo, no se había ido de la clase ni estaba jalándose los pelos, ayudaba mucho el hecho de que el profesor fuera un tipo accesible y sociable. Tal vez demasiado para su propio bien, parecía un poco del tipo ligón, así que había que estar pendiente, o tal vez solo era una impresión. Se había acercado una chica cuyo cabello tenía pretensiones de ser un arcoiris, pero se veía del tipo simpático, ya dado el lío con Miss Sallow, estaba un poco crespada gracias al aburrimiento y nada interesante en un lento día, sobre todo un puto viernes, y para echar sal a la herida, el primer día de clases, al menos para aquella jovencita. Aunque un poco de información interesante llegó a sus oídos de mano de aquella particular señorita, el nombre de señorita simpatía era Lena, así que esta es Lena Sallow, ¿Eh? Había que hacerse la tonta como Dios manda y esperar que no le pillaran, si aquella joven se enteraba que la había chivatado de manera indirecta, le caería la madre de todas las brevas, o al menos eso pensaba. Al fin alguien normal, por los momentos, esa chica parecía mas del tipo amigable y abierto que la otra, eso era para agradecer sin dudas, este día era ya demasiado raro como para andar metiéndose en problemas tan rápido. —Supongo que usted es Yumemi-san, ¿No? —se giró para prestar atención a la mencionada—, ¿Me podría indicar de que va este trabajo grupal si no es mucha molestia, por favor?
La tipa tomó asiento y me desentendí del resto casi como un resorte. Cuando Kanade entró al aula y me preguntó con evidente sorna qué tal estuvo el recorrido le dirigí una mirada de circunstancias antes de colocarme de vuelta los auriculares. No lo sé, ¿se había perdido el espectáculo en el aula quizá? De verdad que no merecía ni que le pusiese los ojos encima, el cabrón. Ya me daba demasiadas similitudes con alguien más como para buscar sumar más puntos en mi lista negra. El receso llegó pero esta vez alguien me interceptó a tiempo antes de que me levantase siquiera del asiento, y alcé la mirada para encontrarme con la sonrisa de Riamu, claramente divertida con vete tú a saber qué. Enarqué una ceja antes de tomar su teléfono y registrarme para terminar de una vez con el proyecto. —El trabajo más provechoso que tendré nunca —comenté, en referencia a su propuesta acerca de los videos de la fiesta. Había aflojado un poco el tono y todo cuando le regresé el teléfono frente a mí. Me erguí y sin volverme hacia la otra chica agregué, frunciendo ligeramente el ceño. Vaya suerte de mierda—. Es un proyecto de biología. Para la semana que viene. No hay más. A veces me preguntaba cómo no se me había ocurrido ser profesora, solo había que verme. Ya tenía conmigo la paciencia y el encanto, eh. Aguardé con los brazos cruzados bajo mi pecho mientras observaba el intercambio con cierta reticencia. ¿Por qué? Ni idea. Igual algo me decía que no podría fumar tranquilamente en la azotea a esas alturas.
Biología entonces, ¿Eh? Nada mal, al menos no era algo que fuera soso o aburrido, de hecho todo lo contrario. Aunque había algo muy cierto, ese mal ánimo la descolocaba un poco, se sentía algo extraña, como si no fuera bienvenida. Miss Sallow no parecía ser del tipo simpático, pero al menos todo estaba bien, más bien era un reflejo de sus años anteriores, pero nada que no pudiera manejar. Bajo su observación notó que ella y Yumemi ya tenían tiempo conociéndose, el como la de cabello colorido se mantenía siendo su amiga le resultaba un misterio, la gente gruñona suele ser repelente al instante, pero de alguna manera, Yumemi-san se mantenía con su actitud alegre y despreocupada con ella, a lo mejor Lady Sallow no era tan fiera, ¿O solo estaba de buenas? Misterio para una entrega de Sherlock Holmes, o algo propio para una maestra como Agatha Christie, esa chica emanaba enigma por todos sus poros. Enigma, la máquina criptográfica alemana mas famosa de todas, pero Lady Sallow era anglosajona sin definir de donde era, ¿Ultra entonces? No, no la había descifrado, ni estaba a la altura de las grandes mentes de Bletchley Park. Estaba divagando con eso ya, la chica no era una máquina codificadora, pero podía hacer el intento de... ¿Entenderla? Se quedó a la espera a ver si Yumemi-san le indicaba algo más, algo le insinuaba que ese trabajo en equipo iba a ser toda una experiencia.
¿Que si me sentía estúpidamente orgullosa de haber conseguido que Lena tolerase de aquella manera mi presencia? Pues a ver, lo que se ve no se pregunta, ¿no? Solo había que ver lo intimidada que parecía la pobre chica de pelo blanco para darse cuenta que no habían tenido el mejor de los encuentros. Aún no podía sacar un mapa concreto de su personalidad, pero seguramente fuese algo sumisa y evitase los conflictos, que es exactamente el tipo de persona que no podría hacer frente a la vorágine de ira que era Lena. Son como los perros, huelen el miedo y se aprovechan de él. Recuperé mi móvil sin perder la sonrisa y me giré para extendérselo a la otra chica, dedicándole otra sonrisa alegre. —¡Lo que Lena-chan dice! Es un ensayo de biología que tenemos que hacer para el jueves que viene~ Estamos nosotras tres y el tipo ese de la esquina que también se trae una cara de culo de cuidado —expliqué, sin perder la diversión en ningún momento, y señalé con la cabeza hacia el pupitre que Aaron solía ocupar—. Haré el grupo esta tarde para que podamos discutir qué tema tratar o lo que sea. ¡Mañana no, eh! Que hay una fiesta~
Esas dos eran como el día y la noche sin dudas, aunque suelen decir que las mejores parejas son aquellas totalmente disparejas, pero dejando de lado ello, sus actitudes contrastaban del todo. Miss Sallow tenía una actitud... De las posaderas, mientras que Yumemi-san era un rayo de luz, al menos por fuera, y esperaba que ese rayo no fuera un relámpago. Sakuya no era una tonta, había aprendido a las malas que lanzarse de cabeza al conflicto no es buena idea, así que era de aquellas personas diplomáticas... A menos que alguien apretase los botones indicados y se ganara una paliza con un generoso descuento incluído. Lo cortés no quita lo valiente, como dicen por allí. Excelente, primero era Lena con una actitud del culo, y aquel joven tenía cara de aquello también, se había sacado la lotería, ojalá solo fuera una mala cara y no una actitud del asco también... Pero en Sakura todo puede pasar. La puta madre con este instituto. Se limitó a asentir al escuchar todo eso, aunque lo del rollo de la fiesta le saltó a la mente de inmediato al escucharla terminar —Muchas gracias por la información, Yumemi-san —serena y tranquila ahora como de costumbre, se limitó a darle un agradecimiento cortés—, ¿Sabe algo más al respecto de esta fiesta? Al parecer es la misma invitación que he... Recibido cortésmente.
Riamu completó mi extensa información dándole alguna que otra indicación extra a... ¿había dicho siquiera su nombre? No es como si me importase, en cualquier caso. Intercambié miradas entre ambas en silencio, notando la ligera tensión de la recién llegada y eso solo me hizo fruncir aún más el ceño en respuesta. Yo no era tan intimidante, ¿o sí? Quiero decir, vale que tenía una cara de culo importante como el pobre diablo de allá, podía aceptarlo, ¿pero de verdad era para tanto? Repentinamente me descubrí a mí misma frustrada no con la presencia de aquella chica, que era lo que parecía a simple vista, si no con el miedo que parecía profesarme o vete tú a saber. Aunque por fuera parecía que iba a fulminarla con la mirada, y era lo más gracioso de todo. ¿Cómo lo decían por ahí? Mucho ruido y pocas nueces. Empecé a rebuscar la caja de cigarrillos, dispuesta a irme un rato al patio en vistas de que ya había terminado todo allí, cuando la silueta de alguien familiar se asomó en la clase sin venir a cuento. —¡Ah, Lennie! —exclamó, y reconocí las aguamarinas de Hotaru posarse en mí con cierto interés, adentrándose en el interior del aula como Pedro por su casa—. Te estaba buscando, ¿sabes? —Sorpresa: me encontraste en mi aula. La chica se limitó a sonreír, ignorando la sorna en mi voz y se acercó, sinuosa y coqueta, hacia donde nos encontrábamos reunidas. La sonrisa se le ensanchó en los labios al reconocer a Riamu al instante. —Veo que estás bien acompañada. Nos volvemos a ver, linda~ —canturreó, liviana, y posó su mirada en la nueva integrante, apoyando el antebrazo en mi hombro como soporte la muy perra—. Creo que no he tenido el placer de conocerte: Ankoku Hotaru. También soy nueva por aquí. Me eché a un lado con cierta brusquedad, advirtiéndole con la mirada que no volviese a tomarse esas libertades conmigo, y comencé a centrarme en buscar el mechero como si nada. No tenía ganas de montar más escenas por hoy. La chica se encogió de hombros antes de volverse hacia el resto de chicas. Les guiñó un ojo, cómplice. >>No se lo tengan en cuenta, seguro que con una noche productiva se le pasa~ —Posó las manos sobre su cintura, observándome de soslayo, y serenó un poco su gesto—. En cualquier caso vine a recogerla. ¿Vengo en mal momento?
Sallow se veía un poco más cabreada que antes, supuso que pues era algo por la tensión que sentía con su presencia, intimidante por supuesto, pero mientras todo estuviera en orden no había por qué sentirse mal. Dejó caer sus hombros ya más relajada con todo el rollo, por lo menos estaba Yumemi-san para mantenerla en sus casillas, por lo que se veía, se llevaban bien, así que alguien llevaba las riendas de la situación. Al parecer el circo no estaba completo ya que había llegado, una chica de las otras secciones de tercero al parecer, y tachán. Lady Sallow se veía con ganas y antojos de soltarle un puño cerrado, como en los juegos de pelea para los arcades, le quedarían chulos una boina roja y un leotardo. Por más jugosa que sonara la idea, no quitaba la cara de perro, pero a estás alturas ya era parte del encanto de Miss Sallow. —¿También es nueva, Ankoku-san? —se sorprendió por ello, aunque era hora de pues presentarse formalmente con toda la banda—, me disculpo por mis malos modales de no presentarme a estas alturas, Izayoi Sakuya a sus órdenes. Las mañas son como la mala hierba, no mueren, y su profesión se había vuelto maña, pero tenía un efecto positivo, más servicial no se podía ser. La idea de una noche productiva se le quedó en la cabeza como si fueran una pegatina, ¿Que se traían entre manos todas allí? O será... Sintió algo de sangre en sus mejillas ante la idea, quien de ese par de cabronas era la más suertuda ni idea, si Ankoku-san por tener a Miss Sallow en cintura, o la simpática Lena estando con Hotaru, pero no iba al caso —No hay ningún problema, Ankoku-san —terminó por comentar, en referencia a la pregunta de aquella señorita.
Eh, de repente la cosa se había puesto un poco divertida. Estaba dispuesta a explicarle a la chica sobre la fiesta cuando una nueva presencia hizo acto de aparición en la sala y, no pude evitarlo, mi rostro se iluminó bastante al reconocer la voz de la chica del otro día. —Un placer volver a verte, Hoti-chan~ —saludé, imitando su tono de voz liviano. Observé el resto del intercambio con cierto interés plasmado en el rostro, sentándome en el pupitre que Lena había dejado libre, y solté una risa baja con lo de la noche productiva. Concordaba con ella, por demás, pero Lena no parecía especialmente emocionada por la idea si había rechazado la mejor oportunidad para eso mismo. >>Qué va~ —respondí, negando con la cabeza—. Le iba a contar a Saku-chan sobre la fiesta de mañana~ Que realmente la pregunta podía ser o no para mí, me daba bastante igual porque iba a responderla como si siempre la atención estuviese puesta en mí y, por tanto, las preguntas dirigidas hacia mí misma. Dirigí mi mirada entonces hacia la nombrada, adoptando un tinte felino en la sonrisa que tenía sobre los labios. >>Aunque no puedo decirte mucho más de lo que hay en la invitación. Creo que el misterio es parte de toda la diversión, además~ Lo que sí puedo decirte es que conozco Chiyoda bastante bien y, quien sea que haya organizado esto, maneja dinero. Así que va a ser una fiesta para recordar, desde luego~
Gracias al cielo el ambiente había mejorado enormenente, la presencia suave de la astuta Hotaru había ayudado a disipar toda la tensión en el ambiente, junto con la de Yumemi, ya no se podía estar amedrentada con esas presencias peculiarmente movidas. A pesar de todo lo que había pasado hasta hacía unos momentos, Izayoi comenzaba a disfrutar la estadía en Sakura, y más por qué se había encontrado a esas tres en su salón, juntando el encuentro con los chiquillos de primer año. El día ya no era para nada malo, a veces es mejor mal acompañado que solo. Aquellas dos , Ankoku y Yumemi marcaban todas las casillas para ser una bomba nuclear social, y luego llegó algo que le disiparía todas las dudas. Si Yumemi-san conocía Chiyoda como la palma de su mano, le dejaba entender que estaba muy bien enterada del circuito fiestero local, era una de las regiones más acomodadas de Tokio con la gran cantidad de sedes de empresas que hacen vida allí, por lo que fiestas a todo dar serían la norma, además era un lugar interesante, en dicha área se encontraba el Palacio Imperial. —Soy una recién llegada en Tokio básicamente, por eso pregunto —se rascó la nuca algo apenada—. Además de que no tengo con quien acudir, mucho menos conozco el área.
Quién iba a decir que encontraría a Lena socializando con dos chicas de lo más monas, qué cosas. Escuché la presentación de la albina con la curiosidad impresa en el rostro y tuve que contener la risa, casi el ronroneo que me acarició la garganta al notar el aire servicial y atento que parecía rodearla en cada gesto, cada matiz de su voz. ¿A sus órdenes, decía? Kinky~ —Ah, la famosa fiesta de Chiyoda —recordé, apoyándome con suavidad sobre una de las mesas cercanas—. He escuchado que es la primera vez que se organiza algo de ese nivel por aquí. No seremos nosotras unas suertudas o algo así, con tremendo recibimiento~. La información que parecía traerse la pelirrosa me pareció cuanto menos interesante y le presté la debida atención desde mi lugar, repasando sus delicadas facciones por mera costumbre. Al igual que Izayoi mi estadía en Tokyo era reciente, y aunque los organizadores del evento habían sido tan considerados de pasarnos todas las indicaciones, nunca venía mal alguien a quien recurrir, con lo distraída que era~. Lena carraspeó poco después, comenzando a caminar hacia la puerta, y volví el rostro hacia ella. —¿Vamos? —cuestionó, dirigiéndoles una última mirada a las chicas desde la salida—. Estabas buscando la sala de audiovisuales el otro día, ¿no? —¡Síp! ¿Habéis visto qué buena guía tengo? —Comenté, jocosa, apartándome de la mesa para sonreírles a modo de despedida. Mi tono perdió unas octavas, en un tono algo más íntimo, confidencial, y me incliné ligeramente hacia ellas—. Espero verlas por la fiesta, señoritas~. Iré con un vestido rojo, no tengo pérdida. Y tras confesarles eso dejé escapar una risa baja, dando media vuelta. La cascada azabache siguió el movimiento hasta perderse de vista tras la puerta.
Era hora de meter la cuchara en overdrive pero para ya, así que ni se lo pensó dos veces —¿Me permiten ir con ustedes? Así conozco un poco más el lugar —se acercó, con un poco de curiosidad. Ella recibía de Ankoku-san vibras felinas, de una depredadora buscando un jugoso botín, era de tener cuidado, se veía no andaba con chiquitas para conseguir lo que quería, lo quiero, lo tengo, así lo dejaba entrever de maneras sutiles. Posiblemente la presencia inoportuna de Izayoi cabreara más a Lena, pero honestamente, eran sus intenciones también. Aquella autoinvitación sonaba a excusa, por qué era una particularmente pobre, pero había que conocer, sobre todo a las indicadas. No era una chica interesada, pero un par de conexiones aquí y allá... No harían nada de daño, además de que socializar era todo un deporte de riesgo. Del sartén a las brasas, es hora de jugar con fuego.
—¿Esa chica de dónde es? —murmuré en pregunta a medida que íbamos subiendo los escalones, porque aunque me había tardado en notarlo el desarrollo de la conversación no hizo más que mandarme señales directas de que entre más lejos mejor, pero conocía a mi hermano y le gustaba andar de pantano en pantano, pero era muy temprano para eso siendo apenas el primer día. Seguíamos siendo extranjeros en un país desconocido a fin de cuentas. —Hungría parece ser. La tipa apesta al averno. Y aunque acompañó su comentario con un tono irónico entendía que lo decía completamente enserio. Me mantuve relajado de igual forma, a fin de cuentas veníamos de un agujero cercano en cuanto a países se trataba. Observé a Génesis detenerse al llegar al pasillo que tenía pequeños tableros que indicaban los salones a lo lejos, imitándola al quedarme ahí de pie. —Parece que no debemos madrugar tanto —hablé ya algo más risueño, notando que aún seguía atada a la mano de Zeld. —Supongo... En cuanto denote el flujo de personas podré estipular una hora más exacta para llegar y no ser los primeros. O por evitar personas como ellos. Sabía que ella nunca lo admitiría en voz alta, pero era algo lógico. Fue entonces que Zeld estaba con el celular en la mano libre, deslizando el pulgar por la pantalla a medida que retomábamos el caminar hasta la 3-3, en la cual mi gemelo nos dejó y se despidió para regresarse por el pasillo. Parecía que algo o alguien lo había hecho cambiar de opinión con eso de ir al salón. Me adentré con Gen sentándonos en dos asientos equis, cerca a las ventanas, ella delante de mí. Acomodé la mochila en el respaldar de la silla y recosté la espalda en la misma. —¿Crees que estemos muy atrasados en clase? —Espero que no —me respondió girándose parcialmente hacia mí—. ¿Crees que Zeldryck se involucre con ellos? —susurró algo más bajo. Pff, mi hermano solía comerse lo que aceptara ser comido si nos íbamos a eso, así que no dudaba el hecho de que se acostara con Tolvaj un sin fin de veces. —Él sabe cuidarse, relájate. Le sonreí a dientes descubiertos, notando el sonrojo leve en sus mejillas.
El hecho de que su tardío despertar en la casa de Katrina no hubiera significado la gran cosa como él había sentido que fue cuando Nova lo obligó a abrir sus ojos lo hizo sentir más tranquilo y menos paranoico por haberse quedado allí solo porque no pudo quedarse despierto para regresar a casa, además claro, que no había visto en si mucho en cambio en ella pese a que recordaba muy bien todas las cosas que había dejado salir solo porque se le aflojó la lengua. También podía pretender que no había dicho nada, de la misma forma que había intentado pretender que no se había levantado con una resaca terrible al no estar nada acostumbrado a beber. E incluso con las pastillas que le había dado Katrina para lidiar con eso y estar prácticamente recostado todo el día luego de hacer sus pendientes aun así se sentía fastidiado por tener que levantarse temprano para poder llegar a tiempo a la escuela y de paso, recoger el encargo que había pedido parra entregarle, no se quedó mucho tiempo en los casilleros, casi de forma automática se había cambiado los zapatos y antes de subir había comprado una lata de café frio para empezar a despertarse de forma más efectiva. Bostezó al entrar al aula, sin prestar demasiada atención a las caras nuevas que allí se encontraban, centrándose más bien en dejar aquella caja blanca sobre su escritorio y evitar alguna clase de daño al mismo pastel por movimiento o algo. Lo que menos quería era simplemente tropezar o hacer un movimiento en falso y arruinar todo el trabajo de traerlo sano y salvo hasta la academia.
En el transcurso que llevábamos en el salón aproveché para sacar uno de los textos que estaba leyendo desde el día anterior de historia, aunque no entendía realmente casi nada al respecto con la traducción por los símbolos, porque eso eran... símbolos con los que nunca tuve ningún tipo de interacción, además, el docente de japonés que mi madre había estipulado nos veía dos veces por semana, sin embargo, no le entendía lo suficiente. Recosté el mentón en el dorso de mi mano a la vez que soltaba el aire por la nariz. —Zold —le llamé entonces—. ¿Puedes explicarme sobre qué trata esto? Incliné mi espalda ligeramente hacia la derecha al tener su mentón sobre mi hombro, mirando el libro. Pestañeé con calma esperando algún tipo de retroalimentación básica, sin embargo lo único que terminé escuchando fue la presencia de otro chico en el salón de clase. —La verdad... no entendí nada, Gen —volvió a su lugar y entonces me giré a verlo. —No te preocupes. Debemos seguir estudiando entonces —susurré notando que el chico que entraba se veía como un japonés de closet, a lo que busqué sus ojos con los míos, haciéndome escuchar—. Buenos días. ¿Podrías por favor traducirnos este texto?
Se mantuvo en silencio desde que se había acomodado en su asiento, haciendo un espacio en su escritorio para poner sus libretas para revisar que realmente no le faltara nada a ese día, nada que se le hubiera pasado por alto el día anterior por su cansancio o bien corregir alguna cosa sin sentido que ya había detectado al parecer por no prestar suficiente atención a las preguntas de la tarea en cuestión, empezando a corregirlo con ayuda de uno de sus libros. Sin notar realmente que la conversación de al lado iban a terminar metiéndolo para ayudar o algo similar. Suspiró cuando escuchó la voz de la rubia ya dirigiéndose a él y luego ver el texto en cuestión, entendía que tenían una buena idea de como proceder al ir hacia él por ser el nativo más cercano, lamentablemente él era el nativo y tampoco sentía demasiadas ganas de poner a trabajar su cabeza más de lo que ya estaba haciendo. —Saca algún traductor en tu celular o algo, si de allí ya no lo entiendes, podría ver que hago —Como enviarlos con el profesor o algo, no era tutor por mucho que eso le ayudaría con su inglés —, en este momento no hay servicio de traducción. Quizás si más adelante se terminaba de despertar con su café pudiera tomarse esa molestia.
En cuanto lo vi mirar el texto apenas creí que se levantaría de su asiento para ayudar, pero se quedó igualmente sentado para responder con algo completamente básico, como si el traducir japonés fuese sencillo en un traductor. La lectura estaba repleta de Kanjis, debía cambiar el idioma de mi móvil para eso, pero entraría en una encrucijada en donde no entendería absolutamente nada. Posé las manos sobre la madera. —Hablas como si no lo hubiese tenido en cuenta —respondí volviendo la vista al texto por un par de segundos, exhalando el aire por la nariz al sentir el tacto de Zoldryck sobre mi hombro, casi como si me dijese que lo olvidara, que ya luego podríamos preguntarle a alguien más. Estuve a nada de declinar en volver a dirigirle la palabra hasta que el desconocido volvió a hablar, respondiendo casi en automático. —No estoy solicitando un servicio, estoy solicitando un favor, pero parece que no sabes diferenciar entre ellos.
Su comentario sobre la mariposita me arrancó una risa floja porque bien podría habérseme ocurrido a mí, la verdad era que para noche que había pasado el mocoso estaba de muy mala hostia. En fin, tampoco añadí nada más al respecto, me limité a recibir el beso en la mejilla y dejar que se retirara, aproveché cuando se separó para llevarme la paleta a la boca. Cuando se dirigió a Cayden lo escuché suspirar con cierto hartazgo, nada nuevo bajo el sol y se encogió de hombros en respuesta. Al final no me quedaba mucho más que subir a la clase también, así que pasé a su lado le di un golpe en el hombro con cierta fuerza añadida y el pobre diablo dio un respingo, no tanto por el contacto si no porque seguro no esperaba que prácticamente le diese una hostia. Me detuve un segundo solo para comprar una soda en la máquina antes de subir, entré a la clase sin reparar demasiado en el resto de gente allí metida y me dejé caer en mi asiento sin más. La verdad no tenía expectativas de ninguna clase para ese día, aunque si terminaba por dormirme en clase no iba a quejarme. Contenido oculto creyeron que se librarían de mí, pero eso no va a pasar nunca (??