Aun tenia mi mirada en la dirección del móvil de Kohaku, sonreí en el momento que sentí que su mirada se poso en mi ¿se habría sorprendido cuando le dije a donde vivía?, aunque pensándolo bien vivir en Yokohama no era que algo que me alegraba y claro no podía olvidarme que también era una de las ciudades mas pobladas de Japón. Pero me conformaba, así las personas me digieran que lo era, pues me valía muy poco. Alce mi vista en el, repasando brevemente sus facciones cuando se suavizaron ¿será que se había recordado de algo de algo?, la expresión de su mirada reflejaba eso. Pues tocar piano desde los 8 años, fue como un hobbie pero al pasar el tiempo cuando ya llegue a los 11 años me di cuenta, de que me fascinaba tocarlo, así que decidí hacerlo permanente en mi vida, después de todo ya tenia bastante tiempo practicándolo, y también sabia que la voz no tenia nada que ver con las notas musicales ya que eran muy diferentes, mas bien tenia que ver con estrofas 1,2, o hasta 3 etc. Y claro no olvidarme del coro. Para ser sincera, me costo mas aprender a cantar correctamente, que el aprender a tocar piano. ─ Hmmm.─ Susurre tomando una galleta, ya que quedaban pocas.─ Si, y mas siendo eso algo que te tranquiliza para no cometer ninguna estupidez.~ Pues, lo decía porque siempre que tenia un confrontamiento con mi hermana, me encerraba en la sala donde tenia el piano y de hay no salía hasta saber que estaba completamente calmada. Sonreí un poco por su mirada ¿había preguntado algo tan obvio?, creo que si. ─ Sip es muy curioso.─ Inquirí, al observarlo inspeccionar el paquete.─ No, siempre eh comprado de estos 3 sabores son mis favoritos, si llegara a ver la de limón, te las traeré. Incline un poco la cabeza, mi pelo siguió la acción y eso sirvió para que la coleta mal hecha se soltara, mientras recogía el moño alce la botella de jugo que quedaba poco y se lo extendí. Claro no olvidarme que también ya se iba a cavar el receso, así que galleta y jugo deberían de desaparecer. ─ Hmmm, no quiero que te pase nada, por comer la galleta así a seca, y claro tampoco quiero muerto feo.─ La sonrisa de mi chiste quedo en mi boca, mas bien era mentira Kohaku no era feo hasta ya estaba pensando que el color de sus ojos llegaba a hipnotizar ¿habría tomado demasiada confianza?, creo que si, ¿se molestaría?, ni idea. Después de todo creo que estábamos a mano.
El acercamiento de Tolvaj me había crispado los nervios de lo lindo, porque no la sentí acercarse hasta que la tuve encima y el cabello se desparramó sobre mi escritorio desde mi hombro derecho. Entre la mata de cabello castaño resplandecían algunas hebras blancas que debían haberse arrastrado de su flequillo y fue eso lo que me hizo caer en cuenta de la desgracia antes de que hablara. Su aliento se revolvió en mi propio cabello, la diversión en su tono rozó las cuerdas incorrectas y si no reaccioné con la intensidad de siempre fue porque me había dejado acorralado. La aparté cuando me volvieron a funcionar los engranajes, no quise decirle nada porque podía salirme peor y solo la miré con el rabillo del ojo mientras salía de la clase. ¿Sirvió de algo? Solo para darle cuerda, como a todo bully. Para terminar de hacerla me lleve a Sonnen en banda, se metió donde nadie lo llamaba como siempre, y luego de decirle que me dejara tranquilo seguí mi camino. Me sacudí la molestia que el par de estúpidos me habían dejado en el cuerpo, porque realmente tampoco valía la pena desgastarme así, y cuando regresé a mi configuración más o menos normal me colé en la 3-3 como si fuese mi casa. Me acerqué a Ko balanceando una bolsita de papel cerrada con una cinta roja, vete a saber de dónde la había sacado mi madre eso sí, y la dejé en su escritorio con cuidado. Luego de todo el misterio lo mínimo que podía hacer era dejarle el paquete por fin, ¿no? Eran un montón de galletas de mantequilla con un toque de limón, ni idea de por qué había hecho tantas, pero tampoco iría a quejarme. —Creo que uno de mis tíos coló unos caramelos ahí, parece bolsita de piñata —dije balanceando el peso de un pie al otro. En cierto momento sentí la mirada de alguien encima, al girar la cabeza di con Arata y me desinflé los pulmones mientras sacaba otra de las bolsitas, traía menos galletas pero nadie iba a darse cuenta de eso. —Atrápalo, Mishi —le dije apenas un segundo antes de lanzarla. Los reflejos le funcionaron bien, así que se hizo con ellas y me guiñó el ojo por la pura gracia, sin moverse de su lugar. Contenido oculto Gigi Blanche im just like this. Sabes que por mí no corre ninguna prisa ni nada, as always uwu nomás no quería dejar al niño sin el regalito, que sí lo tenía pensado hace días aaaa pedazo de trip con esta gayness y el cay del postgame hiperfocuseando en sus tareas rn, siento que no son el mismo ser humano (?
Me dirigí hacia mi objetivo con paso tranquilo, echando un par de vistazos a los largo del pasillo en lo que caminaba. Distinguí a Eris saliendo de su aula cuando estuve a punto de pasar por delante de la misma, viendo que detrás salía otra chiquilla, y seguí el movimiento de ambas de reojo hasta que me di cuenta que a la primera le había tocado darle el tour a la otra pobre desgraciada. No pude evitar soltar una risa nasal al pensar en ello, compadeciéndome solo un poco de la otra en mi mente, antes de continuar mi marcha como si nada. Ya había que tener mala suerte para que tu primera conocida en la academia fuese Eris, la verdad. Había bastante más actividad de la que hubiese estimado en el aula, aunque en sí no me afectaba en absoluto con lo que tenía planeado. Sí que deslicé la vista hasta el chispazo de pelo rojo que destacaba en algún punto de la clase, distinguiendo a Cayden clinging all over his homo-bro, y me tuve que reír de nuevo porque, venga, ¿no que justamente los había visto juntos por la mañana all clingy as well? Someone was needy~ Pero no tenía nada que ver conmigo, y por algún casual de la vida aquel día no me apetecía molestarlo, así que lo ignoré sin más mientras me dirigía hacia el pupitre de Arata. Me fijé en la bolsita que tenía en las manos, pero de nuevo no me importaba en lo más mínimo, y me subí a su pupitre como si estuviese en mi casa o algo. Primero me quedé sentada de lado, con las piernas cruzadas, pero después de un par de segundos me lo pensé mejor y me di la vuelta, apoyando la punta de los pies sobre su silla mientras me echaba un poco hacia atrás en la mesa. Tal y como había supuesto en la mañana, por cierto, el moño que me hice acabó desapareciendo con el paso del día y a aquellas alturas ya tenía el cabello suelto como venía siendo costumbre. Así pues, cuando ladeé ligeramente la cabeza para dedicarle una sonrisa liviana, la melena siguió el movimiento con fluidez, hasta acabar con las puntas rozando el pupitre. —Morning, handsome~ ¿Cómo se encuentra mi gangster boy favorito en este caluroso día de primavera~? Contenido oculto Juniper heyo, te etiqueto even tho posteo detrás de ti para que sepas que la pendeja te cayó a ti y eso (?? no prometo que se comporte, pero she never does (???
No anticipaba que el otro cachorro se fuese a aparecer como si esa clase fuese su casa, aunque en sí no era ninguna sorpresa tampoco, llevaba días pegado como garrapata a Kohaku y yo seguía sin hacer dos más dos, aunque tenía todas las piezas para hacerlo. Qué podía decir, podía hacerme el idiota tanto como me diese la gana y si yo me pasaba haciendo el imbécil no me detenía nunca a lanzar hilos que me explicaran las estupideces que anduviese haciendo el resto. Pasaba que era un metiche cuando veía que andaban repartiendo cosas, así que apenas vi al chiquillo sacar la bolsa le clavé la mirada encima, plenamente consciente de que se daría cuenta sin que tuviese que hablar. Pesqué la bolsa en el aire y dejé al crío en su mundo, probé una de las galletas nada más para dejarle el resto a mis hermanos. Un poco parásito sí que era, entre la comida de Sasha y lo que preparaba la madre de Cayden. El caso es que acababa de bajarme la última mordida de la galleta cuando vi a Alisha meterse a la clase y me quedé mirando el panorama, un poco decepcionado de que no jugara con el otro ratón de turno porque el espectáculo siempre era digno de ver. Se dirigió a mi lugar, así que tampoco me iba a poner delicado, y la repasé con la vista mientras se subía a mi pupitre. La gracia hizo que la sonrisa insoportable me alcanzara los labios, sobre todo cuando cambió de planes para apoyar los pies en mi silla, y como la atención siempre se me enfocaba en puras mierdas me di cuenta también que el otro mocoso le echaba los ojos encima. Fue una cosa de lo más breve, pero ni siquiera él pudo disimular el tinte del gesto y una risa baja me surgió del pecho. No la aguantaba, pero lo había sujetado por las pelotas también. Me distraje con el movimiento de la melena rubia, las puntas acabaron rozando el pupitre y yo me acomodé en mi asiento a mis anchas, para estirar la mano hacia ella y delinear su muslo con los dedos. ¿Qué si me importaba estar en un salón con público y todo el tema? No demasiado. —Pero si es mi Barbie favorita~ —dije como si nada, alzando la vista a su rostro—. Mejor ahora que viniste a visitarme, muñeca. Es algo muy considerado de tu parte~ Contenido oculto tampoco prometo que este pendejo se comporte, he never does cuando se trata de ali (???
A aquellas alturas del partido ya había quedado claro que no era la persona con más neuronas funcionales del mundo, ni mucho menos, y si me daba cuenta de algunas cosas que no quedaban muy a la vista era simple y llanamente porque hacía el esfuerzo por enterarme. La cuestión era que en aquel momento no me interesaba demasiado prestarle atención a nada que no fuese Arata, así que ni de coña me enteré que el otro niñato se me había quedado mirando. Podía suponerlo, no era como si mi presencia pasase especialmente desapercibida, pero la cosa era que... me daba bastante igual. Así pues, toda mi atención se quedó puesta en el muchacho que tenía delante, y noté como mi sonrisa se ensanchó al sentir como se acomodaba aun más a sus anchas en la silla y, sobre todo, ante el roce de su mano en mi muslo. Ah, pero qué confianzudo andaba hoy, y encima delante de sus amigos, qué problema~ —Ya ves, me gusta tener contentos a mis amantes, para que luego me rindan bien~ —contesté, justo después de dejar salir una carcajada liviana, y me eché algo hacia delante para mirarlo más de cerca, frunciendo apenas el ceño como si lo estuviese escudriñando—. Vas a seguir rindiendo tan bien como ahora, right~? Suavicé la expresión inmediatamente después, con una sonrisilla traviesa que claramente indicaba que estaba de broma, y me bajé de un salto de la mesa; todo para poder acomodarme encima de su regazo, claro, que era una opción mil veces más atractiva que la del pupitre. Así lo hice, pues, y aproveché para echarle el brazo por el hombro, llevando una mano a su nuca para comenzar a acariciársela con aire distraído. >>So... ¿qué has estado haciendo estos días? Aparte de echarme de menos, digo~ Contenido oculto qué bien, así nos gustan los onvres en esta household 7u7 (?)
Había pocas cosas que me separaran de más de un diablo en esta academia, y casi siempre era el tema de la pasta si éramos honestos, de ahí que pudiese revolverme con todos ellos como si me hubiese criado a su lado. En gran medida todos éramos la misma clase de imbéciles, no nos interesaba más que lo que teníamos en las narices y pensábamos a punta de hormonas un porcentaje bastante importante del tiempo, de ahí que muchas cosas pudieran ocurrir alrededor sin mayores implicaciones. Teníamos visión de túnel. Por demás, no había nada que el par de idiotas no conocieran de mis manías (más bien las conocían más de lo que deberían) así que tampoco tenía restricciones morales de algún tipo, es decir, suponiendo que fuese a tenerlas de no ser el caso. En realidad cualquier persona que se me acercara lo suficiente se daba cuenta en un par de segundos la clase de imbécil que era, es decir, el que andaba metiéndose con medio Tokyo por puro deporte. Su respuesta logró sacarme una carcajada genuina, era digna de ella, pero no por eso perdía el encanto. La vi echarse hacia adelante y alcé apenas las cejas, la cabrona hizo como si me escrudiñara y la dejé estar, todavía con la sonrisa pegada a los labios. —Qué poca fe, muñeca —respondí haciéndome el ofendido. Solté el aire por la nariz cuando se acomodó encima de mi regazo y eché un poco la cabeza hacia atrás al sentir la caricia en la nuca, aprovechando para enredarle la mano en la cintura y le dediqué una caricia liviana. Qué podía decir, era bien simple y ya estaba visto. —Nada que valga la pena ser mencionado a decir verdad —respondí, perfectamente consciente de que tampoco era que hubiese parado quieto en realidad—, ya sabes, uno no se divierte igual sin ti~ ¿Calentándole la oreja porque sí? No era nada nuevo en realidad, además siempre venía bien. Ya iría a negarme que le gustaba que le dieran esa clase de importancia. —¿Y tú, Barbie? Ya que me tenías tan abandonado asumo que no te has aburrido~
Su respuesta fue exactamente del tipo que hubiese esperado de su parte, aunque eso no le quitó el encanto en absoluto, y la sonrisa socarrona no hizo más que permanecer ahí con ganas al escucharla. Le tenía poca fe a los hombres en general, a quién pretendía engañar, pero suponía que podía darle el beneficio de la duda por el momento, porque ciertamente aun no me había fallado las veces que nos habíamos encontrado. A ver si podía mantenerme el ritmo, nada más, que hasta ahora solo conocía a una persona que pudiese~ Sea como fuere, el muchacho me recibió sobre su regazo sin mayor problema, así cómo ya había estimado que haría, y entorné apenas los ojos al ver como echaba la cabeza hacia atrás por mis caricias distraídas en su nuca, suavizando también la sonrisa mientras sentía la que él me dedicó en la cintura. Qué podía decir, tener aún un mínimo de poder sobre algún aspecto de mi vida me aliviaba bastante; lo suficiente como para pretender seguir por el cauce que seguía siempre, al menos. —Such a sweet-talker~ —murmuré, claramente divertida por sus palabras, y me incliné hasta llegar a rozar sus labios con los míos—. No te creo nada~ Me erguí de nuevo justo después, soltando una risilla, y me encogí de hombros. No me molestaba que me comiese la oreja de esa manera, ni de puta coña, pero al menos tenía que hacer el esfuerzo de cumplir mi misión antes de dejar que me llevase por el camino del pecado de nuevo. ¡Que no me fuesen a decir luego que no lo había intentado con ganas, hombre! >>Ah, you know, en mi agenda siempre hay alguien disponible para entretenerme cuando me apetezca~ —canturreé, moviendo la mano para quitarle importancia al asunto, e inmediatamente después apoyé esa mano sobre su pecho para inclinarme de nuevo, buscando rozar su oreja con los labios—. Anda, no te hagas de rogar y cuéntame algo malo que hayas hecho, que me pone mucho~ —susurré, removiéndome apenas contra su entrepierna. Y para la gracia, mentira tampoco era.
Podía declararme culpable por la tontería del ascensor, sí, y de hecho iba a hacerlo. Cay se había acoplado con absoluta facilidad, acabó arrastrándome dentro del cubículo y lo recibí con ambas manos a la cintura apenas las puertas se cerraron. El resto de la historia, bueno, se contó sola. En líneas generales, y pese a lo que las apariencias pudieran decir, me gustaba redoblar las apuestas, así que le dejé otro beso en la mejilla cuando llegamos a la puerta de la 3-2 y seguí mi camino. Las clases estuvieron... bien, normales, y un rato antes del almuerzo recordé la tontería del regalo. Había adivinado que era comida, sí, pero seguía siendo muy amplio, así que me distraje un rato con eso. Al final sonó la campana y resoplé bajito, estirando el cuerpo. No me apetecía nada seguir encerrado haciendo tarea, pero el deber era deber y de alguna forma iba a tener que graduarme, ¿no? A papá seguro le daba algo si se enteraba que había descuidado los estudios. Noté el chispazo de fuego prácticamente al instante que entró, con tantas horas entre medio ya había regresado a mi eje y no quedaba rastro del mal trago que Shinomiya me había echado encima. Lo seguí con la mirada sin vergüenza alguna, y si alguien me decía que era pretencioso de mi parte asumir que estaba ahí por mí, bueno, no se las daría pero razón llevarían. Total era cierto, dejó una bolsita de papel en mi mesa y volví a sonreír con cierta emoción contenida de crío, golpeteando apenas el suelo con el talón del zapato. —Gracias, Cay Cay~ En lo que me hacía con la bolsita noté de reojo que le arrojaba otra a Arata, cosa que no me robó más atención que esa. Chequeé su contenido, comprobando que, en efecto, junto a las galletas había unos cuantos caramelos, y medio colé la nariz para olfatear. El aroma del limón me estiró una sonrisa en el rostro y sólo me faltaba agitar la cola, la verdad. —Ven, siéntate. —Le indiqué la silla delante de mi pupitre, corriéndola y todo para que pudiera ocuparla—. No pretendías dejarme esto e irte, ¿o sí? Bien cabrón, por supuesto, con la sonrisa de ángel y todo. Me acomodé un poco mejor y me agaché para sacar de mi maletín el almuerzo que había traído de casa. Digamos que entre sus galletas y mi bento quizá llegábamos a una comida decente. Lo abrí sobre la mesa, repasando su contenido, y fue entre tanto que pasaron un par de cosas a mi alrededor. Otra persona ingresó al aula, una chica esta vez, que fue donde Arata y levanté la vista por mera inercia; en el proceso reparé en Cay. Como había dicho antes, ya había regresado a mi eje. Bueno, bueno. Que Akkun tonteara con otros seres vivos no era nada nuevo, así que me daba totalmente igual. Repasé el resto del aula con cierto aire distraído, como quien no quiere la cosa, y alcé las cejas apenas di con la cabellera azabache, renegrida de Haru. Qué mala suerte, ¿no? —¡Ah, Haru! —Lo llamé, animado, el chico dio un respingo y volteó hacia nosotros; reparó un segundo en Cayden antes de detenerse en mí—. ¿No vas a ayudarme hoy? Justo estoy con química. Dudó, pese a no demostrarlo claramente, en algunos sentidos era muy transparente y lo sabía. Al final se acercó, lo hizo con movimientos algo rígidos y tuve compasión de su culo introvertido por una vez en la vida. —Ah, este es Cayden —lo presenté, en lo que Haru arrastraba una tercera silla y la acomodaba a un costado, entre nosotros—. Cay Cay, él es Haru, un amigo que ingresó un poco después que nosotros~ El muchacho asintió con la cabeza hacia Cay y apoyó ambos antebrazos al borde del pupitre, repasando lo que había ahí encima. La bolsita de papel, el bento y los apuntes. —¿Seguro que pretendes estudiar? —me preguntó, en voz baja. —Bueno, quizá no, quién sabe~ Pero ahora que ya estás aquí, ¿por qué no te quedas? Contenido oculto Holi, perdón por la tardanza unu Llevaba roleando a Ko nonstop desde el festival y quería dejar un tiempito de descanso para rolearlo con ganas renovadas, a medio camino se me ocurrió meter a Haru y mejor me perdonas el chaotic ass JAJSAJ but here we are uwu
La verdad es que de haberme olido por dónde iban los tiros de este teatro no tenía idea de si hubiese cambiado algo, quería decir, al menos en sus partes esenciales. El caso era que no sabía una mierda para variar, así que no era que hubiese mayor cosa que hacer que seguir subido al tren del caos del que de por sí me bajaba pocas veces y varias de ellas no era a voluntad. Su respuesta de que no me creía nada me hizo soltar una risa floja por la nariz, porque de todas formas me revolqué como un hijo de puta en la cercanía aunque la rompió justo después. Me entretuve acariciando su cintura un rato antes de deslizar la mano a sus caderas un instante antes de apenas rozar su espalda baja. El resto de la estupidez siguió por el mismo cauce y dejé ir el aire por la nariz cuando me rozó la oreja con los labios. Hombre, la carne era débil y eso lo podía confirmar cualquiera. —Ah, ¿de verdad? —pregunté en un murmuro medio por la gracia y pasé saliva al sentir que la cabrona se removía, fue una cosa de nada, pero debía insistir en que la carne era débil—. A ver, Barbie, que hay niños presentes~ Igual seguí haciendo el tonto en su espalda baja, pues porque no podía dejar las manos quietas o algo, y tomé aire por la nariz para luego desinflarme el pecho de un suspiro. —Ya, ya. Perdona por no pensar en ti, pero la rutina le quita cierto encanto a las cosas malas. Un poco de ventas por aquí y por allá, ya sabes, cosas sin importancia —dije con tono liviano, aunque seguía hablando bajo—. La gente necesita cosas y otros, bueno, deberían cuidarlas mejor supongo. Ventas decía, cuando solo había sido un conducto. No había movido un dedo. En las últimas semanas había aprendido que había cosas que era mejor no pensarlas, que de hecho esa era su esencia, y de ahí que me adaptara a un montón de estupideces que se le habían ido ocurriendo a Kohaku sin ninguna especie de esfuerzo. A la vez digamos que servían para romper la configuración default que tenía, acostumbrado como estaba a atascarme en puras estupideces que ya no tenían caso. Para terminar de hacerla el idiota me había dejado un beso en la mejilla cuando llegamos a la puerta de mi clase, así que más puntos para mi culo necesitado de atención. Que ya que estábamos, la rubia tenía razón con la mierda de que andaba needy y honestamente podíamos usar términos bastante peores, pero esos eran detalles menores. La emoción con la que sonrió cuando le dejé la bolsita me hizo suavizar los gestos y negué con la cabeza como diciéndole que no hacía falta que me diese las gracias. Me senté en la silla apenas me dijo que lo hiciera y apoyé el codo en el borde, para poder descansar el rostro en mi propia mano y repasé sus facciones como si no tuviese todo un panorama que ver o quién sabe qué. Ya de paso seguí sus movimientos cuando se agachó para sacar el bento del maletín. —De hecho no, esta bolsa de galletas es como un trato con el Underlord, ahora tu receso me pertenece —respondí con voz suave y me permití una risilla al verlo abrir el bento—. Eso porque llevarme tu alma suena muy pesado, con el receso estamos bien. En ese lapso fue en el que varias cosas se solaparon, la silueta de Alisha pasó por un costado y el cerebro se me fue un poco al traste apenas un segundo, fue suficiente para seguir su movimiento, pero tuve que enfocarme a consciencia en regresar la atención a donde pertenecía. Lo dejé correr, pues porque no tenía importancia real, pero di un respingo cuando Kohaku llamó a otra persona, lo que tuvo su gracia porque el chico en cuestión reaccionó más o menos igual. Reparó en mí, ni modo, antes de enfocarse en él y aunque seguro se pensó si hacerlo acabó por acercarse. El desgraciado gritaba introversión por todas partes, así que al menos estábamos todos en el mismo bote. Ko nos presentó, el famoso Haru asintió con la cabeza y yo hice lo mismo en lo que se acomodaba al costado. La pregunta que le soltó y la respuesta de Ko hizo que se me escapara una risa baja por la nariz. —Estás invitado a la sesión de no-estudio de hoy —le dije a Haru con calma y alcancé a dedicarle una sonrisa. Fue inconsciente, pero repasé sus facciones antes de regresar la atención al centro—. Tenemos galletas y un almuerzo para tres, supongo. Es eso o poner a Ko a estudiar entre dos y fundirle la neurona. Contenido oculto como te dije el otro día, no worries bby uwu ngl me hace gracia que Haru esté aquí metido JAJSHEJ welcome, my boy, we hAVE COOKIES
Tenía que admitirlo, las reacciones de Arata estaban siendo una verdadera delicia; predecibles en su gran mayoría, eso sí, pero que no perdían el encanto ni de coña. ¿Cómo iban a hacerlo, si eran justamente las reacciones que siempre buscaba conseguir de mis ligues? Quizás tenía que darle algo de crédito a Joey por confiar en mis capacidades incluso más que yo, porque estaban dando mejor resultado de lo que había esperado. Me regodeé en sus caricias como una cabrona, a quién pretendería engañar, y me comí de lleno cuando tuvo que tragar saliva por mi culo inquieto, con la sonrisa sedosa aun pegada en los labios. Qué va, estaba en mi puta salsa y no tenían ningún problema en dejar que se notase. —¿Niños? —repetí, con un ligero tono de incredulidad, y deslicé la vista hacia el pupitre ocupado por los homo-bros (ahora siendo tres) antes de soltar una risa nasal y volver a centrarme en Arata—. Yeah, sure~ Dudaba que llegasen a mi nivel, pero era capaz de olerles las hormonas alborotadas a cada uno de ellos desde mi posición, así que de niños más bien poco. Me daba bastante igual, de todas formas, porque no había nacido para ser sutil y, honestamente, era perfectamente consciente de que tenía un kink muy específico con el exhibicionismo que en ningún momento pretendí controlar. Por si fuera poco, lo cierto era que tampoco podía preocuparme demasiado por tener público cuando el chico me estaba cumpliendo el capricho de contarme sus mierdas y había logrado centrar aún más mi atención en él. Deslicé la mano que había dejado sobre su pecho hacia abajo, a modo de caricia, y me incliné de nuevo, aunque en aquella ocasión acorté la distancia entre nosotros por completo. No fue ninguna locura de beso, de hecho fue bastante superficial a pesar de que mantuve la unión un buen rato, pero al menos no me detuve ahí y seguí repartiendo roces húmedos con mis labios por su mandíbula y parte de su cuello. >>¿Uhm? —murmuré después de un rato, volviendo sobre mis pasos para buscar su mirada al erguirme de nuevo, entre los párpados entornados—. La gente necesita cosas... ¿como Sashie, por ejemplo? ¿Necesitaba ella algo de ti o es de las que tienen que tener más cuidado~? —cuestioné, aún con el tono suave, y arrastré la mano de su nuca hasta su mejilla, acariciándosela con el pulgar mientras esperaba.
Contenido oculto La verdad es que nunca me había molestado darle a ciertas personas justo la mierda que estaban buscando, quería decir, era así como funcionaban los intercambios, los negocios también. Era dar algo a cambio de otra cosa de un valor parecido, nada del otro mundo, de allí que no hubiese en mi carácter demasiada resistencia si lo comparábamos con otros. Era lo que tenía ser un montón de aire. Que me cuestionara la tontería de los niños me sacó una risa floja, porque era pura mierda y lo sabía yo bien, incluso si no había hecho dos más dos del par de idiotas, el tercero salido de la nada vete a saber, pero por mayoría digamos que en el pupitre ese tampoco había santo ante el que persignarse por mucho que fuesen capaces de fingir decencia. Igual seguimos revolcándonos en nuestras estupideces y recibí su beso con todo el puto gusto del mundo, incluso si no fue ninguna locura. Para terminar de hacerla no se contentó con eso, los roces que repartió por mi piel me hicieron volver a tomar aire y enredé el brazo alrededor de su cuerpo con algo más de firmeza, presionando su cuerpo en mi dirección. Era imbécil, era un jodido estúpido de proporciones colosales, pero habían mierdas que accionaban los gatillos, presionaban interruptores que activaban todas las trampas de ratones y amenazaban con partirme la espalda. Era, digamos, la forma que el cerebro solía funcionar. Los nombres que aparecían en conversaciones que no venían al caso siempre eran alarmas, avisos. Brillaban como las luces de neón y la sangre de Yako en la calle. Sashie había dicho. ¿Sasha? La pasta del casillero. Vete a saber por qué, pero el primer eco que el cerebro me alcanzó al unir un montón de hilos dispersos fue el de las sirenas de la policía aunque no tenían nada que ver. Me alcanzó también el sonido de las hostias que le habían repartido a Sonnen en el callejón de Taito y así como en ese momento me había fallado el cerebro haciéndome incapaz de elegir un lado por un instante, fue lo que pasó allí con las preguntas de Alisha. No lo dejé ver en realidad, ni siquiera aflojé el agarre en torno a su cuerpo y lo cierto es que no vi motivos para decirle la verdad, como no veía motivos en muchas cosas. Era capaz de vender a las personas, eso lo sabía, pero lo había hecho por pasta toda la puta vida, ni más ni menos. —Quizás la segunda, no sabría decirte con claridad —respondí junto a una risa baja, me permití disfrutar su caricia, pero aún así la insté a levantarse para poder hacerlo yo también. Estiré el cuerpo con cierta pereza y escarbé en el bolsillo esperando encontrar un mechero, cuando di con él la miré de costado—. Me da la sensación de que tú lo sabes mejor que yo, Barbie~ ¿No son compañeras de clase o algo así? Había soltado toda la estupidez con la sonrisa socarrona bien pegada en la cara todavía, sin importar lo que me sonara de fondo en la cabeza, y solo después empecé a caminar en dirección a la salida. A la pasada le solté un golpe flojo a Cayden en la cabeza, maldijo en inglés en respuesta y me sirvió para callar ligeramente las sirenas, aunque cuando me miró me dio la sensación de que un hilo a mi alrededor se había atilintado. —Como sea, linda, hoy será la primera vez que te defraude. Tengo una cita con un porro que no puedo posponer. Eso fue todo lo que le dije antes de desaparecer por la puerta, poco antes de que sonara la campana. Contenido oculto no sé qué pasó ahí pero culpo de todo al mood que me metió la rola y por eso la puse (????
Cerré mis ojos a lo que escucha el timbre de receso sonar ¡por fin!, prácticamente ahora no estaba de humor, hoy no fue el mejor día de mi vida ya que mi hermana se encargo de que así sea. Mire mi reflejo en la pantalla oscura y apagada de mi móvil, estaba pálida y con ojeras a noche no había dormido nada y aquél brillo en mis ojos ya no estaba, talvez era porque a noche me la pase lloriqueando o puede ser también porque no salí del cuarto donde tenia el piano en toda la noche, después de todo esa era mi única manera para no cometer una locura. Suspire un poco para luego sonreír, vamos así la vida quisiera verme golpeada no podía darle el gusto o ¿si?, ¿dónde había quedado la Fiorella que no dejaba que sus emociones se desequilibraran a delante de todos? no lose pero tenia que volver hacer yo ahora. Respire hondo para alzar mi mirada y bajar las gafas oscuras a mis ojos, al igual que acomoda mi cabello suelto un poco. Afuera prácticamente esta venteando, así que me acomode el abrigo y busque algunas cosas en mi mochila fresas, un embace de crema batida y las galletas, bueno estas ultimas no eran mías sino de Kohaku, había prometido que cuando encontrara las de sabor a limón se las traería, no fue fácil la búsqueda pero lo importante de todo es que si se las traje, después de todo era una persona que cumplía las promesas que hacia ¿no?. Vaya a saber yo, si eso era real. Las galletas prácticamente se las iba a dar ayer pero como no lo encontré no se las di, además yo tampoco me había propuesto a buscarlo, solo alce mi mirada para explorar toda el aula para ver si lo miraba por algún lugar, sonreí cuando lo vi, solo me levante de mi pupitre, recogí las cosas que comería al igual que las galletas, me acerqué silenciosamente hasta el movimiento que di, me hizo recordar a un fantasma. ─Hola Kohaku~. Contenido oculto Gigi Blanche Heyo uwu, por aquí te tiro a niña <3.
Morgan y Altan acabaron llevándome cada uno de un brazo hasta el tercer piso, y la tontería era tan hilarante en sí misma que ciertamente no pude enfadarme ni un poquito. Acabamos con un par de miradas encima, por supuesto, pero Morgan no conocía la vergüenza y yo a veces tampoco, este era uno de esos casos. A decir verdad, lo único que me había sorprendido de toda la situación era que Altan se subiera al carro con semejante facilidad, pero suponía que no era tan frío o introvertido como me había parecido en un primer momento. Igual, bueno, a veces las personas respondían en contra de su naturaleza y estaba bien. Y para terminar de hacerla los tres íbamos a clases diferentes, así que nos fuimos desprendiendo como extremidades de un cuerpo conforme avanzábamos por el pasillo. Morgan nos sonrió y desapareció dentro de la 3-1, luego me detuve frente a Altan y me despedí de él, deseándole que tuviera un lindo día. El resto se dio como siempre, en la 3-3 saludé a Haru a la pasada y fui donde mi asiento. Ya me faltaba poquito para ponerme al corriente de las asignaturas y mejor, porque estaba hasta los putos huevos. Este receso iba a dedicármelo para, bueno, hacer lo que se hace en el receso: almorzar, quizá conversar con alguien. Pensé en buscar a Emily, que me había obsequiado tantos postres esos días y yo aún no hacía nada para regresarle el favor, pero antes de llegar a incorporarme noté que alguien se acercaba a mi posición. La reconocí de inmediato, claro, era Fiorella. Digamos que no había hecho ruido en absoluto, pero yo vivía enchufado a una frecuencia distinta y difícilmente se me pasaban por alto esos detalles. Aún así, me sorprendió un poco. Ella usó mi nombre y me pregunté si le sentaría mal que la llamara por su apellido, así que decidí omitirlo. —Buenos días~ Casi me asustas —No fue una recriminación como tal, lo dije en tono suave y le dediqué una sonrisa, aunque sí cargó cierto tinte de reproche a modo de broma—. ¿No serás un fantasma o algo, y recién ahora descubro que sólo yo puedo verte? Contenido oculto holis, ko-chan a la orden uwu/
Una pequeña sonrisa se me escapo por su reacción, cualquiera en su lugar creo yo que habría actuado igual, después de todo ese era casi como otro de mi gran talento, pasaba desaperciba por cualquiera y a veces no escuchaban ni cuando me acercaba. Le sonreí por la pequeña broma que soltó cosa que sonó mas bien casi como ha reproche. Tampoco me lo tome mucho a pecho, el estaba bromeando así que solo me quedo reír. Fije mi vista en la suya a través de las gafas para sentarme en el pupitre de adelante y acomodarme mejor a lo que ladeaba la cabeza al mismo tiempo que mi pelo siguió la dirección del movimiento. ─Lo siento si lo hice ─Puse las cosas que tenia en mis manos en mi regazo, y la galletas en la mesa─. Recién me entero yo también, supongo que estamos en esos típicos libros donde el protagonista solo puede ver a la chica fantasma ¿no? ─Reí un poco antes mi tontería─. Y si ese fuera ese el caso, todos te mirarían como si estuvieras loco ─. Sonreí antes de mirar todo el lugar de reojo. Realmente creo que estaba leyendo mucho romance, hasta me lo imaginaba mas bien debería de bajarle un poco ha esa intensidad~. Y ahora que lo pensaba era increíble el poder de cambios de humor que tenia, hace un rato estaba triste y ¿ahora? prácticamente estaba bromeado. Volví mis ojos a los suyos buscando su mirada aunque prácticamente los míos ni se notaban, cogí las galletas y se las extendí. ─Toma te las prometí hace unos días atrás, no se si te recuerdas, pero aquí las tienes~.
Fue cuando me rodeó para por fin sentarse que noté las gafas oscuras que llevaba en los ojos, y pese a cuan extraño me resultara tampoco pregunté. Lo consideraba inapropiado, ciertamente, vete a saber sus razones y si cargarían algún peso que traer a colación resultaría por demás innecesario. Además ya la había visto sin ellas y sabía que sus ojos, bueno, lucían como los de cualquiera. Seguí sus movimientos sin mayor intención, noté que dejaba unas cosas en su regazo pero que sobre la mesa depositaba unas galletas. Oírla mantuvo la sonrisa divertida en mi rostro. —Ah, ¿o sea que estas galletas estarían levitando ahora mismo? —Repasé el salón con la vista por puro teatro y volví a ella—. Quizá sí estoy loco o incluso veo espíritus, sólo que aún no lo sé. Y quizá tú estés muerta, pero tampoco lo sabes. Como esta peli, Sexto sentido. No había querido asumir nada con respecto a las galletas, pero había imaginado la posibilidad de que fueran para mí y el detalle me pareció de lo más adorable. Cuando me lo confirmó, mi expresión se suavizó y recogí el paquete para leer el envoltorio. Eran de limón, como le había mencionado. —Claro que lo recuerdo, sí —murmuré, tranquilo, y la sonrisa me cerró los ojos al mirarla—. Muchas gracias, Bianchi-san. Es muy lindo de tu parte. No quería ser tan ansioso o ya ponerme a abrirlas, creía que había que conservar cierta decencia, así que me quedé jugando con el paquete de galletas entre mis manos y le indiqué lo que tenía sobre el regazo con un movimiento de cabeza. —¿No quieres apoyarlo aquí, en la mesa? —le ofrecí, encargándome de correr mis cosas o guardarlas en mi maletín—. Mira, todo limpio~ Hay espacio de sobra.
Note que su atención se detuvo en mi gafas cuando ya estuve sentada, agradecía mucho que no preguntara porque las usaba si afuera esta venteando tenias mis grandes motivos para hacerlo, después de todo estaba pálida hasta parecía un muerto viviente y no agregar demás que mis ojos no estaban como solían serlos, solo esperaba una cosa que si el receso ya estuviera terminado, mis ojos no estuvieran todavía como si me fuera tirado toda la noche lloriqueando. Aunque realmente esa fue la jodida realidad. Deshice mis pensamientos al escucharlo decir lo de la galleta, reí para mirar las galletas para luego regresar mi atención a el, y pude notar una sonrisa divertida en su rostro. ─Podía ser posible, después de todo soy ¿cómo decirlo bien?... un fantasma andante ─Incline un poco el cuerpo hacia delante, a oírlo mencionar la película, y sonreírle con cierta diversión─. Y si eso fuera posible, ¿que harías para salvarme? después de todo creo que de eso se trataba la peli ¿no?. Me repuse para mirarlo con cierta duda, no estaría pensado que las galletas no eran para el o ¿si?, solo esperaba que no fuera así, pero segundos después mi sonrisa y mis expresiones también se suavizaron cuando lo vi recogerla. ─De nada─ Sonreí un poco al escucharlo mencionar mi apellido, talvez no tenia demasiada confianza para llamarme por mi nombre─.¿Te gusta todo lo que tenga que ver con sabor a limón?,─ Pregunte además era una simple curiosidad. Mire con cierto interés sus manos al mirarlo jugar con la galleta, parecía a esos niños cuando le dan algo que le gusta tanto pero se contienen para no abrirlo, reí un poco y fije mi vista en el y note que miraba las cosas que tenia en mi regazo a lo que recogía sus cosas y me invitaba a ponerlas encima. ─Gracias, no estoy siendo demasiado confianzuda así me hayas dado el permiso para hacerlo ¿no? ─Después de todo la mesa era de el, y esta había recogió sus cosas para que yo pudiera poner las mías. Mire las fresas y el embace de crema batida para ponerlos encima, dulce mas dulce me iba empalagar, pero creo que ahora me importaba muy poco, abrí el embace y cogí una fresa a lo que lo untaba con la crema, sonreí para volver mi mirada a la suya y darle un mordisco. No se si le gustaban las fresas pero creo que debería de preguntar. ─¿Te gustan las fresas?~
Me alegró que captara la referencia a la película (o no, pero lo había dejado pasar), ya que de otra forma habría tenido que contarle la trama o la sinopsis y me daba algo de pereza, además de que, contrario a lo que pudiera parecer, no era muy bueno con los spoilers y de vez en cuando metía la pata. ¡Y esa película tenía un muy buen plot twist! De los mejores de la industria. Noté que se inclinaba en mi dirección y el tinte de su sonrisa, realmente era una chica fácil de tratar y lo agradecía. Debía ser bastante simpática en general considerando que apenas había iniciado esta semana en la escuela. Su pregunta fue hipotética y decidí poner las neuronas a trabajar para darle una respuesta decente. ¿Cómo podría salvarla si fuera un fantasma? Bueno, de la muerte seguro que no, así que... ¿lograr que su alma descanse en paz, o algo así? —En ese caso, tendría que preguntarte tu más oscuro secreto —puntualicé, bajando la voz a propósito como si pretendiera hablar de temas prohibidos o relatar una historia de terror. Yo también me incliné apenas, una sonrisa queriendo curvarme los labios—. Tu mayor arrepentimiento, tu deuda pendiente, una pesadilla recurrente. Algo que pudiera indicar qué es lo que te ata a la tierra. A partir de ahí, te ayudaría a solucionarlo. El plan en sí sonaba sencillo, pero también era fácil imaginar la cantidad estúpida de complicaciones que podían surgir en medio de una misión tan... humana. Aún así, incluso para alguien desapegado como yo, realmente me gustaba creer que sería capaz de moverme con tal de ayudar al alma atormentada de una persona. Aún estaba bastante contento con mis galletas cuando la oí preguntarme si me gustaba todo lo que tuviera sabor a limón. La cuestión era bastante amplia pero creía que sí, de modo que asentí. Los postres de limón, galletas, limonada, soda de limón, té con limón. La lista seguía y seguía, era una fruta muy noble. Luego de despejar mi pupitre, ella acomodó sus cosas y en medio del proceso hice un movimiento de mano para indicarle que no debía preocuparse por eso de las confianzas. Ella me había traído unas galletas, después de todo, lo menos que podía hacer era permitirle comer cómoda. Además no pretendía adelantar ninguna tarea durante este receso, así que los planetas se habían alineado. Me resultó algo curioso que hubiera traído fresas y crema batida a la escuela, pero mira, tenía pinta de ser un planazo y no la iba a juzgar. Algo... ¿fancy, quizá? Yo tenía mi propio almuerzo aún guardado, el que mamá me había preparado en la mañana, así que lo coloqué junto a sus fresas y destapé el bento. —Sip, así que tengo una idea que proponerte: ¿te parece si almorzamos esto primero y dejamos las fresas y las galletas para el postre? Algo así como una fosa común de comida. ¿Estaba negociando para poder comer de esas fresas con crema? ¡Pues claro, hombre! Y sin ninguna clase de vergüenza.
Sonreí un poco por el noto de su voz, y en el momento que se inclino apenas, reflexione un poco por la respuesta que me dio ante la pregunta, y para ser sincera creo que mi alma nunca descansaría en paz ni nada por el estilo, tenia muchos secretos que no quería revelar y cosas que nunca dejaría atrás, así que, descansar no seria posible por nada del mundo. Alce un poco los hombros sin importancia antes mis pensamientos que parecían que ahora querían venir a joderme. ─Entonces creo que realmente con todo eso, nunca lograre descansar en paz ─.Inquirí al tomar una fresa y morderla apenas. Mire atenta a sus expresiones y sonreír apenas al mirarle asentir ante mi pregunta, de que si le gustaba todo lo que tuviera que ver con limón, entonces era muy diferente a mi, pues me gustaba no le que tenia que ver con las fresas, además era unas de mis frutas favoritas. Después deponer mis fresas en su mesa, lo mire sacar el que creo que era su almuerzo y destaparlo a lo que arqueaba la ceja un poco antes su propuesta, y mirarlo con cierta duda y curiosidad. Con Adara siempre hacíamos eso, pues después de todo éramos mejores amigas esas de la que se conocen desde que eran pequeñas, hasta parecíamos hermanas. Pero si con el íbamos a llegar a este extremo de confianza, no importaba ¿no?. ─Claro no hay problema, pero creo que te faltarían dos palillos mas o ¿comeremos de los mismos? ─Sonreí a penas para terminar de comer el ultimo pedazo de fresa que tenia en la mano, al igual que pensaba en algo para no aburrirnos cuando comenzáramos a comer ─. ¿Y te parece si jugamos al juego de veinte preguntas? para conocernos o cosas así, y si quieras claro ─ Indague a lo que tomaba otra fresa, y una sonrisa se curvaba en mis labios. ¿Esta es tu manera de matar tu curiosidad Fiorella?, pues si. Contenido oculto Sorry por la demora, me pasaron cosas algo desastrosas con la compu.
La conversación deslizó una carta diferente por debajo de la superficie, podría jactarme de mi super sexto sentido pero en verdad había sido muy evidente. Su respuesta a la tontería de los fantasmas, así no buscara reacción, había arrastrado un grado de seriedad palpable. Que nunca lograría descansar en paz, decía, y vete a saber si sólo era una adolescente siendo dramática o si los hilos realmente se tensaban en torno a su cuerpo con cierta violencia. La verdad, tampoco quise saberlo. Y de la forma que fuera, era difícil definir mucho en tanto llevara esas gafas oscuras. Por eso tampoco reparé en el detalle de los palillos hasta que ella lo mencionó. Parpadeé, volviendo a zambullirme en el maletín por si tenía un par extra tirado, pero no hubo suerte. Me erguí con una sonrisa de disculpa pegada al rostro, una que fácilmente pasaba por mis caras de ángel inocente, porque a mitad de camino pensé en la gracia de la tontería y tuve que disimularla. —Lo siento~ Olvidé ese pequeño detalle. —La miré con calma, aunque ladeé apenas la cabeza y sentí el cabello deslizarse por mi nuca—. Pero no te importa si compartimos, ¿verdad? En teoría lo había preguntado, pero en la práctica no le dejé tiempo a nada. Le extendí el único par de palillos que había para que fuera ella quien comiera primero y la escuché con las cejas ligeramente alzadas. ¿Un juego de preguntas? Hmm... eso podía llegar a ser problemático. Yo también tenía mis secretos, ¿verdad~? —Claro, aunque me reservo el derecho de omitir preguntas —respondí, aún con carita de ángel, y bajé la vista a la comida—. Digamos... cada vez que omitamos una pregunta, el otro tiene derecho a comer una fresa o una galleta. ¿Qué dices? Contenido oculto no pasa nada, linda, no te preocupes <33
Sonreí un poco, para calmar la tensión que sentía en mi propio cuerpo, no necesitaba recordar lo que vivía día en el momento que fui orfanato, después de la adopción. Para ser sincera agradecía mucho haber traído estas gafas no se notaba del todo mis expresiones, así que, era un poco tranquilizante pensándolo bien. Después que mencione sobre los palillos, lo vi escabullirse devuelta en su maletín creo yo para buscar otros pero parece que realmente no tenía otros. Lo comprobé cuando volvió su mirada en mi con una sonrisa que reflejaba disculpas, bueno realmente no me importaba compartirla no era como si algo malo pasaría. ─ No te preocupes, no pasa nada ─Le devolví la sonrisa para hacerle entender que realmente no importaba ─. No para nada, no importa tranquilo ─ Puse un poco de mi cabello detrás de mi oreja, antes de coger los palillos que me extendió, creo yo para comer primero. Note que levanto una ceja antes mi pregunta sobre el juego que le propuse, para decir verdad tenia curiosidad de conocer al chico que tenía al frente, pero no sabía cómo saldría este juego tenia secretos unos que no quería que salgan a la luz por nada del mundo, esos secretos que solo sabían la almohada y tú. Sonreí cuando dijo lo de omitir preguntas, cosa que yo talvez también usaría. ─Sin problema, talvez en una que otra pregunta yo hare igual ─Me incline un poco hacia delante para comer un poco de su almuerzo, estaba muy rico, además esta es la comida que más disfruto de Japón. Volví mi mirada a la suya para devolverle los palillos ─.Entonces eso quiere decir que si no omitimos ninguna pregunta, ninguno tiene derecho de comer nada ¿no? Estos se pondría algo interesante, no sabía que pasaría en el trascurso del juego, pero el que no arriesga no gana, así era el dicho ¿no?. ─Ya que sabemos los métodos del juego ─Sonreí un poco ─.Puedes comenzar tu. ¿Preparada para lo que viene Fiorella?.