Al final la mariposita iba a tener razón y todo, ¿qué cojones con este calor del infierno? Así hasta los más decentes querían mandar el uniforme a la mierda, estar dentro era una cosa obviamente, pero bastaba ver el sol afuera para saber que todos, repito, todos nos íbamos a incinerar como putos vampiros. No planeaba dejar la clase, no en el futuro próximo por lo menos, así que me desperecé antes de echar el peso sobre el pupitre y sacar el móvil. No pasó mucho cuando capté la salpicadura de vino tinto cruzar el umbral de la puerta del salón, despegué los ojos de la pantalla y dejé el aparato sobre la mesa, recibí su sonrisa, la reflejé y seguí su movimiento al sentarse en el espacio que había quedado libre tras de mí. Su voz me alcanzó no mucho más tarde, así que giré el cuerpo sobre la silla para poder mirarla. Repasé sus facciones por encima sin motivo particular, tampoco cargó especial maña ni nada y me desinflé los pulmones. Si de aquí a que le dejé la pasta se me cruzó por la cabeza que se hubiese molestado, la verdad es que di por asumido que con el sobre en mano debería habérsele pasado. No contaba, claro, con que el amigo de la rubia anduviese como mosca sobre la mierda. Qué va, le habría aplaudido por el buen olfato y todo. —Te escucho, Rojita. Contenido oculto hello there miss *vibing HARD to the dominatrix vibes*
Había pasado bastante tiempo desde la última vez que hablamos, las sombras amoratadas de su rostro claramente ya se habían desvanecido y se me ocurrió que era una puta mentira, pero que también estaba bien. Si no usáramos un poco de lejía de vez en cuando, no seríamos capaces de cargar en el cuerpo todo lo que llevábamos encima. Al menos me alegraba que ya no se le notara el mal trago, suponía que a él también. Me mantuve uno, dos segundos en silencio y deslicé la mirada hacia los alrededores. Aún había personas dentro del aula, aunque ese no era el principal problema y ¿honestamente? Me gustaba hacer las cosas bien. Regresé a sus ojos, le sonreí y balanceé la pierna sin prestarle mucha atención al detalle. Golpeteé la madera con mi uña, dos veces seguidas. —Quizá no aquí. Esbocé una sonrisa tan fugaz que pareció un delirio y, tras desviar mis ojos a la cámara adosada a la pared, pestañeé con calma. Prefería no manipular dinero de forma tan estúpida y evidente, la verdad. Suspiré, incorporándome, y recogí mi almuerzo. Avancé hasta rebasarlo apenas y volví a mirarlo, balanceando el bento así como había balanceado mi pierna hacía nada. —¿Cómo te llevas con el calor, cielo? —Reparé en el paisaje de las ventanas un instante y solté una risa baja que fue, a lo sumo, vaciarme los pulmones—. Don't worry, tho. Prometo que no vas a pasarla mal.
Los días habían pasado, ya no llevaba la paliza encima y suponía que a Ryouta lo habrían dejado más del lado de los muertos que de los vivos en Nakano, aunque realmente no me molesté en preguntarle a Yuzu qué había acontecido con sus perros salvajes. Confiaba en su criterio, digamos, en las llamaradas en resumidas cuentas. El caso era que así, con esos datos y esas certezas, podía vivir en mi castillo de humo sin más, había podido resetear el cerebro y el resto, quizás, lo había hecho el cachorro en el parque de Ueno. ¿Era mentira? Quizás. ¿Importaba? No demasiado. La manera en que revisó los alrededores me dio a entender por dónde irían los tiros, vete a saber qué querría con el tema de la pasta porque si no, pues no tenía sentido el misterio. Sus palabras de hecho me arrancaron una risa por la nariz, apenas para liberar el aire y me encogí de hombros mientras aprovechaba para regresar el móvil al bolsillo. —Como usted diga, señorita —concedí con algo de diversión en la voz. Se levantó, volvió a mirarme al rebasarme y seguí el movimiento del bento, lo había balanceado también. Tomé aire por la nariz cuando escuché la pregunta, me incorporé con cierta pereza y agité la cabeza para quitarme algo de cabello del campo de visión, al pasar a su lado le di un ligero empujón con el hombro, cosa de nada, antes de detenerme unos pasos más allá y mirarla. —¿Con el calor? Depende, no me gusta ducharme con el diablo sin buenas razones —respondí como si nada, estirando un poco la sonrisa—. De todas formas confío tu criterio~ Contenido oculto te lo puedes arrastrar tururu
Para su suerte aquel último encuentro con el extranjero no dio problemas incluso luego de descubrir que estaba en su misma clase, y ahora que poco a poco se desvanecían de su cuerpo las evidencias de esa noche podía sentirse un poco más tranquilo, incluso aunque siguiera estresado de todo lo que sentía sobre él, ya era algo que podía manejar con más normalidad si se mantenía en su propio ritmo y rutina. Pero claro, la suerte parecía nunca querer estar de su lado y eso se lo demostraba su profesor al asignarle a alguien para hacer de guía. ¿Por qué era necesario siquiera? Era una academia...no podía perderse nadie en lo absoluto o algo similar, tampoco era especialmente enorme para que causara demasiada confusión en alguien que acabara de llegar, pero, tampoco es que pudiera quejarse. Tan solo asintió y volvió a sus deberes hasta que aquella campana sonó. —Ignoraré todo lo que no entienda que dices, ¿vale? —Con cierta pereza se levantó de su asiento y tomó lo único que iba a tener en el almuerzo: su bote de té, no iba a hacer el esfuerzo de pretender entender a qué se había referido, ni a corregirle que tampoco le hacía ilusión ser llamado por su apellido. —Así que...Bian...chi —Suspiró, cada vez los apellidos de los extranjeros eran más creativos —, ¿prefieres que te muestre primero lo que hay fuera o nos centramos en este edificio?
Me acomode un poco el pelo detrás de mi oreja antes de poner en algún lugar vacío mi mochila, no me parecía necesario cargarla todo el tiempo en los hombros, después de todo iba a caminar bastante eso creía yo, y lo menos que quería era terminar cansada. Suspire un poco antes de sacar lo que iba a necesitar, la botella de agua después de todo estaba haciendo demasiado calor y no creía si iba a poder aguantarlo; ¿el agua iba a poder refrescarme?, ni idea, pero igualmente la tome. Puse mi vista en el chico que tenia que hacerme el tour, creo que no estaría en esta posición si no hubiera faltado tanto, tener padres famosos era un gran problema para una joven como yo, y lo peor era que tenia que ir donde ellos fueran, y ese siempre era el problema, a veces me preguntaba el porque no se llevaban a mi hermana y a mi me dejaban donde mis abuelos, pero creo que seguiré soñando a que ese día realmente pase. Nunca me intereso lo que tenia que ver con negocios o empresas, mas bien amaba todo lo que tenia que ver con música, esa era mi pasión. Sonreí un poco, tendré que dejar esa costumbre de hablar italiano delante de las personas, aunque eso ya era algo que no podía dejar tan fácil así como el de tocar piano todo el día, o pasármela leyendo todo la noche. Esa era mi vida, y no podía dejarla. ─ Vale.─ Afirme un poco dudosa, de lejos se miraba que el chico no estaba muy contento, yo creo que estaría igual enseñar todo un instituto no era algo que me gustaría hacer, podría enseñar otra cosa, pero no eso, solo se que tenia que hacerlo ahora, no quería molestar a nadie preguntando a donde quedaba el lugar quería dirigirme. ─ Si Bianchi, pero puedes llamarme Fiorella es mas fácil que pronunciar mi apellido créeme.─ Musite soltándome el moño mal echo de mi cabello, para poder recogerlo bien, estar poniéndola detrás de mi oreja todo el día era un poco cansoso. Cerré un poco mis ojos ante su pregunta. ¿Qué quería conocer primero?, pensándolo bien la biblioteca y el invernadero, esos eran los lugares que mas me gustaría conocer, pero creo que por ahora solo escogería centrarme en lo de fuera del edificio. ─ Lo de afuera.─ Musite.─ Y si no te importaría quisiera saber donde queda la biblioteca.─ Murmure después conocería el invernadero, pero por ahora solo quería conocer la biblioteca.
¿En qué momento me había atrasado con las clases? No estaba del todo seguro, la verdad, pero el otro día la epifanía me cayó encima luego de la cena, cuando quise hacer la tarea y noté cuánto se me había acumulado. No era ningún obseso de la escuela ni las calificaciones, en ese sentido con Morgan andábamos similar, pero tampoco me gustaba sentarme en el aula y no entender una mierda. Era tiempo absolutamente desperdiciado. Así pues, llevaba un par de recesos dedicado a ponerme al día. Algunas veces me acompañaba Morgan, incluso Haru se dejaba caer en el asiento delante del mío y mordisqueaba el sorbete de su juguito, en silencio. Si me notaba alguna dificultad con un ejercicio específico, me echaba un vistazo y me soltaba una pista, nunca el resultado. Yo sabía que el idiota era bastante inteligente aunque mantuviera aquella actitud de indiferencia, así que valoraba y apreciaba su ayuda. De veras lo hacía. Siendo francos, llevaba un tiempo sintiéndome jodidamente afortunado. Ese día, el sol amaneció con ganas de derretirnos como muñecos de cera y aunque no me generara un disgusto pronunciado, tampoco pretendía salir del aula y su aire acondicionado. Me eché buena parte del receso con una tarea de matemáticas y el bento de casa, y fue cuando me levanté para arrojar el cartón de zumo al cesto que casi choqué con la chica nueva. Recordaba que había salido a hacer su tour y, bueno, supuse que ya había regresado. Quedamos muy de frente, así que no habría tenido sentido alguno ignorarla. Esbocé una sonrisa suave, pacífica, y en un tono de voz similar le hablé. —Hola... Bianchi-san, ¿verdad? —No sabía si había pronunciado bien su apellido y se me aflojó una risa apenas avergonzada—. Espero haberlo dicho bien, no me llevo muy bien con otros idiomas. Contenido oculto quem aquí está el cachito de cielo pa ti <3
Contenido oculto Suspire un poco después de salir de la piscina, y de ese, momento vergonzoso e incomodo, que viví hace no tantos minutos, esa fue la incomodidad del siglo no era la primera vez que me sentía así, mi hermana siempre se encargaba que viviera esos momentos, así que eso, no fue para nada comparado a lo que vivía todos los días, para nada. Y siendo sincera, esperaba no toparme con nadie que nublara la poca paciencia que tenia en estos momentos, quería estar tranquila y sumida en mi mundo alejada de todo y todos, no entendía porque siempre me ponía así, talvez ¿Por qué recordaba lo que mi hermana me asía?, no lo sabia con certeza. Ella realmente, se había encargado todos estos años de hacerme la vida un inferno, pero muy dentro de mi, sabia que no debía de darle el simple gusto de verme destruida como ella lo quería. Necesitaba tranquilizarme, y solo lo hacia cuando escuchaba música, busque unas de las canciones que tenia de tono de llamada, que no era la única que tenia de favorita, pero de momento escuchare esta además todo el tour me la pase casi cantando, que lo siguiera haciendo no seria un problema para mi. ─ Heaven sent you to me I'm just hoping I don't repeat history.─ Musite en caminándome hacia el aula, esperaba llegar pronto y olvidar todo lo que paso hoy. Solo pase una de mis manos por mi pelo rojo, que aun seguía suelto, bueno estaba haciendo calor pero creo que mas bien, me valía muy poco que lo estuviera haciendo ahora, reí un poco al recordar el apodo de Adara <<Roja>>, y si no era ese me decía <<Zanahoria>>, los odiaba pero me parecían algo tiernos, aunque Adara no tenia nada de tierna, pensándolo bien ella era mas bien algo fría y distante. Me alivie cuando mire al frente, y llegue al frente de la puerta 3-3, ¿no me había perdido? reí un poco eso ya era un avance. Lo que planeaba era entrar y sentarme en mi puesto, o en lo ultimo pero no esperaba casi tropezar con una persona, o mas bien un chico y para estas alturas no me sorprendía si lo hubiera hecho, así que pare en seco haciendo que quedáramos muy de frente, necesitaba un poco de distancia así que me aleje unos centímetros. El se miraba algo agradable así que no vi el hecho de pasar de largo, pude haberlo hecho pero eso seria no educado me mi parte, después de todo mis padres me "educaron bien" ¿no?. Levante mi mirada hacia la suya, apagando la música cuando murmuro mi apellido. ─ Ciao.─ Murmure con desdén observando mi alrededor, apartándome el pelo del rostro y volviendo mi mirada a el.─ Si Bianchi.─ Inquirí ocultando mis emociones y todo lo que sentí hace unos minutos, además creo yo que era muy buena haciéndolo, no necesitaba mostrarme arisca con el. Rei un poco ¿si lo había pronunciado bien?, eso creo, le regale una sonrisa suave y relajé mis facciones.─ Sonó raro, pero tranquilo llámame Fiorella, te será mas fácil pronunciarlo. Contenido oculto Gigi Blanche Toda tuya uwu, veamos como le va ahora <3.
La muchacha se sorprendió bastante con mi presencia, o al menos así me lo pareció a mí, lo suficiente para retroceder en un gesto casi instintivo. Yo, por mi parte, sencillamente había permanecido en mi lugar. No me asustaba con facilidad, eso seguro, como si tuviera un radar encendido a todas horas que me advertía de posibles intermitencias. Me di cuenta tarde que llevaba unos audífonos puestos, de lo contrario probablemente no le habría hablado; quería decir, de haberlo hecho habría interrumpido lo que sea que estuviera escuchando y le habría significado un inconveniente, ¿verdad? Mi sonrisa reflejó, entonces, una suerte de disculpa silenciosa, y mantuve la calma y la expresión afable pese a advertir su tono. No parecía precisamente contenta con mi existencia en ese momento, no me lo tomaría personal pero tampoco me interesaba seguir molestándola si eso era lo que estaba haciendo. La impresión, sin embargo, se evaporó luego de que yo me riera. Su expresión se relajó, no supe si de forma natural o a consciencia, y me permití repasar sus facciones brevemente. No dije nada al respecto y mantuve la sonrisa en su lugar. ¿Fiorella? No podía llamarla así, apenas la conocía, y por la misma razón habría sido maleducado de mi parte denegar su oferta. Esto me llevaba a una única posibilidad. Sonreír y cambiar de tema. —Yo soy Ishikawa, Kohaku —murmuré, tranquilo, y la sonrisa me rasgó los ojos—. Bienvenida al Sakura, por cierto. ¿Qué tal ha ido el primer día?
Aun seguía en el mismo lugar en el que había retrocedido, no me gustaba que invadieran mi espacio personal, y ni a mi hacer lo mismo, y mas si no tenia ese permiso para hacerlo, pero estaba sorprendida por mi actuar, yo no era alguien de retroceder de esa manera, de cuando acá yo me asustaba por toparme o casi chocarme con alguien mas bien pedía disculpas, pero no me apartaba de esa forma, a demás creía yo que el no tenia nada encima para hacerlo; y lo que mas trataba en este momento era de relajar mis facciones, no quería que nadie notara lo que sentía ahora. Fije mi vista en mi teléfono, y desconectándolo de los audífonos suspire guardándolos en el bolsillo de mi falda, pues parece que me tocara seguir escuchando la a canción otro momento. Ed era così bello. Volví mi vista a el observándolo, tenia justamente ahora mismo la descarada intención de apartarme girar y caminar para otro lugar, pero no quería ser maleducada pensándolo bien ¿a donde había quedado el deseo de hacer amigos?, ni idea, parece que se había esfumado, además no quería volver a incomodar a alguien ya que parece que ese era otro de mi gran talento. Alce la ceja sorprendida al darme cuenta que no había dejado de observarlo, ríe divertida que me pasaba ¿talvez ya estaba tranquilizándome?, si no lo estuviera creo que estuviera a la defensiva, mas de que lo tuve cuando retrocedí. Solo le devolví la sonrisa suavemente, pero mire algo raro a decirle que me llamara por mi nombre, talvez fue porque recién me conocía. ¿Qué desconocida te dice que la llames por su nombre?, creo que solo era yo. Pero que podía hacer, yo ya era así, podía decir que era como que muy confiada. ─ Así que Ishikawa, Kohaku.—murmuré un poco divertida, su nombre era muy difícil de pronunciar.─ Lo siento si lo dije mal, creo que esa es mi desventaja de ser italiana.─ Inquirí desviando mi mirada, pues ya era hora que lo fuera hecho solo asentí antes su bienvenida. Creo que de pronto mi sonrisa se esfumo, antes su pregunta ¿Cómo me había ido? pues resumiéndolo, primero hoy se cumplía 9 años desde la muerte de mis padres verdaderos, creo que ni siquiera debería haber venido, pues eso me dijeron mis padres pero en verdad ya había faltado mucho, dos el tour había sido incomodo y algo desastroso. Volví a mirarlo.─ Resumiéndolo un poquito, creo que fue el primer día de instituto mas incomodo de mi vida.─ Masculle soltando el aire que tenia en mis pulmones.─ Pero realmente creo que no importa, además casi a la mayoría les pasa, no es como si se fuera acabar el mundo.─ Inquirí guardando mi teléfono ya que no lo había hecho, para amarrarme el pelo en un moño que creo que no sirvió de nada, porque igualmente se me salieron pocos pelos alrededor de mi cara.─ ¿Y tu, hace cuanto que estudias aquí?. De pronto sentí la inmensa curiosidad, de conocer al chico que tenia al frente dicen por hay que la curiosidad mato al gato, pero para mi el murió sabiendo. Ser curiosa, era unas de mi grandes debilidades.
La verdad, no le di mucha cabeza a que la chica retrocediera apenas verme o que no redujera la distancia una vez pasada la sorpresa inicial. La gente podía hacer, a grandes rasgos, lo que le diera la gana; a mí me daba igual. Seguí sus movimientos sin ninguna intención particular en lo que, supuse, detenía la música en su móvil y le desconectaba los auriculares. De la forma que fuera, pareció tranquilizarse tras intercambiar unas pocas palabras y, otra vez, si era genuino o era una fachada no me implicaba preocupación o diferencia de ningún tipo. Percibí la diversión en su tono al murmurar mi nombre, adiviné que se trataría también de un tema de pronunciación y ella, justo después, me lo confirmó. Ensanché la sonrisa en respuesta, fue casi una risa que murió dentro de mi boca. —Será mi desventaja, entonces, de ser japonés —atajé, empleando un tono risueño similar al suyo—. Y así estamos a mano~ Su cambio de expresión apenas escuchó mi pregunta fue más que evidente, ni siquiera yo habría podido omitirlo y, en consecuencia, esbocé una ligera preocupación en mi rostro. ¿Le habría ocurrido algo durante el tour? ¿Algo grave? Claro, no tenía forma de adivinar sobre la desgracia de las fechas coincidentes, pero de haberlo sabido podría haberle dado la razón, ¿verdad? Alcé las cejas en cuanto me contestó, la oí suspirar y minimizar el asunto después. Lo normal, vaya, y yo no era precisamente Don Chismes, así que si su actitud no implicaba una falsa modestia podría estar a salvo conmigo. Digamos que no me interesaba en absoluto meter la nariz en temas delicados, menos con alguien que apenas conocía. —Entré este año también, durante la segunda semana de clases, así que llevo... ¿un mes ya? —Había arrugado brevemente la nariz en lo que hacía cálculos mentales, el resultado me sorprendió y solté una risa suave—. Vaya, el tiempo sí que vuela. Volteé hacia mi pupitre en un movimiento rápido, y al regresar la mirada a Fiorella le sonreí. Fue mi manera silenciosa de invitarla, si quería, a acompañarme en lo que regresaba a mi asiento. Hice eso, de hecho, y en el camino comprobé que me estuviera siguiendo para volver a sonreírle. —¿Cómo te fue con la lección del día? ¿Tuviste inconvenientes? Yo estoy un poco atrasado, así que ando sacrificando recesos por el bien de mi futuro.
Sonreí un poco, pues parece que ya estaba tranquila, después de todo, no era una persona de estar tanto tiempo recordando lo que me pasaba me daba igual y para mi propio bien era mejor olvidarlo todo, fue un accidente y listo no era la gran cosa. Rei a lo que dijo, creo que tenia razón esa iba hacer nuestra gran desventaja éramos de diferentes paises, y se podía decir, que yo aquí era una extrajera aunque no se notara ya tenia viviendo dos años aquí en Japón; y tampoco era como que olvidaría a mi pais no, eso nunca pasaría. Italia siempre seguiría en mi así me fuera a China, mis padres viajaban mucho, así que, mi estancia en un pais no es que era duradera. Suspire un poco, y repase su expresión brevemente pues me pareció ver un destello de preocupación cuando le mencione como me había ido, podía a verme pasado algo peor ¿no?, no lo sabia con certeza, alce mis hombros sin interés, realmente no estaba segura de lo que me pasaría todo el año de instituto. Solo se que esperaba que Adara regresara pronto, la ultima vez que hable con ella, me dijo que regresaría dentro de poco, pero todavía no lo había hecho. Asentí, ante su respuesta alce una ceja, y reí un poco antes su expresión bueno si que tenia mas tiempo que yo, seguro que ya conocía todo. Lo vi voltear, al que creo que era su pupitre y volvió su mirada en mi pues solo me quedo devolverle la sonrisa y ladee la cabeza dudosa el quería que lo siguiera ¿no?, pues eso hice, el se viro creo a comprobar que lo estuviera haciendo, sonreí de vuelta a darme cuenta que su pupitre no quedaba tan lejos del mío, así que me acerque a mi mochila saque unas galletas y un jugo, siempre me gusto traer bastantes cosas donde que fuera que vaya, negué un poco recién me acordaba que las tenia. ─ Podía decir que bien, y no, no tuve tantos inconvenientes con las tareas.─ No tanto como el tour, pero eso me lo guardaría para mi, al sentarme en el suelo estire mis piernas puse las cosas en mi regazo y lo mire con desdén.─ Pero lo que si se, es que me tocara igualarme.─ Inquirí.─ ¿en que te atrasaste tanto?, si es algo de numero y eso puedo ayudarte, me encanta lo que tenga que ver con aquello.─ Aunque eso era raro, ya que mi vida, era como un problema matemático que me gustaría resolver, pero que cada vez que quería hacerlo no podía. Reí ante mi tontería. Abrí las galletas y las mire, después volví mi mirada a Kohaku no se si quería, pero igualmente le iba a preguntar.─ ¿Quieres?.─ Indague.─ Son de vainilla, chocolate y fresa.─ Murmure.─ Las metí antes de venir, pero recién me acordaba que las tenia.~
La muchacha parecía haberse relajado a mi alrededor y ya con eso me daba por satisfecho. Reflejaba mis expresiones sin problema, me regresaba las sonrisas y así. Cuando fui a mi pupitre, decidió acompañarme y seguí sus movimientos con cierta curiosidad hasta que noté que se hacía de unas galletas y un jugo. Volví a sonreír, aunque arrugué ligeramente el ceño al notar que se sentaba en el suelo y le palmeé el respaldo de la silla adelante mío, que estaba libre. —Descuida, siéntate aquí. Cualquier cosa, si viene el dueño de la silla me echas la culpa a mí. Acompañé mis palabras, otra vez, de una risa suave, y acepté su oferta con un asentimiento de cabeza. Mientras extraía una galleta del paquete, me digné a responderle. ¿Era muy confianzudo? ¿Quizá lo prudente habría sido denegar su ofrecimiento? La verdad, no podía darme más igual. Ponía límites cuando me convenía, se ve. —Con... todo. —Sonreí algo avergonzado y subí la mirada a ella—. No hice la tarea de la Golden Week a tiempo y ahora aquí estamos, intentando mantener el barco a flote. ¿Tú te llevas bien con el idioma? ¿Hace cuánto vives aquí?
Agradecía mucho que ya estuviera mas tranquila, se puede decir que ya estaba volviendo en mi, la Fiorella que ocultaba sus emociones y siempre mantenía una distancia con las personas que no conocía parte se ser tímida y despistada dos cosas que no dejaba por nada del mundo. Lo observe con curiosidad y duda, cuando me señalo a donde podía sentarme no era mi puesto ya que aquel, estaba pasando dos pupitres me sentía rara sentándome en algo que no era mío, por un tiempo, pero pensándolo bien por ahora no había nadie sentando hay así que, podía hacerlo ¿no?. Entrecerré los ojos cuando volví mi mirada a el, sonriendo divertida. Al verlo coger la galleta sonreí, pensaba que la iba a rechazar. ─ ¿Seguro?, ya que la propuesta esta interesante, la tomare ─. Murmure sonriendo, al igual que me levantaba.─ Coste que lo dijiste tu.─ Susurre divertida acomodándome en el pupitre al mismo tiempo que cogía las galletas y el jugo, aunque por nada del mundo le echaría la culpa, la que estaba sentada hora aquí era yo. Asentí en su respuesta, se miraba un poco avergonzado, y creo que yo estuviera igual, cogí una de las galletas y la metí a mi boca, estaban realmente deliciosas además porque la fresa era mi fruta favorita, aunque no dejaba de lado que las de chocolate estuvieran igual. ─ Se puede decir que el japonés, no es mi fuerte.─ Inquirí divertida, al mismo tiempo que fijaba mi vista en el.─ 3 años ya para cumplirse, llegue a Japón un 7 de septiembre.─ Murmure.─ Justamente la fecha de mi cumpleaños. Aparte por segundos mi vista de Kohaku, y la fije en el jugo. Negué al darme cuenta que no se lo había brindado, enserio que era despistada. ─ ¿Tienes algo a donde servirte?.─ Indague, seria algo raro tomar de la misma botella.~
Supuse que no le haría mucha gracia de buenas a primeras tomar un lugar que no le correspondía, y encima en su primer día de clases, pero al final aceptó mi sugerencia. Le había dicho que podía echarme la culpa, ¿no? Escucharla me instó a poner la sonrisa de angelito que tan bien me salía y asentí, como demostrándole que no había riesgo alguno. Esta carita de crío inocente me salvaba de cualquier problema, así que era un plan redondo~ —Sip, todo cubierto~ Alcé las cejas ligeramente, la verdad que llevaba bastante tiempo en el país. Eso explicaba que se le oyera bien hablando el idioma, aunque ella dijera que no era su fuerte. Bueno, si podía arriesgar suponía que... era italiana, ¿no? Al menos el nombre lo gritaba en cada letra. —Bueno, aquí tienes un japonés de pura cepa, así que si algún día precisas ayuda puedes decirme —le ofrecí, tragándome la gracia de mi propio chiste porque venga, ¿yo? ¿Japonés pura cepa? Eso sería más como... Repasé los alrededores brevemente con la vista, sólo por si llegaba a dar con Haru. Igual y un poquito malo sí era, mira que pretender encontrarlo justo cuando hacerlo implicaría forzarlo a interactuar con una completa desconocida, ¿eh? Igual fallé, así que podría considerarse salvado. Noté que su atención se deslizaba al jugo, aproveché el tiempo libre para mordisquear la galleta y recibí sus ojos de regreso con suma naturalidad. Su pregunta, digamos, me indicó parte de lo que no estaba diciendo, como por ejemplo... que no correspondía compartir la botella, ¿verdad? Le eché un vistazo a la bebida, me eché encima la sonrisa inocentona y estiré la mano para quitársela sin ser brusco. —No, pero ¿qué más da? Japonés de pura cepa mis huevos. Le di un trago breve, ayudó a pasar la galleta y se la regresé, atento a sus reacciones. Bueno, iba a ser que un poquito malo sí era, ¿no?
Rei un poco antes su expresión, tenia esa cara de niño que no mataba ni un mosco pero verdaderamente lo hacia, bueno con el era un caso distinto no sabia con una seguridad plena como el era realmente, apenas lo conocía y tampoco era como que fuera a investigar su vida privada pues si no me daba esa confianza para hacerlo, no lo haría. Así me matara la curiosidad. Decidí confiar en el, espero que no pase nada quien sea la persona que se siente en este pupitre. Arquee una ceja ante su ofrecimiento al igual que mordisqueaba ahora la galleta de vainilla, y solo asentí sin molestarme a contestar. No estaba realmente observando lo que ahora hacia así que me dispuse a mirar las puntas de mi cabello tenia un lugar mas entretenido que observar ahora ¿mi cabello lo era?, pues si. Espere su respuesta ante mi pregunta pero no llego, me sorprendí cuando estiro su mano y me quito la botella, mis ojos observaron sus movimientos cada segundo, y mi boca se abrió ligeramente reí un poco negando, Dios, que chico... Mi mano quedo ligeramente alzada y solo cogí la botella cuando me la devolvió mi atención ahora estaban en su ojos acaso no sabia que íbamos a compartir saliva o ¿que?. Alce la botella, aun con mi vista fija en el. ¿Qué mas daba?, reí divertida soltando la punta de mi pelo. ─ Nada.─ Murmure, aun sorprendida llevando la botella a mi boca, pero no apartando mis ojos de los suyos y le di un trago al tiempo que cerraba mis ojos un poco, ahora oficialmente habíamos compartido saliva. Necesitaba olvidarme de esto. ─ ¿Y que piensas hacer cuando termines el instituto?.~
La chica se había distraído revisando las puntas de su cabello, movimiento que seguí un poco por inercia pese a que, sin lugar a dudas, tenía un pelo bastante bonito. Me daba un poco de gracia la concentración de pelirrojos que había en tercero porque, bueno, se suponía que no abundaran en el mundo, ¿no? Quizá fuéramos una anomalía estadística o algo así. Mi decisión la sorprendió al principio, luego meneó la cabeza en lo que reía y, tras separar la botella de mis labios, sonreí casi de inmediato. Se veía como una muchacha tranquila, pero digamos que en tanto me diera el espacio para hacer estas tonterías... bueno, probablemente siguiera abusando de las confianzas, ¿no? Era esa clase de persona. ¿Cómo iba el dicho? ¿Dar la mano y morder el codo? Aceptó la botella de regreso, y si la idea seguía conflictuándola digamos que lo manejó bien. Pestañeé con calma, como si no acabara de hacer algo que probablemente no habría debido, y noté que me sostuvo la mirada todo el rato hasta que le tocó beber. Yo le correspondí, claro, y me tragué las ganas de cambiar el tinte de mi sonrisa. Tampoco dije nada. ¿Se le habrían plantado ideas raras? Ups~ Su pregunta, sin embargo, me pilló desprevenido. Le di el último mordisco a mi galleta en lo que rumiaba en torno a la idea. Como tal no me generaba mayores conflictos pensar sobre el futuro, aunque tampoco tenía un plan concreto. Esperé a tragar para responderle con absoluta naturalidad. —De momento nada. —Ensanché la sonrisa, casi como si supiera que no era una respuesta que cualquiera esperaría, y menos oírla con semejante calma—. Mi familia regentea un santuario, el Yasukuni, y la verdad que me gusta mucho, así que probablemente me quede ahí. Y si surge algo, pues se verá. ¿Tú? De repente se me antojó probar alguna de los otros sabores, que ella había dicho que eran tres, y le puse la mejor carita de ángel que tenía a la venta para señalar el paquete de galletas y ladear la cabeza, el cabello acompañó el movimiento. —¿Puedo agarrar otra~?
Aun seguía sorprendida, por su toma de confianza pensé que iba a negar a tomar la bebida, no que iba a quitármela, pero tampoco es que estaba enojada, no para nada mas bien lo que seguía en mis ojos era sorpresa. Después de abrir mis ojos aun seguía mirando la botella en mi manos creo que debí limpiarla antes de tomar, si eso debí hacer, no era tampoco que Kohaku tuviera algo, pero se sentía raro tomar del mismo recipiente que la otra persona. Pero tenia que seguir compartiéndola, así que, para nada me servía lamentarme. Sonreí un poco al fijar mi vista en el, al igual que tomaba otra galleta, bueno pues ahora me tocaba probar las de chocolate. Asentí antes su respuesta y alce una ceja, ¿Qué persona no tiene nada planeado para su futuro?, talvez era porque quería hacerse cargo del santuario de sus padres, entonces era muy diferente a mi yo quería hacer muchas cosas; pero la que si no quería y detestaba, era hacerme cargo de las empresas de mis padres, realmente no me gustaba ordenar y tampoco era una reina para hacerlo, y claro ni que me dieran una orden, que no podía cumplir. Después de todo las reglas, si hicieron para romperse ¿no?. Pero en mi caso, y con mis padres iba hacer muy difícil, lograr hacer lo que yo realmente quería, a lo que mordisqueaba la galleta fije mi vista en Kohaku espere hasta terminarla para poder responderle. ─ ¿Santuario Yasukuni?, no lo conozco, algún día tendrás que mostrarme a donde queda, y bueno tampoco es que conozco todos los santuarios, para ser sincera no es que salga tanto de mi casa.─ Inquirí.─ ¿Yo?, pues quiero ser una pianista famosa, mi deseo es viajar a Francia para poder ir a platicarlo haya, tengo genes franceses por lo que me contaron mis padres, y según yo no se me será tan difícil practicarlo, pero padres como los que tengo, no se si pueda cumplirlo, ya que ellos quieren que me haga cargo de las empresas familiares.~ A decir verdad, no sabia quien de mis verdaderos padres era francés, y tampoco sabia como es que mis padres adoptivos se enteraron de eso, pero bueno no me iba hacer detective para averiguarlo. Tome un poco del jugo, y fije mi vista en el y me di cuenta que la suya señalaba el paquete de galletas, reí un poco ante su expresión, ¿esa era su forma de sabotearme a que le diera otra?, porque creo que le estaba funcionando, lo comprobé cuando me la pidió, pues después de todo había decidido compartirlas con el y tampoco era una persona de comer tanto. Le pase el paquete. ─ Claro, puedes tomar las que quieras~..
Asentí con liviandad en cuanto buscó confirmar el nombre del santuario. Como tal no me sorprendió que no lo ubicara, digamos que llevando dos años en Tokyo, por mucho tiempo que pareciera, seguía siendo un período acotado para todo lo que la ciudad ofrecía. Saqué el móvil en lo que terminaba de hablar, abrí la aplicación de Mapas y tipeé el nombre de casa para que se indicara allí. Dejé el aparato sobre la mesa y lo deslicé en su dirección, dándole la vuelta. —Ahí, en Chiyoda, cerca del Palacio Imperial. ¿Vives cerca del centro de Tokyo? Sus planes de cara al futuro eran, digamos, sorprendentes. No tenía la menor idea lo que significaba llevar una ambición tan grande en el cuerpo, un sueño que implicara años de esfuerzo y proyección a largo plazo. Tampoco iba a desestimarla por eso, claro, y menos siendo que acababa de conocerla. Por otro lado, de sus padres adoptivos y tal no me enteraba nada, así que simplemente asumí que se refería a genes lejanos, de algún ancestro común. ¿Eso podía ayudar a uno con... el idioma? ¿O se había referido al piano? No me quedaba muy claro, aunque ninguna de las dos me resultaba muy comprensible. Y por eso decidí dejarlo correr. —Parece un sueño muy bonito —concedí, sonriéndole tranquilo—. ¿Llevas muchos años tocando el piano? Su risa me dio la impresión de que había cazado al vuelo el propósito de mi carita de ángel, cosa que no me preocupó en absoluto. Accedió, me alcanzó las galletas y extraje una. Le sonreí con una ilusión similar a la de un crío. —Gracias~ Eres muy amable.
Mi atención todavía seguía Kohaku, cuando me extendió el celular para mostrarme donde quedaba el santuario, se podía decir, que no quedaba tan cerca donde yo vivía, y tampoco sabia si podía llegar sola hasta haya sin perderme, ya que era muy buena haciéndolo. Asentí entes su indicación cogiendo el móvil, para mirar bien la dirección, ¿me había tomado demasiada confianza?, ni idea, sin quitar mi mirada donde me apunto el lugar reaccione ante su pregunta. ─ Se podía decir que no, ya que vivo en Yokohama.─ Murmure al fijar mi mirada en el, y al poner su móvil en su dirección sonreí un poco. Bueno, tampoco era que conocía todo Tokio, mas bien de Yokohama casi no salía, solo lo hacia cuando mi padres me obligaban hacerlo, mas bien preferiría quedarme leyendo o tocando piano. ─ Si, muy bonito.─ Inquirí devolviéndole la sonrisa y desviando la mirada, mi tono de voz no pareció para nada tranquilo mas bien sonó a desilusión, claro que para mi era bonito pero para mis padres no, tener una hija que no le interesara lo que tenga que ver con empresas se puede decir, que era una decepción para ellos, claro aunque no entendía porque mejor no hacían que su hija "querida" lo hiciera, y a mi me dejaban en paz con lo que quería enfrascarme. Nunca me entendí con ellos, y claro tampoco pensaba hacerlo.─ Si, desde los 8 años, ya llevo 9 años practicándolo.~ Devolví mi ojos a el sonriendo, ¿yo amable?, alce mis hombros pues no lo sabia creo que me estaba comportando así con Kohaku porque el no había mostrado lo contrario conmigo, aunque su cara de ángel me daban risa y claro tenia un increíble poder de convencerme, o mas bien creo que yo ya era así amable con todo el mundo que mostrara esas acciones conmigo, porque lo que recibía a mi me gusta devolver. ─ De qualunque.─ Susurre.─ ¿Te han gustado las galletas?.~
Noté cómo agarraba mi móvil para inspeccionar mejor el mapa, y honestamente no podía importarme menos. Como si abría la cámara y empezaba a sacarse selfies, no tenía nada que ocultar ni tampoco un sentido extremadamente estricto de la privacidad. Quería decir, ella podía ver todo lo que quisiera, de ahí a que respondiera al respecto era una decisión mía. Es más, quizás hasta habría sido divertido ver su cara al toparse con alguna que otra foto~ Genuinamente detuve mi mirada en ella al saber que era de Yokohama. Vaya, debía ser la primera que conocía allí que no viviera en Tokyo, aunque en un cálculo rápido supuse que hasta aquí había una distancia similar desde Yokohama o Chiyoda. El Sakura estaba en el culo del mundo, al fin y al cabo, y ni siquiera pertenecía a la capital propiamente dicha. Suavicé las facciones en cuanto me dijo que tocaba el piano desde los ocho años. Un poco me recordó a mí, que más o menos por esa edad me habían regalado mi primera guitarra, y también se amalgamó con el recuerdo de una Chiasa super pequeñita intentando llegar a las cuerdas, pese a que el largo del brazo no le daba. En ese sentido siempre había querido seguir mis pasos, a mitad de camino se frustró porque no le salía bien y luego de varios años, con cierta madurez encima, decidió retomarlo. —Casi una vida, ¿eh? O al menos se siente como tal —compartí con ella, en tono suave, y la sonrisa me rasgó los ojos—. Es agradable encontrar algo que forme parte de uno, ¿no? Para cuando me preguntó si me gustaban las galletas estaba, precisamente, masticando una. La miré como si fuera una obviedad la respuesta, pero aún así aguardé a tragar para asentir animado. —Sip, están muy buenas~ Y es curioso que vengan de varios sabores. —Estiré el brazo para inspeccionar mejor el paquete—. Las tendré en cuenta la próxima vez que vaya a la tienda, creo que las he visto pero nunca las había comprado. ¿Sabes si vienen de limón?