Aula 3-3

La valentía de Haru al decir lo que le acababa de preguntar en voz alta, sin decencia alguna y sin pararse a pensar en cómo se sentirían ellos dos al escucharlo, me hicieron ponerme nerviosa de la vergüenza de haber sido descubierta cuchicheando sobre ellos dos. ¡Pero no era del todo mi culpa! Ellos mismos estaban actuando de aquella forma delante de nosotros, cómo no iba a hacerme semejante pregunta tras verlos.

—¿Eeh? ¿Entonces estáis saliendo juntos?

Con mis manos tapé mi boca con sorpresa y curiosidad, parecía que aquel día solo me traía eso, me daba cosas que me picaban por querer saber más, debiese o no inmiscuirme en ello. No sabía qué tanto podía decir ante personas que apenas acababa de conocer, cuánto podía preguntarles, hasta dónde podía llegar esa minúscula pizca de confianza que había en el ambiente. O quizá yo lo sentía así solo porque Haru estaba aquí, y también su amigo, además de su supuesta novia. Entonces si conectaba a todos, ya podría decirse que somos más que conocidos y eso estaba bien… ¿quizá?

Ah, diablos, ya me estaba confundiendo a mí misma.

Recuerda, Aya, hay cosas que no se responden solas.

—Emily~ cuéntame más sobre ello~ La curiosidad no deja de carcomerme, ¿cómo voy a saciarla si no es con tu ayuda?

Su reacción había sido adorable y me apetecía muchísimo pellizcar su mejilla con suavidad, lamentablemente debía aguantarme las ganas de hacerlo, ¡una pena! Miré de reojo a Kohaku, esta vez con una curiosidad diferente. Todavía no sabía cómo conocía a Haru fuera del instituto, y no estaba segura de si era una buena idea sacar el tema ahora. Quizá escuchar por parte de Emily su relación con él era algo que más me interesaba en ese momento.

Además, aquel tema podía servirme para molestar un poco a Haru después de clases con una gran avalancha de preguntas, tenía que tener paciencia.

—Ah, ¿y por qué no te llama por tu nombre? Con lo bonito que es.

Cogí mi hamburguesa del bento y le di un buen bocado antes de volver mi atención a Emily de nuevo. Aquel tema estaba haciendo que me olvidase de comer y mi estomago no estaba muy feliz con ello.

 

Faltar dos días era irrisorio en comparación a mis primeros años en el Sakura. Probablemente más de uno ni me había visto la cara en todo el semestre, pero fumar en la azotea o quedarme en casa sonaba más apetecible que toda esa mierda a la que no le encontraba sentido. Había logrado mejorar mi absentismo con los años, eso sí, pero saltarme clases no era algo que me quitase el sueño y dudaba que lo hiciese algún día.

No reparé en ningún rostro en los casilleros y pasé de largo con un sueño que te cagas. Continuaba moviendome en ese espectro desencantado así pasasen mil años. Podía pecar de hermética, encerrada en mi propia burbuja donde apenas llegaba la luz del sol pero estaba bien con eso. Era pacífico, incluso, justo lo que necesitaba en apariencia. Lograba retener mis emociones erráticas y convulsas, aquellas que me eran tan difíciles de controlar y que estallaban como en una fuga de gas sin control, arrasando todo a su paso.

Problemas de ira, decían.

Vaya puta mierda, ¿no?

Me dejé caer en mi asiento y repasé el aula con un gesto vago. Pese a las apariencias no había olvidado el proyecto del día siguiente. Si estaba allí era por algo. Saqué una carpeta y la dejé sin más sobre la mesa, echándome los auriculares al cuello. Tener que atender la cafetería ahora que su dueño estaba indispuesto me había quitado la mayor parte del tiempo, pero había logrado buscar algo de información entre tanto.

Suponía que sería suficiente.

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Rojo FireRed Did you expect this? Bc I dont (??)

 

Aaron había hecho el trabajo para pasar olímpicamente del mismo, después de todo, la única manera de motivar a la gente así era el prospecto de no hacer ni mierda después.

Cabeza de salmón, apodo que se le había quedado en su mente para Yumemi-san por su brillante cabellera, no la había visto por ningún lado, estaría echándose unas cañas, un polvo o un porro, ni idea de donde estaría hasta los momentos, pero de que estaba en la academia, lo estaba, esa cabellera era difícil pasarla por alto.

Y ahora para colmo se había dado cuenta de que en efecto la Reina Isabel estaba en el aula. Menudo golpe de suerte había tenido, justo en el último momento toda la banda estaba reunida.

No sé a qué deidad o demonio tenga que rezarle como agradecimiento por esto, esto era lo que necesitaba estos momentos.

Pero bueno, tengo un demonio allí en frente, ¿Será que ofrezco mi sangre virginal en un sacrificio?

Anda ya, si me va a matar, que sea de esa manera, la soltería me pica más que la sarna en un perro.

Hostia puta, ¿Pero que estoy pensando?

Eh nada, la idea sigue siendo tentadora.

Negó un momento y se pellizcó una mejilla, nada de imaginación proactiva en estos momentos, el trabajo era primero y la necesidad tiene cara de perro.

Se le acercó, estaba tranquila y aliviada por qué pues, al fin pegaba una, pero en el fondo se quedaba la expectativa de cómo diablos iba a reaccionar aquella señorita.

>>Eh... ¿Miss Sallow? Buenos días... Esto para empezar, Yume-kun me dejó el trabajo, lo hizo por su cuenta, ¿Gusta de echarle un ojo? Me encargaré de pasarlo en limpio.

God save the goddamn queen.

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Estoy que me parto con esto JAJAJDJSKAKN.
Hace que a mí niña se le crucen los cables uwu

 

Apoyé la mejilla en la palma de mi mano, soltando un amplio bostezo. Me tentaba la idea de ir al baño y fumarme un porro para espabilarme, pero como si detectasen mi deseo y quisiesen jodérmelo a tiempo noté de soslayo la repentina afluencia de personas en el aula.

Y entre ellas, para mi sorpresa, alguien se acercó a mi mesa. Eso era nuevo. Enarqué las cejas, irguiéndome ligeramente ante la llegada de Sakuya. La expectación desapareció en cuestión de segundos, no obstante, cuando supe el motivo de su cercanía. El proyecto, claro.

Eso tenía más sentido, huh.

—Mhm, adelante —convine vagamente, distrayéndome con las tiras de la carpeta que tenía sobre mi mesa. Tamborileé los dedos sobre su superficie—. He adelantado una parte del trabajo, también. Podemos adaptar mi parte con la de Aaron y vosotras os encargáis del resto.

Mi ceño se frunció ligeramente al notar una vaga muestra de tensión en su expresión. Parecía... ¿expectante? ¿Todavía seguía teniéndome miedo, quizás?

Mis orbes encontraron los suyos y los entorné ligeramente con suspicacia.

>>¿Sucede algo?

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Como Sakuya se imagina el mood de Lena (y motivos tiene):
El mood de Lena hoy:

 

Sorpresivamente, venía de buenos animos hoy, así que pues... Había que aprovechar eso, quién sabe cuándo se iba a repetir eso, y capaz terminaba por enmendar el episodio del bento.

—Por mi suena perfecto, no tengo problemas con eso —terminó dando una sonrisa ligera.

La había leído como un libro abierto con páginas a color y papel fotográfico. Se había dado cuenta de que pues estaba algo tensa

—Pues bueno, casi llego tarde, no alcancé a encontrar a Riamu-san, aunque ya saldré de dudas en la clase, si no hubiese encontrado a Aaron tendría que improvisar, y pensé que no había llegado tampoco, miss... Más bien me alivia saber que estamos todos para ya finiquitar este asunto —se rascó la nuca—, lamento si me veo rara, es que pues... La adrenalina y el estrés de hacer las cosas a última hora.

Obviamente no le voy a decir que es por ella, ni pendeja que soy, pero ya que, andas de buenas, así que puedo estar más tranquila. A ver qué te traes hoy, Reina Isabel.

 

Más tarde en clases había sido más pronto de lo que Sayuka había pensado, todo porque en realidad no es que tuviera demasiados lugares donde ir en realidad y para evitar sentir que la estaba siguiendo tan solo por ir al mismo punto luego de que se despidiera se paseó un poco por los pasillos de los otros pisos para retrasar lo que pudiera su entrada al salón.

Al entrar pareció sorprendido de que Sakuya siguiera con lo que le parecía ser su hilo de suerte al "encontrar" ahora a Lena luego de prácticamente haberle dado el trabajo de que ella se hiciera cargo de toda esa parte. Se dirigió a su asiento en silencio, tan solo saludando con un suave movimiento de cabeza a Lena y cuando finalmente se sentó es que se animó a hablar, aunque fuera una simple pregunta solo para saber que se pudiera haber decidido.

—¿Decidieron algo ya del trabajo?

 

Escuché la vaga excusa de la chica en silencio, sosteniendo su mirada con la intensidad de aquellas esmeraldas, de la tormenta eléctrica errática y convulsa. Incluso cuando no buscaba imponer realmente me salía casi tan natural como respirar, de modo que en ese instante podía parecer que la estaba atravesando con la mirada cuando realmente apenas presté atención a lo que decía.

Ah, qué sueño.

—Pues hoy es tu día de suerte —Me miré las uñas sin más. Debía estar lo suficientemente dormida para no percatarme de la cabellera chicle de Riamu, gosh—. Encontraste a dos de tres. Deberías probar suerte en la lotería más tarde.

No me preocupaba demasiado su ausencia en tanto los otros dos hicieran su parte. Justo entonces entró por la clase el miembro restante, y le devolví un gesto vago al chico mientras este tomaba asiento. Me recargué en la silla, señalando a Sakuya con la cabeza con el cuerpo girado en su dirección.

>>Justo estaba por mostrarme tu parte del proyecto. ¿Por qué no haces los honores, chica?

Sakuya rodeada de tipos que querían desentenderse del trabajo a toda costa; quizás no contaba con tanta suerte después de todo.

 

Y pues... Estaba a punto de transformarse en resignación, de las cuatro partes del trabajo, tres, no, incluso ella misma eran totales vagos.

Aaron había hecho el trabajo completo para pasar del mismo, Lena había hecho su parte a la espera de los demás, Riamu, pues... Y la albina misma pasándose por la cara el esfuerzo puesto por el muchacho y la inglesa, aún endulzando la misma ofreciéndose a transcribir el trabajo. Dios, si es que no eran iguales los cuatro.

—Pues, aquí voy —revolvió su bolso, sacando el cuaderno donde había dejado la hoja que le había entregado el azabache—, mientras subía le eché un vistazo y se ve bien, en lo personal, me gusta.

Si no puedes con el enemigo, pues únete a él.

Ya se le había ido todo tipo de nerviosismo y expectativa, después de todo solo eran los cuatro, bueno, tres jinetes del apocalipsis a punto de entregar un trabajo.

En ese caso serían los Tres Mosqueteros. Pero técnicamente son cuatro así que en fin, la misma cuestión. J'emmerde cette merde.

 

Ladeé el rostro, escuchando a Sakuya por sobre encima del ruido estático del aula por primera vez con atención. Quizás tenía un humor de mierda, era nula para las relaciones sociales y gruñía más que hablaba, pero si había algo que verdaderamente me tomaba en serio era el trabajo y el esfuerzo de otros. Y pese a estar relegando el peso de aquello como los grandes, Aaron había cumplido con su parte y eso no se lo quitaba nadie.

Aquel proyecto promovía la búsqueda de informacion, la investigación y contrastación de hechos, y quisiera o no había heredado de mi madre su alma de periodista, tan inquieta e inconformista como pocas.

Mirror neurons.

Aguardé a que terminase de leer el último párrafo y me incliné hacia delante. Tomé el folio con un cuidado absurdo a pesar de no dignarme a pedirle permiso siquiera y lo dejé sobre mi mesa, sujetando un lápiz entre mis dedos mientras lo releía. De vez en cuando subrayé, rodeé y realicé anotaciones rápidas por encima, anexando mi propio contenido para terminar por completar el suyo.

—Es decente, puede servir de introducción y marco teórico al menos —resolví tras unos segundos y me llevé un mechón castaño tras la oreja—. Esta parte cojea un poco, anexa aquí los documentos que imprimí acerca del uso de las neuronas espejo en la neurociencia. Habla de los pacientes geriátricos que sufren el síntoma del miembro fantasma, de su uso en la anestesiología, en pacientes con desordenes motores y demás.

Saqué de la carpeta un par de documentos grapados entre sí y se los extendí sin más a la chica, dejando el testigo en sus manos sin una pizca de remordimiento en el rostro. Dado que no se había dignado a buscar información alguna siendo la entrega al día siguiente, qué menos que unir las piezas de aquel desordenado puzzle, ¿no?

>>También encontré algunos experimentos interesantes como el de la taza de té. Adjunta las imágenes que te dejé si resulta orientativo. O no, haz lo quieras —Crucé mis brazos bajo mi pecho, señalando al chico con la cabeza apenas. Le sostuve la mirada sin lugar a réplicas—. Como podrás imaginar ese ya no es nuestro problema.

 

No iba a negarlo, por dentro estaba hecha del asco, su propia irresponsabilidad la había llevado a esto, apenas empezando las clases, pero bueno, cuento para otra ocasión.

En esta, no había ánimos para cagarla, así que se dispuso a prestar hasta el más mínimo detalle de atención, escuchando el análisis que miss Sallow estaba realizando del trabajo de Aaron.

Podrían llamarla floja, desinteresada o antipática, pero a diferencia de su propia persona, había demostrado compromiso con el tema en cuestión.

Eso no se iba a quedar así, su propia terquedad la estaba motivando, podía ser bien cabezota a veces, cosa que se traducía en ponerse competitiva. Y por mucho.

Podía ser un vago intento de compensar por su propio desinterés, pero eso no era lo que le importaba, estaba a decidida a hacer un proyecto que quedase de maravilla.

Lo que más le llamaba la atención era el particular interés de Lena en temas médicos, e incluso estaba empapada del tema, posiblemente tuviera aspiraciones en la carrera de Medicina o quién sabe. El meollo del asunto es que estaba segura de lo que tenía y había conseguido.

Sakuya no se consideraba lo suficientemente lista para eso, después de todo detestaba las matemáticas y se le hacía difícil la química, ni hablar físicas, lo suyo estaba más orientado al otro lado, cantar a todo pulmón, coger un balón o todo lo relacionado a la vena artística, así que pues en gran medida el tema le sonaba a chino, pero no se iba a limitar por eso.

Recibió de su parte los documentos e imágenes correspondientes al tema de investigación, para analizarlos, en efecto... No le sonaba.

>>Este material es de suma utilidad para añadirlo al trabajo, me encargaré de adjuntarlo al mismo y quede bien presentable, apenas se dé el receso me dirigiré a la biblioteca a encargarme de esto, si gustan de pasar por allí pues está bien.

Todo tipo de miedo, duda, incertidumbre tanto en su voz como en su actitud se había ido, siendo reemplazados por una serenidad y seriedad un poco impropias de si, pero es que no estaba para sacarle los mocos.

Se había prendido un incendio forestal en su interior, un fuego alimentado con cantidades inhumanas de determinación a hacer un puto trabajo que quedase de diez.

 

Escuchar que era decente le parecía más que suficiente para un trabajo que se le había ocurrido hacer en un pasillo y algunas consultas de páginas web en su celular pero lo que no esperó en lo absoluto es que siguiera todo eso con un grado de profundidad e importancia que claramente él no le había dado en lo absoluto, ¿tan interesante le parecía el tema para llevarlo a esa clase de niveles? No le parecía en lo absoluto malo y se ligaba bastante bien, pero le parecía curioso.

—Tendrás que quitar algunas cosas quizás y adaptarlo, sigue siendo un trabajo de doscientas palabras si no recuerdo mal, como te ofreciste a hacerlo tu, supongo que si quieres hacer algo más largo no habrá problema porque tu sabrás que tanto te molesta escribir.—Sonrió ligeramente, ya no le parecía en lo absoluta mala idea de que se hubiera ofrecido a hacer toda la parte en limpio del trabajo.

Y mira, la formalidad había bajado como mínimo un nivel.

—Quizás pudiera decirle a Riamu si necesitas ayuda, Lena buscó, yo escribí una especie de base decente, cumplimos dentro de los posibles roles del trabajo, pero seguro puedes hacerlo bien, ya tienes todo lo que necesitas~

 

Realicé la transferencia por la cuenta bancaria a la de Génesis luego de mandarle la fotografía de la firma de mi padre, tomándome el tiempo de leer las escrituras que estaban por autenticar al exigirlas en serbio como tal aunque fuese otro gasto por un traductor profesional certificado, recostado en la pared del pasillo hasta que finalmente Allen me llamó diciéndome que todo había salido bien, que desayunaría y probablemente llegaría un poco tarde con una excusa de su madre escrita que le haría llegar al docente si se presentaba algún inconveniente. Suspiré con satisfacción al colgar y recibir la fotografía de las llaves.

La casa venía amoblada de por sí, por lo tanto solo sería cuestión de personalizar si hacía falta.

Estaba por adentrarme en el aula notando por el ruido de que ya habían varios estudiantes dentro, recibiendo el mensaje de mi hermano al cual le respondí de forma afirmativa y hasta risueña al ver que ya tenía cinco personas en total, revisando la lista de forma superficial, teniendo más que claro que más de la mitad no tendrían ni idea de que ya estaban dentro. Un club de kickboxing; no era algo extremo como tal, pero no estaba mal en realidad, aunque me imaginaba que seríamos solo los dos a la final a menos que hubiese más gente por ahí que en verdad le interesara asistir. A la final entré al salón de clase, sentándome en mi asiento al dejar la mochila en el respaldar.




Con el humor de mierda que me cargaba, la gente innecesaria como el tipo del baño y el que no podía ser el agresivo que había sido en el anterior instituto estaba más que jodido. Busqué con la mirada el salón que me correspondía para adentrarme en el aula sin prestar atención a mi alrededor. Era nuevo y eso, pero no iba a presentarme como un idiota cuando todo mundo estaba en lo suyo, además de que no me gustaba sentir la atención de multitud sobre mí a menos que estuviese compitiendo como tal. Me ubiqué en uno de los asientos de atrás, lejos de las ventanas mientras me llevaba una goma de mascar a la boca a medida que sacaba el móvil del bolsillo, regresando a las páginas incógnitas del celular luego de tumbarme en el asiento, pegando la espalda en el respaldar.

 

Sentada de lo más tranquila divagando como emparejar todo el maldito proyecto, se le ocurrió una idea.

Y es que iba a poner todavía más información, tan así iba a quedar que parecería un informe médico en alguna clínica de prestigio, joder.

Aunque bueno, el tecnicismo complicado de toda esa cháchara médica la intimidaba un poco, eran cosas que en ningún momento se había leído a profundidad en algún momento de su vida, si acaso información relacionada al cáncer, dado lo común que es en tierras niponas.

Pero ese no era el rollo, eran sobre unas neuronas, cosa que pues no tenía muchas para temas académicos para empezar.

Pero, cayendo como un rayo sacándola de su propia mente.

Ah, por fin había aparecido. ¡La puta madre!

De las tres cosas que había indagado que estaba haciendo, le atinó a dos, no hacía falta tener el coeficiente intelectual de Einstein o de Turing para ver qué venía bajo los efectos de la maría, para colmo, también se la habían tirado.

¿Sorprendida?

No.

¿Te lo esperabas?

Absolutamente

¿Era necesario?

Ve tú a saber.

¿Ya puedes tener la escoba para volar?

Claro que sí.

¿Estás desarrollando clarividencia?

Solo fue coincidencia.

Pero volviendo a la realidad, la pregunta de la pelirrosada la terminó de espabilar

>>¡Riamu-san! Bueno... Respondiendo a esa pregunta pues, puedo asentir, creo, el proyecto está casi listo, ¿Tiene algo de información? Yo me encargo de pasarlo en limpio.

Estaba de lo más tranquila luego del ligero sobresalto, no se había esperado su presencia pero al menos que estuvieran todos... Joder, la suerte que tiene es de película.

 

A la final había logrado llegar a tiempo, justo antes de que iniciara las clases. En lo que tomé asiento me puse de forma inmediata a repasar sobre la clase anterios, leyendo una, dos, tres veces más para lograr memorizar con facilidad teniendo ya en mente que el receso lo utilizaría para hablar con la tercera integrante del grupo. Zoldryck en mitad de las clases me susurró que iría a dejar un panfleto en el tablón de anuncios sobre un club a lo que asentí sin saber que aparentemente estaba dentro de ello.

Me limité a tomar apuntes a medida que el docente avanzaba en materia hasta que el timbre sonó, fue en el momento en que cerré la libreta y deslicé las pupilas por el salón que me di cuenta y Shimizu no estaba, quizá no había asistido. Llevé un mechón de cabello tras mi oreja y me levanté del pupitre para desplazarme hasta la cabellera negra.

—Buenos días. Quisiera hablar sobre el proyecto —miré hacia la puerta, aunque en realidad no me incomodaba hacerlo en el salón de clase—. Zoldryck y yo tenemos avances al enfocarnos en un texto llamado el Gen egoísta, sin embargo quisiera saber si has pensado en otro tema o no tienes inconveniente en que sigamos con éste.

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Kuno Vizard hola<3

Entre traer abierto el libro de idiomas logré seguir la clase sin inconvenientes mayores pese a que se me hizo una mierda tremendamente aburrida, distrayéndome de vez en cuanto garabateando en la parte trasera del cuaderno hasta el momento en que el docente mencionó mi nombre y fruncí ligeramente el ceño.

¿Qué era eso? ¿Un instituto o un maldito jardín de infantes?

Vaya porquería.

El timbre sonó y me eché la mochila en el hombro, caminando a donde estaba el tipejo que habían seleccionado para darme un recorrido.

—Solo dime donde esta la cafetería —espeté.

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Reual Nathan Onyrian Sorry que te haya tocado interactuar con este (?)

 

Soltó una ligera risa recostándose del espaldar de la silla, tal vez, no se diferenciaban tanto en ese aspecto.

—Qué va, me enteré del contenido del proyecto antes de empezar las clases, tampoco es que ande muy enterada del tema —luego se estiró un poco, viéndola juguetear con el bolígrafo y garabatear.

Pedirle un mínimo de interés iba a ser imposible y la verdad no valía la pena el intento, así que lo mejor que quedaba por hacer era seguirle el ritmo, algo de lo que era completamente natural, adaptarse a la situación no le requerirá mucho trabajo tampoco, después de todo estaba en las mismas.

Tuvo que enfocar su mirada de nuevo a la hoja para poder recordar el título, así de cabronazo era el tema para ella que pues simplemente se le había ido a la parte de atrás del cerebro.

>>Neuronas... Espejo, y antes de que me pregunte, Yumemi-san, tampoco tengo ni puta idea, yendo más allá, no sé ni por dónde empezar.

La honestidad por delante, la verdad no sabía ni mierdas del tema, solo estaba allí, con la información de los otros dos, tratando de encajar el rompecabezas para que no quedara un mamotreto mal organizado.