Nada cambiaba en el día a día de Linda Patterson. Ingresó con la liviandad usual, observando el mundo a través de sus gafas, aunque, bueno. Al menos esta vez no llevaba un hueso entre manos. Dejó sus cosas en el escritorio, suspiró apenas y estiró el brazo con la palma ofrecida en dirección a la chica que el Sakura estaba recibiendo ese día. —Manson-san, bienvenida~ Vólkov-san, cariño, ¿serías tan amable de ayudarla a habituarse? Gracias, gracias. A ver, ¿qué tenían que leer para hoy?
¿De verdad? ¿De todos los días posibles tenía que ser hoy que había dado prioridad a otra cosa que me tocar el famoso recorrido por la escuela con uno de los nuevos? Patterson me había atravesado el caballo como decían y en el momento no reaccioné de forma visible, volqué la atención en mis cosas, y me pareció sentir la mirada de Altan encima un segundo como si se hubiese percatado de una inquietud que ni siquiera estaba externalizando. Cuando la campana sonó me levanté de mi asiento, me acerqué a la muchacha nueva y le dediqué una sonrisa tranquila. —Manson-san, ¿no? —pregunté por educación, estaba segura de que el apellido estaba bien—. De verdad me gustaría mostrarte la escuela, pero justo hoy quedé de hacer otra cosa. Lo siento mucho, pero podemos almorzar juntas mañana, ¿qué te parece? Y si alguien más no te ha mostrado la escuela podemos echarle un vistazo. El chute de energía de la mañana no se me había pasado pero ni por asomo, así que regresé a mi lugar para acomodar varias cosas en el maletín con tal de poder llevarme todo junto y seguí hablándole desde allí. —No tienes que darme una respuesta ahora, puedes decírmelo mañana o más tarde~ —dije de regreso en su posición—. Perdona por la prisa, de verdad. Nos vemos, un gusto conocerte. A la pobre criatura no la dejé ni responder, seguí mi camino al pasar junto a Al le revolví el pelo y pronto estuve fuera de clase, casi pude escucharlo suspirar pero lo dejé pasar, igual me daba la sensación de que estaba bastante tranquilo incluso con las piñas que le habían llovido. Tenía que decirle a uno de los conserjes que me abriese el club de cocina otra vez, porque tenía que sacar lo que había dejado en la mañana y luego volver arriba. No era que interesara, cuando se trataba de otras personas podía subir y bajar un edificio las veces que hiciera falta. Contenido oculto hold my relleno y el post que dividí en dos para no largar una biblia luego
Era un poco de molesto de admitir, pero lo cierto era que me estaba empezando a acostumbrar a la vida en Japón mucho más rápido de lo que hubiese esperado. Seguía sin poder hablarle a mamá con toda la normalidad del mundo, pero al menos ya no me encerraba en mi cuarto con el humor de perros encima y hasta me había dignado a preguntarle a Tadao por su día ayer, así que digamos que era un avance. Al parecer, él y mamá estaban planeando llevarnos a Satoko y a mí el fin de semana por ahí, para acostumbrarme a la ciudad y desconectar un poco. Para animarme también, supuse, y lo cierto es que tampoco le iba a hacer ascos, menos ahora que me empezaba a sentir un poco más cómo yo misma. Cuestión de que los días habían sido relativamente tranquilos, aunque algo cansados por las cajas que aun teníamos que abrir, pero no se me había olvidado el bendito proyecto que me había caído encima nada más llegar. Satoko parecía bastante ocupada con su propio trabajo, me daba la sensación que se había quedado sola haciéndolo, así que no pude pedirle mucha ayuda para mi propia búsqueda, y lo cierto era que suficiente tiempo estaba perdiendo traduciendo mis propios apuntes y demás para enterarme de lo que estábamos dando. Así pues, en cuanto tocó la campana del receso recogí mis cosas con algo de rapidez y me acerqué al pupitre de Cayden, con una sonrisa suave que intentaba disimular mi expresión avergonzada general. —Cayden, ¿habéis... organizado algo del trabajo? Quizás necesite ayuda, pero me gustaría hacer mi parte cómo corresponde. Contenido oculto Yáahl be my tutor pretty pls (?)
Ya estaba visto que estaba tan enfermo con recibir atención de alguna puta clase que cualquier diablo me ponía los ojos encima y lo detectaba sin siquiera tener que verlo directamente, era como si tuviese ojos en la espalda o lo detectara en un cambio en el aire a mi alrededor. La mirada que sentí encima no había podido ser de otro que del idiota que estaba con Tolvaj, era pesada, parecida a la de la loca para variar, y pensé que tenía un maldito imán para los salidos. Tolvaj con su mierda, que había terminado aceptando solo porque pagaba por hierba como si cagara dinero, luego Shinomiya en el patio y ahora este puto imbécil. Poco sabía yo que el pedazo de mierda estaba planeando arrastrarme a la desgracia o al Infierno a secas, claro. No tardaría en darme cuenta posiblemente, pero por su desgracia lo había visto con Tolvaj y ya con eso quedaba metido en una categoría distinta. No iba a recibir lo que se dice un trato ejemplar con esas recomendaciones con las que venía. De cualquier manera, aunque no me cargaba mal genio ni nada y había ignorado todo por una buena parte de la mañana, lo cierto es que me caía de sueño. Hijo de puta yo por tratar de seguirle el ritmo a Hikari, meterme hierba y encima una crisis existencial antes de dormir como tres horas. Triunfando como siempre. Cuando sonó la campana me estiré en mi lugar como un gato y después me recosté sobre el pupitre, cerrando los ojos un momento. Que ya empezara a sentir el cansancio en el cuerpo no estaba ayudando, sabía que iba a terminar colapsando más temprano que tarde y para variar tampoco podía controlar mucho la mente, aferrada de repente otra vez a la mierda de que dejaba a todo el mundo irse sin hacer nada. Solté el aire con cierta fuerza, casi como un bufido, y cuando me volví a incorporar noté a la castaña acercarse a mi pupitre. Bastó eso para que arrojara todas mis mierdas por la borda con tal de regresarle la sonrisa. —En la mañana hablé con White, la otra chica del grupo, y Vólkov me dio un libro y sus apuntes porque va a estar ocupada o algo así —empecé a contarle sin demasiada prisa—. Quedamos en que nos organizaríamos contigo en el receso. Así que sin problema, si necesitas ayuda pues para eso es un trabajo en grupo, ¿sí? Busqué a la rubia con la vista, asumiendo que se acercaría cuando nos viese o lo que fuese, y luego regresé la vista a Eunbi conectando neuronas un poco de la nada. —Ah, ¿quieres que nos quedemos en la clase o prefieres algún otro lugar? Como el día está bonito y eso. Había que verme, había entrado volándole insultos a Tolvaj, pero ahí estaba accediendo casi a hacer de tutor como el idiota de Arata sin pensarlo un jodido segundo. Contenido oculto Alguien pidió un Cay Cay pa llevar?
Sus clases transcurrieron sin problema, no era como si les prestara toda la atención del mundo pero si la suficiente para para hacer sus respectivas notas y realizar los ejercicios que le daban, estaba más centrada en que el fin de semana iniciara ya para poder salir a pasear con sus mascotas por la ciudad, descubrir sitios donde pudiera quizás estar más tiempo en su patineta... prácticamente estaba haciendo un mapa en su cabeza de las posibles rutas a visitar y donde ya había andado hasta que sonó el timbre y la sacó de sus pensamientos. Antes de ir a reunirse con sus compañeros terminó por sacar la comida que esta vez si había tenido que prepararse por saber que iba a tener que participar en lo del proyecto y una vez que estuvo en sus manos fue que se levantó para ir al pequeño grupo que ya se había formado, prefiriendo girar una de las sillas que estaban al lado del pelirrojo para poder tomar asiento nuevamente al haber escuchado que estaban escogiendo lugar donde trabajar. —Ustedes mandan~ solo que alguno tendrá que llevarse algo donde escribir si nos vamos de aquí~ —Aunque si se llevaban la libreta de la albina para consultar, podrían incluso arrancar una hoja de allí, no es que hubiera escasez de materiales o algo similar.
Solía ser bastante directa, eso era algo que ni siquiera un cambio de país me iba a quitar, y por eso me di cuenta un poco tarde que quizás le había caído al chico muy de repente y que lo tenía que haber sacado un poco de onda con ello. Al menos fue lo suficientemente amable para disimularlo y dedicarme una sonrisa, cosa que me resultó bastante linda por su parte. Lo escuché con atención después, mientras me explicaba lo que había estado haciendo con respecto al trabajo con las otras chicas, y fui asintiendo con la cabeza de vez en cuando para hacerle saber que estaba logrando seguirle el hilo. Giré la cabeza después, hasta distinguir la melena rubia que se estaba acercando, y esperé a que también ella se integrase por completo antes de hablar y responderle al pelirrojo. —No creo que eso sea un gran problema —dije, de primeras, y fui rápidamente a mi pupitre para coger una libreta y un bolígrafo antes de volver junto al otro par, sonriente—. Y siento que sería mucho más llevadero el trabajo al aire libre, con el buen tiempo que hace, ¿no os parece? —añadí, ladeando ligeramente la cabeza. Podía adaptarme a lo que decidiesen, tampoco me las iba a dar de líder o algo por el estilo cuando era claramente la nueva, pero tampoco iba a desaprovechar la oportunidad de exponer mi preferencia ya que me habían dado la oportunidad de hacerlo y elegir.
Se puso de pie cuando Eunbi volvió con sus cosas, acomodando la silla nuevamente del lugar que le correspondía para que no hubiera desorden y luego tomó la caja de su almuerzo en sus manos, si prefería ir al aire libre, entonces era el destino que tendrían que tomar para hacer el trabajo de una vez por todas y quitárselos de encima, ya tenían quien empezaría a escribir, de dónde sacarían la información y un lugar bastante abstracto para trabajar así que, ya no tenían tiempo que perder. —Bueno entonces andando, te seguimos a donde sea que consideres que sea el exterior~ patio norte, frontal, invernadero...lo que desees, no hay opción mala en esa escuela, quizás hasta terminemos inspirándonos de la naturaleza o algo así. Contenido oculto Post kk (?
Sin duda podía considerar lo de ayer como una suerte de victoria personal, al llegar a casa Nani me preguntó cómo me había ido y le conté que todo había salido perfectamente o incluso mejor de lo que pensaba. No preguntó mucho más, tampoco era que hiciera falta, se me notaba en toda la cara que la cuestión había salido mejor que bien. En la nevera ya no quedaba ni rastro del resto del postre, imaginaba que ella y Anne se lo habían comido al llegar a casa, nada que hacerle, además yo me había comido mi porción ayer y había comido algo más con Joey. En fin, no me había olvidado que le había dicho a la muchacha nueva que almorzáramos juntas hoy, dado que ayer no le pude hacer el tour por la escuela ni nada, así que apenas tocó la campana me levanté de mi lugar en dirección a su asiento, aunque Dunn me detuvo a medio camino. El pobre desgraciado se veía cansadísimo y si no me fallaba, llevaba toda la semana quedándose dormido en clase, de cualquier forma me dedicó una sonrisa suave y quizás, solo quizás, me detuve más de lo necesario tratando de leerlo sin éxito alguno. —Gracias por tus apuntes de ayer, Vólkov, nos hicieron el trabajo mucho más sencillo —dijo mientras escarbaba en el bolsillo, sacó un par de caramelos y me los extendió—. No es mucho, pero bueno, supongo que vale como agradecimiento. Me pareció que iba a decir algo más, pero al final calló y yo estiré la mano para tomar los caramelos. —No es nada, cielo. —Parpadeó un par de veces al escuchar cómo lo llamaba, pero por alguna razón luego pareció relajarse a conciencia—. Y tómate un día libre de la escuela o algo, estás cansadísimo. Su ámbar, bastante más tibio que el mío, me estudió como si estuviese buscando el truco en lo que acababa de decirle y al fallar acabó por suspirar, regresando las manos a los bolsillos. Soltó una risa por la nariz, giró sobre su eje y regresó a su asiento para ponerse a escarbar en su mochila. —Me lo voy a pensar, Usagi-chan. —Fue todo lo que dijo. Me guardé los caramelos en el bolsillo de la falda, me ajusté la caja del almuerzo bajo el brazo y le acaricié el cabello a Al de pasada, para finalmente dirigirme al espacio de la muchacha nueva. —Hola~ —saludé sonriéndole—. Mi oferta sigue en pie, por si quisieras tomarla. Contenido oculto alto relleno, pero me sirve para dejar a Cay listo para el matadero Insane uwu una jez pa ti
A la final Alek había tomado la rubia como opción, pero qué cosas, ni que yo lo molestara de a mucho. Era cómico y todo, porque no solía ser fastidiosa ni mucho menos, más bien el chico muy irritable pese a que le tenía un cariño inmenso, aunque nunca lo había manifestado, pero bueno, muy en el fondo debía quererme alguito al conocernos hace ya bastante tiempo en el entreno. No presté mayor atención a mi alrededor al subir las escaleras luego de un rato, algo distraída en el móvil hasta que el timbre sonó, iniciando las clases. Tomé apuntes con normalidad, anotando a un lado cosas que creía no saber para quizá después tomarme el tiempo de darle un repaso ligero luego del trabajo, jugando con el bolígrafo entre mis dedos con la mirada hacia el tablero. Recosté el mentón en el dorso de la mano en algún momento y terminé divagando sobre un par de cosas familiares que no venían mucho a cuento, tanto así que ni siquiera me percaté del timbre de la campana, sino hasta que la voz liviana de la chica que me había echado un discurso de tropel el día anterior me alcanzó. —Hola —respondí ladeando ligeramente la cabeza casi buscando intenciones en alguien que parecía un copo blanco andante. Porque no le había creído en realidad eso de que me buscaría al día siguiente, las chicas con las que había compartido en el anterior instituto no eran para nada amables, así que no me esperaba a ésta aquí cumpliendo con su palabra—. Mm sí, estaría bien —le sonreí con ligereza—, ¿te importaría si un amigo se une en algún momento? La verdad dudo que lo haga, pero por si acaso te aviso. Es algo huraño. Lo menciono por si te incomoda ese tipo de gente. No era tampoco como si quisiera exponerla a escuchar improperios del rubio que mantenía tensión encima hasta con una mosca que le volara cerca, así que básicamente dejaba la carta abierta sobre la mesa. .
La energía que había mostrado el chico de los cereales me hizo recordar de golpe el incidente que, la verdad, ya había olvidado bastante entre toda la mierda. Oí su voz a mis espaldas, eso de que nunca le escapaba a un duelo, y me giré una última vez para sonreír ampliamente y alzar el brazo en despedida. Ya tenía la agenda un poquito apretada por el día, pero que no le cabiera duda alguna de que sería mi próxima misión personal buscarlo y, no lo sé, como mínimo aprenderme su nombre. ¡Era gracias a él que ahora tenía almohaditas de fresa! Intenté concentrarme en las clases o algo así, me pregunté cómo andaría Al y recordé lo del club de kickboxing. Podría escaparme a la 3-2 para chequear ambas mierdas antes de reunirme con Emi para almorzar juntas, ¿no? ¡Todo lo que podía hacer en una hora! Seguro sorprendería a más de un mortal. Bueno, igual no quería que me esperara de más en alguna parte así que le envié un mensaje durante la última hora de clases. Emi-chaaaan Tengo que buscar al presi de un club así le digo que me interesa unirme Sólo eso y soy toda tuya, pinky promise! Luego dime dónde estás y yo te busco Apenas sonó la campana, junté las cosas bastante rápido y subí entre saltitos al tercer piso. Si alguien me hubiera destacado la naturalidad con la que Emi se movía en la planta de nuestros senpais me habría reído, porque pecaba exactamente de lo mismo. Asomé el cuerpo por el umbral de la 3-2 y eché un vistazo alrededor. Distinguí a Jez por acá, a Dunn por allá, también estaba Al y le dediqué una sonrisa antes de cargarme los pulmones de aire. —¿Kasun-senpai? —exclamé, sin ninguna clase de pudor—. ¡Kasun-senpai! Contenido oculto Insane y Amane mensaje para mi novia
No era que esperara que el otro me hiciera caso tampoco, es decir, literalmente no éramos nada y si acaso teníamos en común a Al, poco más y quizás ni eso porque aunque yo no supiera, Dunn no lo consideraba casi ni un conocido, con suerte un medio cómplice o carta de emergencia. Poco sabía también que los dos pecábamos de no poner límites hasta que el vaso se nos desbordaba, pero bueno, tampoco podía meterme tanto en las vidas ajenas sin caer mal. La chica me saludó y me sonrió, así que al menos podía pensar que no estaba molesta por haber tenido que posponer el tema hasta hoy. Quisiera o no habían prioridades en la vida, ¡y un cumpleaños era muy importante! Pero ya habiendo pasado, todo volvía a la normalidad y ya tampoco tenía ningún chute de energía encima. La escuché con atención cuando me dijo que si me molestaba que un amigo suyo nos acompañara y se me aflojó una risilla. —No te preocupes, también tengo uno de esos huraños —le dije casi en voz baja, para que Altan no fuese a oírme—. Así que si gusta aparecerse, yo no tengo ningún problema. Acababa de terminar de contestarle cuando vi a Anna en el umbral de la puerta, le dediqué una sonrisa incluso si no me estaba mirando y cuando noté que detenía los ojos en un punto más allá giré apenas la vista para notar que Altan le regresaba la sonrisa. Se puso a llamar a uno de nuestros compañeros de clase y quizás la misma cuota de tensión nos cayó a los dos encima a la vez. ¿Kasun no era el nuevo ese que se medio juntaba con Tolvaj? En fin, yo no era ninguna loca que condenaba a cualquier diablo por sus juntas, si las mías a veces tampoco eran lo que se dice ejemplares. Pasaba que me conocía a Al, así que volví a buscarlo con la mirada, fruncí el ceño y le indiqué con un gesto de mano que se quedara quietecito. Me vio como si fuese un alien, obviamente, pero se quedó en su lugar y echó la cabeza sobre el pupitre antes de ponerse a ver el móvil. Yo acabé por regresar la atención a Manson. —Bien, ¿quieres almorzar en la cafetería de abajo o prefieres algún sitio al aire libre? —pregunté con una nueva sonrisa en el rostro.
Algo de comodidad si me llegó ante su respuesta, no es como si pensara que Alek fuese a llegar de buenas a primeras con su cara de puño a hacernos compañía, pero bien sabía que si lo veía pasar como el animal solitario que se había empeñado en ser el último año por la relación de mierda que había tenido no me iba a quedar callada y lo arrastraría a estar con nosotras, a fin de cuentas ya tenía luz verde por parte de la chica aquí presente que… no recordaba su nombre. Vaya memoria Kathe. Deslicé las pupilas lavanda hasta la puerta por el griterío con cierta cuota de curiosidad. Era una chica bastante pequeña la que estaba ahí llamando a… ¿Kasun? ¿Ese no era el chico de los tatuajes? No era como si fuese difícil grabarlo en mi memoria ante el llamado a lista y la tinta en su cara, además de que algo de curiosidad si me lanzaba el hablar con un chico que decidía aguantar agujas en el rostro para tener tribales. Sin embargo no me percaté de la tensión con el chico de cabello carbón ni del copo de nieve andante, no solía andar por ahí buscando hilos ni mucho menos. Volví mi vista a la chica esperando sus pasos. —Al aire libre. Encerrada ya me la paso la mayor parte del tiempo —comenté un poco en broma pese a ir enserio. Me levanté del pupitre lanzando las hebras negras hacia mi hombro izquierdo, sujetando el pequeño compartimiento en donde traía mi almuerzo. >>Te sigo. Contenido oculto Puedes arrastrarla si quieres <3 Lo que había pasado con Dante en el gimnasio lo resguardé por allá en la puta mierda de mi memoria, casi como obviándolo para no tener que recordar que había soltado un poco la lengua con un tipejo vulnerable a medio andar, lo único rescatable es que no me caía nada mal, así que probablemente le buscaría en algún momento para charlar sobre cualquier cosa que no tuviese que ver con mi viejo y la historia de mierda que me esperaba en un futuro. Deslicé el pulgar por el móvil, escribiendo un mensaje. Hey Cathy, ¿qué tal suena la piscina para almorzar? Me cagaría de la risa si me diese cuenta que mi gemelo estaba pensando el mismo sitio que yo para pasar el receso. Envié el texto mientras escuchaba la música en mis tímpanos, tamborileando con el zapato contra el borde del pupitre a lo que el cabello rojo captó mi atención, recordándome toda la vuelta que traía desde el día anterior por lo que Tolvaj me había soltado, volviendo mi sonrisa sátira al rostro por mero vicio al regresar mis pupilas a la pantalla para bloquearla y guardármelo en el bolsillo. En cuanto me iba a levantar del pupitre me saqué los audífonos, llegando a mis tímpanos el griterío de una chica llamándome; busqué su silueta sin prisas y elevé ligeramente las cejas al dar con ella. Era pequeñita, menuda, con un rostro bastante bonito, y una energía de esas hiperactivas que no veía hace no sé cuánto. Fue entonces que pensé el por qué me estaría buscando la niña hasta que recordé lo del panfleto del club. A ver si tenía algo de suerte. Enterré las manos en los bolsillos luego de colgarme la mochila de cuero en el hombro, caminando hasta ella. —Ese soy yo —hablé como si nada, apenas percibiendo el intercambio de miradas del amargado de la clase con el que nunca había hablado y el conejo blanco. Pero bueno, que falta de confianza~ —¿Para qué me necesitas o qué? —cuestioné burlón señalándome los oídos, como quien dice que casi lo dejan sordo. Contenido oculto Nekita mensaje para la Cathy <3
Al me regresó la sonrisa, en líneas generales lo veía ¿bien? Dentro de lo que cabía, claro, así que decidí que no había nada de lo que preocuparse. Lástima que no llegué a ver también a Jez, o de lo contrario la habría saludado. Luego me empeciné tanto en mi objetivo que, obviamente, pasé de largo la tensión de ambos. A ver, ni siquiera sabía de las pintas o la reputación de Kasun, si acaso me imaginaba a un chico delgado y con cara de, no sé, que le gustaba hacer ejercicio. Fue gracioso, me quedé mirando a Zeldryck no porque hubiese adivinado que se dirigía a mí, sino por los tatuajes que tenía en la puta cara. Parpadeé, irguiéndome un poquito por reflejo al hablarme, y no tardé en echarle encima todo lo que iba pensando. No, si total de vergüenza o modestia yo no sabía nada. —¡Tienes tatuajes en la cara! —indiqué sorprendida, como si seguramente no se lo dijera todo Dios, y me concedí la libertad de inclinarme hacia adelante, de puntillas, para verlos un poco más de cerca—. Pero son, tipo, ¿de verdad? ¿O son de henna? Bueno, definitivamente no vienen así en las gomas de mascar. Solté una risa fresca, como considerándome culpable de los gritos, y entrelacé las manos a la espalda, balanceándome un par de veces en mis talones. ¿Que si un poco apestaba a peligro, locura, imprudencia o todo junto? Bueno, sí, pero casi todos mis amigos eran de pandillas. Nada más que agregar. —Te estaba buscando por el anuncio del club, el de kickboxing. ¡Me interesa mucho, senpai! Practico kickboxing desde hace un par de años y no sabía que aquí había material, ¡de lo contrario te habría robado la idea! Contenido oculto gracias por ayudarme a procrastinar, su contribución a la causa no será olvidada
¿Tatuajes en toda la cara? Bueno linda, eso era más que obvio~ Acentué la sonrisa ladeando el rostro ligeramente al parecerme de buenas a primeras una niña que podía representar perfectamente un torbellino de energía, provocando que el senpai me sonara hasta cómico a diferencia de cuando lo decía Kurosawa, sin moverme un puto milímetro pese a que se había inclinado hacia adelante. Si yo de por sí no solía tener problemas con la cercanía de las personas, y mucho menos si venía de parte de una señorita. —Bueno, si quieres saber si son de henna o de verdad siéntete libre de tocarlos —comenté relajando los hombros como si fuese lo más normal del mundo. Si era curiosa no sería yo quien le cortaría el rollo ni mucho menos aunque hubiese alguien por ahí clavándome la mirada en la espalda. Para lo que me importaba. —¿Ah sí? Parece que me adelanté entonces con la idea —solté burlón, sintiendo en realidad un gramo de satisfacción al lograr pescar a alguien realmente interesado en participar, además de que según sus palabras tenía experiencia y todo. Quién sabe. Quizá podía seguirnos el ritmo a ambos. Saqué el móvil del bolsillo para extendérselo con la carpeta de contactos abierta, así al menos podría escribirle en el momento en que iniciaran las actividades luego de ir al salón de los docentes para que me asignaran un día en concreto para llevarlas a cabo. —Bienvenida al club entonces, whirlwind. ¿Tan rápido poniéndole un mote a la tipa? Pues sí.
Contenido oculto: uuups ¿Hasta qué punto un imbécil era capaz de replicarse desde espectros completamente disímiles? Como si usáramos un mecanismo de copia absurdo, hasta desgastarlo, dejarlo inútil, o como si fuéramos punteros láser deslizándose por todo el maldito campo con el frenesí de un animal histérico. Saltando de consciencia en consciencia o fragmentos de personalidad, quizá sólo nos moviéramos según los recuerdos que se iban activando entre el mar de voces, manos y rostros. Y quizá, sólo quizá, en algún punto surgiera algo medianamente coherente y estable de todo el desastre. Aún no me enteraba. ¿Que le tocara el rostro? ¿De qué iba el cabrón este? Claro quedaba ya que no tenía problema alguno con la invasión del espacio personal, si no había retrocedido ni medio milímetro en cuanto me acerqué como si fuera mi puta propiedad. Me tragué las ganas de echarle encima una auténtica sonrisa burlona, pero quizás algo se me coló, ni idea. —¿Eh~? ¿Se nota la diferencia sólo al tacto? —pregunté con la liviandad que llevaba mostrando ¿desde el martes? Como si todo fuera bien. Como si no ansiara destruir el mundo entero. Encajar los dientes. Reducirlo a cenizas. Asentí con simpleza a lo de que se me había adelantado. Nada que hacerle, ¿no? Al menos agradecía que alguien hubiera tenido la idea, me entusiasmaba entrenar también en la escuela. Qué sé yo, mi entrenador del gimnasio últimamente me parecía un gatito asustado. No podía culparlo del todo, la verdad, no con la violencia que, sabía, le había estado imprimiendo a mis golpes, pero eso no quitaba que se me estuviera quedando por detrás. Acepté su móvil y me agendé con dedos veloces bajo el nombre de "Anna" a secas, que igual pintas de japonés no tenía ni por mi madre y sólo me apeteció y ya. Parpadeé al oír el mote que me había clavado, confundida de primera mano, pero luego sonreí amplio y quebré la muñeca para regresarle el aparato. —Gracias, gracias, muchas gracias. —Crucé los brazos bajo el pecho y eché un vistazo hacia las escaleras—. ¿Entonces hay equipo? En el gimnasio, ¿no? Así luego le echo un vistazo. No que pudiera arrastrar a Emi o similar para ayudarme a dar un par de golpes, no con la fuerza estúpida que siempre aplicaba, pero al menos para chequear que estuvieran en buen estado y, qué sé yo, verlos y punto.
Poco sabía yo que el que parecía la sombra deprimente de la clase con cara de culo era su novio, o su casi novio, o amigos con derechos, vete a saber la mierda trazada entre estos. Aunque si lo hubiese sabido tampoco es que le dejase de tirar los perros como solía hacer con todo lo que se moviera, a menos que ella fuese la que me pusiera el freno, además solo había que mirarla, ahí balanceándose sin darse cuenta que le estaba coqueteando, ni modo, tenía que aprovechar las vistas como el maleducado de mierda que era. Y por puro vicio me pregunté si Tolvaj se estaba tirando el espectáculo o ya se había largado. —Sí, igual tengo en el pecho, la espalda y los brazos, por si algún día quieres saber si también son henna o tinta. Me había dado hasta una idea para implementar con el principito en otro momento. Vaya creatividad que me cargaba para no aburrirme con nada. En cuanto recibió el celular corrió con los dedos como lo hacía con la lengua al hablar con semejante energía que ni por el putas me cargaba ni siquiera yo, y eso que bastante tenía, pero ésta me sobrepasaba por tramos eternos si tenía que compararlo. Lo recibí de regreso mirando el nombre para llamarla por el mismo, notando el que tenía el mismo nombre que la rubia de mi clase. Que para variar, ninguna de las dos tenían pinta de japonesas. —Apenas se está conformando el grupo, pero con mi hermano probablemente estemos pasando el rato, así que te escribo cuando lo hagamos para que te des una vuelta ya sea a vernos o a mostrarnos lo que tienes. Las emociones de mierda en realidad. Esas que incitaban a pegar hasta agotar cada gramo de energía. Algo que no se me escapó para nada fue el color del fuego salir por la puerta, pasando justo por nuestro lado al notarlo de soslayo. Pero si el ratoncito se me iba a escapar y yo aquí ocupado con la chiquilla del club, bueno, tampoco es como si ya con la información brindada tuviese que hablar de algo más con ella. —Un placer Anna~ —salí de su camino para echarme a andar por el pasillo, volviendo el móvil a mi bolsillo y de paso enterrando la mano dentro.
En cuanto sus facciones se suavizaron preguntando por el nombre me limité a asentir ligeramente, aflojando el agarre entre mis dedos para que ella se adueñara del bento, distrayéndome un poco al posicionar mi mirada en las ventanas cercanas como solía hacer denotando pajaros volar de aquí para allá hasta que la escuché hablar nuevamente, volviendo mi atención hasta ella, elevando las cejas ligeramente. Mi hermano tenía razón, el club había atraído más la atención de las chicas al ya tener cuatro interesadas de forma oficial. Sin duda no me lo hubiese esperado. —Estás buscando a mi gemelo entonces~ —me incliné un poco a su lado para mirar dentro del salón de clase. Zeld estaba con los audifonos en los oídos, así que de aquí a que nos escuchara terminaríamos plantados contra el suelo—. Ven, sígueme —la miré sobre el hombro con una sonrisa cálida en los labios. Caminé hasta él esperando los pasos de Sallow tras de mí. Fue entonces que Zeld giró la cabeza con la sonrisa torcida decorándole el rostro como de costumbre, mirando a Lena y luego mirándome a mí. —Uy, y yo que creía que solo andabas con Shiori~ —Está interesada en el club —murmuré notando la hora en el móvil de éste—. Sallow te presento a Zeldryck, mi gemelo. Si te molesta me lo dices, es un poco cansón —comenté un poco rieuño—. Voy a hacer algo antes de que empiecen las clases, así que te veo al rato si te parece, podemos almorzar con Ankoku, te invito una bebida si te unes al club. Me ofrecí un poco en hacerlo al sentir que estaba siendo algo descortés al dejarla ahí cuando acababa de conocerla, girándome bajo la atenta mirada de Zeld como si quisiera decirme algo antes de irme pero lo dejé pasar al caminar con algo de prisa ya que no faltaba mucho para sonar el timbre, andando por el pasillo para después perderme por las escaleras hacia el segundo piso. Contenido oculto Zold hablando con puras waifus? sí El bebé dejando a Lena sola con Zeld? también Sorry por el doble post, de nuevo</3
Definitivamente ese chico debía ser un ángel caído del cielo o algo, porque contra todo pronóstico sabía perfectamente a quién debía acudir. ¿Su hermano gemelo? El mundo era un pañuelo. Asentí sin más, y le seguí hacia el aula al que pertenecía. Allí efectivamente se encontraba alguien idéntico a él de no ser por los tatuajes en el rostro y, quizás, aquella sonrisa que llevaba dibujada, tan distinta a la que Zoldryck acababa de mostrarme. ¿No serían polos opuestos acaso para ser tan similares? —No hay problema —Le resté importancia a su repentina ausencia, siguiendo al chiquillo con la mirada apenas para volver la vista hacia el hermano. ¿Almorzar juntos con Ankoku? En fin. Recargué la cadera en el borde de su pupitre y crucé los brazos bajo el pecho, observando al tipo desde arriba con desinterés—. Lo que dijo, ¿algún formulario que rellenar? Puedo pasarme más tarde. Al tipo se le veían las pintas de que no era trigo limpio desde aquí pero estaba demasiado acostumbrada a los de su calaña como para inmutarme por los tatuajes. De modo que me permití que una ligera chispa de diversión se colase en mi voz al volver a abrir la boca. >>¿Al menos sí llegaron a cubrir el mínimo de integrantes? Contenido oculto Si no diese tiempo o whatev puedes cortar cuando quieras uwu
Antes de que Zold entrase por la puerta estaba justo escribiéndole un mensaje, pero como si fuesen cosas del diablo o quién sabe quién putas su presencia me llegó de lleno, haciéndome torcer la mirada hacia ellos, denotando a la chica de cabello castaño, deparando por un momento en sus ojos que de lejos estaba por ser similar al perido de Tolvaj, encuadraba en un esmeralda más bien. Pero mira nada más que belleza, ¿quién diría que mi hermano estuviese dando con una joyita tras otra? Primero Shiori, ahora ésta, y había mencionado una tercera. ¿Ankoku? No me sonaba de nada, pero mira que si me la presentaba tampoco me quejaría. Solté el comentario de mierda pero parecía que iba de afán, solo esperaba que no tuviese nada que ver con la reciente presencia de Sean. Bloqueé la pantalla del móvil en lo que echaba la espalda contra la pared sin levantarme de la silla para mirarla desde abajo aún, disfrutando las vistas. Quién diría que el club llamaría la atención de algunas chicas, y cagándome de la risa estuviese si supiese que mi gemelo había pensado exactamente lo mismo hace poco. Seguí sus movimientos como el vicioso que era al estar ella cruzando los brazos bajo el pecho. Pero bueno linda, que el vocabulario no verbal resultaba de lo más obvio. ¿Creando una barrera tan rápido entre ambos? Coloqué el zapato en el borde de mi silla, recostando el antebrazo derecho sobre mi rodilla. —Formulario aún no, eso lo hago yo —con la izquierda le extendí el móvil que estaba sobre la madera—. Solo necesito tu número, les estaré avisando por mensaje cuando iniciemos, quizá arme un grupo. La sonrisa se acentuó ante la diversión en su voz. ¿Qué hacía un gato arisco tratando de burlarse del bufón por excelencia? —Sí, desde ayer~ —pestañeé con parsimonia—. ¿Vas a la clase de mi hermano o qué? No me importaría almorzar con ellos, ya que estábamos.
El tipo parecía en su puta salsa, solo había que verlo. Tan solo le faltaba ronronear. Le sostuve la mirada, impertérrita, como si no se estuviese recreando con las vistas y simplemente extendí la mano para tomar el teléfono que me tendía. Si mis murallas se habían relajado medianamente con presencias como la de Zoldryck, volvían a redoblarse de vuelta. No podía pedirme bajar las barreras cuando parecía atravesarlas con la mirada el cabrón. —Ahí te va —Deslicé el teléfono de vuelta sobre la mesa, dirigiendo la tormenta eléctrica de vuelta a su ámbar—. Se supone que también ando en el club de radio, así que ya veremos la disponibilidad. Si el club no llegase a funcionar o de plano no existía debía reconocer que era una ingeniosa forma de conseguir el número de la gente sin más. Tampoco me iba a poner de conspiranoica, me importaba una mierda realmente lo que hiciera con él en tanto no me tocara las narices. Así de simple. >>Vamos al mismo aula, sí —respondí y me ajusté la cartera, deslizando la melena castaña sobre mi hombro. Supongo que debía concederle el almuerzo por los favores que me hizo—. Me vas avisando. Le eché un último vistazo al tipo antes de dar media vuelta y abandoné el aula. Tampoco me apetecía charlar habitualmente, menos con aquel tipo, pero bendita sea mi suerte. Porque del almuerzo nadie me salvaba.