Aula 3-2

¿Una entrevista? Vaya, qué pereza. ¿Una entrevista a mi madre? Eso sonaba un poco mejor. Me había distraído jugueteando con mi propio cabello mientras lo oía hablar y sonreí, ligeramente divertida. Pero ¿de dónde había sacado la información, ahora que lo pensaba? El señor validaciones parecía tener todo bastante armado en su cabecita ya, ¿era un empollón o sólo quería sacarse el trabajo de encima? Entrecerré los ojos para escrutarlo, aún si era pura coña con sus gafas negras de por medio, como si estuviese intentando adivinar sus motivos ocultos, leer su alma o alguna tontería del estilo.

—Why not, she's gonna fuckin' love it —accedí a la entrevista, encogiéndome de hombros, y una risa me vibró en la garganta—. Qué diligente, Whitey, a poco ya tienes la transcripción hecha y todo.

No necesitaba ni preguntarle para saber que le encantaría tener a un puñado de adolescentes haciéndole preguntas que le permitieran hablar de ella. La señora se adoraba y yo adoraba que lo hiciera, su optimismo era muy contagioso. Estaba dejándome el cabello en paz cuando el chico atendió a la música que sonaba y reconoció mi buen gusto. ¡Ah, un iluminado! Mi sonrisa se ensanchó y cargó consigo una chispa de alegría genuina.

—I really like this one —acordé, y desbloqueé mi móvil para dárselo—. A ver, pon una canción y la gran Abby se encargará de juzgarla. ¡Pero! —Alcé el dedo índice, suspendiendo una pausa dramática—. Tiene que ser una canción que creas que va a gustarme.

¿Era una condición que tuviera sentido, siendo que llevábamos cinco minutos de conocernos? Quizá sí, quizá no. El instinto no tenía por qué fallar, ¿verdad?

 

Accedió a mi petición sin confirmarlo realmente y aguardé, volviendo a apoyarme en mi mano. Era alguien que vivía a su ritmo, eso o yo tenía poca paciencia, pero de todos modos estaba funcionando a media máquina y el suspenso no me resultó demasiado pesado, sólo me recordó el sueño que tenía. Cuando respondió solté una risa nasal. ¿Me veía muy enérgica, decía? ¿En este estado de trapito humano?

—Oh dear, you have no idea —murmuré, riéndome entre dientes, y su idea me hizo enarcar una ceja—. Hombre, si te van los castigos y eso te paso el número de alguien que conozco. Y sobre lo otro... —Ladeé apenas la cabeza, ensanchando la sonrisa—. How 'bout a pat pat? Or twenty bucks, whatever pleases you.

Reconocí casi al instante la canción que escogió, era de las más populares de los Arctic. Mis uñas se sincronizaron al ritmo de la melodía inicial y cerré los ojos algunos segundos, con la sonrisa pegada a la cara.

—The mirror's image, it tells me it's home time but I'm not finished, 'cause you're not by my side~ Ah, esta es buena. ¿Te gustan los Arctic, entonces? Hace algunos años fui a verlos. Man, that was a blast. —Le eché un vistazo a la pantalla sin un motivo concreto, apareció la portada monocromática del álbum y conecté ideas de forma un poco extraña—. Oye, ¿por qué las gafas? ¿Tienes los ojos muy sensibles?

 

El fin de semana no había sido para nada cómo lo había planeado, aunque mentiría si dijese que no había sido mucho mejor que eso. Al parecer, Emily había planeado hacer una pijamada el sábado por la noche con Anna, y ambas decidieron invitar también a Kashya, quien aceptó la oferta ante mi inevitable sorpresa por ello; me alegró que lo hiciera, eso sí. Asumí que pasaría esa noche solo, probablemente viendo algún programa absurdo en la tele o viendo alguna serie de esas a las que no les prestaba demasiada atención, por lo que grande fue mi sorpresa cuando, por azares del destino, acabé teniendo que montarme toda una cena improvisada para que Morgan viniera a pasar la noche conmigo.

Nos lo pasamos realmente bien, o por lo menos yo lo hice, y aquel mismo sentimiento de satisfacción siguió alcanzándome hasta el lunes, haciendo que el principio de semana ni siquiera se me hiciese tan pesado como otros lo habían sido. Y exactamente por ese mismo motivo fue que decidí plantarme en el aula contiguo durante el receso, habiéndome parado en el umbral de la puerta para buscar a Maze con la mirada antes de introducirme para acercarme a él, junto a una sonrisilla divertida.

—Creo que tú y yo habíamos quedado debiendo una cita, si no recuerdo mal~ —canturreé, justo después de haberme sentado en la silla que había delante de su pupitre y haber apoyado los brazos sobre la superficie de madera.

¿Por qué? Ninguna motivación en particular, solo me apetecía pasar el rato con él~

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Zireael heyo, vengo a recoger a la mitad de mi cita uwu7

 

La verdad era que me había hecho bastante el tonto con el proyecto, un poco sin querer y otro poco a conciencia. Quise pensar que las opciones de entrevista saldrían de los demás, porque incluso si quisiera no conocía a nadie que valiera y pues nada que hacerle. Igual trataría de dar señales de vida pronto, pero con el lunes por delante lo dejé estar un día más, como buen procrastinador.

Cuando la campana sonó noté a Sonnen hablarle a Swallowtail, luego que este se fue con Vólkov y algunos minutos más tarde Ilana se levantó. Me saludó antes de irse, le sonreí en respuesta y me quedé en mi pupitre bastante adormilado, me gustaba el clima cálido, pero también era cierto que a veces me ponía un poco lento.

Dormiteé un rato más, pero abrí los ojos poco antes de que Kenny apareciera por la puerta y apenas reconocerlo, incluso antes de que se acercara a mí, alcé la cabeza. Apenas estuvo conmigo reflejé su sonrisa sin darme cuenta y eché el peso sobre el espaldar de la silla.

—Recuerdas bien —respondí bastante espabilado de repente y me reí por lo bajo—. Imagino que estás aquí para cobrar tu vale por la cita en cuestión.

La tontería era eso, una broma de principio a fin, bueno, más o menos. Tal vez era una broma en tanto él lo pensara como tal, al final la interpretación estaba completamente sujeta a él. El asunto fue que volví a despegarme del respaldo, todo para inclinarme un poco en su dirección, y una sonrisa suave me alcanzó el rostro.

—¿Sugieres algo en particular, Kenny~?

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*chillidos incomprensibles*

 

No había podido ver el cambio de expresión que David había tenido ante mi llegada, pero eso no implicó que no fuera consciente de la sonrisa con la que me recibió en su espacio. Seguí con la mirada el movimiento que hizo al echarse hacia atrás, notando como mi propia sonrisa se ensanchaba al recibir una confirmación de la cita por su parte, y asentí un par de veces con la cabeza cuando quiso saber si estaba ahí por ese motivo.

No me inmuté demasiado cuando lo vi echarse hacia delante de nuevo, acortado la distancia entre nosotros de manera bastante evidente, así como tampoco me preocupé por disimular que había entornado los párpados al recibirlo de vuelta en mi espacio. Me era difícil definir hasta que punto todo aquello era solo una broma para mí, o si había algo de realidad en toda la tontería, pero lo que sí podía asegurar era que me sentía muy cómodo en su presencia; por ese mismo motivo me permitía tantear los límites con tanta facilidad, quizás.

—Había pensado en decirle también a Sasha, si no te molesta —admití tras recibir su pregunta, suavizando la expresión a una más natural—. No la veo desde el campamento y... hay buen rollo entre los tres, ¿cierto? Could be fun~

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si quieres, puedes ir llevándolos al pasillo o directamente a la 3-1, cómo prefieras <3

 

Linda ingresó a la clase tarareando una canción en voz baja, dejó sus carpetas sobre el escritorio y, al girar hacia sus estudiantes, la típica bata de laboratorio que llevaba siempre trazó un breve círculo a su alrededor. Parecía estar... contenta. Aunque sus motivos tendían a desviarse de la media.

—Bienvenido, Dougal-kun —saludó al chico nuevo, repasando una información en sus papeles brevemente—. De Escocia, ¿cierto? Es un largo tramo...

Se quedó pensativa unos segundos y luego, de repente, deslizó la mirada a otra de sus alumnas.

—Miller-san, ¿serías tan amable de ayudarlo a adaptarse?

—Aye, sir! —exclamó Abby, despreocupada, ante lo cual Linda asintió, satisfecha.

Con eso concluido, sólo quedaba dar inicio a las clases.

 

Cuando sonó la campana tardé un rato en pensar qué hacer o cómo hacerlo, al final no llegué a ninguna resolución que tuviera sentido y como nada tuvo sentido pues opté por hacer lo que se me antojara, como casi siempre. Tomé mis cosas, incluida la llave del club y los pocky, y me encaminé hacia las aulas de tercero, masticando uno de los pocky. En el pasillo noté a Alisha con Fujiwara, pero estaban en su cosa... que era básicamente Ali medio muerta en la ventana, así que pasé directo. Al llegar a la 3-2 casi choqué con Altan, que iba saliendo escribiendo mensajes, y despegó los ojos del aparato para mirarme.

No dijo nada, yo tampoco y siguió su camino dejándome libre el paso. Entré, saludé a Vólkov que estaba en su lugar con las facciones algo comprimidas, y me acerqué a Paimon que lo había visto de inmediato de por sí. ¿Mi plan cuál era? Ni idea, la verdad.

Mastiqué lo que quedaba del pocky que traía en la boca, apoyé las caderas en el pupitre de enfrente y miré a Paimon luego de hacer un recorrido por el salón. No estaba Cayden, tampoco la rubia del otro día que asumí era compañera suya de clase, ni Suiren así que no había más personas que saludar.

—¿Te vas a echar el receso aquí? —pregunté sin más—. ¿Hoy te mandaron el almuerzo cocinado o a medio camino?

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Insane asumí que Pai seguía aquí, si estoy muy pendeja me dices y muevo/edito el post (??

 

¿Me habían encargado un tour? ¿De veras? Oh god, that was, like, tons of responsibility! Kinda. Me estiré hasta encontrar la cabeza del chico nuevo, cosa de identificarlo, y me dejé la notita mental de buscarlo cuando empezara el receso. Aún recordaba el recorrido que me había dado Mason por aquí, ¿debía usarlo de guía? Espera, ¿usar de guía la guía? Tenía sentido, ¿eh?

Smart Abby!

Igual debí pegar mejor el post-it mental, porque para el campanazo tenía tanta hambre que casi me olvidé de las toneladas de responsabilidad que había aceptado... allegedly. Lo recordé cuando ya estaba en el umbral de la puerta, me frené de golpe y giré con el mismo ímpetu. Aproveché el chutazo de energía para ir hasta el pupitre del chico nuevo, estampar las manos en su mesa e inclinarme hacia él.

—You, responsibility! Come with me!

 

Casi después de que saludé a Vólkov la chica se levantó, se fue y desapareció en el pasillo y pensé que, bueno, seguro la estaba pasando un poco mal con Altan que no era un genio de la comunicación. Hiradaira había faltado a clases, luego no sabía qué más podría haber pasado, pero sí que se notaba apagado. Relativamente saludable, pero apagado aunque lo cierto era que siempre había tenido pinta de ir subido en una nube bastante gris.

Ya acomodada en el pupitre la respuesta de Paimon me estiró una sonrisa en el rostro, ligeramente divertida, y solo despegué la atención de él cuando Zeldryck apareció y me saludó, así que alcé la mano con tal de regresarle el gesto. Mi sonrisa se ensanchó aunque no perdió suavidad, me encogí de hombros para restarle importancia, aunque verlo me recordó que seguía sin haberle dado las gracias a su hermano por los pocky.

Una vez se retiró volví la mirada a Paimon, me despegué del pupitre y me saqué la llave del club de cocina del bolsillo de la falda. Dejé el objeto balanceándose levemente en mi dedo, como un péndulo, y señalé el pasillo con un movimiento de cabeza.

—Empezando porque describiste la comida de la cafetería como mediocre imagino que debe ser casi una tortura —resolví con simpleza—. Acompáñame a la cocina. Veremos qué podemos hacer para que tu paladar no sufra tanto con la comida de la escuela.

 

El paso del tiempo me resultó lento, conforme las horas avanzaban sentía más cerca mi propia decisión y sentía cómo el cerebro se me volvía aire. Tenía las ideas algo desordenadas, así que me aferré a la charla con Anna, a los recuerdos inmediatos, porque me resultaban más claros que cualquier otra cosa.

Cuando la campana sonó me enjuagué los ojos con algo más de fuerza de lo que pretendía. Afuera se notaba la brisa, el cielo seguía despejado y en resumidas cuentas era un buen día, además con problemas o sin ellos seguíamos con un proyecto por delante, así que saqué el móvil del bolsillo, solo entonces me di cuenta de que había dejado a Cay colgado y para cuando entré a la clase él no me dijo nada, porque nos quedaba poco tiempo supuse.

En cualquier caso, lo que hice fue buscar el chat de Yuta y le escribí sin demasiada prisa, no se me ocurrió que afuera en el pasillo había una comitiva de lo más variopinta, pero en fin. Me quedé en mi asiento, tecleé y percibí el chispazo rojo que se acomodó en el pupitre frente a mí aunque no me interrumpió.

Hola de nuevo, espero que estés bien
Mi tío confirmó que puede ayudarnos estos días que quedan de la semana
También el finde pero eso implicaría que vayan todos a mi casa
No sé hasta dónde les parezca cómodo
Quedo atenta a lo que te parezca mejor, hablaré con los demás

Al bajar el móvil al pupitre alcé la vista a Cayden, que había apoyado las caderas en la mesa de enfrente, y me miró apenas percibió que había terminado lo que estaba haciendo. Su sonrisa fue cálida y tranquila, así que la reflejé sin demasiado problema.

—Perdona por no responderte temprano, se me olvidó. —Él negó con la cabeza, restándole importancia, y para no repetir la parafernalia le mostré los mensajes que acababa de mandar—. ¿Te queda mejor algún día en particular?

—El que decidan los demás está bien —contestó volviendo a quedar en el punto muerto que impedía tomar decisiones claras—. ¿Estás segura de lo otro? De ofrecer tu casa.

—¿Y por qué no? —reboté de inmediato.

—Porque somos unos burros sociales —escupió de inmediato sin detenerse a decorarlo ni nada y parecía tan serio al respecto que tuve que tragarme una risa—. Nada, igual dudo que sea la opción predilecta. Solo decía, haremos lo que quede más fácil para este grupo.

—¿Puedes decirle?

—¿A Sugawara? —Asintió con la cabeza luego de preguntar.

Despegó el cuerpo del pupitre, hundió las manos en los bolsillos y cuando estaba por irse sus ojos se distrajeron en algo detrás de mí. La silueta de Altan pasó a mi costado, pretendió continuar su camino y yo respiré con la pesadez suficiente para que Cayden me mirara como si fuese a iniciar el maldito fin del mundo al hablar, el temor en su cuerpo fue bastante palpable por alguna razón. Alcé la voz, llamé a Al y él se pegó al suelo de inmediato, girando el cuerpo en mi dirección.

—¿Podríamos irnos juntos después de clase? Quisiera hablar contigo.

Trastabilló aunque no mostró nada particular en su mirada o su cuerpo más allá de eso, de esa duda repentina, y asintió con la cabeza. Para cuando pretendí buscar a Cay con la vista me di cuenta que el niño se había esfumado, Altan siquiera reparó en su presencia y mucho menos ahora en su ausencia, se quedó estaqueado unos segundos más, pero luego retomó la marcha muy despacio.

—Nos vemos entonces, Jezzie. Suerte con tu proyecto.

—Igual con el tuyo, cielo.

Me desinflé los pulmones, me enjuagué los ojos otra vez y me quedé sentada en el pupitre. Suponía que la vida se trataba de esto, de hacer malabares entre los problemas personales, las responsabilidades y el resto de cosas, así que no había mucho que hacerle.

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Gigi Blanche man la gracia que me hizo ver el post mientras yo venía en full modo académico
belu: *un intercambio todo shady en el pasillo*
jez en su mundo de ignorancia: what about school guys

so there's that, pa joder Yuta y si te parece asumir que Cay en efecto le pidió el número de Haru a Ko at some point de estos días, le cae mensaje de Cayden diciendo básicamente lo mismo

como es relleno multipropósito Bruno TDF ahí te queda la jezzie *c desvanece*

 

Estaba muy entretenida scrolleando por Pinterest y escuchando música en mis inalámbricos cuando, quién sabe con cuánto delay, noté que alguien se detenía junto a mí. Alcé la mirada, dándole dos golpecitos a uno de los auriculares para pausar el sonido, y la sonrisa me iluminó el rostro al ver que se trataba de Alek. Estuve a punto de saludarlo, de hecho me quedé con la boca abierta, pero él me ganó de mano y se limitó a pedirme las llaves de la multimedia. Anda, ¿ni un buenos días?

Recargué el rostro en mi mano, solté el aire por la nariz y lo recorrí con la mirada, balanceando la pierna que tenía apoyada sobre la otra. Reparé más que nada en sus manos, pero allí sólo llevaba su almuerzo y nada me dio indicios de lo que planeaba hacer allí.

—¿Y por qué debería hacerlo? —repliqué, modulando mi sonrisa a una más relajada pero aún así divertida.

 

Me quedé en mi pupitre sintiéndome más ansiosa de lo que me habría gustado, sentía el cuerpo inquieto, el corazón acelerado y el pecho comprimido. Sabía que esto era lo correcto, incluso lo normal y esperable, pero existía en el mundo junto a un deseo enfermizo de no incomodar a una sola persona en el mundo, era un deseo real e insensato, ¿pero siquiera podía modificarlo? No tenía la menor idea de cómo había surgido y mucho menos cómo modificarlo.

Algunos minutos después busqué mi almuerzo, lo saqué para dejarlo sobre la mesa y me puse a pensar si quería quedarme aquí o salir, algo de lo que no estuve segura en realidad. Fue entonces cuando noté el chispazo blanco de Vero, que no tardó mucho en llamarme, y giré el rostro en su dirección ya con una sonrisa puesta aunque me sorprendió ver que traía a Beatriz consigo.

Viniendo de alguien como ella, que parecía naturalmente ansiosa, haber venido hasta aquí me pareció un gesto muy bonito. Regresé su saludo, la sonrisa se me ensanchó al notar el beso que me envió Vero y la despedí con un movimiento de mano antes de acercarme a Beatriz, mientras lo hacía un muchacho pelirrojo entró a la clase y pasó junto a Bea, pero giró el cuerpo a ella para saludarla con una gran sonrisa.

—Bea~ —canturreó de lo más contento—. Disfruta el receso.

Su saludo fue bastante fugaz, pues recorrió el espacio hasta encontrarse con Ilana y abordó a la chica sin mucho problema, así que yo regresé la atención a Beatriz. Me levanté, tomé mi almuerzo y me acerqué a la chica con calma.

—Hola, cielo. Me alegra mucho verte aquí, ¿cómo estás?

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en algún momento del día Jez verá los mensajes de Verito uwu

colé ahí a rowan porque escribí en el post de la 3-3 que se metía a la 3-2 (? y obviamente no ignoraría a bea

 

Dijo que su pedido respondía a un motivo obvio y yo sacudí la cabeza con vehemencia y la sonrisa bien plantada en la cara, más que entretenida llevándole la contra. De cualquier forma, excluyendo mi deseo de molestarlo, en verdad no sabía por qué necesitaba la sala multimedia. O sea, podía imaginar un montón de posibilidades, pero eso no lo volvía obvio, ¿verdad? Noté la forma en que volteó el rostro hacia la puerta y no comprendí el motivo, aunque tampoco llegué a la conclusión de que anduviese jugando a las escondidas con nadie. I wasn't that smart, you know?

En resumen, me quedé esperando a que siguiera encontrando la forma de convencerme. Frunció aún más el ceño y las mejillas se le tintaron, y me pregunté qué tonterías estarían cruzando su cabecita. Mi sonrisa se ensanchó apenas y al final recurrió a la infalible y devastadora carta del poder de la amistad. Por la gracia estiré el suspenso un par de segundos más y finalmente desarmé mi posición, recogiendo algunas de mis cosas: el móvil, la caja de los airpods, y extraje las llaves de la mochila.

—Okay, fine —accedí, incorporándome, y lo giré de los hombros para hacerlo caminar frente a mí—. Vamos, vamos.

Él conseguía acceso a la multimedia y yo resolvía el misterio de cómo ocupar mi receso. Win-win, right?

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si quieres los puedes ir moviendo hacia abajo JAJAJA