Aula 3-2

El almuerzo con Hubert había estado bien, me sentía bastante cómodo con el chico, lo suficiente para inventarme más de una tontería así que para mí contaba como triunfo. Sin embargo, esta escuela tenía una manía con... no sabría si llamarnos Mudbloods al mejor rollo Harry Potter, en plan insultándonos, o lanzarme al otro extremo absolutamente, al de los Blue Bloods y ponernos en un altar. En su defecto el punto era el mismo, que los de admisiones parecían empeñados en replicar las sombras en un espacio académico y, vaya, igual estaba un poco hasta los huevos.

Ayer cuando Ivanova apareció por la puerta se me anudó el estómago, porque una cosa era estar aquí metido con Sonnen en su perpetua neutralidad hasta que le tocaban a Anna, lesser Fujiwara y otros más del calibre de Arata. Era soportable, manejable y podía ignorarlo una buena parte del tiempo, pero escuchar el apellido de la chica era el equivalente de que me pusieran a trabajar de nuevo con Shinomiya. Una molestia evitable, si uno tenía algo de decencia.

En el momento no reaccioné visiblemente, si acaso agradecí que le hubiesen lanzado la pelota del tour a Eun-bi y me permití el privilegio que no llevarle el apunte a la chica en las horas lectivas de ayer y las de hoy. De por sí no tendía a hablar demasiado con mis compañeros, así que era lo normal, pero no podía negar que estaba tenso.

Cuando sonó la campana recogí mis cosas, metí el cuaderno en el espacio bajo el pupitre y cuando me incliné para buscar mi almuerzo en la mochila noté el movimiento por el rabillo del ojo y me cagué en mis muertos, maldije mentalmente porque jamás iba a hacerlo en voz alta con la chica acercándose. En lo que yo terminaba ella se sentó en la silla vacía de enfrente y tuve unos sólidos cinco segundos para borrarme de la cara cualquier rastro de molestia o miedo.

Al erguirme me saludó estirando la mano frente a mí, la observé un instante e incluso antes supe que rechazarla no era una opción. Mi padre podía protegerme de la mejor manera posible del caos generalizado de la yakuza, pero el resto de ramas extranjeras... Eso suponía que era diferente, no me lo había cuestionado hasta que esta chica había aparecido aquí llamándome por mi nombre.

En su defensa, al menos no me había pegado un cuchillo en la espalda como otros que me conocía.

Dejé mi almuerzo en el pupitre, estiré la mano para estrechar la suya con cierta firmeza y luego regresé el brazo a mi espacio, dejándolo apoyado detrás del bento. A la vez crucé las piernas bajo el pupitre, en una mezcla de calma y desinterés antes de permitirme una sonrisa cordial.

¿Qué si no me molestaba que se sentara allí? Era debatible, dependía de sus intenciones.

—Escuché tu nombre, ayer, sí —resolví sin desvanecer la sonrisa y despegué el brazo de la mesa para relajarme en el respaldo de la silla, lo siguiente que dije lo solté bajando de tono. Fue un poco inconsciente—. Supongo que es un placer conocerte directamente, Ivanova.

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F Cayden

 

Puede que tuviésemos un punto en común, sí, pero en todo lo demás no hacíamos más que diferenciarnos. En lo que a mí me concernía ella sí ocupaba el lugar en el que había nacido mientras que yo me había encargado de trazar una línea entre ese lado de las sombras y el que yo parecía habitar. Era el hijo de mi padre, eso era innegable, el apellido, la cara y mi manera de aprovecharme de ello lo demostraban; pero que lo fuera no significaba que fuese a forjarme para tomar su lugar.

Por demás, para que esta chica estuviese aquí queriendo hacer conversación tenía los ojos demasiado oscurecidos, ¿no? Era precisamente esta clase de cosas las que me gustaba evitar, por lo menos en el espacio escolar, aquí se suponía que solo era uno del montón y eso había sabido interiorizarlo. Mi búsqueda de atención había quedado enfocada en áreas muy específicas, en las sombras y sus proyecciones.

Que me llamara por mi apellido me pareció más natural, porque era japonés de cajón en algunas cosas y por consecuencia lo sentía menos delator que venir a llamarme Cayden sin haberme hablado en la puta vida. En cualquier caso cuando me pidió que la llamara por su nombre solté una risa por la nariz y balanceé la pierna que tenía cruzada casi con pereza.

—Es la fuerza de la costumbre, en Japón tienes un apellido antes que un nombre —respondí sin alterar mi supuesta calma y para lo demás mantuve el tono bajo—. Entonces, ¿Anastasia o Ana? No sé qué tanto grado de confianza quieras para que no suene a charla de negocios.

Preguntó cómo me trataba la vida, podíamos habernos quedado allí, pero preguntó por mi padre y no pude contener la risa que me surgió directo del pecho. ¿Se le había perdido la información, estaba haciendo el tonto o solo lo ignoraba porque no le importaba lo suficiente? Si había tenido contacto con el viejo había sido solo por el tema del golpe que me había comido en el Shimizudani ya hace días, nada más.

Nunca fui capaz de amarte como ella lo hacía y como correspondía.
​

El hijo de puta me lo había dicho en la cara, como quien suelta una guillotina sobre un condenado a muerte, y la sensación todavía se me revolvía en el estómago al recordarlo, amenazando con hacerme voltear las tripas sobre la mesa. No había culpa, arrepentimiento o tristeza en sus palabras, nada, era lo que era y a mí me correspondía aceptarlo ahora que por fin entendía que me importaba. Que saber que mi propio padre me había extirpado como un tumor me enfurecía.

Porque cuando lo vi directamente, me di cuenta que era una copia de él.

—No guardo relación con Liam Dunn más que para cosas puntuales —resolví con sencillez, como si nada—. Así que me temo que para saber cómo está mi padre deberás preguntárselo tú misma.

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quem: tal vez se hagan amigos :D
ana: *le pregunta a cay por el innombrable*

 

Quizás era una forma de verlo, pero ahora que lo pensaba era como si todo Japón se rigiera primero por negocios que por cualquier otra cosa o por clanes, algo que no parecía diferir en las grandes esferas de la yakuza. En lo que a mí me concernía era eso, solo la manera en que me habían criado, en la sección del mundo donde me había metido los apodos acababan sustituyendo a los nombres y apellidos. Era una versión más desordenada de lo que ocurría arriba, no era más que los Juegos del Hambre en todo su esplendor.

—Supongo que Ana será —concluí a lo de su nombre, pasando de cero confianza a confianza absoluta sin intermedios.

Por demás, tampoco era imbécil, no tanto, sabía que incomodarme era la menor de las preocupaciones de esta chica y quizás por eso mismo a mí me dio igual lanzar la bomba con tal de que no volviera a preguntarme por Liam. Había vuelto esta la conversación más incómoda de la semana solo para asegurarme eso, era exagerado pero funcional, así que nadie podía cuestionar mis métodos.

No sabría si llamar a mi condición una maldición o un privilegio, porque aunque pertenecía a un linaje sin dudas poseía más libertad que esta chica. Mi inmunidad estaba sujeta a mi padre, sí, pero no regulaba mis movimientos. Había sabido moverme con la cautela suficiente para no molestar a los grandes y cuando el imperio se desmoronó, solo desaparecí del mapa como tal. Existía en otra esfera, una que no les debía interesar lo suficiente.

—Oh, dear. Bueno, nos iremos a dormir sin saber cómo está el viejo Reaper entonces —apañé con cierta cuota de sarcasmo y volví a reír al escuchar lo de conversar como compañeros y no sé qué. Ni ella se lo creía, pero qué importaba—. Pues bien, una charla no tiene nada de malo. ¿Qué tal el tour por la escuela ayer?

 

Después de la tanda de incomodidad que nadie había pedido volqué la atención en mi almuerzo, destapé la comida que era una porción algo monstruosa de carne con algunas verduras al horno, y revolví estas últimas con el tenedor con cierto aire distraído. Estaba en eso cuando soltó la siguiente estupidez, lo de que dudaba que a Liam le importara que alguien quisiera saber cómo se encontraba. No tenía mucho material comparativo, pero me parecía una posibilidad sólida, porque el cabrón no parecía interesarse en anda que no fuese, no sé, ¿el dinero? Yo qué sabía.

El caso fue que el comentario logró sacarme una sonrisa algo torcida al pretender contenerla, lo disimulé cómo pude llevándome un trozo de carne a la boca y mientras masticaba la noté abrir su propia taza, donde tenía frutas. No le llevé mucho el apunte a lo que había en ella, mi atención se quedó en la respuesta a la pregunta que le había hecho y asentí con la cabeza para que supiera que la escuchaba.

No esperé el ofrecimiento que le siguió, la miré a ella, la taza con frutas y aunque parecía fría a cagar, la verdad fue que por lo mismo no me pareció una oferta protocolaria. Dejé el tenedor a un lado de mi almuerzo, estiré la mano y tomé una de las fresas mientras murmuraba un "Gracias" bastante quedo. Mastiqué la fruta sin prisa, estaba rica y luego de un debate mental empujé suavemente mi almuerzo en su dirección.

—Puedes comer si quieres —le dije sin más, fue bastante genuino aunque no fui demasiado expresivo y su siguiente pregunta me puso a pensar—. Supongo que normal. No recuerdo mucho de los primeros días, la verdad, así que supongo que no fueron rescatables.

Era verdad y mentira al mismo tiempo, por extraño que sonara, si me había adaptado era porque había venido a encontrar a Ko aquí, pero el mes restante había sido caótico. Que Usui apaleado, que el perro muerto, que Kurosawa siendo un caos con patas, que Sonnen como un loco pidiéndome que me convirtiera en nigromante y trajera a todos los carroñeros que pudiese, hombre, había sido un desastre absoluto. Desde entonces las cosas se habían calmado y alterado por períodos, pero nada de eso le interesaba a esta chica, no era de su incumbencia. Ni siquiera yo recordaba muy bien nada.

En los intermedios había sentido el móvil vibrar en el bolsillo, así que lo saqué un momento y al notar el nombre de Hubert en la prevista de los mensajes me excusé un momento con la chica. Los leí, noté que seguía subido en el tren de Príncipe-Caballero, pero para resumir que había invitado a Sonnen a comer y eso me hizo pensar que había salido hace un rato. No me di cuenta, vaya, pero había sonreído leyendo los mensajes.

Me temo que no podré acompañarlo en esta oportunidad, mi querido príncipe
Una compañera de clase nueva te ganó la carrera, estoy almorzando con ella
Te compensaré la cancelación cuando gustes, te parece?
Que te aproveche el almuerzo y pásalo bien con otra charla de señores

Había escrito un montón, Dios mío, así que para cerrar mi palabrería le mandé un sticker cualquiera de un gato y volteé el móvil sobre el pupitre para volver la atención a Anastasia. Al hacerlo regresé a una expresión más neutral, me disculpé con ella por ponerme a textear en mitad de la conversación y me di cuenta esto de mantener una interacción era bien difícil.

—¿Y qué piensas? ¿Te quieres unir a algún club o algo? Esta academia tiene un montón, a veces hasta me pregunto de dónde se los inventan.

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me iba a ir a dormir y tal, pero estoy en un momento Adara/Altan de migraña que no me deja ni conciliar el sueño así que jajas, para dar vueltas en la cama mejor escribo un post (????

Bruno TDF como te dije, le quería contestar los mensajitos a Hubert así que lo colé acá uwu7 aquí termina el trabajo de este caballero

 

La verdad era que podía haberme rechazado la comida, no éramos más que compañeros de clase según decía el número en el salón y ya, por mucho que nuestras vidas tuviesen ciertos puntos en común. Que no aceptara el ofrecimiento no habría significado un gran drama, no teniendo en cuenta que yo comía como si el mundo se fuese a acabar al día siguiente.

El caso fue que comió un poco, me regresó el almuerzo y yo seguí comiendo con cierta lentitud, en parte porque la tensión todavía no se me barría del cuerpo y sentía el estómago un poco raro. Los mensajes de Hubert me habían servido de distracción, así que cuando el teléfono volvió a vibrar anunciando otros mensajes miré la vista previa, que no me preocupara, que esperaba que lo estuviese pasando bien y el emoji otra vez. Las primera era debatible porque me preocupaba por todo y la segunda porque decir que me la estaba pasando bomba era una exageración, pero pues nada que hacerle.

Dejé los mensajes allí, pensando en que le preguntaría más tarde cómo había estado el almuerzo (sin saber que el pobre estaba batallando con el colapso de Sonnen y Anna), y volví a atender a la chica. Me respondió que en Rusia practicaba esgrima, así que quería saber si aquí había un club o algo del rollo. Traté de hacer un poco de memoria de los primeros días, de los espacios y tal, hasta que se me oxigenó un poco la neurona.

—Hay un viejo dojo de kendo y creo que había club de esgrima. No sé si siga activo, pero creo que puedo preguntarle a alguien. —Cuando me regresó la pregunta alcé la mano libre para hacer un gesto de "más o menos"—. Se supone que soy parte del club de radio, pero soy más relleno en el papel que otra cosa. No hago deportes, no me gustan mucho a decir verdad. ¿Tú tienes algún otro pasatiempo?

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por desgracia morí

pero sobreviví!!!1!1

 

Mantuve la atención en mi almuerzo, me lo bajé un poco a la fuerza y cuando terminé tapé la caja de bento para dejarla en medio del pupitre, atendiendo por completo a la conversación a la que se me había sometido. La mención del dojo de kendo y el club de esgrima atrajeron la atención de Ivanova, me dijo que le avisara si la persona a la que le preguntaba me contestaba algo y asentí con la cabeza, sin nada más que acotar al respecto.

El sarcasmo en su sonrisa me hizo suspirar con cierta cuota de hartazgo o pereza, no estaba muy seguro, y volví a relajar la espalda en la silla, cruzando los brazos sobre el pecho. A ver, era evidente que cada uno se dedicaba a una mierda en el mundo de sombras, pero justamente por eso había usado la palabra pasatiempo en vez de cualquier otra que pudiese solaparse.

Igual me contestó la pregunta como correspondía, así que lo dejé estar y no me apeteció mucho preguntar por qué no consideraba el piano un pasatiempo, algo que habría hecho si se tratara de otra persona. La observé unos segundos, me preguntó por el club de radio y me encogí de hombros de la manera en que me lo permitió la posición.

—Cuando eres relleno en el papel no haces la gran cosa —contesté, monótono, y volví a suspirar—. Igual se supone que los integrantes se encarguen de la información de interés dentro de la academia para transmitirla a los estudiantes. Puedes pensar que es una manera discreta de reunir a una manada de chismosos y ponerlos a trabajar.

Guardé silencio, tuve que buscar en el repertorio de preguntas con tal de sostener la conversación y se me dificultó más de lo que me hubiese gustado. Crucé las piernas otra vez, balanceé la que quedó encima y parpadeé con algo de pesadez.

—Transferirse a esta altura del ciclo debe ser tedioso, ¿no?

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no pasa nada owo

 

Si la neurona no me fallaba, Volkóv era cercana a la chica esta del cabello lila, la que tenía semanas sin verse en la academia, pero que era parte del club de esgrima. No tenía idea de si la muchacha se había ido a la mierda de esta escuela o qué, pero suponía que por preguntarle a la albina no se perdía nada y esa información se la podía hacer llegar a Ivanova para que tomara las decisiones pertinentes. Podían llamarle a eso mi buena acción del año.

Su respuesta a mi pregunta fue, no sabría si definirla como escueta en sí, pero me dio algo de información de otra naturaleza. Si se le gustaba estudiar me alegraba por ella, la verdad, no era algo de lo que yo pudiese presumir, no era que me desagradara ni que fuese un idiota en todas las de la ley pero tampoco salía del promedio. Igual lo que me interesó fue la mención a la "otra amiga por allí", no lo dejé ver ni nada, pero eso de un amigo por ahí no era algo que dejar a la suerte con gente como ella.

Podía pecar de prejuicioso, porque en mi caso un amigo podía ser el hijo de puta de Shimizu, pasando por Ko hasta algo absolutamente inocente como Mattsson, era casi hipócrita pensar que ella solo conocía a los de la misma calaña a la que pertenecía, pero tampoco iba a confiarme tanto. Tenía que ver con mi perpetuo estado de alarma de todas maneras, lo único que pensé era que quería ahorrarme numeritos como este en la medida de la posible.

—¿En esta escuela? —La pregunta rebotó medio sin querer y se me escapó una risa apenas más oscura, divertida—. El límite es el cielo, creo. Depende de la clase de estudiante que quieras ser, pero incluso manteniendo el perfil bajo te puedes permitir ciertas libertades.

Vete a saber por qué a la Bruja Blanca de Narnia le interesaba tanto esto de seguir una conversación si daba la sensación de tener cero motivación aparente, hasta Sonnen era menos insípido, pero ni modo. Le eché un vistazo al reloj solo para darme cuenta que le quedaba poco al receso y le di gracias al dios cristiano, a los del panteón y a quién sabe cuántos más.

Como fuese, el punto era que a pesar de todo su pregunta dio en un tema que al menos se podía desarrollar mejor que los demás, por puras mierdas eso sí, pero no importaba mucho. Seguí balanceando la pierna cruzada, despacio, y luego de la pausa retomé la idea no sin antes asegurarme de que no hubiese más orejas de la cuenta prestándonos atención. Igual con el volumen al que estaba hablando hacía falta ponerse a escucharme con esfuerzo añadido si no se era parte de la conversación.

—Dicen que previo a que yo llegara una gente hizo una fiesta dentro de la escuela una noche, después hubo una mascarada y quién sabe qué pasó en el final del campamento que hubo hace unos días. —Parpadeé despacio, suspiré y continué hablando—. Con los contactos correctos, ignorándome a mí a pesar de que debo ser un contacto maravilloso, aquí te va a sobrar qué hacer. Aunque eso claramente no lo supiste por mí, que como puedes ver soy un buen niño y tal.

Volví a reír, me puse la mejor cara de cachorro mojado que encontré y sonreí con cierta suavidad. En general no me metía en problemas, no era mentira, pero habían ciertos deslices en el historial que guardaba con bastante celo.

—Si preguntabas por lo más light, bueno, ignora el discurso. La vida del buen estudiante se limita a los clubes, las clases, los exámenes y hacer amigos con los que regresar a casa a estudiar. Por ahora espero que la charla te haya sido de provecho, Ana, porque el tiempo se nos agota.

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No lo cierro por completo pero sí voy adelantándolo un poco con esa intención, para que luego no nos caiga el reloj encima owo y porque como le puse a Insane no sé qué tan ocupada vaya a estar

 

Si me lo preguntaban, lo menos que se me apetecía era estar metido de cabeza en una organización criminal con las jerarquías y toda esa mierda, desde hace mucho me había negado a volver a ceder a esa clase de orden. Si lo había hecho en el pasado había sido por Yako y los chicos, nada más, pero el formar parte real y sólida de algo como la irish mob no era parte de mis planes en este momento y puede que en ningún otro.

Me negaba a convertirme en mi padre.

Sonaba absurdo a cagar, pero apreciaba mi libertad ilusoria, mis privilegios sin condiciones y demás. En este punto de la vida, y ya había quedado demostrado antes de que Sonnen retrocediera y regresar a los chacales a sus sombras, responder a un superior se me daba como el culo y si me metía demasiado en el mundo de jerarquías de la mafia era lo que acabaría haciendo. Ya no estaba para eso.

Le solté el discurso a Ivanova, escuchó sin acotar nada hasta que finalmente me agradeció y se levantó mientras miraba la hora en el teléfono. Observé sus movimientos con atención, lo de siempre, y me permití una risa nasal cuando enfatizó el "por ahora". Ya de por sí daba por asumido que esto no iba a quedarse como un evento aislado, por desgracia.

—El placer fue mío —respondí junto a una inclinación de cabeza y lo siguiente lo dije en un murmuro cuando estuvo lo suficientemente lejos para no escucharme, con todo sonó bastante irónico, casi burlón—, princesa.

Cuando estuvo en su asiento yo me levanté del mío, guardé el bento y salí de la clase. Me quedaban unos cinco minutos de gloria y nadie iba a quitármelos, así que enderecé mis pasos a los baños con intenciones de meterme al último cubículo y darle un jalón al porro que cargaba en el bolsillo antes de regresar al salón. La dosis de estrés que me habían recetado por amor al arte ameritaba que le hiciera contrapeso.

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post pa cerrar porque el otro me quedó medio abierto

un placer estresar a Cay, como siempre uvu (? y conocer a la Bruja Blanca okno

 

Linda ingresó a su clase con calma, la bata de laboratorio blanca ondeando, abierta, tras su espalda. Venía murmurando una cancioncilla en voz baja y su mirada dispar se deslizó con una suavidad extraña sobre las tres chicas nuevas. Parecía haber adivinado sus asientos o haberlos sabido de antemano, ya que su gesto no trastabilló ni cometió un solo error.

—Müller-san, Hoshino-san, Rockefeller-san, bienvenidas. Hoy sí que tenemos una comitiva para el tour de introducción~ Miller-san, ¿podrías...?

—Sorry, teach! Can't d- —Abby había alzado el brazo hacia el techo pero pareció iluminarse y se incorporó de repente, girándose hacia el resto de la clase con una gran sonrisa pegada al rostro—. ¡Este receso ocurrirá algo! No puedo decirles qué, pero si oyen el dulce sonido de una trompeta... sólo síganla~

Regresó a su silla, sin una pizca de vergüenza por haber interrumpido a la profesora o haber hecho tal anuncio, y Linda suspiró con ligereza.

—Muy bien. Orn-san, entonces, ¿te encargarías de mostrarle la escuela a las chicas nuevas?

 

De entre todas las cosas que no creía ir a ver hoy, Morgan siguiéndole la estupidez a Shimizu, fuese por bromear, secundarlo, joderlo o llevarme la contraria no estaba en la lista. El asunto era que tenía muy poco energía en el cuerpo como para invertirla en eso, así que me intervenciones fueron incluso más ambiguas y monótonas de lo que ya eran normalmente.

Vete a saber si a Kohaku le haría gracia el fact de que Arata, que era la representación absoluta de la mierda donde un niño con su cara no debía haberse metido, había conocido a Morgan. Quería decir, quizás estaba asumiendo demasiadas cosas a la vez, pero dudaba mucho que esto, el concepto que rodeaba a Arata y Cayden más allá de sus identidades, fuese algo que uno conversara mientras se tomaba un té.

En cualquier caso, Arata siguió dándole la razón con la estupidez de joder a todo Dios y se despidió de la chica cuando la dejamos en su salón, yo hice lo mismo y seguimos nuestros caminos. Antes de meterme al salón le recordé al imbécil lo de Anna, me dijo que sí, que no era tan estúpido para olvidarlo en cinco minutos y se fue sin más.

¿Tenía ganas de meterme a clase? Ni aunque me pagaran, pero lo hice y me senté en mi lugar. Noté que Cayden llegaba con la rubia de antes, la de los casilleros, y me pregunté de dónde conocía a la chica que claramente era nueva. Tampoco le di mucha cabeza, imagina tener neuronas para una cosa de esas, que ni tenía que ver conmigo.

Patterson quiso asignarle el tour a Miller, que lo rechazó y acabó diciendo que en el receso ocurriría algo, la presentación supuse, y que siguieran el sonido de una trompeta. La cosa era ambigua como la mierda, ella misma había dicho que no podía decir el qué así que ni modo. Lo dejé morir, me dediqué el resto de horas a tratar de no cabecear demasiado y cuando el timbre anunció el receso me levanté de la silla con movimientos lentos.

Me acerqué al pizarrón, rebusqué con qué escribir y cuando lo encontré usé todas las neuronas que me quedaban con vida en lograr la mejor caligrafía que me habría visto nadie nunca. Tardé más escribiendo por eso mismo, pero lo anoté bien grandote, subrayando los caracteres después con algo de fuerza añadida. Por aquello de que alguien no hubiese chusmeado el tablón, nada más.

Evento en el patio norte.​

—Quite the effort, huh? —La voz que se había alzado desde uno de los pupitres ocupados todavía fue de Dunn—. Guess that's all you have, am I right?

—Deberías ir. —Fue lo que le contesté en japonés y giré el cuerpo para salir de la clase, sin mirarlo—. Eres su amigo también, ¿no?

Ese también me supo amargo, supuse que él tampoco quiso ser tan hijo de puta así que no me contestó y yo me fui. Pasaría a comprar algo a la cafetería para dejar de vivir basándome en pastillas, cafeína y aire, también compraría dos botellas de agua en la máquina por si las moscas y esperaría a que el revuelo comenzara.

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relleno #1923263 que nada tiene que ver con la etiqueta del tour JAJAJA *c desvanece*