Qué gracia, al final sí que parecíamos dos chicas hablando de la relación tempestuosa de nuestra amiga, hasta preocupándonos por las intenciones del tipo y todo. Recordar el hecho de que en realidad estuviéramos chismoseando por mero amor al arte me daba hasta ganas de reír a carcajada pelada. Esbocé una sonrisa floja mientras estiraba los brazos sobre mi cabeza, las piernas por igual, y me desperezaba. Suspiré, relajando el cuerpo, y erguí el torso casi a cámara lenta. —Bueno, suertudas nosotras que tenemos asientos en primera fila para seguir este pedazo de soap opera~ Y eso que ni siquiera estábamos teniendo en mucha consideración el desastre que Maze podía seguir causando, como el zorro que intuía era. Por favor, si las piezas estaban prácticamente dispuestas para convertir esto en el melodrama del siglo y encima la información venía a caerle a dos perras sin corazón. ¿O quizás estaba juzgando demasiado pronto a Alisha? Giré el rostro hacia ella, algo confundida. ¿Que si debía preocuparse? Ah, ni siquiera lo había pensado. Qué va, seguro desde afuera tenía pinta de ser toda fría y calculadora, midiendo riesgos y balances con calculadora en mano, pero la pura realidad es que todo me daba jodidamente igual. Me daba igual recibir o no algo de Alisha, y si se me ocurría algo de interés o utilidad... Bueno, me movía para conseguirlo y ya. —¿Cobrar? Pero qué paranoica, lass. —Me permití una risa más liviana y me encogí de hombros, deslizando la yema de los dedos sobre mi brazo contrario; de arriba abajo, lenta y armoniosamente—. Si te quitará el sueño, fíjate que hemos intercambiado información y a mí me parece que las cuentas ya fueron saldadas~ Me incliné hacia ella, con una palma fija sobre el pupitre, y navegué el espacio entre nosotras para alcanzar un mechón dorado, dejarlo caer y seguir hasta su barbilla. La alcé apenas con la punta del índice y le concedí una sonrisa amplia, sedosa. —Además ¿a qué viene la preocupación? Si a mí me da que estarías hasta contenta de darme lo que te pida y todo~
Alisha Welsh Asentí con la cabeza, soltando un "mhm" distraído en lo que recuperaba la posición inicial. Tampoco iba a mentir y decir que no tenía ganas de que fuese todo bien dramático just for the sake of it, para tener un poco de diversión en todo aquel desastre en el que andaba metida... pero también esperaba que no fuese más problemático de lo deseado. Solté una risa ligera cuando dijo lo de ser paranoica porque pues, bueno, quizás sí pero tampoco la conocía lo suficiente y prefería asegurarme de no tener cuentas pendientes con nadie sin yo saberlo. Era lo último que me faltaba ya, a decir verdad. Pero al final me encogí de hombros, indiferente, al escuchar su respuesta. También me parecía bien, era un intercambio bastante equivalente. Deslicé la mirada hasta el lado, siguiendo el movimiento de su dedo hasta mi pelo y después hacia mi barbilla, dejándome hacer sin mayor complicación. Es más, prácticamente ronroneé cuando sentí el roce y entorné de nuevo la mirada, ladeando ligeramente la cabeza hacia un lado. —Oh, no... ¿Tanto se me ha notado? Qué vergüenza~ —murmuré, con una decepción claramente fingida—. Aunque, no sé yo, ¿eh? Las apariencias a veces engañan, preciosa, y a mí me da que de eso sabes un rato, am i right? Utilicé mi propio índice para apartar su dedo con un golpecito y me incorporé, empujando la silla un poco hacia atrás al hacerlo. Apoyé las manos sobre el pupitre, a ambos lados de su propio apoyo, y me incliné hasta enterrar el rostro en su cuello, solo rozando su piel con los labios. >>El uniforme perfecto, el club de lectura, preocuparse por la manita de Daute... wow, you are such a good girl, aren't you? —susurré, dejando que el aliento cálido chocase contra su piel pero no me incliné ni un milímetro más. Se había liado con Joey, claro que lo sabía, se había metido entre esos dos solo para molestar, me había dejado meterle mano como si nada y vete tú a saber que más cosas habrá hecho en esa Academia sin yo saberlo. Such a good, good girl Contenido oculto Del uno a Ali-chan, ¿cómo de kinky y suicida eres? (?)
Pero bueno, ¿quizá la rubia no fuera tan hueca como parecía? Mi expresión se suavizó aún más en una diversión hasta retorcida al oírla y notar que se quitaba mi tacto de encima. No lo hizo brusco, descargó esa energía en la silla y me mantuve en silencio mientras la seguía con la mirada. Inmutable, quieta, apacible, le permití rodearme entre sus brazos y su aroma me envolvió apenas se inclinó al resguardo de mi cuello. No le cerré el acceso, tampoco se lo facilité. Sabía del club, ¿eh? Quién sabe qué otras cosas ya tendría a mano. La había subestimado~ Digna amiga del diablo, ¿eh, blondie? Solté una risa nasal, baja, casi sin gracia, y una chispa de desagrado perturbó la diversión de mi semblante. Me removí de un movimiento rápido pero brusco, bastante poco delicado, y me la quité de encima para bajar del pupitre y empezar a caminar. —Careful, lass, no me apetece que me pegues la peste~ —Mi voz fue suave, aunque probablemente se advirtiera el fondo despectivo que cargaba. Recogí mis cosas y me detuve para verla de refilón—. Nos vemos, Alisha. Y salí al pasillo, en busca de Kohaku. A ver dónde se había metido, que teníamos que recoger a Hanabi.
Contenido oculto Si me permites Gigi Blanche , me tomo un par de licencias creativas asumiendo que el niño ya se fue a su pupitre luego de un rato. Aunque cualquier cosa que te incomode me avisas y edito :3 Aún bajo el velo de sobriedad que me había puesto hace unos momentos, crucé con paso lento y firme el umbral de la puerta. Mis ojos viajaron con rapidez a la mirada del chico apoyado en la puerta, el cual era algo más enano que Altan y tenía más pintas de japonés incluso, aunque tal vez se debía a ya saber que el azabache tenía padres extranjeros. La mirada solo duró lo justo y necesario para identificar que tenía unos ojos color miel similar a los míos, aunque el contorno de los míos eran mucho más circulares que los suyos, rasgados. Aunque había que resaltar como claramente él se veía más en paz que yo, a pesar de nuestros rasgos iniciales, por mi cara de perro arisco más que nada. En menos de un segundo mi mirada había dejado atrás al tipo, yendo a recorrer con una velocidad vertiginosa cada rostro dentro del salón. Me habían hablado de las excelencias en las instituciones japonesas, así que era de esperar mi sorpresa al percibir vibras de alumnos de mi antigua escuela, en vez de los introvertidos japoneses. Aunque bueno, era una ensalada de todo; estirados, brutos y miedosos. Pude identificar esas características en la mitad, al menos, de manera superficial he de agregar. Nunca se sabía que tan hondo era el pantano, después de todo. También faltaba un poco menos de la mitad de la clase, considerando los asientos vacíos. Luego de analizar el terreno en un par de segundos, me dirigí con la ambivalencia que estaba logrando mantener hasta mi puesto vacío, para mi fortuna. Colgué la mochila en el respaldo de la silla, me senté al borde de esta luego procurando acomodar bien mi falda, como las niñas buenas, para proceder a estirarme por completo en el respaldo y devolviendo las manos a los bolsillos del cárdigan, en una postura relajada contrariando un poco la acción anterior. Mi ojos siguieron observando los alrededores con movimiento mínimos de pupila, centrada en mi respiración casi insonora a conciencia, vamos, como la mayoría del tiempo. Había olvidado mencionar a los alumnos, contados con los dedos de la mano, que no me transmitían nada en especial y no llegaban a resaltar en ninguna de las categorías ya mencionadas. Esos tipos y chicas de seguro tenían actitudes de gente de mi edad con la que con suerte un par de veces me habré relacionado. También terminé posando la mirada en el paisaje tras la ventana varias veces, buscando calma y consiguiendo un poco para mi leve placer. Así pasé uno o dos minutos más, luego saqué mi teléfono de la mochila tras girar mi torso para toparme con esta. Apenas comprobé la hora lo guarde en mi bolsillo vacío, aquel que no tenía las llaves de casa. Era hora de conseguir los condenados apuntes. Desplacé mis pupilas por todo el salón otra vez, sintiendo la ansiedad subir por mi garganta de a poco, oprimiéndola a la misma velocidad; lento. Como estaba cerca del rincon trasero del salón, al lado de las ventanas, no tuve necesidad de mover mi rostro siquiera. Solo mis frascos de miel, que entre análisis y descarte, terminaron posándose en el cabello avellana que se encontraba a una distancia considerable. El corazón ya me latía con algo de fuerza, pero aún en un tempo controlable. Destensé mi cuerpo exhalando el aire por la nariz, suave, lento. Asfixiante, pero logrando mantener aún la ilusión de estar tan calmada como seria. Eso sí, mi mirada se entornó para poder sobrellevar mejor todo, aunque pareciera estar juzgando todo más que otra cosa. No estaba demasiado lejos de la realidad, en todo caso. Me levanté entonces de mi puesto, con una postura que estaba lejos de ser la de una princesita perfecta, pero tampoco era exageradamente vaga, o nerviosa. Si que desprendía esa sensación de no poder sostener bien mi postura, pero al mismo tiempo no me encorbé lo suficiente para perder firmeza en mi figura completa. Tal vez era una posición algo hombría, de esos tipos que caminan a sus anchas por cualquier lado, como si las vida le importara poco o bien, vivían relajados. Aunque eso último me parecía imposible. No demoré mucho en acercarme con mis pasos amortiguados al pupitre ajeno, por su costado derecho. Me enderecé correctamente apenas llegué, exhalando el aire por la nariz a causa del movimiento, sin despegar la vista de los cabellos castaños. Tampoco demoré en posar con suavidad cuatro de mis dedos en el borde de su mesa, manteniendo mi otra mano en el bolsillo. Apretando con fuerza las llaves de casa. —¿Tienes un momento? —solté con educación y voz suave, aunque seguía pronunciando como la mierda y a esas alturas el orgullo momentáneo que tuve con Altan ya se había esfumado, por lo que escucharme solo me hizo entornar más la mirada. Bueno, no era momento de andar sufriendo por mis estupideces, así que aplasté mi vergüenza y frustración hasta bien al fondo de mi cabeza, con la violencia común. Ah, y bueno, a pesar de que mi voz era suave, no dejaba de ser sumamente plana. Dulce como la miel, capaz de quebrarse al punto del sonido de vidrios rotos en cualquier momento.
No sé si me había quedado esperando algo concreto o simplemente no me apetecía del todo ingresar al aula, la cosa es que lo postergué hasta que me aburrí del pasillo. Como fuera, no había sido tiempo del todo perdido. Inspeccionar el terreno jamás lo era y el Sakura apestaba a muchas cosas, menos a escuela ordinaria. Por algo Teruaki-san me había metido a presión, sin brindarme ninguna explicación concisa y mucho menos el panorama amplio. El cabrón siempre se guardaba la mejor tajada para él. No podía desentenderme del todo de su forma de ver el mundo. Fueron unos minutos apenas, pero me bastaron para topar con un par de caras interesantes. Reconocí la cabellera ébano de Hotaru bastante más allá, hablando con una muñequita punk, y decidí dejarla estar... al menos de momento. Entonces los sentí, el par de ciénagas intentando penetrar en mi armadura. Deslicé la mirada suavemente hasta topar con un imbécil que parecía sacado de una tribu emo. No había una maldita gota de luz en sus ojos, su pelo, ropa o anillos de ricachón, a lo sumo contrastaba con la piel de fantasma y le daba un aspecto aún más lúgubre. Nada había en su expresión, como un pozo ciego o un jodido maniquí, nada descifrable y alcé la barbilla apenas unos centímetros antes de pestañear y girar sobre mis talones, ingresando de una buena vez al aula. ¿Qué tenía de especial el mocoso rebelde de los accesorios caros? Niño de bien, definitivamente, pero sin clase ni elegancia. ¿Apellido? ¿Barrio? Apestaba a azufre. Me acomodé en mi asiento sin el menor apuro, la profesora aún ni llegaba. Solté otro suspiro audible y carraspeé apenas la garganta, estirando la espalda. Los sonidos se reproducían a mi alrededor, en el centro del panóptico, y no me significaba el menor esfuerzo ubicarlos en tiempo y espacio. El color de las voces, volumen de las pisadas, las sillas, mesas y útiles escolares. Era algo caótico pero las alarmas siempre se encendían a determinada distancia, cuando cualquier imbécil violaba el perímetro de la torre. Relucieron como foquitos de Navidad. Y deslicé la vista hacia la derecha. Una niña apareció frente a mí. Le eché un vistazo a sus facciones sin demasiado interés, no era como si fuera a darme por aludido sin que me hablara porque, vaya, ¿tenía algún interés en las mocosas nerviosas de esa Academia? Claro que no. Estaba erguida como un granadero y seguí sus movimientos en silencio cuando apoyó su mano en mi pupitre. Bueno, ¿y esas confianzas? El jodido espacio, niñata. No subí a sus ojos al oírla hablar, ni que fuera a merecerlo. ¿Que si tenía un momento? ¿Se me iba a confesar o algo? Me eché una sábana de indiferencia encima y golpeteé el suelo un par de veces con el empeine, desviando la vista a las ventanas unos segundos antes de regresar a ella. Al menos me tragué la gracia que me causó oír su japonés de mierda. Era una escuela internacional, ¿no? Había gente hasta del culo del mundo, se notaba al hilo con verles las caras. Podría haber armado una colección de ineptitud con todos los dialectos inventados que había tenido que escuchar hasta ahora y bueno, un poco el encanto ya había perdido de reírme de ellos. Me permití un rato más para analizar sus facciones antes de encogerme de hombros y decidirme por clavar mis ojos miel en los suyos, junto a una sonrisa ligera danzando en mis labios; era una mezcla de tantas mierdas que resultaba, en mayor medida, indescifrable. —Adelante —concedí, arrastrando las sílabas con una suavidad inusitada. Si había algo que sabía hacer era disfrazar lo que me viniera en gana.
Contenido oculto Uyuyuy jsjsjsjsj Solo dos cosas, f por Mar y me parto de la gracia que me causa todo el cinismo que se pueden llegar a montar estos dos. Y bueno, yo no debería andar shippeando cosas que se que son peligrosas, pero chale, descubrí que mi debilidad es shippear a Mar con eneatipos 3, y Kou es un postulante a eso XD Set it off y algunas canciones de Mother Mother me dan todas las vibras de Mar, paso el dato (?) Y que nada, esta en especifico me está gritando en la cara "Margarita" XD Me quedé ahí, estática tal estatua para el resto, a pesar de que mi corazón latía como si estuviera trotando a cualquier lado, no había necesidad de dirección mientras no llegara a ninguna parte. El músculo me enviaba calor al rostro, como si fuera una ingenua enamorada o algo viendo a su amado, o qué se yo; los únicos motivos de mis tonos rojizos eran furia o ansiedad, ningún otro según lo que tenía entendido. Y pasaba por alto tantas cosas al mismo tiempo. Que ni se dignara a volver a mirarme otra vez luego del inicial vistazo rápido, más que enojarme, me ayudó a seguir relajándome. Inhalando, exhalando, con bastante calma de manera casi imperceptible. Pues de a poco me estaba enajenando, como me venía pasando ya desde inicios del año pasado. Como la vez que fui a la última de las fiestas de Kate. El ritmo que marcó por unos segundos con su empeine el tipo me trajo de vuelta al presente sin demora. Y parpadeé, más allá de los sutiles movimientos de la tranquilidad del cuerpo, mis parpados eran los únicos que parecían seguir funcionando. De repente, todo se había reducido al chico delante mío y yo, como si los otros simplemente fueran un dibujito de fondo. ¿Desviando los ojos a la ventana, niño bonito?, ¿te doy miedo o qué? Porque yo en su lugar si estaría asustada, pero a esas alturas había dejado de preocuparme. Ya era ajena a mi misma, como un simple títere, en cuanto las palabras del chico llegaron con una suavidad enorme. El piloto automático para la supervivencia encendido. Pero ahora mis ojos estaban vacíos y opacos, manteniendo de paso un silencio sepulcral, y el color de mis mejillas se había reducido al rosáceo natural, aquel que me hacía parecer una especie de muñequita o algo, más con el peinado de Lily encima. Pero eso solo era echarle más gasolina a la cocina. —Nieves Margarita—. Me presenté según los parámetros japoneses, alzando incluso un poco el mentón, con mi mirada miel anaranjada clavada en la suya, entornada. Fría, la nieve. Lo miraba como quien está arriba de la cadena alimenticia y no teme a nada, porque devoraba lo que se le pusiera en frente, a pesar de que mis ojos siguieran vacíos—. Soy nueva y falté una semana completa. Y eso tampoco me generaba nada, se notaba en la carencia de sentimientos en mi voz. Ni ansiedad ni orgullo. Ni miedo, ni siquiera alegría. La ausencia de ira me hacía sentir terriblemente vacía, pero tampoco me importaba, pues era un cascarón hueco. Y estaba más o menos bien, porque tenía una paz extraña encima. Aunque sabía que con un paso en falso volvería a sentir absolutamente todo. >>¿Crees poder prestarme los apuntes? Sí no es posible ya intentaré conseguírmelos con otro. Todo
Contenido oculto weno ya que estoy cuz why not sigo dejando el anthem de Kou (??? Bueno, algo de diversión se me tuvo que haber colado en la sonrisa porque de plano no se me antojó disimularlo. Nieves... ¿Margarita? Su puta madre iba a pronunciar eso, pero al menos se había presentado. Algo de educación le habían impreso a la niña. Por lo demás, parecía un cúmulo de nervios y prepotencia defensiva apiñada debajo de la máscara de hielo que pretendía cargar. Le salía bien, no iba a negarlo, pero el resto asomaba en idiomas extraños que quizá no cualquiera oyera, quién sabe, lo cierto es que me susurraban al oído desde que contaba con uso de razón. —Shinomiya —respondí como persona decente porque bueno, al final del día seguía siendo eso, un jodido Shinomiya. Con las dinastías tradicionales. Las lecciones de moral. Y los cubos de agua helada en invierno. El resto de la información me daba bastante igual y volví a desviar mi atención más allá de ella. ¿Que era nueva y había estado faltando? Con esa cara tampoco harás muchos amigos, linda. A lo sumo solté un "hmm" que confirmaba que la había escuchado, fue vago y hasta sarcástico, si se quiere, como si en realidad estuviera diciéndole te escucho pero me importa una mierda. Pero eso, seguía siendo una persona decente y regresé la vista a ella al recibir finalmente su pedido, su razón para estar perturbándome la paz. ¿Mis apuntes? ¿Me había visto cara de empollón o aprovechó cualquier excusa imbécil para poder hablarme? Mi sonrisa se ensanchó y entorné suavemente los ojos, echándole un vistazo a su mano aún en mi pupitre antes de estirar el brazo y recoger mi maletín de cuero. —No es que te hayas perdido de mucho, en esta pocilga —comenté en tono casual, esculcando hasta extenderle dos libretas de pasta dura; me concentré en sus ojos y el germen de una risa extraña vibró en mi pecho, sin alcanzar a ser audible per se—. Pero quizá necesites ayuda, así que aquí tienes. Espero entiendas. Porque si lees como hablas... Regresé el maletín al gancho del pupitre ya que no planeaba dejarlo en ese suelo mugroso y volví a relajar la espalda, colando las manos en los bolsillos del pantalón. No volví a abrir la boca, sólo mantuve mis ojos puestos en ella con la expresión de siempre.
Contenido oculto Solo por que siento que está canción calza con Mar de manera metafórica, y con Kou de manera más literal XD Y no sé, como que la interacción se lo merece y todo. Instinto, información, acciones. Todo dividido.Nada conectado. Era yo y a la vez no lo era. Tenía todo lo de siempre y a la vez no poseía nada. Sabía que era yo, pero... no me sentía yo. Y a pesar que era... ¿la cuarta, sexta vez que ocurría? Aún me costaba siquiera creerlo, pero esta... cosa siempre había estado presente, lo estaba reconociendo a medida que el chico actuaba con una velocidad que se me hizo similar a la de un caracol. Eran las veces en que me encendía en ira a lo que me refería, cuando todo se volvía rojo mientras tenía una cara siendo golpeada por mis manos; rojo, blanco, rojo, blanco; ahora todo era una especie de blanco. Un brillo, más bien dicho, que iluminaba todo y me hacía ver las cosas como sí de un mapa entre mis manos se tratara, y yo tuviera la vista de algún tipo de ave... ¿Cuál podría ser? Estaba metida en mis divagaciones, y aún así almacenando la información que no sentía procesar del todo, escuchando todo el sonido de manera algo amortiguada. Desde otro plano. Hasta que volví a ser capaz de sentir calor por un momento, y aunque seguí parada como una estatua que casi podía pasar por muerto viviente, mi mano sobre el pupitre ajeno se cerró con fuerza. Y ahí se quedó, y me extrañó aunque no me lo cuestioné, porque lo normal hubiera sido que hubiera direccionado la otra para agarrar al tipo del cuello de su camisa, y estámparle así un puñetazo en toda la cara con la tensa, a ver si así logra sacarme el dolor de mi puño cerrado y, de paso, la furia causada por sus palabras. Simplemente era una actitud repugnante. Y si había alguna necesidad de golpearlo, era por la sonrisa socarrona sumado al hecho de denigrar el lugar en los que mis familiares se habían esforzado por meterme, hasta aquellos que apenas conocía, aparte de ser el primer lugar en el que yo quería empezar a invertir esfuerzos para lograr quedarme de una manera normal. Aunque me costará la vida entera, aunque no quisiera en parte. Pero bueno, en verdad sabía cuál era la verdadera solución a todos mis problemas. La vi cuando estaba sentada en la cima del muro, esa mañana fría; en donde parpadeé y fui capaz de ver mi cuerpo inerte abajo, en el suelo, muerto a causa de una contusión, seguramente. Y fue sumamente aterrador,lográndome enderezar algo las ideas.Saber que no debía recurrir a estupideces. Aunque, vamos, ahí estaba yo: Metiéndome casi por intuición extraña con uno de los especímenes más peligrosos y desconocidos para mí. Porque así funcionaba; era la primera en abalanzarme y la última en retroceder, en busca de saber hasta qué tanto podía sublevar a los potenciales peligros. Aunque... en ese simple momento apenas y sentía que podía mover un dedo o algo, porque el fuego que causaron sus palabras fue apagado con rapidez por una brisa helada. Como si algo estuviera bloqueando mi furia. Me estaba empezando a poner media ansiosa el asunto, la verdad. —Gracias —. Y fue un alivio descubrir que aún tenía voz, a pesar que fuera monótona, fría y con vibras de creerme la gran cosa. El gran páramo en pleno invierno, o tal vez los paisajes de Alaska en general. Tomé los libros que me ofrecía con ambas manos, con una delicadeza impropia de mí, o así era normalmente la mayor parte del tiempo. Y este día era muy extraño. >>Haré lo que pueda y te los devolveré cuanto antes. ¿Por qué estabas siendo tan buena, Margarita? Me lo cuestionaba, pero a pesar de eso, no sentía nada, aunque creía que debería estar enojada conmigo misma o algo. Pero ahí seguía, el vacío. Me incliné tan solo un poco, sacando del cajón más reciente de mi archivero las costumbres japonesas. Y tras erguirme y brindarle una última mirada congelada al chico, con la seriedad inhumana que me cargaba, me di media vuelta y volví con calma a mi pupitre, empezando de inmediato a traspasar la materia en cuanto tuve todo preparado. En piloto automático o algo, porque lo hacía a una velocidad y precisión abrumante, sentándome algo ajena a mis movimientos normalmente tensos, a menos que estuviera metida en una pelea. Pero vamos, no sentía absolutamente nada otra vez, más que un burbujeo constante y extraño, algo relajante, venir de algún lado. Ah, casi... hacía frío también. Mucho frío. Contenido oculto nada, que de mi otras niñas se que pueden salir adelante a pesar de todo, que pueden llegar a estar muy bien, pero con Mar la situación siempre será algo distinta y el triple de difícil :( Mi bebita.
Salí de los baños bastante decidida a entrar a la clase e intentar echarme otra de mis siestas durante las clases, que si ya de por sí venía cansada por la mañana, después de aquello pues iba a necesitar fuerzas para las pruebas físicas. Sin embargo, me paré en seco al distinguir la máquina expendedora por el rabillo del ojo y desvié el camino para dirigirme hacia ella. Con la tontería, entre la calderilla que me daba mi abuela de vez en cuando y lo de intentar conseguir las cosas gratis siempre, me podía permitir comprar dulces y demás porquerías de ahí casi siempre que me apeteciese. Claro que, en aquella ocasión, fue un poco más difícil decidir qué elegir. Después de un par de minutos, finalmente entré al aula con un zumito de esos de cereza en una mano y una bolista de M&Ms en la otra, moví la cabeza hasta que logré dar con la melena pelirroja de Sasha y me acerqué hasta poder dejar ambas cosas sobre su pupitre, con suavidad. —Es lo más parecido a pastillas que he encontrado —dije, sin más, señalando la bolsita de caramelos—. Pero si no te gustan, luego me los puedes dar. 'Cause I love them, ginger~ Le dediqué una caricia en el pelo que no supe definir si era pura coquetería o tenía algo de cariño impreso, pero me fui hacia mi asiento antes de poder darle más vueltas al asunto. Lo hacía solo porque me interesaba ganar terreno, que me contase lo que había pasado con Daute y por intentar comerle la boca, la verdad. O eso quería creer, al menos. Contenido oculto ¿ERA ESTO NECESARIO? LO ERA PARA MI CULO VALE??? Gigi Blanche <3 No me tienes que responder ni nada babe ya sabes uwu
Apenas sonó la campana, la exuberante Reiko Akuma ingresó al aula con toda la contundencia de la cual un ser humano podía ser capaz. Sus tacones se replicaron entre las paredes, llamando la atención de los alumnos e indicándoles en una orden tácita que se acomodaran y guardaran silencio. Depositó unas cuadernolas en la mesa, se corrió el cabello color fuego de un certero movimiento de cabeza y súbitamente reemplazó aquella mortal seriedad por una sonrisa suave, felina. —Tenemos a una nueva señorita entre nosotros —anunció, su voz era clara y firme pese a no dejar de lado cierta cuota de sedosidad; Reiko posó sus ámbar sobre Hotaru y ensanchó la sonrisa—. Vamos a darle una cálida bienvenida e integrarla, ¿sí? No se molestó en revisar la lista de alumnos ni nada parecido, se deslizó por el espacio entre las hileras de pupitres hasta que, por motivos desconocidos, se detuvo junto a un muchacho: Kou Shinomiya. Analizó sus facciones, la impenetrable seriedad que mantenía en su rostro como una armadura de titanio, y un ronroneo vibró en su pecho. Se relamió los labios, prácticamente saboreó el momento y apoyó cuatro dedos en su banco. —Chico —lo llamó, pese a contar ya con su entera atención—, ¿asistirías a Ankoku-chan en lo que se familiariza con la escuela~? Kou deslizó la mirada hacia Hotaru y la sombra de una sonrisa reptó hasta sus labios. Regresó la vista a Reiko, alzó la barbilla y se encogió de hombros. —¿Por qué no? La profesora lucía satisfecha. Asintió, entonando una risilla ligeramente extraña, y giró sobre sus talones para contonear las caderas de regreso a su posición original. —Muy bien, niños, hora de iniciar~ Sepan también que las pruebas físicas serán en el horario de clubes, de modo que éstos quedan cancelados. Mucha suerte~ Contenido oculto Lo mismo que mencioné en la 3-3, lo aviento ahora aunque el receso inicie en un par de horas por comodidades mías (?? Los alumnos fueron elegidos por los dados y blablabla, para más información acuda al spoiler de la 3-3 (??? Nos vemos en el receso jujuju
Contenido oculto: Killer in the mirror Margarita Nieves Ahhh, que maldito día. Fui a paso calmo por los pasillos, en realidad mi caminar era tan ligero que era cosa de activar algún interruptor y podría estar corriendo como condenada. Por algún motivo mis ojos observaban del horizonte para arriba, no del horizonte hacia abajo, ni al horizonte exacto como siempre. Aún así, con lo de vista periférica podría lograr evitar chocar... pero vamos, prácticamente tuve la fortuna de que nadie se cruzó por mi camino. ¿Qué habría pasado entonces? Choque, confrontación, pánico, miedo... Negro, silencio, golpe. Tensé mi expresión, pasé a ver el horizonte en cuanto llegué al siguiente piso, esa cara de perro arisco que me cargaba casi siempre, por lo menos el año pasado. Había que ver, como esa familiaridad lograba aliviarme, lograba borrar los rastros de lágrimas de mis recientes memorias. Pisoteaba a la preocupación, con maña, sonriéndole saciada; disfrutándolo. Y gruñí, gruñí bajo ante esa imagen mental. Golpear... tenía unas ganas de golpearle....Pero eso sería golpearme a mí misma. Eso era ridículo, así de simple. Eras una ridícula, Margarita,siempre lo has sido.¿Verdad?¿Por qué no mejor...? Ah, verdad, no puedes; desaparecer, ni muerta desaparecerías. No te puedes librar de este mundo. Y la risa, al verla tan claramente por poco sentía que la oía... ¿O en verdad la estaba escuchando? Me detuve en seco, paralelamente a la puerta del salón 3-1. Mi rostro... de seguro reflejaba el jodido escalofrío que me recorrió la espalda. Muy lentamente y algo encorvada volteé a ver tras mi espalda. Ya no escuchaba absolutamente nada, tampoco parecía haber alguien atrás. No había nadie, no podía esconderse tampoco, veía todo desde ahí. Solté el aire con cuidado por la nariz, terminé dándome una vuelta completa y troté para entrar a mi salón. Por fortuna no parecía haber nadie dentro, cerré la puerta tras mi espalda y me dejé caer en el suelo, abrazando de inmediato mis piernas, escondiendo mi cabeza entre mis brazos. Y las lágrimas simplemente volvieron a caer, caer y caer. Mientras hipeaba y bueno, desahogaba toda la maldita tención que había estado teniendo desde que salí de casa. Tensión, tensión, tensión. Ya había soltado la cuerda, ¿no? ¿Cómo describirlo? Un pasillo oscuro, sumamente oscuro. Yo tengo una cuerda, y esa cuerda se conecta a la pared de ese pasillo oscuro...Camino, camino y me llevo la cuerda, la cual no demora en tensarse. Camino, camino.Se resiste, la obligo. Camino,camino. Y a veces la suelto, se escucha un grito a lo lejos.Otras veces se suelta desde su inicio. Y me llega como una maldita bofeteada en toda la cara. Rojo brillante. Luego... ¿azul? Todo oscuro. Y, al final, casi como un mal sueño. Todo vuelve a la normalidad, y yo no deseo volver a sentir nada más.¿Tan difícil... es... sentir...sin que duela? Sorbo mi nariz, abatida mientras limpio las lágrimas de mis ojos con el antebrazo. Ni loca usaría el chaleco que tejió Lily para limpiarme la nariz, ni loca. Camino hasta mi pupitre y empiezo a guardar todo de manera precisa y algo rápida, pero no acelerada. Eficaz. Suelto un pesado suspiro en cuanto tengo todo listo, acuclillada aún; mi vista se pierde en un punto medio entre la silla y la mesa... ¿Ahora qué? ¿Y ahora qué?¿A dónde voy? ¿A dónde puedo ir? El nudo en la garganta incrementa, haciéndome creer que cualquier movimiento puede romperme la garganta. ¿Y el aire? Inhalo hondo, soltando un quejido mezclado con suspiro, vibrante y lastimero. Joder, odiaba escucharme así. Odiaba escucharme en general. Me hecho la mochila a los hombros y... no me he cambiado los pantaloncillos... supongo que lo haría en los casilleros. Me paso el dorso de las manos por mis parpados cerrados, solo para asegurarme de que por lo menos no quedaran lágrimas. Luego tomo todos los implementos que tomó Sasha y los dejo de manera ordenada encima de la mesa utilizada por el docente de turno. No es de donde lo sacaron, pero al menos no me lo robé ni pienso hacerlo. Inhalo hondo otra vez y al exhalar cierro los ojos. Negro. Repito, exhalo, exhalo, entreabro, me corto, cierro, inhalo; repito correctamente tres, ¿cinco veces? ¿Qué cara debería poner? No quiero sonreír, no quiero verme asustada. Ya me enojé demasiado, pero sé que la furia sigue por ahí, escondida,agazapada.¿Apatía?No puedo ser apática, no es como... sí uno eligiera esas cosas, ¿no? Salgo cabizbaja, es lo mejor; dejo que mi cabello cubra el contorno de mi rostro, que el flequillo ahora oculte mis ojos. Las trenzas de Lily.El cariño de mamá.Lo he vuelto a desordenar. No sabes hacer nada, Margarita. Contenido oculto: Hipnotizada
Al final mis planes se vieron, como siempre, más o menos arruinados. Eché un vistazo por los casilleros y todo el mundo parecía bastante ocupado con sus asuntos, y si bien no había nada que me impidiese ir a molestar, pues no me apetecía mucho tampoco. Me hizo algo de gracia, eso sí, ver a Joey con la conejita y a Katrina con el cachorrito; me hizo desviar la vista de nuevo hacia Sasha. Bueno, al fin y al cabo, mis intenciones seguían siendo las que eran con ella también, aun cuando claramente iba a tardar lo suyo en conseguirlo, ¿no? ¿Y qué, hasta para eso teníamos que andar coordinados? Vaya estupidez. En fin, que Anna estaba con el otro par, Arata había desaparecido por ahí y Maze ni siquiera parecía haber llegado, lo mismo con Morgan. Y el alemán... pues pobre desgraciado, vi como casi le da un venazo porque la otra chica que había estado con Sasha lo cogía de la mano o lo que fuese. Eh~ Pero si no me iba a poner celosa y todo porque me fuese a sustituir por otra rubia o algo~ El caso es que la pelirroja me avisó de que iba a subir así que, al menos con la perspectiva de que podía hablar con ella en el aula, pues ya tenía un motivo para ir a la misma sin necesidad de aburrirme en el proceso. Y en eso estaba cuando, por las crueles casualidades del destino, de camino a las escaleras distinguí la cabellera del pelirrojo de ayer, ahí reunido junto a otro chico y una chica. Cayden había dicho Kat que se llamaba, ¿verdad? Había saltado como un jodido resorte cuando me dejé caer sobre su pierna, si casi parecía que le daba más pánico el contacto que a Altan, y el recuerdo me lanzó un chispazo a lo largo del cerebro. Eh~ Nos estaba queriendo robar el protagonismo el imbécil, ¿verdad? Aun cuando había parecido tan reacio a la idea al principio. Pues habría que joderle un poquito, ¿no? Por andar traicionando a quienes le habían ofrecido la mano amablemente y no había querido aceptar por las buenas~ Me acerqué a su posición de manera sigilosa, con el aire felino que adoptaba casi como una segunda piel, y llevé los dedos hacia su hombro. Fue un toque suave, casi podría calificar de roce, y fui deslizando la mano a lo largo de la jodida chaqueta, haciendo un pausa en su cuello para cosquillearle directamente la piel ahí, hasta alcanzar el hombro contrario y acabar por echar el brazo sobre los mismos. Me incliné hasta hacer rozar los labios contra su oreja. —Buen trabajo, you moron —le susurré, arrastrando las sílabas un poco porque sí. Me contuve de no morderle el lóbulo o algo por el simple hecho de que tampoco quería que le diese un infarto o algo así mismo, aunque ganas tampoco me faltaban a decir verdad. Me separé después como si nada y le dediqué una sonrisa de los más amable mientras me alejaba por el pasillo, moviendo la mano de lado a lado a modo de despedida. ¿Qué había pensando? Que me daba igual lo que hiciese con las invitaciones mientras hubiese una buena fiesta de por medio. Y seguía siendo verdad, pero también era una jodida cabrona cuando me daba la gana. Sea como fuere, llegué al aula sin más interrupciones y me quedé esperando hasta que Sasha también apareció, momento en el que me lancé sin dudar hacia su pupitre. Le di la vuelta a la silla que tenía la mesa de delante y me senté con las piernas a ambos lados, bastante despatarrada, pero bueno, si es que a veces era un poco bruta también. >>So, ginger. Sábado noche, muchos jóvenes con máscaras y un huevo de alcohol, are you ready to have some fun~? Que bueno, no es que tú y yo podamos disimular mucho nuestra identidad, ahora que lo pienso. Ah, pero bueno, es el precio a pagar por tanta belleza, I guess~ Estaba haciendo la vista gorda de una manera casi estúpida, ¿eh? Con el hecho de que no había visto a su novio-no-novio en estos últimos días y que, lo mirases por donde lo mirases, eso la tendría bastante preocupada y seguramente sin ganas de pensar en otras personas. Bueno, nada que un poquito de alcohol y el ambiente adecuado no fuese a arreglar, ¿o no? Y si existía la posibilidad de darle consuelo a una chica bonita que estaba triste por un tipo, no iba a ser yo la que la desperdiciase~ Contenido oculto Perdón si quedó medio raro o algo es que el último post en el pasillo era mío así que F(?) Also yo quería darle algo de tranquilidad a Cayden antes de mandarlo alv pero las cosas pasaron tal que así so sowwy babe *sorbito* Hitori te etiqueto pa' que sepas uwu Gigi Blanche TETONA SHIPPING (?)
Apenas llegué a mi pupitre que Alisha ya había aparecido desde atrás, para girar una silla y sentarse enfrentada a mí. La escuché mientras acomodaba las cosas, me quitaba el blazer y lo dejaba colgando en el espaldar de mi asiento. Solté una risa fresca, corriéndome el cabello de un movimiento de cabeza para sentarme. Había dicho muchas cosas en muy poco tiempo, ¿verdad? Qué energía llevaba encima esta mañana. —Rise and shine, indeed, honey —comenté, divertida, y acomodé la barbilla en el dorso de mi muñeca—. Claro, suena divertido, aunque... Saqué la invitación de mi bolso para echarle un vistazo hacia ambos lados y luego dejarla sobre la mesa, suspirando. Había fruncido un poco los labios en una mueca infantil, casi sin darme cuenta. —Evento de gala, dice, y encima pinta ser una mascarada o alguna mierda así. No tengo ni un vestido acorde, Ali. —Ahora sí que la mueca se había convertido en un auténtico mohín, miré a la chica a los ojos—. ¿Qué se supone que haga?
Solté una risilla ligera cuando me saludó, dejándome caer hacia delante mientras pasaba los brazos por detrás del respaldar. En cierta medida, comprendía que estuviese un poco sorprendida, porque se me había acercado a hablarme justo cuando estaba enferma y todo eso, así que no tenía que estar acostumbrada a la energía que me cargaba cuando me encontraba bien. Bueno, ¡mala suerte! ¡Ya no se podía echar atrás! Observé con extremo detalle su expresión mientras sacaba la invitación para mirarla, con los ojos ligeramente entornados. —¿Eh~? Pues no sé, ¿ligarte a un niño pijo y hacer que te compre uno~? Dejé caer la cabeza hacia un lado, permitiéndome mejor vista de su cuerpo, y la eché un vistazo de arriba abajo bastante descarado. Que era solo por ver sus medidas, todo muy profesional, eh~ >>O te puedo dejar uno mío~ —me incorporé, apoyando la mejilla sobre la mano, y le devolví la mirada con una sonrisa suave—. No preguntes cómo, very long story, pero creo que tengo un par por ahí que pueden cumplir los requisitos. Whatcha think?
Su primera sugerencia me arrancó una risa breve, en el fondo sabía que incluso diciéndolo en broma y tal Alisha era perfectamente capaz de hacerlo. Qué cosas, Daute podría ingresar en esa categoría y seguro se iría de cabeza a obsequiarme un vestido si quedáramos en ir a la fiesta juntos. Vete a saber si lo aceptaría o no, de terca y orgullosa que podía ser, pero de todas formas ya no tenía mucho sentido pensar en esas cosas, ¿verdad? No cuando la tierra parecía haberse tragado al muchacho. En definitiva no respondí nada, además de la risa. Noté que me miraba, claro, no era como si se hubiera esforzado en disimularlo y de una forma u otra... no me desagradaba, ¿verdad? Recibir atención. Había pensado algo muy similar con Maze. Que miraran todo lo que quisieran. Por mí, mejor. —¿De verdad? —repliqué, bastante ilusionada, y asentí con ganas—. Sure! Si no te molesta, claro, que igual no me debes ningún favor ni nada. Relajé ambos antebrazos sobre la mesa y le sonreí a Alisha. Estábamos bastante cerca si lo analizaba con detenimiento, aunque ciertamente no me paré a pensarlo. —Oye —la llamé, suavizando el tono, y por pura gracia estiré un dedo para enganchar un mechón dorado de su cabello y dejarlo deslizarse—, ¿qué onda con Maze~? ¿Aprovecharon el tiempo que les dejé~?
Me encogí de hombros sin más, quitándole importancia al asunto. Si total, estaban ahí muertos de risa en el armario, no me los iba a poner en ninguna ocasión así que realmente no me importaba. No lo veía como un favor, en realidad, si al final lo hacía simple y llanamente porque me apetecía que viniese y poco más. En cuanto a los vestidos en sí, a saber si le gustarían en realidad. Al fin y al cabo, uno me lo había dado mi madre de cuando fue su graduación, otro se lo había pedido a mi padre porque muy en el fondo seguía teniendo aquella estúpida ilusión de que algún día tendría una prom o algo parecido, y otro... había sido otro regalo, digamos. Todos estaban pensados para mí, en definitiva. Not that long of a story, ¿no? Pero total, la chica tampoco iba a insistir en el asunto así que mejor. Levanté un poco las cejas cuando la escuché suavizar el tono pero pronto mi expresión se relajó y de nuevo noté como la mirada se me entornaba, sobre todo cuando deslicé la misma hacia el mechón que había enredado en su dedo. Pero bueno. —¿Uhm? Tardé un poco en procesar su pregunta, a decir verdad, la neurona se me había desconectado un poco y una no solía pensar en otras presas cuando tenía una tan apetecible justo delante, ¿o sí? Pero hice el esfuerzo aun así, porque esperaría que le respondiese y estaba un poco feo si pensaba que no le estaba haciendo caso. >>Ah, ¿algo? No de la manera que me hubiese gustado, desde luego, pero había demasiada actividad así que estaba un poco difícil~ Bueno, tampoco hacía falta soltarle todos los verdaderos motivos, ¿verdad? Que había acabado más que satisfecha por el día y que estaba incluso un poco cansada, por mucho que nunca lo estuviese de simplemente tontear. Por la tontería llevé también mi mano hacia su cabello, solo que en mi caso lo que hice fue pasarle unos mechones por detrás de la oreja y aproveché el movimiento para rozar el contorno de su rostro al dejar caer el brazo de nuevo, como si hubiese sido sin querer. Y una mierda. Ahí iba la sonrisa felina de nuevo. >>Speaking of whom... ¿y tú qué? ¿Cómo es que lo conoces~?
Le había echado encima toda mi atención a Alisha, expectante por su respuesta. Venga, mi vida social en sí era tan aburrida y plana que tener historias que oír me emocionaba bastante. Puede que no se notara por mi actitud centrada y todo, ¡pero era capaz de planes muy malvados para juntar a dos personas! Como encerrarlos en armarios y cosas así. De pequeña, en Australia, recuerdo haberme hecho miles de historias con mis amigas y los niños que les gustaban, y me echaba todo el día fijándome cómo podía ayudarlos a hablar, dejarlos a solas y cosas así. Era muy divertido~ La decepción que le tiré encima a mi expresión era un poco exagerada a posta, total sabía que había mucha gente en la enfermería ayer. Igual repliqué el mohín de hace un rato y aplasté la mejilla contra mi mano, haciendo círculos sobre la mesa. —Boooring~ —me quejé, resoplando, y en medio segundo recuperé la sonrisa traviesa al alzar la vista hacia Alisha—. Bueno, oportunidades no van a faltar. Hay una fiesta a la vuelta de la esquina, after all~ Redirigí mi atención a su mano apenas entró en mi campo visual, aunque regresé a sus ojos azules apenas el contacto inició y le concedí una sonrisa que pintaba de lo más ingenua. ¿Era idea mía o las personas que me emocionaba juntar igual intentaban ligarme? Ah, qué cosas~ Su caricia tan sutil en mi rostro me hizo ladear ligeramente la cabeza, aunque el tinte tan extraño que chispeó en la plata de mis ojos duró apenas un segundo. ¿Que cómo conocía a Maze? Suspiré un poco porque sí y eché el peso hacia un costado, estirando el brazo sobre el pupitre para recostar mi cabeza. —El otro día me habló de la nada y ninguno tenía con quién almorzar así que, dos más dos —le conté algo distraída, había flexionado el brazo para juguetear con mi propio cabello por encima de mi cabeza—. Ayer también almorzamos juntos y así, se podría decir que somos lunch friends o algo así~ Me erguí de golpe, como un resorte, y me incliné hacia Alisha con toda la emoción pegada en el rostro. —¡Tienes que probar mis rollitos de pescado!
Solté el aire en una especie de risilla plana al ver su reacción. Venga, ¿y ese interés por que nos comiésemos de donde venía? Que igual era normal que la chiquilla no supiese que el polvo estaba más que asegurado y tal, parecía un poco ingenua con algunas cosas. Tampoco le faltaba razón en una cosa y es que realmente oportunidades no iban a faltar en la fiesta, y no solamente con Maze. Sea como fuere, seguí detallando cada movimiento que hacía con una atención que casi parecía impropia de mi culo incapaz de quedarse quieto. La cosa, como siempre, era que podía centrarme en algo mientras supiese que me beneficiaba y centrarme en Sasha... pues me beneficiaba la vista, en definitiva. ¿Y habían almorzado los dos estos últimos días, decía? ¿Cómo era lo que me había dicho Morgan el otro día? Que our beloved ginger princess había almorzado con otro tipo y que Hanson se había comido toda la escenita. Solo había que sumar dos más dos, ¿o no? Entrecerré los ojos y llevé los dedos hasta su melena, de nuevo, acariciando algunos mechones de manera distraída, con la jodida sonrisa felina más ensanchada que antes. Me estaba regodeando de lo lindo con toda la información que había conseguido y de la que Sasha parecía tan jodidamente oblivious. Qué puta gracia. Me sacó un poco de mi burbuja cuando se me echó encima de esa manera, pillándome algo desprevenida. No reaccioné mucho, de todas formas, porque para la gracia de todas formas ya habíamos invadido el espacio personal de la otra desde el principio así que tampoco era nada nuevo bajo el sol. Le bajé un par de decibelios al ronroneo que comenzaba a apoderarse de mi cuerpo y también a la sonrisa, pero llevé aun así mis dedos hasta su barbilla para acariciársela, junto a una parte del cuello, en un movimiento casi inconsciente. Era una puta lapa, eh. —Uhm~ Sure, babygirl. Será todo un honor probarlos~ Pero solo si me los das tú directamente, eh~
Venga, podía pecar de ingenua con algunas mierdas de la hoe life o whatev, pero en líneas generales no era estúpida y sabía leer las intenciones con las cuales la gente se me acercaba o me hablaba. Lo vivía diario en el café, lo había experimentado con Daute o cualquier tío con el cual me haya liado en mayor o menor medida. Y no me refería al ámbito meramente sexual, vamos. Ya fuera interés o absoluta indiferencia, solía notarse con creces. Lo que sí, era la primera vez que una chica parecía fijarse en mí de esa forma~ Vaya. La dejé acariciarme el cabello sin mayor problema, por un momento detallé su expresión de soslayo y percibí el tinte... ¿felino? que llevaba encima, como si estuviera disfrutando un huevo y medio todo el rollo. Siendo honesta no lo veía exactamente como ella, en plan, pensar en la gente en términos de follármela o no, pero tampoco me incomodaba ni iría a apartarme. La dejaba hacer, digamos. ¿Alimentando ilusiones? Maybe~ Cuando me erguí, mantuvo aquella serenidad tan extraña y sus dedos alcanzaron a hacerme cosquillas en la barbilla, luego el cuello. Me quedé quieta al recibir sus caricias, había bajado la mirada y recién cuando dejó la tontería de lado regresé a sus ojos azules. Que si se los daba directamente, ¿eh? —¿Qué pasa, Ali? —murmuré, bastante sedosa, deslizando vagamente la yema de los dedos a lo largo de su antebrazo; atendí al movimiento y un par de segundos después busqué sus ojos—. ¿Te dejaste los palillos en casa? Yeah, sure.
Bajé finalmente la mano sin perder la sonrisa, aunque la misma se había relajado bastante y era más bien una expresión de rutina o algo así. Parecía como si solo hubiese estado tensando la cuerda para ver hasta qué punto iba a soportar Sasha, si me seguiría el rollo o acabaría por apartarme finalmente. Estaba lista para cualquiera de las dos reacciones, a decir verdad. Observé el movimiento vago de sus dedos y sentí el ronroneo de nuevo, intenso, aunque solo por un breve segundo antes de devolver la mirada y encogerme de hombros. Había decidido seguirme el rollo, ¿eh? Interesante. —Nunca me acostumbré a usarlos, to be honest —admití, en voz suave—. Also, creo que la última vez que traje almuerzo de casa fue... no sé, ¿a mitad del año pasado a algo así? Digamos que me moriré de hambre si no me alimentas~ No aparté en ningún momento mi mirada de la suya y para cuando acabé de hablar, la observé con algo parecido a la expectación. Si aceptaba o no, al final del día, me daba bastante igual, pero podía hacer como si de verdad me muriese por ello, ¿o no? Claro que sí.