No podía imaginarme lo jodido que podía haberse sido un cambio de esa magnitud para niños menores todavía, era pesado ya para una de doce y lo había sido para mí con quince, incluso teniendo en cuenta mi personalidad con complejo de gas, adaptándose a cualquier contenedor. Pobres enanos, cayendo en pleno Japón con sus costumbres rígidas y su idioma raro. En cualquier caso asentí con la cabeza al asunto de que las piezas se acomodan y toda la mierda porque bueno, al final del día eso era cierto aunque sonara a discurso barato. Las piezas se acomodaban o uno las acomodaba a la fuerza, lo que pasara primero, la cosa es que ocurría. Seguí el movimiento de su cabello cuando se lo apartó, fue bastante involuntario de hecho y no me di cuenta de ello hasta que volví a buscar el metal líquido de sus ojos. —Tuvimos un margen ahí como de un año en el que pudimos ponernos a intentar aprender el idioma en lo que terminaban mierdas de los hoteles y tal. Digamos que puedo hablarlo y escucharlo sin problemas, pero la escritura y la lectura son otro cuento. —No sé realmente por qué lo hice, pero el caso es que estiré la mano y me hice con un mechón de su cabello, enredándolo suavemente en mi dedo—. Intentar leer en japonés y eso ayuda pero los kanjis son un desastre. Lamento decirte que no, no topaste con un genius boy~ Seguí jugando con el mechón de cabello con aire distraído. Era suave al tacto y de repente pensé en lo que sería tener el privilegio de, no sé, despertar pegado a su espalda y hundir el rostro en esa cascada de vino tinto. —¿Y a ti, darling, cómo te fue con eso del idioma en su momento? Vaya receso eterno, pero bueno no era que fuese a quejarme con la compañía de Sasha.
Me la pasé asintiendo mientras Maze hablaba, en cierta medida me hacía mucha gracia todas las cosas en las que íbamos coincidiendo conforme la conversación avanzaba y era agradable, ¿no? Encontrar puntos de conexión con otra persona, para entenderse sin necesidad de explicaciones engorrosas o cualquier mierda que resultara forzada. Como fuera, estaba concentrada en su relato y no le di mucho crédito a su mano acercándose hasta que se hizo con un mechón de mi cabello. No reaccioné de forma evidente, a lo sumo deslicé mi mirada desde el contacto y a sus ojos de vuelta, aunque no pude ignorar la sensación como tal se me notara o no. —Ah, qué mal, y yo aquí toda ilusionada~ —tonteé, en un tono por demás infantil y hasta frunciendo los labios, y rápidamente recuperé la frescura usual para quitarme el móvil de la falda y arrastrarlo frente a él—. Bueno, sin ánimos de alardear, soy muy buena con la gramática japonesa así que puedo ayudarte si te apetece. Ya sabes, hoy por ti, mañana por mí. Lo dejé hacer con semejante descaro por la simple razón de querer descubrir qué mierda sentía en una situación así, ya que Maze me la estaba presentando en bandeja, y lo cierto era que... el pinchazo de culpa no tardó en aparecer, claro, pero se revolvía de forma extraña con otras emociones que no supe definir del todo y al final, más por orgullo que otra cosa, me hice la tonta y agarré el cartón del zumito para lanzarlo al cesto de basura. Me incorporé medio de golpe y eso fue suficiente para romper el contacto, fui donde el tacho como si nada. Aún no sé si pretendo dejarte obtener algo de esto, cariño. Pero sea lo que sea, tampoco será fácil. Sin embargo, por las dudas lo mantendrás cerca, ¿no? Menuda zorra. Cuando volví me lancé en mi asiento, crucé las piernas y acomodé la barbilla sobre mi mano una vez más, golpeteando el índice contra mi sien. No había perdido ni una pizca de la frescura, sin importar las mierdas que hubieran cruzado mi mente. —Bueno, lo que te decía hace un rato, la verdad que siempre me fue sencillo estudiar y cuando me puse a ello, costó un poco pero lo logré sin quemarme las pestañas. Ahora ya son cinco años y rara vez tengo problemas con algún kanji, como tuve que estudiarlo a posta y tal incluso diría que me va mejor que al adolescente promedio. —Solté una risa bastante liviana y alterné mi mirada entre el bento casi vacío y sus ojos—. Eh~ Quedó un rollito de pescado, ¿lo quieres? Yo ya estoy satisfecha~
Seguí sus movimientos, la reacción a mi tacto en su cabello, porque lo cierto es que aunque lo había hecho de puro impulso. Había seguido un poco como si nada, hablando y tal, además había arrastrado el móvil frente a mí mientras me decía lo de ayudarme con la gramática y le dediqué una sonrisa tranquila en respuesta. Luego se levantó para tirar la caja de zumo, rompió el tacto de forma algo brusca con ese movimiento, y me bastó para entender que, por ahora, dejara las manos quietas. Me bajé el último trago de soda, ya a temperatura ambiente, en lo que ella regresaba a su lugar. Cuando estuvo frente a mí de nuevo prácticamente imité su movimiento, apoyando la barbilla en mi mano y la escuché con atención. —Ah~ qué envidia, yo nunca fui muy bueno para la escuela —añadí junto a un suspiro. Mi mirada fue a parar al bento siguiendo la suya—. ¿De verdad? Se me había salido algo de emoción pueril en la voz mientras sin esperar respuesta de su parte siquiera tomaba los palillos para hacerme con el último rollito de pescado. Pero es que estaban tan buenos, ojalá tener un bento lleno de rollitos y todo. Busqué su mirada de nuevo, como pidiendo permiso para también comerme lo que quedaba además del rollito que no era demasiado, aunque ya me había dicho que estaba satisfecha así que solo seguí. Cuando me bajé la comida prácticamente me derretí en la silla. —Muchas gracias por el almuerzo, Sash. —Le dediqué una sonrisa amplia de ojos cerrados—. Venga, la próxima te invito yo, ¿va? ¡Qué sea el pago por esos rollitos! Otra vez no había ninguna segunda intención en invitarla a almorzar yo otro día, era solo agradecimiento por haberme compartido su bento y solo poder seguir pasando tiempo con ella, pasara lo que pasara.
Acepté el móvil de regreso y me limité a asentir cuando me pidió confirmación para comer. Allí fue, disfrutando el rollito como un auténtico crío, y se me escapó una sonrisa enternecida antes de echarle un vistazo al aparato. Entré a los contactos, se había agendado como Maze a secas y abrí el chat con él para mandarle un sticker idiota de un gatito saludando. Bueno, así ya le quedaba mi número. Noté medio de reojo que se había detenido y al alzar la mirada noté que estaba esperando alguna reacción de mi parte. Su expresión hasta de perrito me arrancó una risa suave y regresé al aparato, balanceando una pierna sobre la otra. —Be my guest, hon. Lo dejé comer a gusto, él tampoco se contuvo demasiado, lo cual no me molestaba ni nada. Me agradaba, de hecho, que no se andara echando tiempo de vida con falsas modestias o qué se yo. Si tenía ganas de hacer algo, lo hacía y ya, no biggie. Debía reconocer que nunca había tenido demasiada paciencia para gente indecisa o muy insegura. Al final dejé el móvil y me distraje con cualquier mierda en tanto él acababa. Se derritió sobre la silla y seguí sus movimientos, divertida. Se lo veía sumamente satisfecho y era hasta lindo y todo. —Claro, cariño —concedí, riendo suave—. Cuando tú quieras~ Lo imité un poco, echándome sobre el espaldar y estirando los brazos sobre mi cabeza, algo perezosa. Ah, almorzar siempre me daba sueño~ Esbocé una sonrisa floja y me quedé allí porque bueno, era mi clase y mi asiento. —Gracias por la compañía, oye~ ¡Nos vemos luego, half-friend! Contenido oculto y por aquí también acabé *hace otra ovación*
Alisha Welsh No sé cuanto tiempo estuve durmiendo, solo sé que el timbre me sacó del sueño pero no lo suficiente. No fui consciente de lo que Katrina estuvo haciendo hasta que me desperté y después solo la seguí, adormilada, hasta volver al piso de las aulas. No podía decir que no estaba algo, aunque fuese una ínfima parte, más animada después de haber tomado un poco el aire y haber hablado con Kat, pero aun así no era ni de lejos suficiente. En cuanto volví a dejarme caer sobre el pupitre, la sensación de pesadez volvió a aparecer y juraría que la fiebre volvió a subirme un poco. Me costó volver a dormirme, porque con la tontería estaba hasta descansada, pero al final me fue inevitable volver a caer en las últimas horas de clases y cuando la campana volvió a sonar, abrí los ojos con pesadez. Saqué el móvil en cuanto tuve algo de consciencia y, no sé, me quedé ahí toda derretida en el pupitre mientras entraba en Instagram. Qué pereza moverme. Aunque tampoco fue muy buena idea ponerme a ver las historias porque... —Oh, for fuck's sake, really? —murmuré, frunciendo el ceño. Tenía que haber dejado de seguir a Aiden hacía muchísimo tiempo. No, tenía que haberlo bloqueado, porque de seguir lo dejé pero después de un tiempo... pues volví a caer. Que tampoco subía tantas cosas así que la mayoría del tiempo pues se me olvidaba que existía pero claro, ahora de repente había decidido salir de fiesta un martes y casualmente subir una foto con una rubia que se lo estaba comiendo con la mirada. Por Dios, si el patético era él por tener 21 años e intentar darle celos a un chiquilla de 17 de esa manera tan estúpida, ¿por qué tenía que ser yo la que se sintiese tan mal? ¿Y por qué mierdas tenía que haber conseguido su objetivo? Bufé, bloqueando el móvil, y lo coloqué bocabajo sobre la mesa, cerrando los ojos. Qué jodida pereza. Contenido oculto Los dados dicen que la aviente al club pero la verdad no sé, la dejaré en un limbo hasta que me decida aka rico relleno for the sake of it (?)
Contenido oculto Tenía todo el propósito de dejar la mochila y solo sacar el MP3 del casillero con los audífonos que se mantenían en mis bolsillos, pero había terminado subiendo por las escaleras con la excusa mental de no querer ganarme el griterío por dejar las pertenencias tiradas, metiéndome una menta a la boca y quedándome parado como marica en el pasillo, con la mirada perdida en la marquilla del 3-1. Pff Hanson, parce, solo da la vuelta y ya está. Me relamí los labios. No iba a darle espacio a David para que fuese él quien estuviese acompañándola al trabajo, o a casa, ya con comerse estarle coqueteando en el almuerzo había sido suficiente, ¿verdad? ¿Quién lo diría? Estaba decidido a irme luego de coger mis cosas, y ahora que ya las tenía, los pies no me respondían, y sin darme cuenta terminé metido ahí dentro, buscándola sin afán entre los pocos estudiantes que quedaban hasta ubicarla, y entonces, terminé sujetando un asiento libre para ponerlo frente al escritorio de ella, sentándome tal cual estaba Maze en la hora del almuerzo. No tenía mi sonrisa de siempre, estaba bastante serio en realidad mirándola entre las pestañas, sin sacar las manos de los bolsillos en ningún momento. Y entonces, murmuré encorvado en el asiento: —Tenemos que hablar, Sasha.
Las clases no me resultaron muy pesadas, la verdad, pude enfocarme y mantenerme bastante distraída de todo el asunto de Daute, que luego de que Maze se fuera revisé el móvil por última vez y... nada, ni un mensaje. La campana sonó y me quedé acomodando mis cosas con calma, tenía un margen de tiempo para llegar al trabajo y no andar a las corridas de vez en cuando era siempre bienvenido. Le había echado un vistazo a Alisha cuando las clases de la tarde comenzaron, se la veía un poco mejor y ya luego no la busqué ni nada; tampoco pretendía pecar de fastidiosa, que la conocía de un día y bueno. Como fuera, ya tenía el maletín listo pero no llegué a incorporarme en cuanto identifiqué la silueta de Daute ingresando al aula. Alcé la vista para fijarla en sus ojos, me mantuve quieta y el corazón se me oprimió un poco en el pecho. Ah... odiaba las confrontaciones. Giró la silla para sentarse frente a mí y abrió la boca. Estaba muy serio y arrugué un poco el ceño, puede que por reflejo, puede que por mi afán constante de no abrir el paraguas antes de tiempo. —¿Qué ocurre? —solté, en un tono bastante monocorde.
Contenido oculto La miré en todo momento, limitándome únicamente a parpadear. Iba enserio, bastante enserio, lo suficiente para dejar de lado la sensación horrible en el estómago, sin embargo, no quería sonar invasivo ni mucho menos quería hacerla sentir incómoda, pero no tenía tampoco el propósito de hacerme el desentendido. —En la mañana te evité porque no encontraba las palabras para hablar contigo —comencé entonces en orden, ella merecía una explicación y yo se la daría sin vacilar—, la noche anterior no supe si llamarte al llegar a casa. Me quedé pensándote desde que te fuiste, algo que puede sonar patético, pero tengo sentimientos Pierce. Relajé los hombros, porque no estaba mintiendo en nada de lo que decía. —En el almuerzo, bueno, me la pasé pensando si buscarte o no hacerlo, a la final terminé hablando con un amigo y me di cuenta de algo. ¿Evitaría mencionar que terminé de pie como un estúpido viéndola dándole de comer al otro? Definitivamente. —La primera cosa —ladeé la cabeza—, me gustas más de lo que creía —entorné los ojos—. La segunda, no tengo intenciones de dejar que nadie se meta entre nosotros —aquello lo solté de forma impersonal, como una suposición más que otra cosa en realidad, refundiendo bien al fondo lo que sentí hace pocas horas atrás—. Y la tercera —le sonreí, por fin, mostrándole los dientes—. Que te quiero, Sasha. ¿Y quién tendría el poder de que no fuese así? Nadie. —Y por lo tanto, quiero preguntarte —moví mi pie derecho por debajo de la mesa, sintiendo mi zapatilla causando fricción sobre el suelo pese a no hacer ningún tipo de ruido, frenando el movimiento al volver a hablar —. Bebé, ¿quieres estar conmigo? No la dejé de mirar, en ningún momento pese a sentir los latidos de mi corazón en los tímpanos, porque lo que acababa de soltar era bastante explícito para lo que traíamos hasta ese momento. Porque ahora hablaba de estar, en verdad. Quizá no con el título de novios, porque siento que sería rechazado al preguntarlo directamente... Pero si, algo más serio de la tontería que tenemos en este momento. Había dejado mi corazón en bandeja. Ya todo, dependía de ella.
Bueno, si algo no había esperado era que Daute realmente se hubiera pensado el asunto al derecho y al revés. En ese sentido éramos opuestos, ¿verdad? Yo solía ser la centrada, la madura, pero cuando la mierda se complicaba y yo buscaba por dónde ocupar la cabeza y distraerme, él en efecto se tomaba el tiempo que hiciera falta para analizar el problema. Puede que fuera porque yo de por sí tenía problemas y sencillamente no me apetecía agregar más a la lista, aunque pensarlo así era injusto ya que ¿hasta dónde lo conocía realmente? ¿Y cuánto le había mostrado yo de mí? La verdad, cualquier culpa que se echara encima también podía adjudicármela a mí misma. Yo tampoco lo había buscado, no le había enviado un mísero mensaje, y me importaba una mierda que la cagada o lo que fuera se la hubiera clavado él. No me creía que el orgullo tuviera que ver a la hora de resolver problemas, cuanto menos hablarlos, y mi ego definitivamente no flaquearía por buscarlo incluso luego de verlo besando a otra chica. No pretendía arrastrarme, sólo quitarme el conflicto de encima que pesaba como una jodida montaña. Y detestaba los conflictos innecesarios. Entonces ¿por qué? ¿Por qué me había subido al tren de la estupidez? ¿Que tienes sentimientos? Ya lo sé, tonto, me lo has demostrado mil veces. Le creía que se hubiera quedado pensando en esto hasta sacarle chispa, le creía que le gustaba, que me quería, porque yo reflejaba todas esas mierdas como un estúpido espejo, incluso cuando no debía y no había sido el plan original. Pero era una jodida cría de diecisiete años rompiéndose el culo todos los días para mantener a su familia a flote y estaba francamente desencantada con, bueno, todo. No creía que el amor, el cariño o lo que fuera bastara para sostener los cimientos de una relación y nosotros... eso era todo lo que teníamos. Un cariño estúpido, molesto e innecesario, pero también innegable. No sé muy bien qué se filtró en mi semblante y qué no a medida que hablaba, un par de sonrisas flojas sí que me había arrebatado y sentí las lágrimas ardiendo tras mis ojos, pero bajé la vista a mis manos entrelazadas y me mordisqueé la cara interna de la mejilla. Sus palabras aún hacían eco contra mis oídos. Bebé, ¿quieres estar conmigo? —Yo sólo... —murmuré, un poco a la carrera y me permití tomar aire antes de retomar la idea; fijé mi plata líquida sobre su avellana—. Yo sólo intento definir si esto tiene sentido alguno, Dauti. ¿A qué se supone que estamos jugando? Llámame anticuada o lo que quieras, pero no creo servir para esta mierda de los grises sin límites claros y... y tampoco creo que podamos tener más que esto, ¿comprendes? Sorbí la nariz, si había algo que odiaba con toda mi alma era llorar frente a los demás y, de hecho, no recordaba la última vez que lo había hecho. Me tragué las lágrimas como una campeona. —¿Estar contigo? ¿Qué se supone que significa eso? ¿Acaso no es ya lo que- Me interrumpí al oír un chirrido a mis espaldas, me di cuenta que había empezado a alzar la voz y me mordí la lengua, ligeramente avergonzada. No busqué ver a mis espaldas pero oí los pasos acercándose y asumí que se trataría de un estudiante dirigiéndose hacia la puerta y ya. No esperaba, en definitiva, encontrarme con la sonrisa calmada de Morgan directamente dedicada a nosotros. Alternó su mirada entre ambos, recostando la cadera sobre el pupitre justo como había hecho hoy, y fruncí el ceño. ¿Qué no se daba cuenta que interrumpía algo importante? —Daute, cariño —murmuró, sedosa—. ¿Está mejor tu mano? Ignoré bastante de plano la forma en que se había referido a él y regresé la mirada a Daute, inquisitiva. ¿Su mano? ¿A qué se refería?
Más que eso... Las posibilidades las estaba estrechando hasta desaparecerlas, pero en realidad, no tenía intenciones de dejarlo estar, el dar lugar a dudas no estaba entre mis planes, por lo tanto no me tensé pese a sentir miedo de cualquier rechazo posible, estaba apostando todo de mí por ella, y no quería llegar a casa y arrepentirme por no haberlo hecho. —A lo que sea que hemos estado jugando no quiero jugarlo más, Sasha —tomé aire con lentitud para proseguir—, no me mal entiendas, me refiero a que... ¿A qué? Daute, acomoda tus ideas. —Sé que es lo que tenemos, pero como tú dices, no te gustan los matices, pero no estás dispuesta a ceder un poco —desvié la mirada para volver a ella—. No tiene que ser ahora, pero, podemos ser un poco más... <<Daute, cariño. ¿Está mejor tu mano?>> La miré recostarse en el pupitre del lado, evitando fruncir el ceño al sacarme de la conversación. No era un buen momento, no tenía las ganas de dejar el impulso ahí, quería lograr algo. —Morgan —la saludé con una sonrisa suave, sacando las manos de mis bolsillos. Solo estaban vendados los nudillos. —Están bien —hablé como de costumbre, sonriendo al restarle importancia. Sin embargo, no quería sonar grosero. —Ahora estoy hablando algo importante, pero gracias por preguntar —volví mi completa atención a Sasha, levantándome del asiento —. Regálame un rato más. Sé que estás ocupada, porque siempre lo estás, sé que no me cuentas muchas cosas, como lo hago yo igual, pero podemos empezar despacio, sin prisas. Me acomodé la mochila al hombro, extendiendo la mano para esperar a que ella la sujetara. —Un rato más, Pierce, acompáñame. Acompáñame un rato más. Por favor.
Lo fui escuchando más o menos concentrada en mantener mi semblante neutral, para no perturbar el curso de sus intenciones o qué se yo, para que no se preocupara por lo que pudiera ir pensando, aunque fruncí ligeramente el ceño al oír lo de que no cedía ni un poco. Bueno, no, no lo hacía y él sabía por qué. Ya le había dicho en su momento que no podía permitirme perder este trabajo, aunque no hubiera profundizado en las razones. Como fuera, lo dejé terminar de hablar hasta que Morgan apareció a interrumpir. Seguí los movimientos de Daute y un rayo de preocupación atravesó mi semblante neutro, algo duro hasta el momento, al ver sus manos. Estuve por abrir la boca pero me lo tragué momentáneamente al advertir que se incorporaba y me extendía la mano. No sé por qué, desvié mi atención a Morgan un momento y tragué saliva. ¿Por qué... me sonreía así? Qué tipa extraña. —Oh, bueno, me alegra que estés mejor —concedió, separándose del pupitre para volver a su asiento—. La próxima ten más cuidado en el baño~ La dejé ir y regresé a Daute, a su mano extendida. Dudé un par de segundos hasta que la tomé y me incorporé, dejándola ir para calzarme el bolso al hombro. —¿Qué te pasó, Dauti? —cuestioné, frunciendo el ceño de preocupación—. No te peleaste con alguien, ¿o sí?
Alisha Welsh Quizás cerré los ojos sí, pero el oído se me agudizó de una manera impresionante cuando escuché la voz de Daute entrando en el aula. Así que ahí me quedé, derretida en el pupitre pero con la atención completamente puesta en la conversación. Solo abrí ligeramente los ojos cuando escuché una tercera voz dirigiéndose a la pareja y la curiosidad ya me pudo. Seguí con la mirada a la pareja hasta que salió del aula, con una ceja alzada, y solo cuando estuve más que segura de que se habrían alejado me incorporé finalmente sobre el pupitre. Apoyé la mejilla sobre la palma de mi mano y me quedé mirando hacia la puerta con gesto cansado, cruzándome de piernas en el proceso. ¿En serio? ¿Y ya está? ¿Ahora iban a estar juntos o algo así? Sonaba aun bastante vacío legalmente según yo, pero venga, que Sasha tenía que ser más lista que eso, ¿no? Aunque se me había acercado a hablar por la mañana y eso no sonaba a un movimiento muy inteligente, si me preguntaban. Deslicé la mirada hacia la otra chica, la de pelo corto que había intervenido y había vuelto a su pupitre. Prácticamente éramos las únicas ahí dentro así que no tenía que alzar mucho la voz para llamar su atención. —Eh, gorgeous~ —llamé, moviendo el pie por debajo de la mesa, y noté como los ojos comenzaban a chispearme con algo de malicia—. Tú sabes algo más, ¿verdad? De lo que sea que le haya pasado al tipo. ¿Por qué no se lo has dicho?
Bueno, los dejé ir sin más. No pretendía ser demasiado invasiva, ya me había arriesgado bastante irrumpiendo a mitad de conversación pero por suerte Daute seguía sin reparar ni dos segundos en posibles segundas intenciones que cargara por detrás para las movidas raras que me clavaba. Honestamente ni yo me creía ser tan buena actriz y Sasha, la bonita pelirroja, sí que tenía cara de haber dudado. Bueno, eso sólo le agregaba más diversión al asunto. Estuve por hundirme en el móvil cuando advertí una voz femenina llamándome desde la derecha. La vi con cierta indiferencia, de vuelta a mi personalidad real, y me dio lo mismo que me hubiera dicho como me dijo. En verdad la sonrisa regresó al oír el resto. Ladeé la cabeza, analizándola sin mucha sutileza, y utilicé mi mano de soporte mientras jugaba vagamente con algunos mechones de cabello corto. —Es de mala educación meterse donde a uno no lo llaman, ¿no? —repliqué, en tono suave, y mis ojos chispearon al agregar—. Además, ¿dónde está lo divertido de soltar toda la historia de golpe~? Respiré pausado y la señalé con la barbilla. —¿Y tú qué pintas en esto, preciosa? ¿Acaso me había metido en una soap opera poblada de público o algo así?
Alisha Welsh La reacción de la chica no me sacó gran cosa a mí, a decir verdad. Su indiferencia inicial, la sonrisa de después, cómo me analizó al final... la dejé hacer sin cambiar mi expresión y sin parar el movimiento casi rítmico de mi pierna. Me encogí de hombros, eso sí, cuando escuché su respuesta, dándole la razón en parte. —Ya te habías metido donde no llamaban, cariño —solté, entornando ligeramente los ojos—. Pero supongo que te lo compro. Al final, logró sacarme una sonrisilla con la misma chispa maliciosa de mis ojos cuando preguntó, y acabé por incorporarme en la silla, cruzándome de brazos en el proceso. No respondí al instante, por supuesto, me quedé unos cuantos segundos en silencio como si estuviese sopesando las posibles respuestas, mirando hacia el techo. ¿Qué pintaba yo en todo eso? Pues era una buena pregunta. No era yo del tipo de romper relaciones por amor al arte, aun cuando ni ellos mismos se catalogaban como relación, pero solo había que ver que los estúpidos se querían de verdad. Bueno, no era de romperlas normalmente. Lo hacía por el mismo motivo por el que le había contado al alemán que Natsu y Konoe habían follado. También el mismo motivo por el que se lo había contado a Katrina. El mismo motivo por el que me había liado con Eris y aceptado sus pastillas, y el mismo por el que le comí la boca a Altan. Porque me sentía jodidamente vacía y solo quería sentir algo. Lo que fuese. Aunque fuese a costa de joder a otros. >>Uhm~ Le tengo muchas ganas a la pelirroja y no es fácil con el otro detrás suya como un perrito, ¿sabes? —contesté finalmente, bajando la vista hasta enfocarla. ¿Cuánto de verdad y cuánto de mentira había en esas palabras? No estaba del todo segura pero... ¿acaso importaba? Contenido oculto Bueno perdón si hay cosas raras im so sleepy and wow ya hasta los cambios de formato copio, nice
Me hizo algo de gracia que señalara lo obvio, como si no hubiera captado que estaba siendo estúpidamente irónica, pero lo dejé correr porque en definitiva también existía la posibilidad de que hubiera respondido en mi misma línea. No la conocía de nada, en definitiva, y aunque tenía todas las pintas de rubia plástica pues ¿quién era yo para juzgar~? ¿Ves, cariño? Ahí va de nuevo. La dejé pensar hasta que soltó una mierda que no terminaba de tragarme pero tampoco me parecía francamente descabellada. Supuse que tendría cuota de verdad y cuota de mentira, algo de ligereza impostada y ya. Me permití soltar una risa suave y avancé hacia ella, hasta sentarme sobre su pupitre y verla de costado, cruzando las piernas. ¿A qué venía la movida? Vete tú a saber, pero lo que había iniciado como una diversión de receso estaba adquiriendo proporciones más que interesantes. Maze, cariño, ¿en qué lío te has metido? —Pues mira, que si tu objetivo es la bonita pelirroja igual y te están ganando de mano, y no hablo precisamente de su novio. —La analicé con mayor detenimiento y mantuve una distancia mínima porque me dio la sensación de que no estaba fenomenal de salud. Esbocé una sonrisa felina y ladeé la cabeza, bajando la voz a un murmullo aún más bajo—. Pero ¿sabes? De repente tengo esta necesidad moral de intervenir porque... estoy preocupada, eh, en verdad te digo. Por favor, qué cantidad de mierda. Estaba hasta conteniéndome por no soltar una carcajada y me mordí el labio, recorriendo las facciones de la rubia. Venga, pero si era una muñeca. —¿Tu nombre, cariño? Yo soy Morgan~
Alisha Welsh Seguí su movimiento con la mirada, con cierta cuota de curiosidad, y no pude evitar alzar una ceja cuando finalmente fui consciente de que se había sentado sobre mi pupitre, cruzándose de piernas. Me quedé con la vista clavada en el vaivén que falda hacía con cada movimiento y acabé por chasquear sutilmente la lengua, cerrando los ojos. Fucking fantastic eso de haberme enfermado justo hoy. Just fucking perfect. Bueno, al menos un poquito de diversión si podía llevarme, ¿verdad? Abrí los ojos justo en el momento en el que volvió a hablar y no tardé en subir la vista hasta clavar la mirada en su rostro, escuchándola con un nuevo interés. Eso, claro, por un lado, porque por el otro me había descruzado de brazos y había llevado la mano hasta la pierna que tenía pasada por encima de la otra, con un aire casi desinteresado. —Oh, ¿en serio? —murmuré, con la voz algo ronca—. Qué pillina ginger, yo la hacía más inocente oye~ No aparté la vista en ningún momento de ella mientras comenzaba a rozarle la piel con la yema de los dedos, paseando los mismos desde el borde de la falda hasta la rodilla y viceversa, en un movimiento vago, distraído. Me incliné de nuevo hacia delante, apoyando la barbilla sobre la mano libre que tenía, y paré el movimiento de la contraria justo tras haberla colado un par de centímetros por debajo de la falda. Sin querer, ¿eh? >>Morgan~ —repetí, arrastrando las letras como si estuviese saboreando cada una de las mismas—. Suena muy amable por tu parte, ¿eh? No queremos que su nueva relación empiece con mentiras, pobre chica. Sororidad y esas cosas, ¿no? Quizás en el fondo, muy en el fondo, no era del todo mentira eso último. Que no quisiese que Sasha estuviese en una relación que claramente empezaba (oficialmente, al menos) con tan mal pie. Pero si había algo de preocupación en mi interior, ciertamente no se dejó ver al hablar porque lo único que salía de mis labios era pura ironía de tono sedoso. >>Alisha, un placer, linda~ Aparté la mano entonces de su pierna y se la extendí con cierto aire burlón, como si estuviese esperando para que me la estrechase y formalizar el asunto. Como si no hubiese sido consciente que se la acababa de colar entre las piernas como si nada. Contenido oculto Im telling ya, 3-1 aula de la horniness
Bueno, bueno. Sabía que me estaba tomando mis libertades, vaya, pero esa blondie me pegaba tres vueltas. En general no era partidaria a permitir que me tocaran porque sí, de hecho podía parecer dispuesta a arrancar un brazo de un mordisco si excedían los límites, pero la rubia de aquí, se ve, simplemente se había subido al tren que yo misma arranqué. Y, en general, toleraba mejor a las mujeres que a los hombres. ¿Traviesa? Qué iba a saber yo, no conocía a Hanson de nada y mucho menos a la pelirroja, ni siquiera sabía definir con precisión el tinte de su relación. Quizás Alisha pudiera ayudarme con ello, y ¿qué pintaba yo en toda la mierda, repentinamente tan metida como para dejarla andar tocándome a cambio de la información? Ni idea. Me apetecía y ya, como todo lo que hacía o dejaba de hacer. No iba a negar las ligeras cosquillas que me causaban sus dedos, ni que fuera de piedra o la chica se me hiciera francamente desagradable. Tampoco rompí el contacto visual que ella mantenía con tanto ahínco, aunque mi rostro fuera una impresión constante e inmutable de la mirada entornada, el púrpura opaco y la sonrisa suave, felina. Ni siquiera se alteró al sentir los dedos colándose debajo de mi falda, pese a la ligera descarga eléctrica que me recorrió el cuerpo. A lo sumo ensanché la sonrisa al seguir oyéndola. No sabía hasta dónde creerle la mierda de la sororidad, al menos personalmente no la sentía y me daba igual lo que la pelirroja hiciera o dejara de hacer, si metía la cabeza en una boca de lobo o se lanzaba en arenas movedizas. Su bienestar, su estabilidad mental, lo que fueran, no podían importarme menos. Bajé la mirada hasta su mano en cuanto la extendió hacia mí y la estreché sin demasiadas complicaciones. Mis dedos se deslizaron sobre su piel y se cernieron con fuerza, como la quijada de un animal salvaje. Fue un apretón fugaz y la dejé ir, estirando los brazos tras mi espalda para usarlos de apoyo. Entretuve mi mirada en la ventana, los colores de la ciudad y las copas de los árboles, los más altos. —Muy bien, ya que estamos tan dispuestas a protegerla~ ¿Qué puedes contarme de esos dos? Parecen un auténtico desastre.
Alisha Welsh La facilidad con la que la chica me dejó hacer me sacó una sonrisa felina bastante divertida, a decir verdad. Si me hubiese apartado de un manotazo o algo parecido tampoco le hubiese dicho nada pero... no lo hizo. Y su rostro podía parecer impasible y todo lo que quisiese, pero conocía mis capacidades y sabía que su cuerpo no podía estar tan indiferente. Qué interesante. Aceptó también la mano que le extendí, aunque no pude dejar pasar desapercibido que el apretón fue especialmente fuerte... y eso solo me hizo ensanchar un poco más la sonrisa. Huh. Volví a echarme hacia atrás sobre la silla, jugando de forma distraída con el lazo entre mis dedos cuando ella se echó sobre la mesa, y solté una risilla irónica al escuchar su pregunta. Moví la cabeza de lado a lado, indicando algo así como un "más o menos", y seguí su mirada hacia el exterior mientras narraba. —La chica lleva los tres años aquí, él se acaba de transferir. Lo conocí apenas ayer, vaya. Uhm... no sé, Sasha lleva rechazando a Joey desde el primer día que se conocieron aunque no creo que lleve con Daute todo ese tiempo —no fui muy consciente pero entrecerré un poco los ojos al decir aquello, centrándome aun más en el ligero movimiento de los árboles—. Anyways. Dijeron que no eran novios y él dijo algo de no querer ponerse una cadena al cuello por ahora o qué sé yo... Un poco estúpido ahora que lo pensaba, ¿no? No lo pude pensar mucho en su momento pero, ¿no que llevaba ya una cadena de todas formas? Si el tonto fue corriendo como perrito a decirle que Katrina lo había besado. >>Así que no es oficial pero aun así se supone que no se andan liando con otras personas o algo así, no sé. Aunque él parece un poco ligero a la hora de tontear, so... a saber hasta qué punto son fieles o no. Kinda weird, tho, demasiados vacíos legales para mi gusto.
Eh, no era de prestarle una atención particular a mis alrededores pero un poco de repente, sin saber bien de dónde, recordé haber visto a Alisha junto a Joey. ¿Quizá fueron sus caricias, el ronroneo en su voz o el color de su sonrisa? En plan, no se había dejado en el tintero ni un solo indicador de la clase de depredador que podía ser y tenía con qué, ciertamente. Los rasgos occidentales, la desfachatez clásica de allí, la cascada dorada y los ojos azules. Y venga, no la había visto de pie pero no lo había necesitado para detallar los trazos de su cuerpo. No pude evitar la risa rasposa que se me escapó al oír que Sasha llevaba rechazando a Joey desde primer año, eso también me confirmó que la rubia efectivamente lo conocía. La reacción me aflojó el cuerpo y enganché los talones en el caño lateral del pupitre, recostándome boca arriba sobre el mismo. Sentí los tablones de la falda derramarse hacia abajo y miré a Alisha de soslayo mientras acababa de hablar. —Eh~ Qué pereza me da de siquiera imaginarlo —solté un poco al aire, regresando la vista al techo. Me puse a estirar y flexionar las piernas de una en una, en movimientos algo vagos—. Bueno, hoy our beloved ginger princess almorzó con otro tipo, de la clase de al lado, y resulta que Hanson se comió la escenita por pretender buscarla para... hablar, supongo. No hizo nada, se contuvo como un campeón y estimo que fue al baño a partirse las manos como un estúpido animalillo salvaje. —Otra risa áspera, mientras jugueteaba con el lazo entre mis dedos—. Me hizo gracia que se lo quisiera ocultar y vaya, no sé yo si al final se lo habrá soltado o no, pero al menos intenté colaborar a una buena causa~ En sí me importaban tan poco cualquiera de los dos que me daba lo mismo soltarle la información a una perfecta desconocida como Alisha. En definitiva, ni siquiera estaba segura de que me apeteciera mantener el rollo de niña buena frente a Hanson para mañana. O quizá sí, quién sabe. No era de pensar demasiado las cosas. —So, that's the tea. La verdad, un poquito preocupante es que se haya puesto así sólo por haberla visto comiendo con otro tipo, ¿y eso le dio el empujón que necesitaba para querer echarle la correa al cuello? —Meneé la cabeza, me resultaba un poco extraño hablar tanto pero igual no me molestaba. Sonreí al aire y estiré el brazo hacia el techo, tapando la luz artificial con diferentes dedos—. Kinda disturbing, dunno. It ain't right.
Alisha Welsh Noté de nuevo el movimiento de su falda cuando se dejó caer por completo sobre el pupitre pero en aquella ocasión saqué, no se muy bien de donde, la suficiente fuerza de voluntad para no quedarme mirando demasiado. Aun con todo tenía la suficiente decencia de no querer pasarle un posible resfriado a nadie, pero de piedra no era y sabía que necesitaba controlarme si quería mantener aquellas intenciones. Como fuese, bajé las manos hasta dejarlas caer en peso muerto sobre mi regazo mientras volvía la vista hacia la chica, soltando un suspiro tras haber soltado toda la información y me centré por completo en lo que decía. Mantuve la vista fija en algún punto intermedio entre el pupitre y la tela de su uniforme, en un intento de no distraerme demasiado mirando otras cosas que le permitiese a mi mente viajar aún más. Su piel había sido jodidamente suave al contacto, sus movimientos prácticamente felinos, los ojos violáceos opacados y la voz profunda, ligeramente rasposa. Bueno, mierda, lo que decía, ya me estaba yendo por las ramas. Conseguí conectar en algún momento para pillar lo que me estaba diciendo porque, no iba a mentir, el alma de chismosa también me podía. —God, he is so stupid. No pude evitarlo, rodé los ojos y solté el aire en un suspiro exasperado, llevándome un par de dedos al puente de la nariz. Ni siquiera entendía muy bien por qué me estaba importando tanto eso. ¿De verdad solo quería joder o estaba siendo la estúpida que se había ablandado solo porque Sasha se había preocupado por mí? Quizás solo estaba harta de los hombres ese día en concreto. Pero es que venga, ¿en serio? La mierda de los celos estaba demasiado vista ya. Que había hablado con Sasha solo dos veces, sí, pero eso no significaba que no me hubiese fijado en ella y ya había que ser estúpido para no darse cuenta de que a la tonta ni se le ocurría tontear con otros porque el otro le gustaba mucho. Aunque el potencial lo tenía, podría tener a cualquier tipo o tipa comiendo de su mano si quisiese. ¿Y qué? ¿Daute aparecía de un día para otro y ya pretendía controlar con quién comía o dejaba de comer? Pues ya podía predicar con el ejemplo ¿no? Que muy listo tampoco era para ir tensando tantas cuerdas y pretender salir impune. >>Ya tengo curiosidad por ver como acaba la historia~ Qué gracia, eso de seguir sonando como una zorra desinteresada cuando por dentro estaba prácticamente anotando a Daute en la lista de indeseables. Qué coñazo, por otro lado, que se me estuviesen reduciendo los candidatos de esa forma. Boooring~ >>Hey, ¿debería preocuparme? Digo, me has dado toda esta información así un poco de gratis... ¿o es que me vas a querer cobrar de alguna forma? You know, nothing is free~ Un poco estúpida sí que estaba siendo porque sabía que sí le hablaba en inglés había una gran posibilidad de que me siguiese respondiendo con lo mismo de vez en cuando y... joder. Tenía que ser orden del día lo débil que yo era por los acentos. Contenido oculto No sé chica you are so gay just like your mother aka me