Una sonrisa ligeramente burlona danzó en mis labios al sentir sus dedos envolviendo mi muñeca y el apodo que me clavó de gratis. ¿Sashie? Pero qué bonita, sonaba dulce y todo. Mi viejo siempre me había dicho Sashita, mis abuelos también, así que era nuevo y todo. Era increíble su testarudez para no ir a la enfermería, pero tampoco iba a ser quien la obligara. Ya bastante mayorcita estaba. Solté un suspiro casi imperceptible y ladeé la cabeza, renovando la sonrisa. Joey me tocaba los cojones cuando intentaba ligar conmigo o lo que fuera, pero si venía de Alisha era... divertido, incluso. Quizá porque me lo tomaba menos en serio, o porque con ella sentía que estaba traicionando menos a Daute o algo así. Aunque era totalmente estúpido pensar así. ¿Traiciones? No podía haberlas cuando no eras nada de la otra persona. —¿No? Qué aburrida~ —repliqué, sedosa, mientras me incorporaba—. Bueno, que la enfermería me da igual, el mundo es bastante más amplio~ Iba un poco a broma, en verdad, pero no me molestaba para nada seguirle el juego. Me corrí el cabello con un vaivén amplio y la observé desde arriba para guiñarle el ojo antes de regresarme a mi asiento.
Alisha Welsh La seguí con la mirada mientras se dirigía hacia su asiento, de nuevo con aquella falta de pudor absoluta al recorrer su figura. Era un poco injusto, en realidad, ponerme un caramelito prácticamente en los labios y hacer que fuese lo suficientemente amable para no atreverme a usarla como me gustaría. Vaya moral de mierda, para que luego dijesen que no teníamos. Pero bueno, si había un Dios ya sabía que no pretendía ayudarme y a Satanás siempre le había gustado jugar sucio, así que ahí estaba, siendo una víctima más. O quizás la fiebre me estaba afectando demás, porque en otro contexto puede que no hubiese dudado tanto de hacerlo. —Pero jugar mucho con el fuego es peligroso, ginger, te puedes quemar. Lo solté en un murmullo, prácticamente al aire, antes de volver a centrarme en lo que tenía delante mientras terminaba de beberme el zumito, con aire distraído. A veces no me tomaban en serio, pero yo también podía quemar si me lo proponía. Consumir a alguien hasta avivarme lo suficiente y dejar las cenizas atrás sin más, sin remordimiento. Suspiré, dejando la cajita ya vacía a un lado del pupitre y me dejé caer sobre la superficie de la mesa, enterrando la cabeza entre mis brazos. Enfermería o no, ¿qué más daba? De todas formas planeaba quedarme dormida en clase como siempre hacía. Contenido oculto ¿Esto? Total y completamente necesario
Volvió a sonreír cuando la vio aceptar su mano, era obvio que sería por un par de pasos pero era parte del teatro que le gustaba montarse un poco porque sí. También había aceptado la idea de almorzar juntos, lo que era perfecto porque de verdad no era mentira que no tenía demasiados conocidos-amigos en esa escuela y tampoco era que fuese a ganárselos, sabiendo sus propias costumbres. ¿Había acertado con lo de la cereza? Mira por dónde. —Ya sabes, los pelirrojos debemos compartir un par de neuronas o algo —bromeó mientras deslizaba la vista por las opciones de la máquina—. Venía por una soda. Estiró la mano para colocar las monedas, seleccionar una soda de limón y finalmente tomarla antes de volverse hacia Sasha de nuevo. Volvió a dedicarle una sonrisa ligera, amistosa y cálida. Al final terminó siguiéndole los pasos de regreso al tercer piso, directo a la 3-1, y se abrió la soda mientras cruzaban el pasillo. —Bueno, fue una caminata por bebidas de lo más agradable, ¿no crees? —caminó entre las filas de escritorios sin realmente una dirección, en espera de que ella tomara asiento. Contenido oculto Gigi Blanche im feeling it la TENSIÓN SEXUAL digo qué
Los chistes internos de pelirrojos debían ser una de las cosas más cliché sobre ser pelirrojo pero, de una forma u otra, no pasaban de moda. Éramos la minoría, digamos, y por eso nos dejábamos llevar por una sensación estúpida de camaradería al topar con otro o simplemente por la excusa de, ya sabes, hablarle a otro pelirrojo. Me agaché para recoger mi jugo mientras lo oía hablar. Había notado que inspeccionaba las opciones de la máquina y cuando me erguí, Mason coló el brazo para pedirse su soda. Yo no me moví, me quedé siguiendo sus movimientos de reojo y me di cuenta que la cercanía no me había tensado o incomodado del todo. Luego sí retrocedí para permitirle agacharse y al recibir sus ojos reflejé su sonrisa. —Follow me, Sir. Hicimos el camino de vuelta bastante rápido, a lo sumo le comenté alguna estupidez sobre el clima. Al subir por las escaleras me mantuve apenas uno o dos escalones por delante. ¿Por qué? Para que pudiera verme si quería. ¿Por qué más? Deslicé los dedos suavemente por el marco de la puerta al girar dentro, directo hacia mi asiento, y sonreí ante su comentario al dejarme caer en la silla de costado y cruzarme de piernas. Rebusqué en mi bolso hasta dejar el bento sobre la mesa. Era más grande que los normales, como para dos personas o así. Se suponía que comiéramos juntos, idiota. —Bueno, definitivamente no esperaba toparme con un redhaired pal en mi camino a por mi adorado juguito. —Palmeé el caño del espaldar de la silla frente a mí y le sonreí, animada—. Por favor, adelante~ Eché un vistazo alrededor, la verdad era que el aula estaba bastante vacía, probablemente debido al buen clima que hacía fuera. Recién entonces me di cuenta de un pequeño detalle y giré el torso para ahuecar la palma y descansar la mejilla, balanceando un pie en el aire. —Hey, hon —lo llamé, tratar a la gente con apelativos cariñosos era algo que hacía siempre y ni me molesté en pensar que podría malinterpretarse—, ¿acaso te has traído palillos o algo? Solté entonces una risa divertida, mostrándole el único par que tenía: los míos.
Vaya vaya, no se lo estaba inventando él, ¿cierto? Ni de coña. Realmente no había planeado nada al colar el brazo para presionar el botón de la máquina pero el caso era que Sasha no se había apartado si no hasta que le hizo espacio para poder tomar la lata. Luego lo había notado al segundo cero, cómo se había mantenido un par de pasos por delante mientras subían, y como buen zorro no iba a ser él quien desperdiciara las oportunidades puestas en bandeja. Detalló las curvas de su cuerpo, el movimiento de las tablas de la falda y de su cascada de vino tinto. Una vez dentro de la clase luego de que ella se sentara hizo lo mismo en el lugar que le señaló frente a ella, sin desaparecer la sonrisa suave de su rostro. Como si no se la hubiese comido con la vista hace apenas unos segundos. Le dio un sorbo a la soda antes de bajar la lata al escuchar que me hablaba, no encontraba doble intención en su forma de hablarle pero no por ello iba a quejarse ni nada. Mira que recibir apelativos cariñosos de una maldita reina de cabello color sangre como esa no era una cosa de todos los días. Soltó una risa ante la pregunta. —Pillado con las manos en la masa, ¿no? —Soltó una risa floja y deslizó la mirada del par de palillos a la chica—. Pues parece que solo hay una solución a mi problema de no cargar palillos hoy. Ella estaba dispuesta a entretenerse un rato, ¿cierto? Pues venga, era hora de jugar. No tenía por qué terminar en un polvo ni nada, ni siquiera en una comida de boca, porque ciertamente incluso todo ese tira y afloja, el sentir la tensión creciente o la chispa que viajaba por el aire era algo que disfrutaba como un jodido.
Recorrí sus facciones cuando habló, la eterna sonrisa que mantenía en el rostro, y seguí balanceando los palillos entre mis dedos un par de segundos. Huh, seguía algo indecisa pero finalmente curvé los labios y podría jurar que una extraña chispa de diversión me recorrió la sangre al separar los utensilios, llevarme un poco de arroz a la boca y pasárselos como si nada. Con la sonrisa de angelito. Eh, subvertir expectativas era repentinamente... satisfactorio, ¿verdad? —Venga, no soy una princesita ni nada, así que nos los podemos ir turnando —expliqué, fresca y animada, como si no me le hubiese insinuado hacía tres segundos—. Y de paso así controlo que no te comas todo~ Le di un sorbo al jugo de cereza y acuné la mejilla en mi mano, viéndolo entre divertida e interesada pero, en definitiva, viéndolo con cierta intensidad. Bueno, seguía teniendo mi orgullo y estaba a punto de probar mi comida, ¡me importaba saber su opinión! Contenido oculto Plot twist
Soltó una risa nasal mientras tomaba los palillos que le extendía, realmente no importaba mucho por dónde fuese a tirar Sasha. Era un poco como el otro día en la azotea, si no salía un ligue salía una amiga y pues ganaba de cualquiera manera, ponerse a quejarse era de idiotas. —¿Qué no me coma todo? Eh~ qué poca confianza —dijo conteniendo la risa. Estiró la mano entonces, tomó algo de comida y se la llevó a la boca, se hizo con otro par de bocados antes de regresarle los palillos, como buen confianzudo. Terminó de masticar antes de tomar otro trago de soda y hablarle de nuevo después. —Bueno me retracto, me lo podría comer todo, pero qué culpa tengo yo si la comida sabe tan bien. —Casi había sonado como un chiquillo. Se acordó de algo de repente—. Ah, tú te presentaste como Sasha y yo te di solo mi apellido. Soy David, aunque estoy acostumbrado a que me llamen Maze. Le dedicó una sonrisa de ojos cerrados, tranquila, como si tampoco se le hubiese estado insinuando ya con descaro hace unos segundos.
Mason se adaptaba con suma facilidad a los cambios de mood, como si todo le viniera bien y eso me arrojaba dos posibilidades: o era un jodido zorro, un maestro del engaño, o no pensaba únicamente con el amigo que llevaba entre las piernas y eso abría un amplio abanico de matices. Me agradaba la idea de conocer a una persona así, simpática y relajada. Puede que fuera lo que necesitaba en esos momentos. Y algo de disfrute visual tampoco venía mal, claro. —Ah, lo siento, cariño, no confío en la gente cuando se trata de mi comida~ —le devolví la gracia, claramente en broma, y mientras él comía me puse a enroscar un mechón de cabello por pura inercia—. En especial si hay rollitos de pescado. Eh, sin ánimos de alardear, pero era mi jodida especialidad de toda la vida. Me di cuenta que no los había probado cuando me devolvió los palillos y una chispa de emoción pueril brilló en mi plata líquida al oír de su propia boca que, efectivamente, el almuerzo sabía bien. Siempre me gustaba recibir elogios al respecto y no me molestaba en disimularlo. Solté una risa suave y luego de pasar el arroz que me había llevado a la boca asentí. —Maze —repetí en mi acento australiano natal, como si saboreara el sobrenombre, y sonreí con cierta nota de satisfacción—. Nice, me gusta cómo suena, ¡lo tomo! A mí me han dicho Sasha a secas, Sashita, Sa-chan, así que vaya, elige el que te apetezca. O invéntate uno, y quizá te ganas un rollito de pescado extra~ Volví a reír al soltar aquello y sujeté uno de los dichosos rollitos entre los palillos, manteniéndolo frente a él, sin romper el contacto visual. No se lo iba a llevar a la boca como un puto avioncito pero si se estiraba y lo alcanzaba, pues bien, no iba a ser quien quitara el brazo. ¿De qué iba? Quién sabe.
Noté la emoción que le pasó por los ojos ante el comentario de la comida y la sonrisa que se me escapó de los labios fue casi de ternura, de nuevo porque había sido un cumplido honesto y porque había siempre algo agradable en ver a alguien emocionarse por recibir un halago sobre las cosas que hacía. Coloqué el codo en el escritorio para poder apoyar la mejilla mientras ella comía, no aparté la vista de ella obviamente, y se me escapó una risa floja al escucharla aceptar el apodo sin más. Escuché la lista de diminutivos que me ofreció y despegué la mejilla de mi mano para volver a beber algo de soda mientras le daba unas cuantas vueltas al asunto, cuando dejé la lata en la mesa de nuevo vi el rollito de pescado que sostenía frente a mí. No sabía por dónde estaba tirando la chica la verdad, pero no iba a rechazar eso la verdad. No era el rey de los diminutivos ni nada, pero a veces conseguía inventarme alguno que otros no se hubiesen sacado todavía, como con Katrina y eso de Kai-chan. Me estiré, comí el rollito que me extendía y regresé a mi espacio, todavía dándole cabeza y le respondí luego de bajarme el bocado. —Sash o Asha. —Me lo pensé un poco más—. Bueno, ya veremos~ Le dediqué una nueva sonrisa, pues porque, ¿qué más iba a hacer? La verdad ese almuerzo estaba resultando muchísimo mejor de lo que había planeado que era bueno... comer solo básicamente, así que había subido como diez niveles. Estaba comiendo con una chica linda, buena comida y teniendo una charla agradable.
La verdad que no me molestó ser plenamente consciente de la mirada de Maze encima mío mientras comía. No me molestaba la atención, sabía manejarla y me atrevía a afirmar que, en ciertas ocasiones, me gustaba y podría llegar a buscarla adrede. No era como si estuviera obsesionada con ser el alma de la fiesta ni nada similar, pero vaya, no era al fin y al cabo una chica pudorosa. Arrugué la nariz, risueña, en cuanto Maze se estiró y alcanzó a comerse el rollito. Devolví los palillos sobre el bento y di unas palmadas cortitas, de lo más divertida; podía ser bastante infantil a veces. Luego presté suma atención a sus apodos y fruncí los labios, pensativa. Estuve por soltar mi opinión cuando él descartó la urgencia de decidirlo ahora y le pasé los palillos de vuelta. —Sash —repetí en voz baja, arrastrando la última sílaba junto a una sonrisa floja danzando en mis labios—. Hmm, me gusta, es como hush y, no lo sé, suena bien. Me reí con ligereza y lo dije otra vez, prácticamente para mí, antes de deslizar mis ojos hacia los de Maze y recargar la mejilla en mi mano. —Kind of sexy, isn't it~? Me había quedado colgada luego de clases con un mensaje que me envió Hanabi, que necesitaba ayuda para encontrar no sé qué cosa en mi habitación. Mi idea había sido ir al club, como siempre, pero busqué los auriculares en mi bolso y acepté la videollamada de la niña para ir indicándole dónde hallar los marcadores que buscaba. Bueno, nos tomó unos cuantos minutos, la verdad, y cuando acabamos alcé la vista y eché un vistazo alrededor, por mera inercia. Había poquísima gente en el aula así que no me costó nada identificar la voz de Maze junto a una chica, la bonita pelirroja de mi clase. Eh, ¿esa no era la que había andado con un muchacho de cabello oscuro estos días~? Los observé de reojo, disimulada, y una sonrisa felina estiró mis labios. Míralos nomás. Como si el universo anduviera con ánimos para entretenerme o lo que fuera, sólo tuve que llevar mi atención un poco más allá, hacia la puerta, para identificar la silueta consternada del tercero en desgracia. No tenía su puto nombre ni de coña, pero su rostro sí que lo recordaba. Regresé a la pelirroja y Maze, realmente la chica estaba a medio pelo de verlo allí, estaqueado como un imbécil, y de repente pensé que no me apetecía del todo que eso ocurriera aún. —Eh, Maze —saludé en voz alta, buscando captar la atención de ambos en mi dirección contraria a la puerta—. ¿Cómo va todo, cariño? Me incorporé de la silla, guardándome el móvil y auriculares en el bolsillo de la falda, y avancé hasta detenerme junto a ellos. Recosté las caderas en un pupitre a su lado. —Hmm, qué bien se ve eso. Qué envidia~ La chica me observó con cierta nota de curiosidad impresa en sus ojos, probablemente intentara descifrar qué pintaba yo en todo esto o algo así. Suavicé mi semblante y le sonreí, ladeando apenas la cabeza. —Morgan, ya sabes, entré hace poco. ¿Tú eras...? —Sasha —me respondió con frescura—. Sasha Pierce. Mantuve la simpatía impresa en la cara mientras deslizaba sutilmente la mirada hacia la puerta y me tragué la gracia para no arruinarme el numerito. Eh, ya había desaparecido. Me preguntaba adónde se habría ido. Regresé a la parejita y me detuve un par de segundos en Maze, los suficientes para, no lo sé, hacerle notar que había algo de toda la situación que me estaba divirtiendo de una forma casi retorcida; como sabía que a él también le gustaba, vamos. —Bueno, ya no los sigo molestando. Nos vemos, Sasha. —Me moví con el sigilo de un jodido fantasma y deslicé la yema de los dedos sobre los hombros de Maze al pasar junto a él y bajar ligeramente el volumen de voz—. Disfruten~ Avancé hasta la puerta y me quedé allí unos segundos, revisando el pasillo con cierto aire indiferente. La verdad, si conseguía comerse a esa bonita pelirroja iba a tener hasta mis respetos y todo. Bueno, luego podría conseguir su versión de la historia sin demasiado problema, suponía, ahora... El muchacho de cabello negro salió del baño con un portazo y pasó como una exhalación, mi silueta seguramente habría logrado bloquear la visión desde adentro del aula. Observé por sobre el hombro para corroborar que los otros dos seguían en su mundo y me sonreí, enderezando mis pasos detrás de Daute. ¿Hacia dónde iría el despechado?
Me sorprendía el hecho de que podía actuar como una chiquilla si quería cuando en un principio me había parecido bastante más seria, no sabía si achacárselo a que estaba cómoda conmigo o solo era algo que le salía natural luego de una primera conversación, lo que fuera me alegraba que fuese el caso. Además era obvio que le gustaba la atención, ¿no? Y yo podía dársela de sobra, tanta como quisiera, no me molestaba en lo más mínimo. No tenía la necesidad de forzarme sobre otros como Katrina y Sonnen, mucho menos como Tolvaj, me gustaba más acompasarme a sus ritmos y ver dónde paraban las cosas, así que estaba entretenido con Sasha. Tomé los palillos que volvió a alcanzarme y comí otro par de bocados sin prisa realmente. Hush. Silenciar. Sentí su mirada encima, volví a sonreírle casi por reflejo y hablé después de haber tragado. —Entonces te queda como anillo al dedo, don't you think, Sash? Eso había sido bastante más directo, sin duda, pero tampoco intrusivo. Me iba subiendo a la plataforma según ella lo permitía, como un zorro colándose a un gallinero sin vigilancia. Una tercera voz llamó mi atención, Morgan se había dirigido a nosotros de repente, un poco de la nada y me había hablado directamente a mí. —Ah hola, Morgan. Todo bien~ —Quiero decir, era bastante obvio. iba a regresarle la pregunta pero ella se entretuvo en Sasha. Incluso antes de que la morena me dedicara aquella mirada bastante cuestionable ya me olía algo en su acercamiento, pero ganas de usar el cerebro para averiguarlo ahora mismo no tenía realmente. Sin embargo, en esos segundos que se detuvo en mí vi la misma diversión casi enferma que se le pasaba a Eris Tolvaj por la cara cada vez que abordaba a algún imbécil. Sus dedos cargaban consigo una vibra extraña posiblemente la vibra que ella en sí tenía. Era sedosa, tranquila, quizás un poco desinteresada... pero había otra cosa, ¿cierto? Por supuesto. La miré de reojo no tanto porque me interesara más que Sasha ni porque quisiera deleitarme la vista, sino esperando que quizás su camino me guiara a lo que sea que la tuviera tan jodidamente entretenida pero no había nada. De nuevo, ¿qué habría hecho de ver a Daute? Posiblemente nada. Su no-novia estaba divirtiéndose, teniendo una charla, no había habido ni siquiera toqueteos que dieran pie a nada más, y yo estaba ahí casi más de amigo que de otra cosa. Pero apestaba. Apestaba a jodido posesivo y mira que con esos ya había tratado más de una vez. Eran los que me dejaban en el suelo, vueltos una furia por un par de palabras, de los que me hacían volver a casa casi con aspecto de saco de boxeo. ¿Tenía ganas de ganarme esa mierda? No demasiadas, pero en tanto Hanson siguiera en otra parte... Bueno, yo iba a seguir aprovechando el gallinero descuidado. Hoes before bros. Porque de por sí no éramos bros, habíamos charlado una puta vez y le había dicho lo de Dunn, poco más. Si Sasha Pierce estaba allí conmigo, compartíendome un almuerzo que evidentemente había sido preparado para dos, era porque el idiota la había cagado con ella y mira que para cagarla con una chica como Sasha casi había que ser estúpido a secas.
Cuando Maze se me insinuó con una clara nota de intención, aunque siguiera siendo sutil y tal, me di cuenta por primera vez que, de hecho, estaba balanceándome en un juego de grises algo peligroso. Bueno, sobre esos grises llevaba parada toda la puta vida porque con Daute nunca habíamos planeado oficializar nada más allá de los sentimientos que guardábamos el uno por el otro, y era esa ausencia de restricciones las que traían... problemas. ¿Debería ser así? Estaba bastante segura que no, pero con todo y el disgusto de la cafetería, no me apetecía sentir lástima o lo que fuera. Y es que el cabrón, luego de besar a Akaisa, encima se daba el lujo de ignorarme. Y yo, como una estúpida, aún así había preparado el almuerzo para dos. El comentario de Maze me arrancó una sonrisa más parecida a las que solían dedicar los zorros de su calaña, aunque yo aún no supiera nada de eso, y no respondí. Me hice la tonta y me encogí de hombros, dejando el agua correr bajo el puente. Yo también podía ser una jodida perra, ¿verdad? Creo que poco a poco comenzaba a verlo. Era como si Maze hubiera mordido el anzuelo. Y eso me provocaba satisfacción. No me había esperado que Morgan fuera a hablarnos, la verdad, quizás un poco porque era nueva y porque Maze había dicho no tener amigos ni nada parecido para almorzar. ¿Habría mentido, quizá? Vaya, en verdad no es que fuera a condenarlo por haber usado un truquito así, sólo tenía ahora la curiosidad y ya. Seguí los movimientos de la morena en silencio, hasta que recibí su atención y respondí con normalidad. No parecía una mala chica pero había algo... extraño en ella. ¿Prepotencia, quizá? ¿Vanidad? Pero tan, tan sutiles, como quien se cree superior con tanta firmeza que ya ni necesita ostentarlo o reafirmarlo a cada minuto. Como fuera, regresé al almuerzo y estúpida yo que no reparé ni un momento en todo lo que ocurría afuera, en el arranque de ira desmedida que había tenido Daute y que, aunque no estuviera justificado, había acabado con sus manos destrozadas. Morgan se había encargado de mantenerme ajena a ese desastre y seguí saboreando las verduras asadas con una ligereza que, la verdad, me agradaba bastante. Estar con Maze era agradable. —¿Es amiga tuya? —pregunté a la pasada, más por hacer conversación que otra cosa, refiriéndome a Morgan. Sonreí con cierta picardía y deslicé la yema de los dedos desde mi propio hombro, navegando sobre mis clavículas, hasta el contrario, imitando más o menos la forma en que ella lo había acariciado recién—. Se veían cercanos~
Morgan se había encargado de mantenernos a ambos en la más absoluta de las ignorancias, no porque le interesara algo relacionado a nuestra moral, nuestra preocupaciones ni nada, simplemente y llanamente porque ella tenía cosas que hacer antes de siquiera pensare en soltar la pasta, es decir, en caso de que fuese a hacerlo. Pagan angel. More like angel of death. La voz de Sasha volvió a atraer mi atención no mucho después de que O'Connor dejar la clase, vete a saber en qué dirección para mortificarle la existencia a Hanson, quien posiblemente no fuese a darse cuenta de que estaba metido en las fauces del monstruo hasta que fuese demasiado tarde. Como fuese, por los momentos no era mi problema, ni siquiera estaba seguro de que fuese el de Sasha completamente. Se me formó una sonrisa ladeada al notar la picardía en su voz y el movimiento que había hecho. Le había dicho que no tenía amigos con quienes almorzar, ¿cierto? Mentira no era realmente, conocía gente y ya, y por la cabeza no se me pasaba aparecérmele a Morgan para decirle de almorzar juntos, ni idea de por qué. ¿Se me habían activado las alertas? Quizás. Ya le había hablado de la astucia de los zorros de por sí. —La conocí a ella y unas chicas que parecen bañadas en lejía la semana pasada. Son del club de lectura y tal, no pinto mucho con ellas la verdad. —Deslicé la mirada a la puerta de nuevo antes de volver a posar la vista en sus ojos grises, parecidos a la plata o el mercurio—. Realmente no esperaba que se me acercara de esa manera, pero bueno tampoco me sale eso de ser grosero~
Alcé las cejas y lo señalé con los palillos al mencionarme a las chicas del club de lectura mientras masticaba, como si repentinamente me hubieran entrado las ganas de responder pero tenía la boca llena ¡y los modalos son muy importantes! —Ah, sí, sí, son relativamente famosas porque llaman mucho la atención. I mean, entras a la biblioteca y te topas con tres fantasmas sentados siempre a la misma mesa, en perfecto silencio, imposible no echarles el ojo encima. Con el tiempo te acostumbras, claro. Últimamente no había pisado la biblioteca y por eso no tenía idea que la armonía se había roto por una mancha oscura, la misma que acababa de abordarnos para saludar y no mucho más. No había encendido las alertas suficientes pues no conocía a Morgan de nada, tampoco había notado la sonrisa que le dedicó a Maze. Lo único que creí advertir fue cómo el muchacho había permanecido sutilmente atento a sus movimientos, pero se lo habría adjudicado a cualquier cosa antes de dar con la verdadera razón. Le di un trago a mi zumito y volví a alcanzarle los palillos. Recosté la mejilla en mi mano de nueva cuenta, echándole algo de peso encima al pupitre, y me distraje viendo el paisaje de soslayo —Yo tampoco pegaría con ellas, la verdad. Malas chicas no parecen, pero sí jodidamente tranquilas y por lo general no encuentro por dónde estarme quieta. Como sea~ —Reinicié la sonrisa en mi rostro y le devolví mi atención, balanceando la pierna que llevaba en el aire en movimientos circulares—. ¿Y bien? ¿Qué se te dio por transferirte en último año? Debe ser una ladilla.
¿Me había juntado con los fantasmitas del Sakura y ni enterado? No era muy avispado para ciertas cosas la verdad y había olvidado lo mucho que personas como ellas o incluso nosotros con el cabello rojo podíamos llamar la atención en pleno Japón. Se me escapó una risa que casi fue una carcajada mientras me lo decía, la verdad no me molesté demasiado en contenerla. No estaba filtrando mucho ya de por sí, la estaba pasando bien con su compañía y pues le soltaba lo que fuese saliendo, transparente como un jodido mocoso. Volví a sujetar los palillos cuando me los alcanzó, tomé otro par de bocados y me robé otro rollito de esos tan buenos. Mastiqué mientras la escuchaba seguir hablando, asintiendo con la cabeza. Kashya y Bleke eran tan tranquilas que la verdad no sabía yo si podía expresar alguna emoción evidente, por feo que sonara, pero en definitiva no eran malas chicas. —¿Hmh? Nada especial realmente, ¿cambio de aires? No sé, no tenía muchas ganas de terminar la escuela en el viejo instituto, se me hacía aburrido y como no suelo hacer amigos como tal en ninguna escuela no es que pierda demasiado y nos hemos mudado un par de veces, así que me transfieren a escuelas algo más cercanas. Por el papeleo y eso pues sí fue un fastidio, pero nada insoportable. Que, de nuevo, conocía gente pero a todos los que ubicaba en el Sakura no los había conocido en la escuela, lo había hecho en la calle. A Katrina en un pub de mala muerte, a Altan en el Hibiya, a Dunn en el Toyama y si me ponía a enlistar la gente seguro me daba Navidad. Tomé otro rollito de pescado pero en lugar de comerlo lo extendí hacia Sasha como ella había hecho conmigo antes. ¿Por qué? Pues porque pintaba.
Lo oí con la atención de siempre. Me resultaba un poco extraña la idea de que un chico como él no fuera de hacer amigos, no iba a mentir. Se veía tan simpático y fresco, incluso era apuesto, ¿en qué clase de universo no acabaría rodeado de gente? Además se me había acercado como si nada, que yo tampoco pecaba de desagradable pero no era de hacer esas cosas y probablemente ahí radicara la principal razón de mi escasa vida social. Bueno, eso y mis tiempos tan reducidos. Ya era mi tercer año en el Sakura y había conocido a muchas chicas con las cuales nunca dejé de llevarme bien, pero el no poder asistir a las reuniones luego de clases me fue dejando poco a poco en la periferia. Nunca le guardé rencor a nadie, comprendía que fueran procesos hasta naturales. —¿Y eso? —Quizá fuera indecoroso pero me generaba mucha curiosidad, así que lo terminé soltando junto a una risa nasal—. ¿Me hablaste de la puta nada, me invitaste a almorzar y con eso y todo no eres de hacer amigos? Qué va, no me digas que eres un asesino serial. Mi expresión se congeló apenas un segundo al comprender que estaba alcanzándome un rollito de pescado, justo como yo había hecho hacía un rato. ¿Por qué me sorprendió, si Maze parecía contar con la capacidad de acoplarse a mi ritmo y reflejar cualquier estupidez que se me ocurriera? Ni idea, un pinchazo de culpa, quizá. La breve idea de que Daute andaba ahí fuera y aunque no fuera mi novio ni nada, en el fondo aún lo quería al imbécil. Además no me iban las jugadas de puro rencor, ni siquiera me estaba ligando a Maze o lo que fuera por despecho o por haberlo visto con Akaisa. No me gustaba usar a la gente así. Solté un suspiro suave y sonreí con cierta complicidad, deslizando mi mirada de Maze al rollito. Bueno, ¿qué más daba? Apoyé las palmas sobre la mesa y me incorporé lo suficiente para alcanzar el trozo de comida, quitándolo de los palillos con movimientos suaves. Mastiqué, tapándome la boca no sé muy bien por qué, y al buscar los ojos de Maze se me escapó una risa contenida, como quien acaba de cometer una travesura que le salió bien. —Qué generoso de tu parte, hon, dándome uno de tus rollitos~ Y bueno, a ver, que no aguanto mucho callada, por si aún no lo notaste: ¿te has mudado por trabajo de tus viejos o qué onda?
Se me salió una carcajada genuina cuando soltó lo del asesino serial y tuve que voltear el rostro para no ir a echársela encima, porque sabía que eso podía ser maleducado y venga, no es que fuera un niño pijo como la mitad de los de esa escuela, pero tenía algo de decencia y tal. Eso fue lo que no me dejó ver los segundos que su expresión de quedó congelada, lo único que vi cuando recuperé la compostura fue su sonrisa, esa que cargaba cierto tinte de complicidad consigo y no mucho después alcanzó el rollito. Solté una risa floja cuando buscó mis ojos de nuevo y le regresé los palillos, no sé ya ni para qué si estábamos allí dándonos de comer como si nos conociéramos de toda la vida o quién sabe qué mierda. Bebí algo más de soda antes de disponerme a contestarle. —Precisamente por eso no tengo... amigos amigos —admití con cierta diversión en la voz—. Ya te lo imaginas, ¿no? El tipo de idiota que soy. Conozco mucha gente, me llevo bien con la mayoría, pero el círculo es tan amplio que no tengo amistades establecidas, de vez en cuando fui imbécil y me metí con alguna chica no era tan soltera como yo pensaba y bueno, el resto se cuenta solo. Además algunos días trabajo por las tardes entonces me pierdo de cosas como los clubes y las quedadas de la gente luego de clase. Mira que hablar de chicas que no eran tan solteras como creía. Sasha no era que tuviera algo formal con Hanson, pero bueno estaban colados el uno por el otro y ya contaba como peligro suficiente, pero no tenía pista alguna para saber eso así que ahí seguía y seguramente hubiese seguido en caso de saberlo porque el idiota de Hanson no me había parecido un tipo violento como sí me lo parecían los pandilleros de mierda como Sonnen y Usui. Vaya error. —Ah sí, por el trabajo de mamá. Ha trabajado en hotelería desde que tengo uso de razón, así que cuando se les mete en la cabeza la transfieren y pues no me queda mucho más que moverme con ella. Así fue en Estados Unidos y luego a algún salido se le ocurrió recomendarla para una cadena hotelera que iba a abrir en Japón, así que aquí estamos. Contenido oculto montarme el background de Maze con anticipación es lava
Su carcajada la verdad que no me molestó ni nada, a lo sumo me pregunté qué le había causado tanta gracia pero lo dejé correr sin más. Venga, era un detalle estúpido. Lo oí mientras aceptaba los palillos de vuelta y revolvía la comida restante del bento, ya sin demasiado apetito pero por mantener las manos puestas en algo. El tipo de idiota que era, ¿eh? Bueno, no era que lo viera como tal, no tenía la percepción ni la malicia suficientes para andar por la vida pretendiendo analizar de antemano a las personas, me dejaba un poco fluir con la corriente y ya. Por eso, quizá, no notaba ni una pizca de nada raro en Maze. Un poco ligón se me hacía, sí, pero ni de coña le acertaría a la dimensión real de sus manías. De vez en cuando fui imbécil y me metí con alguna chica no era tan soltera como yo pensaba y bueno, el resto se cuenta solo. Esta vez la carcajada brotó de mi garganta, mezclando las verduras con el arroz. En verdad no me apetecía mucho abrir el paraguas y avisarle que estaba siendo el mismo imbécil de esas veces, así que no abrí la boca. ¿Un poco egoísta? Quizás. Alcé la vista para mirarlo en lo que terminaba de hablar. —Pero bueno, ¿no seremos kindred spirits o algo? —Me resigné a seguir comiendo, así que dejé caer los palillos sobre el bento y clavé ambos codos en la mesa, para reposar la barbilla y verlo de frente—. Me pasa similar, siempre estoy trabajando y por eso no tengo muchos amigos y tal aunque sea un amor de persona~ Pero va, es lo que hay. Se me ocurrió una estupidez y sonreí ampliamente, relajando un brazo para extender la mano hacia él; no estaba en posición para que me la estrechara, sino un poco más bien para sellar un juramento o alguna mierda de esas. —Así que podemos ser los amigos sin amigos que sean amigos en la medida de lo posible, ¿qué tal? Half-friends, maybe. ¿Era consciente de la insinuación que también podía cargar eso? Bueno, un poco sí. —Ah, an american! —exclamé, emocionada, y solté una risa corta—. Un gusto, es un gusto. ¿A qué edad te mudaste a Japón? Nosotros vinimos cuando tenía... doce años, creo. Soy de Sydney, por cierto.
Ahora fue ella quien soltó la risa al escucharme y la dejé fluir, porque ciertamente hacerla reír así fuese con una estupidez era agradable. Sasha había resultado ser una chica bastante adaptable, simpática y hasta cálida, lo que no se encontraba demasiado en el bien perfeccionista Japón, con su gente educada y distante. Me seguía preguntando quién demonios la habría dejando comiendo sola, porque cada vez tenía menos sentido para mí. —Ya decía yo que ver a una chica tan simpática sin compañía era cosa rarísima —dije sin ánimos de tirar por otro lado realmente, era solo una observación. Miré su mano unos segundos mientras la escuchaba antes de extender la mía para tomarla y estrecharla como si estuviéramos pactando un trato de negocios importantísimo. —Half-friends then. —No tenía los sentidos afilados, ¿cierto? Se le notaba a leguas, hacía movidas y comentarios quizás sin medir del todo las proporciones de cómo podían entenderse, pero no era yo quien le iba a parar el carro—. Australian~ De ahí el acento entonces. ¿Con doce? Just a baby. Nosotros con mudamos cuando estaba por cumplir quince.
De un momento al otro me pregunté qué hora iría siendo, y deslicé la vista de Maze al reloj de pared que colgaba sobre la pizarra. Vaya, el tiempo se había pasado volando y honestamente me sorprendía. Al final, compartir el almuerzo con el chico había sido una gran idea. Era divertido, charlar con él era sencillo y me había ayudado a no estar todo el rato comiéndome la cabeza con mierdas. Además, así como con Alisha, puede que hubiera encontrado personas para pasar el rato sin depender de Daute. Porque si había algo que jamás soportaría era depender de alguien. —El mundo está lleno de sorpresas, ¿a que sí? —respondí, sin pararme a pensar ya en las posibles implicaciones del comentario; le estaba aflojando a todos los interruptores—. Pero bueno, entre simpáticos solitarios nos entendemos~ Mi sonrisa mantuvo el tinte entre dramático y divertido al ver que aceptaba mi mano y se la estreché con firmeza; el contacto era cálido, si se quiere. —Yup, just a baby. Fue un poco difícil al principio, pero para mis hermanitos resultó aún peor so whatever. Y mierda que fue complejo, en especial para Danny y, por extensión, para todos nosotros. Los problemas iban rebotando de casa a la escuela como un constante ping pong y estuvo a medio pelo de acabar con el matrimonio de mis viejos, pero bueno. Esa agua ya había pasado y no tenía sentido traer a colación semejante mierda con alguien que apenas conocía. ¿Qué decía? Ni Daute sabía de esas cosas. —A la larga siempre todo se acomoda, ¿no? Las piezas caen en su lugar y blablabla. —Me corrí el cabello de encima de un manotazo y me puse a repiquetear la manicura sobre la mesa; no era un tic ansioso ni nada, sólo me agradaba el sonido. El color hacía juego con mi cabello—. Así que llevas super poco tiempo en Japón, huh~? Te las apañaste bien con el idioma, veo, ¿ya lo sabías de antes o acaso he dado con un genius boy de aquellos~?