Mi aclaración pareció dejarlo tan encantado que solté una risa en voz baja y me encogí de hombros. ¿Qué le haría, con lo mucho que me gustaba consentirlos? Estos muchachos algún día serían mi ruina y no podía importante menos. Kenny mantuvo su atención sobre mí, en completo silencio, y la expectativa me cosquilleó en el cuerpo. Estaba tan atenta que noté al nanosegundo el movimiento de su brazo y di un leve respingo al ver aparecer la bolsita. Lo que solté fue un gasp en todas las de la ley y sonreí tan amplio que mis ojos se entrecerraron. Si debía ser honesta había imaginado que sus intenciones vendrían por aquí, pero entre sospecharlo y tener los chocolates frente a mí había un largo trecho. Sentí una emoción inmensa, recogí la bolsa entre mis manos y me la acerqué al rostro, pues no lograba distinguir si aquellos eran bombones o... ¿cerezas? No, no era fruta. La giré para que la luz le diera desde diferentes ángulos a través del plástico. ¿Bombones rojos, entonces? —It's so tricky! —me quejé, aún con la sonrisa de oreja a oreja, y volví a reírme—. Don't worry, baby, I'm not. A la alegría inicial le siguió una oleada repentina de ternura y bajé las manos a la mesa para regresar mi mirada a él. Repasé sus facciones, el color de sus ojos, mientras trazaba la textura de la bolsa con un pulgar, y me despegué de mi silla con cuidado. Estiré el torso y, con delicadeza, toqué su mejilla con la punta de los dedos en un pedido silencioso para que él también se inclinara. Mi sonrisa se suavizó y abandoné sus ojos en el último segundo para dejarle un beso sencillo en los labios. —Mucho mejor que un ramo de flores —murmuré a centímetros de su boca—. I love it, thank you. Volví a besarlo y regresé a mi asiento. También recogí otra vez la bolsa entre mis dos manos y lo miré, levemente inquieta. No sabía si sería de mala educación o si preferiría que no, pero... —¿Puedo abrirlos? —pregunté, con toda la emoción contenida.
La reacción de Sasha fue francamente adorable. El silencio que nos impuse hizo que su atención estuviera por completo puesta en mí, lo que en definitiva había sido mi objetivo desde el principio, y noté como una sonrisa enternecida se me plantó en los labios al presenciar su reacción por los bombones. Se sorprendió hasta el punto de dejar salir un grito ahogado y al poco rato recogió la bolsa, examinando el contenido de su interior desde todos los ángulos posibles. Eso, más el comentario que hizo al respecto, me ensanchó la sonrisa sin poder evitarlo; su emoción era demasiado evidente. Mission accomplished, right? Alcé apenas las cejas al notar que su atención volvía a mí, sin perder la sonrisa en ningún momento, y mi curiosidad se hizo algo más evidente cuando Sasha se levantó de su asiento. Esperé un par de segundos sin mucha reacción, hasta que sentí sus dedos rozándome las mejillas y entendí sus intenciones, inclinándome en su dirección para aceptarle el beso encantado. La unión fue breve y superficial, pero la repitió tras agradecerme y me di por más que satisfecho con aquel resultado. —Well, I'm glad —comenté junto a una risa ligera, relejando visiblemente el cuerpo contra la silla al volver a sentarme sobre ella. La emoción que seguía sintiendo por el regalo era casi palpable y yo no pude hacer más que seguir sonriendo con diversión, incapaz de apartar la vista de sus facciones. Si la empezaba a conocer lo suficiente... algo me decía que estaba dudando de si abrir la bola para probar los bombones, incluso si se moría de ganas de hacerlo. >>De hecho, me voy a empezar a ofender si no los pruebas ya —fue lo que respondí, dejando colar una chispa de ironía en mi tono de voz—. Te voy a ser sincero: tuve que recibir algo de ayuda al hacerlo. Creo que están buenos, pero necesito tu veredicto final, claro~. ¿Has recibido más chocolates hoy, por cierto? Mi orgullo quiere escuchar que he sido el primero, pero sé que las probabilidades son ínfimas...
Su respuesta me ensanchó un montón la sonrisa, la sentí irme de oreja a oreja y me removí en mi asiento mientras deshacía el moño blanco con cuidado, de lo más contenta. Abrí la bolsa, colé dos dedos y seleccioné uno de los bombones de arriba. Apenas le di el primer mordisco dentro de mi boca noté instantáneamente el sabor a cereza y lo miré, ampliando mi mirada. No podía hablar, ¡pero estaba muy rico! Mientras tanto, él confesó haber recibido ayuda y sonreí con los labios sellados. —Lemme guess: ¿una ayuda pequeñita, morena y adorable de ojos violetas? —tanteé, divertida, y me lamí apenas el dedo—. It's super tasty! Me encanta que sean de cereza. Muy temáticos, además. I approve, well done, babe! A decir verdad, que Kenneth decidiera regalarme algo no me pillaba por completo desprevenida. Era un muchacho de lo más encantador y se le notaba que llevaba lo donjuán en las venas. Lo que sí no había anticipado era que se tomaría el trabajo de prepararlos él mismo. Veía a... Maze en modo housewive con el delantal de cocina y todo, ¿pero Kenny? Hell no. El detalle, por ende, le sumó una calidez diferente a la alegría. Con esa misión finalizada, mi sonrisa adquirió un tono diferente y, mientras seguía diciendo tonterías, estiré un brazo hacia el suelo, a mi lado. Pillé una bolsa opaca y la apoyé en mi regazo, sin quitar la mirada de sus ojos. —Me dieron un par hace un rato, pero fue pura improvisación. Tú eres el primero que me trae chocolates formales, empaquetados, con lacito y todo. Supuse que serviría como consuelo. Solté una risa breve y bajé la vista, seleccionando rápidamente la caja que había preparado para él. —Speaking of which... —Regresé a sus ojos y deslicé el empaque sobre la mesa, en su dirección—. ¿Acaso será que yo también tenía algo para ti~? Así como la de Suiren, también era una caja blanca de lazo morado. La tarjeta rezaba "For my pretty knight in shining armor and the best rower out there" y dentro cargaba tres bombones de chocolate con leche y tres blancos. Por la gracia, a los de Kenny les había agregado un poco más de licor, para rememorar aquella gran noche del campamento. Contenido oculto post medio choto y hecho a las chapas cuz I DONT HAVE TIME GAAAAH no quería no darle sus chocolates a kenny :(
Observar las reacciones de Sasha era un entretenimiento digo de cualquiera plataforma de streaming, ¿eh? A la muchacha se le habían notado en el rostro todas las emociones, desde el momento en el que tomé asiento, y todas ellas me resultaron francamente encantadoras. Ensanché la sonrisa al presenciar cómo sus ojos se abrían y poco después dejé salir una risa divertida, encogiéndome un poco de hombros con algo de recelo. —I don't know about adorable, tho... casi me arrancha el brazo cuando intenté probar un poco del chocolate que ella había preparado —comenté en voz baja, mirando a ambos lados antes de sentir como un escalofrío me recorría la espalda—. Pero me alegra que te hayan gustado~ —añadí a los pocos segundos, recuperando la sonrisa animada como si nada. Por supuesto, no me pasó desapercibido el el movimiento que su brazo hizo mientras yo empezaba a decir tonterías para mantener el ambiente distendido. No había esperado nada a cambio de los dulces, pero a aquellas alturas creía conocer a Sasha lo suficiente como para anticipar que... sí, efectivamente, ella también habría preparado algo para mí. No perdí la sonrisa en ningún momento, desde que me respondió a mi pregunta inicial hasta que leí la nota que había pegada sobre la caja, aunque si tenía que ser sincero, mi expresión se suavizó visiblemente con aquello último. >>I'm gonna take the win, honestly —admití en relación a lo primero, mirándola durante un segundo antes de levantar la tapa de la caja—. Of course, no voy a arriesgar una posible ofensa hacia tan bella dama, así que... Me comí uno de los bombones nada más terminar de decir aquello, sin esconder la leve expectativa que sentí ante el posible sabor, y aunque el sabor del chocolate estaba siendo tan bueno como había anticipado, lo que logró llamar mi atención fue el toque algo fuerte a licor del mismo. Me sonreí con cierto aire socarrón al asegurarme cien por ciento de que era licor lo que estaba probando y negué un par de veces con la cabeza mientras volvía a tapar la caja, claramente divertido. >>Such naughtiness, Sashie, unbelievable —murmuré, intentando impostarme algo de decepción en la voz y fallando de manera estrepitosa, y no tardé en inclinarme para dejarle otro beso de nada sobre los labios—. Están muy bueno, te lo agradezco. Y ahora voy a dejar que sigas estudiando, que estabas muy concentrada y no quiero ser yo el culpable de tus malas notas. Aunque merecería la pena por una distracción tan atractiva, ¿no crees~? Y tras aquella broma, alcé la cabeza lo suficiente como para dejarlo un nuevo beso sobre la frente a modo de despedida. Contenido oculto me encanta que tus posts medio chotos son posts perfectamente buenos JAJAJA well, it was a pleasure poder caerle a Sashie de manera improvisada, so thanks for that uwu <3
Recibí el mensaje de Kouchii justo cuando estaba preparándome para meterme en la ducha, por lo que no le pude responder hasta un buen par de horas después (¡me tomaba mis baños muy en serio!). Cuando finalmente lo hice, le mandé un simple "sí, sí" y le pedí que no se preocupara, que no me iba a atrasar con algo tan importante. La realidad era que había tenido intenciones de terminar el asunto el mismo día en el que Kou me entregó los chocolates, pero Nana vio que ya faltaban unos cuantos bombones apenas entré en casa y me confiscó la caja hasta nuevo aviso. Probablemente tuviera un buen motivo para hacerlo, sabía que se preocupaba por mí como nadie, pero mentiría si dijese que no tuve un berrinche en toda regla en cuanto pasó. Me hice la desinteresada durante el resto del día, pero ni siquiera con esas pude convencerla de que me dejara hacer mi trabajo; por supuesto, ni por un segundo me creyó cuando le dije que debía probarlos por un bien mayor. ¡Así que hice todo un plan maestro para conseguir mi objetivo! Aproveché que Nana tuvo que salir a hacer la compra para sacar los bombones que me faltaban por probar, guardarlos en una bolsita y llevármelos a mi cuarto; antes de irme, dejé otros chocolates que tenía por ahí en su lugar, para que la mujer no sospechase nada de nada. El plan me salió muy, muy bien, aunque la parte mala era que seguía sin poder comérmelos en casa, y eso significaba que iba a tener que hacerlo de camino a la escuela el día siguiente. En sí no parecía que hubiera ningún problema por ello, ¿cierto? Pero aquello era bastante azúcar para meterse en el cuerpo de buena mañana y quizás no fuera la mejor de las ideas. Claro que en su momento no pensé en eso, enfocada como estaba en mi misión, y para cuando llegué a la academia... ya era demasiado tarde. —¡Thiiiii! —exclamé mientras me tiraba a los brazos de mi amiga, a quien había interceptado de camino a los casilleros—. ¡Oh, Thi! ¡Lo siento por hablarte feo el otro día! ¡Te quiero mucho! Lo sabes, ¿no? ¿Sigues enfadada conmigo? —le pregunté, haciendo un puchero y completamente colgada de su cuello. —Nunca estuve enfadada, Ri —me respondió con una sonrisa, lo que provocó que mi expresión se iluminara, quizás de manera algo exagerada. —¡Oh! ¡Eres la mejor, Thi! ¿Y sabes qué? ¡Tenías razón! Siempre la tienes, de hecho. Hablé con Kouchii el otro día y todo está perfecto, ¡incluso me trajo unos bombones! Me pidió que le diera mi opinión, eso sí, así que... —Oh, no... —¡Uy! ¿Y esto? Llegamos a nuestros casilleros mientras hablábamos y, al abrir el mío, me encontré con una muy agradable sorpresa dentro. ¡Unos cupcakes! ¡Y eran super coloridos! Alethea no parecía muy convencida de que fuera buena mi idea de probarlos en ese momento, pero yo ya estaba plenamente segura y no dudé en llevármelo a la boca. Abrí los ojos un montón, en una expresión de muy grata sorpresa, y levanté el pulgar hacia la chica, antes de prácticamente devorar el resto del postre. El segundo cupcake lo guardé de vuelta, no porque no quisiera comérmelo, si no porque tenía algo de prisa. >>¡Ah! ¡Que no me da tiempo, no puede ser! ¡Thi, espera! ¡Esto es para ti! —le dije, aunque en ningún momento la chica mostró intenciones de moverse, y le extendí una caja de bombones que sabía con toda seguridad que era de su marca favorita—. No voy a poder subir contigo, ¡perdona! Tengo un par de misiones muy importantes que cumplir. ¿Nos vemos en el almuerzo? ¡Luego te busco! Bye~! Así fue como me despedí de ella y salí corriendo hacia el casillero de Abby, a quién le dejé otra caja de bombones con una nota encima aclarando que eran de mi parte. Estaba bastante convencida que los que ya había recibido eran de cierto malhumorado que no quería admitir que le gustaba, ¡pero yo no era nadie para meterme en su relación! Lo único que pude hacer fue decirle que no eran de mi parte, pues los míos recién habían llegado ayer y aproveché para avisarle de que se los daría hoy. La vi en el pasillo de tercero, de hecho, pero estaba con Alekcito, así que procuré no molestarlos. ¡Mi objetivo era la 3-1, de todos modos! >>¡Kouchii! —exclamé, una vez más, al llegar a su pupitre, enganchándome de su cuello para besuquearle la cara—. ¡Muy buenos días, mi Kouchii querido! Oye, ¿no estás tú especialmente guapo hoy o soy yo~? Estaba casi segura que se veía igual que todos los días, pero el azúcar tendía a nublarme el juicio. Me separé de él tras dejarle otro beso en la mejilla y me senté en la silla que había delante de su pupitre, apoyando los brazos sobre la misma para mirarlo con una sonrisilla risueña. >>¡El otro día te escapaste de mí, pillín! Pero ahora ya no puedes, ¡tienes prohibido responder llamadas! He estado dándole muchas vueltas a tu regalo, ¿sabes? Porque la otra vez que te pregunté si te gustaba el chocolate, no me dijiste nada, ¡así que no estaba segura! Y pensé un montón, porque quería darte algo que te gustara, pero se supone que tiene que ser chocolate, ¿no? ¡Así que te he traído esto! —después de toda la verborrea innecesaria que le solté, le extendí una pequeña cajita transparente con un lazo azul a su alrededor—. ¡Son monedas de chocolate! Te estoy pagando de vuelta lo que te has gastado para mí, ¡y también te estoy sobornando para que lo sigas haciendo! Apoyé la mejilla sobre la palma de mi mano, manteniendo la mirada sobre él con toda la atención del mundo, y pasaron un buen par de segundos hasta que me acordé de lo otro que tenía que darle. Di un respingo al darme cuenta y rebusqué en mi maletín con rapidez, hasta que encontré el papel que había anotado aquella mañana y pude dejarlo sobre su pupitre. >>¡Y también esto! Aunque, no sé... ¿de verdad crees que mi opinión va a ayudar en algo? Contenido oculto Gigi Blanche bueno, he hecho el post ya porque me divertía mucho la idea de rolear a Ri high on sugar AJAJAJA and so, and so, dejó esta caja de bombones en el casillero de Milly y para Kouchii trae esto uwu ¡Y el papelito con las notas! Dulce de leche: 10 Piemontese: 10 Yuzu: 1 Salted Caramel Heart: 9 Blond Almond: 10 Deux Frères: 8 Le Noir: 1 Nut Trio: 5 LL: 7 Por algún motivo, en la imagen que encontré con los que tienen los bombones dentro no sale el que está ahí en medio con dos letras L encima, así que me he inventado que es de chocolate con leche normal y ya (?)
Estaba repasando unos apuntes del día anterior para la primera clase de la mañana cuando el tan característico grito llamando a mi nombre se propagó desde la puerta. No era la primera vez ni sería la última, por supuesto. Elevé la mirada y alcancé a verla correteando en mi dirección; honestamente, no me preocupé por frenarla, sólo solté el bolígrafo y eché la espalda hacia atrás para evitar cualquier accidente sobre la mesa. Riamu se enredó a mi cuello, empezó a llenarme de besos y permanecí quieto, habiendo cerrado los ojos de puro instinto. Los abrí lentamente mientras seguía diciendo tonterías. ¿No estaba particularmente... energética hoy? —Buen día, Ri-chan —murmuré, posando una mano en su cintura, y corrí el rostro para encontrar sus ojos y sonreírle. Ella, sin embargo, me estampó un último beso y se acomodó en la silla de enfrente. Crucé los antebrazos al borde de mi mesa y la escuché mientras hablaba, y hablaba, y hablaba... Sí, definitivamente estaba algo extraña hoy. Alcé las cejas con cierta sorpresa e incredulidad al ver las monedas doradas dentro del empaque y me reservé los aspectos más oscuros de la broma para mí mismo. Bastante acertada, ¿eh? —¿Intentas decirme que me gusta demasiado el dinero, Ri-chan? —la molesté, deslizando el obsequio en mi dirección, y volví a sus ojos—. Gracias. Era sincero, la verdad. Había asumido que me regalaría algo, pero eso no quitaba que siguiera siendo un gesto dulce de su parte. Su respingo absorbió mi atención y recibí el papelito con una sonrisa suave, echándole un vistazo a las puntuaciones. ¿Tres con un diez? Codiciosa. —Claro que sí —murmuré, doblando y guardando el papel con cuidado en mi bolsillo—. Tu opinión es fundamental, Ri-chan, no lo dudes. Habiendo resuelto eso, regresé los brazos a la mesa y la observé, largo y tendido, antes de abrir la boca. —¿Qué fue? ¿Energizantes, demasiado café o un chute de azúcar?
Kou me aceptó en su espacio con naturalidad, depositando una mano sobre mi cintura y permitiéndome que le besuqueara la cara sin ninguna queja aparente. No era la primera vez que me dejaba hacer según me apeteciera, de hecho, y aunque podría no parecerlo a primera vista, la realidad era que me daba cuenta y lo apreciaba mucho; a veces me preguntaba cuánta gente se sorprendería al saber lo complaciente que podía llegar a ser conmigo, sobre todo considerando la primera impresión que solía dar. ¡No tenía ninguna queja al respecto, claro! Recibir su sonrisa de buena mañana me sirvió para reafirmar mi punto de que se veía muy lindo, también. —¿Quizás~? —repliqué, junto a una sonrisilla traviesa, y estiré la mano para juguetear de manera distraída con un mechón de su flequillo—. ¿Pero a quién no le gusta? A mí me gusta. Y también me gusta que me hagas regalos y me lleves a sitios bonitos para pasar el rato conmigo... —enumeré sin pensarlo demasiado, abstraída como estaba en el mechón de pelo tan bonito que tenía entre los dedos. Solo dejé estar el movimiento de mi mano cuando le hice entrega del papel y me afirmó que mi opinión sí era importante, haciendo que una sonrisa del más puro orgullo me alcanzara los labios. Después de eso, noté la mirada de Kou bien fija sobre mí y yo, por supuesto, respondí manteniéndosela con todavía más intensidad. ¡No pretendía perder aquella competición de miradas improvisada! Pero la competición no resultó serlo, y cuando recibí la pregunta por parte del chico, lo único que pude hacer fue pestañear lento unas par de veces, claramente confundida. >>¿A qué te refieres? ¿Quieres saber lo que he desayunado? —cuestioné, con total inocencia, y me llevé el dedo índice a la comisura de los labios, mirando hacia el techo durante un par de segundos—. Hoy he desayunado tortitas con algo de fruta y un zumo de naranja. ¡También me he terminado los bombones que me faltaban de camino a la academia! Y, ¡oh! ¡Mira lo que he encontrado en mi casillero! Aquello último lo dije tras dar un nuevo respingo, pues de repente me acordé de la sorpresa tan bonita que me había llevado aquella mañana, y saqué la bolsita con el cupcake restante para mostrársela a Kou, depositándola sobre el pupitre con cuidado. >>¡Había dos y me he comido uno! Aunque, ahora que lo pienso, no tengo ni idea de quién puede habérmelo dejado... pero, ¿¡a qué está bien bonito!? Ahora me da un poco de pena acabármelo, la verdad...
Ver entrar a Kenneth en mi aula por la mañana no me sacó ningún tipo de reacción, así como tampoco lo hizo el hecho de que se acercara al pupitre de Anna para hablar con ella, incluso si ambos hechos lograron despertar un poco mi curiosidad. Era cierto que los dos se habían quedado hablando el día que nos quedamos encerrados en el armario, y también sabía que Kenneth veía a Anna de la misma manera que nos veía a Emily y a mí, pero no dejaba de llamarme la atención; quizás le preguntara al respecto cuando volviéramos hoy a casa. Las clases transcurrieron con normalidad, a pesar de que la expectación por las vacaciones de verano empezaba a notarse en el ambiente, y una vez llegó el receso, recogí mis cosas con tranquilidad. No había estado entre mis planes iniciales regalar nada a alguien por fuera de Bleke, pero tras sopesarlo durante unos días, decidí que aquello no podía estar bien. La realidad era que ya había pensado en Morgan al buscar qué chocolates comprar para Blee, pero había concluido que los esfuerzos de Kenneth serían más que suficientes para contentarla; con el pasar de los días me di cuenta que no se trataba de estar contento con un buen regalo, si no del detalle de recibir algo de varias personas que te aprecian. Morgan... no era mi amiga como lo era Bleke, ciertamente, aunque eso no significaba que no tuviéramos cierta cercanía. Era mi doppelgänger oscura, después de todo. Así pues, subí al pasillo de tercero y me introduje en el aula 3-1 sin mayor problema, dando con la figura de la chica tras apenas unos segundos de inspección a mi alrededor. Estaba completamente derretida contra el pupitre, a pesar de que aquel no estaba siendo un día tan caluroso como los anteriores. Me acerqué a su posición, pues, y me incliné sobre la mesa hasta poder ver su rostro con mayor claridad. —¿Estás viva? —cuestioné, en un tono de voz completamente plano. Contenido oculto Gigi Blanche uwu
Vaya, estaba agotada. De por sí me costaba despertarme y atender a clases por la mañana, imagina habiendo dormido... no sabía, ¿cuatro horas, quizá? Tenía cierta tendencia a entusiasmarme leyendo y sacrificar horas de sueño por la causa, y justo ayer que había pretendido ser una buena estudiante y apagar las luces antes de la una... mi móvil vibró. Lo revisé, extrañada por la hora, y me confundí aún más al ver que se trataba de mensajes de Kohaku. Estuve a punto de ignorarlo, pero una vocecilla en mi cabeza acudió a mi escaso sentido de la moral y me recordó que, evidentemente, él no me hablaría porque sí a semejantes horas y en día de semana. Diez minutos después lo tenía conmigo, abrazado a un peluche de Hanabi e intentando hilar ideas en los susurros que no despertaran a mi familia. Media hora después, estaba abrazado a mí e intenté recordar si alguna vez lo había visto llorar así. Le canté, no supe por cuánto tiempo. Le canté como le cantaba a Hanabi hasta que logró quedarse dormido. Terminé levantándome para ir a la escuela pues, de todos modos, mi cama era pequeña y el muchachito se cruzaba constantemente. Mientras desayunaba, caminaba a la estación y hacía el viaje en tren, fui repasando sus fragmentos inconexos de información, intentando darle coherencia a la historia. Las personas, los eventos y las emociones que había mencionado eran dispares y aparecían manchadas de demasiada confusión. Había ideas necias, que le habían quedado en bucle. No era mi intención. Intenté pararlo. ¿Es mi culpa? Sólo veo las mentiras. A media mañana me arrepentí de no haber pateado a Ko fuera de mi cama y seguir durmiendo, pero el sacrificio ya estaba hecho y más adelante me lo cobraría. Cuando sonó la campana del receso, suspiré profundamente y me dejé caer sobre la mesa. Dejando la tragedia a un lado, lo cierto era que me preocupaba un poco. Ko siempre había sido de los que se retiraban a lamer sus heridas en silencio, de puntillas. Para cuando regresaba, siquiera notabas que se había ido. Entre los sollozos habían emergido muchos nombres. Rei, Cayden, Kakeru, un tal Shinomiya. Que era su culpa, pero que no había sido su intención. Que había intentado pararlo, pero que no había movido un dedo. Vaya desastre. Los primeros minutos del receso me permitieron relajar el cuerpo y genuinamente estuve a punto de quedarme dormida hasta que... algo, o alguien, proyectó su sombra sobre mí. Arrugué el ceño, molesta, y abrí los ojos poco a poco. La voz que me alcanzó, sin embargo, detuvo mi reacción de golpe. Alcé la vista, comprobando que se trataba de Kashya, y la sorpresa le ganó terreno al hastío. ¿Qué hacía esta niña aquí? —Barely, unfortunately —me quejé, suspirando, y enterré el rostro entre mis brazos.
Me quedé quieta mientras esperaba la reacción de Morgan, quien se tomó un tiempo considerable para empezar a moverse de alguna manera. Vi como primero frunció el ceño, antes incluso de que yo le hablara, y poco después me miró con lo que parecía ser algo de sorpresa, reacción que supuse se podía atribuir a mi presencia en su aula. Quise erguirme tras escuchar el murmullo que fue su respuesta, pero que se hundiera de aquella manera entre sus brazos me causó algo de curiosidad, así que intenté aprovechar mi postura para inspeccionarla más de cerca. Por supuesto, aquella fue una misión destinada al fracaso desde el primer segundo, por lo que no pasó mucho tiempo hasta que asumí mi derrota y me erguí de vuelta. No tenía pinta de que estuviese enferma, si acaso se la veía bastante cansada, y con ello concluí que aquel debía ser el motivo de su estado medio muerto. Miré a nuestro alrededor durante unos pocos segundos, hasta dar con una silla que estuviera libre, y me senté enfrente de su pupitre. Saqué la tableta de chocolate que le había traído y la coloqué sobre su cabeza, en perfecto equilibrio. —¿Ayudaría algo de azúcar a revivirte? Contenido oculto El regalito para Morgan <3 y como lo he sacado de un Kickstarter bien random, te dejo por aquí una captura con los ingredientes y todo eso, just as an FYI uwu
Pese a haberme hundido en mis propios brazos, no pude evitar mantener la atención pendiente de los sonidos que Kashya hiciera. Así, noté que traía una silla y se acomodaba a mi lado, y la tontería me dibujó una pequeña sonrisa pese a la somnolencia. Aguardé, inmóvil, y habría aguardado medio receso si hacía falta con tal de ver qué decidiría hacer ella, hasta que... sentí un peso en mi cabeza. ¿Algo de azúcar? Alcé una mano y palpé con cuidado, adivinando por la forma y textura que se trataba de... ¿una tableta de chocolate, quizá? ¿Acaso me había traído un regalo por la White Week? Sonreí, encantada, y me quité el chocolate de la cabeza para erguirme un poco. Pestañeé con cierta pesadez, le eché un vistazo al objeto y luego busqué los ojos de Kashya. La niña estaba ahí, tan impasible como siempre. ¿Habría encontrado el obsequio de casualidad o se habría tomado la molestia de buscarlo? —A Poe reference? That's lovely —murmuré, con la voz algo rasposa por el sueño, y apoyé el rostro en mi mano—. Puede que algo de azúcar me reviva, pero... ya que estás aquí, ¿qué si quiero morir contigo?
Esperé con toda la paciencia del mundo a que Morgan reaccionara, pues asumí que la curiosidad de tener algo sobre la cabeza sería lo suficientemente grande como para conseguir que se moviese de alguna manera. Mi teoría resultó ser correcta, ya que vi como levantaba una mano para tantear la tableta de chocolate y como, a los pocos segundos, ella misma se erguía para examinar el dulce con la mirada. Asentí con la cabeza cuando mencionó a Poe, buscando confirmar que ciertamente se trataba de lo que había dicho, y poco después de que terminara de hablar, me quedé mirándola en silencio durante unos pocos segundos. Cuando ese tiempo pasó, agarré los bordes de la silla y me alcé un poco de la misma, moviéndome un par de centímetros hacia atrás. Me volví a sentar cuando consideré que había puesto una distancia prudencial entre nosotras, colocando las manos sobre mi regazo mientras volvía a centrar mi vista en la chica. —Tengo interés en seguir con vida, gracias —sentencié, como si fuera la cosa más normal del mundo, y al segundo ladeé apenas la cabeza, en un gesto de curiosidad—. ¿Qué te pasa? No pareces enferma.
El recibimiento de mi oferta fue la cosa más anticlimática del mundo, pues Kashya se me quedó mirando en perfecto silencio y yo le sostuve la vista, incapaz de definir cómo se estarían moviendo los engranajes dentro de su cabecita. De repente retrocedió, con silla y todo, y recuperó la postura tan erguida y serena en una conclusión que... Solté una risa nasal, incapaz de contenerla, y me erguí un poco más, depositando el chocolate sobre la mesa. ¿Me había entendido que quería ejecutar un suicidio doble o algo así? Vaya imaginación la suya. —Sólo estoy cansada —murmuré, tallándome un ojo—. Ayer Ko se apareció en mi casa a cualquier hora y no me dejó dormir mucho. Sonreí, repasando su rostro, y tras un hondo suspiro empecé a ponerme de pie. Tuve la precaución de guardar el chocolate debajo de mi pupitre y cacé su muñeca al vuelo, caminando por el pasillo de bancos. —I meant to sleep —corregí mi propuesta inicial, y la miré de reojo—. Would ye take a wee nap with me, lassie?
La reacción de Morgan a mi respuesta fue algo sorprendente, a decir verdad, pues yo le había contestado con toda la seriedad que su propuesta había requerido y eso, por algún motivo, pareció resultarle bastante gracioso. No indagué demasiado en el asunto ya que, de todos modos, los procesos mentales de Morgan tendían a ser incomprensibles para mí, y en su lugar presté atención a la explicación que me dio con respecto a su estado. —¿Estaba huyendo de alguien? —cuestioné en relación a Kohaku, como si aquella fuese la resolución más lógica a la información que me había proporcionado. Seguí con la mirada todos los movimientos que empezó a hacer después, desde que guardó el chocolate bajo su pupitre hasta que finalmente se levantó de su asiento, pasando por el hecho de que me instó a hacer lo mismo al agarrarme de la muñeca. No me resistí a sus intenciones, incluso si segundos antes había mostrado evidente rechazo a su idea de morirnos, y abrí un poco la boca apenas empezamos a andar, formando una pequeña 'o' con los labios al descubrir sus verdaderas intenciones, >>Yo no tengo sueño, pero puedo hacerte compañía —acepté, pues de todos modos ya había subido a buscarla y no tenía otros planes para el receso—. ¿Necesitas que te lea un cuento para poder dormir? Contenido oculto they are both sooooo funny pensando que la otra es la rara de las dos como si no lo fueran ambas JAJAJAJA