Que era mejor que Joey, decía. ¿En qué sentido, precisamente? Ambiguo y pretencioso de por sí, fue una respuesta rápida y en apariencia convincente. Al menos ella se lo creía, quería decir. Me mantuve en su rostro unos cuantos segundos, pensativa, con parte de mi atención puesta en el recorrido de su dedo. Puede que la cualidad más destacable de Alisha fuera la confianza que exudaba a todo momento, una que no me interesaba discernir si era falsa o genuina. Cumplía a su propósito, le funcionaba y el hábito se la habría establecido. No podía renegar de ello. Era atractiva, también, parecía sacada de estas pelis de porristas superficiales norteamericanas. Pero no se estaba esforzando mucho, ¿verdad? Pestañeé con cierta lentitud y retrocedí, rompiendo toda clase de contacto. Me agaché hasta dar con la bolsa de mi almuerzo y la recogí, incorporándome. Al rebasarla, sin embargo, me giré y hablé cerca de su oído. —I like more... peculiar things. —Me erguí, esperando a recibir sus ojos, y le sonreí con suavidad—. Better luck next time. Con eso dicho, giré sobre mis talones y me retiré del aula, oscilando la bolsa con cierto aire liviano. Estaba de buen humor, ¿cierto? Definitivamente. Contenido oculto ¡Morgan ha escapado! Okya ya, you know her and i cant control her jsjsjs sowwy
Tal y como había pensado apenas un par de segundo atrás, Morgan era jodidamente impredecible y, tan rápido como había aceptado mi contacto, así de rápido se deshizo de él. Me pilló completamente desprevenida, aunque, una vez más, procuré que no se me notara demasiado; en aquella ocasión era más por mi orgullo que otra cosa. Bajé el brazo hasta poder cruzar ambos sobre su pupitre, observando cada uno de sus movimientos con atención y, admittedly, algo de curiosidad, hasta que noté que se inclinaba para hablarme cerca del oído. Volví a sonreírme como estúpida, porque posiblemente aquello había sido lo último que había esperado escuchar en aquellos momentos, y deslicé la mirada hasta topar con la suya, asintiendo distraídamente con la cabeza. —Yeah, next time~ —murmuré, siguiendo su camino hacia el exterior del aula con la vista. Well, that was... something, right? Contenido oculto AJAJ that's okay, you know i love her just like that uwu
Para sorpresa de absolutamente nadie, lo primero que hice al entrar al aula fue restregarle a Joey que me habían regalado una galleta personalizada y a él no; obviamente, todo el mundo sabía que luego la compartiría con él, pero nadie me quitaría el gusto de molestarlo un poco mientras tanto. Las clases fueron tan aburridas como siempre, para variar, y casi no me lo pude creer cuando la campana anunciando el receso finalmente sonó. No lo había tenido muy claro en la mañana, pero al menos las horas de clase me habían cundido para poder decidir qué quería hacer durante aquel receso. Me levanté de mi asiento, pues, me estiré con ganas después de haber estado tantas horas sentada, y finalmente me dirigí hacia los pupitres de aquel par de chicos que habían entrado hacía poco en la academia y a los que todavía no les había dado la bienvenida como Dios mandaba. —Hello~ —saludé junto a una sonrisa, una vez estuve a una distancia prudencial de ambos—. Vosotros sois todavía nuevos por aquí, ¿cierto? ¿Qué tal os estáis acomodando a esta nuestra escuela de pijos~? Contenido oculto Zireael hellooo, aquí está la pendejita, as promised uwu7 Me pareció que la chica dudó un poco al principio, aunque después de un rato finalmente aceptó engancharse de mi brazo y le sonreí, encantado con aquella decisión. Había estado a punto de decirle que no hacía falta seguirme el rollo si se sentía incómoda, pero al final nada de eso hizo falta y, a pesar de todo, me alegró que así fuera. Compartimos el resto del camino de aquella manera y, una vez dentro de aula, nos separamos para dirigirnos a nuestros respectivos asientos. Las clases se sucedieron con normalidad; tenía que admitir que las mismas se me iban haciendo cada ve más sencillas de seguir, en gran parte gracias a la mejoría que ya iba notando respecto al idioma. Aun así, no negaría que mi parte favorita del día seguía siendo la hora del receso, pues no dejaba de ser un alma sociable y, bueno, un adolescente normal y corriente. En cuanto la campana que lo anunciaba sonó, no tardé en levantarme de mi asiento y dirigirme hacia el exterior del aula, caminando hacia mi objetivo con pasos certeros, pero sin necesidad de que los mismos fueran acelerados. —¿No te da la sensación de que ha pasado mucho tiempo desde la última vez que nos vimos? —murmuré, inclinándome apenas por encima del hombro de Morgan, y le sonreí con suavidad tras buscar su mirada, manteniendo la posición cercana—. ¿Almorzamos juntos? Hubiese o no pasado mucho tiempo, lo cierto era que mi única motivación para buscarla había sido, simple y llanamente, porque me apeteció verla. Contenido oculto Gigi Blanche heyo, preciosa, aquí te traigo al nene <3
Estaba un poco cansado, al final me había tirado más hora de la cuenta trabajando en la cuestión y para cuando me di cuenta era ya de madrugada, así que la gracia me había cortado horas de sueño. La ventaja era, bueno, que no me dolía nada por el momento y planeaba aprovechar esa suerte de bug tanto como mi cuerpo lo permitiera, que no sería mucho seguramente. Llegamos a la escuela un poco tarde, al imbécil de Tora se le habían pegado las cobijas, pero conseguimos pisar los casilleros a tiempo para llegar arriba sin comernos una tardía. El resto de horas lectivas se pasaron en el aburrimiento de siempre, así que cuando sonó la campana me enjuagué los ojos y percibí como Tora giraba la silla para quedar en dirección a mi pupitre. Estaba por decirle que mis padres habían estado ocupados, yo también, así que no había almuerzo de casa hoy, pero me callé cuando percibí el movimiento y noté la mata de cabello rubio. No era ciego ni de puta coña, pero tenía algo de decencia, así que tampoco la miré más de lo que uno consideraba decente y cuando nos habló estiré una sonrisa cordial de las de siempre. Tora medio giró la cabeza, pero no pareció demasiado deslumbrado por nada, como siempre, y solo dejó su atención puesta en ella por protocolo social. —Podría decirse —contesté relajando el cuerpo en el respaldo de la silla—. Diría que hasta ahora nos va bien, sí. Parece una escuela prometedora. Sonaba a estupidez, pero no era mentira por un más de un motivo, pero yo lo solté solo por la estupidez. Tora desvió a la atención a una de las sillas, quizás debatiéndose si invitarla a sentarse aunque ni siquiera teníamos comida, pero al final pareció descartarlo y solo quiso corroborar si había almacenado bien los nombres, aunque fallaba rara vez. —Welsh, ¿no?
Estiré los brazos por encima de mi cabeza y me eché hacia atrás, desperezándome de punta a punta junto a un suspiro ligero, placentero. Dios, qué sueño. Me quedé recostada algunos segundos, con la vista perdida en el techo, hasta que me vacié los pulmones y volví a erguirme sin muchas ganas. Tomé el móvil, lo desbloqueé, y respondí unos mensajes que tenía pendientes. Luego, me metí a Instagram. Estaba bastante distraída con los reels, lo suficiente para abstraerme del mundo, por lo que no anticipé la presencia ajena. Fui consciente de la cercanía un segundo antes de que hablara, la voz le dibujó un rostro puntual a la sombra y, sin haberme inmutado en ningún momento, me sonreí. Giré el rostro y alcé la vista, lo suficiente hasta dar con los ojos de Kenneth. Repasé su color sin prisa, me ofreció almorzar juntos y parpadeé. En vez de darle una respuesta directa, regresé la vista a mi móvil y levanté el pulgar, que había pausado el video por puro instinto. La música se filtró por los parlantes, a un volumen suficiente para ser clara. —¿Le temes a la muerte? —pregunté, con la vista aún puesta en el video y, como siempre, sin preocuparme por explicar mis trenes de pensamiento. Contenido oculto este es el videito en cuestión
Si tenía que ser sincera, probablemente aquella iba a ser una de las pocas veces en la que mi principal motivación para acercarme a unos chicos no fuera única y exclusivamente para meterme en sus pantalones; esa intención seguía ahí, no me malinterpretéis, pero también era cierto que tenía mucha, muchísima curiosidad sobre la relación que ellos dos tenían. Mis sentidos arácnidos me decían que eran amigos, pero por lo que había podido ver hasta el momento, pasaban tanto tiempo juntos que estaba empezando a cuestionarme si no serían algo más. Así pues, me quedé muy, muy atenta a sus respectivas reacciones, y las mismas ya me sirvieron para ir montándome mis propias teorías conspirativas. ¿Acaso estaba presenciando el desarrollo de un trágico amor no correspondido? Oh, my... El pelirrojo fue el primero en responderme, así que centré mi atención en él para escucharlo; su respuesta me hizo alzar ligeramente las cejas, pues me pareció algo curiosa, pero al final simplemente le sonreí mientras asentía un par de veces con la cabeza. Antes de poder añadir algo a modo de respuesta, sin embargo, la voz del rubio acabó haciéndose presente también y, con ello, provocó que mi vista se redirigiese hacia él. —Sí, sí —contesté, sin poder evitar la chispa de diversión que se apoderó de mi sonrisa—. Pero llamadme Ali... o Alisha, bah. Welsh me hace recordar a los profesores regañándome, that's not fun —añadí, frunciendo apenas la nariz en un gesto de pseudo-disgusto con el último comentario—. Yo no me sé vuestros nombres, sorry~ Les sonreí con cierto aire de inocencia, claramente invitándolos a que se presentasen de nuevo, y aproveché el momento para echarme un poco hacia atrás, apoyándome así en el borde del pupitre que tenía a mis espaldas; no me di demasiada cuenta del dilema en el que pareció entrar el rubito, y era bastante probable que ni siquiera le hubiese dado mucha bola de haberlo notado. >>¿Traéis almuerzo? Os puedo acompañar a la cafetería a comprar algo de comer. Y de camino me podéis preguntar sobre la academia, llevo aquí demasiado tiempo y ya soy toda una anciana sabia. También podéis preguntarme cosas de mí, claro, no hay tema de conversación que me guste más~ A pesar de haberme acercado a la chica por la espalda, mi intención nunca fue sorprenderla de ninguna manera con mi presencia; había asumido, de hecho, que la muchacha me presentiría de antemano, así que ni siquiera me inmuté demasiado cuando su única reacción fue... bueno, ninguna en particular. Se sonrió, eso sí, justo antes de que mi propia sonrisa suave se formase, y nuestras miradas se cruzaron durante un par de segundos, hasta que Morgan volvió la atención a su móvil y me soltó la pregunta más aleatoria que se le podía ocurrir. Solté algo de aire por la nariz, claramente divertido por toda la situación, y me mantuve cerca de su rostro a medida que deslizaba la vista hacia su móvil, observando con algo de curiosidad el vídeo que se estaba reproduciendo. —De alguna manera, sí —contesté, aprovechando la cercanía para mantener el tono de voz bajo—. No tanto a la muerte en sí, quizás, pero sí que me asusta la idea de morir sin llegar a hacer todo lo que quería. Death is pretty definitive, you know —volví a recuperar el tono divertido al decir aquello último, buscando su rostro de reojo al mismo tiempo, y no mucho después me erguí, estirando al brazo para apoyar la mano sobre el respaldo de su asiento, con aire despreocupado—. Ah, aunque no debería preocuparme demasiado. Si muero antes de tiempo, mi hermana y tú definitivamente haríais un ritual para traerme de vuelta, ¿a que sí?
La risa nasal de Kenneth prácticamente me soltó el aire encima por la cercanía que había mantenido y la tontería, incluso sin modificar mi semblante, me generó un leve dejo de satisfacción. Creía haber encontrado incredulidad en el gesto y el detalle, aunque no me desviviera por provocarlo, igual me gustaba. En cierta forma era divertido aceptar la peculiaridad y darle vía libre. El video en cuestión era breve y muy simple, pero de todas formas mantuve mis ojos en él. La estética me resultaba atrayente. Además, recibir la voz de Kenneth de esa forma tenía su encanto. Su respuesta absorbió mi atención y acabé ladeando apenas la cabeza, mientras lo oía y acariciaba en gestos vagos el borde del móvil con la yema del índice. Lo sentí erguirse y alcé el rostro para mirarlo desde abajo. Al mismo tiempo que él relajaba el brazo, yo le eché mi peso al espaldar y entré en contacto con la manga de su uniforme. —Lad, ¿tengo cara de practicar necromancia por amor al arte? —reclamé, serena, y la voz se me salpicó de diversión al agregar—: No, sólo por dinero. Por lo demás, había dicho que sí le temía a la muerte. Era una respuesta válida y bastante común, vaya. El fin de la vida era un concepto ambiguo y demasiado incierto como para dejar indiferente a alguien. Y, aún así, había tantas personas viviendo como si no fueran a morir nunca. Era casi hilarante. —¿Dónde te gustaría almorzar? —pregunté, aceptando por rebote su invitación anterior, y dejé el móvil sobre la mesa sin correr la mirada de su rostro—. Tenía ganas de verte, así que no pondré pegas. ¿Era verdad? Quién sabe.
Si pudiera leerle la mente a esta muchacha lo cierto era que no la culparía y no sería la primera ni la última en cuestionarse la naturaleza de, bueno, lo que fuese esto visto desde afuera. A mí me importaba tres mierdas, la verdad, el como lucieran mis acciones vistas desde fuera no me interesaba demasiado en tanto siguiera pareciendo inofensivo y Tora era incluso más indiferente. Pasaba que estábamos pegados como mocos porque no podía ser de otra manera. Así funcionaban ciertos acuerdos. Como fuese, le respondí, ella puso su atención en mí y asintió con la cabeza. Supuse que iba a decir algo, pero la interrupción de Tora impidió cualquier intento y ella acabó desviándose a él. Confirmó la data, pero la corrigió y él parpadeó todavía bastante desinteresado en todo el asunto. Parte de su lado más japonés estaría negándose a los pedidos de otra de las no sé cuántas personas extranjeras de este sitio, pero acabó por encogerse de hombros y supuse que eligió al azar de que manera llamarla. —Alisha será —apañó sin más y supuse que para ahorrarse la ruptura protocolaria inminente que vio venir le cedió su nombre inmediatamente—. Torahiko. —Tora a secas —corregí y el otro me miró como si quisiera recriminarme, pero se calló—. Y yo soy Rowan. Seguí sus movimientos cuando se apoyó en el pupitre a su espalda, lo hice medio porque sí y cuando cayó su ofrecimiento de acompañarnos a la cafetería y todo lo demás sonreí de nuevas cuentas, fue una sonrisa de agradecimiento, al menos ese fue el sentimiento que le imprimí. Me levanté del pupitre, Tora me miró y pescó lo que no había alcanzado a decirle al vuelo. —Pues es día de comprar comida, se ve —dijo sin mirar a ninguno en específico y se sacó el móvil del bolsillo para revisar unos mensajes—. ¿Vamos entonces? Qué eficiencia, vaya.
No sabía si Morgan había pretendido encontrar alguna respuesta específica a su pregunta o si, simplemente, todo el asunto había sido fruto de una genuina curiosidad. A decir verdad, las motivaciones de la chica seguían resultándome un gran misterio incluso a aquellas alturas y, para seguir siendo honesto, quizás por eso mismo era que seguía teniendo tanto interés en ella. Sea como fuere, yo había sido sincero con mi contestación, y tras finalizar la misma, no pude evitar esperar con cierta curiosidad su reacción a mi comentario final. La misma no dejó nada que desear, por supuesto, ya que logró sacarme una carcajada de diversión, y al final levanté la mano que tenía libre para hacer como que apuntaba algo un cuaderno. —"Ahorrar dinero para que me puedan invocar del más allá" —recité, a medida que mi mano se iba moviendo en el aire—. Anotado~ Bajé la vista hacia su rostro después, con el deje de diversión todavía plasmado en mi sonrisa, y me permití mantener el contacto visual en todo momento durante sus siguientes palabras. Mi expresión se suavizó de manera considerable al procesar lo que dijo, sin pretender evitar la ligera satisfacción que se me coló en la misma por su comentario final; fuese completamente cierto o no, la verdad era que me había hecho sentir bastante bien y no iba a renegar de ello. >>Pues... había pensado que podíamos ir a un sitio tranquilo, algo no muy concurrido... ¿la biblioteca, quizás? Había hablado sin necesidad de alzar demasiado la voz y, mientras tanto, decidí aprovechar la cercanía de la mano que seguía en el respaldar de la silla para acariciarle la mejilla con suavidad, bajando después a lo largo de su brazo hasta alcanzar su propia mano; una vez ahí, se la cogí con todo el cuidado del mundo y la incité a que se levantase, pues ahora teníamos un objetivo al que dirigirnos. >>Y de camino me puedes contar qué has estado haciendo estos días~
Le seguí la tontería de la libreta imaginaria con una chispa de curiosidad impresa en la mirada; en cierta medida, Kenneth se había apropiado de esa categoría. No diría que esperaba grandes cosas de él porque no era cierto con nadie, pero sí le guardaba un poquito más de expectativa que a la media; le tenía un poco más de esperanzas, también. Detallé sus movimientos, pues, y lo que dijo me ensanchó la sonrisa, lo suficiente para descubrirme la dentadura. Moderé el gesto casi al instante, me repasé los labios entre sí y lo dejé correr, descartando las posibles contestaciones. ¿Por qué? Quién sabe. ¿Mantener el misterio, tal vez? Mi propia estupidez le suavizó el semblante, lucía satisfecho y pensé, a riesgo de ofenderlo, cuán fácil parecía ser siempre contentar a los hombres. Su sugerencia me pareció apropiada, asentí de forma algo vaga y luego lo miré con mayor fijeza, acabando de recordar algo. —Hay una sección bastante interesante, la descubrí hace un tiempo. Tiene libros antiquísimos. Había comenzado a hablar poco antes de que su mano iniciara su recorrido. Mantuve el hilo de mis palabras pese a todo, la caricia genuinamente me tomó desprevenida incluso si no lo demostré, y le permití alcanzar mi mano. El contacto fue suave al extremo y me dejó una sensación cosquilleante en la piel, cosa de nada, que quedó rebotando en mi mente. Tomé sus intenciones, me incorporé con calma y, una vez estuve en pie, solté su mano. Avancé algunos pasos, entrelacé mis dedos a la espalda y me detuve, buscando su silueta de soslayo. —¿Traerías mi almuerzo, lad? Quedó bajo la mesa. ¿Tenía razones para comportarme así? En absoluto. Sólo me gustaba... tantear límites, si se quiere, incluso sin ser necesario.
Los tacones de Akuma-sensei rebotaron sobre el murmullo general del aula, silenciándola. Su sonrisa, sedosa, era la habitual, y su cabello desprendió una estela muy similar al fuego hasta que se detuvo frente a sus alumnos. Se acomodó la cabellera a la espalda y cruzó los brazos bajo el pecho, acentuando la casi extraña voluptuosidad de sus curvas. —Buen día, niños, ¿cómo amanecieron hoy~? Ah, tenemos una compañera nueva, ¿lo notaron? —Sus ojos amarillentos, felinos, se posaron sobre Kaoru y se estrecharon con algo muy parecido a la satisfacción—. Bienvenida, Nakayama-chan. Aquí, en el Sakura, solemos asignarle un estudiante a los nuevos para que les muestren la escuela, y en este caso... Repasó a los demás con la vista, uno por uno, con semejante lentitud que logró poner nerviosos a alguno; hasta que se detuvo en un muchacho. —Shinomiya-kun —lo llamó, suave, y ladeó ligeramente la cabeza—, ¿te encargarías de la niña nueva por mí~? Kou, quien no se había inmutado ni un segundo bajo la mirada de la profesora, deslizó la mirada a su costado y dio de soslayo con Nakayama. Su seriedad no se modificó y se tomó su tiempo para responder tras observar a la chica. —¿Cómo no, Akuma-sensei? —accedió, aún si la cuestión hubiera bailado de forma muy ambigua entre la ironía y la complacencia. Lo hubiese notado o no, a Reiko le dio igual. Juntó las manos al frente, satisfecha, y dio comienzo a la lección.
Algunas miradas se posaron sobre mí al atravesar el umbral del salón, luego de que Kasun me acompañara. Me limité a atravesar el espacio entre los pupitres para tomar asiento en el mío. La sensación de estar siendo observada prevaleció en todo momento, como impregnada en mi piel, y creí percibir lo que los ojos de mis nuevos compañeros transmitían: curiosidad, con algo de confusión. Ninguno de ellos me identificaba, al ser yo una presencia surgida de la nada. Y tal certeza permitió que algo de paz interrumpiera el mar de inquietudes que traía encima. El ingreso de la profesora fue, mínimo, llamativo. No tenía ninguna expectativa particular sobre esta escuela, más allá de la intención de terminar mis estudios secundarios siendo una desconocida, pero debía reconocer que el aspecto y los ademanes de Akuma me descolocaron. El sonido de sus pasos anuló las voces, su cabello meciéndose como llamarada. Sus ojos amarillos parecían devorar hasta la última fibra de los cuerpos presentes. Logré mantener una postura serena al ser alcanzada por esas pupilas felinas, aunque un leve rubor traicionero sí alcanzó mi rostro. No tardó en desvanecerse cuando me explicó cierta dinámica de esta institución, que podía interpretarse bajo la noción de un “tour”, lo cual me hizo lucir curiosa y desconcertada a partes iguales. Ignoré el hecho de que la profesora se refería a mí como “niña” y giré el rostro hacia esa persona apellidada Shinomiya. Era un joven bastante serio, de cabellera corta. A diferencia de mí, no reaccionó frente a los resplandecientes ojos de Akuma, como mucho se limitó a mirarme de reojo. Mi respuesta a su observación silenciosa fue una sonrisa educada, la cual mantuve hasta el contacto visual se rompió, junto con una respuesta afirmativa en la que danzaron ambigüedades. Establecido el plan, las lecciones dieron inicio y no volvimos a prestar atención al otro. La campana del receso irrumpió en cierto momento, ante lo que me incorporé con calma. Alisé mi uniforme como pude y acomodé con los dedos algunos mechones de cabello, pues me habían educado sobre la importancia de mantener una buena presencia en todo momento. Hecho esto, me acerqué hasta donde se sentaba aquel joven y le dediqué una reverencia formal. —Un gusto conocerte, Shinomiya-san —saludé—. Y gracias por aceptar enseñarme la academia, espero que no te sea una molestia. Me erguí y le sonreí. Me di cuenta que sus ojos eran como los de Kasun: de miel. Contenido oculto Hola, Kou, pedazo de hijo de mil <3 *amor-odio a todo gas*
No podía mentir que ayer cuando Enzo dijo que Dunn nos mandó saludo sentí que el corazón me dejaba de latir más aún al notar la sonrisa en su rostro parecía que se había divertido, ese chico era un jodido imprudente, qué Dios me diera paciente, porque juraba qué si algunos de los tres volvía hacer algo loco terminaría de demostrarle porque me llaman la reina de los tableros, no me gane el puto título porque si, joder realmente terminaría por perder la cabeza no podía creer que yo fuera la más sensata de ellos en vez de preocuparse por lo que vinimos se la pasaban atormentado a todos los apestados de este agujero. No me dio ganas de quedarme por mucho tiempo en los casilleros mientras pasaba por el pasillo, le di una mirada fugaz el tablón de anuncios, en el grupo estaba Torahiko y no, no me alegraba para nada qué dilema estar junto a ese chico una hacer un jodido reto. Uno que no sabría evitar. Como fuese al entrar al salón distinguí la figura de Jean, estaba viendo algo en su cámara, la misma con la tome foto el día que dibuje Jez. Ella me sintió lo noté, pero no se dignó a mirarme, era mejor así no necesitaba lidiar con su cara amargada ahora en plena mañana, me conocía, no tenía ganas de aguantarle el mal carácter a nadie, al primero que se me acercara con esas intenciones lo mandaría al diablo estaba más que segura. Suspire estaba cansada de tener tantas cosas encima, pero simplemente no podía renunciar, tenía un hermano que dependía de qué sea fuerte, Kang, no me necesitaba débil, él no podía manejar con los negocios de mi padre, no, no dejaría que lo hiciera. Sobre mi jodido cadáver muerto. Respire con cierta rapidez y traté de tranquilizarme, cerré los ojos en cuanto logre con mi objetivo, no dije nada, pero escuche la silla de Jean moverse antes de que pasará algo más, la sentí detrás de mí. —Ten calma reina de los tableros —no abrí mis ojos ni nada, aún estaba tratando de tranquilizar mi respiración—. ¿Qué demonios te pasa? Negué sin responder nada, me fue ahí por algunos segundos mirando y pensado en la nada. No pasó mucho hasta que ya no sentí a Jean detrás y al abrir los ojos la observe por algunos segundos. No sé en que momento se movió, pero, Jean era más que una pantera negra. Deje de pensar tanto y recorrí el salón con cierto detenimiento en lo que sacaba cualquier cosa o más bien hojas para distracción. —¿Me vas a responder ahora que te pasa? No la mire. —Deja tu preocupación fingida Jean. —Si fuera fingida no me molestaría en ocultarlo Eda—me miro con frialdad, qué provocó que reirá por lo bajo—. No es mi labor ser y fingir alguien que no soy —escuche su mesa moverse—. Prefiero mostrarme, no ocultarme… Reí y ella terminó retirarse, y más que nada sin despedirse, ladee la cabeza pensando en todo lo que dijo ¿a quién se refiero? Ni idea, y tampoco me interesó averiguarlo. Lo que ahora estaba en mi cabeza era que tenía que acercarme a Tora para hablar del proyecto. Y qué pereza joder. Contenido oculto Holiss uwu por aquí te dejo a la niña Zireael
Los domingos en el bar eran siempre un puto desastre, ¿la gente toda bebía como si no tuviese que ir a clases o a trabajar el lunes? Bueno, domingo decía uno, pero ya era lunes de hecho. Entendía que muchos solucionábamos la resaca del sábado bebiendo al día siguiente, pero no faltaba el que parecía querer acabar en urgencias. A alguna hora de la madrugada había tenido que sacar a un tipo que se quiso pasar de listo y quedó tachado para todas las líneas temporales posteriores. No teníamos tiempo para problemáticos, qué va. Shimizu también había aparecido en algún momento, con pinta de haber trabajado extras y una cara de perro que ni su madre debería soportar. Aunque ahora que lo recordaba había llegado así también a alguna hora del día anterior y el antepasado, ni siquiera Rowan había querido acercársele, así que solo lo dejábamos beber e irse a la mierda. Parecía que al bufón se le había agotado el gas de la risa. De la manera que fuese, esa mañana llegué con el fantasma de un dolor de cabeza, por la gracia de los tragos de la noche, pero nada demasiado exagerado, todavía podía funcionar con relativa normalidad. Rowan me molestó durante el viaje en metro, que eso era culpa de mis decisiones y no sé qué, pero no le di mucha bola. Con todo, recordé la estupidez esta del proyecto, que me la había mencionado él el viernes cuando volvíamos a casa, y pasé por el tablón solo para revisar los nombres. Ver a Diekmann era para partirse el culo, el resto del grupo me daba un poco igual, éramos todos de la 3-1 excepto por Yumemi. Rowan dijo que se quedaría abajo un rato, así que luego de cambiarnos los zapatos él se quedó en la expendedora del pasillo y yo subí para librarme del pedazo de comitiva que había abajo. Habían apestados y apestados, me parecía que Rowan y yo éramos más bien pulgas en comparación a las sanguijuelas que había navegando el espacio y eso que no sabía que los hijos de las costillas extranjeras iban por los pasillos olfateándose el trasero como perros. Esta escuela era un maldito circo de principio a fin y los monos insistían en mearse en las jaulas de los demás. No tenía muchas ganas de repetir tercero como ciertos estúpidos, así que cuando noté a Diekmann en el salón me acerqué a ella y me senté sobre el pupitre de enfrente aprovechando que estaba vacío. La miré con el desinterés usual y ya, no venía ni a tocar las pelotas ni a jugar a la casita. —Proyecto, ¿te suena, Diekmann? —le dije mirándola desde mi posición y no me molesté en cortesías de protocolo tampoco—. Kagehira, Wickham, Yumemi, tú y yo. Luego podemos preguntarle al resto, pero aprovechando te pregunto a ti, ¿algún potencial candidato para la entrevista?
Después de que Jean se fuera, el lápiz y las hojas sirvieron de distracción, había dibujado algo que en sí ni sabía de donde venía, estaba por terminarlo en lo que sentía como alguien se acercaba, no alce mis ojos, más bien espere que se terminara de acercar en el momento que sentí la energía y todo me tense al escuchar su voz aunque hice todo lo posible para que no se notará. Era Torahiko Sakai. Parpadee en poco antes de fijarme en él, mis ojos lo recorrieron con cierto detenimiento, suspire en poco y deje lo que estaba haciendo en cuanto escuche su pregunta. —Me suena Sakai —su apellido salió de mis labios con cierto desinterés, en lo repasada en mi mente los apellidos de cada uno de los integrantes del grupo—. Conozco alguien que es doctor, supongo que funcionaria, ¿no? Si no, pues si tienes alguien mejor no importa realmente. Cuándo decía que conocía alguien que era doctor me refería a Kylian, el hombre era experto en eso, después de todo se desempeñaba en esa área cuando no se la pasaba siendo guardián de Anastasia. Contenido oculto Hello uwu disculpame la demora, he estado un poco agripada y recién pude escribir algo <3.
Que me llamaran loco, pero Diekmann había querido tensarse al notar mi mera existencia o me lo soñé, yo qué coño sabía. Si fue el caso, la verdad es que me pareció casi exagerado porque volvíamos a lo mismo, había cada sanguijuela en este maldito pantano que yo debía ser la menor de las preocupaciones de cualquiera incluso si era un insufrible. Que los rusos, los alemanes, los irlandeses y la madre que los parió. ¿Era un álbum de apestados? Ni sus padres querrían comprarlo. Me dijo que uno de sus conocidos era doctor y me bastó, solo habría querido meter a los Sakai en esta tontería del proyecto si resultaba que nadie tenía algún contacto, pero con esto bastaba. Si luego, al hablar con los demás, nadie tenía mejores opciones entonces nos quedábamos con eso. —Sirve, imagino. Algo de biología y química tendrá que saber por fuerza —resolví con sencillez—. Podemos consultarlo con el resto, tomar una decisión y elegir un día. No debería ser tan complicado. Contenido oculto holi, no te preocupes y ojalá pronto te mejores <3
No lo pensé mucho en cuanto dije que conocía a alguien que era doctor, aunque aún no había hablado con Kylian, sabía demasiado bien que él me apoyaría en cualquier cosa que le pidiera, aunque para mi pesar él era guardián de Anastasia. Suponía que servía en algo, por lo que me respondió Sakai si, pues no me importaba realmente para ser sincera mientras menos gente mi calaña sea involucrada en esto mejor para mí, entonces solo me quedo asistir a todo lo que dijo como no vi que más agregarle, pues me cruce de brazos mientras lo observaba fijo. —Creo que, ya que no hay nada más que decir o agregar, ¿no Sakai? —mis ojos observaron todo el lugar con cierta pereza—. Si te reúnes con los demás antes que yo, pues… No duden en buscarme. Le sonreí antes de guardar todo, de pronto quise ir al baño.. >> Con su permiso. Hice una leve inclinación mientras me dirigía hacia la puerta en sí no fue tan malo como lo esperaba, y lo agradecía mucho ya lo había pensado, no estaba de humor para soportar el mal carácter de nadie. Contenido oculto Graciasss.. Y aunque sea lunes quise ir cerrado con ella porque no se que tan bien me sienta de aquí a mañana uwu. Igual fue un gustazo haber roleado este poquito de tiempo con Tora <3.
Fue involuntario, pero apenas recibí su confirmación se me estiró la sonrisa en los labios y una risa suave me sacudió el pecho. No me cuestionaba mucho la naturalidad con la que hacía el imbécil con este chico, la verdad, pero mucho tenía que ver con que él mismo no trazaba límites demasiado claros y entonces yo solo seguía tentándolos hasta de forma inconsciente. Mantuve la distancia que había consumido, así que cuando mencionó a Sasha la sonrisa se me ensanchó un poco más. Era bueno saber que al menos estábamos en el mismo vagón del tren, ¿no? Retrocedí un poco, asintiendo con la cabeza al recordar el campamento. —Lo hay —confirmé sobre lo de que había buen rollo entre los tres y saqué la atención de Kenneth para inclinarme a sacar el almuerzo de la mochila. A ver, no tenía idea de cuáles eran los planes en sí, pero mejor me llevaba las cosas. No iba a tener a las pobres criaturas con hambre, ¿cierto? —Come on, Kenny boy —dije dándole una palmadita en la espalda cuando me levanté—. Tenemos que pasar por una dama. No tardamos mucho en encarminarnos a la clase de Sasha, ya en la puerta le di un codazo ligero a Kenny y entramos. Había encontrado la mata de pelo vino tinto apenas asomar la cabeza, pero decidí hacer un poco el imbécil y mientras caminábamos en su dirección empecé a hablar a volumen suficiente para que me oyera. —¿De verdad crees que Sash quiera tener una cita con nosotros? Ah, ojalá que sí —empecé con tono casi dramático, cuando solté el resto de la frase ya me estaba inclinando en dirección a ella aunque busqué los ojos del chico para el apoyo logístico un segundo—. Me partiría el corazón que nos rechazara, ¿sabes, Kenny? Contenido oculto Amane Gigi Blanche here we come *inhales* ª
Era bastante fácil notar que Maze tampoco tenía mucho reparo a la hora de seguirme el rollo... con casi cualquier tontería hasta el momento, a decir verdad, y pensé que era seguro atribuirle aquello al hecho de que él también se sentía cómodo conmigo; hasta dónde podríamos llegar a estirar todo el asunto sería una cuestión que resolveríamos con el tiempo, suponía. Sea como fuere, el muchacho estuvo de acuerdo con mi observación en cuanto a nuestra amistad con Sasha, y con ello también aceptó mi idea de buscarla para pasar el receso con ella. Le sonreí al recibir aquella respuesta, pues, y correspondí a sus palabras de después con un saludo militar al levantarme de la silla. Lo seguí por el pasillo de tercero, hasta alcanzar el aula de la chica sin mayor dificultad, e igual de fácil fue encontrar a la misma una vez asomamos el cuerpo por la puerta. Miré a Maze con las cejas ligeramente alzadas al recibir su codazo, con obvia curiosidad al respecto, pero mi expresión no tardó nada en transformarse a una de diversión al captar las intenciones del muchacho. Fruncí el ceño al escuchar sus palabras, fingiendo una preocupación absoluta al respecto, y fui asintiendo con la cabeza a medida que él hablaba, hasta que terminó de hacerlo y le dirigí una mirada de soslayo a la protagonista de todas nuestros temores. —Sería toda una tragedia, te digo —confirmé, sonando lo más compungido posible con el tema en cuestión, y no fue hasta que solté un suspiro pesado que me permití relajar un poco el semblante—. Pero, ¿sabes? Creo que Sasha no sería capaz de hacernos algo así, porque... —me quedé en silencio un par de segundos, para añadirle todavía más dramatismo al asunto, y cuando ese tiempo pasó, decidí arrastrar una silla para poder sentarme a su lado y dedicarle una sonrisilla divertida—. ...she's a good girl, isn't she~? Contenido oculto heyo, heyo, venimos a por la segunda, y más que importante, parte de esta cita uwu7
Una nueva semana había empezado y como venía siendo lo habitual últimamente, me había atrasado un poco con la escuela. Aún me costaba compaginar el trabajo con, bueno, el resto de la vida. La campana sonó pero en mi pequeño espacio fue como si no hubiera ocurrido, me quedé pegada al cuaderno sin distraerme un instante del ejercicio que estaba haciendo. A los pocos minutos lo completé, me erguí y solté el aire de golpe, estirando el cuello. Suponía que comería aquí y quizá cerrara los ojos un rato, pero antes de eso recordé la conversación con Ilana y saqué el móvil. Podría aprovechar para empezar a investigar también, ¿no? Mis planes se quedaron en la barra de búsqueda. No había notado a los chicos entrar, pero reconocí la voz de Maze al instante y, por si faltaran pistas, dijo mi nombre directamente. Alcé la vista, noté que había venido con Kenneth y me sonreí, comiéndome el teatro del siglo en el asiento tan privilegiado que me había tocado. El idiota no había volteado a verme en ningún momento, pese a haberse detenido a mi lado, y redirigí mi atención a su acompañante. El suspenso que forzó Kenneth sobre la conversación fue evidente y crucé los brazos sobre la mesa, siguiendo sus movimientos para no perderme ni una pizca del big reveal. Arrastró una silla, se sentó a mi lado y finalmente me miró. La tontería quiso hacerme reír, pero quise estar a la altura de sus esfuerzos y le dediqué una sonrisa suave. —So they say —concedí, y relajé la espalda hacia atrás para poder alternar la vista entre los dos—. A triple date, huh? You remembered~ Although... Utilicé el lado de Maze para ponerme en pie, me deslicé entre su cuerpo y el pupitre y busqué sus ojos apenas un instante; volví a quedar entre ambos, sólo que del otro lado, y apoyé las manos al borde de la mesa. Desde allí podía verlos mejor, digamos, que quedaran dentro de mi campo visual. Los escruté, sembrando un suspenso similar al de Kenneth, hasta que volví a erguirme y crucé los brazos bajo el pecho. —Which one of you, I wonder? No era mi intención ponerme a sembrar discordia pero oye, ya que era tan buena chica, igual y el autor intelectual de esta tan bonita sorpresa se merecía un agradecimiento especial, ¿verdad? Contenido oculto el autor intelectual en cuestión: belu