Aula 3-1

Akuma-sensei liberó un profundo suspiro tras dejar sus cosas encima del escritorio y cerró los ojos un par de segundos, irguiéndose. Parpadeó con lentitud y sonrió, acomodando detrás de su oreja algunos mechones de cabello. Su aspecto no lucía exactamente diferente al usual, pero al mismo tiempo... parecía un poco desalineado.

—Buenos días~ ¿Amanecieron bien? —Su tono de voz era el usual, sedoso, y tapó un bostezo tras el dorso de su mano—. Welsh-san, ¿podrías mostrarle la escuela a la niña nueva? Bienvenida, por cierto, Diekmann-san.

Vaya, lucía algo distraída hoy. Se tomó algunos segundos para juntar sus manos y girar hacia la pizarra, y allí volvió a pensarlo otro poco antes de comenzar a escribir la fecha. Esa mujer... ¿Qué andaba haciendo en días de semana?

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tengo que salir esta noche y no sé a qué hora vuelvo exactamente, así que dejo los tours asignados desde ahora <3

 

Aquella mañana había decidido venir a clase con todas las buenas energías que había podido juntar en mi cuerpo, por aquello de variar un poco las vibes de mi día a día, pero parecía que el destino me prefería con mis energías usuales porque no podía ser que justamente aquel día me tocase a mí darle el tour a la nueva de turno. I mean, c'mon, mira que había habido alumnos nuevos en nuestra clase y siempre me había librado de los tours hasta ahora... kinda suspicious!

Pero bueno, realmente daba igual, porque lo cierto era que tampoco me molestaba tantísimo tener que encargarme de darle un par de vueltas por la escuela a la chiquilla de turno; ¡podía llegar a ser hasta divertido, si me lo montaba bien! Así que me porté como una buena chica y no pretendí huir de la tarea, levantándome de mi pupitre para ir donde la chica nueva en cuanto la campana anunciando el receso sonó.

—G'morning! —saludé al alcanzarla, claramente de buen humor—. Bienvenida al Sakura y todo eso. ¿Cómo te llamas? No soy mucho de usar los apellidos. ¡Yo me llamo Alisha, by the way, pero puedes decirme Ali! ¿Qué te apetece: ver algún sitio en específico o dar una vuelta general~?

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quem heyo, aquí tienes a la guía uwu7

 

Gran parte de mi motivación para despedirme del grupillo fue porque me había aburrido, como ya había dicho, y no tanto porque tuviese especial ganas en empezar las clases; por eso mismo tampoco tuve ninguna prisa a la hora de subir al aula. Cuando llegué, sin embargo, fue prácticamente imposible ignorar la chispa de azul que destacaba en mi pupitre, así que aceleré el paso hacia el mismo de manera casi inconsciente.

Me dejé caer sobre la silla mientras leía la nota, sintiendo como la sonrisa divertida reaparecía en mis labios a medida que las palabras iban tomando forma sobre el papel. Ah, ah, eso se veía como una cita con una chica bonita durante el receso y mira si algo como aquello no me iba a alegrar el resto del día, con lo mucho que me gustaba pasar tiempo con señoritas~

Mantuve la sonrisa mientras despegaba la nota de mi pupitre y la doblaba con cuidado, pretendiendo guardarla en mi estuche después. No busqué a Eda con la mirada en ningún momento, por el simple deseo de otorgarle más misterio al asunto, y en su lugar me giré hasta dar con el pupitre de Joey, sacando el folleto que me había guardado en la falda para desdoblarlo y extenderlo sobre la madera de su mesa.

—Sé que no es tu rollo, but I thought of you anyway so... it's yours now~

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no podía dejar esto sin reacción hasta el receso uwu y ya de paso aprovecho y Gigi Blanche, no podía hacer que Ali no pensase en Joey, cuz she always does u//u obvio no es para que me respondas ni nada

 

Los tacones de Reiko repiquetearon al compás de las agujas del reloj, filosos y contundentes. Llegó hasta el escritorio, dejó sus cosas y, al girar hacia sus alumnos, su cabellera de fuego ondeó brevemente. Más pronto que tarde reparó en el alumno nuevo y su sonrisa, felina, le estrechó la mirada ambarina con un brillo... algo peculiar.

—Kagehira-kun, ¿cierto? Bienvenido~ —ronroneó, encantada, y su vista se deslizó a otro de sus estudiantes—. Sóloviov-kun, cariño, ¿podrías mostrarle un poco la escuela? Apuesto que ya te encuentras más que adaptado a la institución~

El rubio, sin embargo, debió declinar la solicitud, alegando que estaría ocupado. Reiko no se vio afectada por la noticia y simplemente volvió a escanear a la clase. Sus ojos se posaron en una alumna que, según recordaba, se había ausentado bastante tiempo, y su sonrisa volvió a curvarse con sedosidad.

—Meyer-san, bienvenida de vuelta. ¿Qué tal si le muestras la escuela a Kagehira-kun? Te servirá para ponerte al día~

 

Asentí a lo que me dijo Anastasia, me despedí de forma definitiva y me metí al salón. Entré como si nada pero ese primer paso dentro del aula sentí que me sacó años de vida, quiso tensarme todo el cuerpo y me pregunté si no me había precipitado al volver, si no debía haberme quedado recibiendo clases en casa y ya. Que realmente no importaba anular mi último año de instituto si eso significaba no sentir ansiedad.

Sabía que eran ideas que venían de ese mismo sentimiento, que no eran siquiera lo que quería realmente, pero era difícil lidiar con eso. Para cuando hicieron la repartija del tour el chico que seleccionó primero la tutora dijo que estaría ocupado y sus ojos repararon en mí, tensándome el cuerpo. A pesar de todo cuando me pasó la responsabilidad asentí sin problema.

¿Qué si me serviría para ponerme al día? Para matarme de nervios quizás, pero era lo que había. ¿Igual podía llevar al chico a lo del patio norte que había dicho Sonnen? Ni sabía si le gustaría, suponía que todo se trataba de preguntarle.

Cuando sonó la campana me levanté, cerré el cuaderno y recogí mi almuerzo para acercarme al chico. La tutora había dicho que se apellidaba Kagehira, ¿no? Creía haber escuchado bien, esperaba que fuese el caso, porque no tenía muchas ganas de pifiarla con la primera cosa que dijera.

—Kagehira-san, ¿cierto? —Hice una reverencia sutil, nada demasiado formal y le dediqué una sonrisa—. Puedo mostrarte la escuela si gustas, pero no sé si tal vez ya alguien lo hizo por la mañana o si prefieres hacer otra cosa.

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wenas owo

en mis clown moments de siempre, intenté etiquetarte como Andy y me extrañé cuando no me saltó el usuario jsjsj

 

El chico no fue brusco al hablarme ni nada parecido, su adivinanza tampoco estaba del todo errada, aunque quizás los motivos fueran diferentes a los que se imaginaba. Igual me soltó que no hacía falta que me esforzara por él, que no le interesaba demasiado la academia y que había quedado con otras recién llegadas para acudir al evento del patio, el que me había comentado Sonnen.

Cuando se levantó retrocedí un paso, no porque me incomodara, fue más para regresarle un espacio ni siquiera le había quitado en realidad. Él me invitó a ser parte del club de los inadaptados que, con o sin reingreso, tenía más sentido del que aparentaba. Me sentía como un pez fuera del agua, vaya.

Lo pensé unos segundos, porque la verdad era que no sabía qué tanto podría adaptarme a un grupo de gente y a posibles actividades, así que acabé suspirando. Negué suavemente con la cabeza y le contesté con la misma calma impostada de antes.

—Tal vez vaya más tarde. Puede que sea demasiado inadaptada hasta para el club de inadaptados ahora mismo —concedí con una sinceridad que ciertamente no me había pedido y volví a sonreírle—. Disfruta el evento, Kagehira-san. Si necesitas algo en otro momento puedes hablarme.

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he revivido

 

Hablar con Alisha no era algo que quisiera hacer, realmente, pero ¿qué opciones me quedaban? Tragarme la mierda podía convertirse en una olla a presión que me rompiera la cara cuando se zafara. Qué va, había hasta considerado la posibilidad de decírselo a Sasha. Ese escalón, sin embargo, se ubicaba considerablemente más alto que el de Alisha, así que mejor ir por partes.

Total la mierda iba a comerla, eso ya lo sabía.

Cuando la campana sonó, la gente comenzó a abandonar lentamente la clase. Yo me giré hacia Alisha y apoyé los antebrazos en su pupitre, mirándola con una sonrisilla divertida.

—Así que... Sesión de arte ayer, ¿eh? —canturreé en voz baja, y mi vista se desvió brevemente a la nueva, Diekmann, cuando pasó junto a nosotros—. ¿Qué tal estuvo? ¿Fue una experiencia reveladora?

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Amane heyo pretty

 

Los viernes siempre eran días bastante movidos, ya que ni siquiera los profesores se salvaban de las ganas del fin de semana, pero estaba siendo inevitable no darse cuenta de que aquel viernes tenía algo de especial; la actividad que veía no tenía nada que ver con las hormonas revolucionadas de siempre. No vi el cartel colgado en el tablón de anuncios, pero sí escuché a un par de alumnas comentando al respecto en un cambio de clase, y no iba a negar que me causó algo de curiosidad todo el asunto. ¿La suficiente como para invertir mi preciado receso en ver el evento? Probablemente no, pero dependería de mi humor más tarde.

Para cuando el receso finalmente llegó, yo me había quedado mirando a través de la ventana, y solo me di cuenta de que casi todos los alumnos se habían acabado yendo cuando la voz de Joey llamó mi atención, haciéndome girar la cabeza para mirarlo. En el movimiento vi que prácticamente nos habíamos quedado solos, y le dediqué una sonrisa animada al conectar con su mirada, claramente encantada de que me estuviese preguntando por aquello.

—It was super fun and, indeed, very revealing~ —canturreé a modo de respuesta, poniendo especial énfasis en la última palabra con clara intención, especialmente si se tenía en cuenta la sonrisa traviesa que me había cruzado los labios—. ¿Quieres que te haga una copia cuando Edamme-chan me lo dé? Te hago precio de follamigo~

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heyo beautiful bean uwu

 

Solté una risa breve cuando me ofreció dejarme la copia a precio de follamigo. Diría yo que podría ser un obsequio con la de veces que comía nuestra comida, lavaba sus panties con nuestro jabón en polvo y me robaba las sudaderas, pero me gustaba verla siendo una mujer de negocios así que no me quejaba. Asentí, aceptando su oferta, y quise rebuscar alguna otra tontería en mi cerebro para seguir evadiendo el tema importante como un campeón.

El silencio delató que nos habíamos quedado prácticamente solos dentro del aula y dibujé círculos en su mesa con los dedos, armándome de valor.

—So... ¿Recuerdas el otro día, que coincidimos en el armario y dormimos una siesta? Que te dije que estaba cansado porque la noche anterior había dormido poco por... bueno, ya sabes. Había quedado con Morgan, que me había escrito para tomar algo más temprano. Una cosa llevó a la otra, acabamos en casa y... —Fruncí el ceño, comprimiendo el puño para no seguir haciendo circulitos como imbécil—. Ayer me di cuenta que... A la noche, mientras dormía, pilló mi móvil y se reenvió... algo.

Tenía el corazón en la garganta, joder, no creía ni pasarla tan mal si un día engañaba a mi pareja y se lo tenía que confesar. Busqué los ojos de Ali a tientas, bufé con fuerza y me llevé la mano a la cabeza, rascándome el cabello con algo de insistencia.

—La puta foto del cuarto oscuro. La tiene Morgan.

 

Joey aceptó mi oferta sin poner ninguna queja de por medio, algo que me sorprendió un poquito, si tenía que ser sincera, pero a lo que no pensaba darle ninguna vuelta más de la necesaria. Me sonreí, contenta con el desenlace de la negociación, y asentí con la cabeza para dar por finalizada la misma, claramente orgullosa por ello. Quise devolverle la pregunta para mantener el ritmo de la conversación, pero me di cuenta al instante de que Joey quería decir algo más y me quedé callada, a la espera.

Su actitud estaba siendo absurdamente reveladora, o quizás yo lo conocía lo suficiente como para sentir que algo no estaba del todo bien, y no pude evitar fruncir ligeramente el ceño mientras bajaba la mirada para fijarme en los dibujos que andaba haciendo sobre el pupitre. No estaba entendiendo del todo a dónde quería llegar al recordarme su salida de aquella noche, pero hice mi mejor esfuerzo por seguir su relato con toda la atención que me fuera posible. Cuando finalmente llegó a la parte del reenvío, sentí cómo se me formaba un nudo en el estómago, pero también tenía que admitir que volví a sentirme algo confundida cuando Joey aclaró que ese algo era la foto de Sasha.

—¿Estás seguro de que solo se ha reenviado esa imagen? —pregunté, en voz baja, y ni siquiera me preocupé por disimular cuáles eran mis prioridades.

Resoplé ligeramente después de haberle soltado la pregunta, volviendo a llevar la vista hacia la ventana, y me quedé un buen rato en silencio, observando el exterior. Honestamente, no tenía ni idea de cómo definir todo lo que estaba sintiendo en esos momentos, así que me sentía bastante tentada a ni siquiera intentarlo. Joey se veía nervioso, ¿avergonzado, quizás?, y no estaba del todo segura de hasta qué punto me sentía enfadada, hasta cuál decepcionada y si, entre toda esa mezcla, podía rascar algo de empatía hacia el chico.

>>¿Y qué quiere? —volví a preguntar al final, con un tono bastante más calmado del que había esperado y girándome de nuevo para mirarlo—. Imagino que se la ha pasado por algún motivo, ¿pero cuál?

 

El costado más paranoico de mi cerebro había esperado que Ali se enfadara muchísimo conmigo y me maldijera en todos los idiomas conocidos, cosa que... habría aceptado, la verdad. Me avergonzaba lo que había ocurrido, puede que incluso fuera esa la base de toda la ira. Me sentía un infeliz, un idiota que había caído en una trampa de preescolar. Quizá no hubiera tenido forma de predecirlo pero quizá sí, quién sabe. Había estado demasiado ocupado pensando que esa noche follaría como para atender a los detalles.

Ali no se enfadó, sin embargo, al menos no visiblemente. Su reacción fue calmada, contenida, y seguí echándole vistazos furtivos como un mocoso regañado. Su pregunta me hizo asentir en automático, aunque...

—Supongo que sí —murmuré, y me sentí aún más imbécil porque no se me había ocurrido esa posibilidad—. Quiero decir, me enteré porque no se molestó en borrar los mensajes. Lo dejó ahí para que... lo descubriera, supongo. Cuando la enfrenté lo único que hizo fue reírse en mi cara.

Aquello último lo mascullé entre dientes, sintiendo ciertos músculos tensos. El simple recuerdo de la conversación junto a la expendedora me calentaba la sangre. Me quedé aún con la vista clavada en la mesa, o mis manos, o sus útiles, hasta que volvió a hablar. La miré desde abajo y tuve que encogerme de hombros.

—No lo sé. —Suspiré, hastiado—. Dijo que estaba aburrida y el resto fue pura mierda. No tengo idea qué planea, qué pretende, por qué hizo esto.

Mi pie había empezado a golpetear el piso, ansioso. Volví a soltar el aire con fuerza y volví a rascarme las raíces del cabello, agachando la cabeza en el proceso.

—I'm sorry, I fucked it up. I really fucked it up.

 

Apenas fui consciente de toda la tensión que se me había acumulado en el cuerpo con la noticia, aunque la misma acabó siendo muy evidente cuando solté de golpe todo el aire que había estado reteniendo y sentí una oleada de alivio que logró destensarme los músculos. Seguí escuchando la explicación de Joey y asentí lentamente con la cabeza, asimilando poco a poco toda la información que me estaba dando de la situación. To be very honest, de momento me estaba dando la sensación de que la chica solamente estaba disfrutando de andar atormentando a Joey por haberse aprovechado de él tan fácilmente, pero era Morgan de quién hablábamos y sabía que no podía fiarme de ella, incluso a pesar de conocerla de hacía tan poco tiempo.

Me quedé mirando a Joey en todo momento, manteniendo una expresión bastante neutral hasta prácticamente el último momento, cuando ya no pude hacer nada más para evitar que la pena le ganase el territorio al resto de sentimientos; el chico se veía miserable, la verdad. Se estaba comportando como un niño al que acababan de pillar haciendo una travesura, y de verdad que me estaba costando un mundo entero no dejarme llevar por el hecho de que aquello me resultaba hasta tierno. Probablemente jamás lo diríamos, pero en el fondo también sabía que esa reacción solo venía por tener que decírmelo a mí de todas las personas, y ese conocimiento no ayudaba nada a la hora de enfadarme con él.

—Stop, I can't get mad at you with those puppy eyes and it's really frustrating —murmuré finalmente, dejando escapar una risa nasal que pretendió afianzar la clara idea de que estaba de broma, y extendí los brazos para apretujarle las mejillas, obligándolo al mismo tiempo a levantar la cabeza para mirarme—. It's okay, hm? Vamos a solucionarlo, like we always do, yeah? Pero voy a necesitarte algo más enfadado que esto —conseguí dedicarle una sonrisa, algo pequeña, pero sonrisa al fin y al cabo—. Podría intentar hablar con ella... you know, girl to girl.

Dudaba que la chica fuese a ceder con nada, sabiendo que en ese momento tenía poder tanto encima de nosotros como de Sasha, pero quizás si le sacaba algo de información extra para planear algo a partir de ello...

 

—Pero si no te estoy mirando —repliqué y, en contradicción a mis palabras, alcé el rostro y la miré con los mejores puppy eyes que tenía en el mercado.

Hasta ahora no había pretendido apelar a la lástima adrede, pero ahora que ella lo mencionaba sentí el suficiente alivio para incluso bromear un poco. Y jalar de mis privilegios, ya que estábamos. En cualquier caso, me sujetó el rostro con bastante suavidad y pensé que, bueno, su reacción estaba siendo diametralmente opuesta a lo que había temido. Oírla acabó de destensarme el cuerpo y solté el aire por la nariz con pesadez, cerrando los ojos un par de segundos. Me daría bastante igual el asunto de no ser porque Sasha me había amenazado en la puta cara.

Y por hilarante que sonara, sí la creía capaz de cumplir su palabra.

—Cielo, no tienes idea lo enfadado que estoy —reconocí junto a una sonrisa floja, abriendo los ojos para mirarla—. Tú no te enteras porque contigo nunca me enfado.

¿Tenía sentido que Alisha intentara hablar con Morgan? Lo dudaba, vaya. Lo más probable era que sólo le siguiéramos dando lo que quería, se revolcara en nuestra pseudo desesperación y se nos riera en la cara. Sabía que la tía no era una santa y que cuando se aburría era capaz de cualquier cosa, pero recién ahora, por primera vez, me tocaba ser el objeto de sus mierdas.

—Por intentar no se pierde nada —murmuré, resoplando—. Tendrás que trabajar tus nervios, eso sí, porque la carita de satisfacción con la que te recibirá... —Chasqueé la lengua, desviando la mirada, y meneé la cabeza un par de veces—. El plan B, o Z más bien, es hablar con Pierce. En caso de que no logremos nada con Morgan, digo, al menos para cubrirnos legalmente... o algo así.

 

Lo que soltó en respuesta a mi comentario me hizo rodar los ojos, especialmente después de que levantase la mirada para acentuar aún más la carita de inocente, y al final dejé escapar una risilla de nada mientras negaba con la cabeza. Lo noté bastante más tranquilo, así que me permití dejar libre su rostro después de un rato y recogí los brazos bajo mi pecho, dando un par de golpecitos sobre la mesa con mis uñas. La verdad era que no me gustaba enfadarme con Joey, no cuando se trataba de algo serio quería decir, y quizás todo se reducía a eso.

—Oh, really? Such an honor —solté, a modo de broma, cuando aclaró que nunca se enfadaba conmigo, y después volví a dejar salir una risa nasal por su aclaración de la chica—. Honestly, hon, si acabo tirándole de los pelos, a mí no me culpes, I'm a Leo —me justifiqué, levantando las manos en un gesto de inocencia, un segundo antes de volver a dejarlas caer sobre el pupitre.

Hasta el momento había estado evitando bastante a consciencia el hecho de que la foto de Sasha, bueno, era de Sasha, pero suponía que no había manera de extenderlo más. Nuestra relación podía estar jodida como ella sola, pero no me hacía mucha gracia que esa foto estuviese en manos ajenas; de por sí, a veces me arrepentía hasta de habérsela dejado al imbécil de Arata (incluso si se lo merecía).

>>Fuck that —murmuré, tras haber dejado escapar un gruñido de frustración ante la idea—. Creo que prefiero ponerme un cinturón de castidad por un año. I know we have to, but... ugh. ¿Traes tabaco? Now I desperately need a smoke, y me olvidé lo mío en casa.

 

Solté una risa floja entre dientes cuando se justificó detrás de su signo zodiacal si acababa tirándole de los pelos. No sería quien la detuviera, vaya, pero echarle la culpa del mal genio a las estrellas era... bueno, era algo que solían hacer las chicas.

—¿Segura no prefieres negociar de forma más civilizada? —bromeé, suavizando la sonrisa luego—. Tampoco me quejaría de verte en acción, tho. You're hot when you're mad, babe.

Mi mención de Pierce claramente le sentó como una patada al hígado y no podía culparla, a mí tampoco me hacía gracia en lo más mínimo. Me daba muchísima pereza tener que explicarle la situación y estaba bastante seguro de que esa discusión acabaría mal en el noventa por ciento de los casos. Suponía que Sasha no parecía ser... vengativa, el problema aquí era mi cagada. Había dejado la foto en el móvil en vez de borrarla y ahora nos acechaban las consecuencias. Si fuese ella sola quizá no sería tan malo, pero detrás suyo estaba el perrito guardián criado directamente en la calle y mira que me fiaría del control de impulsos de un gangster de manual.

Alisha se negó a la idea, aunque me recordó más a la primera fase de negación de cualquier proceso. Mencionó el tabaco, me sonreí sin demasiada gracia y, mientras me incorporaba con pereza, apoyé la mano en su cabeza.

—Vamos arriba, nos merecemos algo de cáncer para apalear el estrés, ¿no? —bromeé, con suavidad, y la esperé para echarle los brazos por encima de los hombros.

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si quieres arrastralos, bebi uwu