Aula 3-1

Tema en 'Tercera planta' iniciado por Yugen, 9 Abril 2020.

  1.  
    Insane

    Insane Maestre Comentarista empedernido

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    Había estado escuchando un programa la noche pasada, y algo si me ayudó Suiren al éste leerme un poco sobre viñetas, ah, y comentándome sobre los colores de éstas. No tenía mucha idea del dibujo, tampoco del arte como tal, apenas y del piano cuando mi madre escuchaba algo en internet, así que me sentía por demás perdida pese a las ganas que me empeñaba en poner sobre las cosas que llevaba a cabo, pero de eso se trataba, o bueno, eso solía decirme.

    El esfuerzo es posible siempre y cuando se crea en uno mismo.

    El llamado de mis compañeras provocó algún tipo de vibración que me dibujó una sonrisa, no de cortesía sino de entusiasmo al saber que continuaba todo en pie. Las escuché con atención en lo que Alisha se unía a la conversación. No sabría si mi hermano había hablado con ella, y él tampoco me lo diría pero estaba bien, siempre cabía la posibilidad de que simplemente estuviese de buen humor para colaborar.

    Regresando a la realidad, no tenía el cómo ver lo que la Makris estaba enseñando, así que guardé silencio, y apenas desvié el mentón en otra dirección. Tendría que encontrar una forma de apoyar el proyecto sin ser una carga y tal.

    Alisha: 0.5 puntos
    Adara: 3 puntos
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    Última edición: 21 Agosto 2022
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    Zireael

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    Jez.png

    Una cosa era segura, no contaba con que fuese a ceder a participar así nada más por mucho que no fuese a admitir eso en voz alta nunca. La vi acomodar la silla, así que no me quedó más que acercar una para armar la reunión improvisada, aunque a Adara le había dicho un plan diferente. No me iba a poner quisquillosa cuando tenía a Alisha dispuesta a participar aunque fuese con el mínimo.

    El aporte, o lo que valía como tal, no me pareció ni que alcanzar el mínimo para cumplir por puro protocolo y cierta incomodidad que no supe reconocer como parte de mí me burbujeó en el cuerpo. No le di demasiado crédito, solo lo dejé correr y esperé a que cualquiera de las otras dos muchachas hablara primero. La que lo hizo fue Adara, colocando su cuaderno sobre la mesa, así que me incliné para echarle un vistazo, aunque di un respingo cuando trajo mi idea sobre la mesa.

    —Sí, algo así —respondí—, pero se puede cambiar sin problema. Aunque se ve que la que sabe dibujar aquí es Adara, me apenaría tener que recargarla de trabajo solo por eso.

    Además, había que pensar en una manera de incluir bien a Violet, porque tampoco me apetecía dejarla por fuera solo por comodidad del resto ni nada. ¿Quizás algún dibujo que incluyera relieve? No estaba muy segura, pero ya le daría cabeza en casa seguramente.

    Alisha: 0.5 puntos
    Adara: 3 puntos
    Jezebel: 0.5
    Violet: 3.0
    TOTAL: 7 puntos

    F mis listas, de verdad xd

    Cayden.png

    Eran raras las ocasiones, pero de vez en cuando, como migajas de pan, encontraba puntos de conexión diminutos con las personas incluso si no las conocía de nada. Parecían las brasas que se elevaban al cielo en las fogata, livianas, antes de desaparecer como si no hubieran existido jamás; eran esos pequeños chispazos los que me daban la ilusión de ser parte del mundo, incluso en la vida de las personas que más amaba, de las que también me desconectaba.

    No sabía nada de Pierce más allá de lo que Arata me había dicho y había notado en su voz un tinte diferente, apenas más serio o más maduro quizás, que me dijo que era sincero con lo que me contaba. Puede que tuviese miedo o dudara de sus propios límites morales, no tenía idea, porque lo cierto es que tampoco recordaba la última vez que Shimizu me había enviado ya no a dar un mensaje nada más, si no directamente tal vez a levantar una pared o encender una alarma que permitiera a alguien, quien fuese, salvarse.

    O atacar con justificación, ni idea.

    El caso era que en la tontería de la pinky promise, incluso si no había sido sellada adecuadamente, sí le estaba ofreciendo mi sangre en la copa para cerrar el trato, fuese el que fuese. Era un imbécil de lealtades, de promesas y verdades irrefutables, para mí el mundo no se movía sin esa clase de cosas. Me hacían sentir que tenía motivos por los que volver a algún lugar.

    Eran el iniciador de mi fuego, por débil que pudiese mostrarse.

    Los límites de esta chica eran un poco más nítidos que los de Kurosawa y puede que los de la misma Volkóv, llegaba hasta donde uno parecía permitirlo, lo que de alguna forma me permitía relajar un poco la respuesta de huida. Digamos que podía quedarme allí haciendo el tonto, ignorándome a mí mismo como venía haciendo hasta ahora.

    La pregunta de la comida la había hecho sin ninguna intención en particular, solo prefería saber porque había gente a la que comer comida que no fuese casera no le hacía mucha gracia o le molestaba directamente, así que su reacción me sorprendió un poco. Las brasas se alzaron, como pequeñas mariposas de fuego, y se me escapó una risa que se emparejó a su energía, fue liviana y casi infantil.

    —Me lo anoto entonces, no se me va a olvidar —contesté después, sonriéndole.

    Recogió su bolso luego de mi respuesta, los movimientos fueron lentos, pero no podía asumir de eso que era por las pocas ganas que tenía de ir a juntarse con su propio grupito de la desgracia. De cualquier forma, podía decirse que ya no necesitaba nada más y lo único que me quedaba era, tal vez, la posibilidad de decirle lo demás en el pasillo. No creía que Alisha se fuese a poner tan intensa con el chismorreo como para seguirnos y en su defecto, estaba atascada al menos unos segundos con sus compañeras, pero ya lo vería sobre la marcha.

    Las cosas no siempre salían como uno las planeaba y ya.

    —Nada más —concedí casi en un murmuro, me saqué los cuadernos de abajo del brazo y los sujeté con ambas manos tras la espalda antes de medio girar el cuerpo en dirección a la puerta—. Te acompaño aunque sea al pasillo.
     
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    Amane

    Amane Equipo administrativo Comentarista destacado

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    Alisha 2.png

    La morena aquella de la otra vez se tomó mi pseudo-aporte a la causa como una invitación a tener la reunión en cuestión donde mi pupitre, asunto que por supuesto no había planeado en absoluto y que no tuve mucho reparo en demostrar al seguir sus movimientos con una ceja alzada. No hubo demasiado que hacer, sin embargo, porque Jez acabó acercándose también y supuse que por ahí se iba mi oportunidad de quejarme al respecto.

    Parecía que ya habían decidido lo que hacer para el proyecto, aunque decidieron tomar en cuenta mi propuesta aun así, y no pude evitar soltar una carcajada divertida por ello. De verdad que me daba hasta pena que les hubiese tocado hacer grupo con alguien como yo, porque honestamente, no me hubiese molestado por aportar nada de haber sabido que ya tenían algo pensado, por lo que no podía importarme menos si tomaban o no en cuenta lo que yo decía.

    —Uhm, un collage, sure... —murmuré tras haber repasado vagamente con la mirada los dibujos de la morena, y deslicé la vista hacia la puerta con el mismo aire distraído—. ¿Y de qué libro? —pregunté, aunque era demasiado obvio que mi atención ya no estaba en ellas desde hacía un rato.

    No esperé a escuchar una respuesta, en realidad, porque en cuanto vi que Sasha y Cayden salían por la puerta, me hice con mi móvil en un movimiento fluido de muñeca y le escribí a Joey el mensaje prometido, con una rapidez digna de admiración. Volví a dejar el aparato sobre el pupitre cuando vi que lo había leído y, aunque en teoría había vuelto a prestarle atención a las chicas que me acompañaban, lo cierto es que acabé golpeteando la madera con los uñas repetidas veces mientras echaba constantes vistazos fugaces a la pantalla del teléfono.

    Si me respondieron a la pregunta o me dijeron algo más en relación al proyecto, no tuve interés en procesarlo lo suficiente, y solo reaccioné cuando vi aparecer el contacto de Joey, con su mote y los numerosos emojis de corazones y verduras de dudosa forma alargada decorándolo, notando la sonrisa de pura emoción abriéndose paso por mis labios mientras le respondía. Le contesté con un fugaz 'heyo~', sintiendo cómo la emoción se iba extendiendo hasta alcanzarme el brillo de los ojos, y me levanté de la silla sin preocuparme por nada más, colgando apenas un segundo después de haberme puesto en pie.

    >>Ladies~ Si me disculpáis, tengo una cita con mi inglés favorito~ —canturreé, abriéndome paso entre ellas como si nada, para poder dirigirme hacia la puerta del aula—. See ya~
     
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    quem

    quem Orientador ejemplar Orientador

    Virgo
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    Adara.png

    Después de habernos acomodado para la reunión para hablar sobre el proyecto, había mostrado mis dibujos cosa que levante el cuaderno para regresarlo a mi dirección después de haberme dado cuenta de que todas los habían visto, llevé a mi vista en Alisha para después regresarla a Violet.

    Algo deberíamos de hacer para entregar el proyecto y se que cada una de nosotras teníamos algún talento que podríamos de usar justamente ahora pero creo que no podremos avanzar mucho, ya que, faltaba poco para que el receso terminará.

    Asentí cuando Jez respondió a mi pregunta, bueno eso ya era un avance ¿no?, solo nos faltaba ponernos de acuerdo que haríamos. Ladee un poco mi cabeza y mire en dirección a la ventana para escuchar la pregunta de Alisha, no le respondí ni nada ya que no tenía que decirle solo habíamos quedado en un collage pero aun falta saber que haríamos con el aunque pensándolo bien podíamos hacerlo de algun ídolo, artista, o como pregunto hace mucho Alisha algún libro podía ser una también muy buena idea.

    Después de segundo Alisha miro algo en su móvil, aunque no sabía con certeza si eso la llevó a levantarse, pero lo hizo y se marchó pero no la perdí de vista hasta que desapareció por completo, solo me quedó mirar a Jez al mismo tiempo que miraba a Violet.

    —¿Entonces nos quedamos con el collage, o con el dibujo?

    Perdón por la demora la semana se me puso pesada.
     
    Última edición: 4 Septiembre 2022
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    Gigi Blanche

    Gigi Blanche Equipo administrativo Game Master

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    Joey 2.png

    La única respuesta que recibí por parte de Shimizu fue absoluto y completo relleno que eliminé al instante de mi cerebro; la verdad, el noventa por ciento de la cuestión había pasado a segundo plano. Jamás había imaginado que la gracia de la foto desbloquearía una nueva razón para querer cargarme al hijo de puta, pero la vida estaba llena de sorpresas.

    Alisha se acompasó a mi ritmo cuando le dije que nos fuéramos y no fui muy consciente de su presencia ni del camino que estaba recorriendo, enfrascado como había quedado en mis propios pensamientos y en el eco de las imágenes ilusorias que ahora se negaban a irse. Su voz me alcanzó desde otro plano, realmente sólo reaccioné al sentir su mano en la mía. Reconecté neuronas, parpadeé y volteé el rostro hacia ella. Apenas en ese momento advertí la tensión en mis facciones y medio me forcé a relajarlas.

    Aguardé, pero no formuló ninguna idea concreta, se disculpó y retomó el camino. Obviamente sabía qué había querido preguntarme, aunque la mierda seguía palpitando con demasiada fuerza como para ser el chico ideal y acabé frunciendo el ceño.

    —¿De qué te disculpas? —mascullé, no fue agresivo como tal pero se me coló una nota de hartazgo—. No gastes saliva en estupideces, Ali, no te corresponde.

    El resto del camino lo hice a mayor velocidad, como si fuera un intento por descargar parte de la energía aceitándome los músculos. Alisha no tenía idea de nada, si era el imbécil que nunca abría la boca, pero esta puta pesadilla ya la había vivido y no me apetecía rememorarla. Y sí, sabía que era un hijo de puta y que, en el mejor de los casos, esto me clasificaba como un doble moral de mierda, pero no lo toleraba. Joder, me puto enfermaba.

    Blee y yo ya habíamos tenido que salvar a una pobre chica indefensa de este tipo de calaña.

    Y no podía quedarme quieto si prácticamente amenazaban a Alisha en mi puta cara.

    No podía.

    —Esos hijos de puta servirían mejor muertos —mascullé al aire, fue más un pensamiento en voz alta y no me arrepentí ni un ápice—. Son una jodida mierda inservible.

    No era la primera vez que le deseaba la muerte a alguien, de todas formas.

    Quería y no quería calmarme, era una dicotomía insoportable y al entrar a la 3-1, encima de todo, tuve que dar con la puta cabellera de Sasha sentada ya en su lugar. Estaba lo suficientemente concentrada en sus apuntes como para no fijarse quién entraba y quién no, y no sabía si correspondía, no sabía si debía o podía, sólo pasé a su lado y le barrí todas sus cosas al suelo con el brazo. Reaccionó al instante, dio un respingo y alzó a verme. No dudó, la verdad. No dudó ni un instante.

    Era un hueso duro de roer.

    Are you fucking serious? —bramó, incorporándose y quedando casi a mi altura.

    La silla se había arrastrado y produjo un rechinar desagradable, fue una frecuencia intrusiva que chispeó en mi cerebro. Le sostuve la mirada dos, tres segundos, y seguí mi camino. Me desplomé en mi silla y bufé, observándola juntar su mierda del suelo luego de chasquear la lengua. Permanecí quieto, en silencio, como si pretendiera calmarme o estuviera planeando algo aún peor.

    La verdad, ni yo lo sabía.


    weno Yáahl its me again JAJAJA te etiqueto nomás porque me acordé del spoiler donde pusiste lo del cuaderno de Sasha, que honestamente me había olvidado también, para que sepas dónde está la niña por si querés hacer algo. Sin compromiso de compra ofc, hacé lo que te salga del culo, yo sólo te informo (?
     
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  6.  
    Amane

    Amane Equipo administrativo Comentarista destacado

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    —Mhm —murmuré como única respuesta a las palabras de Joey, mirándolo apenas de reojo mientras aceleraba el paso y acababa por rebasarme a medio camino de la primera planta.


    No tenía mucho interés en llevarle la contraria o darle demasiadas vueltas innecesarias a aquel asunto, mucho menos cuando era obvio que no estaba de humor para nada de ello. Le había notado el intento de suavizar la tensión de su facciones, también el tinte de hartazgo en su tono de voz, y realmente no podía culparlo por nada de lo que estuviese sintiendo en esos instantes, ya fuese dirigido hacia mi persona o a la situación en general.

    También sabía, bien en el fondo, que el problema había sido Arata, admitiendo tan tranquilamente que se hubiese aprovechado de mí en aquella situación, y que yo no tenía, en realidad, motivo de peso para disculparme.

    No más de lo que había hecho ya en su momento, quería decir.

    Decidí mantener mi propio ritmo, quedándome bastante atrasada en comparación a su avance, y aunque intenté mantenerlo bajo mi vista en todo momento, me fue prácticamente imposible distinguir las palabras que pronunció al aire. Creía tener una idea de lo que podía ser, sin embargo, ya fuese por pura lógica o instinto, y si bien no pensaba decir nada al respecto (mucho menos cuando parecía haber sido más bien un pensamiento suelto), también sabía que posiblemente no me hubiese escandalizado de haberlo escuchado por completo.

    Para cuando llegué a nuestro aula, Sasha ya estaba agachada recogiendo un montón de sus cosas del suelo y Joey se había dejado caer sobre su siento con una expresión en su rostro difícil de descifrar, incluso para mí. Me quedé un par de segundos parada cerca de la pelirroja, mirándola desde arriba sin cambiar mucho mi semblante, pero al final simplemente la ignoré y me dirigí también hacia mi pupitre.

    Tenía muchos motivos para estar molesta con Arata, y por supuesto que estaba jodidamente molesta con él, pero si tenía que ser completamente sincera, la preocupación acabó abriéndose paso con mucha más fuerza de la esperada. Estaba preocupada, y por mucho que supiese que lo mejor era dejar el tema morir ahí, el impulso terminó por ser superior a mí y me giré en la silla para poder mirar a Joey.

    >>You won't be going, right? —pregunté tras haberlo repasado una vez más con la vista, bajando la voz a consciencia a pesar de tener realmente necesidad de ello—. A la azotea, I mean.

    que no la pude controlar, ni modo (?) si al final no te da tiempo a responderme por lo que sea, me dices y ya vemos qué hablan y todo el rollo uwu
     
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  7.  
    Zireael

    Zireael Equipo administrativo Comentarista empedernido seventeen k. gakkouer

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    Cayden.png

    Entre Kohaku autoinvitándose a cenar, el interrogatorio de mi madre después y los apuntes que terminé de pasar no vi los mensaje de Arata hasta la mañana siguiente y camino a la academia no se me ocurrió qué coño contestarle, así que no lo hice. Poco sabía yo que el caos había iniciado independientemente de que yo le dijera algo o no. Era inevitable, quizás, porque Shimizu la mala suerte la tenía pegada en la espalda como todos, porque estaba en la mira de los dos idiotas.

    Y Pierce había pasado al saco de personas intocables, lo supiera él mismo o no.

    Crucé el patio sin prisa, entré al edificio de la misma forma y mientras dirigía mis pasos al pasillo de tercero saqué el móvil para cambiar la canción que venía escuchando en los cascos. Esa fracción de distracción, con el cerebro derretido como lo tenía, bastó para que la sombra de Arata me cayera encima, me pescó de la camisa y me empujó contra los casilleros. El movimiento más que brusco fue firme y encontré sus ojos, con el miedo bien pegado al cuerpo porque recordé cuando me dejaron ir la hostia en la cara.

    Me había esperado, se había quedado pegado a las taquillas esperándome.

    Para saltarme a la yugular como habría querido hacer con los otros.

    —¿Hablaste? —siseó, tenía todo el cuerpo tenso de ira, pero la condensó en mantenerme pegado a los casilleros. Encontró la respuesta en mis gestos y lo vi pasar saliva—. Eres un puto inútil. Ni corres ni pones a correr a los otros.

    —Búscala, si tanto te jode lo que sea que esté pasando —murmuré no sé ni cómo—. Deja de encargarme tu mierda y búscala tú mismo. Alisha y su llavero salieron del club de fotografía ayer en la tarde, ella estaba adentro, se metió luego de hablar conmigo. No sé qué pasó.

    —¿Viste a los jodidos estúpidos salir y no dijiste nada? —Prácticamente pegó su rostro al mío, obligándome a reducirme en mi lugar—. Eres un tibio de mierda, Cayden, te lo juro por mis putos muertos.

    —No la habrían alcanzado si no la hubieras dejado sola, pero no tienes los huevos para cuidar a nadie hace años —mascullé ya al límite de mis capacidades, plenamente consciente de que no iba a golpearme en la escuela—. No vuelvas a encargarme nada nunca más. Que la próxima vez que alguien rechace una mano sea la tuya y no la mía. Suéltame, Arata, que lo que menos necesitas es que vaya de bocón a la dirección a decir que eres un jodido bully.

    Me soltó de mala gana, maldijo al aire y desapareció por fin de los casilleros, vete a saber si iría a meterse a su clase, a uno de los baños o atrincherarse en la azotea, en ese momento solo me interesaba quitármelo de encima. Tomé un montón de aire, me alisé la camisa con la mano izquierda y me di cuenta que había cerrado los dedos en torno al móvil con demasiada fuerza, así que los aflojé a conciencia.

    Hice el cambio de zapatos, tomé el ascensor y con más vergüenza que ayer me metí a la 3-1 sin molestarme en hacer contacto visual con nadie, solo recorrí el espacio para buscar la melena de la chica con tal de poder acercarme a ella. No sabía todo el resto del espectáculo que había pasado, desde el encontronazo del trío del jodido infierno ni del inglés tirando las cosas de la chica, pero tampoco quería verme en el fuego cruzado así que era mejor para mí.

    Caminé hasta pupitre, ya abajo había sacado su cuaderno así que lo dejé encima con cuidado y volví a hacer una reverencia de esas japonesas a cagar como agradecimiento. No sabía qué más hacer, tampoco creía que me correspondiera algo en ese momento particular. Además, ya para eso le había dejado el post-it rosa chillón en la última página en que habían quedado sus notas. El pedacillo de papel todo lo que ponía era un escueto "Lo siento" y abajo "Si necesitas ayuda con algo, me puedes buscar" en la mejor caligrafía que había podido conseguir, que no era ningún código raro, realmente solo me refería a si necesitaba ayuda con cosas de la escuela así no fuese el mejor estudiante.

    —Gracias por ayudarme a pesar de no conocerme de nada —dije al enderezar la espalda.

    No sabía dónde meterme, si esperar respuestas o no, así que no lo hice. Solo retrocedí sobre mis pasos, hundí las manos en los bolsillos y desaparecí por dónde había venido.


    Gigi Blanche te etiqueto al pedo como siempre JAJASHJ pa balancear una etiqueta con otra okno. Perdón el perro relleno que aventé, im a mess girl ni netflix se monta estos peliculones
     
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  8.  
    Gigi Blanche

    Gigi Blanche Equipo administrativo Game Master

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    Joey 2.png

    Me había adelantado bastante de Alisha, de hecho la vi ingresando al aula cuando yo estaba ya desplomándome en mi asiento; daba igual. Se hubiera comido el numerito o no, era cuestión de sumar dos más dos. Le eché un vistazo al resto de la clase, había pocas personas pero, obviamente, habíamos llamado la atención. Era consciente que mi estilo no era tan directo ni ostentoso, no iba por ahí jodiendo claramente a la vista de todo Dios, pero otra vez: daba igual. Funnily enough, esta vez ni siquiera había sido por Sasha en sí. Si lo pensaba, podía convertirse casi en un problema.

    Acababa de comprobar que al otro cabrón sí le tocaba los cables tocando a esta tía.

    Y daba la casualidad que ahora sí me interesaba joderlo.

    Qué cosas, ¿no?
    La seguí observando un rato más, hasta que terminó de acomodar sus cosas sobre su pupitre y volvió a sentarse. Si había reparado en la presencia de Alisha daba igual, pues pasó completamente de ella. Y hablando de Roma, se sentó donde le correspondía y tampoco tardé en recibir su mirada. La deslicé en su dirección, aún con aquella expresión bastante extraña en mi rostro. Tenía demasiados cables cruzándose entre sí en ese momento, los suficientes para pasar de su pregunta.

    Y sonreír, entre incrédulo y burlón.

    For fuck's sake, Alisha, dime por favor que no sabías lo de este tipo cuando te lo follaste. —Bufé, cruzando los brazos bajo el pecho, y eché mi peso hacia atrás; ni siquiera esperé una respuesta y desvié la mirada a las ventanas. Ya sabía la respuesta, ¿no?—. I don't know. Tampoco sé cuántas opciones me quedan ahora.

    Si iba a disculparse, la verdad, que no fuera por dejarse drogar y acabar muerta en un parque.

    Lo demás sí me valía.

    Volví a pillar aire, fue profundo y saqué el móvil para distraerme ahí. Fue, suponía, una señal por igual de que no quería seguir hablando.

    —No lo sé, la verdad. En estas horas lo decidiré.


    bueno, ahora sí ya quedé al d- *entra post de Pau*

    no te preocupes bebi, para Gakkou sIEMPRE HAY HUEQUITO kinda, pero justo hoy sí (???

    Sasha 5.png

    Despertarme debajo de un techo desconocido fue probablemente lo que más me jodió de todo el asunto, pero no me interesó concederle más de diez segundos de pensamiento. Prefería esta desazón a tener que responder preguntas, al menos si venían de ellos. De papá. No podía ser nada que no fuera su hija perfecta, responsable, amorosa y diligente.

    —Apestas a tabaco —me soltó Saki con su tacto usual, saliendo de la cocina cuando ya había comprado todo.

    No podía.

    Fue todo una cagada. Pasar la cena, quitarme la ropa para ducharme y pararme frente al espejo. La tinta no salía, Dios, fregué con tanta insistencia que la piel me quedó irritada a cagar. Fue difícil de controlar, así que lloré lo último que, juré, lloraría debajo de la cascada de agua. Para la mañana siguiente, como supuse, tenía un par de moretones desparramados por el cuerpo. La mayoría ocultos, claro, así que daba igual. Le eché un vistazo a mis rodillas deslizando los calcetines hacia arriba, vete a saber cuándo o cómo me las había golpeado. Creía recordar haberme chocado la mesa del centro, pero mi memoria fallaba en discernir cierto orden o detalle.

    No había dormido una mierda, así que igual me levanté antes y le preparé el desayuno a Saki en agradecimiento. A la pasada le dejé un beso en la mejilla y salí por la puerta, otra vez, sin responder preguntas. En el camino al tren encendí otro cigarro. Me daba igual, era lo que mejor ayudaba a mantener la ansiedad a raya. Quise no dejarle espacio a esa hora del día a la conversación con Teruaki, pero fue inevitable.

    ¿Consideré la posibilidad de faltar a la escuela? La verdad que no. Lo que sí, no sabía qué coño hacer con respecto al proyecto. No podía volver a pisar ese club, mucho menos compartir el espacio con Joey, so... I was screwed, I guess. ¿Qué me quedaba? ¿Hacer el proyecto sola? Podía, vaya. Claro que podía. Era un coñazo, pero quizá fuera la mejor opción. ¿Kenneth preguntaría? Lo dudaba.

    Mejor así.

    No había estado segura, tampoco, cómo me sentiría al volver a verlos. Tampoco me dejaron pensarlo. El tiempo se convirtió otra vez en una laguna negra, justo como ayer, y no fui consciente de su paso hasta que tuve una sombra encima. El cuerpo entero se me tensó pero, contrario a lo que había temido, no fue de terror. Un chispazo de electricidad duró lo que un chasquido en una enorme habitación vacía y me incorporé como un resorte, enfrentándolo. Había algo diferente en sus ojos, una oscuridad que no se correspondía a la eterna diversión con la cual me jodía. No me importaba, pero no pude evitar preguntarme qué coño le había pasado.

    Por supuesto, se la cobró conmigo.

    Noté a Alisha, también, digamos que reconocí sus piernas, pero la ignoré hasta que se fue; la ansiedad, sin embargo, ya me había retorcido el estómago. Junté todo, regresé a mi asiento y no me atreví a mirarlos. La electricidad había sido eso, un mero chispazo de supervivencia; no alcanzaba para nada más.

    Puede que en el fondo sí les tuviera miedo a secas.

    Habría deseado que no siguieran pinchando mi pequeña burbuja de estabilidad, era demasiado delgada y no confiaba en su resistencia. Pero no podía hacer nada si, tozuda como siempre, me presentaba en la escuela. Fue lo que pensé al notar una tercera presencia dentro del aula y distinguir su cabello pelirrojo. Por un breve segundo no supe si se trataba de Cayden o de Maze, y la segunda opción por poco no me atoró el corazón en la garganta.

    God, what a fucking mess.

    El cuaderno apareció primero en mi campo de visión, y cuando me digné a levantar la cabeza lo vi haciendo la reverencia. Seguí sus movimientos en silencio, detallé sus ojos y estuve bastante segura de que no le dejé nada a la mano; ni una sonrisa, ni un atisbo de comprensión, nada. Este niño no tenía nada que ver, pero también se había metido solo al aceptar limpiar los trapos sucios de su amigo. ¿Sabría que me había vendido? ¿O le habría mentido a él también?

    No sabía qué prefería, la verdad.

    —Hey —lo llamé en tono firme, apoyando la mano sobre el cuaderno para deslizarlo en mi dirección cuando él ya se estaba yendo; no tenía que voltear hacia mí ni nada, sólo escucharme—. ¿Un consejo? Escoge mejor tus batallas. Muchas veces no lo vale.

    Ningún amigo vale la pena esto, vaya.

    ¿Siquiera se le puede llamar amigo si te usa como chivo expiatorio?


    Solté la suerte de sermón sin ninguna emoción particular filtrándose en mi voz, pillé aire y lo solté lentamente, dejando caer el cuaderno dentro de mi bolso. En algún momento vería los post-it, suponía. ¿Y a qué había venido la lección del día? Hombre, los hábitos son duros de matar. Era muy probable que, incluso en medio de esta ciénaga de mierda, no hubiera podido quedarme quieta al ver cómo usaban a este pobre imbécil. Sabía que mi pequeño consejo importaba una mierda y que si ya era amigo de Arata lo seguiría siendo, pero eso no me concernía. Yo ya había hecho mi parte.

    El resto le correspondía a los demás, como siempre.


    literalmente estaba escribiendo la última línea del post de joey y cayó tu post JAJSJSA así que bueno, tocho hell unu

    also qué wena está la telenovela *grabs popcorn*
     
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    Zireael

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    Cayden.png

    Arata era un hijo de puta, lo sabía él mismo, lo sabía yo y hasta una piedra posiblemente, había tantas cosas en él que eran cuestionables o pecados a secas que uno paraba de contar y, si algo le pasaba, no acudía para defenderlo. Si no estaba muerto todavía era porque la mierda esta de que malahierba nunca muere era más cierta que cualquier otra cosa en el mundo y porque el cabrón era bueno para escaparse por las rendijas.

    Hasta que le tocabas lo suficiente los huevos.

    Shimizu no era un traidor, era lo único que sabía y de lo que tenía certeza, era un cerdo, sí, pero eso escapaba a mi control. Tan siquiera me curaba en salud saber que ni bajo amenaza se me hubiesen pegado sus costumbres, pero tampoco podía tapar el sol con un dedo y como solo lo asumía, pero nunca lo había visto en sí, quedaba allí bajo la alfombra.

    Puede que todos fuésemos tan doble cara y cómplices como las personas que decíamos odiar.

    Éramos la enfermedad incluso si pretendíamos ser la cura.

    Ni ella me brindó nada ni lo hice yo en su dirección y tampoco la juzgué por ello. Si la ira de Arata tenía justificantes, entonces eran mi certeza de que esta chica realmente ni siquiera debía estar en este salón, pero lo estaba. Su único derecho, la libertad que le quedaba, era no verse obligada a sonreírle a nadie. Ya había comenzado a avanzar con intenciones de retirarme cuando su voz me hizo detenerme en seco, a medio camino entre su pupitre y la puerta.

    ¿Un consejo?

    Escoge mejor tus batallas.

    Muchas veces no lo vale.

    Me quedé estático unos segundos como si lo que acababa de decir no me alcanzara del todo, hasta que tomé aire y lo solté girando el rostro solo para poder ver su silueta con el rabillo del ojo. Quise decirle que no creyera una mierda de lo que le dijeran el otro par de imbéciles, ni una sola puta palabra sin importar si la tenían cogida por los mismísimos ovarios, pero me callé porque no era yo de andarme poniendo dianas en el pecho.

    Además, era demasiado tarde ya, ¿no? Arata era el imbécil que bromeaba todo el tiempo con la llegada del lobo y cuando el jodido finalmente aparecía, nadie le creía un carajo, con toda razón. Yo mismo lo había pensado, ¿no? Cuando le dije que iría de bocón a la dirección.

    Solo mírate, mírate y dime, ¿quién va a creerte que no eres un matón?
    Absolutamente nadie.

    Absolutamente nadie te creerá nada.

    —Las elegí hace unos minutos, de hecho. Gracias por el consejo de todas formas —dije con una calma solo Dios sabía de dónde me había sacado y regresé la vista al frente para irme ahora sí—. Take care, Sash. See ya.

    Ni siquiera sabía que le había dicho de la misma forma en que la llamaba Mason, pero así como ella me había dado un consejo sin venir a cuento, yo le diría que se cuidara así me escupiese encima. Era esa clase de estúpido, lo había sido toda la maldita vida, no me lo quitaba ni la peor semana de bajón, ni cuarenta miedos en la nuca ni una hostia en la cara.


    yo: time to shut dow-
    belu: *responde*

    we lo iba a dejar estar pero no pUDE, pero ya con esto sí queda así y obvio no hace falta que respondas JAHSJAE
     
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    Amane

    Amane Equipo administrativo Comentarista destacado

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    No me esperé aquello en absoluto, a decir verdad; que Joey pasase de mi pregunta había sido una posibilidad que sopesé, eso sí, pero no pensé que en su lugar querría echarme en cara la mierda de Arata. Escucharlo me lanzó encima un montón de sensaciones difíciles de discernir, que se entremezclaron con el tumulto que ya traía de antemano y que lograron dejarme con la mirada clavada en él, a pesar de que ya había dejado de escucharle cuando finalmente me respondió.

    ¿Qué se suponía que quería saber? ¿Si sabía que Arata había sido el imbécil que había querido caerme en mitad del parque y si me lo había tirado aún sabiéndolo? Lo supuse, aunque nunca lo confirmé, pero lo cierto era que ni siquiera lo pensé demasiado. Quizás no creí que sus palabras tuviesen mucho peso hasta ese mismo instante, o quizás sentí que de alguna manera se lo debía, no tenía realmente idea.

    Sabía que no lo había pensando lo suficiente, igual que había decidido no pensar cuando Aiden sí se aprovechó, y también sabía que lo último que quería y necesitaba en ese instante era tener a Joey juzgándome por ello.

    No a él.

    No cuando las cagadas que me mandaba siempre acababan siendo en reacción a nuestra propia relación.
    Fine, whatever —resoplé, reaccionando finalmente después de un rato, y miré el móvil entre sus manos con el ceño fruncido antes de volver a levantarme—. Al menos procura que no te partan la cara —sentencié, dirigiéndome hacia la salida del aula e ignorando tanto a Sasha como a Cayden mientras lo hacía.

    No pretendía echarle la culpa de nada, tampoco sabría definir si estaba enfadada ni con quién, pero lo que sí parecía obvio era que Arata había conseguido joder más de lo que hubiese podido parecer en un principio. A pesar de que eso, claro, conllevaba unas consecuencias de mierda para él también.

    pues yo más feliz que nadie de que hayas tenido un huequito para este drama ehe
     
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    Zireael

    Zireael Equipo administrativo Comentarista empedernido seventeen k. gakkouer

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    Al final resultó que ni las luces de Manson, así que mandé todo a tomar por culo, aprovechando que la chica de mi clase sí había dado señalas de vida y enderecé los pasos hacia la clase del integrante faltante. Me había tardado lo mío en poner manos a la obra con esto, pero yo no iba a andar rogándole a nadie, así que lo que no estuvieran hoy, que me buscaran por su cuenta cuando les saliera de los huevos.

    Crimson me había alcanzado poco después de que saliera de la clase, no me pareció que se apresurara demasiado y yo tampoco le metí presión extra. En cualquier caso, se veía que la chica tenía más entusiasmo, ansiedad o lo que fuese por el proyecto que yo, al menos eso dijo su comentario.

    —Parece que una de nuestras compañeras no está —dije al aire mientras comenzaba a caminar hacia la 3-1—. Vamos a probar suerte con el que sigue.

    Habían días y días, porque bien podría haber buscado entretenerme un rato con esta chica en el sentido que fuese, pero en su lugar andaba con cara de póker. No tenía demasiado interés en algo que no fuese avanzar el jodido proyecto ahora mismo.

    —Ya que no has ni dormido por el proyecto, ¿qué tal si me comentas tus ideas? Puede ser pintura, teatro, baile... —pregunté mientras entraba a la clase ajena. Me quedé cerca del marco de la puerta y toqué la madera con los nudillos—. Dellen Norsa.


    madarauchiha al final pues aquí largué el post (? por si te quieres sumar

    Katrina: 2.5
    Clementine: 3.0
    Dellen:
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    TOTAL: 5.5
     
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    Ikoma-kun

    Ikoma-kun Rolero, dibujante

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    Clementine Crimson

    Moví mi mano en señal de saludo esperando una respuesta....y nada que ver. Tomando en cuenta que mi compañera estaba muy enfrascada en cumplir con la tarea no me pareció algo del otro mundo, debía ser una estudiante ejemplar. Con nuestro empeño sería una nota regalada para nuestro promedio...una alegría saberlo.

    —Uh teatro...mi hermano es un fanático del teatro fue un juego de niños conseguir algo entre sus tonelada de material—respondí mientras indagaba entre mis cosas donde un libro de dramaturgia junto a un guión de teatro de Alicia en el país de las maravillas hacían bulto de sobremanera— tengo un guión de la obra de Alice in Wonderland que puede servir de ejemplo más un libro de grandes dramaturgos en Gran Bretaña. Podríamos crear diapositivas explicando el proceso de elaboración de guión....

    Guarde un pequeño silencio...entre aquellas palabras hubo tecnicismos y términos que hasta ignoraba por completo.

    —Si lo sé, es difícil pero mi hermano facilitará todo...como dije es un nerd del teatro y no fallara—concluí entre risas, seguramente Clevert no dudaría en darme un zape por lo que había dicho.
     
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    Zireael

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    En lo que esperábamos señales de vida de Norsa la chica comenzó a hablar, se decantó por el teatro y giré el rostro en su dirección pues para no ser tan cabrona de no ir siquiera prestarle atención. Asentí de vez en cuándo con la cabeza, para reafirmar que la oía y descansé la espalda junto a la puerta, ya dentro de la clase.

    —Me gusta Alicia en el País de las Maravillas —concedí en una pausa suya.

    Me parecía un poco aburrido el rollo de las diapositivas y tal, pero era lo más sencillo en este punto, digamos que era algo con lo que no se podía fallar. Me hizo algo de gracia su pausa de todas formas, lo que había dicho no me parecía tan complejo, pero pues cada quién a su rollo.

    —No creo que haga falta —respondí, cruzando los brazos sobre el pecho y detuve mis palabras al escuchar la voz de Shimizu desde un costado armándole la bronca a Mason, igual volví a enfocarme en Crimson en cosa de un segundo, más o menos—. De momento no suena tan complicado, ya si se nos enreda sobre la marcha vemos si necesitamos su ayuda. A este paso parece que somos las únicas que vamos a trabajar.


    Katrina: 2.5
    Clementine: 3.0
    Dellen:
    Katherin:
    TOTAL: 5.5

    Maze 2.png

    La gente del proyecto me andaba chupando el tiempo más de lo que me hubiese gustado admitir y si bien era cierto que no quería reprobar como un idiota, tampoco creía que tuviera que costarnos tantos recursos mentales. Que sí, que éramos una manada de estúpidos y Katrina lo sabía más que bien, pero tan siquiera deberíamos ser capaces de alcanzar el mínimo esperado sin dejarnos las pestañas en el proceso.

    Aún así, digamos que debía agradecerle a Kasun que me sacara al pasillo porque fue de esa forma, bastante sin querer, que me comí un espectáculo que aunque no acababa de corresponderme directamente, sí que podía llegar a ser mi asunto. Había notado la mata de cabello de Sasha y la que la acompañaba, la de Swallowtail. No le presté atención a la interacción, pero todo lo que vi y me quedó grabado en la cabeza, fue la forma en que Sasha retiraba la mano y el otro quedaba en el aire.

    No era yo ningún maestro de los presagios, telas de araña y esas mierdas, pero desde ahí todo quedó fuera de lugar. No podía jactarme de conocer a Sasha como si fuese yo mismo, pero había pasado bastante tiempo con ella y la urgencia con la que se metió al club sin mirar atrás, sin despedirse siquiera o mirarlo me levantó un montón de alarmas. Se encendieron en fila, una tras otras y el sistema hizo sobrecarga, más o menos como aquella tarde con Sakuya en pleno almuerzo.

    La ruptura de la armonía, no era más que eso.

    Cuando me despedí de Kasun miré a Dunn que se había quedado en el pasillo, sus ojos encontraron los míos e hice una pregunta silenciosa, aunque no esperé que llegara a comprenderla y mucho menos contestarla. La duda había quedado suspendida en el aire, regresé a la clase y me quedé más o menos atento al movimiento de personas en el pasillo. Antes de que sonara la campana me levanté para echar un vistazo más directo y nada. No supe si salió, si no salió, no supe una miera.

    Claro que me fui al diablo a partir de ahí y a la mañana siguiente, cuando me llegó el rumor de uno que otro pajarito del show que había ocurrido en los casilleros las cosas siguieron apilándose, pero no amenazaban con caer en una dirección particular. De ahí que cuando sonara la campana del receso me devanara la cabeza en si ir a buscarla o no, es decir, más de lo que había hecho todas las cinco putas horas. Era egoísta a cagar, mi miedo de acudir y que algo estuviese mal era parte de lo que me detenía, pero lo que me empujó fue recordar que no quería dejarla sola.

    No quería.

    Allí yacía la diferencia.

    Me levanté, almuerzo en mano, rebasé a Sonnen, me zambullí en los baños para darle un jalón a un porro a medio consumir y luego por fin dirigirme a la 3-1, sin siquiera avisarle nada a mis compañeros de proyecto. Ese desvío le había dado tiempo suficiente a los diablos de turno para terminar sus negocios y cuando estaba por meterme a la clase, Shimizu casi me lleva en banda y se me tensó todo el cuerpo. Se veía alterado, incluso con su eterno aire de bufón, se veía que venía hasta los huevos de la vida entera.

    —No me toques las pelotas, Mason. Si vas a cagarte hasta las patas cada que me ves, voy a comenzar a darte motivos —soltó, fue especialmente brusco y me hizo a un lado de un empujón.

    Caminó en dirección a Sasha, vete a saber si me entró la paranoia o lo que fuese, pero se me destrabaron las articulaciones de repente, lo alcancé antes de que llegara y colé el cuerpo en medio. Con el rabillo del ojo noté por fin la silueta de Katrina, estaba con otra chica junto a la puerta y se estaba comiendo el teatro; los ojos de Arata se detuvieron en mí, pareció que le eché gasolina al incendio o algo, porque pude jurar que el marrón chispeó de un tono rojizo y me echó parte del cuerpo encima.

    —¿No escuchaste lo que acabo de decir? —siseó y me cayó una cubeta de agua helada en la espalda.

    No me moví un solo centímetro, me quedé allí y pareció resetear las neuronas de repente, como si le hubiese soltado un golpe a un interruptor de luz para encenderlo. Tenía el ceño fruncido de lo lindo, pero lo aflojó a conciencia y me regresó parte del espacio que me había robado, como una jodida sombra.

    —Bien. Haz lo que yo no puedo entonces, así mínimo no le jodo más el día —murmuró, lo dijo tan bajo que casi no lo escuché y la cosa fue críptica que te cagas. Miró por encima de mi hombro para ver a Sasha y alzó la voz, lo vi trastabillar, no tardé en darme cuenta en que no supo cómo llamarla y se decidió por lo más genérico—. Pierce, aquí viene el príncipe azul este. Te veo mañana, si quieres o puedes, sin presiones.

    Sin presiones, decía el hijo de puta cuando lo tenía ahí casi encima de mí.

    En sí no dio demasiado tiempo de respuesta, dudó al dar un paso hacia atrás, pero se retiró por dónde había aparecido. Solté el aire de golpe, parpadeé un par de veces y reinicié los sistemas para girar el cuerpo con tal de acercarme a Sasha. Lo hice con la sonrisa de siempre, sin importar lo que fuese a recibirme, y dejé suavemente el almuerzo sobre su pupitre.

    Surprise~


    Gigi Blanche excusas pelotudas me dicen y siempre me salió un perro tocho *tira a arata por las escaleras* pero esta es la light version que no ocupa torettización ehe
     
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  14.  
    Gigi Blanche

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    Sasha 5.png

    La respuesta de Cayden me había quedado rebotando en el cerebro un rato, hasta que conseguí barrerla con éxito y regresar al cascarón precario que me servía de refugio en lo que, de alguna forma, reconstruía mi torre. Quizá no hubieran sido tanto sus palabras, sino el apodo que había decidido usar. Ese pobre imbécil había sido arrastrado por la corriente hasta el centro del vórtice, pero todo en él gritaba hacia una dirección diferente; estaba en los gestos suaves y en el tono cálido de sus ojos. Igual ya no sabía nada.

    En lo que a mí concernía, esa cara de bebé también podía ser de un hijo de puta.

    La mañana, por ende, transcurrió de la forma más estática posible. No pretendí demasiado de mis apuntes, aunque aún así me decepcionó un poco el resultado al hojearlos. La campana del receso sonó y me quedé en mi asiento, para sacar restos de la cena de ayer y picotearlos un poco. No tenía mucha hambre. Tampoco fui demasiado consciente del ir y venir de las personas, me había puesto los auriculares y encerrado allí, en ese espacio de tres por tres, junto a la plegaria silenciosa de conservar aquella paz ilusoria.

    Para cuando la tormenta se reanudó, estaba intentando hacer unos ejercicios de química. Ya había guardado el bento y sus siluetas aparecieron en mi campo visual bastante de repente, lo suficiente para tensarme el cuerpo y que los fantasmas me susurraran sobre el oído. No eran ellos, si embargo, no eran Joey y Alisha.

    Puede que fuera peor.

    Me incorporé en automático cuando vi cómo Arata se cernía encima de Maze y clavé la vista en él. No pretendía yo asustar a nadie con estas pintas, pero el mensaje que pretendía transmitir era claro como el agua. Y si le ponía una puta mano encima, juro por Dios que se iba a arrepentir.

    No tardó en retroceder, con ello también lo hizo la tensión de mi cuerpo, y recibí sus ojos. Fue una sensación extraña, incómoda a cagar, me lanzó un chute de ansiedad repentina y casi contuve la respiración hasta que finalmente me habló. No me pasó desapercibido que había regresado al jodido apellido, pero en vistas de la situación, cualquier otra cosa habría sido una broma sin gracia. Fui consciente de lo tensas que sentía las facciones y las relajé a pura fuerza de voluntad, asintiendo. Después de eso, se fue. No sabía qué coño querría, pero al menos había vuelto a aparecer.

    Ya era una mejoría, por ridículo que sonara.

    Con su retirada pude volver a relajarme y solté el aire de golpe. No estaba en condiciones de soportar ninguna otra sacudida, y precisamente por eso había sido una idea estúpida venir a la escuela. Lo sabía. El problema era que ausentarme se parecía demasiado a seguir deshojándome, seguir perdiendo fragmentos, y no quería. Me negaba.

    Supe que los problemas no habían acabado cuando recordé que Maze había venido a verme. Me senté con movimientos más cuidadosos, pese a que en todo mi cuerpo escoció la necesidad de huir. No era él, por Dios. No confiaba en mí. Estaba la voz que me insistía en venir a la escuela y la voz, ponzoñosa, que me rodeaba de espejos y me forzaba a encontrarme en ellos. Y en todos estaba yo, y no había nadie más, y la voz insistía.

    Que era mi culpa.

    Maze dejó un almuerzo sobre mi mesa, fue suave y alcé a verlo. ¿Por qué, de todos los malditos días, tenía que aparecer precisamente este? Si llevábamos más de dos semanas sin saber del otro. Detallé su sonrisa y parpadeé, volviendo al bento. Las sensaciones persistían pero el cerebro se había callado, enfocado en sobrevivir a este momento sin llevármelo en banda en el proceso.

    Era lo que más me aterraba, ¿cierto?

    Perderlo también a él.
    Long time no see —murmuré, relajando la espalda en mi asiento, e intenté sonreírle como siempre lo había hecho—. No me digas, ¿comida casera de nuevo? ¿A qué le debo semejante honor~?

    CAUSE I DONT WANT THE WOOORLD TO TUUURN WITHOUT YOU

    AND I DONT WANT THE SUN TO BUUURN WITHOUT YOUUUU
     
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    Zireael

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    Maze 2.png

    En el cuerpo de Arata se fundían muchísimas siluetas, formas que se imprimieron a la fuerza en mi memoria y lidiar con él era la cúspide del desorden, del chaos y la violencia absoluta. Puede que me estuviese guiando por puros estereotipos y me importaba bastante poco, pero sabía que este cabrón era de los que golpeaban antes de dar explicaciones porque era mejor pedir perdón que pedir permiso. Los límites de su carácter, sin embargo, eran extremadamente difusos y no sabía cuándo podía llegar a darle razones para salirse de control.


    Pero eso no significaba que fuese a dejarlo ponerse imbécil alrededor de Sasha.

    Por mucho que fuese el vórtice del problema.

    No tenía la menor idea de lo que estaba pasando y jamás iba a hilar tan fino para relacionar la reacción de Sasha ayer con el torbellino de destrucción que parecía rodear a este imbécil. En mi cabeza era embrollos distintos y mucho menos me imaginaba a Alisha y Wickham metidos en el saco, pero la vida estaba llena de sorpresas. Con todo, a mí lo único que me concernía era mi amiga, el resto daban lo mismo, como si se iban a la mierda todos en fila.

    No vi el intercambio completo, todo lo que tenía en la cara eran las facciones de Arata, la tensión de su cuerpo y el burdo intento que parecía estar haciendo por contener un montón de electricidad dentro de un cable pelado. Lo hizo a duras penas a pesar de todo, lo tenía tan cerca que me di cuenta que se obligó a relajar el cuerpo y me pregunté qué coño se traía este imbécil, que no parecía ni enterarse él mismo.

    En cualquier caso, yo no estaba allí para despedazar más el mundo, ni sacudir el piso ni nada de rollo. Lo único que quería, de alguna forma, era hacerle saber a ella que estaba allí, incluso si habían dos semanas ahí en el limbo, no me había ido a ninguna parte y ya. Todo lo que quería a pesar de mis contradicciones era poder estar allí, nada más.

    Incluso si ella estaba pensando que se quedaba sola por su propia culpa.

    No pretendía dejarla sola.

    Recibí su sonrisa, amplié ligeramente la mía y solo desvié la atención para escanear el espacio, tomar una silla y acercarla a su pupitre para poder sentarme. Hecho eso, apoyé los brazos en el borde para poder descansar algo del peso de mi cuerpo. No busqué sacarle radiografía ni nada, tampoco estaba allí para leerla.

    Long time no see, darling —acordé en un murmuro suave, antes de volver a un tono más normal—. Para celebrar que me libré diez minutos de la esclavitud en la que me tenían mis responsabilidades académicas, al parecer. Quise venir a verte, eso es todo.


    cómo que without you de ursine vulpin-

    sO WON'T YOU HOOOOLD ME NOW

    HOLD ME LIKE I NEVER DID ANYTHING TO HUURT YOUUUU
     
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  16.  
    Gigi Blanche

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    Si se quiere, me tomé un momento para juntar mi mierda y atarla fuertemente en lo que Maze buscaba una silla y se sentaba frente a mí. Así pude dedicarle una sonrisa y sostenerle la mirada, intentando tranquilizarme en la misma calma que él siempre me transmitía. Sus razones para estar aquí me hicieron alzar un poco las cejas y apoyar un codo al borde de la mesa, cosa de recostar la mejilla allí.

    —Ah, ¿el proyecto? —adiviné junto a una risa breve, sin alzar mucho la voz—. ¿Te tocaron empollones o es que entre los cuatro no hacen uno?

    Bajé la vista al bento que había entre nosotros, y me partió el alma pero no me creía capaz de pasar ni un bocado. Aún así, no junté el coraje suficiente para sacarle el tema y volví a sus ojos, esperando su respuesta.

    —¿Con quiénes te tocó, a todo esto?

    Hablar del proyecto era más fácil, ¿verdad?
     
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  17.  
    Zireael

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    Puede que de lo único que me jactara en esta vida fuese de mi calma, era mi bendición y mi maldición, pero sabía que en líneas generales mi presencia no estaba hecha para poner a las personas nerviosas ni nada. Puede que fuese una fachada, un intento bastante burdo para lidiar con la vida que se me había otorgado desde que llegamos aquí, pero daba lo mismo. Además, si así fuese una pizca de esa calma se transmitía a Sasha, me daba por servido.

    Me di cuenta que no hizo ni el intento de curiosear el almuerzo, lo miró, pero poco más. Fueron los únicos movimientos que seguí más o menos a conciencia, pero dejé el tema fácil correr de momento. Tampoco estaba allí para pasarle la comida a cucharadas por obligación, podía llevárselo a casa si quería. Eso sí, la cosa siguió encendiendo alarmas pero hice más o menos lo mismo que el gang boy de turno y las apagué de un golpe, para poder seguir conectado a la tierra.

    —Lo segundo, te juro que no damos una. Me tocó con Craig, uno de los Kasun y otro chico que no dio señales de vida los días que nos reunimos. —Suspiré con cierta pesadez—. Vete a saber qué iremos a entregar al final, supongo que al menos lo intentamos.

    Lo pensé varios segundos, en realidad lo había pensado desde que apoyé los brazos en la mesa, pero retiré algo del peso de mi cuerpo para poder estirar la mano en el espacio entre nosotros. No busqué tocarla de una, los límites de Sasha eran difusos todavía, pero la dejé sobre el pupitre con la palma hacia arriba e hice un gesto liviano, instándola a que me diese la suya si quería.

    No tenía pinta de nada, pero según esa acción puede que tomara una o dos decisiones.

    —¿A ti cómo te va con eso, Sash?

    No sabía que estaba metiendo la mano casi directo en el caos, claro.
     
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  18.  
    Gigi Blanche

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    Su respuesta me arrancó una pequeña sonrisa, fue el hecho de que admitiera tan fresco que no daban una. Reconecté algunas neuronas al oír el apellido de Suiren, le presté un pelo más de atención y sentí, al menos, una muy pequeña chispa parpadear en algún rincón de mi cuerpo. Junto a ella vibró una única palabra, esa que me había obsequiado en la enfermería.

    Nobleza.

    Sorry to hear that —murmuré, lo sentía de verdad, pero también confiaba que se las apañarían—. No soy muy ducha con el arte, pero si pudiera ayudarte con algo sólo me avisas, cielo.

    Había estado a punto de mencionarle que justamente conocía a Suiren, pero no me parecía tan importante considerando que, en verdad, el tema giraba en torno a sus dificultades para el proyecto. Aún así, qué gracia. Habría vendido un ojo al diablo o algo para cambiar de grupo con, no sé, Kasun.

    Noté que se removía con alguna intención, y la idea siquiera me llevó al cerebro la idea de tensarme por ningún motivo. Comprendía que mis límites no fueran los más claros del universo y que todo dependiera de cuánta luz permitiera colarse entre las hendijas, pero con Maze ya estaba. Sabía lo de Daute, me había consolado, le había dejado galletas a diario durante semanas y lo había llevado al lago que me mostró Eloise. Nos había comprado unas pulseritas bien cutre a juego y había jurado ser su amiga o lo que fuera. Había conocido a mi familia.

    Ya estaba.

    Deslicé la mirada a su mano y solté el aire por la nariz, lento y prolongado. Casi al mismo tiempo alcé la mano libre, esa que no me sostenía el rostro, y repasé vagamente la textura de la pulsera en su muñeca. ¿Mi proyecto?

    —¿Adivina con quién me tocó? —susurré, distrayéndome en mis movimientos que, de alguna forma, me estaban haciendo de cable a tierra. Abandoné la pulsera y pasé a juguetear sobre su palma abierta—. Kenny boy~ El mundo es un pañuelo, ¿no? Al parecer se está adaptando bien a la Academia y al país en general, así que puntos para él.

    Era consciente que básicamente no había contestado su pregunta, pero deseé que lo dejara estar.

    —¿Quizá podamos organizar para quedar? Algún fin de semana.
     
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  19.  
    Zireael

    Zireael Equipo administrativo Comentarista empedernido seventeen k. gakkouer

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    Su respuesta a lo de que no dábamos una me arrancó una sonrisa, fue ligera y volví a relajar los gestos casi de inmediato. Era un poco fastidioso que pareciéramos tan inútiles, pero no había mucho que hacerle y al menos estábamos trabajando. Eso era mucho más de lo que habíamos hecho la otra vez, además el grupo no estaba mal, ambos eran muy llevaderos e incluso si aprobábamos por pena, tan siquiera me había sentido cómodo con los chicos.

    —Gracias, cariño —murmuré, me salió del corazón por vete a saber qué razón pero tampoco lo pensé mucho—. Lo tendré en cuenta y en caso de necesitarlo vendré a secuestrarte.

    Sabía que Sasha se había permitido muchas cosas conmigo o me las había permitido a mí, no sabía bien el orden de la cuestión, pero aún así nunca se sabía, de ahí que no hiciera nada en concreto. Digamos que así como a veces se me volaba la pinza, tantas otras más bien me comportaba demasiado y ya, era parte del paquete. La vi soltar el aire por la nariz y no me di cuenta, pero apenas estiró la mano para repasar la pulsera se me aflojaron un par de músculos que traía tensos desde que ayer y que la escenita con Shimizu solo había empeorado.

    Solté el aire por la nariz, hice un sonido afirmativo para indicarle que la escuchaba y me quedé prendado a sus mano jugueteando en mi palma. Me hizo algo de cosquillas, se me escapó una risilla y alcé las cejas al escuchar que mencionaba a Kenneth. Recordaba haber leído el nombre de Sasha en el tablón, pero no leí los demás, así que esa información era nueva.

    Aunque no había respondido a mi pregunta ni por asomo.

    —Parece ser de esos que se adaptan a lo que le pongas por delante, pero es bueno saber que le va bien, en lo que cabe —comenté todavía con la vista puesta en sus movimientos—. ¿Hmh? Puede ser, podemos salir a algún sitio y montar una bienvenida super atrasada para Kenny boy~

    La gracia me hizo reír de nuevo, el par de músculos que se me relajaron antes me permitieron algo de libertad incluso en los pensamientos y moví suavemente la mano para tomar la suya. Lo hice con una suavidad estúpida, comencé a trazar caminos azarosos sobre el dorso con el pulgar, luego bajé a sus dedos y me puse a hacer el tonto. Era una estupidez, pero tocarla me hizo darme cuenta de lo mucho que me había hecho falta verla esos días y algo se me enredó en el pecho.

    —Sash. —La llamé y solo en ese momento levanté la vista para buscar sus ojos—. Estoy para lo que necesites, lo sabes, ¿verdad? Lo que sea. Desde cosas de la escuela hasta venderle el alma al diablo si hace falta.

    Haz lo que yo no puedo, había dicho el otro imbécil.

    ¿No podía o no sabía cómo?
     
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  20.  
    Gigi Blanche

    Gigi Blanche Equipo administrativo Game Master

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    Las manías no se quitaban, me creía capaz de estar en la auténtica mierda y seguir preguntándole a Suiren si su madre había mejorado, o prestándole mis apuntes a Dunn, u ofreciéndole ayuda a Maze con su proyecto. Era... ni idea, quizá fuera parte de mi núcleo y ya. Tampoco lo razonaba mucho, sugerir asistencia de lo que sea me parecía tan natural como respirar. Ni siquiera pretendía o esperaba que aceptaran, era el simple hecho de extender la mano. El muchacho me agradeció, lo hizo de una forma que había extrañado un poco, y sonreí ligeramente cuando dijo que cualquier cosa me secuestraba.

    Anytime.

    Seguimos flotando sobre una naturalidad superficial que honestamente agradecía; no sabía si por sentido común o por cobardía, pero lo agradecía de todos modos. Su breve deducción sobre Kenneth me hizo asentir apenas y murmurar un sonido afirmativo, sólo por si acaso. Había notado de reojo que él también tenía la atención puesta en nuestras manos.

    —Super atrasada, indeed —coincidí en un susurro, junto a una risa ligera—. But yes, sounds lovely.

    Su mano buscó la mía, entonces, no hice ni el amago de apartarme y la tontería se solapó con el paralelismo de ayer, con Cayden. En el fondo era una puta blanda, ni modo, y ya comenzaba a sentirme un poco mal por haberlo rechazado de forma tan brusca. Esta vez fue Maze quien se puso a dejar caricias aquí y allá, cada pequeño movimiento oscilando frente a cada pequeña fractura, y subí inmediatamente a sus ojos cuando lo oí llamarme. Sonaron en mi cabeza.

    I needed you.

    Las palabras que llevaban días y días atoradas en mi garganta.

    And you weren't there.

    No le echaba la culpa de absolutamente nada, ni siquiera sentía una pizca de resentimiento o molestia. Sabía que podría haberlo buscado en cualquier momento y que me habría escuchado dos horas seguidas si hacía falta. Lo que no sabía era cómo confesarle que había robado, que había acudido a Arata para que los vendiera y así hacerme con el dinero. Ya había visto la desaprobación en los ojos de Sanji, no quería encontrarla en los de Maze. Era muy parecido a la idea de decírselo a papá.

    La simple idea me agobiaba.

    De dejar de ser la niña perfecta.

    Sus palabras se me enterraron en el pecho, y el pecho se comprimió y mi corazón alcanzó las costillas. Deslicé la mirada de regreso a nuestras manos, fruncí ligeramente el ceño y asentí. Me sentí muy hipócrita, pero de todos modos asentí.

    I know, babe —susurré con un hilo de voz; eso era cierto—. Trust me, I know it.

    No tenía la menor idea cómo seguir a partir de ahí, y se me habría caído la cara de vergüenza si pretendía seguir conversando del clima o la escuela. Me arrebaté el derecho de hacer eso, lo sentí en todo el cuerpo, pero aún así lo creí el mal menor. Puse las piedras en la balanza, analicé el resultado y derivé en una conclusión. Sabía que la vida se basaba en ganar y perder cosas, que pretender tenerlo todo era un capricho infantil.

    Y por eso, ahora mismo no tenía idea cómo verlo a la cara.

    —Perdona, cielo, debo ir al baño.

    Sabía que era una excusa estúpida y que Maze no se la tragaría en ninguna dimensión paralela, pero daba igual. Daba igual porque no pretendía engañarlo, sólo era la forma políticamente correcta de negarle el derecho a estar para mí. Se lo estaba arrebatando de las manos, y mi mano se deslizó fuera de la suya.

    Y seguía siendo el mal menor.

    Me incorporé sin una prisa excesiva, pero tampoco dudé al hacerlo. No busqué sus ojos, pasé a su lado y ahí sí me detuve, a sus espaldas. Dudé, se me anudó algo horrible en la garganta y regresé. Lo abracé desde atrás, deslizando los brazos por sus hombros y escondiendo el rostro allí, en el hueco entre su cuello y mi cuerpo. Quise quedarme allí la vida entera.

    Thanks, baby —murmuré, tragándome las putas lágrimas, y lo apretujé un poco—. I mean it, thank you.

    Con esto me alcanza.

    Erguí el cuello parcialmente y le dejé un beso en la mejilla, fue suave y, ya sí, me deslicé fuera de su alcance. No dudé más, me quedé tranquila con haberle agradecido, con haberle transmitido las certezas que me parecían importantes, y me retiré del aula en dirección a los baños. Mentira no había sido, quería un lugar donde estar sola y poder llorar un rato.

    Lo creía todo parte de un proceso necesario.
     
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