Aula 3-1

Contenido oculto: I HAVE TO OKAY

La transacción con Sugawara había corrido sin percances el día anterior, y pese a haberlo descartado rápidamente de mi mente, en verdad me sorprendió un poco ver a Pierce fumando en la azotea. No me concernía ni interesaba, y aún así tendía a rellenar un archivo de la mayoría de personas que me rodeaban. Un hábito, en el mejor de los casos, una medida de seguridad en el peor. Nunca se sabía de dónde podían venir los tiros y vivir configurado para esquivarlos, sin descansar ni un momento, era la clave para sobrevivir.

Por agotador que fuera.

De todos modos, dentro de la escuela me relajaba mucho más que fuera de ella. Me sentía protegido, como si permaneciera suspendido en una burbuja invisible de acero. Estaba el dinero de papá encantando a los directivos, la ira apaciguada de Anna y los chacales dispersos sin motivo ni medios para levantar un dedo. Quizá no me correspondiera la totalidad de los créditos, pero aún así me las había arreglado para convertir esta pocilga de oro en un lugar seguro, para barrer debajo de la alfombra los desastres de la hiena, y lo consideraba una victoria.

Poco a poco, ladrillo a ladrillo, iba construyendo mis fortalezas.

Con eso a un lado, podía echarle un poquito más de ganas a las clases; no que me interesara ni costara demasiado, pero daba igual. Me aburría con facilidad y más me valía invertir el tiempo. Los grupos para el proyecto ya los había memorizado ayer, pero no nos corría ningún diablo, se veía sencillo y además... bueno, a ver, sí estaba siendo un cabrón y sí estaba seguro.

Más temprano que tarde, Riamu iba a usar la excusa para buscarme, ¿no~?

Y con esa certeza seguí mi vida ordinaria hasta que, al día siguiente, la campana sonó y la chispa rosada se precipitó como un torbellino de energía por la puerta. La distinguí de soslayo, ni siquiera levanté la vista de mis apuntes y me bastó para que la sombra de una sonrisa curvara mis labios. Parpadeé despacio, sin detenerme de ordenar mis cosas, aunque con la oreja atenta a lo que ocurría entre ella y, estimaba, Ethans. Por esa misma razón fui capaz de seguir sus movimientos al detalle y anticipar su llegada con precisión de relojería.

Y ahí estaba.

Las puntas de su cabello aparecieron en mi campo de visión primero, luego me llegó su aroma y pestañeé, alzando la mirada hasta sus ojos. Le sonreí con calma, recibí su beso en la mejilla y no me inmuté de ninguna forma visible. Era ya un tiempo de la última vez que habíamos quedado, ¿cierto? Ella se acomodó en mi pupitre y la dejé hacer, volteando el rostro hacia Ethans. Correspondí a su saludo con un asentimiento simple de cabeza.

—Así parece —murmuré en respuesta.

Si me preguntaban, haber quedado juntos en ambos proyectos (y siendo que para éste habían mezclado a los estudiantes de todo tercero) era casi una anomalía estadística, pero tampoco me interesaba demasiado. Casi encima de mi voz apareció la de Riamu, se la oía por demás emocionada y la tontería ensanchó ligeramente mi sonrisa. Ethans tenía parte del mérito, por supuesto, pero no iba a quitarme el mío; no era mi estilo. La falsa modestia me enfermaba.

Era patética y degradante.

—¿Veo que estás de buen humor, Ri-chan? —La observé desde abajo, sereno, y estiré el brazo para hacer rebotar una sola vez las puntas de su cabello—. Me pregunto por qué será~

Respiré sin prisa, alternando la mirada entre ambas, y relajé la espalda en mi silla, hundiendo las manos en los bolsillos de mi pantalón. Era consciente que faltaba un miembro del grupo, al cual ya tenía fácilmente memorizado como el chacal que besaba el suelo de Ishikawa, pero poco me interesaba su presencia.

A decir verdad, por mí también mandábamos a volar al pajarito azul.

—Bueno, señoritas, ya que estamos aquí, ¿cómo procede? ¿Lo hablamos aquí o vamos a otra parte?

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oHMYGOD I MISSED THEM SO MUCH BEAUTY BABY IMMA GO CRAZYY UR TURNIN ME INTO A FEIGN I JUST WANNA DOZE OFF LATELY I WANNA FEEL HAZY OH ITS SO SO SWEET

 

No había que ser ningún genio para darse cuenta del giro tan dramático que había dado el ánimo de Riri de un día para otro, y todo gracias a los grupos del proyecto... lo que resultaba ser un poco irónico, teniendo en cuenta que la chica no era ninguna entusiasta del mundo académico. Sabía que podía reclamar parte del mérito, pero también era consciente que seguramente la mayor parte del mismo le correspondía a Shinomiya. Y no me molestaba en absoluto; a decir verdad, solo estaba aliviada por volver a ver a mi amiga tan enérgica como siempre.

Me dejé arrastrar por la chica en cuanto puso el pie dentro del aula, sabiendo perfectamente que hubiese sido imposible escapar de ella aun si me hubiese esforzado para ello, y observé el intercambio entre ella y Kou con una ligera sonrisa calmada en los labios. No era el tipo de persona que se incomodase por ser la tercera en discordia, mucho menos cuando era por algo relacionado a la escuela, pero tampoco pretendía estorbar a nadie más de lo necesario, así que si acabábamos siendo solo nosotros tres... no tenía mayor problema en hacer mi parte del trabajo y dejarlos a solas.

—¿Eh~? ¡Es porque Thi y yo estamos en el mismo grupo, claro! —exclamó Ri, apretándome ligeramente las manos mientras me dedicaba una sonrisa, pero inmediatamente después volvió a centrarse en el chico—. Supongo que también está bien que estés tú... —añadió en un murmullo, siendo demasiado obvio que estaba intentando hacerse la interesante porque sí.

Solté una risilla de nada cuando se giró para guiñarme el ojo y fui yo la que se centró en el castaño después, cuando preguntó si deberíamos quedarnos aquí o ir a otro sitio para poder discutir sobre el proyecto.

—Uhm... supongo que la biblioteca y las aulas se van a llenar de alumnos por esto así que quizás otro sitio sea buena idea...

—¡Yo sé! —Riri me interrumpió antes de que pudiese tener tiempo de pensar alguna opción, bajándose del pupitre para hacer con la muñeca de Kou también y obligarlo a levantarse de su silla, llevándonos así a cada uno por un lado hacia el exterior del aula—. ¡Podemos hacerlo de teatro! Artes escénicas son artes, ¿verdad? ¡Así que vamos al salón de actos! ¿A qué es una buena idea~?

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MY BABIES AAAA IM SO HAPPY AND LOOK AT HER HOW HAPPY SHE IS

 

El resto de la misión era relativamente sencilla: salir, ir a la 3-1 y preguntar por la muchacha. Eso fue lo que hicimos entonces, además de acordar que cuando encontráramos a Violet veríamos dónde podíamos sentarnos ya en calma a ver qué hacer con el proyecto.

Ya adentro de la clase Adara me miró por encima del hombro y asentí con la cabeza. Por pura manía repasé el salón con la vista, era la clase de Joey, pero no estaba allí y de Alisha no había ni el rastro tampoco, siendo que podíamos matar dos pájaros de un tiro, pero bueno, tampoco podían hacerse milagroso.

No me quedé muy lejos de la puerta, así que estiré el brazo para darle un par de golpecitos al marco con los nudillos.

—Hola —saludé al aire lo suficientemente alto para que me oyera quien hiciera falta—. Buscamos a Violet Balaam para el proyecto.

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Post medio feo pero para no atrasar (?

Insane holis venimos a robarnos a tu niña

 

Noté a la muchacha que dio el respingo cuando dije el nombre y así no fuese la más avispada de la camada pues era de hacer dos más dos. Claro que me tomó por sorpresa darme cuenta de, bueno, la situación y tal pero no mucho más.

La chica se acercó a nuestra posición, imaginé que guiada por mi voz, y le sonreí a pesar de que era consciente de que no podría notarlo. Me di cuenta que estaba algo ruborizada y digamos que con la frecuencia que me pasaba a mí no podía siquiera juzgarla.

—Jezebel Vólkov, pero puedes decirme Jez. El gusto es mío, Violet. —Me presenté con la tranquilidad y calidez usual—. Vengo acompañada de Adara Makris, ambas vamos a la 3-2, somos tus compañeras para el proyecto y queríamos saber si quieres o puedes trabajar con nosotras ahora. Nos queda poco tiempo, pero con que demos algunas ideas debería valer creo.

 

La verdad era que no le había dado demasiadas vueltas a este asunto del proyecto todavía, quería decir, al qué podíamos hacer. Si acaso me había fijado en el tablón, asumiendo que lo otro lo veríamos sobre la marcha en tanto nos reuniéramos y ya, así que cuando Violet preguntó tuve que darle cabeza un rato a ver si conseguía alguna idea. No era lo que se dice una persona artística, así que tampoco la tenía muy fácil.

—¿Quizás podemos hacer un collage basado en algún libro? O una serie de collages que cuenten las partes principales de la historia, no sé. —Me atreví a comentar, aunque soné algo más tímida de lo que me hubiese gustado—. Si a ustedes les parece bien o si Adara no tiene alguna otra idea, claro.

No iba a pasarle por encima a nadie, obvio, por eso la idea quedaba en eso nada más.

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iba a esperar a quem pero me acordé que el día se cierra hoy y no sé si pueda postear más tarde (?

Violet: 1.5
Jez: 1.5
Adara:
TOTAL: 3 pts

 

Poco después de habernos separado del par Arata se había puesto a llamar a su madre, o eso me pareció, habló un montón en tiempo récord, se disculpó con ella como diez veces una encima de la otra y al final le dio las gracias. No pillé muy bien el problema, pero me pareció que tenía que ver con uno de sus hermanos que no se sentía muy bien o algo así y, como él estaba aquí en el culo de Tokyo, no podía ir a traerlo sin tardar media vida y tener que dar mil explicaciones. Ella debía tener el turno nocturno o estar de día libre, porque le pudo salvar el culo, aunque no se veía especialmente contento de haber tenido que llamarla para eso.

Cuando íbamos ya en el pasillo de segundo se me iluminó la bombilla con un delay que dio gusto, me acordé de repente de todo el rollo aquel de Arata y el par de salidos de turno cuando estuvimos en el patio norte y, no sé, me pesó la conciencia, el sentido del deber o la mierda que fuese. Andaba hablando más bajo que de costumbre, humillado como me sentía, así que le saqué la información que me faltaba casi en secreto, el nombre de la chica y qué estupidez podía inventarme para buscarla, si es que se le ocurría alguna.

Con todo, lo cierto era que me había saltado un día de clase y ya con eso los apuntes me habían quedado perdidos, así que con lo que medio le había sacado a Arata me monté la excusa de turno. Eso sí, había que ver nada más, mandarme a mí de toda la gente a hablar con semejante chica sin que me dieran tres infartos y un ataque de pánico, ya que había unido cara y nombre de haberla visto alguna vez en los casilleros.

Encima para ir a decirle quién sabe qué mierdas.

Fue solo hasta que me despedí de Arata al vuelo cerca de la 3-3 que me cayó el veinte y el cerebro me dijo a gritos que ya había tenido suficiente con eso, con que Shimizu me hubiese visto, pero prefería lanzarme de la azotea a que Kohaku me viese en semejante estado. Dios, me daba vergüenza, me sentía débil, inútil y es que al final nada tenía que ver con las mierdas materiales que me habían sacado de encima.

Era un imbécil, simplemente.

Todavía con eso dándome vueltas cuando sonó la campana, con tempestad incluida, tomé el cuaderno, un bolígrafo y salí pitando. Quizás buscar a la chica era mi excusa para no ir a toparme con nadie más, quizás me evitaba a mí mismo en el proceso, no lo sabía, pero no importaba. Ya afuera me miré en el reflejo de las ventanas, apenas para confirmar que seguía hecho una desgracia y caminé hacia la 3-1 como quien no quiere la cosa.

Ni siquiera sabía que la pobre desgraciada ya estaba hecha un desastre, por mucho que se reseteara cada día.

La excusa que me había inventado era una estupidez, lo sabía, pero era todo lo que tenía e iba a tomarlo. Asomé la cabeza por la puerta de la 3-1 luego de esperar que saliera algo de gente y me obligué a pasar saliva después, cuando vi el espacio algo más despejado, para alzar la voz. Me había salido algo más cohibida de lo que me hubiese gustado, pero digamos que el papel de mosca muerta igual me servía.

—¿Sasha Pierce? —pregunté ubicando la mata de cabello vino tinto, parecido al de Mason—. Huh, perdón si te interrumpo, creo que ni sabes cómo me llamo. ¿Puedo hablar contigo un momento?

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belu: sí me ibas a caer con cay?
me, a tochopost later:

 

La mañana transcurrió sin demoras ni contratiempos, si acaso aproveché los minutos libres entre clase y clase para darle vuelta a la misteriosa llamada de Taki. No sonaba a despido, además de que en ese escenario no habría involucrados socios del jefe, y por fuera de ahí... no, literalmente no se me ocurría nada. Estaba en blanco, por ende, y me rayaban las mierdas en blanco, así que lo pateé de mi mente con una facilidad absurda y seguí dedicándole mi entera atención a las clases.

Y quien dice entera, en verdad es un setenta y cinco por ciento.

De vuelta con los numeritos.

La campana del receso me recordó que tendría que volver a pasar tiempo con el grupo del proyecto y rezar por que a Alisha no le dieran ganas de aparecer a joder; bastante desalentador, si me preguntaban, pero podría haberla tenido peor... no sabía cómo, pero podía ser peor, ¿verdad? Suspiré, pues, y estaba a punto de incorporarme cuando oí mi nombre provenir de una voz desconocida. Alcé la vista, identifiqué al muchacho pelirrojo viendo en mi dirección y procedí como había planeado originalmente; en el movimiento me eché el bolso al hombro.

Aguardé hasta estar junto a él para dedicarle una sonrisa cálida, de las de siempre. En cierta forma le había olido los nervios y, además, estaba el... bueno, su cara. Pobrecillo, ¿se habría metido en una pelea? Tenía pinta.

Quizá con ese simple dato podría haber atado algún hilo, pero estaba algo estropeada ya.

—No, no lo sé, pero no pasa nada —murmuré, soltando una risa breve, y estuve a punto de seguir hablando cuando una sombra pasó a nuestro lado.

Era Joey, lo identifiqué cuando ya iba por detrás del pelirrojo y su sonrisa no encendió ninguna alarma. Era la que usaba con Kenneth, con Alisha, con cualquier desgraciado que no fuera yo. Excepto ahora.

¿Para quién se estaba montando el numerito?

—No tardes, Sa-chan~

Me tragué las ganas de bufar, por supuesto, mira que iría a hacer una escenita frente a un pobre diablo que no cargaba vela en el entierro, y con toda la naturalidad del mundo regresé a los ojos del pelirrojo para renovar la sonrisa.

—Claro, cielo, sin problema. ¿Está bien aquí o prefieres que nos sentemos?

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*nyooom*

juro que no lo tenía escrito de antes we, im just that anxious about all this período

 

Decir que llevaba la cuestión planificada de principio a fin era mentira, honestamente, si acaso tenía un veinticinco por ciento de la cosa con forma de algo y ahí tocaba improvisar. Era medio impropio viniendo de mí, que era medio loco del orden, pero era eso o ir a encerrarme en el baño suponía, siendo que no podía salir a refugiarme en cualquier otro lado por la lluvia.

Cuando llamé al nombre de la muchacha se acercó a mí, me sonrió con calidez e hice lo mejor que pude por hacer lo mismo, quizás me salió un poquito desanimada, pero sentí que al menos había conseguido que la sonrisa me alcanzara los ojos. La repasé con la vista sin ninguna intención, pero no era ciego y digamos que era la primera vez que le hablaba directamente, así que me cayeron algo más de nervios encima. Era alta, muy bonita y se veía que amable. Hasta me hizo preguntarme qué coño hacía Arata juntándose con una chica así.

Hombre, estaba fuera del alcance de cualquier diablo.

La sombra de Wickham no me pasó desapercibida, el hijo de puta no tenía una pizca de color encima justo como Altan y las figuras se me amalgamaron de forma muy extraña, lanzándome cierta tensión encima aunque nada tuviese que ver conmigo. Habló cuando había pasado de nuestra posición, detrás de mí, y por alguna razón la frase que nada tenía de rara encendió una alarma, sonó lejana, quizás descompuesta, pero estaba allí.

Nos había distraído a los dos, así que regresé la vista a Pierce cuando su voz llamó mi atención de nuevo y algo de sangre se me subió al rostro al escuchar el apelativo cariñoso, por mucho que Vólkov también los llegaba a usar conmigo de la nada.

—Supongo que está bien aquí por ahora —respondí cuando logré unir mis neuronas de nuevo, aunque tardé otro par de segundos en buscar las palabras de mi plan de mocoso de cinco años. El cuento era mentira casi en un cincuenta o sesenta por ciento—. Tengo los apuntes incompletos porque tuve que faltar ayer y ya de antes venía perdido con la materia, pero no me llevo lo que se dice bien con la gente de mi clase o si lo hago no son de los que vengan, bueno, a hacer algo a la escuela. Pero un pajarito me contó que eres buena estudiante, tal vez puedas ayudarme un poco, si no te molesta.

Di un respingo cuando me funcionó más la neurona y solté una risa algo nerviosa, ladeando la cabeza a la vez que cambiaba el peso de un pie al otro.

—Que sigo sin decirte cómo me llamo, soy Cayden Dunn, voy a la 3-2. Prometo no robarte más de medio receso, sé que tienes que atender tu proyecto.

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*nyooom x2*

 

Había cruzado los brazos bajo el pecho, tranquila, sin darle vueltas ni importancia a cualquiera de sus señales atípicas; me refería a la sonrisa ligeramente apagada, los nervios o la sangre que le subió al rostro de un momento al otro. Siempre había oscilado sobre espectros radicalmente diferentes. Podía preocuparme y mover el culo hasta el fin del mundo si alguien más lo necesitaba, incluso un desconocido, mientras obviaba las señales o comportamientos extraños. No me atravesaban, llegaban y rebotaban. Siquiera me hacían cosquillas.

De ahí que, incluso sin ser consciente, se hubiera armado una estrategia más que sólida. Me era naturalmente imposible rechazarlo, en especial si lucía tan ofuscado por pedirme el favor. Por favor, era una cosita. Alcé las cejas, divertida, ante la mención del famoso pajarito, pero esperé a que completara todas sus ideas. Lo habría esperado media hora si lo necesitaba, la verdad.

—No te preocupes, no pasa nada. —De casualidad me mordí la lengua antes de soltarle otro apelativo cariñoso, ya que había estimado que había sido la causa de su bochorno. Desenredé los brazos y le indiqué que me siguiera, enfilando hacia el primer pupitre más cercano—. A ver, a ver, ahora tengo una reputación que mantener, ¿verdad?

Lo solté junto a una risa liviana y apoyé mi bolso en la mesa. Corrí la cremallera, acomodé algo de cabello tras mi oreja y me incliné para buscar el cuaderno de apuntes. ¿Quién sería el pajarito, exactamente? ¿Maze, quizá? Iba a la 3-2 como él.

—Alright, let's see... —murmuré, irguiéndome una vez lo encontré, y fui pasando las hojas. Esbocé una sonrisa ligeramente avergonzada—. Mis apuntes han visto mejores épocas, la verdad, pero espero que puedan servirte.

¿Setenta y cinco? Quizá setenta por ciento.

Cerré el cuaderno de un movimiento limpio y se lo extendí, relajando las caderas al borde de la mesa. Le sonreí de vuelta, por supuesto. No sabía hacer otra cosa, y menos si me convencía de que ser amable y cálida podía llegar a mitigar sus nervios. Lo llevaba escrito en los genes o algo.

—Tengo un par más para las clases de la tarde, así que puedes regresármelo mañana sin problema.

 

La subida a clases no había tenido nada reseñable, a decir verdad, aunque también era cierto que pocas cosas podían haber ya que superasen el haberme dado un baño en la piscina cuando todo parecía indicar que iba a acabar diluviando a lo largo del día. En el pasillo de tercero nos encontramos con el gemelo buenito, que al parecer tenía que hablar con Suiren o cualquier cosa que no me importaba demasiado, y me despedí de ambos para dirigirme a mi propio aula.

Las clases fueron un coñazo y bla bla bla, no importaba; lo verdaderamente interesante del día iba a venir ahora, en el receso. Me quedé en mi asiento bien tranquilita, jugando con un mechón de pelo, y seguí la ruta de Joey hacia el exterior del aula con la mirada. Al hacerlo, fue imposible que la presencia de Cayden en la puerta pasase desapercibida, y no pude evitar ladear la cabeza para ver mejor el panorama, porque Sasha se le acercó en ese momento y no pretendía esconder que me daba algo de curiosidad todo el asunto.

Observé el intercambio con una sonrisa que cada vez se tornó más divertida, porque Jesús, ¿acaso no parecía Cayden a punto de declararle su amor eterno e incondicional a Sasha? En algún punto hasta se había sonrojado, la criatura, y yo tuve que hacer un esfuerzo enorme por no estallar en carcajadas ahí mismo. Oh, ¿qué pensaría su amiguito del pelo azul si lo viese clinging con otra chica? Ah, so tragic~

Estaba bastante metida en la telenovela, a quién iba a engañar, pero eso no me impidió revisar el móvil cuando escuché la notificación personalizada que tenía para los mensajes de Joey. Lo leí rápidamente, enviándole una respuesta igual de fugaz, y volví a centrar toda mi atención en el par de tortolitos pelirrojos. Ay, si supiesen que las telenovelas eran expertas en tener plot twist dramáticos...

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don't mind my poderoso RELLENO

 

Había algo debajo de todo esto que me incomodaba y fue, quizás, por apenas ese atisbo de calidez inicial que ella se permitió conmigo. De inmediato había sentido los insectos arrastrarse bajo mi piel, me decían que no tenía por qué estarle mintiendo y entendí apenas una fracción del actuar de Arata, por más incorrecto que pudiese parecer, por la experiencia propia de que arrancarse de las personas nunca servía para nada. El caso era que esta chica no merecía la mentira, ¿verdad? Tampoco era la clase de muchacha que debiera estarse juntando con perros sucios como nosotros.

De repente la boca me supo a culpa y no me quedó más que pasar saliva para arrastrar el mal trago. Al menos el cacao mental sirvió para bajarme el bochorno y la seguí con calma, todavía con mi propio cuaderno bajo el brazo; su comentario de la reputación me sacó una risa floja. Seguí sus movimientos como era normal que hiciera con todo el mundo, solo despegué la vista de ella para darle un vistazo general a la clase que pareció no implicar demasiado y volví los ojos a Pierce después, como si nada, pero con la melena rubia de Alisha bien presente en la selección.

Eso dificultaba el asunto.

O lo impedía completamente, más bien.​

La pelirroja se enderezó una vez encontró lo que buscaba, pasó las hojas del cuaderno y el comentario de sus apuntes me hizo reflejar su sonrisa medio avergonzada, porque al menos en ese estábamos en el mismo barco. Recibí el cuaderno, lo apiñé bajo el brazo junto al mío e hice una reverencia ligera, de esas que tenía bien pegadas en mi cerebro de mocoso criado en Japón.

—Muchas gracias —dije, soné algo más normal ya de paso, aunque comprimí un poco los gestos—. ¿Pero estás segura de que puedo llevármelo? Puedo marcarme un speedrun si hace falta para devolvértelo a la salida, sin problema.

El cuaderno podía ser mi único canal de comunicación, eso sí. Si había que cruzar papelitos como críos de escuela media, podía hacerlo.

—En cualquier caso te puedo invitar al almuerzo cualquiera de estos días como agradecimiento, cuando no estés muy ocupada con tu proyecto. ¿Te parece? —Vete a saber de dónde saqué semejante propuesta sin morirme de nervios, pero allí estaba y se me escapó una risa antes de soltar el resto de la estupidez—. Si no te da vergüenza andar conmigo con semejantes pintas, claro.

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im back to my messes

Puede que si no me pareciera que la chica era tan introvertida como Al le hubiese dicho Ada sin siquiera pararme a preguntarle, pero pensé que quizás no le gustaría que me tomara esas confianzas, así que le seguiría diciendo su nombre completo hasta quién sabe cuándo. La verdad era que tampoco recordaba cuándo había acortado el nombre de Altan, así que asumí que me habría llevado su tiempo.

Como fuese, no vi qué más añadir a ese par de comentarios así que me dispuse a dejar la clase, salimos al pasillo donde estaba Mason con otro muchacho y Al ya había desaparecido con el nuevo. El comentario de Adara me hizo suspirar con pesadez, no me sentía cómoda dando esa clase de opiniones, así que todo lo que hice fue alzar la mano izquierda para hacer un gesto de "más o menos" que podía pasar más como "quién sabe".

—De todas formas va a la misma clase que Violet, si está allí pues lo peor que puede pasar es que nos diga que no y ya —respondí cuando encontré alguna manera de medio decir que veía improbable que nos ayudara.

Al llegar a la puerta de la 3-1 asomé la cabeza, antes de entrar por completo aunque no avancé demasiado pues porque así era y punto.

—Violet, somos tus compañeras de proyecto otra vez —avisé en voz alta de nuevo y al repasar la clase di con el cabello rubio nuestra cuarta integrante—. Ah, Alisha. ¿Nos ayudarías un poco hoy o tienes otros planes?

Poco sabía que a la otra solo le faltaban las palomitas para la película con el par de pelirrojos.

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vi a Ali y Jez es muy pendeja, qué te digo (?)

ah y pues invoco a Insane otra vez

 

En algún momento a mitad de la conversación, vi como Cayden repasaba el aula con la mirada, y por supuesto no me pude resistir a saludarlo con un movimiento de mano y una sonrisa deslumbrante. No tenía ni idea de las verdaderas intenciones del muchacho con Sasha, así como tampoco sabía que mi presencia le había truncando las mismas de alguna manera, pero sabía que en general le caía mal de todas formas, así que disfrutaba de molestarlo por el simple hecho de respirar aun así. Me hubiese hecho bastante gracia de haberlo sabido, de todos modos, porque tampoco era como si los hubiese ido a seguir al pasillo si salían para hablar de lo que fuese~

Después volvió a centrarse en la pelirroja, y yo hubiese seguido atenta del drama si una nueva voz desconocida no hubiese llamado mi atención, haciendo que deslizase la vista una vez más hacia la entrada. Distinguí la figura de Jez apenas entrando, acompañada por la otra morena que me encontré junto al tablón el otro día, y alcé una ceja inquisitiva antes de buscar a Violet con la mirada.

—Fine, whatever —cedí, alzando la voz lo suficiente para que todas me escuchasen, y me acomodé girando la silla levemente hacia ellas—. El famoso proyecto. ¿Tenéis alguna idea ya de lo que queréis hacer? Propongo dibujar cualquier estupidez en diferentes estilos y entregarlo como si fuese una comparativa o lo que sea.

Podía permitirme matar el tiempo pseudo-participando en el trabajito, right~?

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es vuestro día de suerte (?)

Alisha: 0.5 puntos
Adara:
Jezebel:
Violet:
TOTAL: 0.5 puntos

 

Tuve la impresión de que había conseguido relajarse al menos un poco cuando me agradeció, y esa simple tontería me facilitó un chispazo de alegría. Fue pequeño, breve y me aferré a él lo más que pude. Honestamente, empezaban a hacerme falta. Seguí su reverencia y en ningún momento noté la presencia de Alisha o su atención puesta sobre nosotros. Mejor así.

Su ligera insistencia me ensanchó la sonrisa y alcé los hombros, indiferente.

—En serio no hay problema si me lo das mañana, pero si te pesa menos en la consciencia puedo esperarte a la salida o algo. —Se me coló una risa breve en la voz antes de soltar la tontería—: Tus deseos son mis órdenes~

Era pura broma, aunque no del todo exagerado. Tenía ese... espíritu de servicio o lo que fuera, al fin y al cabo, y era bien consciente del hecho. Cuando siguió hablando, sí me sorprendió un poco pero no le encontré ninguna clase de doble intención a la oferta. Estuve por responder pero agregó aquello último a la carrera y solté el aire por la nariz, suavizando el tono de voz.

—Nada de eso —negué viéndolo a los ojos, intenté transmitirle la mayor honestidad que pudiera y luego arrugué apenas el ceño. No lo toqué, sólo me incliné para observar un poco mejor el golpe—. ¿Te fijaste igual de aplicarle frío y eso? En la enfermería hay compresas y creo que tienen también una crema que es muy buena para reducir inflamaciones. Mi mayor descubrimiento del... 2018, perhaps.

Ah, ahí iba de nuevo.

Me había puesto en modo madre sin pretenderlo del todo, y al darme cuenta solté una risa ligera y renové el aire en mis pulmones. Estuve por seguir hablando, pero la voz de Alisha se alzó a mis espaldas y di un muy ligero respingo, volteando el rostro en su dirección. No podía negarlo, verla con sus compañeras de proyecto ciertamente acababa de quitarme un peso de encima. Eso reducía casi a cero las probabilidades de que se metiera en el club a molestar, ¿verdad?

¿Verdad?

—Anyway, yes. —Regresé a Cayden y le sonreí con la calidez inicial, en un intento, quizá, por barrer lejos todas las demás emociones—. Cuando tú quieras, cariño; tampoco estoy tan ocupada con el proyecto, la verdad. Te diría que mi grupo se las arregla perfectamente sin mí, no soy lo que se dice el culmen del potencial artístico ni nada.

Y porque me supo mal dejar el asunto en el aire, como si no me interesara o algo, le regresé la pregunta tras balancear el peso sobre mis pies.

—¿Ustedes van bien con el proyecto?

 

No me pasó desapercibida la reacción de Alisha a mi recorrido del aula, sabía que lo hacía para tocarme los huevos y no en la manera que uno desearía, pero igual algo de amante del teatro me quedaba en el cuerpo, así que le regresé la sombra de una sonrisa a su saludo. Fue una cosa de nada en el intermedio en que Sasha buscaba el cuaderno, así que digamos que se perdió en el humo, además de que Volkóv había aparecido de vete a saber dónde con Makris y la habían distraído a medias.

La respuesta de Pierce de lo de cuaderno prestado me hizo darle un par de vueltas, ya que le había mentido por toda la cara lo mínimo que podía hacer era aprovechar sus apuntes de verdad. Inhalé y exhalé con algo de derrota impostada, antes de negar suavemente con la cabeza, el cabello siguió el movimiento y le dediqué una sonrisa que fue algo más animada que la primera, o quizás un poco más cálida.

—Me pesa la conciencia, pero me lo aguanto. Si me estás ayudando más me vale aprovecharlo bien, ¿no? —dije cediendo por fin—. Te lo regreso mañana por la mañana. Pinky promise!

Podría haber estirado la mano en su dirección, pero seguía siendo yo así que la pinky promise era en espíritu, eso y que cuando le solté la propuesta me había sostenido la mirada. Había algo en la plata de la mirada de esta chica que no dejaba mucho espacio a mentiras, dobles intenciones o lo que fuese, era nítido y honesto, y estuve por tirar mis paredes al piso sin ninguna justificación.

La noté inclinarse para echarle un ojo al golpe, la estupidez me dio vergüenza, pero me puse la correa para no ir a morderle la mano como había hecho con Kurosawa y con todo, su momento maternal me aflojó los gestos. Asentí despacio con la cabeza, como un mocoso, y desvié la vista pues porque la humillación no me la quitaba de encima ni Dios.

—Ayer usé el día en eso, en lo de aplicar frío al menos. No salí de casa y no tenía nada más que sirviera —admití como un perro regañado, en voz baja—. Gracias por el consejo, de cualquier forma, veré de pasar a la enfermería antes de irme a casa hoy.

No se me pasó por alto el respingo que dio cuando escuchó a Welsh y la miré con una sonrisa que fue más de comprensión que de cualquier otra cosa, parecía decir a gritos "sí, también he estado en ese barco", pero no dije nada en particular. Igual la otra había enfocado la neurona en sus compañeras, así fuese un segundo, y Pierce había aceptado mi oferta.

—Está bien —concedí en un tono de voz completamente distinto, fue casi un reflejo de la calidez que ella me había brindado, así fuese parte de su personalidad—. Te secuestraré cualquier día de estos entonces, tenlo por seguro. Aunque, ¿prefieres la comida casera o no importa que sea de la cafetería? Es una duda muy importante.

Su pregunta me pareció protocolo, pero me hizo soltar una risa y me encogí de hombros.

—Tampoco soy el culmen del potencial artístico, pero parecen ir bien por ellos mismos. —Me encogí de hombros y suspiré con cierto pesar—. Soy el chico de la cámara y me quedo contento con eso. No... no me parece que fuese muy buena idea eso de revolver todo tercero para los grupos, pero es lo que hay.

Los insectos de la culpa se mezclaron con los del resentimiento y me rasqué el antebrazo con cierto aire distraído.

 

Su decisión me era bastante indiferente, así que la recibí sin mayor cambio en mi semblante hasta que soltó la tontería de la pinky promise. Se me aflojó una risa suave, entre divertida y enternecida, y asentí. Puede que no fuera del todo consciente, pero aún así, de cierta forma, noté que no me había estirado el dedo para sellar la promesa y, por ende, digamos que lo respeté.

—Pues bien, mañana a la mañana. Pinky promise, eh! —le advertí, como si acabara de jurarme su sangre en una copa o algo.

Me dio la sensación de que todo el asunto de su rostro le causaba lisa y llana vergüenza, cosa bastante normal, si me preguntaban. Pese a ello, se las arregló para contestarme y asentí, satisfecha. No iba a meterme más, no era mi estilo y tampoco me interesaba; me contentaba con el simple hecho de que se hubiera encargado de la mierda ayer y quizá, sólo quizá, pasara por la enfermería después. Se me ocurrió reiterar en la tontería de la pinky promise pero, otra vez, ya había hecho suficiente. No quería presionarlo.

Era su problema, al fin y al cabo, no el mío.

Que hubiera pasado de sonrojarse a admitir tan pancho que iría a secuestrarme me arrancó otra risa divertida. ¿Era cosa mía o se había relajado muy rápido? Volví a asentir, juntando las manos al frente, y su pregunta me iluminó el semblante con una chispa francamente infantil.

—¡Casera! —elegí de inmediato, sin una pizca de vergüenza, y en la sonrisa se me mezcló otra risa breve—. Casera toda la vida, ¡eso ni se pregunta!

Mi pregunta había sido de protocolo, su respuesta no agregó mayor materia de conversación y, por ende, luego de medio acordar con él sobre que mezclar todo tercero había sido una idea... extraña, al menos, boté el aire y recogí mi bolso de la mesa, colgándolo de mi hombro con movimientos lentos. La verdad, no me apetecía demasiado ir a reunirme con Joey y los demás.

Pero tantas cosas no me apetecían y aún así las hacía.

—Bueno, cielo, ¿precisas algo más? Si no, me iré yendo a seguir con el dizque proyecto.