Aula 3-1

No me tomó ni un poquito de esfuerzo que aceptara mi pedido tácito, ¿eh? Recibí su mano y mi sonrisa se ensanchó, correspondiendo a su gesto de buscar mis ojos. Antes de responderle permití que una risa baja vibrara en mi pecho y deslicé la mirada de regreso a nuestras manos.

—Pero bueno, ¿estoy en una entrevista o algo? —A pesar de lo dicho, nada en mi voz evidenciaba molestia o hartazgo; de hecho, aún sonaba divertida. Comencé a concederle caricias vagas con la mano libre, sobre su palma, los dedos, alcanzando la piel de su muñeca y de regreso—. ¿Qué ocurre, cariño? ¿Te interesa~?

 

Ah, ¿quizás la estaba molestando? Realmente era extraño para mí también, porque nunca me encargaba de crear conversación y mucho menos de preguntar tanto a los demás, o de preguntar en general, así que no sabía si me estaba comportando extraño o no. No es me importase realmente, porque siempre decía lo que pensaba sin preocuparme por los demás, o si no me apetecía hablar pues no lo hacía.

La cosa es que estaba ahí, prácticamente interrogando a Morgan, y no me había dado cuenta de ello hasta que lo sacó a colación. Y no se sentía raro, aun cuando normalmente siempre era consciente de lo que hacía o decía.

—No tienes que contestar si no quieres —aclaré, negando ligeramente con la cabeza.

Así y todo, no había notado un cambio aparente en su tono de voz, que seguía rezumando diversión, y las caricias vagas sobre la mano que le había dado apuntaban a una situación de comodidad, más que lo contrario. A mí tampoco me molestaban, sea dicho de paso.

>>Pero sí, lo cierto es que me interesa —añadí finalmente, inclinándome un par de centímetros y acortando algo la distancia.

Había leído de tantas, tantas cosas a pesar de mi corta edad, y las relaciones humanas siempre habían sido un gran punto de interés. Eran complejas y la teoría se quedaba corta. Simplemente no podía desaprovechar una oportunidad para intentar aprender más al respecto y desenredar sus entresijos.

 

Pese a lo que podría aparentar, ciertamente Kashya no era una persona que buscara imponer sus intereses sobre los demás. Quizá le faltara algo de tacto para pedir o preguntar las cosas, pero el caso era que tampoco se molestaría si decidías reservarte opiniones ni buscaría... manipularte de alguna manera, supongo. La niña tomaba lo que el mundo tenía para ofrecerle y ya, no pedía más.

Kinda sad, huh?

Sacudí suavemente la cabeza sobre si me molestaba contestar o lo que fuera, la verdad me daba igual; sólo la estaba molestando un poco. Algo me decía que probablemente pudiera ir, decirle a Kashya cualquier mierda, la que me saliera del coño, y allí quedaría a salvo. En especial si se lo pedía.

No detuve mis caricias ni un instante y, de hecho, recibí su acercamiento entornando la mirada. ¿Era acaso mínimamente consciente de los peligros a los que se lanzaba de cabeza? Oh, bueno, not that I care. Tampoco planeaba matar a su gato o algo, en sí no creía que dentro de mis deseos o posibilidades cabiera el riesgo de dañar a Kashya de alguna manera.

At least for now.

—Bueno, digamos que hago y deshago según me apetezca y... ya~ Soy una persona desapegada, realmente nadie me importa por fuera de Kohaku y mi familia, así que no tengo límites morales muy rígidos, si es que tengo alguno en absoluto.

Deslicé la mirada suavemente de Kashya a la cabellera vino tinto, larga y voluminosa, que se sentaba un par de bancos más adelante, a la derecha. Seguía sola, ¿eh? Y esta vez ni su nuevo príncipe había aparecido para hacerle compañía, poor thingie. Llevaba todo el rato comiendo en silencio, abocada de lleno a sus apuntes, y qué sé yo. Se veía quite lonely.

Una pena, eh, tan bonita y tan sola.

¿Estaría escuchando mi conversación con Kashya? No había casi nadie en la clase, después de todo, así que incluso sin hablar fuerte podía llegar a pescarnos si nos prestaba atención. Bueno, tampoco importaba.

—Entonces me voy moviendo según las oportunidades se me presentan y así —retomé, regresando mis ojos a Kashya. Le sonreí y corrí un poco de cabello albino tras su oreja—. ¿Alguna vez tu frialdad lastimó a alguien, lass?

 

Decidió responderme y, por supuesto, la escuché poniendo toda mi atención en sus palabras. Ni se me ocurrió que la chica estuviese mintiéndome, a decir verdad, porque hasta el momento no parecía haberlo hecho nunca conmigo. Quizás no responder del todo, quizás no ser muy concreta... pero no mentir.

Archivé la información en algún lugar de mi memoria, como siempre solía hacer, aunque en aquella ocasión sentía que iba a tenerla más presente que otros datos que había memorizado y que nunca salían a relucir. Y era... era exactamente eso lo que había olido Bleke, ¿verdad? Porque no me había olvidado de su preocupación, ni mucho menos, y ahora que sabía aquello... quizás solo quisiese que Morgan no se aprovechase de mí.

Siempre quedaba esa posibilidad, suponía, ¿pero lo haría ahora que sabía que ella era así? Ni idea. Posiblemente tampoco fuese consciente de ello si sucedía, así que la duda se quedaría en el aire.

Al menos ella había metido a su familia en cuanto a personas importantes, yo no podía hacer ni eso.

Dejé que me pasase el pelo detrás de la oreja, sin darle mayor importancia al gesto, y alcé la mirada al techo durante un par de segundos. ¿Mi frialdad lastimando? No es que fuese algo que pudiese saber realmente, ¿no? No eran cosas que las personas dijesen de cara y no le daba la suficiente importancia como para pararme a analizar si había sucedido o no.

—No creo —respondí finalmente, bajando la vista de nuevo—. Antes de conocer a Emily, nadie se había acercado lo suficiente como para que le pudiese afectar mi personalidad. Blee es casi tan fría como yo y Jez... es igual de buena que Emi. Si alguna vez les dolió, lo supieron disimular muy bien.

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MA POOR SASHIE

 

Ah, hablar con Kashya realmente me relajaba. Digamos, ¿me inducía a ser un poquito menos... malvada? Quién sabe, me sosegaba y ya. Bueno, de todas formas nunca había sido de esos que pierden los cabales, tendía a vivir el momento y no preocuparme demasiado por el pasado o el futuro. Tampoco era rencorosa, supongo, ¿qué sentido tenía? Podría odiar a mi viejo hasta la tumba pero lo consideraba un gasto inútil de energía.

La gente, en líneas generales, no me importaba y punto.

Decía que no creía haber lastimado nunca a nadie, pero luego admitía que Vólkov y Hodges eran idiotas lo suficientemente tontas como para disimular cualquier clase de sentimiento negativo. Qué gracia.

—¿No te estás contradiciendo un poco, lass? —anoté, observando de reojo que Sasha recibía una llamada en el móvil y comenzaba a hablar en voz baja—. Digo, no explícitamente pero... Si estás tan segura de que así de bien lo disimulan, ¿cómo sabes que nunca lo hicieron contigo?

Ladeé la cabeza y ensanché apenas la sonrisa.

—¿Te importaría, de todas formas~?

 

¿Contradiciendo?

Fruncí ligeramente el ceño, repentinamente contrariada por escuchar aquello. Repasé mentalmente las palabras que había pronunciado y acabé por negar con la cabeza repetidas veces y con algo de fuerza añadida, haciendo que los mechones delanteros me golpeasen ligeramente el rostro.

Me liberé del agarre de su mano, que realmente era solo un contacto superficial así que no fue especialmente difícil, y pasé una por debajo para sujetarla mientras que con la otra presionaba el dedo índice sobre su palma. La verdad es que las rayas que iba haciendo sobre su piel podían pecar de aleatorios, pero a mí me servían para seguir el hilo de mis ideas.

No tendía a hablar mucho y quizás no tenía complicación en dar información exacta, porque era lo que era y lo decía sin más. Pero cuando se trataba de decir algo personal, algo que mi propia cabeza había creado, y algo que estaba basado en cosas que se me escapaban de esa manera... era complejo.

—He dicho que "no creo", eso no significa que esté cien por cien segura... no lo sé, porque no le presto atención, pero no creerlo implica que, aun así, existe la posibilidad. Siempre existe la posibilidad de que haya pasado, claro. Y si esa posibilidad ha ocurrido... entonces es muy probable que no lo haya notado por lo que he dicho. Pero también existe la posibilidad de que sí lo hayan dejado ver y yo no lo haya notado, no soy muy buena con estas cosas —paré de hablar entonces, al mismo tiempo que paraba el movimiento del dedo y lo dejaba fijo en algún punto de su mano—. Hay... muchas posibilidades que afectan a la respuesta de tu pregunta, Morgan, y teniendo en cuenta todas... quizás suene contradictorio, sí. No lo sé.

Solté finalmente su mano y dejé las palmas apoyadas sobre el escritorio, levantando la vista para buscar la suya de nuevo.

>>Sí y no. No me gusta la idea de que a alguien le afecte tanto lo que yo haga, hasta el punto de sufrir o pasarlo mal, pero tampoco... tampoco creo que sea mi culpa si les afecta así que no puedo darle importancia.

Me quedé un segundo en silencio, sopesando una idea en mi cabeza, y al final volví a inclinarme hacia delante para acortar la distancia y que la chica pudiese escucharme bien a pesar de bajar la voz, que era lo que iba a hacer.

>>Además... si eso pasase, las malas energías me perseguirían, y es muy difícil alejarlas después.

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Pero bueno Morgan, me estás rompiendo a la niña(?)

 

La eterna diversión de mi semblante le dio paso a la sorpresa en aquel momento donde Kashya prácticamente se apoderó de mi mano y se puso a garabatear allí, era claro que se había hundido bastante hondo en un océano de divagaciones que no estaba siguiendo del todo pero... la dejé ser, vaya. Era hasta bonito verla así de compenetrada. ¿Preocupada, también?

Luego se puso a hablar como un jodido grifo averiado y pestañeé, recuperando la sonrisa suave. No le presté toda la atención del mundo, siendo honestos, la voz de Sasha hablando por su móvil se solapaba con el tono monocorde de Kashya y bueno, el evidente hastío de la pelirroja se oía más entretenido. Seguí sus movimientos de soslayo, cómo cortó la llamada y guardó sus cosas con movimientos algo contundentes antes de incorporarse e irse. Seguí su recorrido un par de segundos y eso me hizo dar también con un espectáculo en el pasillo, un par de idiotas haciendo el tonto. Tampoco me importaba.

Finalmente regresé a Kashya, cuando parecía haber acabado su monólogo. Dejó ir mi mano y la miré como si nada, como si, no lo sé, hubiera escuchado todas y cada una de sus palabras. Se veía preocupada, sí, por la tontería que le había soltado. Así que bueno, ¿debía dejarla en paz o seguir jalando de esa cuerda?

¿Se cortaría si insistía?

Aún no me decidía y en eso estaba cuando la niña se inclinó hacia mí y me soltó la mierda como si fuera secreto de Estado. No pude evitarlo, una risa bastante genuina se escapó de entre mis labios y fue, probablemente, la primera que cualquiera en esa escuela de idiotas hubiera oído.

—¿Las malas energías? —repliqué, dejando a un lado mi eterna fachada de compostura y suficiencia para mostrarme claramente divertida—. A ver, ¿alguna vez te acosaron las malas energías? ¿Son muy feas? ¿Huelen mal?

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putear a Sasha incluso en segundo plano is my jam

 

También noté el movimiento de la chica pelirroja levantándose y la vi saliendo del aula, pero claramente no me importó tanto como a Morgan y simplemente lo dejé pasar. Parecía contrariada, eso sí, y que saliese así a mitad del receso no indicaba nada bueno.

Pero de nuevo, nada de mi incumbencia.

—Claro que no —sentencié, incorporándome en la silla—. Siempre me he protegido de ellas. Pero tú tendrías que tener cuidado porque las atraes.

No es que sonase amenazante, tampoco preocupada especialmente, solo... se lo dije porque sí, porque pensé que tendría que saber aquella información y ya. Deslicé la vista hacia el reloj de pared que había en la clase y me levanté de la silla, así sin previo aviso.

>>No te olvides de devolverlos cuando acabes —dije, señalando la pila de libros que había traído a principio del receso—. Nos vemos.

Hice un breve movimiento con la mano a modo de despedida y sin más me di la vuelta para dirigirme a la salida del aula.

 

Los tacones de la profesora resonaron con la contundencia usual, opacando el ruido estable del aula hasta reducirlo a la nada misma. Observó a sus alumnos con la ambivalencia usual, curvando sus labios en una sonrisa sugerente, y navegó el espacio entre los pupitres para indicar a los nuevos.

—Niños, hoy han llegado dos compañeros nuevos. Atkinson-kun, Norsa-kun, bienvenidos al Sakura. —Regresó a su posición original, acomodando las caderas al borde de su escritorio, y eligió al azar entre las caras conocidas—. O'Connor-san, ¿serías tan amable de mostrarles el establecimiento? Gracias, linda~

Morgan rodó ligeramente los ojos pero no atinó a replicar o evidenciar mayor hastío. Le dedicó una mirada a los nuevos por encima del hombro, relajando el semblante, y se las arregló para sonreírles con la suavidad usual. Quienes la conocieran quizás habrían logrado encontrar algo más en su expresión.

Con ese asunto definido, Reiko se giró hacia la pizarra y se dispuso a iniciar la lección del día.

 

Al final, lo de Hanabi no había sido tan grave. La niña a veces se asustaba con mucha facilidad y se precipitaba a los eventos, aunque claro, no la culpaba del todo por cagarse en las patas si mamá había tomado demasiados ansiolíticos y no había forma de despertarla. No tenía forma de decirle a una cría a través del teléfono que le tomara el pulso a su madre para corroborar que no había estirado la pata.

Tampoco había visto a Kohaku, pensándolo bien. El domingo le pregunté si quería tomar un helado y me dijo que estaba ocupado, y hoy a la mañana amanecí con un mensaje suyo poniendo que no lo esperara en la estación. Vete a saber en qué andaba.

Lo del recorrido turístico era algo engorroso, considerando que no llevaba más de dos semanas en la escuela, pero bueno. Cómo negarse a Reiko-senpai, ¿verdad?

Al menos, los muchachos me ahorraron el trabajo de ir a buscarlos o algo. No había terminado de guardar mis cosas que el primero apareció, noté entonces que llevaba un bastón y caminaba cojeando. También su heterocromía, parecía un gatito. Lo escuché sin denotarlo muy abiertamente, de hecho me dediqué a juntar mis útiles y recién entonces, al incorporarme, le sonreí.

—De Escocia, en realidad. Un gusto, Jack. ¿Cómo te hiciste eso?

Señalé su pierna, porque cuando me apetecía no cargaba ni una pizca de sutileza en el cuerpo. En eso apareció el otro muchacho, el que había conocido en la fiesta justo antes de tener que irme. Le dediqué la misma sonrisa ligera que le había concedido a Jack, pese a la verborragia que había vomitado de un segundo al otro. ¿El inicio de una amistad? Qué bonito.

—Bueno, andando —resolví, dirigiéndome hacia el pasillo en lo que Dellen le ofrecía su mano a Jack—. Hay mucho que ver.

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El que quiera postear primero puede hacerlo en el pasillo owo

 

La campana repiqueteó aquí y allá, arrastrando consigo el bullicio marcado del inicio de la mañana. Reiko dejó sus cosas sobre el escritorio y suspiró con cierto dramatismo impreso, llevándose una mano a la frente. ¿No se sentiría bien o algo?

—Muy bien, como viene siendo lo usual: tenemos nueva compañía. —Su voz mantenía la sedosidad usual, aunque se la notaba ligeramente cansada—. Norsa-kun, ayer te mostraron la Academia, ¿verdad? ¿Por qué no ayudas a Sugawara-chan, que debes tener todo bien fresco?

No se molestó en recorrer el aula ni dejar su fuerte aroma a perfume impregnado en todas partes, sólo se limitó a girarse y dar inicio a la lección. En la esquina superior derecha de la pizarra había un recordatorio escrito en prolijos kanjis.

"Jueves: entrega del proyecto escolar"

 

Las clases fueron, para sorpresa de nadie, tremendo coñazo. Ni siquiera la profesora parecía estar de humor y ni modo de culparla, si es que con ese tiempo pegaba quedarse en casa viendo una serie o algo, no dando clase. Anyways, I kinda dozed off y la campana me sacó por completo de mi estado de somnolencia, haciéndome pegar una respingo y todo.

Me tomó un sólido segundo volver en mí, pero cuando lo hice, me levanté de la silla con la energía usual que me caracterizaba y me acerqué al pupitre de Joey con una sonrisa deslumbrante, como si no me hubiese quedado prácticamente dormida hacía apenas unos minutos. No le di tiempo a reaccionar, como venía siendo ya costumbre; me hice con su muñeca y lo obligué a levantarse para llevármelo en banda hacia el asiento de Jack.

—¡Jackie! Este es Joey~ —canturreé, soltándolo finalmente y extendiendo la mano para señalarlo—. Joey, this is Jackie~ He wanted to talk to you 'bout somethin'~

Me enganché al brazo del chico y apoyé la mejilla sobre su hombro, mirando a Jack con cierta expectativa. La cuestión es que mientras estaba en eso, esperando que hablase, le eché un vistazo rápido a la puerta del aula y pareció como si una bombilla se me hubiese encendido sobre la cabeza.

>>¡Ah! Tengo algo que hacer. Be right back, sweetie~

Y así cómo los había juntado, me fui de ahí como si nada. Bueno, no como si nada, que le di un beso a Joey cerca de la comisura de los labios antes de irme pues porque me pintó y ya. Nada muy escandaloso, solo lo normal~

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Gigi Blanche Reual Nathan Onyrian HOLA HE JUNTADO A HUSBANDOS DENME UN PREMIO (?)
Yáahl pueden encontrarse aquí o en el pasillo, dónde quieras baby <3

 

Las clases habían sido un coñazo, blablabla, lo mismo de siempre. Lo único que me preocupaba era la aparente ausencia de nuestros muy desafortunados compañeros de grupo para el condenado proyecto de biología, ¿eso significaba que... Alisha y yo...? No way! Iba a darme alergia, lo juro, ¡me iba a morir! Encima de biología, venga. Se me ocurrían demasiadas bromas para no calificar como un crío de elemental.

Estaba por incorporarme para disponerme a almorzar cuando Alisha se presentó muy risueña frente a mi pupitre. Ya que estaba, aproveché el ángulo de inclinación para recorrerla antes de fijarme en sus ojos y le sonreí con suavidad, ladeando apenas la cabeza. ¿Qué la traía a estos lares, con tanta energía? Total que me jaló de la muñeca y me arrastró hacia... ¿un chico? Venga, esa era nueva. Busqué los ojos de la rubia con cierto aire burlón antes de que se dispusiera a presentarnos y entonces reparé en el chico. Mierda que era alto el cabrón.

—¿Hmm? —Miré a Alisha y luego de regreso a Jack, ¿que me quería hablar de algo?—. ¡Ah! ¿Del club, quizá?

El rostro se me iluminó de un segundo al otro y le dediqué una amplia sonrisa. Había dejado que Alisha se enganchara a mi brazo y toda la bola sin siquiera inmutarme, cuando noté que algo la distraía intenté seguir el curso de su atención y me pareció ver a un pelirrojo en el pasillo, pero vete a saber. No tardó nada en excusarse, confirmando mis sospechas, y sonreí apenas al recibir su beso en la comisura de los labios.

Hundí las manos en los bolsillos, apoyando las caderas en el banco detrás de mí, y regresé mi atención a Jack.

—Well, here I am, in the flesh. ¿Qué querías hablar, Jackie Chan?

 

Me daba gracia cómo habíamos acabado hablando hasta del puto merchandising de una serie que ni siquiera existía ni existiría, pero si yo nos había imaginado en versiones chibi, pues ¿de qué iba? Podríamos usar el diseño y todo para fabricar muñequitos.

—Alright, tú serás la jefa del departamento de publicidad y yo... —Ladeé la cabeza, arrugando la nariz, y al final me rendí—. Bueno, te dejo el gran privilegio de otorgarme mi rol en la empresa~

O dicho de otra forma, me costaba un huevo auto asignarme categorías sin sentir que estaba aprovechándome o subestimándome.

Lo de los corazones enamorados me arrancó otra risa y no pude evitarlo, me incliné hacia ella con una sonrisa sugerente en los labios. ¡Ya había estado mucho tiempo sin molestarla! Mis habilidades de autocontrol tenían un límite.

—Eh~ ¿Qué huelo aquí, Saku-chan? ¿Interesada en alguien, acaso~?

Luego de captar la atención de Maze noté de inmediato que ya tenía el bento encima, lo cual significaba almuercito casero. ¡Definitivamente iba a robarle algo! Ya por demás contenta con esa idea, aguardé por él desde mi posición con las manos entrelazadas a la espalda y cara de que, no sé, planeaba estafar al Pentágono. Igual le dediqué una sonrisa inocente al pasar junto a mí y, en definitiva, me alegró mucho verlo en la escuela. Eso tenía que significar que había recibido los brownies, ¿verdad?

Atendí al intercambio entre ellos en lo que me adelantaba hacia la 3-1 y agitaba la mano para que me siguieran. Dejé mis cosas en mi pupitre, di vuelta el de adelante y arrastré el de al lado para unirlos y así comer todos juntos.

—Eh, Maze, ¿tú qué dices? ¿Va a llover o no? —encuesté, disponiendo de los palillos para abrir mi caja.