Lo miré de soslayo, con una ligera sonrisa, y acabé por encogerme de hombros. ¿Se daría cuenta? Claramente. Mi intención había sido dejarlo todo de manera muy obvia y si Sasha preguntaba, iba a inculparlo a él, solo porque podía ser jodidamente infantil cuando me daba la gana. Al final desistí, no sé muy bien por qué, y me eché hacia atrás en el pupitre. La cabeza se me quedó colgando y la melena se extendió hasta casi rozar el suelo, entrelacé las manos sobre mi vientre y comencé a balancear las piernas un poco porque sí. —¿Eh~? You right~ —canturreé, recorriendo el salón con la vista—. ¿Tanto la hemos espantado? Mira que me siento hasta mal~ Yeah, sure. >>¿No quieres ir a buscarla, knight in shinin' armor?
Al final desistió en su plan, quién sabe si había sido porque no le di demasiada cuerda o lo que fuese, tampoco era algo de relevancia en realidad así que solo lo dejé correr. La vi echarse en el pupitre, recorrí su cuerpo con la vista y luego el movimiento de su cabello en dirección al suelo y me quedé medio embobado, pues porque ni modo. —¿Quizás se siente incómoda o algo? —Desenredé mis manos para dejar caer la cabeza hacia atrás y clavar la vista en el techo—. I mean, for real. Me daba bastante igual hacer el imbécil con Alisha a ojos de todo Dios, pero si por alguna razón me daba cuenta que incomodaba a Sasha también podía parar el carro, era parte de mi personalidad. No quería broncas, incomodidades ni nada de esas mierdas, además ella estaba siendo exageradamente buena con nosotros como para ser tan insensible si era el caso. —¿Hmh? Si algo la está reteniendo tampoco quisiera interrumpirla, no tengo prisa por nada en realidad. Hombre, se notaba. Me adaptaba a toda la gente pero por demás digamos que vivía en mi propia burbuja y hacía las mierdas a mi ritmo.
Las palabras de Maze me llegaron casi al mismo instante que los mensajes al teléfono, haciéndome soltar un suspiro antes de incorporarme sobre la mesa de nuevo. Encendí el móvil y comprobé que eran unos mensajes de Sasha, provocando que una mueca se me formase en el rostro. Realmente no tenía tanta gracia si no podía molestarla e intentar que me diese de comer, pero nada que pudiésemos hacer no. Giré el aparato hacia el chico durante unos segundos para mostrarle los mensajes y lo volví después hacía mí para tipear una respuesta. ¿Eh~? Fineee Pero más te vale que sea algo interesante, que luego te preguntaré~ Adjunté un sticker de un gatito relamiéndose el hocico y bloqueé el teléfono con un suspiro. Abrí la bolsa para rebuscar dentro de ella hasta dar con la caja de bento y pasó a quedarse sobre mi regazo en sustitución, girándome después hasta encarar al pelirrojo. Cogí los palillos que asumía debían ser de Sasha y me llevé uno de los famosos rollitos de pescado a la boca, comportándome como si aquello fuese realmente mi almuerzo o algo. —Uhm, pues sí que está tasty~ Asentí con la cabeza un par de veces, como para reafirmar más mis palabras, y tras llevarme otro a los labios con un movimiento rápido, fue que finalmente me digné a cederle algo de comida a Maze. No tenía idea de la tontería que se habían montado ellos con los palillos y así, pero a mí sí que me daba igual el asunto así que extendí los mismos con un rollito entre ellos a la espera de que se lo comiese. >>You know nothing, right? —hablé, al fin, con la cabeza ladeada—. ¿Te suena de algo el nombre de Daute, cariño~?
Enderecé la cabeza al escuchar que Alisha se incorporaba, cuando extendió el móvil hacia mí eché la cabeza un poco hacia atrás para poder leer bien y asentí apenas, antes de que ella lo volteara hacia sí para responderle a Sasha. Bastó eso para que la rubia volcara la atención al almuerzo, lo sacó como si fuese suyo y no tardó en comenzar a comer; su comentario sobre los rollitos me arrancó una sonrisa. Me incorporé un poco en la silla para alcanzar el rollito que estaba extendiéndome y mientras masticaba su voz atrajo mi atención. ¿Daute? ¿Hanson, el chico que había enviado con Swallowtail para lo de la hierba? Pero qué pequeño era el mundo, de verdad. —Fumé con un tal Daute Hanson en los baños hace unos días —dije luego de bajarme la comida—. ¿Qué supone que debería saber? Spill the tea~
Verlo aceptando el rollito me sacó una risilla, sin saber muy bien por qué, y seguí comiendo por mi lado mientras él respondía. Alcé una ceja cuando lo hizo, porque no me esperaba que en realidad sí lo conociese. Venga, Daute, qué mala suerte eso de fumar con el tipo del que te vas a poner celoso, eh~ Me tomé mi tiempo, por añadirle emoción al asunto, y me comí otro rollito con toda la tranquilidad del mundo, con la vista hacia arriba en un intento de ordenar las ideas. Qué quería contarle y qué no, también, porque no era yo de dejarlo todo en bandeja desde el primer día, claro que no. —Well... digamos que Sasha y él se conocen también. Bastante bien, me atrevería a decir~ Solté otra risa ante mi propia gracia, negando con la cabeza en el proceso, y al final dejé los palillos dentro de la caja del bento para extendérsela por completo al chico y que siguiese comiendo más tranquilo. Eché los brazos hacia atrás para usarlos de apoyo y subí un pie hasta dejarlo apoyado en la silla que estaba sentado, en un hueco entre las piernas. >>Va, están liados o algo así. I mean, no son novios oficiales pero ganas no le faltan, ¿sabes? La cosa es que pasó algo hace un par de días, no sé exactamente el qué eh~, pero Daute lleva sin aparecerse por la academia desde ese mismo día. Ah, me pregunto que habrá pasado para hacerle faltar así justo ahora que puede pasar tiempo con su amorcito~ Entorné un poco la mirada al decir aquello, a la espera de... no sé, realmente cualquier reacción o lo que fuese. Realmente no tenía motivo para pensar que todo había sido por haber visto a Sasha almorzando con él, pero sería gracioso si relacionase los puntos o sospechase algo para decírmelo. >>Whatever~ No creo que le incomode que tonteemos per se, pero supongo que le recuerda a su querido Casanova desaparecido~
La dejé que hablara a su ritmo, no me interesaba ponerle prisa en realidad y quizás podía pecar hasta de desinteresado, pero al final del día solo había compartido hierba con un random pal y ya. El resto, sus relaciones y tal daban bastante igual. Atajé su respuesta apenas la terminó, obviamente, y solté una risa casi condescendiente mientras aceptaba el bento para comenzar a comer despacio, sin perder detalle de sus palabras. La sonrisa no hizo más que ensancharse con casa sílaba, como si estuviera contándome la mayor gracia del mundo. Ya no era de las sonrisas inocentonas que les dedicaba a ella y a Sasha, ni de coña, era a secas la sonrisa de zorro. Well well well. The world is a paper towel, I guess. —He might be jealous of something, just guessing. —Sujeté uno de los rollitos e intercambié mi mirada entre este y Alisha—. What a threat, that's for sure. Eh~ me había metido en terreno peligroso de nuevo. Contenido oculto No me he podido dormir a pesar del sueño que tengo so here we are (?
Detallé la sonrisa que se le formó en los labios y me fue imposible esconder el ronroneo bajo que comenzó a vibrarme en el pecho con ello. Eh, pero si no sería un cabroncete detrás de todas esas sonrisas suaves. Quiero decir, no es que me sorprendiese realmente, si éramos todos de la misma calaña y nos movíamos de manera parecida, pero aún no lo había visto de así y digamos que me gustaba lo que veía. —¿Celoso? Puede ser~ Pero qué chico más listo eres, Mason~ Solté una risilla con lo último y extendí la pierna que se había dado colgando hasta alcanzar su barbilla, alzándola ligeramente con la punta del pie para recibir sus ojos con una sonrisa ladeada y la mirada entornada. >>Aren't you scared? Mira que me han dicho que ha roto un espejo y de todo. Y tú has almorzado con ginger estos días, podrías estar en su punto de mira~ Me quedé así un segundo o dos antes de finalmente dejarlo libre, recuperando la expresión animada e inocentona de antes, y me bajé de la mesa de un salto. Me incliné después para robarle el rollito que estaba sujetando en ese momento y me di la vuelta para encaminarme hasta la silla que había estado usando Sasha, sentándome. >>Well, it's none of my bussiness, tho. Contenido oculto aber aber welsh-san whaddup
Me eché el recorrido hasta el aula debatiéndome qué hacer con el estúpido zumito faltante. Es decir, de alguna manera iba a saldar esa deuda porque me resultaba insufrible vivir con nada pendiente, así fueran dos caramelos. Lo que no sabía era si comprarle otro juguito, lo cual implicaría quedarme sin parte del dinero que utilizaba siempre para comer algo durante el descanso del trabajo, o directamente venir mañana con unas monedas extra, regresarle el monto y ya. Sí, quizá la segunda opción fuera la mejor. Casi todos estaban comiendo en la cafetería o los patios, el pasillo y por ende el aula estaban prácticamente vacíos y había bastante silencio. No esperaba nada en particular, digamos, a lo sumo que no se estuvieran comiendo la boca sobre mis rollitos o algo así. De todos modos aminoré el paso al oír la palabra ginger saliendo de la boca de Alisha, y fue cuestión de echar un vistazo disimulado y notar que estaba bajando la pierna de vete tú a saber dónde. Contuve el impulso de rodar los ojos, de bufar, incluso, y recargué el hombro en el marco interno de la puerta, en dirección a ellos. Me crucé de brazos y alcé lo suficiente la voz para romper su estúpida burbujita. —¿En la mira de quién? No era estúpida, era más que evidente de lo que estaban hablando. Habíamos estado conversando Daute y yo con Alisha y Joey el otro día, así que sabía de nosotros ¿y qué? ¿Aprovechaba cinco minutos de mi ausencia para meterse en mi vida? Yeah, not so clever, blondie.
Eché la cabeza hacia atrás sobre el respaldo de la silla, con las cejas alzadas, al escuchar una tercera voz, y de nuevo una jodida risa ronca me vibró en el pecho. ¿En serio, pelirroja? No se puede ser tan oportuna en la vida, oye~ ¿Cuánto tiempo llevaría ahí escuchando, like a creepy old lady? Vete tú a saber, no es que me importase. Hubiese escuchado más o menos, la verdad es que parecía medio obvio de lo que estaba hablando y dudaba que ella fuese tan densa como para no relacionarlo so... ¿RIP por nuestra posible amistad? Sí, claro. Me levanté de la silla, recogiendo el envase del zumo que me había acabado y dejado por ahí, dirigiéndome hacia la puerta con toda la tranquilidad del mundo. Tiré el brick a la papelera y me acerqué a ella, las manos entrelazadas tras la espalda y una sonrisa de esas inocentes que tan bien colaban. —De los amantes de tus rollitos de pescado, sure~ Digo, realmente estaban tan buenos como habías dicho, linda, ¿y Mason ha podido disfrutarlos tantos días seguidos? Seguro hay algún envidioso por ahí y no me gustaría que le pasase nada al pobre, to be honest~ Venga, que puto cuento me había montado de la nada, ¿no? Deshice la unión de mis dedos para levantar una mano, pasando unos cuantos mechones rojizos por detrás de su orejas, y me incliné hasta depositarle un beso sobre la mejilla. Me quedé un rato demás con los labios puestos ahí, por supuesto, solo porque me pintaba y salí del aula tras separarme sin más. Sin volverme para mirarlos, sin despedirme tampoco realmente. You sould've known better, ginger. That I'm a little evil bitch. Contenido oculto De drama en drama y tiro porque me toca(?)
Me mantuve inmóvil, sin correr la mirada de Alisha. Le había echado un vistazo a Maze apenas me acomodaba contra la puerta y le había cazado la expresión al vuelo, aquella sonrisa tan divertida, interesada o vete tú a saber qué. Siempre era de lo más jugoso, ¿no? Enterarse los trapos sucios de los demás, las cosas que la gente no decía de frente. Burlar las murallas que cada quien construía para protegerse, encontrar las brechas y colarse dentro. ¿Por qué? Pues porque sí. Manía pura. Ganas de joder y ya. ¿Tan aburrida es tu vida, gringa? ¿Tan puto vacía? Tuvo el coraje de reírse y seguir tocándome los cojones, me esforcé por no reaccionar visiblemente. Inhalé y exhalé de forma contenida, moviendo la cabeza para correrme el cabello y ya mientras seguía sus movimientos. Lanzó el cartón a la basura, se me acercó y la observé tensa, sin demostrar nada por fuera de una profunda seriedad. Podía soportar que se me riera en la puta cara, que fuera una perra de cuidado y se montara todo ese teatro por puro amor al arte. Podía soportarlo porque iba a superarlo, tenía mierdas mucho más importantes de las que preocuparme. Pero no iba a tocarme. —Hands off —espeté en voz baja, alejándome de su tacto apenas tuvo el puto descaro de pretender alcanzar mi cabello; me concedí un segundo para clavar mis ojos en ella. Bitch. Y se fue muy campante. No la seguí ni nada, me quedé allí un momento recuperando mi eje y solté el aire por la nariz con pesadez, reanudando mi camino hacia el interior del aula. Era mi clase, mi puto pupitre, que se movieran ellos si les jodía. Me moví con relativa liviandad, estaba seria pero no lucía en exceso hastiada ni nada. Me acomodé en mi silla, suspirando, y me concentré en organizar las cosas para guardar el almuerzo y sacar unos libros de texto. Podía repasar los apuntes antes de que las clases comenzaran, ¿verdad? Mal no me vendría, ahora que tenía un ratito libre. ¿Maze seguía ahí? Not that I care. No alcé a verlo en ningún momento, la verdad, como si no estuviera ahí. Aún sentía los músculos del cuerpo tensos y no me apetecía hablar con nadie, honestamente. Lo único que hice fue buscar unas monedas en mi bolsillo y estamparlas en la esquina del pupitre próxima al chico. —Lo de tu zumo —murmuré, abriendo uno de mis libros. No sonó irritado ni hosco, es más, lo dije como si nada. Saldadas las cuentas y ya. Nada más que hablar.
Incluso cuando estaba mofándome abiertamente de la posibilidad de que el otro estuviese celoso por una estupidez como ver a su no-novia almorzando con alguien, porque vamos, ni que le hubiese comido la boca, cuando la rubia me alzó la barbilla con la punta del pie su actitud general me arrojó un chispazo de lo más cagado por el cuerpo. Ni de cerca en el buen sentido. What are you playing, darling? ¿Asustado? Well, yeah maybe, pero cuántas palizas no me habrían metido ya. La cosa es que hace rato no me pescaba nadie. Regresé la atención a la comida cuando ella se comió el rollito que había estado sosteniendo y me estaba bajando un bocado cuando la voz de Sasha se alzó, alcanzándome. So inconvenient. Seguí los movimientos de Alisha de nuevas cuentas luego de dejar el bento sobre el pupitre, atento a todo el cuento de mierda que se estaba montando, y fue en ese momento en que me di cuenta que aunque éramos dos cabrones... Seguíamos siendo de clases diferentes, dos especies separadas. Nuestro actuar era abismalmente distinto. A ella no le venía bien cualquiera de las cosas que pasara, ¿no? Estaba enfocada en una sola. Pero a ese paso quizás no la consiguiera en el futuro cercano. No me agradaba especialmente lo que acababa de hacer, siendo honesto. Igual y era un puto blando de mierda, qué sé yo, pero no me gustaba el tinte general de esa mierda teniendo en cuenta que Sasha había estado compartiendo almuerzo conmigo ya un par de días. Así me hubiese visto riéndome de la gracia anterior, lo que fuese, me daba lo mismo porque incluso así no podía subirme al tren de Alisha por completo. No podía. Cuando la vi acercarse a Sasha se me tensaron los músculos, de la pura expectativa como si supiera que esa idea era la más estúpida que se le había podido ocurrir. De hecho, que hiciera semejante cosa solo sirvió para confirmarme que la rubia no era así lo que se dice... La más avispada de la camada o a secas le gustaba el puto desastre, el conflicto, y eso realmente no iba conmigo. Era el equivalente de que yo me hubiese ido a buscar a Hanson. Alisha se fue, Sasha se acercó a su espacio y era normal que no quisiera ni verme la cara a mí tampoco, no iba a reprocharle eso. Ni siquiera me había dado cuenta de que había llegado sin el zumo hasta que estampó el dinero en la mesa, estiré la mano y lo empujé apenas unos centímetros en su dirección antes de incorporarme. —No te preocupes por eso —murmuré mientras hundía las manos en los bolsillos—. La única gracia que aplaudí fue el fact de que hubiese alguien posiblemente celoso por un almuerzo, Sasha. Enderecé los pasos hacia la salida de la clase. —De verdad lamento que lleves ya rato sin saber nada de él. —Lo dije sin detenerme, no hubo en mi voz rastro de nada parecido a la condescendencia o la lástima como tal, incluso si implicaba que yo hubiese podido llevarme una paliza o lo que fuese que ella no supiera nada del idiota debía ser una cagada enorme, pero allí estaba... Como si nada—. So, si no quieres que me vuelva a acercar ni nada también está bien. I mean, me lo busqué en grandes rasgos.
Contenido oculto Dejo el anthem de Sasha cuz yes ¿De verdad creía que iba a poder concentrarme en, no sé, los tipos de sacáridos estando tan fuera de eje? Sí, era esa estúpida. Estudiaba para mantener la beca, trabajaba para alimentar a mi familia, me ocupaba de los niños y de nana, de hacer el almuerzo, lo que fuera. Hacía las cosas porque eran necesarias y también las hacía para no pensar. Para no detenerme nunca. Y alejaba a la gente para no tener problemas. Porque no podía darme el lujo de afrontarlos. Pero Daute había aparecido, y luego se fue, y tuve esta idea estúpida de que quizá no sería mala idea contar con un par de amigos. Me acerqué a Alisha, acepté a Maze, ayudé a Mar. ¿Y sirvió de algo? ¿Acaso no resultó, efectivamente, en un cúmulo de problemas? Una punzada de dolor se expandió por toda mi cabeza y arrugué el gesto. Mierda, migraña de nuevo no. Oí el sonido de las monedas deslizándose sobre la mesa, fue de lo más delicado y recién entonces noté con cuánta fuerza las había estampado yo. Pestañeé, enfocándome en el dinero, pero no lo recogí. Alcé a mirar a Maze en cuanto empezó a hablar, ya me estaba dando la espalda. Seguía con cierta severidad impresa en el rostro, lo sentía en la tensión de los músculos, y el cuerpo se me ablandó apenas oí aquello. Se me cayó a los pies. De verdad lamento que lleves ya rato sin saber nada de él. Tragué saliva, intentando pasar el nudo. Ya lo había hablado con Aaron pero el muchacho con suerte no me había gruñido, esto era diferente. Era la primera vez que alguien que conocía se enteraba de la mierda y me la traía a colación, me obligaba a afrontarla y reaccionar, hacer algo al respecto, lo que fuera. Por alguna razón, oírlo en una boca ajena lo volvió más real que nunca y tuve que volver a tensar todo el maldito cuerpo para no llorar. Estaba preocupada, cansada, furiosa y angustiada. Estaba dolida, me dolía muchísimo y no podía aceptar que me hubiera abandonado la única persona a la cual le permití pasar mis murallas. No sabía qué hacer con esa información, cómo procesarla. No tenía idea. Y seguí como si nada. Si no quieres que me vuelva a acercar ni nada también está bien. ¿Era lo que quería realmente? ¿Alejar a todos, esquivar cualquier posible problema? ¿Quería seguir fingiendo que no era una jodida cría de dieciocho años? Ya me había autosaboteado la adolescencia, al fin y al cabo, y estaba cómoda así. Si me mantenía en la misma línea eventualmente olvidaría a Daute, olvidaría lo que sentí junto a él y podría seguir a lo mío. Era lo que creía, lo que estaba segura de que ocurriría. Pero ¿quería seguir sola? Bufé con fuerza, dejando caer el bolígrafo en la mesa. No estaba exactamente cabreada con Maze, al menos no mucho, sólo estaba cansada y... y la respuesta era no. No quería. —Maze. —Alcé la voz para detener su camino y me incorporé, rodeando el pupitre para recargarme allí, frente a él; crucé los brazos bajo el pecho, como si buscara protegerme o algo—. Nos vio almorzando, sí, y se le fue la pinza. Ya veníamos mal, intentamos hablar pero no funcionó y... se fue. Así, sin más. Me sentía jodidamente expuesta. Volví a bufar y apreté los labios, los dedos en mis brazos. —Quizá debería haberlo mencionado, no lo sé. Tampoco me pareció tan relevante y, la verdad, almorzar contigo y eso me ayudaba a distraerme. No tenía ganas de hablar de él. No tengo ganas de hablar de él. No tengo ganas de mostrarle debilidad a nadie. —Anyway, that's the thing. Si prefieres alejarte o lo que sea, haz como gustes. Tampoco quiero ponerte en la mira de nada.
Creí que me iba a dejar irme, quiero decir, me había parecido la opción lógica teniendo en cuenta que aunque no lo estaba manifestando tan abiertamente como podría debía estar hasta los ovarios de nuestras mierdas. De vernos haciendo el imbécil, de que hubiésemos invadido su privacidad y que Alisha hubiera seguido tirando de la cuerda, tensando, probando. ¿Hasta romper? Así que cuando escuché que me llamaba me quedé estaqueado al suelo, tratando de hilar mis propios pensamientos o lo que fuese porque aunque estaba tratando de prestarle empatía, ahora que me paraba a pensarlo lo cierto es que tampoco me había acercado nunca a nadie lo suficiente para hacerlo. Vivía en mi mundo, evitaba broncas grandes, me adaptaba a todo Dios pero, ¿cuántas veces había pretendido quedarme cuando alguien parecía necesitarlo? ¿Cuántas veces me había interesado por otras personas de verdad? Al final del día estaba solo y parecía no interesarme. Parecía. Giré despacio el cuerpo para poder mirarla, noté de inmediato sus brazos cruzados y pensé que todo lo que me estaba soltando debía hacerla sentir expuesta, a ella la chica que no había hecho amistades por estar trabajando. No había hecho amistades pero había dejado entrar a Daute y ahora... Estaba sola. Que al otro se le hubiese ido la pinza me daba igual, como si me buscaba para partirme la cara solo por un almuerzo me daba igual si aparecía para decirle algo, sacarle esa angustia, esa preocupación de encima. Que hiciera algo, lo que fuese, pero diera señales de vida la cosa que es estaba casi seguro de que no lo haría. Ghosting. No tenía ni con qué compararlo pero si me ponía a pensar en lo que podía sentir uno sabiendo que la persona en la que confió desapareció así nada más era horrible, casi daba miedo además de otro montón de cosas. —¿Alejarme? —Había permanecido serio pero cuando pregunté eso relajé los gestos, me permití dedicarle una sonrisa suave incluso—. Don't be silly, aussie. Dudé, trastabillé visiblemente porque hasta entonces Sasha había rechazado o algo así cualquier aproximación física, pero estaba actuando por puros impulsos, como si estuviera confiando en mis instintos incluso con el terrible riesgo de meter la pata que significaba. El caso es que saqué las manos de los bolsillos, caminé hasta a ella y luego de murmurar un "Permiso" la rodeé con los brazos, atrayéndola hacia mí. No había en el gesto ninguna segunda intención, tampoco tuvo fuerza ni nada para que, en caso de quererlo, pudiese apartarme si lo prefería. No habría drama tampoco si lo hacía, no me complicaba con esas mierdas, pero no sé solo sentí que debía hacerlo. —Lamento haberme metido en cosas que no querías hablar.
Ciertamente era extraño soltarle esas mierdas a un casi desconocido, como si estuviera dando por sentado, avalando e incluso reconociendo que a pesar de la superficie amistosa e inofensiva sobre la cual nos habíamos estado moviendo, también me había permitido apenas asomarme por el borde de otros espectros. Quizá no era correcto ni nada pero ¿para qué le advertiría, entonces? Igual y no estaba razonando a la mejor de mis capacidades, qué sé yo. No tenía idea qué pasta le había soltado Alisha así que mejor aclarar los tantos, ¿no? Era bastante estúpida u old fashioned con ciertas mierdas, sencillamente no contaba con la capacidad de hacer el tonto como otras personas. No me salía, no lo disfrutaba, ni idea. Cuando se acercó y le adiviné las intenciones al vuelo la primera mierda que me tensó el cuerpo fue pensar en Alisha, como si me estuviera metiendo donde no debía incluso a sabiendas de que a ellos muy probablemente les diera igual. Sus palabras quedaron rebotando en mis oídos a medida que me envolvía. ¿Alejarme? Don't be silly, aussie. No moví un músculo durante un par de segundos, de hecho noté que los engranajes se me habían congelado apenas reaccionaron. Pestañeé y recorrí los alrededores por sobre el hombro de Maze, buscando alguna persona que pudiera estar comiéndose la escena. No era de sentirme muy cómoda con demostraciones públicas y esas mierdas, pero por suerte no había nadie y finalmente me relajé. Se me escapó el aire por la nariz en una suerte de suspiro contenido y alcé los brazos para rodear su espalda. También me permití atraerlo un poco, lo suficiente para acomodar la barbilla en su hombro. Éramos casi de la misma estatura, al fin y al cabo. Lamento haberme metido en cosas que no querías hablar. Por suerte las ganas de llorar no habían empeorado ni nada, me habría dado una vergüenza terrible echarme a llorar ahí, frente a él. Acepté sus disculpas concediéndole un apretón breve, sin demasiada complicación, y simplemente me quedé allí. Su cuerpo estaba tibio y era reconfortante, siendo honestos. ¿Podría haber sospechado que todo esto no era más que una jugarreta sucia de su parte? Pues sí, de hecho una muy pequeña voz en mi cabeza no lo descartaba; pero no contó con la fuerza suficiente ni de coña para hacerme querer apartarlo. —¿Estaban ricos? —susurré, sin miras de buscar soltarlo—. Los rollitos. Ni siquiera me di cuenta cuánto mi voz se había suavizado hasta que efectivamente hablé, tampoco me preocupó demasiado. También advertí que el corazón me había estado golpeando las costillas y que poco a poco se iba relajando. ¿Cuándo había sido la última vez que busqué confort en alguien? Vaya, ya ni recordaba. Siempre haciéndome la madura, la tough girl y toda la mierda, con lo lindo que era un abrazo de vez en cuando.
Contenido oculto Noté su tensión, también que reaccionar le tomó un rato pero no me apartó, ni idea de por qué teniendo en cuenta las condiciones y toda la mierda en sí que había pasado. Quizás tenía más fuerza la necesidad de alguna clase de confort que el hecho de que había estado allí, husmeándole la vida un poco porque sí; ese solo pensamiento me dio la certeza de que sí, lo que estaba haciendo era lo correcto. Por una puta vez en la vida. Cuando correspondió el gesto afiancé un poco el agarre, ya sabiendo que no iría a apartarme ni nada y la dejé hacer básicamente, que acomodara la barbilla en mi hombro y toda la cosa. Me permití acariciarle la espalda con cierto mimo, como quien busca consolar o algo por el estilo y ni siquiera me di cuenta cuándo cerré los ojos. Su pregunta me arrancó una risa baja que vibró en mi pecho, alcanzándola a ella y volviendo a mí. —Son tus rollitos, Sash, siempre están ricos. Me quedé allí un rato, sin intenciones de soltarla ni nada y por alguna razón, así como cuando había preparado el almuerzo del día anterior me llegó una canción a la cabeza. No sé, escuchaba ese tipo de música porque a mamá le había gustado toda la vida y cuando estaba en casa siempre la ponía, tarareaba las canciones mientras hacía otras cosas. Oh, turn your lamps down low. Keep the light so dim that you can't see what's out there ahead of you. La solté despacio, busqué sus ojos para dedicarle una sonrisa y tomé sus manos, dándoles un apretón suave. —My dear, there are secrets here —comencé a cantar bajito luego de dejar ir sus manos y echarle el brazo sobre los hombros, balanceándome suavemente—. I will carry them home. Carry them home. Le acaricié el hombro entonces antes de preguntar algo con tono liviano, tratando de sacarle la seriedad de encima a todo el asunto. —Wait. ¿Mi zumito desapareció en el void o cómo estuvo eso? Bueno, supongo que Alisha tendría que satisfacer su alma chusma en otro lado porque en lo que respectaba a mí ahora estaba cerrado a cal y canto.
Era un chico bastante extraño, ¿verdad? Se me dificultaba leerlo, comprenderlo. De buenas a primeras lo había tomado por un desvergonzado, un desvergonzado casanova, luego se mostró atento y me preparó el almuerzo, me concedió una sonrisa de lo más infantil, pero se ligó a Alisha frente a todo Dios, pero era tranquilo y llevadero, pero también podía reflejar una diversión extraña, incluso oscura. Entonces me abrazaba y cantaba, su voz era increíblemente suave y me sosegaba de inmediato. ¿Y luego? ¿Qué iba a seguirle? No sabía qué esperar de él, no tenía la menor idea. Por eso apagué el cerebro y lo dejé correr sin más. ¿Estaba contenta? ¿De que no se hubiera reído de mí como había hecho Alisha? ¿Y si luego se reía de mí con ella, por haber confiado en él? Ah, ya cállate. También había cerrado los ojos, fue un efecto casi automático a sus caricias en mi espalda. Lo dejé hacer e incluso lo reflejé sin darme cuenta, desplazando las palmas en movimientos suaves, perezosos. Su risa repercutió en mi pecho y me arrancó una sonrisa; era una sensación agradable. Asentí a su cumplido, otra vez en silencio, y mis manos llegaron un poquito más lejos para presionarlo contra mí. Reacomodé la barbilla también, giré el rostro y le estampé la mejilla en el hombro. Ya me estaba tomando todas las confianzas del mundo, ¿no? Tendía a ser un gato arisco, receloso de mi espacio, pero de tanto en tanto me iba al otro extremo. Cuando lo necesitaba, supongo, o cuando sentía que no iría a pasarme nada malo si cedía. Curioso, cuanto menos, a juzgar por las cosas que también pensaba de Maze. Bueno, ya luego podría preocuparme por eso. —Well then, I'm glad, sweetie —susurré no sé cuándo, el caso es que no fue inmediatamente luego de su respuesta, como si el cerebro me corriera a una velocidad diferente. Venga, de repente estaba estúpidamente relajada, incluso somnolienta. Llevaba un par de días durmiendo del asco, entre que ponía la cabeza en la almohada y daba vueltas sin parar, me despertaba mil veces por noche y al despertar sentía no haber descansado una mierda. Mi cabeza no se detenía nunca, era un tren descarrilado corriendo por vías eternas. Pero había frenado, vete a saber cómo. No hice ademán alguno de soltarlo hasta que él comenzó a removerse y le concedí el derecho, sin oponerme visiblemente aunque me habría gustado estar así un rato más. Ya había hecho un montón por mí, ¿verdad? No iría a pedirle nada. Tampoco iba a retenerlo si deseaba irse. Reparé en sus ojos apenas pude, él hizo lo mismo y le regalé una sonrisa a cambio; era dulce y cálida, no sentí ni una pizca de vergüenza por sonreírle como me vino en gana. Y empezó a cantar. Mi semblante mutó en confusión, primero, sorpresa después. ¿Qué bicho le había picado? ¿Quién se ponía a cantar porque sí? Si es que era de lo más extraño. Se me escapó una risa floja al dejarme llevar por su balanceo y meneé la cabeza, mordiéndome el labio inferior. En serio, ¿de dónde sacaba esas cosas? Le seguí la letra sin complicaciones, su voz era suave y bastante bonita, la verdad. Había girado el rostro para observar su perfil mientras cantaba, cuando de repente, sin anuncio alguno, creí que iría a desmoronarme. Dejé caer la cabeza, mi cabello se derramó y me tapé la cara con ambas manos, soltando otra risa ligeramente gangosa que salió amortiguada entre mis dedos. Y me quedé allí un par de segundos, respirando, hasta que regresé a mi eje. Regresé de verdad. Me descubrí el rostro, agitando la cabeza para correrme el cabello de encima y tomé aire ampliamente, volviéndome para buscar sus ojos. Ya estoy bien. Gracias, cariño. —¿Tu zumito? Hmm... —sopesé, haciéndome la interesante, y tamborileé el índice en mi barbilla al seleccionar mis palabras con cuidado—. Un duende se lo robó~ La estupidez me arrancó otra risa suave y no lo pensé demasiado, flexioné el brazo para buscar la mano que Maze mantenía sobre mi hombro y sostenerme de ella. —Bueno, no, digamos que... alguien lo necesitaba más que tú. Lo sacrifiqué por una buena causa. —Regresé a sus ojos y le concedí una sonrisa inocente y claramente divertida, había empezado a acariciar su mano con el pulgar sin darme cuenta—. You're not mad, aren't you~?
Una ventaja de mi personalidad es que nunca me detenía a pensar en qué dirían los demás de las cosas que hacía o dejaba de hacer, trataba de ser cauteloso con mis movidas cuando era necesario, pero de ahí en fuera no era que me interesara qué podía pensar la gente de mí. Si una sola vez en la vida me hubiese parado a pensarlo y hubiese recibido rechazo, ¿qué habría pasado? Ni idea. Supongo que era mi propio método de defensa. ¿Qué más iba a hacer si pasaba solo en casa desde que tenía uso de razón, porque mamá trabajaba como esclava y papá vete a saber dónde se había ido meter? En fin. Sasha había pasado de esquivar a mis aproximaciones anteriores a estar allí reflejando mis caricias, permitiéndose pegar la mejilla a mi hombro y toda la cosa. Su cuerpo era tibio, reconfortante, y quizás fue por esa calidez que la música se había colado en mi cabeza. Cuando estaba tranquilo solía pasar. Su sonrisa cargó la misma calidez que aquel abrazo que me había sacado de la manga aunque me hizo gracia el cambio de expresión que creí verle cuando empecé a cantar, no me detuve, de hecho hizo que se me colara una risa entre las palabras. Lo noté, que estuvo por desmoronarse, y sólo la presioné un poco contra mí mientras ponía sus piezas en orden. That's okay, darling. That's absolutely okay. Cuando fue capaz de buscar mis ojos de nuevo le dediqué una sonrisa ligera, conciliadora si se quiere. —¿Un duende? —pregunté tratando de contener una risa—. Is this Ireland? Bueno, en realidad los duendes o figuras similares estaban en un montón de culturas pero se entendía la gracia. Sentí su mano alcanzar la mía y aunque podría haber pensado directamente en que aquello representaba un avance en mi intención inicial, la de ligármela vamos, en su lugar lo que me provocó fue ternura y la dejé hacer, disfrutando de la caricia posterior. ¿Qué alguien lo necesitaba más? ¿La idiota andaba con un montón de mierdas encima y aún así había pretendido ayudar a alguien? Dear Lord. —I'm not —respondí con voz suave. Digamos que haber perdido el jugo era un karma bastante light para lo que acababa de pasar—. Confío en tus criterios para elegir quiénes requieren un zumito con urgencia. Incliné la cabeza hasta chocar suavemente con la suya. —Well, no tienes que hablar de nada que no quieras pero si necesitas un abracito ya sabes a quién acudir, ¿no? Así que eso te lo dejo dicho nada más por si hace falta. De nuevo, no había ninguna segunda intención. Me gustaba pensar en Sasha como una amiga y eso se supone hacían los amigos, ya lo que viniera luego se vería, pero estaba bastante tranquilo con lo que tenía ahora. No era tan codicioso.
Ya sabía que diría que no estaba enfadado, la verdad, pero así y todo fue un alivio oírlo de su boca. Me había limitado a soltar una risa breve ante la gracia de los duendes, no planeaba ahondar en ese tema simplemente por la promesa que le había hecho a Altan. Quizás incluso compartieran clase, se conocieran o qué sé yo, y no iba a darle ni una sola pista para adivinar lo que había ocurrido. Era una jodida recelosa de la privacidad y aunque, si lo pensaba con detenimiento, me había colado en la privacidad del moreno, ahora la defendería como una causa propia. Así mismo sólo sonreí y asentí con respecto a los criterios para asignar zumitos. Me quedé acariciando su mano porque sí cuando sentí su cabello revolviéndose con el mío. El contacto me resultó de lo más dulce y ensanché la sonrisa, cerrando momentáneamente los ojos. —Mhm —murmuré un simple sonido afirmativo y giré el rostro para verlo, la estupidez le había alborotado un poco el fleco y me reí, estirando el brazo libre para acomodarlo un poco—. Gracias, cariño. La verdad, yo tampoco me estaba preocupando por mierdas como malinterpretaciones, segundas intenciones o movidas para ligármelo a secas. Un poco extraño me había estado comportando, balanceándome entre los límites con semejante liviandad, arrojando la piedra para luego esconder la mano, pero ahora nada de esa mierda me importaba. Ni siquiera estaba preocupada como tal por tener a alguien para, no sé, besar o tener sexo. Eran cosas que recibía cuando llegaban porque tenían que llegar, había sido igual con Daute. Que sólo ocurren y ya. Al final regresé el brazo a mi espacio cuando consideré que su cabello estaba decente otra vez y le dediqué una sonrisa, como diciendo "trabajo finalizado". La otra mano seguía sobre la suya, sin embargo, era una especie de ancla o vete tú a saber qué, pero no se me antojaba soltarla y ya. —Hey, hon —lo llamé algo dubitativa, con la vista puesta al frente, los pupitres y tal—. ¿De hace cuánto conoces a Alisha? ¿Es de... de hacer esas cosas? Había acabado arrugando el gesto, contrariada. Me pateaba un poco el orgullo sentir que estaba cediendo así, pero en el fondo seguía siendo una blanda de mierda y había una pequeña, pequeñísima parte de mí que quería... intentar comprender. Quizá fuera en vano, y de plano frente a la chica no me comportaría así ni de coña; seguía teniendo también un orgullo de hierro. Pero quizá Maze pudiera ayudarme a, no lo sé, no abandonar por completo lo que me hacía tanta ilusión encontrar en Alisha. Una amiga, ni más ni menos.
Al menos parecía que soltárselo a alguien le había ayudado un poco y a decir verdad con eso me quedaba tranquilo, bueno eso y que no estuviera tan molesta conmigo ni nada. Es más, digamos que el asunto me sirvió para trazar límites de alguna manera, así que no todo era malo en sí. Me quedé quieto cuando ella estiró la mano para regresarme el flequillo a su lugar, hasta cerré los ojos mientras lo hacía. Cuando regresó el brazo a su espacio abrí los ojos de nuevo, recibiendo su sonrisa. Caí en cuenta en que seguía sin soltarme, tampoco era que yo quisiera romper el contacto así que me venía bien estar así. Enarqué las cejas al escuchar su pregunta sobre Alisha mientras regresaba la vista al frente, le di un par de vueltas al asunto y caí en cuenta que en realidad el comportamiento de la rubia me había molestado precisamente porque no encajaba con lo que había visto de ella hasta ahora, que tampoco era demasiado. —Quisiera poder responderte algo que valiera la pena, pero conocí al Alisha el viernes pasado que llegué a esta escuela. —Solté un suspiro antes de seguir hablando—. Por mucho que no parezca, tengo prácticamente la misma información que tú, es decir... Casi ninguna. Lo que acaba de hacer tampoco me resultó particularmente agradable, si te soy honesto, no tengo idea si será algo común en ella o no. Aunque ahora lo pienso, sabiendo las personas con las que parece juntarse pues no sabría si dar por sentado que no es nada raro. Katrina fue quien me la presentó después de todo. En realidad casi podía poner la mano al fuego diciendo que sí, que era normal que Alisha hiciera esas cosas.
Asentí un par de veces mientras hablaba, sin mirarlo realmente. Tenía la vista perdida en un punto aleatorio del aula. ¿Las juntas de Alisha? De buenas a primeras la relacionaba con Joey, y si me estiraba un poco... Akaisa. Bueno, cierto era que no parecía rodearse del mejor tipo de gente, la verdad. ¿Había sido demasiado ingenua al pensar que era una buena chica sólo por mostrarse simpática? También había hecho la mierda del juguito, los M&Ms y demás. Las señales se contradecían un poco pero vete a saber. Bufé suavemente, resolviendo que no sacaría mucho en claro, y mientras me desinflaba los pulmones me separé del agarre de Maze con movimientos lentos. Giré sobre mis talones, enfrentándolo, y volví a cruzarme de brazos. —Oh well, más vale desilusionarse temprano que tarde. Anyway, gracias por todo, cielo. Ya puedes dejar de preocuparte por esta alma en pena, I'm fully recovered~ Sonreí bastante animada y estiré el brazo para recoger las monedas y extendérselas. Insistente, ¿eh? —Acéptalas, por favor, te juro que me sabe super mal deberle dinero a la gente. Prefiero, no sé, que vuelvas a hacerme almuercito o algo así~