—Ah, eso… es algo sin importancia, realmente… apenas si lo llamaría talento, en mi opinión, así que realmente no tiene mucha importancia —replicó Nagito a la pregunta de Crow. El muchacho rió y volvió a hacer su sonrisa amistosa, aunque aún así parecía que había intentado esquivar la pregunta de Crow. Volvió nuevamente su atención hacia Aika, esperando la respuesta de la joven atleta. Contenido oculto En cuanto Noir le responda a Nagito, se pasará a la siguiente fase… por lo que le recomiendo a aquellos que no se han presentado (Bruno EVF Hey Miguel Graecus Rojo FireRed ) aún que lo hagan, para que el resto de sus compañeros los conozca… claro que pueden presentarse luego, por supuesto, como prefieran, pero se los digo porque este es un buen momento donde empezar, ¿no? XD
Rin Takuya Por decisión unánime del jurado, el acusado es declarado... Es imposible. Esto no puede estar pasando. ...Culpable. El juez alza su mazo, en cámara lenta, tras dictaminar la sentencia. Todas las voces del tribunal bajan de volumen. Ruido blanco. Retumba el martillazo final, cerrando el caso y produciendo un estruendo en la sala que nunca olvidaré y que resonará como un eco en los rinconces más profundos de mi memoria hasta el día que logre reivindicarme. *** Abro los ojos de golpe en un sobresalto, producto obvio del mal sueño. Lo primero de lo que me percato es que no estoy en una cama, me reincoporo algo desorientado y miro a mi alrededor con bastante disimulo. Estaba en un salón de clases: habían varios pupitres con sus respectivas sillas, un púlpito para el maestro al frente de la clase con una pizarra negra detrás, un monitor que seguramente servía para mostrar las típicas cintas de video educativas y... ¿placas metálicas en las ventanas? Ttraté de recordar cómo había llegado a este punto, pues era obvio que de alguna manera tuve que haber entrado, pero fue tan inútil como tratar de recordar lo último en lo que se estaba pensando antes de quedarse dormido. Llevé mis manos a mis párpados y me los froté, me sentía ligeramente mareado, como si me hubieran drogado o algo. Este pensamiento hizo que me tomara más en serio la situación, pues yo no era el tipo de persona que sufre de desmayos espontáneos. Algo raro estaba ocurriendo y no era el único al que le había pasado la sospecha por la cabeza, habían otros jóvenes en el salón aparte de mí. Tan confundidos como yo, las personas que deduje eran los demás Súper alumnos de la Academia Pico de la Esperanza, empezaron a hacer deducciones y conjeturas varias en voz alta, cuestionándose entre sí y dando alguna que otra sugerencia de vez en cuando. Era previsible que hubieran personalidades dispares en este tipo de escuelas, ya que justamente lo que buscan son alumnos "únicos". Mas la individualidad no era una ventaja en este tipos de situaciones, y ver que mis futuros compañeros no parecían trabajar bien en equipo, me hizo lamentar esto. Uno a uno empezaron a presentarse y así pude echarle más pinceladas al retrato mental que tenía de cada uno de los presentes. Teníamos pues así: a "Crow", el súper ladrón de preparatoria; Karen, súper fotógrafa; Evangeline, una peliroja que no reveló su talento; Celia Ackerman, súper estrella de reality show (¿era eso en serio un talento?); Ziro Allen, súper patinador; Daniela Vilches, súper actriz; Rei, súper informático; Alethea Ethans, súper idol; Hugo Weiss, súper médico; un súper probabilista pelirojo de nombre desconocido. Y por último estaba Nagito Komaeda... el enigmático chico albino que parecía saber más de nosotros que nosotros mismos. Me puse de pie tras haber "archivado" mentalmente el perfil de cada uno de mis compañeros y me ajusté la corbata, aclarando mi garganta. —Mi nombre es Rin Takuya y soy el Súper Abogado de Preparatoria —anuncié con suficiente voz como para que se me escuchara claramente sin llegar a gritar. Fue todo lo que llegué a decir, pues me parecía imprudente dar más información de la necesaria. Era obvio además, que Komaeda nos conocía muy bien a todos. Fue por mero respeto que me presenté, pues hubiera sido grosero no hacerlo como todos lo hicieron. Crow parecía tener las mismas sospechas que yo respecto al albino, pero a diferencia de él, yo no me mostré tan obvio y me limité a guardarme los cuestionamientos para otro momento, lo primordial era averiguar cómo habíamos acabado ahí y encontrar una manera de salir. Los minutos pasaban y el grupo de alumnos, guiado por Komaeda, empezó a elaborar un plan de escape que consistía en "hackear" el sistema a través del monitor. Luego, notando la cámara de vigilancia que se encontraba en una esquina del salón, Naegi sugirió que la súper atleta la tumbara de un salto. Una muchacha de cabellos celestes y ojos verdes parecía ser la aludida. Memoricé su rostro, su talento y archivé su perfil junto al de los demás. Llevé una mano a mi barbilla y cerré los ojos con gesto pensativo. De repente los abrí. —Tú —dije mirando a la chica de cabello liláceo en lo que recordaba su nombre—. La súper estrella de reality show, Celia Ackerman. Asumo que has tenido muchos años de experiencia en la televisión, así que te pregunto lo siguiente: ¿Podría esto, de algún modo, tratarse de uno de esos programas? Podrías darte cuenta. Piénsenlo —giré dirigiéndome esta vez a mis compañeros—. Las placas de metal en las ventanas y la puerta cerrada podrían tratarse sólo de una especie de broma televisiva y la cámara... bueno, es obvio para qué sirve la cámara. Dudo mucho que una institución de renombre como la Academia Pico de la Esperanza se arriesgue a hacer nada ilegal que pudiera manchar su nombre. >>Creo que usar palabras como "secuestro" es muy exagerado. Una vez terminé mi oratoria, mis ojos se clavaron en la cámara de vigilancia, la cual tenía una lucecita de color rojo parpadeando, indicando que estaba encendida. Si bien mi argumento no explicaba lo del inexplicable desmayo, servía para calmar momentáneamente a los presentes, pues dejar que cundiera el pánico no era una opción.
Joseph Monroe Había mas gente activa en el aula de lo que me esperaba al principio, todos socializaban tranquilamente, y yo pues, me sentía incómodo, no estaba acostumbrado a ser alguien que hablaba o tener interacción social frecuente, por lo general, no me gustaba. Al menos están viendo como podemos salir de este atolladero, no es tan malo, si presto atención, puede que arme parte del rompecabezas Lo mas sorprendente era la naturalidad con la que la mayoría actuaba, o eso era lo que percibía yo, a pesar de estar atrapados sin motivo aparente. Pero todos teníamos la misma duda, ¿Por que estábamos aquí? ¿Para que nos encerraron? Lo bizarro de esta situación no hacía mas que plantear mas interrogantes que respuestas a las mismas, era muy poco ortodoxo recibir a los nuevos alumnos de esta manera, y mas en una institución prestigiosa y de alto reconocimiento como Pico de la Esperanza Hay algo de lo que puedo estar seguro, y es que esto, no hace mas que darme mala espina...
Aika Izumi Aika cerró con más fuerza sus ojos cuando Nagito la llamó, aún dormida. Parecía ligeramente molesta. Aún parecía, además, debatirse entre el sueño y la vigilia por lo que tardó un poco en volver en sí. ¿Todo el tiempo que había transcurrido desde su llegada a la academia, aun con todo el barullo general, había permanecido en ese estado de semi-inconsciencia? De duermevela en realidad, pues no estaba profundamente dormida. —Uhm... cinco minutitos más~...— murmuró, quejumbrosa y arrastrando visiblemente las palabras. Tenía una voz suave y animada a pesar de que su tono no lo daba a entrever. Pero no llegaron a ser cinco minutos en lo absoluto porque inmediatamente después, quizás porque la voz pareció resultarle demasiado ajena para tratarse de alguien conocido o quizás porque había demasiado ruido para continuar sus siesta, sus chispeantes ojos verdes se abrieron con pereza—. Ngh... ¿q-qué? Pestañeó un par de veces, extrañada, luchando contra su consciencia por ponerse en situación... y alzó la mirada. Sus ojos verdes se clavaron en Nagito. Oh. Oooh. Espera, ¿quién era ese chico? se volteó con cierta curiosidad a su alrededor. Aquel lugar... ¿dónde... estaba exactamente? ¿por qué estaba allí? ¿por qué todo el mundo la miraba? Lo último que recordaba era haber llegado a las puertas de la Academia. Aquella era un aula de clases, eso resultaba bastante evidente... Observando atentamente su entorno, Aiko asintió para sí. —Oh. Ya, ya... así que he vuelto a quedarme dormida en clases, ¿huh?— murmuró para sí misma, como si su cabeza estuviese aún haciéndose a la idea. Alzó los brazos y se estiró despreocupadamente. Cuando sus ojos volvieron a cruzarse con Nagito, se puso en pie—. Escuché algo de que querías que derribase una cámara que se hallaba muy alta. Hablas con la persona adecuada entonces... ¡Nice, Shiro-kun! ¿Shiro... kun? ¿Lo decía por su cabello blanco? ¿Pero acaso ella no tenía cabello blanco también? Sí... tenía un cabello blanco y desarreglado y unos brillantes y amistosos ojos verdes. Era evidente que no había escuchado el nombre de ese particular chico y probablemente no había escuchado nada de lo que había pasado hasta que no había despertado hacía tan solo algunos segundos atrás. Pero la pregunta del muchacho... quizás después de todo si la había oído. El como era un misterio que de momento no iba a revelar. Si Aika se hallaba siquiera confusa como el resto de los alumnos de la academia por hallarse encerrada allí— si es que se había fijado en las placas de metal de las ventanas—, el tono animado de su voz no lo daba a entrever. Parecía ser una chica bastante, umh... ¿simpática? Extravagante era, desde luego. Se volvió hacia el resto de la clase. —Mi nombre es Aika Izumi, súper atleta de preparatoria— se presentó a todos, sonriendo ampliamente—. Pero pueden llamarme Ai-chan~ ¡Es un placer conoceros! >>Alcanzaré esa cámara en un pis pás, claro que sí... sea para lo que sea eso... Y allí fue. Y fue, gracias a su condición física y a su preparación como gimnasta, relativamente fácil para ella tratar de golpear aquella cámara con la palma de su mano. Contenido oculto No era exactamente lo que pensaba, pero no quería dejaros estancados por más tiempo D: ¡Hola a todos, es un placer estar en más roles con vosotros! <3
Nagito meditó un momento la teoría de Rin. Honestamente, tenía bastante sentido pensar así, aunque Celia aún no decía nada que pudiese confirmar o negar aquella idea. Sin embargo, eso era aún más razón para romper la cámara, ¿verdad? Porque entonces algo debía de suceder, alguien les informaría de lo que sucedía, ¿cierto? Pero antes de que tuviese oportunidad de decir aquello en voz alta… >>Alcanzaré esa cámara en un pis pás, claro que sí… sea para lo que sea eso... Aika ya se había puesto de pie y se dirigía a la cámara de vigilancia en concreto. Una vez llegó allí, colocándose debajo de la cámara en cuestión, dio un impresionante salto. Haciendo gala de su talento de súper gimnasta, fue fácil para Aika alcanzar la cámara, pero cuando estaba a punto de darle un fuerte golpe para destruirla… —¡No! ¡No rompas la cámara! —chilló una voz desconocida. Aquella voz sonaba aguda y femenina. Era un chillido algo adorable, pero a la vez escalofriante, porque de dónde había salido era completamente desconocido. Todos miraron alrededor en busca del propietario de aquella voz, pero ninguno de los presentes hablaba así. Entonces… ¿de dónde había salido? —¡Romper las cosas de la academia está en contra del reglamento de la escuela! —exclamó la misma voz, y ahora todos pudieron apreciar el origen de la misma; el frente de la clase. Concretamente, la voz parecía venir del pupitre del maestro. Desde allí apareció, como por arte de magia, lo que parecía ser un animal de felpa; cómo o por dónde apareció era todo un misterio. Pero allí estaba el peluche, parado sobre el escritorio del maestro de la clase. Se trataba de un conejo blanco con ojos negros. Tenía puesto una falda con volados color rosado y blanco, y una especie de babero rosa con un amuleto dorado. Dos pequeñas alas nacían en su espalda, y un lazo rosa se encontraba en su oreja derecha. En sus manos portaba una especie de bastón que terminaba con la forma de un corazón. —¡Buenos días a todos! Mi nombre es Usami, y seré su maestra en la Academia Pico de la Esperanza —se presentó aquel conejo; o coneja, mejor dicho, ya que saltaba a la vista que era de género femenino—. ¡Mucho gusto conocerlos a todos! Contenido oculto
Allan "Crow" Jordan. Con una mano bajo la mejilla derecha de mi cara, sentado en una mesa, miraba con desgana a aquel tal Rin, que decía ser super abogado de preparatoria. Ugh, abogado... desagradable, cuanto menos. Le escuché con poco interés, narrando todas aquellas estupideces: ¿un reality show? ¿Me estás vacilando? —Super Abogado de preparatoria, supongo que defendiendo lo que más te interesa, como siempre con la gente como tú —dije, aunque fue más un comentario en voz alta para mí mismo que para que todos lo oyesen. Luego, alcé la voz—. ¿Qué clase de reality show comienza con todos los participantes amnésicos despertando encerrados en una sala? ¿Alguien recuerda haber firmado algo? Porque hay que firmar un documento para dar el consentimiento en ese tipo de cosas. Y ni recordamos nada, ni creo que sea legal que se nos drogue a todos o se nos noquee para que todos perdamos la consciencia y nos despertemos en un aula, encerrados: con, o sin contrato. Así que, amigo, el secuestro es lo más probable. ¿Quién te garantiza a ti, de hecho, que esto sea la Academia? ¿Y si solo parece un aula, pero no es la Academia Pico de la Espe...? Mi "autodebate" fue interrumpido cuando la tal Aika (me niego a llamarla "Ai-chan") se atrevió a intentar romper esa cámara, pero más aún se vio interrumpido cuando, de algún sitio en el que no me había fijado o... no, qué demonios, si hubiese habido una salida o escondite me habría fijado, ¿¡de dónde salió esa cosa!? ¡Era un conejo que habla! —Uh —bufé, sin poder ocultar mi expresión, que era una mezcla de incredulidad, desagrado e irritación—. ¿Cómo que eres maestra...? ¿Un maldito conejo es maestra? ¿Dónde estamos, quién eres y por qué estamos encerrados?—no, en serio, ¿qué mierdas pasaba? ¿Y de qué nos daría clase ese maldito conejo de peluche? No, espera, lo primero es lo primero: ¡¿cómo podía hablar un muñeco de peluche?!
Ziro Allen Después de que el pánico de Celia ante la perdida de su celular se apaciguara un poco y otras personalidades se presentaran como el super probabilista de preparatoria, super atleta y super abogado se presentaran (unos de una manera más particular que otros, pero presentaciones a fin de cuentas, Nagito animó a la super atleta a llevar a cabo el plan de romper las cámaras de seguridad para que quien sea que fuera que nos tenía encerrados aquí apareciera, una pequeña discusión pareció iniciar entre el ladrón y el abogado. Y por más raro que me sintiera admitiendolo por el talento del chico, apoyaba completamente su idea, ninguna clase de reality show drogaría y encerraría a sus participantes sin consentimiento y si fuera así, de igual forma podría considerarlo secuestro por la falta de consentimiento de todos nosotros. Y sin tratar de darle mucha importancia a ese tema, dirigí mi vista a "Ai" para apreciar el salto que completaría el plan de romper la cámara... hasta que una misteriosa voz resonó en toda la habitación. Rápidamente, al igual que la mayoría comencé a mirar en todas direcciones en busca de esa voz, ¿sería por fin alguna clase de esperanza para saber lo que hacíamos aquí? "¡Romper las cosas de la academia está en contra del reglamento de la escuela!" En cuestión de segundos, un escalofrio recorrió mi espalda al notar que la voz estaba justo detrás de mí, en el pupitre del maestro, torpemente di media vuelta aún con mi corazón ligeramente acelerado para notar a una clase de afelpada coneja mecánica que se presentaba como nuestra maestra. ¿Cómo eso iba a terminar siendo nuestra maestra? ¿Era alguna clase de broma? —¿Usami? —murmuré más para mí que para ella o alguno de mis compañeros, haciendo un ademán de intentar tocar una de esas alas de peluche pero a medio camino me arrepentí, dudaba que fuera lo más sensato ahora comprobar si era real lo que estaba viendo. >> ¿Crees que pudieras explicarnos qué es lo que esta pasando?... ¿Qué sentido tenía preguntar lo que ya habían lanzado al aire de una manera más específica? Probablemente ninguno, pero... tampoco perdía nada haciéndolo.
—Uh… ¿cómo que eres maestra…? ¿Un maldito conejo es maestra? ¿Dónde estamos, quién eres y por qué estamos encerrados? —Ey, ey, ¡esa no es manera de hablarle a su maestra! —dijo Usami con un tono de voz melodioso y dulzón—. Recordemos siempre tratarnos a todos con respeto y amor. ¡De eso se trata la Academia Pico de la Esperanza! Usami dio una vueltita y movió sus alas, soltando una risita inocente. Los estudiantes se miraron unos a otros, como si estuviesen comprobando que lo que estaban viendo estaba efectivamente sucediendo y no era alguna alucinación. Pero no; Usami era bien real, y estaba allí parada ante sus ojos. ¿Crees que puedas explicarnos qué es lo que esta pasando? —Ah, es probable que no lo recuerden; ¡todos se sentían tan mareados cuando llegamos aquí que se desmayaron! —exclamó Usami—. Así que los traje aquí… ¡pero parece que ya están todos bien! Ah, parece que me olvidé la puerta cerrada, no se preocupen ya mismo la abro… Usami blandió aquel peculiar bastón que portaba en una de sus cortas manos y éste desprendió unos leves destellos. Pudieron oír entonces un click por donde se encontraba la puerta; parecía encontrarse abierta ahora. Nagito Komaeda, el primero en reaccionar, se dirigió a la puerta del aula y la abrió de par en par. —Ehm, muchachos… creo que van a querer venir a ver esto… —musitó Nagito antes de atravesar la puerta hacia el exterior. Contenido oculto Continúa en el otro tema ;)
Celia Ackerman ¡Vaya, qué bien empezaba el día! Había acabado por sonrojarme con el asunto de las normas, viendo que no era la única que pensaba así. Crow tenía sentido común y me dio la razón, en lo que fue nuestro primer contacto. ¡Poco a poco, oye! Al menos ya sabía qué hacer: solo debía seguirle el rollo. Nagito comentó entonces que había que continuar explorando la isla, y como ya había terminado de desayunar, decidí hacerlo. ¡Pero no porque él me lo dijera, sino porque yo quería! De entre todos los sitios que mencionó, había uno que me resultaba especialmente interesante: el aula en el que aparecimos. Allí podría descubrir información sobre cómo acabamos aquí, o por qué perdimos el conocimiento al llegar. Y si veía algo raro, podría utilizar el walkie-talkie para pedir ayuda a los demás estudiantes. Sin más, atravesé la playa y me dirigí al edificio donde se encontraba el aula. "Aula 1-B", ponía en un letrero a la entrada. —Esto sigue igual que cuando nos fuimos, se ve que no hay limpiadoras... ¡Pues yo no pienso limpiarlo, desde luego! Qué raro que nadie haya entrado desde entonces... Contenido oculto Nami Roronoa
Celia encontró el aula tal y como la recordaba cuando despertó allí en el primer día. Limpia, impecable, con las ventanas blindadas y… Un momento, eso era nuevo. ¿Qué era ese libro que se encontraba sobre el pupitre del profesor? No estaba allí la última vez, o al menos no lo recordaba…
Celia Ackerman No había nada en el aula para inspeccionar. Todo estaba igual que el primer día, venir aquí había sido perder el tiempo. Ventanas blindadas, algunas sillas por el suelo y los mismos monitores. No sé qué hacía aquí, ¿por qué me había fiado de Nagito? Ugh, tendría que haberme quedado apurando las últimas tostadas, a saber cuándo podré volver a comer. Definitivamente, la playa era mi sitio; allí iría ahora mismo, ¡no pensaba seguir ni un segundo más en esta au...! ¡E-eh, un momento! ¡¿De dónde salía ese libro?! Encima de la mesa de Monomi había un libro que no estaba el primer día. —Hostia, ¿y esto? —dije mientras abría el libro para ver qué se escondía. ¿Quién lo habría colocado aquí? Quizás lo que encontrase en su interior me diera una pista; y si alguien más había pasado por esta aula debía ser por algo... Algo que desde luego podría colocarle en el punto de mira de las sospechas.
Celia recogió el libro y lo examinó con cuidado. "El Suceso Más Trágico, Más Grotesco y Más Terrible de la Historia de la Humanidad" era lo que decía en su portada. Debajo del excesivamente extenso título, había una foto de un sonriente Monokuma. ¿Qué era aquel extraño libro? ¿Debía leerlo o dejarlo donde lo encontró?
Celia Ackerman Mi sorpresa fue mayúscula al ver su portada. "El Suceso Más Trágico, Más Grotesco y Más Terrible de la Historia de la Humanidad", decía. Y justo debajo del título, había una foto del oso diabólico, de Monokuma. Este parecía feliz, incluso orgulloso, diría, de lo que en ese libro se recogiese. ¿Habría sido él el causante de ese suceso tan apocalíptico...? Intrigada como estaba, decidí abrir el libro y leerlo. No me apetecía ponerme a leer ahora, pero la curiosidad era muy grande. "Chicos, estoy en el aula en la que aparecimos. ¿Recordáis algo sobre la mesa del profesor? Juraría que no había nada, pero acabo de encontrar un libro: igual alguien lo ha traido. Y su título es... escalofriante. ¡Venid si queréis verlo! Hay una foto de Monokuma en la portada." Envié el mensaje por el walkie y empecé a leer.
Celia abrió la primera página del libro, pero antes de que pudiera comenzar a leer… —¡Ey, no toques mis cosas! —exclamó una voz chillona. El libro le fue arrebatado de las manos sin que pudiera leer ni una palabra de la primera hoja. Bajó la mirada y comprobóue fue Monokuma quien apareció de la nada y le quitó forzosamente el libro de las manos. Sorprendentemente, sin embargo, a pesar de lo que había dicho… no parecía estar demasiado enojado de lo que había encontrado Celia. —Oh no, ¿acaso mi pequeña obra de arte ha sido hallada? —dijo Monokuma con tono tenebroso—. Que descuidado de mi parte, dejando mis libros tirados por cualquier lado… será mejor que lo guarde mejor, sí, upupupupu… >> Y tú, Súper Estrella de Reality Show, será mejor que no metas tu nariz en asuntos que no te incumben… o bueno, en realidad sí te incumbe… aunque no tanto como… argh, como sea, ¡no leas más mis libros! Y tras esas palabras, antes de que se diera cuenta, tanto Monokuma como el libro habían desaparecido. No parecía haber nada más de interés por el lugar…
