Seguí su mirada hacia la ventana de manera distraída, soltando un suave "Mhm". Comprendía que hubiera personas que preferían evitar eventos muy grandes, pasar el tiempo en pequeños círculos, mucho más íntimos. Dado que yo no había tenido la oportunidad de vivir ninguna de ambas, estaba abierta a infinidad de cosas. A equivocarme y descubrir qué era lo que en verdad me hacía sentir bien, suponía. —Parece que le quieres mucho —comenté en un murmullo; las palabras salieron solas. Vera era la persona más importante de mi vida, era como una amiga más para mí así que podía empatizar con su deseo de querer alegrar a su hermano. Yo haría lo mismo en su lugar—. ¿Eres la mayor, Kobayashi-chan? Retuve las indicaciones que me daba con los labios entreabiertos; chan y kun informales, san formal. Supongo que dependía de qué tan confianzuda fueras y bueno, en mi caso la respuesta era clara. Me sentía bastante cómoda con aquella chica, se mostraba tan serena y amable que no me era difícil querer seguir conversando con ella. Me enderecé en el asiento y la cascada dorada acompañó mi movimiento. —¡Todo entendido, sensei! Espero que no te importe que acuda a ti para más dudas, eres muy amable.
Contenido oculto: Because you know —Dioses, chica, eres un amor —respondí con una sonrisa que bien podía haber sido una carcajada sonora, luego la miré de nuevo de vuelta a los ojos, reposando ambos brazos sobre mi pupitre, inclinando mi espalda alta hacia abajo, con la vista gatuna y la sonrisa suave clavadas en ella. ¿Cuántas mentiras más le soltarias, Masuyo? Maldita aprovechadora. Igual serían las que fueran necesarias. Y el que me dijera hija de puta no saldría ileso. Porque nadie se metía con mi familia. Nadie. —Y si, le quiero mucho. Ambos somos mellizos, y somos los mayores de dos retoños revoltosos; un caos con pies y cabeza—. Hablaba risueña, al final había terminado cerrando los ojos otra vez; ¿Confianza? ¿Miedo? Digamos que era fe y que a ojos cerrados mis mentiras se volvían reales; visibles y auditivas. Abrí los ojos otra vez, sonriendo con calma esta vez. —Parece que será una fiesta de lo más curiosa, ¿no? —Volví a mirar por la ventana, otra vez reposando mi mentón en la palma de mi mano—. "Triángulo Dragón" Una mariposa golondrina, negro y dorado... La miré de reojo, aún sonriente, pero el filo de mis ojos estaban lejos de ser compasivos; agresivos, aunque la sonrisa seguía siendo sumisa. >>De seguro el o los creadores son gente adinerada— Devolví mi vista al paisaje verde—, eso significa que, sí hay problema graves en una fiesta de magnitudes grandes, los únicos que saldrán invictos son los que tienen el poder económico para lavarse las manos manchadas. Giré apenas el rostro para verla algo más de frente, no tanto de reojo; la suavidad había vuelto a todas mis facciones. La voz era aterciopelada, enpatica. >>Por eso no me gustan— Y volví al paisaje natural—, pero a mí hermano le encanta esos ambientes... sofisticados, y no le teme a la decadencia. Por eso es capaz de ir a fiestas nocturnas. Volteé a verla otra vez, totalmente seria. —Con amigos, sin amigos; con confianza, sin confianza; reducidos o con una cantidad enorme de personas: Las fiestas nocturnas siempre serán más peligrosas que las diurnas. Otra vez mi mirada tras las ventanas. La seriedad era genuina; siempre era genuina. >>Por eso los niños pequeños celebran sus cumpleaños de día, acompañado de padres, hermanos o su adulto responsable. ... ... ... >>... O eso es lo que pienso —agregué apenas un segundo después, tras dar mi conclusión.
Sostuve mi mejilla mientras la escuchaba hablar de su familia, con una pequeña sonrisa en los labios. ¿Mellizos? Me preguntaba cómo sería compartir algo así con alguien más. ¿Y los gemelos qué? ¡Ser idéntica a otra persona debía ser genial! Y... algo pesado, también. El caso es que ella parecía feliz por la expresión en su rostro y yo asentí sin más, porque no tenía necesidad de dudar de su palabra. ¿Por qué mentiría con algo así? No tendría sentido. —¿Hm? —parpadeé, abriendo un poco los ojos al escucharla hablar de nuevo sobre la fiesta—. Es como super enigmático, ¿no? No es como que me interese demasiado saber quién lo organiza, me gusta más dejarlo en el misterio. Pero dicen que hay bastantes personas con dinero por aquí, ¿cierto? Mi hermana se había esforzado muchísimo trabajando para lograr juntar sus ahorros y darme la oportunidad de acudir a la academia Sakura, porque no teníamos demasiado dinero de por sí por mi culpa... y era una de las razones por las que me sentía algo mal con todo eso. Podría... Quizás podría adelantar materia y hacer ambas cosas, ¿no? Cumplir mi deber y divertirme. Tenía sentido que Masuyo rechazase un poco esa clase de fiestas, algunos lo tenían mucho más fácil que otros y derrochaban lo suficiente como para organizar algo así por las buenas, por eso no iba a intentar convencerla ni nada así. Cada uno tenía el derecho de gastar su dinero en lo que quisiese, supongo. >>Es una forma de verlo —convine, suave, volviendo a encontrar sus ojos—. En cualquier caso es una experiencia más. Creo que merece la pena hacer el intento... así que creo que iré.
La escuché con atención, a veces desviando la vista hacia ella, pero en general me centraba en el movimiento de la naturaleza tras el cristal. Me relajaba tan solo observar. Cuando acabó, le sonreí amigable a ojos cerrados, volcando otra vez mi atención en ella. —Suena bastante bien~ —abrí los párpados, sonriéndole con calidez y calma—¿Te gustaría que le avise a mi hermano de ti, sí es que los dos van? Le sonreí a ojos cerrados, animada. >>¡Siempre es mejor dos que uno!— Y dejé el estoicismo de lado para verla con más interés—Así, sí no llegan a conseguir nadie para bailar, siempre podrán tenerse como último recurso~ Contenido oculto Con esto doy por terminada mi acción con Masuyo por este día uwu
En mitad de aquella agradable charla noté por el rabillo del ojo que el docente estaba por entrar al aula, justo en el momento en el que Masuyo me respondió con aquella inesperada propuesta. Permanecí un instante pensándolo, y pronto asentí con energías renovadas. —¡Mhm! Suena a una buena idea —acepté con frescura, porque parte de mi miedo a ir era el hecho de hacerlo sola. Si tenía una cara conocida, o al menos a alguien con el que apoyarme, quizás pudiese estar mucho más cómoda. Giré el cuerpo hasta recuperar mi posición antes de dirigirle una última sonrisa—. Gracias por la ayuda. Te debo una, Kobayashi-chan~. Y así, con todo solucionado, abrí el cuaderno y comencé a balancear mi pie suavemente, de bastante buen humor. Empezaba a notar cómo me acostumbraba a socializar con otros, o al menos lograba no ser el mismo manojo de nervios del primer día, y me hacía sentir genial conmigo misma. Tenía que ir a contarle a Yule más tarde. Aunque la verdad, conociéndole, no creía que fuese a ir al baile.
Ayame Sabaku Asomo tímidamente su cabeza cual criatura asustadiza se estaba aventurando en terreno desconocido...pero en cuanto las orbes felinas hicieron contacto con un puñado de curiosos, su sonrisa muto a una de gran picardía. Tomo una bocanada de aire...el momento de destacar había llegado... —¡Oha-yo! —saludo risueña con el brazo en alto agitandolo a más no poder, la chica tormenta capturaba la atención de todos con su melodiosa e hiperactiva voz, aquello le encendía aún más—¿Que hay amigos? Mi nombre es Sabaku Ayame, pero una vez seáis buenos compis seré ¡Aya-chan!;soy recién transferida de Sunagakure... si algo define mi vida es ir libre con el viento y ser intensa como las ventiscas más salvajes, ah y también soy una fiel cuidadora de la vida animal ¿Como no amar acariciar el lomo suave de una linda mascota? Así espero estén listos para acompañarme y dejar copi...ah que diga disfrutar aprendiendo juntos— Ayame culminó su presentación sin importar la molestia que su chillona voz lesionara los tímpanos del docente, con una sonrisa más pequeña la chica dio una animada reverencia para marchar entre saltos hasta su puesto. >>¡ah por cierto! Como soy recién transferida ¿habrá algún héroe sin capa para prestar sus apuntes? ¡Le invitaré unos deliciosos dangos que yo misma prepare! ¿Quien dijo yo?
Estaba medio concentrada colocando post-its y haciendo dibujos en las esquinas mientras iniciaba o no la clase que la vocecilla de una chiquilla que no reconocí captó toda mi atención, y alcé la mirada con curiosidad hacia ella. ¿Sabaku Ayame? Al parecer era una alumna nueva que había llegado hoy a nuestra aula, y escuché su animada presentación conteniendo una risa mezcla de la gracia y la ternura que me causó. Parecía toda una bola de energía y motivación, ¿no? Mucho más que yo al menos, pero no se me hacía desagradable. Seguro le daba mucha vida al aula y... Espera, ¿había dicho dangos? —Creo que esa soy yo~ —alcé la voz ligeramente, buscando con la mirada a algún otro alumno que hiciese el ademán de pasarle sus apuntes. Al ver que ese no era el caso, tomé mi cuaderno con calma y caminé hasta su asiento, dirigiéndole una sonrisa dulce mientras reparaba en su cabello. ¿Qué tenía con el color rojo que me atraía tanto?—. Quiero creer que lo tengo todo al día, pero ante la duda puedes comprobarlo con otro cuaderno —Entrelacé las manos tras mi espalda, pensando regresar a mi asiento para darle tiempo cuando recordé que no me había presentado—. Gardner Rachel, un placer Sabaku-chan. ¡Ah, lo había dicho bien! Busqué a Kobayashi con la mirada, orgullosa de mi hazaña, y tras agitar con suavidad mi mano hacia la chica comencé a caminar de vuelta a mi mesa, dándole el tiempo que necesitase.
"En la noche de primavera inminente al verano, en una fachada magistral, espléndida y solemne; hay cosas ocultas, grandes tesoros, custodiados por tres dragones que parecen uno..." Mi atención se vio interrumpida por la palabras de un enérgico individuo, deduje con demasiada facilidad que femenino, confirmándolo en cuanto alcé con minimes la mirada; con una apacible curiosidad y casi imperceptible sorpresa. Solté una risa silenciosa, sonriente con sorna y algo de ternura. Me recordaba un poco a la energía de Liza, pero algo me decía que está chica no respetaba espacios, es más; ¿se había contenido de pedir los apuntes, o respuestas de pruebas así, tan a la ligera? La sonrisa se mantuvo imborrable, vaya maldadosa~ Tendría que comprobar cuanto la soportaba sin regalarla. No andaba de ánimos para centrarme en cada pequeña bolsa de energía que me topaba. Tenía mis prioridades. Probar sus dangos sería más qué interesante, pero ni yo tenía todos los apuntes escolares, de todas formas parecía mejor opción que Gardner-san la guiara. La rubia era entusiasta, y la pelirroja de seguro le daría grandes ideas; ¿por qué lo sabía? Ni idea, esas cosas tan solo se precentian, y esos presentimientos eran los que me salvaron el pellejo más de una vez, evitaron desgracias en muchos sucesos. En cuanto Rachel conectó con mi mirada, le respondí con un suave gesto de mano, igual que la sonrisa que le brinde a ojos cerrados. —Maravilloso, Gardner-san, tres días y confundiras a todos, en el buen sentido —comenté con un tono alegre, pero siempre apacible. Le brindé una última mirada sonriente, y le solté algo antes de volver a concentrarme en mi papel—. No sé me hace urgente, pero yo tampoco tengo toda la materia ,—expliqué con calma, y una vez revelada la necesidad, volví a enfocarme en la libreta temática. "... Es una fiesta nocturna de la cual hablo, fiesta con invitaciones para múltiples y variadas criaturas; Yokais, bakemonos, shinigamis, algunos pocos kami, varios yureis; entre otras criaturas místicas o eterias. Te espero en aquella aquella aglomeración, Luz Nocturna. Se despide cordialmente; El Kitsune Negro" Contenido oculto Finalizadas todas las acciones con mis niñas Gigi Blanche , ausente hasta nuevo aviso uwu <3
La señorita Sachi había estado sentada a su escritorio, aguardando que tocara la campana para iniciar con la lección del día. Llevaba un libro entre manos aunque, de tanto en tanto, alzaba la vista para repasar la clase con una cálida sonrisa pegada al rostro. Eran todos unos niños de lo más adorables y comportados, ¿verdad? Grupos así le recordaban por qué había decidido estudiar para convertirse en una gran profesora. Inculcar valores, enseñar, contener. Sabía que una chica transferida llegaría hoy, así que esperó pacientemente por ella; se había hundido en las palabras de su novela cuando una voz bastante enérgica a su lado captó su atención, sobresaltándola un poco. Cerró la tapa del libro con movimientos delicados y le confirió una sonrisa tierna a la recién llegada. Vaya, qué muchacha tan enérgica. Atendió a su presentación, asintiendo y absorbiendo sus palabras, luego deslizó la mirada a Gardner-chan apenas la escuchó intervenir. —Sabaku-chan, es un gusto tenerte entre nosotros. —Su voz era suave y ligeramente aguda; se incorporó y le indicó su asiento junto a una sonrisa—. Gardner-chan, muchas gracias por ofrecerle tus apuntes. Ahora, Sabaku-chan, te asignaré a un compañero para que te ayude y acompañe en tanto te acostumbras a la Academia, ¿sí? Recogió el listado de su escritorio y lo repasó con una mano a la altura de la barbilla, estaba incluso murmurando una melodía simple en voz muy baja. —Akizuki-chan —anunció, reposando su mirada dulce en la pelirroja—, ¿serías tan amable de asistir a Sabaku-chan? Espero que se lleven bien. Con eso resuelto, devolvió el listado donde estaba y se giró para comenzar a escribir en la pizarra. Primer proyecto de abril Historia —Ahora, niños, tendrán hasta la semana que viene para elaborar un ensayo de temática libre. Podrán encontrar los grupos de trabajo publicados en el tablón de anuncios, ¿sí? Esperaré sus trabajos con ansias, estoy segura que serán muy entretenidos~ Cualquier duda que tengan, pueden buscarme durante el receso en la sala de profesores. Y con eso dicho, la lección dio inicio.
Contenido oculto: Manzana Rota Cuando las chicas empezaron a hablar sobre sus propios asuntos, simplemente me desatendí; empecé a observar mis alrededores con ambivalencia, seria, evitando mirarlas a ellas en su intercambio en el cual no me correspondía inmiscuirme, como sí sin mirarlas ya les estuviera dando la privacidad suficiente... ¿para qué, Masuyo? Ahhh, sentirse fuera de lugar, en el asiento incorrecto; la situación no esperada, el espacio inadecuado para ti. Mi sonrisa sutil y apacible volvió en cuanto volvieron a centrarse ellas en mí, se las dediqué sin prisas. Dijeron sobre subir a clases, a lo que yo asentí cada vez aumentando mi sonrisa; risueña a ojos cerrados. —Vamos, entonces —agregué con suavidad, y las acompañé hasta los pasillos de primero. Antes que se fueran, le toqué el hombro con suavidad a Meyer-san —Entonces... —empecé con aquel rostro apacible, cordial, pero carente de verdadera esencia; no demoré en darle una sonrisa tierna a ojos cerrados, amplia y con las mejillas algo sonrosadas; hablando con más emoción y ternura de la esperada—. ¿Almorzaremos juntas hoy? —Volví a poner la mano que posé en su hombro sobre la mía propia, irguiendo la cabeza como correspondía, nunca sacándole la mirad de encima—. Solo sí quieres —agregué en la misma melodía; calmada y apacible. >>Y un gusto haberla conocido a usted también, Ethans-senpai —musité con suavidad, haciendo una leve reverencia—. Yo voy entrando a la sala. Y me empecé a alejar con una sonrisa en los labios y un leve gesto de mano. >>De ahí me avisas tu respuesta por mensaje, Meyer-senpai —concluí, para luego enfocar lo que tenía al frente mío. Al entrar a la sala mi rostro volvió a la seriedad fría y mundana, dejando soltar un suspiro pesado. Sonreír demasiado... agotaba, si. Me moví hasta mi pupitre, saludando con simpleza a Rachel, acompañada de una sutil sonrisa a pesar de lo anterior dicho. Una vez en mi puesto empecé a acomodar todas mis cosas, las que utilizaría en esa hora; el cuaderno, el texto de estudio, los lápices y marcadores, la libretita para anotaciones rápidas, etc, etc. Así las clases pasaron, y en menos tiempo de lo estimado ya había llegado la hora de almuerzo. Gardner-san había dicho algo de una reunión o no sé qué "malévolo" plan cargaría consigo la rubia, que había dejado las partes esenciales del asunto en secreto. De cualquier forma, tras haberle afirmado que me interesaba, pero que iría un poco más tarde a enterarme del asunto y tal; guardé mis utensilios escolares y una vez hecho eso direccioné mis pasos hacia una compañera de clase en especifico, que para gracia del asunto no se encontraba muy lejos de la otra pelirroja, la más enérgica. —Buenas tardes, Akizuki-san—saludé antes que nada con una leve reverencia, una voz suave y amistosa, para luego erguirme como correspondía; nunca dejando de lado el rostro apacible y la sutil sonrisa. Aunque mis ojos y cejas poco expresaban, inamovibles más allá de leves movimientos y pestañeos—, no hemos hablado demasiado, diría que prácticamente nada—. Ladeé la cabeza, ojos cerrados y una sonrisa alegre—, así que he venido a presentarme—. Me llevé una mano al pecho en un movimiento sutil, sosteniendo con tranquilidad su mirada—. Kobayashi Masuyo—. Y ahí iba de nuevo otra leve reverencia—, un gusto; somo compañeras para el proyecto de historia. Contenido oculto Nekita uwu
Su rutina era algo de lo cual realmente no estaba acostumbrada a salir una vez que tomaba el ritmo de esta, en ese caso era despertar, arreglar su habitación y así misma para estar presentable con su uniforme escolar, ayudar a preparar los bento de los integrantes de su familia que lo necesitaran y cuando todo estuviera listo simplemente subir a uno de los autos y que la dejaran fuera de la academia y a menos que no sucediera lo que había pasado con la profesora la otra vez, tan solo seguía las clases con calma procurando ser lo más clara posible. Y cuando sonaba aquella campana para el receso, tan solo limpiaba su escritorio y sacaba aquella caja negra de bento para iniciar a comer. Apenas había dado el primer bocado del arroz cuando notó la sombra de una de sus compañeras al lado suyo, dejando sus palillos sobre la caja para poder centrarse solo en ella, asintiendo con lentitud mientras hablaba para que supiera que la estaba escuchando. —Buenas tardes Kobashi-san, realmente no....no llevamos muchos días y yo realmente no hablo demasiado así que supongo que es normal que lo hayas notado... —A fin de cuentas, su mayor interacción quizás había sido guiar a Sabaku san al invernadero —, María Akizuki, es un placer también. —Se levantó de su asiento solo para poder imitarla en cuanto a las formalidades que necesitaba, esta vez realmente no debía olvidarlo como había hecho también con Sabaku. —¿Cómo te gustaría tratarlo? ¿Tienes alguna clase de preferencia o que sea mas fácil para ti?
Mi sonrisa era apacible hasta que reflejé clara sorpresa en cuanto se levantó para imitar mi reverencia... vaya; inesperado. Tan solo atiné a ladear un poco la cabeza, sonriéndole con cierto pudor a ojos cerrados—. Mhmhh —terminé por soltar una risa con mis labios cerrados, grave y terminé por volver a sostener su mirada con calma, sonriente—. Así que avanzar en clases, suena bien...— Me llevé una mano al mentón, pensativa mientras alzaba la vista al techo—. A ver...— Poco después, le volví a sonreír, guardando las manos en mi sudadera abierta—. ¿Te interesa la clase de artes? No creo que haya demasiado problema en convencer al profesor de que nos deje avanzar sí es que no te interesa el asunto—. Volví a cerrar los ojos, con una sonrisa más amplia—, ya sabes; el asunto de dejar algo por un supuesto bien mayor.
Volvió a tomar asiento en su banco, todavía estando bastante atenta a Kobayashi —¿Avanzar en clase? —Preguntó en voz baja apenas la escuchó decirlo, no es que ella hubiera dicho algo similar y tampoco entendía de donde sacaba la idea de hacerlo durante las clases cuando en sí no podía ser la cosa mas efectiva del mundo —, no hay ningún bien mayor, Kobayashi-san...—habló bajo al realmente temer que le molestara que estuviera yendo en contra de su idea, pero era algo que realmente no podía permitirse —. No es bueno saltarse clases y todas las clases tienen un grado de importancia... podríamos hacerlo durante el receso o incluso después de clases... Porque vamos, era claro que no había esperado en lo absoluto que una opción dicha fuera saltarse alguna clase.
A pesar de que mi sonrisa se esfumó, tan solo me la quedé escuchando en un silencio apacible—. Jijiji —solté suave y despacio, a ojos cerrados en una expresión algo avergonzada, en cuanto mencionó su idea sobre las clases junto a su postura. Entonces, mientras escuchaba sus últimas palabras, ya había vuelto a mi sonrisa apacible y mirada calmada, terminando por asentir. —Tengo mi número y el de Gardner-san —hablé con calma, sacando mi teléfono del bolsillo para revisar el de la rubia—, la otra chica con la que tenemos que hacer el projecto—. Observé mis alrededores con calma, terminando con una sonrisa apenada, volviendo a dirigirme luego a... Maria, que nombre más curioso; le tendí el aparato en la zona de notas, con los dos números agregados—. Sabaku-san, creo que se llamaba; ella también está en nuestro grupo —cerré los ojos, sonriendo algo avergonzada, llevándome las manos a mis bolsillos mientras Akizuki ocupaba mi teléfono—. Ya ves que es un torbellino de energia—. Y abrí los párpados, apacible—, pero tenlo por seguro, algo me dice que será divertido hacer el trabajo con ella—. Y otra vez una sonrisa amplia a ojos cerrados—. ¡Y Gardner-san es de los más linda y amable! Vaya, que divertido y todo al final, ¿no? Aunque tampoco me quería entretener demasiado, a pesar de que le avisé que iría más tarde, no quería quedarme sin las nuevas frescas de la rubia.
Fue asintiendo mientras hablaba, tomando su celular con cuidado para ingresar su número y su nombre para que ella pudiera tenerlo guardado y así devolvérselo, suponiendo que así ella sería capaz de hacer el grupo en cuestión o algo similar para poder hacer el trabajo de forma más tranquila y organizada. —Sabaku-chan es una persona muy linda, así que me alegra que esté con nosotras...—Sentía que tenía una muy buena actitud por el poco tiempo que habían pasado juntas y eso era bastante bueno para un trabajo en equipo. —Seguro todo saldrá bien, seremos un buen equipo, Kobayashi-san. —Sonrió finalmente y volvió a tomar sus palillos para poder seguir comiendo, estaba todo arreglado a su parecer.
Aunque mantuve mi sonrisa, inevitablemente poco a poco la emoción empezó a surgir de mi interior; cada palabra, la más mínima acción de la pelirroja me enviaba más y más señales positivas, tan aliviadoras como estimulantes; por lo que cuando concluyó su corta labor ya estaba con una expresión más que gozosa en mi rostro; Asentí con suavidad a pesar de todo, ante su información sobre Sabaku, soltando una leve risa aterciopelada luego, a labios cerrados. Ella, la otra pelirroja y junto a Gardner-san teníamos más que suficiente para hacer un trabajo digno, así que... podía exigirles un poco más. —Me alegran tus palabras Akizuki-san, en verdad —sinceré llevándome con elegancia una mano al corazón, para luego cerrar los ojos y seguir hablando con parsimonia—; la actitud que me cuentas sobre Sabaku-san, más la tuya propia y la que conozco de Gardner-san—. Apenas y abrí los ojos, para sostener sus posos azules... Curioso—, ya son un buen indicio de todo esto. Luego, alzando el rostro como correspondía, observé en silencio un par de segundos la sala de clases, para luego dirigirme por última vez a Akizuki. —Mira, que Gardner faltó por andar preparando asuntos... algo más divertidos que las clases. Ahora mismo iré a enterarme que pasa al respecto y todo eso—. Ladeé la cabeza, sonriéndole con suavidad a ojos cerrados—, ¿quieres que te informe qué se teje por allá, de ser algo grupal y divertido? Solo necesitaba una respuesta afirmativa de ella y ya podría marcharme al salón 1-3. Contenido oculto No es necesario que me respondas con un post sí no te apetece Nekita , como sí te llega a apetecer yo encantada espero tu post. Sí no vez necesario un post y tal, me dices nomás por otro lado sí María quiere o no la información uwu Esooo. PD: Mao al decir que faltó, no se refiere que faltó a clases, se refiere a que no fue junto a ella a hablar con María
La señorita Sachi ingresó al aula con una gran sonrisa, tal parecía que ni siquiera el clima tan grisáceo sería capaz de quitarle la alegría del cuerpo. Eso, claro, era al menos lo que le transmitía a los alumnos. Y pocas cosas le importaban tanto como cuidar de sus niños, recibirlos siempre con calidez y ayudarlos a sentirse cómodos en clase. —Buenos días. —Su voz era suave y se acomodó el cabello anaranjado tras la oreja, revisando la lista de alumnos. Se le escapó el aire con cierta pesadez y esbozó una sonrisa apenas avergonzada—. Ah, perdonen, creí que llegaba tarde y me apuré más de la cuenta. En fin, ¡hoy nos acompaña alguien nuevo! Viene de... Alemania, ¿verdad? ¿Estoy en lo correcto, Van Ziex-kun? Ah, espero haberlo pronunciado bien. De acuerdo... Sabaku-chan, ¿serías tan amable de ayudarlo a integrarse? Puedes mostrarle las dependencias de la escuela y tal.
Ayame Sabaku Ayame estaba todo menos en calma, estuvo a nada de ahogarse con un dango cuando la profesora ingreso al aula, había estado cerca...Ayame fue educada para no comer en el aula...pero como una tormenta de arena era imposible controlarla. La profesora le había seleccionado para dar un recorrido con un nuevo estudiante de procedencia alemana. —He escuchado que su chocolate es genial ¿Tendría la caballerosidad de compartir algo?—penso Sabaku mientras movía los dedos imaginando una dulce barra de cacao. —¡Con todo gusto sensei!—acepto con una gran sonrisa y un saludo militar—¡Guten tag nuevo recluta! Soy Ayame campeona de quemados, con gusto te mostraré lo mejor de Sakura, cualquier duda no temas en preguntar que no muerdo. Ayame culminó con una reverencia, aunque su saludo distaba de uno muy formal. Solo esperaba que el nuevo chico rubio no sintiese incomodidad por la efusividad de la pelirroja.
Asentí con suavidad ante su comentario de ser japonesa y luego reveló que era Aleman, aunque era de esperar que fuera de alguno de los países de por allá. Su entusiasmo al hablar casi me saca una sonrisa más sincera, pero de todas formas lo que se quedó fue un rostro calmo carente de ella. —Imagino que has venido con tus padres... ¿o fue algún tipo de intercambio? —solté mi propia duda antes de responder su pregunta, la verdad es que yo no me veía muy capaz de irme sola de casa—. Ah, los clubs. Yo estoy en el de esgrima y otro de música ligera, aunque del último creo que aún no han hecho una primera reunión o algo. ¿Cuáles son los que te interesaron?
Esa mañana, Sachi llegó más radiante de lo usual a la escuela. Llevaba un vestido de seda color rosa pálido que danzaba a la mitad de sus pantorrillas y en los volados sobre los hombros. Poco a poco, pero hoy en especial debido a la caída de la tela, comenzaba a notarse la sombra de su vientre en crecimiento. —Buen día, niños —saludó, dulce, y con una mano aplastó su cabello anaranjado a la altura de su cuello mientras revisaba la lista de alumnos—. Hmm, hoy tenemos dos compañeros nuevos, ¿verdad? Alzó la mirada, sonriente, y repasó a los estudiantes hasta dar con quienes buscaba. Todo en su semblante expresaba dulzura e ilusión. —Ah, Liebert-chan, Yuukimura-chan, bienvenidas. ¿Akizuki-chan, serías tan amable de mostrarles hoy la escuela? Ya sabes, como siempre hacemos. Tras definir eso, juntó sus palmas en un aplauso breve y se dispuso a iniciar la lección con ánimos renovados. Contenido oculto Esta dinámica no es nueva en Gakkou pero, Ayeah, te la explico brevemente: siempre que hay un estudiante nuevo, para el inicio del receso decido que un compañero de clase al azar pase el receso con el o los nuevos con la excusa de mostrarles el establecimiento. Esto sólo es un empujoncito para generar interacciones, desde ya que siempre pueden rechazar la propuesta, posponerla o lo que quieran. Cualquier duda, ya sabes que puedes preguntarme por wha <3 En breve postearé en el reloj anunciado el comienzo del receso.