Después del pasar de los años… Y de derrotar a Naraku, nuestros héroes vivieron felices,Kagome e Inuyasha se casaron y tuvieron un hermoso cachorro, pero como Kagome era una humana era obvio que muriera antes que nuestro querido Hanyou, como consecuencia de eso, Inuyasha busco todos los métodos para devolver a la vida a su amada esposa… lamentablemente murió en el intento, dejando atrás a su pequeño hijo Hanyou. Los años pasaron en el Sengoku, y el joven niño en su dolor adopto el nombre de su padre para conmemorarlo… vivió un tiempo en su actual aldea, pero por más que se quedara allí dolía ver como todos se iban despidiendo de la vida y el tan joven como siempre… al pasar eso… decidió abandonar la aldea y vivir solo. Fue excluido por la sociedad ya que al poseer sangre de Youkai los humanos le despreciaban y le temían, y al poseer sangre de humano los Youkais lo despreciaban y aborrecían… así se alejó por completo de la sociedad y vivía errante, los únicos que llegaron a entenderlo fueron la descendencia de Sango y Miroku… pero a su vez también perdió contacto con tal descendencia…Y aunque deseara conocer personas que lo entendiesen como lo hizo una vez su madre con su padre era imposible… el pozo estaba completamente sellado. . Siglo XXI En el aeropuerto de Tokio alguien llegaba tranquilamente y otra estaba esperándola en la sala de espera. -¿Hola? –Dijo la muchacha de cabellos lacios y oscuros a la vez algo desordenados. Al parecer nadie le prestaba atención, pero sus ojos castaños se dirigieron a una muchacha un poco dormida que sostenía un letrero que decía… "Lin"… -Disculpa –Dijo sacándola del trance. –Creo que el nombre que tienes hay es el mío. -¿Eh? -Dijo confundida, luego miro la cara de Lin, y luego el cartel y así diez veces -¿Tu eres Lin? -Si, un placer, mi nombre es Lin Tenison, vengo de EEUU y tengo 19 años -Dijo cortésmente la castaña oscura. -Este... Un placer, me llamo Aome Hikari Kousen un placer y bienvenida a Japón -Dijo la distraída chica de hace un momento haciendo una reverencia -Yo soy la encargada de escoltarla hasta su hotel. -Pero... Si no me equivoco pareces de 15 años... ¿Segura que estará bien? -Dijo Lin. -Claro, tengo 15 pero no soy tonta -Dijo sonriente -Además... Estoy pagando una deuda así que, ¡En marcha! Entusiasmada la joven guía llevo a su turista hasta un taxi y allí se dirigieron al hotel. -Si no me equivoco, Aome y Hikari son dos nombres, ¿Verdad? -Dijo Lin para iniciar una conversación. -No te equivocas, tengo dos nombres -dijo sonriente. -Pero... Eso no es muy común que digamos en Japón -Menciono Lin algo nerviosa. -En realidad... Mis padres querían esos nombres y no se pudieron decidir, así que me pusieron ambos. -Continúo mirando por la ventana. Lin, era una adulta, aunque de vez en cuando actuaba como una niña pequeña. Como si de una muñequita se tratase miro con gran asombro a su acompañante, se veía tan tierna viendo la ventana. Tenía piel bronceada, cabello oscuro y liso, ni tan largo ni tan corto, y unos ojos café oscuros. -Ya llegamos señorita Lin -Dijo alegre Hikari. -Gracias Hikari -Dijo Lin al ver como la joven le abría la puerta del auto, noto que al pronunciar su segundo nombre hizo una leve mueca de desagrado, la cual borro en seguida. Del baúl saco las maletas de su acompañante y se las dio a un botones, hay parecía la despedida después de que hizo una reverencia a la turista recién llegada de EEUU. -Espero que le vaya bien con su trabajo señorita Lin, con esto me despido -Dijo Hikari reverenciada. -Muchas gracias, este... ¿Nos volveremos a ver? -pregunto intrigada Lin -Etto... No se ^^' -Dijo Hikari con una gotita de sudor en su nuca. -La señorita Tenison Lin, pase por favor -la invito un Botones. Esta fue la despedida de las dos chicas, al entrar la mayor, la joven guía se arrodillo en el suelo cansada. -Lo que hago por Megumi. -Dijo en un suspiro y luego se fue. 0~0~0~0~0~0~0~0 En algún lado de un bosque... -Es en serio, necesitas unas vacaciones -Dijo una pequeña jovencita de cabello plateado corto con una luna en la frente, aparentaba 19 años. -Hmp. -Dijo fríamente al hombre al que le hablaban. -Padre... Por favor, ve a Tokio y relájate -Pronuncio por enésima vez la muchacha de kimono blanco. -¿Qué quieres sacar de eso Kaoru? -Pregunto fríamente el hombre. -Padre... -Dijo la niña acercándose -...lo hago porque sé que necesitas en serio unas largas vacaciones, por favor... Te lo pido por tu bien. -No te quiero dejar sola -Dijo frío el hombre. - Soy tu hija, la hija del gran Sesshomaru ¿Crees que no me sabré defender de los peligros que se me muestren? -Pregunto con ironía la adolescente. -Solo una semana, ni más ni menos -Cedió el gran Youkai Sesshomaru, que para que hubiesen pasado tantos años seguía aparentando una perfecta edad (como siempre xD) -Si -Dijo alegre la Youkai adolescente. -No te preocupes. -Desde lo de ese híbrido es muy probable que Lord Sesshomaru no se sienta muy confiado. -Menciono una anciana con kimonos viejos, y al hacerlo recibió una mirada cortante de la adolescente. -Tranquilo padre, puedes irte, tus maletas están en la entrada -Dijo con una gotita de sudor en su cabeza. -Hmp, una semana y ya -Le respondió cortante para luego irse. -Que disfrutes las vacaciones ^^ -Cuando Sesshomaru se había ido ya, y su olor no se detectaba, la muchacha agarro a la anciana de los hombros empezó a zarandearla -¡¿QUE RAYOS PIENSAS VIEJA BRUJA?! ¡¿SABES LO QUE ME COSTO HACER QUE MI PADRE DESCANSARA?! ¡Y A TI SE TE DA POR MENCIONAR A...! Paro en seco con rabia al recordar aquel nombre. -¿El jovencito Kenshi? -Le completo la anciana. -¡TE DIJE QUE NO QUERÍA ESCUCHAR ESE ESTÚPIDO NOMBRE EN ESTA CASA BRUJA DESQUICIADA! -le grito soltándola y cruzando sus brazos. -Lo de bruja lo entiendo, pero... ¿Por qué desquiciada? -Dijo la anciana con indiferencia. -Después de todo gracias a mi eres una Youkai completa. -Kameko-San... -Dijo Kaoru con una sonrisa que se transformó en una cara rabiosa -¡NO VUELVAS A MENCIONAR A ESE HANYOU! -Lo que diga la princesa de las tierras del oeste -Dijo burlonamente mientras se retiraba a tomar una siesta. -Aún no sé por qué no la mato de una vez por todas -Dijo Kaoru sin piedad y con un semblante tan frío como el de su padre. 0~0~0~0~0~0~0~0 Dos días después... En el centro de Tokio. Nuestra atención se centra en la muchacha de 19 años de edad caminando despistada con un mapa en manos al revés. -¿Donde? ¿Dónde está el centro comercial? -Dijo algo molesta, el viento termino llevando su mapa, trato de seguirlo, pero vio a alguien que lo tomaba por ella. -Disculpe señor... Pudo verlo... Era realmente guapo, fracciones faciales calmadas, ojos de un extraño color miel y cabellos castaños. -Discúlpeme señor... -Sesshomaru, ese es mi nombre -Dijo sin verla, estaba centrado en el mapa, levanto la cabeza para verla y en serio aunque no lo mostrara (como nunca lo hace) se sorprendió -¿Rin? -Esto... Me llamo Lin Tenison, y creo que el mapa que usted tiene hay es mío. -Dijo un poco nerviosa por la mirada del hombre presente, realmente guapo, pero ese cabello corto castaño no combinaba nada con su cara. -Mmm -Dijo el señor Sesshomaru, si Lin en ese momento no estuviera tan nerviosa juraría que ese hombre la estaba olfateando. -¿En dónde vive? -En el hotel central de Tokio por el momento -Le respondió, sin entender por qué le decía esa información. -Perfecto, allí es donde me voy a hospedar, ¿La acompaño? -Le dijo seriamente entregándole el mapa. -B...bueno... -Trato de decir antes de ser interrumpida. -Perfecto, andando -Le dijo Sesshomaru ella no le quedo de otra que seguirlo, se quedó mirándolo, podría asegurar que ya había visto a ese hombre en otro lado, pero sin el cabello castaño corto; de repente salió de sus pensamientos cuando alguien tropezó con ella. -KYA! -Dijo la chica con la que choco. -¿Hay Dios mío, está bien señora? -¿Eh? -Respondió Lin sin haberse fijado que estaba en el suelo -¿Hikari? Otra vez esa pequeña mueca de desagrado, que cambio por una expresión de sorpresa -Lin-Sama? -Lin, ¿te encuentras bien? -Pregunto Sesshomaru ayudándola a levantarse. -Si señor Sesshomaru -Inmediatamente un recuerdo vino a su mente... . -¿Estas bien Rin? -Si señor Sesshomaru... Gracias por preocuparse ^^ -Hmp... Andando. . -¿Lin-Sama? -Le llamo adolescente algo preocupada. -Estoy bien... -Le respondió poniendo su mano en su cabeza -... solo estoy un poco mareada... -Ya estamos cerca del hotel... -Dijo el hombre que les acompañaba -¿Vamos? -Si -Continuo, Lin acompañándolo. -Perdóneme Lin-Sama -Dijo reverenciada Hikari. -Tranquila Hikari, todo está bien -Dijo para después notar que la pequeña mueca de desagrado se convirtió en una de cansancio y resignación, después miro la hora. -¡POR DIOS LLEGARE TARDE A LA ESCUELA! -Grito para luego volver a correr, sin importarle que su rodilla estaba sangrando. -¿Aun estas mareada? –Pregunto Lord Sesshomaru haciendo lo imposible para no parecer tan preocupado. -No, ya se me paso, creo que tuve una especie de visión o algo así… -Dijo con una bella sonrisa en su rostro. -Ya llegamos –Dijo Sesshomaru entrando con Lin al hotel. -Claro, mi habitación está en… ¡Por Dios se me olvido hacer las compras! –Dijo Lin con sorpresa. – Muchas gracias por su compañía señor Sesshomaru, pero debo irme, quede en que iba a comprar unas cosas y hacer una transacción de mi cuenta así que… perdone usted. Y sin que el señor Sesshomaru pudiera decir algo salió corriendo hacia… donde se suponía que debería estar el centro comercial. 0~0~0~0~0~0~0~0 Mientras tanto… en un lugar no muy lejos de allí. Corriendo apresurada una adolescente de 15 que más bien parecía pérdida, se tropezó con una hormiga cabezona a las entradas de un templo. -Hay… -Dijo sobándose en donde se había caído, y luego notó su rodilla sangrante. –Genial… ya estoy lastimada, y aunque corra jamás lograre llegar a tiempo a la escuela. Lloro cómicamente, y luego hizo un quejido de dolor. De repente vio el templo en el que estaba, subió con curiosidad las escaleras del templo, luego vio el pacifico lugar. -Pero… ¿Dónde estoy? –Dijo exhausta. -¡¿Hola?! ¡¿Hay alguien hay?! Pregunto sin éxito, ya que parecía estar vacío, termino entrando a una pequeña caseta, y lo primero que vio la espanto, un pozo viejo y desgastado en mitad de varios fósiles. – ¿Qué clase de templo es este? El pozo estaba lleno con pergaminos, pero estaba abierto; y como se dice por ahí la curiosidad mato al gato o en este caso a la colegiala que se acercó al pozo. -¡HIKARI! –Gritaron en la entrada. -Lin-Sama… –Fue lo último que dijo, y sin darse cuenta ya había resbalado dentro de pozo, y una luz violeta la cubrió. 0~0~0~0~0~0~0~0 El Hanyou huérfano, después de quedarse solo se enamoró de quien no debió… Después de ese amor el cual aún estaba fresco en su corazón, se enamoró de lo que jamás deseo enamorarse… así creo un triángulo amoroso, el cual… trajo desgracia. 0~0~0~0~0~0~0~0 Estaba en shock, fue a buscar el dicho centro comercial, pero con lo que se topo fue a su amiguita guía cayendo en las entradas de un templo, se fijó en su rodilla raspada decidió seguirla… al verla entrar en una caseta, miro el cartel que mostraba la historia de esta… “Pozo devorador de huesos, y la entrada a un nuevo mundo… sellado hace ya más de 50 años” El pánico la invadió… y sin darse cuenta abrió bruscamente la puerta, para ver a la adolescente a punto de caer en el pozo. -¡HIKARI! –Grito para que reaccionara. -Lin-sama… -Dijo volteando su cabeza para verla, pero callo en ese momento dentro de aquel pozo. -¡HIKARI! –Grito para luego correr a socorrerla al ver que callo dentro, pero no llego a ver nada por la obscuridad del pozo. –Dios… Notó que había una escalera en uno de los bordes del pozo, extraño, estaba vieja pero firme, descendió por ella a revisar a la niña… toco suelo firme y no había nadie allí… más que unos huesos y suciedad, termino creyéndose loca. 0~0~0~0~0~0~0~0 Con Hikari… -¡¿LIN-SAMA?! ¿¡AUN ESTA ALLI AFUERA!? –Al notar que nadie le respondía subió con dificultad escalando las enredaderas… cayo como era de esperarse. –Genial la tercera vez en el día. Miro a su alrededor y vio una vieja escalera muy mal tratada y cubierta de moho y algunas lianas. –Ya estoy sucia de todos modos… Y empezó a subir las viejas escaleras, esperando encontrarse con la choza… pero… con lo único que se encontró fue con un extenso bosque. –Pero… ¿Dónde estoy? Camino un rato sin rumbo alguno, y ya se estaba empezando a oscurecer, lamentablemente lo único que tenia de comer era el almuerzo que se preparó para la hora de descanso de la escuela; fue la única comida del día, y en su reloj marcaban las 5:30 pm. 0~0~0~0~0~0~0~0 Un monstruo deseo el mal para el Hanyou con sentimientos revueltos, creo una especie de distracción, y con ello logro que este detestara más a los individuos de sangre humana, los de su propia aldea… Un monstruo legendario que deseo el mal para el Hanyou desde el inicio y antes de su nacimiento; marcando de nuevo el destino del individuo al igual que el de su padre, sello su corazón en el mismo lugar del progenitor, desde entonces cuidan del cuerpo que no pueden liberar de la flecha. 0~0~0~0~0~0~0~0 En el siglo XXI Lin salió del pozo, y al salir de la caseta se encontró con el hombre conoció ese día. – ¿Señor Sesshomaru? -¿Qué haces aquí? –Le pregunto sin muchos rodeos. -Seguí a una amiga hasta acá… -Lin pensaba que si le decía que se cayó al pozo y que desapareció no le creería. –Pero… -¿Cayó por el pozo? –Le pregunto viéndola directamente a los ojos, causando un ligero sonrojar de parte de la joven. -S… si –Dijo algo nerviosa agachando la cabeza. –Pero ya no está allí, desapareció… Al señor Sesshomaru solo le bastaron esas palabras para entrar a la choza. – ¿Es la chica de esta mañana? -Si –Le respondió confundida. Al estar dentro de la choza, el señor Sesshomaru examino el pozo. -¿Fue solo mi imaginación verdad? –Dijo Lin desanimada. -Tal parece que así fue –Lin se tranquilizó con las palabras del hombre que por alguna razón le inspiraba confianza. –Andando. -Si –Dijo Lin acompañándolo hacia el hotel; pero no se fijó cuando Sesshomaru volteo ligeramente para ver al pozo con el ceño fruncido, ¿Qué podría estar pasando? 0~0~0~0~0~0~0~0 Con Hikari… -Esto es hermoso –Dijo con sarcasmo cansada acostándose al lado de un árbol. -…Perdí clases y mi casa, sin mencionar la ciudad… ¿Qué más podría salir mal? Eran cerca de las 6:40 pm, no había comido muy bien que digamos, y estaba exhausta, el cielo se veía despejado, así que decidió tomar unos minuticos de descanso. Para luego acotarse, ver el cielo y encontrarse con una persona pegada al árbol con una flecha en su pecho. -¡KYAAAAAAA! –Grito para correr a esconderse tras unos arbustos cercanos. -¿Eh? Vio fijamente al muchacho, con la poca luz que había en el cielo, y noto que su cabello era corto y blanco, sus vestiduras rojas, parecía estar dormido y en su cabeza había unas lindas orejitas de perrito. –Pero… ¿son reales? Intento tocarlas, pero en ese instante la agarraron tapándole la boca. -¡Llevémosla a la aldea! –Gritaron más lejos. -¡Por Dios! ¡¿En donde rayos me he metido?! –Pensó la chica de cabellos azabaches.
Desde que fue sellado con aquella flecha, todos los aldeanos intentaron sacarla, incluyendo niños y bebes… lamentablemente, la flecha no salía. 0~0~0~0~0~0~0~0 A la mañana siguiente… Lin había tomado un taxi directamente al templo Higurashi, ella aún no estaba convencida del todo que lo que había pasado estuvo en su imaginación. Una vez allí, se dirigió a la casa de los dueños, y una señora abrió. -Hola, ¿En qué puedo servirte? –Dijo amablemente. -Disculpe las molestias, pero… ¿Quién es el encargado del templo? –Pregunto Lin. -Oh… lo llamo en un segundo. –Dijo la mujer para luego aparecer con un hombre anciano, pero bien conservado. -¿A qué vienes chiquilla? –Pregunto el anciano examinando su rostro. –Ya se… Vienes a comprar un llavero de la perla se Shikon. -¿La perla de qué? –Dijo Lin sin entender mucho. –Señor, a lo que yo vengo es a preguntarle una cosa con respecto al pozo que se encuentra allí. Le dijo señalando la caseta. -Mmm… -Dijo el anciano. –Muy bien… Saeko, por favor vuelve a la casa. –Dijo decidido. -Está bien papá, me encargare que Hotarou no salga tampoco. –Luego entro y cerró la puerta de la casa. -Hotarou es mi nieto, ahora si jovencita, ¿Qué quieres saber de ese pozo? –Pregunto caminando junto a ella al pozo. -Pues… una chica, de 15 años… se cayó allí –Dijo nerviosa. -¡¿Y SE MATO?! ¡¿VIENE A DEMANDAR?! –Pregunto exaltado el anciano. -¡NO! –Se apresuró a decir Lin –Bueno, lo que yo quise decir es que cayó allí y ya no está, es decir… desapareció. -Valla, valla… -Dijo el anciano más tranquilo rascando su cabeza. –Aquí tiene… Le extendió un folleto moderno, ella lo tomo sin entender. -Pero… ¿Y mi amiga? –Pregunto incrédula. -Puede que un Youkai ya se la haya comido… -Dijo el anciano pensativo -¡¿Qué?! –Grito asustada. -¿Eh? Oh, no olvídelo, era una absurda suposición, tal vez los aldeanos se la llevaron y crean que es un monstruo marino. –Le respondió alegre. -¿Y eso me debería calmar? –Dijo aun preocupada –Por favor, explíquese mejor. -Bueno… para eso debe saber que es la perla de Shikon. –Dijo invitándola a la casa. 0~0~0~0~0~0~0~0 En algún lugar… -¡HEY! ¡SAQUEME DE AQUÍ! –Gritaba con todas sus fuerzas Hikari, ya que estaba amarrada de pies y manos, sin mencionar que estaba en una cabaña con paja la cuela no olía muy bien. -Puede que sea un monstruo marino… -Escucho hablar a un aldeano. -Tiene una extraña ropa… puede que sea un Youkai –Supuso otro. -¡SOY UNA ESTUDIANTE! ¡POR FAVOR! ¡¿Y QUIEN RAYOS ME CONFUNDIRIA CON UN YOUKAI!? –Esos comentarios de parte de sus secuestradores la habían ofendido. -Parece que está molesto –Menciono una mujer. -Pase lo que pase no debemos dejar que se acerque a Inuyasha, podría tener intenciones de matarlo –Dijo una anciana que se estaba acercando a la choza. –Llévenlo al centro de la aldea, voy a intentar exorcizarlo. -Si señora Kaede –Le respondió un hombre, en ese momento la pobre Hikari estaba llena de confusión; entonces abrieron la choza y la llevaron a arrastras al centro. -¡¿QUÉ NO VEN QUE DUELE?! –Grito sintiendo que la ahorcaban, la habían cogido sin ninguna delicadeza del cuello de su uniforme y luego la tiraron bruscamente sobre lo que parecía un nido de paja. -Cállate –Le grito un aldeano. Por fin pudo observar algo… estaba de día, y habían muchas personas con ropas extrañas como kimonos y ropas antiguas. –Ya llego la sacerdotisa Kaede. -Mmm… -Dijo la anciana llegando, Hikari la observo, se veía muy tierna con esas arrugas y esas ropas de sacerdotisa. –Veamos… -¡OIGA! –Fue lo único que pudo decir Hikari al sentir que le jalaban sus orejas. -¡Duele! -No es un Youkai –Dijo la anciana agarrándola ahora de los cachetes obligándola a mirarla a la cara –Es una chica de extrañas ropas… por lo que veo, no es de por aquí. –Con eso palmeo las mejillas de la chica. -¡AUCH! –Pudo mencionar, ya que por los golpes de la anciana, sus mejillas quedaron rojas. -Lamentamos los problemas que te causamos jovencita… ¿de dónde vienes? –Le pregunto la anciana mientras ordenaba a dos hombres a desatarla. -De Tokio… ¡Oiga! ¡Tenga más cuidado! –Aunque ya supieran que no era una Youkai, los aldeanos la trataban con la misma brusquedad. -Tokio. –Se dijo a sí misma la anciana –Por favor acompáñame a mi casa, creo que tú y yo debemos hablar. -Lo siento, pero no debería hablar con extraños. –Dijo Hikari cruzándose de brazos –Sin mencionar que no sé lo que está pasando aquí. -Bueno… debes tener hambre, puedes venir con migo si quieres comida. –Dijo Kaede sin mucha importancia. -¿En serio? –Kaede asintió –Bueno… si voy no lastimo a nadie… 0~0~0~0~0~0~0~0 En Tokio – Templo Higurashi. -¿Quiere decir que está en otra época? –Término diciendo Lin. -Si señorita –Dijo el dueño del templo. -Oh, está bien –Dijo Lin levantándose de su puesto y tomando su bolso. -¿En serio? –Pregunto sorprendido el anciano. -Claro, con esto me acaba de confirmar que lo de ayer fue un espejismo señor –Dijo sonriente –Adiós. -¡Pero si le digo la verdad! –Grito el viejo. -¿Tiene pruebas? ¿Alguna vez ha visto ese otro lugar del pozo? -Bueno… pues no… pero una sacerdotisa de esta familia lo hizo, tuvo que recolectar los fragmentos del Shikon y derrotar a un poderoso enemigo –Dijo muy convencido de sus palabras. -Disculpe señor pero… se me hace algo difícil de creer, y… ¿más o menos de cuánto tiempo hablamos desde que su ancestro paso por el pozo? -Emh… más o menos un siglo –Dijo el anciano. -¡EH! ¡ESPERE! -Adiós, fue un placer hablar con usted –Dijo Lin para luego irse. -¡Se llamaba Kagome Higurashi! ¡Es en serio el pozo es un portal y…! -¿Señor Sesshomaru? –Pregunto de sorpresa Lin, que apenas que abrió esa puerta, se encontró con el susodicho en la entrada con pose como si estuviera esperándola desde hace ya rato. -¿Qué hace aquí? -¡EL! –Grito el anciano -¡Él es un Daiyoukai! ¡Dueño de las tierras del oeste! -¿Qué dice ese hombre? –Dijo Sesshomaru irritado por la insolencia de ese “humano” -Nada, solamente está un poco loco –Dijo con negación Lin –Pero… ¿Qué hace usted aquí? -¡El gran señor Sessh…! –El pobre hombre que estaba desesperado por mostrar su punto y que le creyera su historia, fue callado por la mirada más fría que pudiera recibir de parte de Sesshomaru. -Nos vamos –Dijo con su típico tono frívolo agarrando a Lin del brazo y la saco de allí. 0~0~0~0~0~0~0~0 ~Narración Lin~ Simplemente fui a buscar respuestas, y la única solución que de llego fue que lo de ayer fue un extraño espejismo, y que nunca me encontré con Hikari en esa caseta del pozo. Pero lo que no sacaba de mi mente era… ¿Qué hacia el señor Sesshomaru en el mismo lugar que le yo? -P… ¡pare! –Termine gritando en desespero, el paro en seco y me soltó el brazo para quedarse viéndome. -¿Qué hace aquí? Parecía tal vez demasiado posesivo… pero la intriga me mataba, ¿Qué rayos hacia ese hombre que conocí apenas ayer aquí? ¿Por qué? -Te estaba esperando –Dijo sin remordimiento, y sin rodeos… directo al grano. -Pero… ¡Si ni siquiera lo conozco! –Grite asustada… ¿Qué quería que pensara más que era un acosador o algo así? -Ya habrá tiempo para conocernos… -Dijo sin más y empezó a caminar. - ¿Vienes? O mejor te quedas aquí escuchando fabulas. En ese momento creo que me puse en vergüenza, mis mejillas se pusieron coloradas, y no sabía que responder, solamente suspire –Si señor Sesshomaru. Inmediatamente otro de esos extraños recuerdos invadió mi mente… . -Rin… -¿Si señor? -Has lo que quieras… -Je… -Dijo con una cálida sonrisa -¡Si señor Sesshomaru! ^^ -Luego lo siguió con entusiasmo. . -Hay… -Dije tocando de nuevo mi cabeza. -¿Ocurre algo? –Dijo volteando a mirarme. -No… solamente me dio otro mareo no se preocupe ^^ . -¿Ocurre algo Rin? -No señor Sesshomaru, solamente fue un estornudo ^^ . -Pero que… -Dije sacudiendo mi cabeza. -¿Volvemos ya al hotel? –Pregunto casi impaciente. -Mmm… ¿no le gustaría ir a comer helado? –Fue lo único que se me ocurrió para ambientar. Solamente arqueo una ceja, me parece como si no supiera que es un helado… -Yo invito ^^ Ahora sí creo que enloquecí, como ya dije… es un extraño, pero sin embargo, ya le tengo suficiente confianza como para hacerle tal invitación. -Está bien… -En realidad lo mire inmediatamente me dijo eso, solo sonreí y fuimos a la heladería… en serio, necesitaba algo frio para olvidarme de mi espejismo. 0~0~0~0~0~0~0~0 En el pasado… -Sengoku… es un periodo de la historia ¿verdad? –Pregunto Hikari al ver a la anciana. -Puede que de donde vengas esta época ya sea histórica, no es muy diferente –Dijo la anciana Kaede recibiendo el plato de comida ya vacío. -Y… ¿de dónde se origina su nombre? –Pregunto con curiosidad la visitante del futuro. -El nombre Kaede significa hoja de arce, lo herede de una de las sacerdotisas de la aldea, en su honor, fue una de las sacerdotisas más queridas aquí –Dijo la anciana mirándola a la cara. -Y… ¿Cuáles eran las otras sacerdotisas? –Pregunto Hikari un poco incomoda por la mirada de la vieja. -Mmm… Kikyou y Kagome –Dijo pensativa. –Kaede era la hermana de Kikyou y Kagome su reencarnación. -¿La de Kaede? -No, la de Kikyou –Dijo con simpleza. -Mmm… ahora que lo pienso… las sacerdotisas más poderosas tenían un vínculo de alguna forma con Kikyou ¿no es así? –Dijo deductivamente. -No te equivocas… Kikyou fue la sacerdotisa más poderosa de por aquí –La anciana luego se levantó para ir a lavar los platos. -Disculpe, pero… ¿Quién es el muchacho que está allí en el árbol medio muerto? –Le pregunto acompañándola. -Es Inuyasha… -Dijo lavando los platos. -¡¿EL DE LA HISTORIA?! –pregunto asombrada. -¡¿EL QUE ENAMORO DE UNA SACERDOTISA QUE LUEGO SELLO SU ESPIRITU EN EL ÁRBOL GOSHINBOKU, Y EL QUE ERA EL HIJO HÍBRIDO DEL GRAN INU NO TAISH…?! -No, ese Inuyasha no –Dijo Kaede secando sus manos. –Ese es su hijo. -¿Su hijo? –Dijo pensativa –Nunca escuche hablar de que Inuyasha tuviera un hijo, y menos que tuviera su mismo nombre. -Es porque ese no es su nombre original, el verdadero nadie lo sabe más que el –Dijo para volver a la choza. -Que egoísta… -Pensó Hikari. –Por cierto… ¿Por qué no le quitan esa flecha? -Porque no podemos –Se apresuró a decir para luego sentarse. –Y aunque pudiéramos tampoco lo haríamos… intentamos durante más o menos ciento cincuenta años y nadie le ha podido quitar el sello, y además si se lo quitáramos, el no dudaría en destruir la aldea. -¿Por qué? –Se sentía tonta haciendo tantas preguntas, pero necesitaba aclarar sus dudas. -No lo sé… un día llego y empezó a atacar la aldea sin motivo alguno, yo lo conocí cuando era una niña… -Dijo nostálgica –En serio deseaba sacarlo de ese sueño… pero… la seguridad de la aldea era primordial, y él tiene sangre de Youkai. -¿Youkai? ¿Esa no es mitología? – -No, debes tener cuidado, los Youkais están por doquier –Dijo tranquilamente –Deberías lavar esa ropa… -Creo que tiene razón… estoy muy sucia… Kaede acompaño a Hikari a bañarse, y a bañar su ropa a las orillas del rio, y luego le paso una ropa de sacerdotisa para que no anduviera desnuda mientras se secaba su ropa. Cuando se terminó de vestir, la anciana Kaede volvió a examinarla como lo hizo la primera vez que la vio. -Mmm… te pareces a Kagome –Dijo observándola con detenimiento. -¿La sacerdotisa? –Dijo confundida, para luego sonreír un poco –Bueno… eso me sorprende un poquito. -Pero no tienes ningún poder de purificación o algo… eres completamente normal –Dijo separándose de ella –Por un momento casi creo que eres la reencarnación de Kagome. -Mmm… creo que tienen razón, soy perfectamente normal –Dijo un poco molesta pero con una sonrisa, luego se sentó en una roca. –Pero… soy un poquito especial ¿verdad? –Pregunto esperanzada. -Pudiste pasar por el pozo, eso es fuera de lo normal… ¿está más tranquila? –Pregunto la anciana al verla alegre sobre la roca. -Algo… pero aún tengo otra pregunta si no le molesta –Le dijo más animada. -¿Por qué no pueden dejar que Inuyasha vuelva a la vida? Podrían arreglar las cosas hablando con él. -No, lamentablemente la única forma seria con el rosario Kotodama el cual se puso por voluntad propia ya que es una de las cosas que eran de su padre. –Hizo una pausa para suspirar. –Todos los aldeanos intentamos usas las palabras de poder con el rosario, pero como la única persona con la que funcionaba era con la señorita Kagome, no funciona con ninguno de nosotros, tenemos que esperar a que alguien diga el conjuro correcto. -¿Tan testarudo es? –Pregunto asombrada. -Testarudo es una palabra muy pequeña para la necedad de ese muchacho. Es idéntico a su padre, a excepción de su corta cabellera, además… –Iba a continuar la sacerdotisa, pero un aldeano llego corriendo interrumpiéndolas. -Señora Kaede –Dijo exaltado. –Hay un problema ¡Un Youkai ataca la aldea! -¡¿Qué?! Otra vez esos… ¡rápido traigan mi arco y flechas! –Grito la anciana, luego se dirigió a la recién llegada del futuro –Tú, ayuda a los aldeanos a escapar mientras puedan. -Pero… ¡Si! –Y las dos se fueron directamente a la aldea. La anciana a pesar de la edad podía correr perfectamente sin quejarse, un aldeano en el apuro le entrego un arco y unas flechas. Hikari, hasta ahora jamás había visto a un Youkai, por eso la reacción que obtuvo al ver ese enorme ogro verde de un solo ojo fue la más natural… quedar en shock. -¡¿ESO ES UN YOUKAI?! –Pregunto a gritos. -¿Qué nunca has visto uno? –Pregunto un niño que se le acerco. -Bueno, no importa… ¡TODOS VALLANSE A UN LUGAR SEGURO! –Inmediatamente mujeres, niños y algunos ancianos la siguieron hasta la salida de la aldea. –Un momento… ¿Por qué aun no llega la anciana Kaede? -Debe seguir luchando con ese inmenso Youkai, era inmenso. –Dijo una mujer de la multitud. No falto más, para que en un acto descabellado Hikari corriera a la escena de acción; se encontró con el Youkai con una enorme hacha muy afilada, varios hombres heridos e inconscientes, y la anciana Kaede con una herida en su espalda, acorralada por el monstruo. Lo único que hizo fue coger una gran roca y aventarla contra la cabeza del Youkai. -¡Hey tú! ¡Aléjate de ella! El Youkai centro inmediatamente su atención en la chica que le lanzo la piedra, la anciana la miro sorprendida a la niña. -¡Corre niña! ¡Corre! Después del grito de la anciana, el Youkai empezó a avanzar, y Hikari empezó a correr. Corrió tanto que no se fijó cuando llego al bosque, y se tropezó en curiosidad a pies del árbol sagrado. 0~0~0~0~0~0~0~0 Durmió en un engaño. Uno de amor. 0~0~0~0~0~0~0~0 -¡KYA! –Grito al tropezar con el dobladillo del pantalón del traje de sacerdotisa. – ¡AUXILIO! -Keh… ¿No puedes con eso? Que inútil eres… -De repente miro encima de ella y vio al muchacho de antes… pero esta vez estaba despierto. –Que ridiculez… una sacerdotisa que llora por su vida. -¿Sacerdotisa? –Vio sus vestiduras. -¡Yo no soy ninguna…! Un segundo… ¡¿ESTAS VIVO?! -¿Estas ciega Natsuko? ¡Jah! soy mucho más difícil de matar de lo que creías idiota –Le respondió arrogantemente. -Oye, que grosero, mi nombre no es Natsu… ¡KYAAAA! –Grito al sentir que la agarraban por la cintura y la elevaban. -¡Suéltame! -Nada mejor que el alma de una sacerdotisa –Dijo el ogro a gritos. -¡KYA! ¡SUELTAME! –Grito golpeando la mano del ogro, cuando estuvo cerca del ojo del ogro, lanzo una de las rocas que aún le quedaban, inmediatamente la soltó, haciendo que se golpeara. -Auch… -Dijo levantándose lastimada. -Que decepción –Dijo el aprisionado por una flecha. –Pensé que las sacerdotisas serían más poderosas… que inútil eres Natsu… -¡No soy Natsuko! -Grito encarándolo, evitando al Youkai que se estaba sobando el ojo -¡No soy una sacerdotisa! ¡No tengo nada especial! –Termino gritando tratando de calmar al monstruo, en ese momento llego la sacerdotisa Kaede. -¡Solo soy una chica de 15 años que no tiene ni la menor idea de lo que pasa aquí! -¿No eres Natsuko? –Pregunto el muchacho, algo confundido. -Por Dios… -Ya había llegado a su límite. -¡Aome! ¡Aome Hikari Kousen! ¡ESE ES MI NOMBRE! Vio como el ogro se levantaba más furioso. –No importa si no eres una sacerdotisa… ¡Te comeré! -¡KYAAAA! –Grito horrorizada. -¡NO! –Grito la anciana disparando una flecha, en una mala condición, pero pudo inmovilizar al ogro. -Hmp… ¿Quieres que te salve? –Dijo arrogantemente el chico, Hikari lo miro con atención. –Quítame esta flecha. -¡No lo hagas! –Grito la anciana. -Hmp… Baka… ¿Quieres morir?... aunque por la anciana no debo preguntar, ya que está en sus últimos días –Dijo arrogantemente. Hikari no sabía qué hacer, ninguna persona en varios años no había podido sacarlo, pero eso no se podía juzgar, si no lo hacía, era muy probable que la anciana Kaede y que ella murieran en manos de esa cosa… por otro lado… . -¿Por qué no le quitan esa flecha? -Porque no podemos… y aunque pudiéramos tampoco lo haríamos… intentamos durante más o menos ciento cincuenta años y nadie le ha podido quitar el sello, y además si se lo quitáramos, el no dudaría en destruir la aldea. . Entonces se abstendría a las consecuencias… agarro con firmeza la flecha y con fuerza la intento sacar, en un momento se vio en el suelo… e Inuyasha parado frente a ella; Inuyasha empezó a palpitar, su cabello creció, y la anciana Kaede quedo boquiabierta. -Ven aquí estúpida bestia… -Dijo egocéntricamente mientras movía sus manos en círculos. -Lo liberaste… -Dijo la anciana. -Yo… no sabía… . -¿Por qué no pueden dejar que Inuyasha vuelva a la vida? -No, lamentablemente la única forma seria con el rosario Kotodama el cual se puso por voluntad propia ya que es una de las cosas que eran de su padre. Todos los aldeanos intentamos usas las palabras de poder con el collar, pero como la única persona con la que funcionaba era con la señorita Kagome, no funciona con ninguno de nosotros, tenemos que esperar a que alguien diga el conjuro correcto. . -¿Qué puede hacer un híbrido inútil como tú? –Hablo en ogro. -Veremos quién es el inútil… -Dijo orgullosamente -¡GARRAS DE ACERO! 0~0~0~0~0~0~0~0 Su cuerpo y poderes estaban sellados, pero su corazón intacto…¿Por qué el monstruo deseaba rehacer la historia? 0~0~0~0~0~0~0~0 Ya no había rastro del Youkai, todo el terreno estaba cubierto por lo que era una sustancia viscosa verde (o sangre apestosa) e Inuyasha estaba parado con una sonrisa en su rostro. -Muy bien… -Dijo macabramente mirando a la sacerdotisa y la chica con traje de sacerdotisa. –Ustedes son de esa aldea ¿no es así? Pues… tendrán el honor de ser la primeras en ser mis presas… empezare por la anciana. Las dos se encontraban abrasadas, la anciana estaba débil, así que Hikari era su apoyo, al escuchar esas palabras y al ver como se acercaba se puso en frente de la sacerdotisa para impedirle el paso. -Está bien… entonces empezare con tigo… no te muevas de aquí saco de huesos. Y así fue como empezó una persecución por el bosque, varias veces Hikari se caía, mientras que Inuyasha se acercaba rápidamente saltando. -¿Por qué? ¿Por qué? ¡¿POR QUÉ RAYOS ME CAI POR ESE POZO?! –Pensaba la víctima. 0~0~0~0~0~0~0~0 Siglo XXI – En el bosque. -Rayos –Dijo Kaoru molesta sentada en las raíces de un árbol. –Siento esa odiosa presencia. -¿Qué ocurre Kaoru-Sama? –Pregunto la vieja que le acompañaba. -Es la presencia de ese Hanyou –Luego se levantó de su lugar. –Kameko-San… muéstrame el estanque. -¿Para qué quieres ver el pasado? –Pregunto aburrida la anciana. -Quiero confirmar una cosa… 0~0~0~0~0~0~0~0 En el sengoku. Hikari lo único que intentaba era huir, y al huir, también trataba de alejar a Inuyasha de la aldea; así tal vez podría salvar varias vidas, pero… ¿Quién la salvaría a ella? -¡Alguien que me ayude por amor a Dios! -Keh… nadie te ayudara ¿sabias? –Luego de eso se abalanzó contra ella. -¡KYA! –De milagro lo logró esquivar, salió corriendo hasta un puente, allí lo cruzo, pero Inuyasha le seguía saltando. Lo único que se le ocurrió fue esquivarlo estando cerca de él. Pero en un momento la agarró del cuello. -Eres muy escurridiza mujer, te felicito –Dijo alzando su otra garra. ¿Todo acabaría ahí? Pero de repente una cosa vino a su mente, mientras perdía el oxígeno. . -Lamentablemente la única forma seria con el rosario Kotodama el cual se puso por voluntad propia ya que es una de las cosas que eran de su padre. . -El… rosario… -Dijo con poco oxígeno mirando el collar alrededor del cuello del joven. . –Todos los aldeanos intentamos usas las palabras de poder con el rosario, pero como la única persona con la que funcionaba era con la señorita Kagome, no funciona con ninguno de nosotros, tenemos que esperar a que alguien diga el conjuro correcto. . ¿El conjuro correcto? Hikari trato de encontrar alguna palabra, pero no le llego nada además de Hada cadabra a su mente, después miro como en su vista nublada las orejitas sobre la cabeza del victimario, como se movieron, les pareció tiernas hasta de perro… -Sien… -¿Aun respiras? –Pregunto gracioso. -Sien… -Tomo una bocanada de aire, de lo poco que podía tomar, su respiración se acababa y luego dijo con sus último aliento. -¡SIENTATE! ¡Paf! -¡Ahhh! –Exclamo Hikari para respirar, hasta que pudo modular su respiración. –Gracias… gracias a Dios… -¿Qué es esto? –Dijo Inuyasha levantándose del suelo. – ¡¿EL ROSARIO KOTODAMA?! Intento de quitárselo, pero no podía. -¡RAYOS! ¡Pero si fui yo el que se lo puso! ¡Si yo me lo puse yo me lo puedo quitar!–Dijo molesto. -¡Tu! -¿yo? –Dijo Hikari confundida, luego vio como él se empezó a acercársele de nuevo. -¡KYA! ¡SIENTATE! ¡Paf! -Tu… -Dijo levantado su cara del suelo – ¡DEJA ESO! ¡QUITAME ESTE ROSARIO! -¿Ese? –Luego una sonrisa se formó en sus labios, pero no una cálida, sino una macabra, toco su cuello y aun le dolía -¡Siéntate! ¡Paf! -¡Siéntate! ¡Siéntate! ¡Siéntate! ¡Siéntate! ¡Siéntate! ¡Siéntate! ¡Siéntate! ¡Siéntate! ¡Siéntate! ¡Siéntate! ¡Siéntate! ¡Siéntate! ¡Siéntate! ¡Siéntate! ¡Siéntate! ¡SIENTATE! –Tomo aire y luego se sentó cansada, era medio día. -¡Niña! –Se escuchó gritar a la anciana Kaede que fue corriendo donde ella se encontraba, después de ver a Inuyasha en el suelo en un hueco de más o menos cinco metros, y ver a Hikari sentada alegre entendió la situación -¿Cómo encontraste las palabras correctas? -Sencillo –Dijo sonriéndole –Le dije lo que le decía a mi perro cuando me mordía. 0~0~0~0~0~0~0~0 Siglo XXI – Heladería. -Mmm… -Dijo el señor Sesshomaru, quien no había probado su helado… en otras palabras… sintió una presencia. -¿Ocurre algo Señor Sesshomaru? –Pregunto inquieta Lin -No –Dijo secamente para luego dar el primer bocado a su congelado postre. – ¿Dices que esto es un helado? -Es un helado de chocolate. –Dijo sonriente, y en un minuto el helado de su acompañante ya no estaba. -Mmm… -Dijo reflexionando –Quiero otros dos. –Dijo seriamente, Lin se sorprendió. -Para ser la primera vez que come helado, parece que le gusto –Pensó con una sonrisa nerviosa. Mientras Lin sonreía nerviosa, Sesshomaru comiendo helado aun sentía esa presencia aborrecedora; que no sentía desde hace ya mucho tiempo… 600 años más o menos… esa apestosa sensación y el olor se sentía desde hay. -Hmp, morirá probablemente –Dijo sin importancia, pero con desagrado a la vez. Lin quedo petrificada y confundida. -Jeje –Rio nerviosa con una gotita en su nuca, en serio, aunque se sintiera segura con ese hombre aun no podría evitar sentirse un poco incomoda con todas sus metáforas. 0~0~0~0~0~0~0~0 En el Sengoku – 2:43 pm -Aún no se seca… -Dijo impaciente mientras volvía a colgar su uniforme. Además de que aún estaba confundida por lo que había pasado el día de ayer y el día actual, tenía a un chico a sus espaldas mirándola de una forma muy fastidiosa. -¿Se podría saber qué haces aquí? -Keh, lo que haga o deje de hacer no es tu problema chiquilla horrorosa –Respondió altaneramente. -Miren quien habla, el que tiene la cara llena de barro –Le respondió molesta. -Yo no tengo barro en la cara –Le dijo molesto, de repente sintió que una gran bola viscosa caía en su rostro. -¿Qué es esto? ¡¿Barro?! -Je –Exclamo victoriosa limpiando en el rio su mano que tenía sucia después de haber lanzado una bella bola de lodo. -Tu… -Exclamo furioso para luego agarrar una inmensa roca que estaba cerca de él y aproximarse peligrosamente a su víctima, o victimaria… Sintió como se acercaba a ella con el inmenso objeto, lo cual ya tenía previsto. –Siéntate. –Dijo tranquilamente, luego escucho el quejido de alguien caer y ser aplastado por una roca. –Ahora si tienes barro por tu propia cuenta. -Ya… veras. –Dijo con resentimiento. Después sintió como la roca rodaba por su espalda y lo dejaba libre, aparentemente lo habían ayudado. -No quiero discutir con tigo –Dijo Hikari para luego retirarse después de haber empujado la roca. Inuyasha olfateo el aire y encontró un olor a hierro. -¿Sangre? -¿Qué? –Al voltearse se encontró con el Hanyou cerca de ella, el cual sostuvo su mano izquierda, que casualmente tenía una leve cortadura en la palma. -¿Cómo me hice eso? –Dijo con tono divertido y sorprendida. -Estas sangrando y te ríes… ¿eres masoquista mujer? –Le pregunto con rabia para luego soltar bruscamente su muñeca. -Me rio porque no me di cuenta que lo tenía… -Después saco un pañuelo, el cual mojo en el rio y limpio la sangre. –No duele, más bien molesta… -Cuando termino puso a secar también el pañuelo. –Oye… Inuyasha ahora estaba a varios metros de ella sobre un árbol -¿Qué? -¿Quién es Natsuko? –Pregunto inocentemente y un poco apenada. Parece que llamo la atención de Inuyasha – ¿Y a ti que te importa? -Perdón… pero me llamaste así cuando me viste –Parece que esas palabras molestaron un poco a Inuyasha, por lo cual frunció su ceño. –Como sea… me llamo Aome Hikari, no Natsuko. -¿Kagome? –Pregunto sorprendido viéndola fijamente desde su rama. -Aome –le confirmo, perdió su interés y volteo a ver a otro lado molesto. -Keh, que nombre tan feo –Dijo con desdén. –Y Hikari está peor. -¡Mira quién habla! –Dijo molesta por el insulto a su nombre. -¡¿Inuyasha?! ¿En serio? Es muy largo y feo. -Escucha niñita. –Con un salto quedo cara a cara con ella. –Nunca, ¿me escuchaste? ¡Nunca! Vuelvas a criticar el nombre de mi padre. –Dijo lo último con un poco de dolor y rabia a la vez, lo que hizo que la otra se molestara también, y que se pusiera un poco melancólica. –No tienes el derecho. -Y tu… -Dijo encarándola con un aura rabiosa -¡Nunca vuelvas a criticar mis nombres tampoco! -¡KEH! ¡PRUEBAME! ¡HIKARI EL NOMBRE ESTUPIDO! ¡PARECE DE MUERTO! –De repente un golpe sobre su cara se hizo sentir, mientras que la agresora aún mantenía firme su pose después de la cachetada. –Te voy a… -¡HIKARI ERA EL NOMBRE DE MI MADRE ASI QUE NUNCA VUELVAS A DECIR ESO! –Le interrumpió muy molesta. –Me largo. -¿Qué paso aquí? –Pregunto la anciana que volvía con unas mantas. -¿A dónde vas niña? -Lo siento, pero me voy de aquí –Y sin más tomo su ropa aun mojada y se fue dando pisotones de elefante. -Inuyasha, ¿Qué le hiciste? –Pregunto la anciana con voz acusadora. -Esa mujer… -Dijo sobando su mejilla golpeada. -¿Qué le pasa? -Aun no me contestas. –Le insistió la anciana. -Critico mi nombre, y yo le critique también por el doble –Dijo muy orgulloso, hasta que sintió una roca que le golpeaba. -¡¿QUÉ TE PASA ANCIANA?! -Deberías tener más respeto por esa niña. –Dijo la anciana molesta levemente –Antes de tratarla así deberías analizar la situación, y… ¿Qué haces aquí? -Keh. ¿Acaso no es obvio? Necesito que esa inepta me quite el rosario Kotodama. –Dijo con rabia. -Pues de esa forma jamás te lo quitara –Dijo con gracia. -Ya verás… -Con un salto se alejó de allí -¿A dónde vas? –Pregunto Kaede. -A obligar a esa mocosa que me quite el rosario –Dijo mientras se alejaba, cuando ya se había ido, la anciana soltó un suspiro. -Antes de que se lo quite terminara besando el suelo –Con resignación, empezó a lavar las sabanas que había traído. 0~0~0~0~0~0~0~0 En el bosque. -Ese… ¡ese Idiota! –Grito molesta. Se sintió cansada así que se recostó contra un árbol. –Lo último que me faltaba, no solo me llaman por ese nombre… ahora también lo critican… estúpido. -Se puso en posición fetal después de haber colgado su uniforme en una rama, tapaba su cara con sus piernas, las cuales eran abrasadas por sus brazos. 0~0~0~0~0~0~0~0 Las dos mujeres deseaban una parte del Hanyou… Una su parte de Youkai. La otra su parte humana. Antes de ser sellado deseo ser más fuerte, la única forma era volverse un Youkai completo para estar con la primera mujer, pero necesitaba la perla de Shikon ya destruida. Este no se rindió y busco una forma para cumplir su deseo de poder… solo necesitaba el corazón de un monstruo legendario. Por otra parte deseaba ser humano para estar con la humana que cautivo su corazón. En el trayecto se dio cuenta que la perla Shikon no estaba destruida para siempre… simplemente no estaba con ellos. La busco… y aun después de su corazón sellado aun anhela hacerse con esa perla. 0~0~0~0~0~0~0~0 -Es un inepto… -Dijo en su misma posición. -Y tu una bastarda con una mano muy pesada –Levanto su mirada para ver sobre un rama al Hanyou de hace un momento, solo frunció el señor y volvió a ocultar su cara en sus piernas. –Quítame el rosario. -… -Oye… ¡Te estoy hablando! –Salto y quedo en frente de ella. –Además de nombre de abuela, eres sorda como una… ¡OYE! -¡¿Qué?! –Levanto la mirada haciendo que el peli plateado retrocediera sorprendido, notando levemente los ojos húmedos de ella, y unas pocas lágrimas en sus mejillas. -E… ¿estas?... ¿estas llorando? –Pregunto un poco asustado. -N…no –Dijo limpiando sus ojos y volviendo a la misma posición de hace cinco minutos. -O… oye… no llores… -Dijo acercándose un poco. -Y a ti que te importa –Le respondió. –Lloro porque quiero. -Entonces si estas llorando (?) –Sonó más una pregunta que una afirmación. -¡SI! –Le grito molesta, Inuyasha se asustó retrocediendo un paso, ella gruño de frustración y volvió a meter su cabeza en sus piernas. -Has lo que quieras pero quítame este rosario pequeña ingrata –Le dijo tratando de hacer que lo mirara, pero ella aún continuaba en su misma posición. Lo único que le quedo fue acordarse de una cosa que le habían dicho antes… . -Inuyasha… -Llamo la chica de ropas sagradas. -¿Qué? -No la quieres ver llorar… ¿No es así? -Hmp… y a ti que te importa. -Solo te quiero ayudar… me molesta verte tan deprimido, me desconcentra. -Keh… Suspiró –Si quieres hacer que una chica deje de llorar… escúchala, y si no quiere ser escuchada, háblale algo sobre ti y luego escucha. -Ni loco le hablare de mí, de todos modos… ya sabe todo sobre mí. -Pero yo no… -Le esbozo una sonrisa. -B… bueno… . ¿Tenía que ser de esa forma? De todos modos, si quería ser libre de ese estúpido rosario… debía ganar su confianza. Estuvo a punto de arrepentirse, cuando la chica hipo un poco, suspiro y se sentó a su lado. -Ese era el nombre de mi padre… -Dijo sin ánimos, ella levanto levemente la cabeza y lo miro. –Adopte su nombre porque de alguna manera me identifico con él. Hizo una pausa. -Murió buscando la forma de revivir a mi madre, o eso me dijeron al llegar con su cadáver. –Con eso finalizo. Ella aún tenía unas pequeñas lágrimas en sus ojos. -Hikari… -Esta vez la atención del Hanyou fue para ella. –Ese era el nombre de mi madre, ella murió de una enfermedad cuando tenía ocho años, desde entonces no me gustan cuando me llaman por ese nombre, pero tampoco me gusta cuando lo critican porque siento que en lugar de criticarme a mi… insultan a mi madre… así que… por eso me gusta que me llamen Aome, de esa forma no sentiré el vacío al escuchar el nombre Hikari, o dolor cuando me insultan por Hikari. Una corta pausa apareció hasta que uno de ellos hablo. -Perdón por haber insultado tu nombre Inuyasha –Dijo la chica ahora con una sonrisa. -Sí que es efectivo este método –Pensó Inuyasha –Keh… deberías dejar de sentirte mal por cosas tan pequeñas… Ella se levantó a sentir su uniforme ya seco. -Que bien, ya me estaba preocupando, es la única ropa que tengo de mi época… -Inuyasha al escuchar la parte de “Mi época” se levantó bruscamente. -¿No eres de esta época? –Pregunto rápidamente. -No, vengo del siglo XXI –Con eso lo altero más. -¡¿VINISTE POR EL POZO?! –Termino gritando. -S… si –Dijo al sentirse un poco incomoda con las interrogaciones del chico. -Ahora funciona… -Dijo pensativo. -O… oye… disculpa pero… ¿sabes cómo puedo volver a casa? –Dijo un poco dudosa. -Debemos irnos –Dijo de repente. –Una tormenta se avecina. 0~0~0~0~0~0~0~0 Siglo XXI – Bosque - 5:28 pm –Kaoru-Sama ¿Ya vio lo que necesitaba observar del pasado? –Pregunto la anciana tomando su té. -No –Dijo complacida la chica. –Supongo que podría hacerle la vida imposible… pero prefiero disfrutar del show. -Kaoru-Sama, tanto rencor puede almacenar usted… -Dijo aun tranquila Kameko. -Kameko-San, está hablando con migo –Dijo Kaoru sin mucha importancia. –Sabe perfectamente que soy la hija del lord Sesshomaru, y no me importa la piedad hacia las razas menores. -Como usted diga –Le respondió con sarcasmo para luego llevarse su juego de té y dejar sola a la chica en el estanque. 0~0~0~0~0~0~0~0 Sengoku –Aldea de la anciana Kaede. -Inuyasha… ¿A dónde vas? –Pregunto la anciana al ver al chico salir de la cabaña. -Donde debí haber ido desde que me quitaron esa flecha –Dijo molesto. -Si te vas a vengar de Natsuko ella ya está muerta. –Le dijo la anciana. Este detuvo su paso. –Además está lloviendo. -¿Cómo que ya murió? –Pregunto ignorado lo segundo. -Ya pasaron como 150 años desde que fuiste sellado, sin embargo… murió minutos después de que te sellaron –Dijo esperando a una reacción de él joven que estaba frente a ella. -Ya veo –Dijo, se dispuso a salir de nuevo, pero volvió a hablar. -¿Y Kaoru? -Ella se separó de su padre para hacer un entrenamiento, después de que te sellaron, todavía se ven y ella disfruta el tiempo con su padre, lastimosamente ya no es la misma. -¿En qué sentido? -Bueno… ahora desprecia a los humanos, y odia a los Hanyou –Hablo con simpleza. -Ya entiendo –Dijo con un tono lleno de rabia. –Me voy ya. -¿A dónde? –Insistió la anciana. -A buscar la perla de Shikon. –Hablo fríamente para luego salir de la cabaña, donde la anciana suspiro pesadamente. -Estos niños de hoy en día… -Exclamo. -Anciana Kaede –Dijeron entrando a la sala en la que estaba. –Gracias por prestarme su dormitorio para cambiarme. ¿Dónde está Inuyasha? –pregunto con su uniforme escolar puesto. -Se fue a buscar la perla –Dijo sin remedio. –Aun no entiende que desapareció con el deseo de su madre. -¿Qué? ¿De qué perla habla? –Pregunto confundida. -De la perla de Shikon. –Le respondió levantándose de su lugar. -La perla de Shikon… creo haber escuchado de ella, en una excursión que hicimos al templo Higurashi, pero el dueño no dejaba de hablar de leyendas y esas cosas, pero eso fue hace ya unos años y aún estaba algo pequeña, además me acuerdo que el dueño dijo que una sacerdotisa de su familia había pedido un deseo a la perla, lo que causo que desapareciera para siempre. –Dijo mientras recordaba. -Tienes razón, la sacerdotisa Kagome fue la que pidió ese deseo y la perla desapareció, la leyenda paso por la historia, fue unos de los momentos cruciales de nuestras vidas. -Pero si la perla ya no existe… no le veo el motivo de que Inuyasha la busque. –La anciana negó con la cabeza mostrando desaprobación. -Ese joven cree que la perla sigue en este mundo, y aun está empeñado en encontrarla; pobre joven… ni siquiera sabe por dónde empezar. -Bueno, sea como sea yo debo volver a casa, y yo tampoco sé por dónde empezar a buscar para volver. -Pero aun así… -Le interrumpió –Lo que más me preocupa es que el muy necio pelee con cualquier Youkai por instinto. -¿De qué habla? -Hablo de que es un terco, y hay muchos Youkais que también creen en el regreso de la perla, podrían dañarlo por el camino, y hasta matarlo. -¿Matarlo?...-Después de refeccionar un momento habló. -Voy a buscarlo –Dijo dirigiéndose a la salida. -¿Por qué? -No podemos dejar que ande por ahí como un loco enseñándole sus garras a cualquiera, además… -Dijo recordando lo de esa mañana. –Debo pagar una deuda. Después de eso salió corriendo en dirección al bosque. –Lo que me pregunto es… -Exclamo la anciana. -¿Cómo supo que se fue en dirección al bosque? 0~0~0~0~0~0~0~0 -¡INUYASHA! –Grito. -¿Por qué lo estoy buscando? –Paro en seco. –Después de todo, me detesta… ¿no es así? . -Ese era el nombre de mi padre… . -Creo que en este momento soy la persona menos indicada para buscar a un Youkai en un bosque –Dijo graciosa para retomar el camino de vuelta a la aldea. . -Adopte su nombre porque de alguna manera me identifico con él. . Paro de nuevo. . -Murió buscando la forma de revivir a mi madre, o eso me dijeron al llegar con su cadáver. . Volteo su rostro para ver incrédula el bosque. . –Keh… deberías dejar de sentirte mal por cosas tan pequeñas… . -Es verdad… . -Debemos irnos una tormenta se avecina. . -Debo saldar mi deuda. –Dijo sonriente para correr donde sentía que podía estar Inuyasha. Al llegar, se encontró rodeada de árboles, pero no vio por ningún lado al individuo que buscaba, simplemente suspiro con pesadez. Y se sentó cansada. –Corrí demasiado para nada… -Dijo con lágrimas en forma de cascada estilo anime. -¡UNA HUMANA! –Gritaron a sus espaldas, quedo petrificada. -¡¿A QUE SABRAS?! Volteo lentamente y se encontró con un horrible monstruo con forma de serpiente. -¡KYAAAAAAAAAAAA! –Grito, de repente vio a la serpiente alejarse un poco. -Conque una sacerdotisa… -Dijo con gracia mientras sacaba su lengua y lamia un extremo de su cola que parecía quemado. –Tus poderes no te ayudaran ahora, eres demasiado débil. ¿Pero que le pasaba a esa gente? No tenía las ropas de la anciana Kaede y aun así la llamaban sacerdotisa, pero… por un momento sintió una descarga de energía emergiendo de ella al gritar, se quedó mirando confundida su mano, que a sus ojos emitía una leve luz que se fue apagando poco a poco. -Bueno… basta de charlasssss –Dijo el Youkai sacando su lengua. –A cenar. –Luego se aventó en su contra, Hikari serró sus ojos fuertemente. -¡QUE ALGUIEN ME AYUDE POR AMOR A DIOS! -Nadie te ayudara ¿sabiasssss? –Dijo la serpiente agarrándola con su cola y enroscándola. . -Keh… . -¡GARRAS DE ACERO! –Escucho gritar, y en un momento se vio en el suelo. -¿Inuyasha? –Dijo al abrir sus ojos y ver la imagen del chico que se había cortado el cabello de nuevo. -Eres demasiado problemática. –Dijo sin remedio. -Estúpido Hanyou –Dijo la serpiente (o lo que quedaba de ella) -¡Muere! –Después de eso ya no había serpiente xD. –Que decepción –Exclamo aburrido. –Pensé que sería un poco más fuerte. –Luego miro a Hikari. –Eres una mujer muy problemática… Vete de una vez por todas a la aldea tonta… Ella en el suelo levanto rápidamente la mirada apenas que este le menciono. -¿Me llamaste tonta? –Lo miro molesta. -¿Por qué? ¿Algún problema niña tonta? –Le dijo restándole importancia. -Huy, que grosero eres, eso me pasa por preocuparme por ti –Le dijo levantándose. -Keh. –Dijo sin interés – ¿Para qué te preocupas por mí? preocúpate por ti niñita insolente, si no hubiera estado aquí de seguro no estarías viva en este momento. -Perdóname por cuidar que te maten en el camino buscando una perla inexistente. –Dijo sarcásticamente; Inuyasha la miro desafiante, no tendría por qué meterse en sus asuntos. -Cállate malagradecida. –Dijo molesto tratando de escudarse. -A si… gracias por salvarme de esos Youkai, este y el de la otra vez, y por lo de esta mañana. –Dijo acordándose del por qué había buscado al Hanyou adentrándose en el bosque, le esbozo una pequeña sonrisa. -Sí que eres bipolar… pero, ¿eso significa que me puedes quitar el rosario? –Pregunto esperanzado. Ella empezó a reír, causando que este se enfureciera -¡HABLO EN SERIO! -Bueno… pues… no. –Dijo alegre. -Si es así, ya vete de aquí y déjame seguir mi camino. –Dijo volteándose molesto. -¡OYE! -¿Qué? -No sé cómo volver. –Dijo apenada y con una sonrisa nerviosa. -¿Y a mí qué? –Le respondió molesto. -Acompáñame por favor. –Dijo juntado sus dos manos haciendo un pequeño aplauso. -No, ya te dije, estoy de afán. –Y se dispuso a ir. -¡ABAJO! ¡Paf! -Q… ¡¿QUÉ TE PASA?! –Le grito levantando su cabeza del suelo. -Por favor Inuyasha, estoy perdida, sabes que no soy de aquí, y si no me llevas de nuevo a la aldea me veré obligada a acompañarte ya que eres el único que conozco. -¡Jah! ¿Y qué te asegura que no te poder atacar para evitar eso? -No importa lo que hagas mientras yo diga la palabra abajo. –Le respondió con ironía. ¡Paf! -Ups… perdón, pero es para que no se te olvide. –Se disculpó con una sonrisa, a Inuyasha que estaba en el suelo no le pareció una disculpa sincera, pero no quería ser seguido por esa chiquilla fastidiosa y mucho menos escuchar esa palabra de nuevo. Cuando ambos iban a ponerse en marcha, una presencia invadió el aire, inmediatamente Inuyasha le bloqueo el camino a Hikari con su brazo. –No puede ser, esa presencia… Apenas ella abrió su boca para preguntar que ocurría, una chica de cabellos plateados como los de Inuyasha pero más largos, ojos color miel, piel de tez blanca, con marcas moradas en sus mejillas y una media luna de color violeta en su frente, apareció entre unos árboles con un lento caminar, con una mirada fría y calculadora; a Hikari le pareció muy hermosa. -¿Qué haces aquí? –Le pregunto a la defensiva el joven de haori rojo. -Mmm… -Fue lo único que menciono la joven al ver la cara del muchacho en frente de ella, quien tenía oculta en sus espaldas a una joven de ropas extrañas. -¿Cómo es que estas vivo? -¡Responde a mi pregunta Kaoru! –Le grito molesto. -Sentí tu fétido olor. –Le dijo restando importancia al asunto. Luego de responder camino un poco con paso lento alrededor del Hanyou. Este, se movía con ella para no darle la espalda, ya que tenía a una humana tras de él. -¿Qué quieres? –Le pregunto con rencor y a la defensiva. -Vengo a visitar a mi primo –Le respondió burlonamente, para luego poner un semblante serio. -¿Quién es la humana que esta tras de ti? -A ti no te importa. –Inmediatamente, en un abrir y cerrar de ojos, la chica de nombre Kaoru estaba detrás de él, y con su mano derecha sostenía el mentón de la mujer de cabellos azabaches. -¿Esta es la sacerdotisa? –Le pregunto examinando fijamente su rostro, Hikari trataba de liberarse de su agarre, pero Kaoru la sostenía fuertemente del mentón y su fría mirada congelaba sus acciones. –O ¿tal vez es tu madre? –Lo último lo dijo burlonamente. -¡No te importa suéltala! –Le grito para luego abalanzarse sobre la Youkai, pero en un movimiento rápido, Kaoru tomo de la cintura a la humana apartándola y con una patada aparto a unos metros a su atacante, alterando a su víctima. -¡INUYASHA! –Trato en vano liberarse de su agarre, Kaoru solamente volvió a cogerla de la forma anterior, encarándola. -No, definitivamente no es tu madre. –Dijo con tranquilidad, mientras esquivaba los ataques del muchacho. –Aunque tiene una aroma similar, al igual que su rostro se parece al de ella, y al aprendiz de sacerdotisa. -Quítale tus manos de encima. –Volvió a atacar, pero Kaoru lo esquivo. -Ya veo… -Dijo con una sonrisa sorna. – ¿Es tu nueva mujer? -Debes estar loca. –Le respondió molesto. –Ella no es algo mío, simplemente es una humana ¡SUELTALA! ¡NO TIENE NADA QUE VER CON ESTO! -Y aun lo dices. –Le dijo con un aire de molestia, para luego empujar a Hikari al suelo. -¡Hay! –Exclamo al ser lanzada, pero con agilidad se levantó un poco lastimada después del empujón, y corrió al lado de Inuyasha. –Puedo ver perfectamente emanar de ella una energía muy particular. –Hizo una pausa. –Y cualquiera con esa energía… tiene que ver con todo esto. -¿Ver en qué? –Se preguntó a si mima la chica del futuro, Inuyasha la escucho. -En nada que te incumba. –Le respondió. -Dame a esa mujer –Le dijo indiferente Kaoru. -¡¿QUE?! –Exclamo sorprendida la demandada. -¿Para que la quieres? –Pregunto Inuyasha. -Es sencillo. –Le dijo con tranquilidad. –Si ella no muere, la historia se repetirá. A Hikari se le paro el corazón por un segundo… ahora si se arrepentía de que su estúpida curiosidad la haya hecho acercarse a ese pozo, en ese momento podría estar tranquilamente en su sofá viendo una película, pero no, tenía que estar en medio de un enfrentamiento de Youkais, por su vida. -¿A qué te refieres Kaoru? –Le pregunto desafiante. -Esto es un juego… -Le dijo sin mucha importancia. –De una persona, no lo creí al inicio, pensé que el hecho que fuiste sellado en el mismo lugar en el que fue sellado tu padre, que una sacerdotisa lo haya hecho, y que todo eso para conseguir una estúpida perla inexistente, fue solamente coincidencia. Inuyasha no podía creerlo, le estaba restregando en la cara todos sus errores anteriores, y por parte de la azabache, estaba enterándose de una forma extraña parte de la vida de Inuyasha. -Pero, al ver que esta chica te quito la flecha, que se parezca a tu madre y a esa sacerdotisa, y que tenga un gran poder espiritual ya no es coincidencia. –Su fría mirada se posó por un momento en la mencionada para luego volver a Inuyasha. –Te esperare en la cima del monte Takao. –Dijo sin más. –Trae a esa mujer, de un modo u otro, o sino yo iré a buscarla. No se te olvide que puedo acabar con tigo fácilmente; si no me la entregas allí, te acabare, y luego me encargare de ella. -¿Y si me niego? –Le contesto altaneramente -¿Si me niego a ir? -Sé que vendrás –Dijo sin más. – ¿O acaso eres un cobarde?... Debes traerla ya que esa montaña tiene una energía positiva lo suficientemente grande como para destruirte si intentas entrar solo. Después de retarlo se dirigió de nuevo al bosque, dejándolos a ambos solos. -Maldita sea.
El deseo de destrucción para un fin vacío, marchito a tres corazones. El primero fue sellado, el segundo se congelo, y el tercero… dejo de palpitar. 0~0~0~0~0~0~0~0 Era una mañana tranquila, a excepción por el hecho que un Hanyou andaba golpeando fuertemente un árbol con sus puños desde una de sus ramas. –No tiene derecho. –Se repetía enfadado. Una chica caminaba por la aldea un poco inquieta, los aldeanos la saludaban, los niños se alejaban, ya que por sus ropas todos creían que era una Youkai, pero en ese momento a ella no le importaba mucho que digamos en ese momento, sus pensamientos estaban ocupados en una sola cosa… El monte Takao. ¿Inuyasha sería tan despiadado como para llevarla hasta ese lugar sin su consentimiento y entregarla a esa chica que dice ser su prima? Esperaba que no. La anciana Kaede los miraba desde su choza, con cierta preocupación en su rostro, el hecho de que Inuyasha aun estuviera en la aldea era bastante sospechoso. Entre una de las cosechas las mujeres cultivaban los pocos alimentos. La adolescente pasó por allí, trabajadoras se quedaron quietas, pensaban que Hikari les robaría algo. -Buenos días. –Fue lo que menciono al fijarse de la presencia de las personas que le acompañaban en ese segundo, volvió a sumergirse en sus pensamientos de como volver a casa antes de que Inuyasha se la llevara a su prima. Por otra parte lo vio en uno de los árboles a los límites de la aldea al chico de haori rojo, tenía su cabello corto y desordenado, como si hubiera usado una espada para cortarlo, en realidad se le veía muy bien, pero lo que no se veía bien era el hecho de que estuviera golpeando fuertemente el árbol desde arriba. -Hola. –Le saludo viéndolo desde abajo. El paro de golpear el árbol y miro a la muchacha que estaba hablándole. – ¿Qué quieres ahora? –Le pregunto molesto. -Huy que humor… -Se quejo molesta. –Deja de golpear ese árbol que vas a hacer que se rompa. -Keh… ¿y a ti que te importa niñita malcriada? –Le respondió groseramente. -¡¿Malcriada yo?! ¡Mira quien habla el que esta haciendo pataleta sobre un árbol! –Se paro firmemente molesta. -Entonces eres una malcriada, hipócrita, fastidiosa con voz chillona. –Le contesto burlonamente. -¡Y tu un engreído, arrogante, abusivo, grosero y horroroso! –Dijo defendiéndose. -¡¿Quién te crees que eres para hablarme así?! –Dijo ofendido. -¡Sabes que! ¡Me voy! –Le grito molesta para luego girarse y ponerse a caminar. –Eso me gano por tratar de razonar con este ¡Cabeza de chorlito! -¡Te escuche niñita! –Le grito a lo lejos aun sobre el árbol. -¡Esa era la idea tonto! –Le respondió girándose y sacando su lengua. -Eso es lo último que me dices. –Dijo para sí molesto para luego de un salto bajar del árbol. -¡Ven aquí descarada! –Y empezó a remangarse su haori. Ella quedo tiesa. -¿Cómo me llamaste? –Dijo molesta para luego girarse rápidamente y señalarlo acusatoriamente -¡ABAJO! ¡Paf! -Te… voy… a… -Fue lo que se alcanzó a entender del Hanyou que estaba tragando tierra. -No me importa lo que digas. –Le dijo molesta para luego girarse e irse, pero paro inmediatamente al recordar lo que la tenia pensativa hace un momento, y empezó a caminar en dirección al chico que estaba levantándose, sentándose en pose de perro y sacudiendo la tierra de su haori. –Oye… El la miro confundido y molesto. – ¿Qué? –Le dijo molesto. -¿Me entregaras a tu prima? –Pregunto seria, nerviosa y un poco traviesa, mientras se ponía de cuclillas para estar a la altura de su rostro. El solo la miro confundido, pero luego entendió. –Antes que nada escúchame, no vuelvas a llamar a esa ingrata como mi prima ¿entendiste? Y por ultimo, no te preocupes, tu no tienes nada que ver con migo o Kaoru, así que lárgate de una vez por todas. –Lo último lo dijo con rabia, y se levanto. -Que grosero. –Le reclamo molesta. –Pero gracias. -¿Por qué? –Le pregunto extrañado. -Por no llevarme a mi eminente fin. –Respondió con tranquilidad, ella se levanto también sonriente y se dirigió a la aldea. -¡Oye! –Le grito el Hanyou. -¿Si? –Se giro para verlo. -Quítame el rosario Kotodama. –Le dijo orgullosamente mientras se cruzaba de brazos. -Ah… con respecto a eso… ¡ABAJO! –Grito para luego irse tranquila a la aldea. ¡Paf! -Me… me… vengare. –Dijo Inuyasha desde el suelo. -¡Amo! –Grito una vocecita desde el cuello del susodicho, el cual prontamente fue aplastado, ya que logro usar una mano y quitar al insecto de su cuello. Inmediatamente la pulga floto hasta el suelo y se inflo de nuevo. -¡Amo Ken…! –Una mirada amenazante lo detuvo. –Quise decir… ¡amo Inuyasha! -¿Qué quieres Myoga? –Pregunto el Hanyou despegando su cabeza del suelo. -Valla amo, ¿Qué le paso? ¿Qué hacia usted en el suelo de esa manera? –Pregunto algo confundido de una manera chistosa. –Esta técnica para atacar a alguien no la había visto desde hace ya mucho tiempo… -No quiero hablar de eso, ve al grano. –Le respondió con autoridad. -Pero que desconsiderado es usted amo, sesenta años viniendo aquí para ver su estado amo y ¿así es como me paga? –Le dijo fingiendo estar indignado. -Si no tienes nada que decir… -Y se puso de pie con disposición de irse, inmediatamente la pulga detuvo al ver las intenciones de su amo, y dejando de lado su orgullo decidió hablar. -¡Amo Inuyasha! ¡Escúcheme por favor! –El Hanyou soltó un suspiro, y miro a la pulga sentándose de nuevo. –Muy bien… antes que nada amo, quería decirle que estoy muy alegre de que halla despertado, y también quería aprovechar para preguntarle humildemente sobre… -No he podido activar la espada. –Le completo con aburrimiento y restándole importancia. -Bueno amo… -Rio nerviosamente la pulga. –Ya consulte lo que me pidió averiguar, fue un trabajo arduo, pero al final conseguí la información, quería decirle que la noticia me dejo impactado ya que… -¡Habla de una vez Myoga! ¡¿Qué fue lo que conseguiste!? –Grito Inuyasha ya arto de los ambages de su sirviente, el solo abrió los ojos, su amo se veía desesperado por tal información. -Aun existe, pero no se sabe en donde esta, lo que dicen por hay es que para conseguir su paradero necesita de unas piedras especiales, que consisten en 50 perlas y 50 diamantes, cuando los cien objetos estén unidos deberá incrustarlos en una especie de caverna, los poderes de esas joyas harán que el objetivo final que es la perla de Shikon vuelva a nuestro mundo. El Hanyou no sabia que decir, estaba impactado con tal noticia, por fin podría pedir su deseo a la perla y convertirse en un Youkai completo. -Los nombres de las joyas… -Prosiguió Myoga. –Cada una tiene un nombre, naturalmente encontrara las perlas junto con su respectivo diamante, las perlas se llaman Perlas Chikara o Chikara no Tama, y los diamantes se llaman Daiyamondo no Kokoro o Diamantes de Corazón. -No me importa como se llaman, ¿Dónde consigo esos diamantes y perlas? –Pregunto ansioso. -Amo, esos diamantes y perlas tienen un paradero desconocido, y también son desconocidos por las personas, no tienen tal fama como la perla de Shikon, pero de algo si estoy seguro, están por la región, y que están todas juntas, solo hay una cosa que le obstaculiza. -¿Qué es? –Pregunto molesto. -Que las joyas son pequeñas, y dudo mucho que podrá verlos a simple vista ya que… -Dudo un momento en hablar pero luego encaro a su amo. –Solo una persona tiene la capacidad para percibir las joyas, es como la perla de Shikon, no tienen tanto poder, pero, su percepción es la misma, imagínese buscar a la perla de Shikon en toda la región sin poder percibirla… seria como buscar una aguja en un pajar. -¿Quién es esa persona? –pregunto. –Lo obligare a ayudarme aun así tenga que obligarlo. -Dudo mucho que eso le ayude amo ya que… necesita a una persona con poder espiritual grande, como… la sacerdotisa Kikyou, su madre o… la señorita Natsuko. –Las ultimas dos personas hizo que Myoga se sintiera nervioso, ya que a su amo no le gustaba mucho hablar sobre su madre o… la otra muchacha. -Rayos… -Exclamo ignorando el hecho de que personas se trataban. –No me importa, las encontrare como sea. –Con eso se levanto y se dirigió a su sirviente. – ¿Sabes algo más? -Solo que los colores identifican algunas perlas… y que el color de estas reflejan donde están los diamantes que les corresponde, iluminándolo con el mismo color, cada uno representa el equilibrio en la vida. –Termino diciendo sabiamente. -Aja… -Le respondió sin mucha importancia. -¿Cómo las encuentro? -Pues… podemos atraer una perla creando una especie de ritual, lo que no puedo asegurar es de que perla se tratara… -Paro un momento. –Puede que las traigamos, pero uno vez que usted tenga en sus manos la perla con su respectivo diamante su destino se unirá al de las joyas y con ellas a la perla de Shikon, asiendo así un dolor de cabeza, o una salvación. -Has ese ritual. –Dijo firmemente el Hanyou. –Necesito encontrar esas joyas. Cuento con tigo Myoga. -Amo… -Dijo entre llantos de alegría. –Me hace muy feliz con sus palabras. -Cállate que no es para tanto. –Con eso el Hanyou se dirigió al bosque. –Voy a irme un rato, volveré antes de que se ponga el sol. –Le informo y luego se fue. -Muy bien… necesito la sangre de una bella jovencita… o una sacerdotisa común… nah… de una bella jovencita, eso sí. –Se dijo a sí mismo con un tono de voz algo macabro. En la aldea. Hikari ayudaba a la anciana Kaede con los enfermos de la aldea, ella se encargaba de pasarle todos lo implementos necesarios. -No es necesario que hagas esto niña. –Le dijo con tranquilidad mientras recibía el trapo húmedo y lo ponía en la frente de la niña que estaban atendiendo. -Descuide, no tengo mucho que hacer, además… no pienso quedarme con el abusivo de Inuyasha. –Dijo con un poco de molestia al final. -Es un testarudo y un niño. –Le dijo la anciana viéndola fijamente. -Tiene ideas muy locas y tiene discusiones con unos familiares. Creo que aun esta buscando la perla de Shikon. -Pero no se por qué necesita esa perla si ya es muy fuerte ahora. –Dijo sin comprender. -Es que él es un Hanyou. –Le dijo con la mayor naturalidad del mundo mientras mezclaba unas hierbas medicinales. -¿Cómo que un Hanyou? –pregunto. -Es el hijo de una sacerdotisa muy poderosa y del Inu-Hanyou Inuyasha, fue un milagro que fuera un Hanyou ya que en realidad debería tener ¾ de sangre humana y ¼ de sangre de Youkai, pero en lugar de eso, tiene mitad y mitad de ambas. La chica no sabia que pensar, ya no tenia cabeza para tanta información que hace unos días creería irreal, pero sus pensamientos fueron interrumpidos por un golpe ligero que se dio a si misma en el cuello, vio la palma de su mano y se encontró con una pulga. -Pero que tenemos aquí. –Exclamo la sacerdotisa Kaede viendo la pulga que estaba en el suelo aplastada. -Hola Kaede-sama –Le saludo mientras se inflaba nervioso. –Yo… -Esta vez fue interrumpido por un aire húmedo que lo hizo desmayarse. -¿Por qué hiciste eso? –Pregunto confundida la mujer mayor de edad. -¿No debía? –Pregunto la chica de cabellos azabaches mientras sostenía el pequeño frasco de espray que había rociado sobre la pulga. Siglo XXI – En algún lado del bosque. La chica de cabellos plateados cortados delicadamente, que tiene puesto un bello kimono blanco con detalles violetas oscuros, se encontraba sentada en el bello jardín japonés relajada mientras observaba con tranquilidad, rabia y burla el estanque que tenia unos pétalos de cerezos a su alrededor. -Kaoru-sama –Llamo la vieja llegando al jardín con un juego de té, se sentó en la mesa pequeña que estaba en la entrada del jardín y sirvió su té. -¿Cuánto más piensa observar el estanque? Ella no le puso cuidado a la mujer de edad que se dirigía a ella, estaba viendo fijamente el estanque, observando fijamente ese Hanyou de cabello cortos que estaba sentado en las ramas de un árbol con los ojos puestos en el cielo, sus manos cruzadas, inmediatamente con un pétalo de sakura que cayo del árbol que estaba encima de ella al estanque, la imagen cambio… ahora se veía a otro Hanyou con rostro similar, solo que este tiene el cabello plateado corto y está en la misma posición que el anterior. -Baja de hay Inuyasha. –Hablo una voz en el estanque, una chica de cabellos azabaches y ropa de sacerdotisa. -Ahora no Kagome, estoy relajándome. –Le respondió altaneramente la persona dentro del estanque que respondía al nombre de Inuyasha. -Osuwari. –Dijo con simpleza la sacerdotisa con los ojos tranquilamente cerrados. ¡Paf! -¡Kagome! ¡¿Por qué me haces esto?! –Le grito molesto. -Tu querido hijo y tu bella sobrina Kaoru quieren jugar con tigo, la visita de Sesshomaru es corta, ve a divertirte con ellos. –Le respondió con una bella sonrisa. -Bien… pero no respondo si Kaoru trata de agarrarme de las orejas. –Le respondió tratando de ocultar su emoción con arrogancia. -Sabes que es inevitable agarrar esas lindas orejitas… -Tonterías. –Dijo Kaoru con una mirada fría. La imagen volvió a cambiar con la caída de otro pétalo. Esta escena se ve al chico de cabellos cortos y plateados, estaba en un valle sentado con aburrimiento. -Hola Inuyasha. –Le saludo una mujer de cabellos azabaches y lisos. –Me alegra verte hoy. -¿Natsuko? –Pregunto volteando a ver, y frunció el seño. -¿Qué haces tú aquí? -Aquí practico con el arco. –Le respondió con alegría en sus ojos. –Supongo que te encontraras con ella aquí. El no respondió solo lanzo un quejido de desagrado e indiferencia y giro su rostro. –Entiendo… quieres estar solo para cuando ella llegue, esta bien, que te valla bien Inuyasha. Hasta mañana. –Le dijo la sacerdotisa para luego girarse. -Na… ¡Natsuko! –Grito al fijarse que la chica que le saludo se estaba yendo sin más, ella volteo con una sonrisa. -¿Si? –Pregunto. -Adiós. –Se despidió con un ligero sonrojo en sus mejillas. -Igualmente. –Sonrió para luego irse. Kaoru frunció el seño molesta, y la imagen volvió a cambiar, mostró al mismo chico, pero clavado en un árbol, parecía dormir. Kaoru fijo bien su mirada sin moverse de su lugar a la siguiente imagen, una chica, de cabellos azabaches, idéntica a las otras dos que había visto, pero esta con ropas modernas, hablando en con el Hanyou que tanto le hacia enfadar en las raíces de un árbol, parecía que tenia los ojos llorosos, el muchacho se levantó. –Keh… deberías dejar de sentirte mal por cosas tan pequeñas. –Eso hizo que Kaoru abriera un poco los ojos mostrando sorpresa, pero luego frunció más fuerte sus cejas mostrando furia. La imagen volvió a cambiar enfocando al Hanyou. -Ese era el nombre de mi padre… -Dijo sin ánimos, ella levanto levemente la cabeza y lo miro. –Adopte su nombre porque de alguna manera me identifico con él. . . . -Perdón por haber insultado tu nombre Inuyasha –Dijo la chica ahora con una sonrisa. Una gota de agua hizo que la imagen se degradara volviendo a mostrar el estanque limpio. -Kaoru-sama, ¿ya termino? –Pregunto la vieja sentándose a su lado ofreciéndole una taza de té. -No… -Le dijo ahora prestando atención a la anciana mientras recibía el té. –Aun falta, y yo presenciaré cada segundo de la historia, aunque al hacerlo que se afecte el presente… En el Sengoku – Aldea, choza de la anciana Kaede. -Y eso es lo que necesito hacer. –Pidió con reverencia la pulga, que en ese momento era aprisionada por el bastón de la anciana. -Ah, conque es eso. –Dijo mirando fijamente a la pulga, poniendo sus dos ojos en su prisionero. -Por favor Kaede-Sama, no interrumpa mi misión, el amo Inuyasha necesita esto… -Dijo suplicante. -Lo siento. –Se disculpo la vieja. –Pero no puedo permitir que traigan de nuevo a la perla de Shikon, ¿Tienes idea de los problemas que causara esa perla si vuelve a este mundo? -Pues… por supuesto que estoy consiente, pero estoy aquí para servir a mi amo. –Dijo decidido. -Disculpen… -Interrumpió la chica que estaba con ellos sentada observando la escena. –Pero… ¿Por qué le tienes tanta devoción a ese abusivo compulsivo? -Por que e sido devoto y fiel sirviente de la Familia No Taisho, y no pienso dejar mi cargo, además, sigo al amo Inuyasha porque si sigo al amo Sesshomaru probablemente se niegue y luego me aplaste, y si sigo a la ama Kaoru, ella me mataría. –E hizo una pausa. –Y si para complacer al amo debo hacer esto pues lo are. La pulga rápidamente se zafó del suelo y el bastón, con un rápido salto rozo la mejilla derecha de Hikari, haciendo que un delgado hilo de sangre se hiciera presente, Myoga con un papelito pequeño agarro un poco de sangre y salió saltando. -Esa pulga… -Dijo la anciana levantándose molesta. –No sabe lo que hace o dice. -Disculpe, pero… Kaede-Oba-Sama, ¿no le preocupa que Inuyasha encuentre los Daiyamondo no Kokoro y las Chikara no Tama y que traiga de nuevo a la perla de Shikon? -No. –Le respondió tranquila. –No he escuchado hablar de esas perlas, o diamantes, sinceramente dudo mucho que esas pequeñas joyas puedan traer de vuelta a la perla de Shikon así como así. –Se levanto de su lugar y le limpio la pequeña herida de su mejilla. –Solo ten mucho cuidado cuando andes por ahí ¿de acuerdo? Como ya te dije hay muchos problemas con Youkais, y dudo mucho que Inuyasha vuelva a salvarte cuando estés en algún problema… y más que todo… cuidado con estar sola, no solo hay Youkais sino que también brujas malvadas o Mikos oscuras… pueden desear tomar posición de tu cuerpo, y también… -Gracias por preocuparte Kaede-Obaa-sama –Le dijo nerviosa y apresuradamente, luego le dio una linda sonrisa. -Está bien… en ese caso puedes ir a dar una vuelta a la aldea para que los aldeanos se familiaricen con tigo… no queremos que sigan creyendo que eres un Youkai. En alguna parte del bosque. El Hanyou de cabellos plateados y cortos se encontraba recostado en las ramas de un árbol con expresión tranquila, de repente otra vez esos molestos recuerdos atormentaron su mente… -¿Quién está ahí? –Pregunto asustada la sacerdotisa de 16 años, de cabellos largos y oscuros, piel blanca y ojos café claro que mostraban alegría y belleza, pero en ese momento la inundaba el miedo. –Le advierto que estoy armada. Sostenía asustada el arco y la flecha apuntando, estaba temblando y sudaba frio, hace un momento sintió una extraña presencia, la cual la hizo reaccionar, antes de que una imagen empezara a correr rápidamente alrededor suyo. Nadie contestaba a sus amenazas, solamente la rodeaban a una gran velocidad. -¡SAL YA! Se escucharon unos sonidos entre los arbustos, y de la oscuridad apareció entre los árboles una imagen masculina avanzando lentamente, la joven sacerdotisa fija rápidamente su arco a la figura, estaba muy asustada, cerró fuertemente los ojos y disparo la flecha. -Keh… deberías tener cuidado, podrías lastimar a alguien. –Le dijo el hombre que se acercaba, y con su mano destruyo la flecha, ella rápidamente alisto otra flecha. El avanzo hasta que la luz mostro su rostro, era nadie más y nada menos que Inuyasha, el Hanyou de cortos cabellos. -¿Quién eres tú? –Le pregunto a la defensiva la chica. -No te lo diré… primero preséntate tú. –Le dijo con una sonrisa sorna. -Mi nombre es Hitomi, Kamura Hitomi. –Le dijo aun nerviosa, pero con su mirada viva y fija en los ojos dorados del Hanyou. –Ahora respóndeme. -Inuyasha… y por cierto… Primer error. –Le dijo con una risa macabra, y agarro rápidamente el cuello de la muchacha, causando que esta soltara el arco y la flecha en un acto de sorpresa, acerco su boca al oído de la sacerdotisa y le susurro maquiavélicamente. –Nunca le des tu nombre a un desconocido… porque le das inmediatamente el destino de tu vida. -Tú me diste el tuyo. –Le dijo aun asustada. -Sí, pero después de esto dudo que vivas para contarlo… Tu nombre muestra mucho miedo… y delicadez… ahora se tus debilidades, Hitomi. Ella solo abrió los ojos asustada, la empezaba a apretar, y probablemente la secuestraria, pero luego mostro una sonrisa de satisfacción. –Lo se… -Le dijo en un tono frio, el Hanyou ahora era el intimidado, la voz de la chica cambio a un tono divertido. –Por eso es falso. Y rápidamente el Hanyou sintió una descarga espiritual lo que hizo que callera inmovilizado al suelo. La chica que mintió sobre su nombre se libró de su agarre y se separó de este, acto seguido tomó su arco y apunto con una flecha, esta vez se veía más determinada. El Hanyou ahora se veía frustrado, todo el miedo de la chica se había ido. Espero una flecha directa a su cabeza, pero en lugar de eso recibió una mano, como apoyo para levantarse. –Por favor no me vuelvas a intentar secuestrar Inuyasha. -¿Quién eres tú para decirme que hacer o que no? –Pregunto molesto y aun inmovilizado. -Me diste tu nombre. –Le dijo seria, lo que luego cambio por una sonrisa. –Se lo suficiente como para saber que esto lo hacías de mala voluntad, si te quieres vengar, no uses un método que te hace sentir mal por favor. Inuyasha estaba anonado, esa chica cambio todo ese miedo por determinación y luego alegría, con un salto se alejó a un árbol rápidamente, y entonces la chica agarro la flecha que había dejado caer por la sorpresa. -No creas que te dejare así como así, a la próxima las cosas no serán tan sencillas. –le dijo arrogantemente el peli-plateado. -Eso espero Inuyasha. -¿Pelea? -No, ¡Claro que no! –Le dijo viéndolo rápidamente con una sonrisa. –Tú visita por supuesto… -Keh… que mujer más extraña. –Se dijo a sí mismo al ver que la muchacha se alejaba. -¡Oh! –Dijo sorpresivamente la muchacha, luego alegre se giró sobre sus talones y le dio una sonrisa al Hanyou que estaba sobre un árbol. –Si quieres saber mi nombre tendrás que venir mañana InuYasha, aquí, a la misma hora, ¡hasta mañana! -Natsuko. –Fue lo único que dijo el Hanyou en un suspiro mirando al cielo. – ¿Dónde estarás en este momento? -¡Amo Inuyasha! –Dijo una voz chillona en una de las hojas del árbol donde estaba recostado, tal parecía que ya había anochecido. –Lo estaba buscando, me dijo que vendría antes del atardecer… -Ya se lo que dije Myoga. –Le dijo testarudamente. -¿Dónde está esa poción? -Ritual señor… -Le corrigió humildemente la pulga, recibiendo una mirada desafiante. –Por aquí. –Termino hablando nervioso. La pulga Myoga condujo a su amo hasta una cueva cercana allí, se veía un poco deteriorada, pero firme. El Inu-Hanyou se adentro en esta, y pudo notar varios detalles en las paredes y también imágenes que según el no tenían ningún sentido… probablemente porque se le olvido leer. -Muy bien… aquí esta. –Dijo Myoga mostrando tras sí un altar de roca con varias gritas que se unían en el centro, mostrando una perla color negro. -¿Qué es eso Myoga? –Pregunto intrigado Inuyasha. -Esta es una Chikara no Tama amo Inuyasha. –Dijo la pulga mientras se sentaba en un borde del altar. –Es la única de las perlas que no tiene diamante de acompañamiento, con esta perla podremos encontrar a las otras, solo tenemos que hacer un sacrificio de sangre de una bella señorita. -¿Tenemos que matar a alguien? –Pregunto molesto Inuyasha. -¡No señor! –Dijo Myoga apresuradamente antes de que se formara algún malentendido. –Es un sacrificio de sangre, solo necesitamos una gota de sangre, no la sangre completa de una mujer. Y por fortuna yo tengo una gota de una mujer muy bella de la aldea de Kaede-Sama. -Pues ¿Qué esperas? ¡Empieza! –Le dijo más animado, pero sus ánimos se desvanecieron cuando la pulga sacó el trozo de papel con la sangre, la alcanzo a olfatear, y distinguió a quien le pertenecía. -Me rio porque no me di cuenta que lo tenía… -Después saco un pañuelo, el cual mojo en el rio y limpio la sangre. –No duele, más bien molesta… -Cuando termino puso a secar también el pañuelo. –Oye… -Myoga… -Dijo Inuyasha después de olfatear. – ¿Qué hiciste para conseguir esa sangre? -Pues… -Dijo la pulga observado su trabajo concentrado. –Solamente hice una pequeña cortadura en la mejilla derecha de la joven y… ¡Ya esta! Inmediatamente todo se puso oscuro en la cueva. De repente el fuego se encendió de nuevo, pero esta vez con un color oscuro y un aura blanca, la perla que Myoga había sacado antes de las piedras estaba levitando entre las llamas y entonces un brillo tomó forma de rayo y se dirigió a la aldea de la anciana Kaede. -¡Rápido amo! –Le dijo Myoga de repente. -¡Debe seguir el rayo de la perla para conseguir las otras! -¡Debiste haberlo dicho antes! –Le contesto molesto, entonces prendió carrera para encontrar el rayo de luz que fue disparado. La aldea En ese momento estaba observando la aldea desde un árbol no muy alto para no caerse. Solo suspiró, quería volver a casa, curioso ya que en parte deseaba apartarse de ese lugar, recordaba muy bien que cuando pequeña había deseado exactamente eso… vivir una especie de aventura por más sorpresiva que fuera, pero parecía que si se quedaba allí solo sería una aldeana más… nada especial. Tal vez sería más útil en casa, ya que esas cosas de cosecha y ama de casa no se le daban. -De nuevo. –Se dijo a sí misma recostando su cabeza en el troco. De repente divisó un rayo de luz oscuro que paso por su lado y se dirigía al bosque. –Puede que… -Se dijo a sí misma para luego con mucho cuidado y un poco de torpeza bajar del árbol. –Esa luz me diga donde esta casa. Y se dirigió directamente a seguirla, empezó caminando, luego trotando, pero al ver la rapidez de esa luz término corriendo tropezándose varias veces pero sin perder de vista la extraña luz con brillo blanco. Sin darse cuenta llegó al árbol Goshinboku, donde había liberado a ese engreído Hanyou tsundere. El rayó había atravesado el árbol y desaparecido dentro de este dejándolo con un brillo oscuro y blanco a la vez. La chica llena de intriga tocó con la yema de sus dedos el árbol y su manó fue absorbida por el tronco. -¡Kya! –Grito forcejeando con el árbol para que la soltara, puso sus pies en el tronco y empezó a jalar, de repente el árbol la soltó y ella termino en el suelo de espaldas. –Que daño… -Se dijo a sí misma levantándose, pero luego observó su mano derecha al sentir un suave contacto. Tenia una bolsa de terciopelo color azul y con detalles dorados en su mano, la abrió y con lo primero que se encontró fue con una nota muy particular. “Para la persona que encontró las Chikara no Tama, si tu corazón es bondadoso entonces las perlas te guiaran por buen camino, deja que el brillo de los Daiyamondo no Kokoro te lleven hasta la luz.” Luego de examinar la nota que tenia una gran caligrafía observó que en la parte de atrás había otro mensaje, pero este parecía haber sido escrito por un niño de siete años (Ya que su caligrafía era terrible) con problemas de ira. “Pero en cambio si eres un engendro de las tinieblas estas perlas te destruirán de una forma cruel y sádica, lamentaras haberlas encontrado ya que si tienes oscuridad y odio dentro de ti… ¡ESTAS MUERTO IDIOTA!” Ella giro su cabeza después de leer la nota en forma de confusión. Observó dentro de la bolsa y se encontró con algo que jamás pensó que habría. – ¡SON COMO CIEN PERLAS! –Exclamo asombrada, luego observó bien el contenido. –No… son menos… Que exagerada soy. Un momento. A su mente llegaron las palabras de la nota… “Chikara no Tama”. –No puede ser. –Dijo casi en un susurro y se hecho a correr directamente a la choza de la anciana Kaede. . . . Inuyasha acababa de llegar un minuto después que Hikari se había marchado. Se sentía frustrado, ese rayo se le perdió de vista a penas que entró al bosque y ahora había perdido su única oportunidad en la vida. -¡MALDICION! Grito tanto que se escucho en todo el bosque, pero un olor en particular lo hizo despertar de su rabia, olfateo el suelo e hizo una mueca. –Esa mocosa… -Inmediatamente con sus piernas se impulsó lo suficiente como para dar un gran brinco que superara en altura a todos los árboles del bosque, diviso perfectamente la aldea y a cierta colegiala ingresar apurada a una choza con una bolsa azul en su mano derecha. Gruño un poco de rabia, pero luego hizo una sonrisa de satisfacción, en pleno aire tomó impulso y empezó a saltar de árbol en árbol hasta llegar a la aldea. Siglo XXI —En alguna parte del bosque La vieja estaba en el jardín etilo oriental, su rostro se observaba tranquilo, y sus ojos estaban enfocados al cielo, observo un poco el interior de la casa y ahí se encontraba Kaoru durmiendo un uno de los muebles que ella había puesto. Le había advertido que ver el estanque la debilitaría, pero la muy necia no la había escuchado. -Solo espero… -Se dijo a si misma volviendo a ver el cielo con ojos llenos de angustia. –Que el presente y el futuro no se vean afectados por todo esto. Finales de la era Sengoku —Aldea de la anciana Kaede -¡Kaede-Obaa-sama! –Grito Hikari entrando apurada en la choza. -¿Qué paso? –Pregunto exaltada la anciana por el tono de voz de angustia de la jovencita. -¡Las perlas! –Grito agitada sosteniéndose sobre sus rodillas para tomar aire. –Las Chikara no Tama. La anciana mostró un rostro de negación. –Ya te dije que eso no eran más que cuentos de esa pulga coba… -Pero fue interrumpida por la mano de la chica, la cual le extendía decidida la bolsa de terciopelo azul. -¿Qué es eso? –le dijo tomando la bolsa y abriéndola, su rostro reflejó terror y espanto. -¿De donde las sacaste? -Del árbol… más… grande del bosque. –Le dijo con respiración agitada. -Goshinboku. –Dijo la anciana para sí misma en un susurro. –Rápido niña, debes llevarte estas perlas e irte a tu época. –Le dijo precipitada mente tratando de entregarle las perlas. -¡¿Yo?! –Grito exaltada tras tal orden. -¡Pero si ni siquiera se como…! -¡El pozo! –Le grito interrumpiéndola. –Debes tomar estas perlas y saltar por el pozo por el cual viniste, una vez en tu mundo debes poner una tabla de madera en el. –Rápidamente busco entre sus cosas dejándolas muy desordenadas unos pergaminos sagrados. –Pon esto en la tabla que sella el pozo, y luego una vez hecho eso… ¡QUEMA ESTAS PERLAS CON BOLSA Y TODO! -Kaede-Obaa-Sama… ¿Qué esta ocurriendo? Usted me dijo que no eran más que cuentos y ahora me pide que me valla y las queme… -Le dijo confundida recibiendo la bolsa. –Si no me dice que ocurre… -Luego puso una cara determinada y seria. –De aquí no me muevo. La anciana jamás espero esa reacción por parte de la chica, hasta ahora se había mostrado obediente, pero parecía que tenía más carácter que ninguno. –Estas perlas son peligrosas… una vez hagas todo eso, una vez las perlas estén quemadas… vuelve y te lo explicare todo. -Lo siento. –Le dijo ella devolviéndole la bolsa. –No se que pueda pasar su las quemo, y tampoco creo que todo lo que este pasando aquí me incumba. La anciana tomó a la chica por los hombros haciendo que esta la viera fijamente a los ojos, ella no supo como reaccionar, pero los ojos de la sacerdotisa se veían seguros y decididos, llenos de sinceridad. –Nos ayudarías bastante y tu presente se salvaría… por favor… ve. –Le dijo suplicante. Hikari se separó lentamente de la anciana y asintió, la anciana le entrego más calmada la bolsa azul. -Valla, valla, valla. –Dijo una sarcástica y molesta voz detrás de ellas, Hikari volteo a ver inmediatamente. –Un gran espectáculo, pero ahora les tendré que decir que me entreguen ahora esas perlas si quieren vivir. Hikari estaba aterrada, era Inuyasha el que estaba en esa puerta, se veía molesto, pero a la vez malvado con esa macabra sonrisa en su rostro, y sus ojos le mostraban odio, un terrible odio que la dejo paralizada, pálida y sudando frio mientras sostenía fuertemente la bolsa que la anciana le había encomendado. -N.. no. –Le dijo tratando de no sonar asustada, pero su voz le estaba fallando, en el peor momento, jamás había visto a Inuyasha de manera tan malvada o que le provocara miedo, ni siquiera cuando casi la mata ahorcándola. –No… te… las daré. -Bien. –Dijo tranquilo, pero su sonrisa y sus ojos aun se mostraba de forma macabra. –Entonces tendré que quitártelas. Sacó sus garras y Hikari retrocedió. ¿En serio todo eso valía la pena?
Vivir solo es muy tristeNo confiar aun másY perder el corazón y al amor de tu vida es un castigo. 0~0~0~0~0~0~0~0 ¿En serio todo eso valía la pena? ¿Arriesgar su vida por personas que no conocía y que probablemente fueran malas?... Esperaba que si. — ¡Abajo! —Grito tan pronto como se echaba a correr. ¡Paf! —Esa mocosa… —Dijo Inuyasha tendido en el suelo, apenas despegó la cabeza desde lejos se escucho gritar. — ¡Abajo! ¡Paf! Aprovechando la distracción la anciana Kaede logró huir, evitando así ser tomada como rehén por Inuyasha. Quien se levantó del suelo, pero muy livianamente, ya que esperaba que otro “abajo” le hiciera caer, pero Hikari ya estaba demasiado lejos como para poder gritarle, o saber que ya se había levantado. No esperó más y se fue en su búsqueda. En la cueva con la pulga Myoga Este estaba custodiando la perla que se encontraba entre las llamas de la fogata oscura, pero de repente el brillo oscuro y blanco se empezó a incrementar. — ¿Qué ocurre? —Dijo Myoga al ver como la perla empezaba a brillas y a levitar por encima de las llamas. Myoga trató de agarrar la perla, pero las llamas que se estaban convirtiendo en rojas nuevamente se lo impidieron. Cuando la fogata volvió a ser completamente roja, la perla salió disparada en dirección por donde se había ido el rayo de antes. —No puede ser… —Dijo la pulga Myoga asombrada, pensó que no viviría como para presenciar aquella escena. Había comenzado. En el bosque del terrible Inuyasha Corría con todo lo que le daban sus piernas, el sendero era complicado ya que todos los árboles se parecían, y todas las rocas amenazaban con hacerla tropezar, pero en ese momento lo primordial era escapar de Inuyasha. Pensó bien el camino, se acordó perfectamente del árbol enorme en medio del bosque, esa seria su primera pista para llegar al pozo. Ya casi llegando no se fijó que Inuyasha le estaba pisando los talones, estaba a unos árboles tras ella, saltando para poder alcanzarla, cosa que no se le estaba dificultando, ya a solo unos centímetros de ella… — ¡Abajo! —Grito con los ojos cerrados para evitar ver. No sabia que Inuyasha esta tras ella, solamente algo le dijo que tenia que hacerlo. ¡Paf! Prefirió no observar hacia atrás para no confirmar que estaba allí, siguió corriendo. Cuando vio el árbol sintió un poco de alivio, pero por el momento se debía concentrar en orientarse. ¿Por donde había ido?... A campo abierto. Corrió hacia donde creía que era, y había acertado. Sonrió aliviada, el viejo pozo estaba allí y ya empezaba a atardecer, puede que lo lograría. — ¡Detente! —Le grito una voz a sus espaldas, Inuyasha. Ella lo observo espantada. — ¡Dame esas perlas! En ese momento el espanto se fue, solamente había sido la impresión, se puso firme y lo miro determinada. Había parado de correr a pesar que el peli-plateado seguía acercándose a gran velocidad. Cerca de ella esta enduró su mirada. —No te las daré. —Dijo firmemente. — ¡Abajo! ¡Paf! Horrible sensación. —Eres una… — ¿Qué ganas con todo esto? —Le pregunto desafiándolo, ella no se había movido un salo centímetro de su lugar. Inuyasha había caído al suelo a solo unos centímetros de distancia de ella. — ¿Qué consigues tratando de acabar con una aldea? ¿O robando unas perlas que pueden traer el fin del mundo? —Venganza. —Fue lo que respondió este levantando su mirada, para encontrarse con la chica mirándolo de forma fría, tanto que le dio un escalofrió por la espalda. — ¿Qué ganas con la venganza? —Le cuestiono ella. —Con la venganza no conseguirás devolver el tiempo. Además… no pienso darte las perlas por un fin tan egoísta. —Su mirada se volvió desaprobatoria, pero de nuevo llena de vida. —Abajo. ¡Paf! — ¡Oye! —. Le reclamo este despegando su cabeza del suelo, pero lo único que vio fue como ella se alejaba dándole la espalda y dirigiéndose al pozo—. ¡No te saldrás con la tuya! Después de eso se levanto para saltarle encima, Hikari se volteó a verlo con ojos bien abiertos, no esperaba que se levantase tan rápido. Pero un segundo antes de que este la agarrara, un enorme monstruo emergió del suelo. Parecía un enorme elefante sin orejas hecho de tierra, este Youkai solo emitía sonidos de elefante, pero se le veía todas las intenciones de robar las perlas, ya que… después de emerger, se dispuso solamente a seguir a la chica que las poseía. — ¡¿Qué te pasa?! —. Le gritó molesta al Hanyou que la acompañaba, y que ahora solo se dedicaba a ver a la chica correr por su vida—. ¡Ayúdame! — ¿Por qué debería hacerlo? —. Le cuestiono este con los brazos cruzados. Hikari le gruño un poco, rodó por el suelo evitando que una roca la atropellara, si, el Youkai expulsaba por su trompa enormes rocas. Ella trató de evadir la sorpresa y mirar su objetivo principal, el pozo. Corrió hacia este con torpeza, pero tropezó con una roca que estaba en su camino, se aferró fuertemente a la bolsa de terciopelo y miro hacia atrás deseando ver que el Youkai no estaba, ese deseo fue en vano, ya que lo que observo fue una roca acercándose peligrosamente a ella y a una gran velocidad, en un reflejó se levantó rápidamente, pero se quedó viendo la roca tiesa con temor, cosa que no pasó desapercibida a los ojos de InuYasha. La imagen de la roca —Antes los ojos de Hikari —lentamente se fue convirtiendo en la imagen de un automóvil, se escuchó los gritos de varias personas, y el duro frenar de las llantas, las luces que se reflejaban en su cara, lentamente unas lágrimas accidentales y sin sentido para ella se escaparon de sus ojos, no pestañaba, y el ambiente parecía que se había congelado. — ¡Tonta!—. Fue lo único que escucho después de sentir ese sacudir, había caído sobre sus piernas, pestañeó varias veces eliminando la imagen del automóvil y regresando a la realidad, en la cual ella estaba sentada, con la bolsa de terciopelo bien agarrada en su mano derecha, sudando frío, y en frente suyo un borrón rojo y plateado reteniendo la enorme roca, aclaró su vista, y se fijó que era InuYasha quien había detenido el golpe. — ¿Qué haces ahí sentada como una estatua? ¡Muévete!—. Y con eso impuso la roca con tal fuerza que hizo que el Youkai que estaba frente a él se desplazara a varios metros de allí. Ella obedeció y se levantó para luego correr y ponerse a varios metros tras InuYasha, por alguna razón, creyó ya haber vivido esa escena, a ese tipo protegiéndola a pesar del odio que le profesaba. —Rayos… —Dijo InuYasha molesto. —Este Youkai de tierra no me deja acercarme. En efecto, el enorme Youkai le impedía el paso lanzándole rocas que lograba destruir y/o esquivar por poco con sus garras. InuYasha estaba perdiendo la poca paciencia que tenía, además no se podía concentrar bien con esa chica a sus espaldas, a la cual tenía que vigilar que no saltara por el pozo con las perlas. ¿Por qué decidió salvarla? No lo sabía, pero el verla quieta ahí como esperando la muerte le dio demasiada rabia… ¿Por qué los humanos no valoraban sus vidas? Por lado de Hikari, no se pensaba mover de ahí, si hacia un movimiento en falso ese elefante gigante aprovecharía para arrollarla, además, ella no era de esas personas que abandonaban a alguien, y en ese momento InuYasha estaba peleando contra ese horrible Youkai sin poder acertarle si quiera a un golpe. —Rayos… —Dijo Hikari observando sin saber qué hacer. —Por favor… que algo bueno pase. Inmediatamente como si fuera una orden el Youkai se detuvo, como si estuviera paralizado o algo así. — ¿Qué rayos pasa? —Pregunto desconcertado InuYasha por el repentino frenar del animal de tierra, el cual empezó a agrietarse y una luz oscura emergía de las grietas. — ¿Qué es eso? —Pregunto Hikari sin poder creer lo que veía, el monstruo empezaba a desmoronarse mientras que esa esa oscura luz aumentaba más y más, de repente entendió que sucedería cuando la luz cubriera todo el cuerpo del Youkai. — ¡Abajo! ¡Paf! Justo a tiempo, antes que hubiera una explosión InuYasha termino en el suelo sano y salvo, entre la explosión Hikari pudo observar como una bala de color negro se acercaba peligrosamente a ella, todo pasó en unos segundos. La “bala negra” era en realidad la perla que había sido expulsada en la cueva donde había estado la pulga Myoga. Está le rozó los dedos a Hikari, impactando contra las perlas y haciendo que estas salieran de la bolsa. En el aire empezaron a brillar y a levitar alrededor de la chica, esos colores maravillaron a Hikari en sobremanera. Antes sus ojos pasó la perla color rojo. —Aome… Se escuchó una voz lejana y melodiosa, ella en medio de su impresión no supo cómo reaccionar, sabía que debía que apurarse a recogerlas mientras todas estuvieran quietas en el aire, pero el espectáculo era hermoso… El deber podía esperar. ¿Cierto? InuYasha levanto la cabeza del suelo, esa niñita ingrata se había atrevido a mandarlo al suelo… de nuevo. Pero esta vez había sido por salvarle la vida, lo que más lo enfureció, no solo tenía aliento de césped, sino que también una “chiquilla” lo había salvado de resultar gravemente herido. —Ya verá cuando… ¿Qué está haciendo? —Dijo sorprendido al verla paralizada como hipnotizada, y a su alrededor todas las perlas… ¿brillando? Pero había una en especial, de la cual pudo presenciar una extraña energía. Buscó con la mirada y encontró una perla que brillaba con un aura extrañísima, la perla empezó a brillar más que las otras… si, era la misma perla que impactó contra las otras y que la pulga Myoga utilizo para localizar a las otras perlas. Esa perla creó un campo de energía que hizo que las otras salieran disparadas hacia el cielo como fuegos artificiales. — ¡OYE! ¡¿QUÉ SE SUPONE QUE ESTAS HACIENDO?! —Le grito alarmado creyendo vivamente que la culpable de todo era ella. Se levantó rápidamente al ver que la chica no reaccionaba. — ¡Responde…! La perla negra fue la única que quedó, y esta resplandecía frente a Hikari, quien parecía hipnotizada, en realidad… estaba hipnotizada. De eso se dio cuenta InuYasha en el momento en que se fijó en sus ojos, ya no eran cafés, sino que negros y sin brillo. Y todo era por la perla, que estaba frente a ella, aun inconsciente de sus actos levantó su mano y cogió la perla en el aire, inmediatamente este dejo de brillar, y Hikari volvió a tener sus ojos cafés y brillantes, entonces perdió el equilibrio y se desmayó. InuYasha rápidamente saltó y alcanzó a atraparla antes de que se estrellara contra el suelo. — ¿Qué rayos fue eso? —Pregunto molesto observando el monstruo destruido y los destellos de las perlas que se alejaban y se esparcían por el cielo. Siglo XXI —En alguna parte del bosque. —22:59 La vieja Kameko se encontraba preparando la cena, mientras que de vez en cuando observaba por la ventana a Kaoru, quien estaba practicando con su espada. Observó al cielo con tranquilidad. —Ya comenzó. Templo Higurashi. —23:00 — ¡Abuelo! ¿Qué estás haciendo? —Pregunto con gracia el niño de 10 años. —Hablo a nuestros antepasados Hotarou, deberías intentarlo alguna vez, eso ayuda mucho para conectarte con tus raíces. —Dijo con tono de sabiduría, pero en realidad sonaban como puras palabrearías. —Ya veo… —Dijo ahora menos interesado. —Sinceramente dudo mucho que puedas hablar con los muertos por medio de un árbol abuelo. Los dos se encontraban en los pies del árbol Goshinboku, su abuelo tenia ahí un altar con varias velas encendidas. Y el niño acababa de llegar de la escuela. — ¡Ten más respeto con tus antepasados! —Le grito su abuelo de una forma que hacía que su furia se viera graciosa, pero dejó de gritarle para cambiar drásticamente su rostro a uno serio de verdad, volteó a ver al árbol. —Valla… que extraño. — ¿Ahora qué ocurre? —Pregunto el niño extrañado por la actitud tan madura de su abuelo. —Algo está pasando… algo que afectara el presente, pasado y futuro. Desgarrara prácticamente la gama del espacio-tiempo. —Suena complicado… —Dijo el niño sorprendido. —Lo es… — ¡Pasen a cenar! ¡Ya casi es año nuevo! ¡Hay que hacer la cuenta regresiva! —Llamo una voz desde adentro. — ¡Si mamá/Saeko! —Le respondieron ambos para luego entrar corriendo. Hotel central de Tokio —23:30 pm Se encontraba recostada en la cama del hotel, sonreía como boba al techo, el señor Sesshomaru se había vuelto alguien de confianza suya tan solo en dos semanas. Y un gran compañero. Se levantó y buscó en su armario un lindo vestido negro. Ese día era año nuevo, y el hotel hacia una fiesta a todos los huéspedes. De repente alguien tocó a la puerta. —Pase. —Le dijo Lin alegre. —Señorita Tenison. —Entro un botones. —Ya comenzó la fiesta. —Bajo en seguida. Sengoku —23:35 p.m. Sentía que estaba muy tranquila, todo se veía violeta de un color muy pálido. Se veía como en una especie de esfera que la mantenía cautiva. Miró a todos lados, estaba completamente violeta. Caminó un poco y se estrelló con lo que parecía ser un muro. —Pero que… Vio que el muro con el que había chocado era de color violeta transparente, así que decidió mirar bien limpiando un poco el muro que se asemejaba a un cristal, pudo ver a través de este que estaba en una especie de habitación hecha de madera, y habían un par de antorchas en la entrada. Cuando de repente la paz fue perturbada por un enorme punto rojo que calló del techo haciendo que todo se zarandeara un poco. Su única acción fue retroceder y caer sobre sus talones de espaldas, se sentía indefensa. De repente empezó a sentir como empezaba a moverse la burbuja violeta en la cual estaba. Era como si la estuvieran levantando, volvió a enfocarse bien… y en efecto, la habían levantado y ahora se elevaba por los aires, aterrada observó por el muro de nuevo y observó como la “habitación” en la que estaba, que en realidad era una caceta se incendiaba. Por el temor a saber a lo que estaba expuesta se alejó del muro redondo y se aferró al suelo. No podía oír nada más que unos gritos, y como la zarandeaban en el aire. Se caía estuviera sentada o parada, preocupada y llena de curiosidad decidió volver a observar por el muró pero ahora vio todo de una mejor manera, parecía que todo era enorme y pudo observar a una mujer a lo lejos… todo fue en cámara lenta. La mujer era hermosa y vestía unas ropas de sacerdotisa y sostenía un arco mientras le apuntaba con una flecha, era lo único que pudo identificar. Vio como pronunciaba una palabra, o un nombre. Por reflejo levantó la cabeza y observó a su captor el cual había respondido al llamado con una mirada, pero por los prolongados movimientos solo pudo ver cabellos plateados. La mujer disparó. — ¡Cuidado! —Grito levantándose desesperada. Luego miró a su alrededor, estaba de noche en una fogata, recostada en el suelo de lo que parecía ser una cueva con una manta encima cubriéndola. — ¿Dónde estoy? —Por fin despiertas. —Dijo una voz al lado de ella, inmediatamente ella reacciono evasivamente saltando hacia atrás. — ¡¿InuYasha?! —Exclamó alterada por la sorpresa, causando que su grito se amplificara por el eco de la cueva. — ¡Cállate! —Le grito este. — ¡Eres muy ruidosa! ¡¿Así me pagas el haberte salvado?! Ella quedó atónita. ¿Había escuchado bien? —Tú… ¿Me salvaste? — ¡Claro que sí señorita! —Exclamo una voz diminuta que se acercaba a ella, era nadie más ni nadie menos que la Pulga Myoga. —El amo InuYasha cuidó de usted en estos días que estuvo inconsciente. Desde que las Chikara no Tama usted ha estado dormida durante catorce días exactamente. — ¿Catorce? —Dijo confundida, luego hizo cuentas mentales y se alteró. — ¡ESO QUIERE DECIR QUE MAÑANA ES AÑO NUEV…! — ¡QUE TE CALLES! —Grito InuYasha cubriendo sus orejas de perro con ambas manos. — ¡TU VOZ CHILLONA MOLESTA! — ¡OYE! ¡LA TUYA NO ES MÁS AGRADABLE! —Le respondió de la misma manera. —Myoga… —Dijo este ignorándola, pero mantenía una voz como aguantando rabia contenida. — ¿Estás seguro que ella puede verlas? — ¡Muy seguro amo! —Le recalco la pulga. —Esta chica tiene un gran potencial, usted mismo ha visto la energía que emana. — ¿Energía? Oigan… no hablen como si yo no estuviera aquí. —Les pidió un poco enfadada. —Yo le explico señorita. —Dijo cortésmente la pulga. —Usted tiene un aura muy especial, algo con lo cual me atrevería a decir que usted es la reencarnación de una poderosa sacerdotisa, ya que, los poderes de purificación que usted posee ha hecho que la perla oscura le haya seguido. Unas imágenes borrosas aparecieron en su mente, lo único que pudo distinguir fue como agarraba esa perla en medio de un trance. — ¡Kya! —Se quejó mientras se agarraba la cabeza, pero luego sintió algo pequeño en la mano, la abrió y se encontró con algo que la sorprendió en gran manera. —Una… perla… — ¡Es la perla negra! —Exclamó sorprendido Myoga. —No sé por qué dices que es la perla negra Myoga si yo la veo de color blanco. —Le dijo InuYasha observando también el pequeño objeto que la chica tenía en su mano. —No amo… esta es la perla negra, como verá, los poderes espirituales de la jovencita han purificado la perla y la han vuelto blanca. —Le respondió sabiamente. —Etto… no entiendo nada. —Dijo Hikari seria. —Lo único que debes entender es que ahora no podrás irte con tanta facilidad. —Le dijo InuYasha voluntariosamente. —Tenemos que recolectar esas perlas y tú niñita, me dirás dónde están todas y cada una de ellas. —Este empezó a señalarla mientras se acercaba y ella retrocedía (sentada) con el ceño fruncido. —Abajo. —Fue lo único que dijo. ¡Paf! —Que grosero de tu parte decir eso. —Le dijo mientras se levantaba. —Pero… tampoco es como si tuviera que volver con tanta rapidez… —Pensó en voz alta para sí misma, para luego negar con la cabeza. —No, tengo exámenes, presentaciones, compromisos, citas médicas, cumpleaños y reuniones a las cuales asistir… no puedo quedarme aquí… pero por otro lado… InuYasha se levantó enfado y se dispuso a agarrarla por la espalda— ¡Vas a venir con nosotr...! —Abajo. ¡Paf! —Quedé en quemar las perlas para ayudar a la anciana Kaede a evitar que vuelva esa horrible perla… —Luego aplaudió habiendo decidido. —InuYasha… ¿Te parece bien si te ayudo los sábados, domingos y festivos? Este se levantó del suelo. —No podemos buscar las perlas solo dos días… —Dijo entrecortadamente como aguantando la rabia, pero luego su voz cambio a una de duda. —Y… ¿Qué son festivos? —Ah… no puedo creer que me esté metiendo en esto. —Dijo negando con la cabeza un poco decepcionada. Luego observo por reflejo su reloj de mano. — ¡Ya casi es año nuevo! — ¡Uh! ¿Hacemos cuenta regresiva? —Dijo alegre la pulga Myoga. — ¿Ustedes también tienen esa costumbre? —Pregunto curiosa. — ¡Claro! Todas las costumbres del futuro, se nos fueron inculcadas por la madre del amo aquí presente, pero a él no le gusta mucho hablar de eso. —Cállate Myoga. —Le ordenó enfadado InuYasha. —No quiero hacer esa estúpida cuenta regresiv… Pero no les escucharon, ya que ambos empezaron a contar. —10… 9… 8… 7… 6… — ¡No me ignoren! —Les grito molesto. —3… 2… 1… ¡FELIZ AÑO NUEVO! ¡Ja, ja, ja! InuYasha solo suspiro enfadado y se subió a un árbol cercano. —Son un par de idiotas. —Pensó para sí mismo. —Hace mucho que no hacia esa cuenta. —Dijo alegre Myoga. —Ahora que lo pienso… Pulga Myoga ¿En qué año estamos ahora? —Pregunto mientras se acordaba de sus clases de historia. —En 1573 si no me falla la memoria. —Dijo pensando, Hikari sonrió en gran manera, se separó de la pulga y fue hasta el árbol donde estaba InuYasha. — ¿Qué quieres? —Le cuestiono este bruscamente. —Feliz año nuevo e inicio del periodo Azuchi-Momoyama InuYasha. —Le dijo con una gran sonrisa. —Azuchi… ¿qué? —Pregunto sin entender, ella suspiró. —Ya verás… —Luego se retiró, InuYasha miró bien la silueta de está alejándose, después esa imagen de ella cambió sus ropas de colegiala por una de sacerdotisa. Una mujer de más o menos 30 años volteó a verlo. — ¿InuYasha? ¿Estás bien? Esa voz la conocía, pero luego sacudió su cabeza y la imagen de la sacerdotisa cambió a su forma original de colegiala. —Eh… si… —Fue lo que dijo para luego saltar del árbol y pasar por su lado como si nada. —Como sea… Feliz año nuevo. —Después se sentó en una esquina de la cueva. Hikari sonrió.