Ascensor (Tercera planta)

El repentino piropo de Kou me hizo mirarlo con la boca abierta, en un gesto que no podría definir mejor que con el término "gasp". La indignación se me fue tan rápido como vino, por supuesto, y golpeé suavemente el aire mientras bajaba la mirada, con las mejillas sonrosadas y una sonrisa tonta en los labios. ¿Era injusto que pudiera ablandarme con tan solo unas palabras bonitas? Quizás, pero no me importaba en lo más mínimo.

Procuré controlar mi energía en cuanto me enganché de su brazo, consciente de que tenía que tener mucho cuidado si pretendía ser su enfermera, y mi expresión de curiosidad se transformó en una de genuina sorpresa al escuchar su respuesta. ¡Lo sabía! ¿Cómo iba a tener Kouchii una idea tan tonta? ¡Algo así solo podía ser cosecha de alguien como Eguchii! El único punto a favor que podía darle era que me había permitido ver a Kou desconcertado, lo que era adorable.

—¡Así que no lo sabes! —exclamé, dirigiendo nuestros pasos hacia el ascensor—. Resulta que Akira tuvo la maravillosa idea de plantarse en la entrada principal y llamarme con un megáfono. Me dio mucha vergüenza, ¿sabes? No es el tipo de centro de atención que quiero ser... ¡por suerte salí nada más escucharlo! Oh, eso me recuerda...

Me puse de puntillas para poder darle otro par de besos en la carita, hice lo mismo en la curvatura de su cuello y entrelacé nuestros dedos para poder levantarle la mano, en cuyo dorso repetí el proceso.

>>Dije que te agradecería con besitos por todas partes, así que más me vale ir empezando~ —le expliqué, dejando salir una risilla ligera, y aproveché que todavía sujetaba su mano para meternos en el ascensor—. ¿Sabías que mi amiga Milly también es amiga de Akira? Tienen un grupo de música con otro chico. Pero no fue hasta ese viernes por la mañana que se dio cuenta de que mi Kouchii era el mismo Kou con el que trabaja Eguchii. ¡Aunque no la puedo culpar! Es mucha casualidad, ¿no crees? Cosa del destino, quizás~

 

No, claramente no lo sabía. Parpadeé, bastante curioso por la... explicación de los eventos, si debía ser honesto, y la descripción de Riamu me aflojó una risa nasal. ¿Akira plantado en la entrada, invocándola con un megáfono a todo pulmón? Sí, lamentablemente podía imaginarlo... mas no predecirlo. Le daría puntos por superar mis expectativas.

—Sabía que pedirle el favor a él conllevaba riesgos, pero no tenía a quién más acudir. Lamento el papelón.

Estaba terminando de hablar cuando noté sus intenciones y me detuve. La dejé hacer sin concederle mayor pensamiento, la verdad. Repartió besos aquí y allá, yo me limité a echar un vistazo al pasillo cuando bajó a mi cuello y descarté estar captando la atención de nadie. Riamu hoy estaba más cariñosa de lo usual, ¿tanta pena le daría mi aspecto? ¿O era que realmente me había echado de menos? Al final el motivo fue más sencillo, me sentí un poco tonto por sacar conclusiones tan airosas y le dediqué una pequeña sonrisa. No hacía falta, sólo le había regalado chocolates; pero tampoco lo rechazaría si intentaba agradecerme.

—¿Por todas partes? —indagué, suavizando el tono.

Ingresamos al ascensor y me recosté contra el fondo conforme las puertas se cerraban. Mientras ella hablaba, la guié frente a mí y envolví su cintura con ambas manos. Milly era la muchacha de cabello rosado, ¿cierto? Pero un rosado bastante más estridente que el suyo. Realmente casi nunca la había visto fuera de la escuela. Por contrario que pareciera a su personalidad, Akira trazaba una distinción bastante rígida entre su vida personal y la laboral.

—O sea que hasta el viernes a la mañana había dos Kou en este universo —bromeé, acariciándola con los pulgares sin ser plenamente consciente—. Lo sabía, sí. ¿Suzaku se llamaba el otro muchacho? Akira no habla mucho de sus cosas, la verdad. El día que descubrimos su canal de YouTube creo que fue la primera y única vez que lo vi remotamente avergonzado. —Solté una risa floja—. Fue divertido.

La miré.

—Entonces ¿tu amiga fue parte del complot del megáfono?