Ars Magna.

Tema en 'Historias Abandonadas Originales' iniciado por Akashi, 28 Diciembre 2012.

  1.  
    Akashi

    Akashi Iniciado

    Virgo
    Miembro desde:
    10 Diciembre 2012
    Mensajes:
    35
    Pluma de
    Escritor
    Título:
    Ars Magna.
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Aventura
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    1111
    La noche era distinta ese día. Soplaba un viento gélido sobre las calles, nadie en su sano juicio estaría afuera a estas horas, excepto este joven. Sin mas que su vestimenta escolar completamente negra al igual que sus ojos y cabello; llevaba una katana enfundada en su cintura. Sin reparar en el frío, se movía como una sombra por la ciudad, después de todo ¿Qué era el frío comparado con “eso” que estaba persiguiendo?


    El joven arribo a su destino minutos más tarde, observo el entorno que le rodeaba, llevo su mano diestra hacia la empuñadura de su katana mientras se adentraba en aquel callejón. Pero, lo único que lo aguardaba allí era sangre. Un charco de sangre en el pavimento y salpicaduras en la pared y los autos.

    —Ya empezó— Suspiro, al ver la cantidad de sangre derramada. Era demasiado como para que alguien se haya salvado. La víctima estaba muerta, solo que aún, no lo sabía. Vislumbro donde las manchas de sangre se dirigían, y no tardo en seguirle el rastro.

    —¿Dónde están?...Maldición, mis llaves… tengo que ir con ellos. — un hombre de unos treintaicinco años, se detenía frente a una puerta buscando sus llaves en su maletín, el cual al igual que su ropa de trabajo, estaban manchados de sangre por donde se lo mire— debí perderlas allí atrás…—

    -Perdiste algo más que las llaves en ese lugar.- El joven lo sorprendió por detrás, a solo unos pasos de distancia. Nuevamente coloco su diestra sobre la empuñadura de su katana.

    —¿Qué quieres?— El hombre le miro horrorizado, pero el miedo pronto se convirtió en cólera.—Tengo una esposa, una hija y un bebé apenas nacido… volveré con ellos, como sea.— Es verdad, desde hacía un rato, sentía una inmensa necesidad de estar con su familia.

    —Ya no puedes volver con ellos, hace unos momentos cuando fuiste atacado, perdiste la vida.— El semblante del joven y la forma fría en la que se expresó dejo perplejo al hombre—Mira tus heridas.—

    —Es verdad… fui atacado—el hombre recordó a esa horrible mujer y esos bebés… ¡Oh dios! Esos bebés, las expresiones que tenían en sus rostros, la cosa más aterradora que había experimentado en su vida.— Es verdad, pero me siento bien, no me duelen ni nada…—

    —Las “madrastras” son mujeres que nunca pudieron tener hijos en su vida humana y cuando mueren se apoderan de los hijos no-natos de las mujeres. Ahí nacen los Devas conocidos como “madrastras”.— Sin soltar la empuñadura de su arma, empezó a caminar lentamente hacia el hombre— La única razón por la que puedes seguir moviéndote, es porque implanto uno de sus bebés dentro de tu cuerpo sin vida, en unas horas saldrá de tu cuerpo y asesinara a cualquier persona que tenga cerca. Es cierto, si la hubiera encontrado antes podrías haberte salvado, pero no fue así.—

    —¡No me jodas! ¡¿Por qué tengo que morir por una razón como esa?! Tengo una familia, un trabajo…— la cólera lo asalto nuevamente, lanzo el maletín contra él, el joven simplemente dejo que el objeto lo golpeara en el hombro sin mas.

    —No hay ninguna razón en especial, solo sucedió. Si ya terminaste, te juzgare como a cualquier otro. — El joven freno su avance, simplemente desenfundo su katana, empuñándola con su diestra y extendiendo la zurda al frente.

    —¡Muérete tú! Yo no quiero morir, mi familia…— El corte de la katana fue limpio, rápido y preciso. Corto el cuerpo del hombre en dos, junto a la criatura que llevaba dentro. El torso del hombre se desparramo en el suelo sin derramar una sola gota de sangre.

    —Que atrevimiento, dañar a uno de mis bebés… ¡ya lo sé! Serás el huésped para el próximo, como castigo. — Una mujer de tez pálida observaba desde las alturas, su vestimenta era similar a la que una viuda usaría en un velorio. Debajo del velo de su sombrero, una mirada maliciosa recorría al joven de arriba hacia abajo.— Solo por curiosidad… ¿Por qué tardaste tanto en atacar a ese “cuerpo”? Podrías haberlo derribado sin necesidad de entablar una conversación. ¡Oh, estos humanos! Son tan sentimentales con las personas que no pueden salvar ¿Cierto mis pequeños?— Dicho esto, varios bebés de un color entre verde y blanco se materializaron alrededor suyo. Las cavidades de sus ojos estaban vacías, al igual que su boca, ambas partes proyectaban un vacío absoluto a quien los mirara.

    —Haha ¿Sentimentales? Nuestra única misión es eliminar a las basuras como tú. No tenemos necesidad de involucrarnos con las personas, sin embargo… estoy dispuesto a escuchar cualquier maldición que tenga. Esa es nuestra cruz, cargar con las maldiciones de las personas asesinadas.—

    -Bueno, no temas querido, podrás escuchar el resto de sus maldiciones ahora cuando te envié con él. – La mujer hizo un ademan con su mano hacia abajo y los bebés comenzaron a trepar unos sobre otros, formando una silueta similar a la de una serpiente y descendieron en dirección a hacia el joven. —¡Destrócenlo!—

    —Estaba esperando esto.—Dejo escapar una sonrisa a medio labio, tomo la empuñadura de su katana con ambas manos y la extendió al frente con decisión. Su ojo derecho se tornó de color carmesí, revelando una heterocromia.— ¡Serás juzgada… por este ojo maldito! —








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    La heterocromía (en oftalmología conocida como heterochromia iridum) es una anomalía de los ojos en la que los iris son de diferente color, total o parcialmente.

    Este es simplemente el prologo de una historia.
     
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