Aprendiendo amarte ♥

Notas de la autora: Hola, lamento la demora en actualizar el fic, es que la falta de inspiración se apodero de mi jeje.
Respondiendo a las preguntas que me hicieron, el fic esta basado en la época actual, aunque alguna ves aparecerá alguna parte de otra época, pero solo será algún recuerdo. Inuyasha es completamente humano en este fic, por más que tenga el cabello plateado y sus orbes doradas. Y con respecto a su padre y hermano, bueno eso se sabrá mas adelante al igual la razón de que Inu este ahí, no lo puedo decir ahora ya que le quitaría sentido a la historia.
Y por ultimo trate de agregar algo que me dijo George, creo que lo logre, pero en fin eso lo sabré cuando leas sus comentarios, y gracias a las personas que me leen y comentan, eso alienta mucho a que siga con esto ^^
Sin mas que decir acá les dejo el capitulo, espero que sea de su agrado. Matta ne ^^

Capitulo 2: El nuevo integrante del grupo.

En la zona sur de Japón, uno de los lugares con menos población del país, se encontraba ubicada una pequeña aldea de al menos unos cien habitantes, la mayoría eran ancianos ya que los mas jóvenes se habían marchado del lugar en busca de una mejor oportunidad.

Una de sus habitantes era la curandera del pueblo, ella siempre estuvo ahí, desde mucho antes de que las demás personas empezaran a llegar, todos decían que ella había vivido muchos años, mas que los de un cualquier humano ordinario.

Su vivienda era una rustica y vieja cabaña que daba la impresión de derrumbarse en cualquier momento. Su interior consistía en una gran sala donde hacia sus trabajos y donde también había decenas de frascos con brebajes y sustancias viscosas, como así distintas partes de algunos animales. Y al final del pasillo que se encontraba a la derecha, había una pequeña habitación y un cuarto para guardar distintas cosas.

La anciana en cuestión tenía sus cabellos blancos y largos, los cuales ataba con un pequeño listón blanco, era de cuerpo robusto y innumerables arrugas invadían su rostro. Era de carácter muy amable, pero si la situación lo ameritaba podía ser bastante severa. Su nombre era Kaede Mitsumaru.

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Ese día Kaede se fue muy temprano al bosque en busca de algunas plantas especiales, para preparar unos brebajes que le fueron encargado por las mujeres de la aldea. Volvió cerca del mediodía a su casa, dejo las cosas en la sala arriba de una pequeña mesa y se dirigió a su habitación, mas al entrar se sorprendió en gran manera… la vieja esfera que poseía desde varios años atrás por fin estaba brillando, y eso solo podía significar una cosa…él había despertado.

—Vaya, vaya…así que por fin ella te encontró, Inuyasha…—. En el rostro de la mujer una pequeña sonrisa se dibujo, mientras se dirigía a la sala con la esfera celeste en la mano.

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Después que el joven de cabellos plateados aceptara la proposición de la muchacha, los dos se encaminaron por un pequeño túnel que estaba en el lado izquierdo de la cueva, tratando de encontrar la salida. Caminaron por unos momentos más no veían nada que les indicara la salida, y tampoco habían escuchado nuevamente las voces de los otros dos jóvenes.

Kagome iba caminando adelante, estaba nerviosa por lo que estuvo a punto de suceder, pero también porque no sabia que iba hacer con el ambarino, después de todo estaba segura que el estuvo muchos siglos adentro del hielo, mas lo que no entendía era porque nunca nadie lo había encontrado, estaba mas que segura que esa parte de Japón ya había sido muchas veces estudiada por los arqueólogos o científicos del país.

Por otro lado estaba Inuyasha, quien estaba temblando de frió, estaban en la época de las nevadas y el sólo traía puesto un pequeño retazo de la piel de un animal cubriendo sus partes intimas, pero su orgullo era demasiado grande como para admitir que se estaba congelando. Por otro lado también estaba preocupado por su padre y hermano, y por más que se llevara muy mal con este último no significaba que no se preocupara por su bien estar.

Dirigió su vista a la muchacha que iba adelante, la examino con la mirada tratando así de averiguar algo de ella, o los planes que se traía en mente, pero estaba más que claro que eso no iba a funcionar, así que opto por preguntarle, después de todo no tendría nada que perder.

—Oye… ¿Por qué me dijiste que viniera contigo? —. La miro fijamente y vio como ella se daba vuelta lentamente y le clavaba esos grandes ojos marrones que poseía, eso lo dejo en cierta forma bastante nervioso pero lo supo disimular muy bien.

—Pues, no podía dejar que te quedes ahí sólo, seria muy malo de mi parte—. Ciertamente esa era la razón, además la pregunta la había tomado por sorpresa, no pensó que el le hablaría sin que ella iniciara la conversación.

—¡Keh! Como si yo no supiera cuidarme sólo, y para tu información no necesito que una mujer me cuide. —. Nuevamente se puso nervioso, pero esta vez por el extraño aura que se formaba alrededor de la chica.

—¡Uy! pero que muchacho mas mal agradecido, —Kagomedetuvo su caminar y se paro enfrente del ambarino con los brazos en su cintura como una jarra—mira tu escúchame bien, si no fuera por mi aun estarías en ese pedazo de hielo, así que no me vengas a decir que no me necesitas, además no tenes la menor idea de cómo regresar a tu aldea ¿Verdad?, así que por favor deja un poco tu orgullo y sigamos adelante—. La azabache después de desahogarse se dio la vuelta y emprendió nuevamente la marcha.

Inuyasha solo la miro sorprendido por el rápido cambio de actitud de la joven, y por las palabras que ella le dijo, sabía muy bien que tenía razón pero no lo iba a reconocer, claro que no, así que sólo soltó un ¡Keh! y la siguió.

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Miroku y Sango seguían caminando en busca de su amiga, solo que esta ves iban caminando uno alado del otro para evitar accidentes intencionales. Miraban para todos lados tratando de buscar alguna pista, Sango buscaba del lado izquierdo y Miroku del lado derecho, y este ultimo fue quien vio que por una abertura de la montaña algo que se movía y tenia cabellos negros con reflejos azulados, juraba que era Kagome así que se agacho para ver bien que era lo que salía de ahí dejando a su novia sin decirle nada, y grande fue su sorpresa al ver como poco a poco su amiga iba saliendo de allí.

—Es…es Kagome… ¡Sango es Kagome! ¡La encontré! —. Mientras que el se adelantaba para ayudar a su amiga a salir de allí, Sango volvió sobre sus pasos a toda prisa.

Kagome estaba tratando de salir por la pequeña salida que encontraron hasta que escucho la voz de Miroku, y como al instante era jalada de la mano para salir de allí. Levanto su mirada y vio que eran sus amigos, y sin decir nada se lanzo a sus brazos diciendo lo asustada que estuvo. Los chicos al verla iban a tratar de reconfortarla ya que se veía bastante consternada, mas su atención fue captada por el extraño joven que salía de la misma abertura y que estaba casi desnudo.

—Es un…es un… ¡Kya! ¡Es un pervertido! —grito Sango al ver a Inuyasha, y ni tarda ni lenta se escondió detrás de Miroku.

Mas este estaba igual o mas sorprendido que su novia al ver a tan extrañó joven que no reacciono al momento. Sin embargo al darse cuenta de quien estaban hablando, Kagome se separo de sus amigos y rápidamente hablo.

—No chicos, no es lo que ustedes piensan, Kami y ahora como les explico, verán el es…—. Que les podría decir, seria extraño para cualquiera que ella le contara como lo encontró, mas sabia que no tenia otra opción además confiaba en sus amigos. —Yo lo encontré en…un pedazo de h-hielo…el e-estaba con-congelado.

—¡¿Que?! —. Ambos chicos hablaron al unísono, lo que les dijo su amiga era totalmente irracional. —vamos Kagome, no pretenderás que nos creamos eso ¿verdad?, es imposible. —hablo Sango, mientras que Miroku observaba atentamente al ambarino.

—Pero Sango no estoy mintiendo, yo lo encontré en ese estado, además como explicarías que solo trae puesto ese pedazo de piel.

—Pues yo…—. Y antes de que dijera algo nuevamente su novio la interrumpió.

—Mirándolo bien, la ropa que trae y la forma rara en que nos mira de arriba _ abajo se podría decir que decir la verdad Kagome—Miroku tenía la mano en su barbilla como si estuviese pensando, además tenía la mirada muy seria. —pero lo que no me explico es el porque nadie lo había encontrado antes, esta zona de Japón fue una de las mas estudiadas.

—Yo también me pregunte lo mismo, pero en fin ahora hay que hacer algo con el, no lo voy a abandonar acá. —hablo seriamente Kagome, ella no tenia la mas mínima intención de dejarlo a su suerte, y esperaba que sus amigos la apoyaran.

—Bueno por el momento hay que volver, nos separamos sin permiso y seguro que nos van a reprimir por eso, además esta empezando a hacer bastante frió, —. Al terminar de hablar Sango dirigió su mirada a Inuyasha y vio que este estaba temblando, aunque casi no se notaba, así que le hablo a su novio. —Miroku vos tenes muchos abrigos debajo del buzo de lana ¿no?

—Eh, si si, ¿Porque? —. El al igual que Kagome no se daba cuenta de lo que estaba pasando con el pobre muchacho, quien estaba muriéndose de frió, literalmente.

—Solo dámelo—. El moreno le entrego la prenda y la castaña se dirigió al albino, y le hablo amablemente—toma, se nota que lo necesitas.

Inuyasha miro extrañado a la muchacha y la prenda que le daba, la necesitaba si no quería enfermarse, así que con cara de pocos amigos la agarro y se la quiso colocar mas no sabia como, miro a Kagome, la cual estaba roja de la vergüenza por no haberse dado cuenta antes del estado de este, y fue hasta ella hasta quedar a una distancia muy corta de su rostro y le hablo.

—Oye Kagome, ¿Cómo uso esto? —. La miro fijamente al rostro logrando que ella se pusiera muy nerviosa.

—Y-Yo etto, ven que te ayudo—. La sonrojada muchacha agarro el buzo y ayudo al joven a colocárselo, bajo la atenta mirada de sus amigos.

—Em, lamento interrumpir, pero tenemos que irnos. —Kagome se separo rápidamente del ambarino al darse cuenta la forma en la que estaban, y emprendió rápidamente la marcha, mientras que Inuyashala miraba como si ella estuviera loca.

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Cuando llegaron al campamento tuvieron la enorme fortuna que los docentes no le dijeran ni “mu” por su desaparición, además pudieron escabullir muy bien a Inuyasha sin que nadie lo notara. Al principio el iba a quedarse con Miroku por la simple razón que ambos eran hombres, pero después surgieron dos inconvenientes. En primer lugar como le iban a explicar al compañero de habitación de Miroku la presencia del ambarino en ese lugar (ya que las habitaciones se compartían entre dos), y segundo Kagome no le gusto la idea que su amigo le enseñe las maravillas de este nuevo mundo a Inuyasha, ya que conociendo al pervertido de Miroku eso no seria nada bueno. Y al final Inuyasha termino durmiendo en la cama de Kagome y ella con Sango.

Pero los verdaderos problemas arrecien empezarían. A la mañana siguiente Kagome fue la primera en despertar, se sentía cansada y le dolían todos los músculos, como si el día anterior hubiese participado de una larga carrera, pero de un momento a otro se acordó de lo acontecido y rápidamente dirigió su vista hacia el lugar donde supuestamente tenia que estar Inuyasha, pero este no estaba ahí. Se coloco un abrigo y las pantuflas lo más rápido que pudo, y se puso a buscarlo en el resto de la habitación y en el baño tratando de no hacer mucho ruido para que sango no despertara, pero no hallaba ningún rastro del muchacho, temiendo lo peor salio fuera del cuarto y fue a lo de Miroku, mas desgraciadamente este seguía sin aparecer.

—¿Y ahora que hacemos Miroku?, ¿y si alguno de los profesores lo encuentra? —Kagome estaba casi histérica, la desaparición del ambarino la tenia muy preocupada.

—Ya Kagome trata de calmarte, con alterarte tanto no vas a conseguir nada, esperame acá que me cambio y te ayudo a buscarlo. —. El moreno no tardo nada en cambiarse para salir a buscar a su nuevo amigo.

No estaba en la sala, ni el gimnasio, o en el pleyrum; ya desesperados Miroku opto por separarse, el se iría por los alrededores y Kagome volvería a su habitación para ver si no había vuelto ahí. Mas esta vez la azabache volvió por otro camino, el que se conectaba con la cocina, y cuando paso por allí escucho unos ruidos raros provenientes del interior. Cautelosamente se deslizo por el lugar dando al fin con el causante de los ruidos, que no era nadie más que Inuyasha.

Al verlo sintió alegría y enojo, mas también algo de lastima ya que vio que el estaba comiendo y se acordó que la noche anterior no habían cenado, así que al final todo el enojo se fue ya que la culpa no fue de el. Se acerco lentamente hasta quedar a sus espaldas y antes que le tocase el hombro el muchacho se dio vuelta mirándola con la boca llena de alimento.

—Inuyasha, que alegro que estés bien, pero la próxima no te vayas sin decirme nada, me preocupaste. —. No lo regaño por que seria injusta, pero si tenía que decirle que no podía irse así no más.

El ambarino la miraba expectante, le gusto que dijera que se había preocupado por el. —¡Feh! Tenia hambre y el olor de algo agradable me atrajo acá. —termino de tragar todo lo que tenia en la mano, por que como estaba comiendo no se podía decir que estaba masticando la comida, y se puso de pie para irse con la muchacha.

Al llegar a la habitación la azabache le marco a Miroku para avisarle que todo estaba bien y que podía volver, y este alegre acato lo dicho ya que estaba tiritando por el frió viento que corría.

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Y así trascurrieron las semanas con distintos problemas todos relacionados con Inuyasha, el primero era porque no quería ponerse la ropa de Miroku porque decía que le apretaba y prefería quedarse con lo que tenia (el “taparrabo” y el buzo que Miroku le había dado), el segundo era con Kagome, ya que él ambarino no sabia que era “él espacio personal” y casi siempre cuando hablaba con Kagome se los veía en una situación bastante comprometedora, y teniendo en cuenta que casi sólo hablaba con ella. Y el último era que le gustaba hacer enojar a la azabache, y la única forma de hacerlo era desaparecer, de esa forma los muchachos se metieron en enormes problemas tratando de explicar porque siempre estaban por todos lados buscando algo, o siempre daban excusas demasiados tontas cuando los encontraban en la cocina a la madrugada buscando comida, entre otras cosas.

Y para suerte y algo de descanso para los chicos las vacaciones habían llegado a su fin, mas otro gran problema se presentaba ¿Cómo harían para irse de vuelta a sus casas con Inuyasha?

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En una importante instalación secreta de investigaciones bio-moleculares y desarrollo de las células humanas ubicada en Berlín, Alemania un joven pálido y ambarino corría por los corredores con varios papeles en las manos. Se dirigió a las oficinas principales, donde se encontraba uno de los científicos más prestigiosos de todo el mundo, entrando al lugar rápidamente sin siquiera tocar la puerta antes.

—¡¿Que es lo que sucede Hakudoshi?! ¡¿Porque entras así a mi oficina?! —pregunto cortante y exasperado el hombre de traje negro y orbes rubí.

—Lo siento señor, lo que pasa es que el sujeto experimental nº 2 reacciono, es decir abrió sus ojos.

—¿Como?, esto no es posible…o quizás esa teoría que descarte hace años tenga que ver con todo esto…vamos a ver, necesito presenciarlo con mis propios ojos. —. Ambos científicos salieron de la oficina, para dirigirse a los laboratorios del ala oeste del complejo, donde se encontraban los experimentos más importantes de la historia humana.

Continuara…