Aprendiendo amarte ♥

Hola chicos, aquí estoy otra ves yo con una loca idea mía n.n si, se que con las otra estoy atrasadas, pero es que esto me pareció bastante divertido y quise hacerlo :3 bueno sin mas que decir, espero que les guste esta nueva locura…

Aprendiendo amar.

Prologo.

Kagome Higurashi, es una chica promedio de dieciocho años de edad, de largos cabellos azabaches, ojos marrones y muy expresivos, y dueña de una belleza que muchos envidiarían. Vive en Tokio con su madre, abuelo y hermano, y su casa es parte de un viejo templo, legado de la familia Higurashi.

Cursa el último año de la preparatoria Sengoku con su mejor amiga, Sango Taijiya, una chica con un carácter un tanto fuerte, y de muy bellas facciones, la cual tiene un novio bastante singular, Miroku Houshi. Un muchacho bastante despreocupado, y siempre se tomaba las cosas con calma, pero tenia una manía con las chicas que lo hacia un completo libidinoso, aun no entendía como su mejor amiga podía estar con el, pero a pesar de todo eso Kagome lo apreciaba.

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Como cada año, los alumnos del último curso se iban de campamento al monte Fuji en las vacaciones de invierno, todos estaban muy emocionados y felices de estar ahí, además seria la una de las últimas cosas que compartirán como grupo.

Llegada la primera noche del campamento, los muchachos se reunieron en grupo alrededor de una fogata y como algo tradicional, no faltaron los cuentos de terror. Algunos eran muy bobos, pero otro causaban tanto miedo que hacia gritar a mas de uno. Y por tales cuentos la azabache, no pudo conciliar el sueño hasta llegada la madrugada.

Al otro día, todos se fueron de excursión por el lugar, pero Kagome al estar falta de sueño de un momento a otro los perdió de vista sin darse cuenta. Al encontrarse sola en un lugar que no distinguía y recordando involuntariamente algunos relatos de la noche anterior se desespero y comenzó a correr sin rumbo fijo, su carrera fue tan descontrolada que no noto el barranco que se encontraba delante de ella y se cayó.

Al despertar se encontró en un lugar completamente oscuro, le dolía algunas partes de su cuerpo, producto de su caída. Miro hacia sus lados mas no vio nada, entonces decidió empezar a andar hasta que encontrara algo. Pasaron algunos minutos y una luz llamo su atención, camino hacia allí, y grande fue su impresión al ver lo que tenia delante de ella.

—Un muchacho…—Apenas pronuncio la azabache.

Enfrente de sus orbes marrones se extendía un inmenso bloque de hielo, fusionado con la pared de la cueva, y dentro de el se encontraba en un especie de sueño un joven de raros y largos cabellos plateados, se veía grande y fornido, su piel era trigueña, y solo traía puesto una especie de taparrabo color blanco. Kagome se acerco lentamente atraída por la belleza de aquel joven, mas cuando toco el hielo con sus manos este abrió sus ojos…

Continuara…

Bueno, hasta acá lo dejo ya que la historia en verdad comienza en el primer capitulo n.n de cierta forma se parece a cuando ellos se conocieron (en la serie) pero acá Inu no es ni un youkai ni un hanyou…

¿Para ustedes que es? ¿Y porque esta ahí?

 

Bueno, primero gracias por sus comentarios :3, segundo perdón por la demora, es que estoy bastante ocupada con un proyecto de la carrera, y apenas tengo tiempo para leer las continuaciones de los fic que me dejan, además este fic me cuesta mas ya que nunca hice comedia y este es mi conejillo de india >.<

Ah quería aclarar que el prologo lo hice así, de forma apurada para que tengan una idea del porque Kagome esta ahí, además no hay nada para aclarar, ya que el resto se sabrá mientras pasen los capítulos. Sin mas que decir, acá les dejo el primer capitulo, que espero que aya salido bien n.n

Capitulo 1: El muchacho en el bloque de hielo.

Kagome se acerco lentamente atraída por la belleza de aquel joven, mas cuando toco el hielo con sus manos el muchacho abrió sus ojos. Eso la asusto de sobremanera, y lo único que atino hacer es gritar a todo lo que sus pulmones podían.

—¡Kyaaaa! ¡Esta vivo! —grito alarmada la colegiala—¿Qué hago? ¿Qué hago? —miraba a sus lados buscando algo que ni ella misma sabia que era—Bueno Kagome ¡Ya tranquilízate! Total, ese muchacho esta ahí atrapado, y no puede hacerte nada—. Se reprendió a si misma tratando de calmarse, y volvió a dirigir la vista hacia el joven, pero se sorprendió mas cuando se percato que el la observaba fijamente, y hasta parpadeaba un par de veces.

Emociones comenzaron a debatirse dentro de la azabache, tenia que hacer algo pero no sabia que; el estaba vivo y eso era muy claro, sin embargo no se decidía si sacarlo o dejarlo ahí, ya que no sabia como el podía reaccionar, y eso le daba algo de miedo. Pero cuando volvió a colocar su vista en el chico, la preocupación se apodero de ella, el nuevamente había cerrado sus ojos, pero esta ves no los habría mas.

Desesperada comenzó a buscar algo que la ayudase a liberarlo del hielo, ya que había pensado ir en busca de ayuda pero no sabia como salir de ahí, y mucho menos como regresar al campamento, por eso decidió arreglárselas ella sola. Por suerte no tardo mucho en encontrar una piedra de un buen tamaño, la cual considero que le seria de mucha ayuda. La tomo con ambas manos y se dirigió hacia el bloque, pero cuando quiso dar el primer golpe, este comenzó a destilar una luz rosácea que inundo todo el lugar, y de un momento a otro el hielo empezó a desquebrajarse lanzando al aire pequeños y grandes pedazos de hielo, y por consecuencia, uno de ellos impacto en la cabeza de la azabache, dejándola inconsciente.

Por Inuyasha.

¡Que golpe! Pensé en mis adentros, y tocando con delicadeza el lugar adolorido, abrí lentamente mis ojos. Voltee hacia mis lados tratando de averiguar en que lugar me encontraba, pero por más que miraba no reconocía nada. Seguí con la tarea hasta que un bulto llamo mi atención, me acerque a el y me di cuenta que era la muchacha de raras vestimentas, que me miraba hace unos momentos a través del hielo… ¿Hielo?...Esperen un momento… ¡Que demonios hacia yo dentro de un pedazo de hielo!, lo ultimo que recuerdo es que mi padre, Sesshomaru y yo fuimos a una cueva que se encontraba en nuestros nuevos territorios, ya que queríamos inspeccionarla para ver en que estado se encontraba, pero sin darnos cuenta una gran cantidad de agua entro en el lugar, llevándose a mi padre y mi hermano, y arrojándome contra la pared a mi causándome un gran golpe en la nuca…después de eso todo se volvió negro, y extrañamente rosado.

—¿Qué fue lo que paso? Y ¿Cuánto tiempo estuve acá? —pregunte en vos alta, como esperando alguna respuesta, pero el único ser vivo que estaba en ese lugar conmigo era esa chica, pero estaba inconsciente.

El dolor de cabeza no se iba, y demasiados recuerdos e incógnitas invadían mi mente, trataba de pensar, pero nunca fui bueno en esas cosas, siempre se las dejaba a Sesshomaru, yo era más de guiarme por lo que mis instintos decían.

Me sobe las sienes tratando de calmarme y al mismo tiempo tratando de evocar alguna imagen o respuesta que me ayudara en estos momentos, y por lo visto funciono, ya que una figura se hizo presente en mis pensamientos…era la de esa rara esfera rosada. La busque en mis pieles y allí estaba, tan reluciente como cuando la vi por primera vez. Me la había dado la anciana bruja del pueblo, antes de iniciarme como hombre en la aldea. También había dicho algo así como que me ayudaría a encontrar mi destino, o algo parecido, en realidad no le preste mucha atención, ya que creí, y aun creo que son estupideces de esa vieja.

Por la narradora.

Por la blanca y fría nieve se podía divisar dos figuras humanas que venían corriendo. Una de ella era una chica, traía puesto unos jeans azules, unas botas de nieve grises, y un saco bastante abrigado, de color negro, y su cabello era marrón claro, al igual que el color de sus ojos.

La otra figura pertenecía a un muchacho, que era el novio de esta última. Sus cabellos eran negros y sus orbes eran azulados, traía puesto un pantalón de buzo, unos zapatos para nieve y un abrigo de lana. Los dos estaban agitados y se veían que estaban bastantes fatigados, la castaña miraba a sus lados buscando a alguien, mas el moreno tenia la vista fija en otro lado, y se podía notar que tenia la firme intención de tocar cierta parte intima de su novia.

—Miro…Miroku ¿Estas seguro…que es por acá? —. Se podía notar por la vos de Sango, que estaba muy cansada a causa de la carrera que llevaba.

—Si, Sanguito…cerca de estos lugares la vimos por última vez…y nose porque, tengo el presentimiento…de que Kagome tiene algo que ver…con esas luces que vimos hace unos momentos—. Y Miroku no era la excepción, ya que el llevaba el mismo tiempo que su novia corriendo. Los dos estaban en busca de su amiga, la que hacia ya cuatro horas estaba perdida, y raramente solo ellos dos se dieron cuenta.

—Solo espero que estés bien amiga—pensó con suma preocupación Sango, la cual también se reflejaba en su rostro, pero de de repente su semblante cambio a uno de completo enojo, y lo siguiente que se escucho fue un resonante ¡PLAF!, seguida de la vos casi colérica de la susodicha—¡Miroku! ¡Déjate de idioteces, este no es momento para tus mañas! ¡Pervertido!

—L-Lo siento Sanguito, ya sabes que mi mano esta maldita, y no puedo controlarla—. Se excuso el moreno, mientras se sobaba el lugar en donde estaba la marca de la mano de su novia.

—Que maldición ni ocho cuartos—refunfuñaba despacio la muchacha, pero por más que casi siempre se enojaba por que el hacia esas cosas, y más en momentos críticos como ese, debía admitir que había ocasiones en las que le gustaban las “caricias de su novio”.

Mientras tanto en la cueva…

La oscuridad casi invadía el lugar, de no ser por una luz que se filtraba por ciertas partes de la cueva. Empezaba a descender la temperatura, e Inuyasha comenzaba a congelarse, después de todo solo traía puesto un pedazo de piel, que cubría su intimidad.

Aun trataba de encontrar alguna respuesta, no entendía por que no lo había venido a buscar aun, después de todo el era el hijo del líder de la aldea, era raro que no lo estén buscando. Pensó que quizás solo había pasado unos días, por eso tardaban en ir por el, además que la aldea en donde el vivía quedaba un poco lejos de ese lugar…

Dejo por unos momentos sus cavilaciones ya que era algo estresante, frustrado dirigió nuevamente su vista a la azabache, era muy bonita tenía que admitirlo, y eso era raro en el, ya que su orgullo nunca dejaría salir de su boca esa afirmación, pero después de todo nadie escuchaba sus pensamientos, así que podía pensar lo que quería.

La miro mas detalladamente, y pudo ver que esa rara tela que tenia encima, no era de ningún animal conocido, al menos ninguno por el.

Kagome tenía puesto unas pantimedias negras, botas de piel sintética de color gris, y un saco marrón.

De repente la joven comenzó a moverse, como tratando de despertar, Inuyasha la miro atentamente para ver si se despertaba, pero paso el tiempo y siguió igual, así que decidió acercarse para ver si tenia alguna herida, y si eso era causante de su desmayo, pero sin darse cuenta se quedo embelesado por ella y no se percato de lo cerca que se encontraban.

Kagome estaba medio despierta, y aun no habría sus ojos, ya que pensaba que estaba durmiendo y quería hacerlo un rato mas, pero comenzó a sentir algo caliente cerca de su cara, y cada ves la distancia se hacia mínima, así que decidió abrir los ojos, pero jamás pensó que encontraría a alguien a punto de besar sus labios.

—¡Pervertido! —grito la chica al mismo tiempo que le daba una buena cachetada al albino.

—¡Pero que te pasa tonta! —. Le espeto enojado Inuyasha, después de todo el solamente quería ver si no tenia alguna herida grave.

—P-Puedes hablar…yo pensé que eras un bruto—comento sorprendida la joven, ya que pensó que el muchacho era un troglodita.

—Enzima que me pegas, me estas tratando de ignorante, acá la única rara ¡sos vos! —. Ya exasperado por los comentarios, y el golpe que no se merecía, Inuyasha estaba perdiendo la poca paciencia que poseía.

—Pero que…oídme un momentito, yo no era la que estaba en el hielo, y más con un taparrabos, así que no me digas que yo soy rara ¡Sos vos el extraño!

—¡Keh! —. Ante eso el albino no pudo decir nada ya que ni el mismo sabia por que estaba ahí, ya que el pensaba que no había pasado tanto tiempo como para que el agua se congelara.

El silencio que se produjo después de esa pequeña discusión se estaba volviendo muy incomodo, ninguno quería preguntar nada, después de todo ambos pensaban que el otro era un idiota. Mas cuando los dos iban a dejar de lado su orgullo e iba a preguntar algo, unas voces muy conocidas por la azabache los interrumpieron.

—Esas voces… ¡Esos son mis amigos! ¡Estamos salvados! — Kagome estaba tan contenta que no se percato de lo que dijo.

—¿Estamos? ¿Acaso ella quiere que yo vaya con ella? —pensó sorprendido Inuyasha—Oye…

—¿Eh?...¿Que pasa? —pregunto un poco alegre la joven, ya que el alvino le hablo con amabilidad.

—Yo…—estaba nervioso, como le preguntaría si quería que el valla ella y sus amigos, ya que el la trato mal y quizás ella estaría enojada—veras, yo…

Kagome se dio cuenta que el estaba nervioso, entonces decidió dar el primer paso—Oye ¿Cómo te llamas?

—Yo…yo me llamo Inuyasha…

—Bueno Inuyasha, Yo me llamo Kagome…y dime ¿Tienes pensado ir alguna parte ahora? —. Le regalo una dulce sonrisa, como tratando de darle confianza.

—¿Qué si me voy algún lado?, y ¿A vos que te parece? — Inuyasha le contesto con algo de sarcasmo, pero al ver que la azabache fruncía el ceño, se apresuro a preguntar—¿Por qué me preguntas eso?

—Porque no creo que quieras quedarte acá solo…si quieres podes venir conmigo—Kagome estaba esperando que el le dijera que si, ya que era mas que obvio que no tendría a donde ir, después de todo, quizás el habría quedado congelado hace varios siglos, y seria de muy mala persona abandonarlo—¿Y que dices, aceptas?

—Bueno, yo…—. El chico no sabia que hacer, por un lado quería ir con ella, pero si venían a buscarlo no sabrían donde estaba. Pero al final decidió que seria mejor la primera opción, después vería como se las arreglaría—esta bien, acepto…

Continuara…