One-shot de Pokémon - Aprendiendo a amar

Aprendiendo a amar

Hola, se que se sorprenderan de verme aqui, ya que hace mucho que no hago un fic, no se preocupen he regresado con mi mas reciente obra. tiene toques navideños, a pues para celebrar esto xD, en fin invito a todos los criticos de este subforo a dejarme una critica, que yo como critico hago y tambien supongo que tambien debo recibir castigo por mis errores, hago invitacion a heraclito y Robnick NyJ, bueno sin mas los dejo con el nuevo fic. disfrutenlo xD.







Aprendiendo a amar.


Poderosos golpes destrozaban el árbol navideño, maldiciones al aire, patadas y puñetazos acababan con los adornos navideños de aquel árbol. La furia y la desesperación eran la causa de aquella insaciable masacre.

Minutos después, la calma había hecho acto de presencia, su respiración era pesada, tocaba su pecho para sentir el latido de su corazón, sus ojos buscaban por todo el lugar algo que no estuviera destrozado, para después ceder ante las lágrimas.

¿Por qué Pikachu?, ¿Por qué siempre soy el perdedor?- emitía con angustia combinada con desilusión hacia su pokemon.

El pokemon amarillo le regalo una mirada comprensiva para después darle pequeñas palmaditas en la espalda.

No puedo creer, que de nueva cuenta haya perdido con Gary- decía el chico mientras cerraba los puños para después mirarlos con euforia.

Siempre fui considerado el más débil de Pueblo Paleta- emitía el entrenador nostálgico mientras recuerdos azotaban su cabeza.

Recuerdos que demostraban las incontables ocasiones que cayo derrotado ante Gary, lo peor que no solo era en batalla sino también en el amor.

Gary había completado ocho noviazgos que constantemente presumía sin pensar en el dolor que esto emitía en el joven de gorra, que a pesar de los años seguía siendo carismático y alegre para los demás, aunque por dentro era devorado por el dolor y el rechazo.

En parte la culpa era suya, después de completar su último viaje dejo escapar su única posibilidad de ser feliz, su rival de esa región había conquistado a su compañera de viaje.

En cierta forma siempre perdía con su competencia sin importar las facilidades que la vida le pusiera, en resumen es un idiota en el amor.

Después de limpiar el desastre que había hecho, su mirada se perdía en la blanca nieve, los recuerdos habían dejado su mente en paz.

Los niños se divertían a su alrededor, aventándose bolas de nieve, o bien haciendo muñecos con el material blanco que la naturaleza regala en cada navidad.

Su cuerpo había recuperado la alegría, el efecto de la derrota ante Gary había pasado, ahora lo que mas le importaba no eran las batallas, sino como pasar una navidad en familia, después de tanto tiempo de estar de viaje, le parecía que iba a ser complicado.

Ya había olvidado esa sensación, al fin recuperaría algo de la niñez, al fin recibiría un regalo, un abrazo de cariño sincero.

Pequeñas lágrimas recorrían su mejilla, la nostalgia le había llegado, después de perder en la más reciente liga se había resignado a ya no competir, había aceptado lo que la vida le había preparado, y lo aceptaría con gusto sin oponer resistencia, había aceptado la mediocridad.

Se había cerrado a la vida, es decir, por que seguir si jamás obtendría algo que lo hiciera sentirse orgulloso de si mismo.

Al final de cuentas, siempre será rechazado por la sociedad y jamás dejara de ser el más débil de Pueblo Paleta.

Después de meditar por un rato, se preparaba para salir a comprar el regalo para su madre, quería que fuera algo especial, algo que le recuerde que la ama con todas sus fuerzas.

Se puso su bufanda, saco su dinero que mantenía oculto bajo su cama, estiró sus brazos al aire, y se preparó para enfrentar los fríos vientos que azotaban en la parte de afuera de la residencia Ketchum.

Horas y horas de caminata, como resultado unos pies cansados inclusive maldiciones que se dejaban escuchar por lo bajo, finalmente el cansancio ganó y resignó al joven a sentarse en una banqueta.

Pikachu, ¿Crees que soy un inútil?- preguntó el entrenador con tranquilidad mientras su mirada perdía calidez.

Su pokemon negó con la cabeza, para acomodarse en el hombro de su entrenador.

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Al fin la navidad había llegado, era tiempo de abrir los regalos y disfrutar las fiestas que este día trae.

Mama, aquí esta tu regalo- decía el joven sin mucho animo aunque lo disimulaba con una sonrisa.

Gracias hijo- emitió su madre mientras sonreía suavemente.

Es muy lindo, te lo agradezco mucho- comentó de nuevo al observar su regalo que era una lindo collar de oro.

Ash sonrió satisfecho, por fin había hecho feliz a alguien, su corazón latió de forma alegre y le hizo saber que había hecho bien.

Una voz lo saco de sus pensamientos, ya que por un momento se había ido de este mundo, su cuerpo sentía felicidad interna.

Hijo, tu regalo te espera en el Bosque Verde- dijo su madre mientras se probaba su collar.

¡Bosque Verde!, ¿Qué es madre?- preguntó Ash curioso mientras dirigía su dedo a su quijada.

Es una sorpresa, averígualo por ti mismo- concluyó Delia para dirigirse a la cocina.

Ash sonrió, aunque no estaba muy animado, pero le encantaban los regalos sorpresa, así que sin pensarlo más se dirigió a la puerta.

Mama, voy por mi regalo- dijo el muchacho para repentinamente ser detenido por su madre.

Me parece bien, pero regresas para la cena- dijo su madre con un tono serio y regañón.

Si, mama- comentó el joven mientras hacia un puchero para girar los ojos de forma condenatoria.

Minutos más tarde, el Bosque Verde era explorado de rincón en rincón, constantes pisadas se oían de un lado a otro.

¡Basta!, me fastidié – emitió Ash para sentarse bajo la sombra de un pino.

Su pokemon amarillo movió las orejas en señal de que había encontrado algo, pero guardo silencio para que la sorpresa llegara al joven.

Un grito devastador inundó el bosque, cuando una joven con intensiones de burla, asustó al entrenador que ante la sorpresa no evito gritar.

Tranquilo Ash, soy solo yo- dijo la joven con una sonrisa burlona.

May-pronunció con dificultad el joven que no podía salir de su sorpresa.

Así es, esperabas otra cosa, como sabes yo soy tu regalo de navidad- la chica miraba a los ojos a Ash.

¿En que sentido?- preguntó el joven de forma bromista a su alguna vez amiga de viaje.

La chica dilato los ojos, aunque entendió el mensaje y decidió seguirle al juego.

Pues verás, vine a animarte con mis besos- dijo picara, esperando reacción del muchacho.

El chico se sonrojo demasiado, que la nieve que estaba a su alrededor comenzó a convertirse en liquido.

Calma Ash, era broma- contrarrestó la chica mientras picaba el estomago del entrenador con los dedos.

Si ya sabía- contestó el joven para ponerse de pie y salir corriendo tras un Stantler.

¡Espera!- emitió la chica – Jamás cambias- concluyó la joven mientras se resignaba a salir detrás del chico.

Ya llegué- dijo el chico avisando a todos lo que estuvieran en la casa.

Genial, ¿Dime?, ¿Te gustó tu regalo?- preguntó Delia para alistar sus cosas.

Ash se acercó al oído de su madre y le susurró lo siguiente “me encantó” para después abrazar cariñosamente a su querida madre.

Me agrada saber eso, pero tengo que salir con el profesor Oak, te encargo la casa- emitía la señora para salir a toda velocidad de la residencia Ketchum.

¿Qué paso con tu madre?- preguntó May curiosa al percatarse de la salida de la señora.

No sé, supongo que algo importante, pero pasa, afuera hay mucho frío- dijo Ash para ofrecerle el sillón a su invitada.

¿Quieres una tasa de café?- ofreció el joven a la chica que le asintió.

Minutos después los dos se relataban sus respectivos viajes, contándose triunfos, derrotas, alegrías y todo lo que uno no sabía de otro.

¿Así que derrotaste a Drew en Jotho?- preguntó sorprendido el entrenador.

Si, fue sencillo, ¿Qué me dices tú?- se cruzo de brazos, esperando respuesta y al mismo tiempo bebía un poco de café.

Pues, la verdad, soy un perdedor, no he ganado nada, y las ultimas batallas las terminé perdiendo- se sinceraba el entrenador para que las lagrimas salieran disparadas de sus ojos.

No te mortifiques, las cosas no siempre salen, además hoy es navidad mejor vamos a disfrutar- finalizó la chica mientras abrazaba al joven para calmar su dolor.

Si, tienes razón- pronunciaba para regalarle una sonrisa a la coordinadora y acomodar su rostro sobre el hombro de la joven.



El reloj marcaba las once con cincuenta y cinco minutos, solo cinco minutos faltaban para que la navidad empezara oficialmente.

Bien Ash, disfruté estar aquí, pero tengo que regresar a Petalburgo- comentaba la coordinadora al joven que se exaltó un poco.

El chico sintió una puñalada, es decir, si May se iba, la soledad y tristeza regresarían a su cuerpo de manera rápida, así que decidió actuar inteligentemente y revelar uno de sus muchos secretos.

Esta bien, pero antes quiero decirte algo- se notaba el nerviosismo entrar en su cuerpo, y la prueba era que sus retinas habían empezado a temblar.

Si, ¿De qué se trata?- preguntó la chica para levantar una ceja.

Pues, verás, esto lo siento desde hace mucho, pero ahora que te he vuelto a ver, se fortaleció- su actitud adquirió preocupación que se mezclaba con temor, ahora dudaba si decirlo o no.

La coordinadora se reía disimuladamente, y opto por quedarse callada.

A lo que quiero llegar, es, May yo te- no pudo finalizar ya que un nudo se le formó en la garganta impidiendo todo esfuerzo por soltar las palabras.

Me amas ¿No?- sorprendió la chica al joven que sintió como su columna vertebral sufría constantes choques eléctricos.

El entrenador cerró los ojos, ya que había sido enorme la sorpresa recibida al ver como la chica lo sabía todo, lentamente los abrió, esperando recibir un “No” como respuesta.

Sabes, pensé que nunca me lo dirías, pero no te sientas mal, ya que también siento algo por ti, para ser exacta, te amo- finalizó la chica para caminar hacia el joven y regalarle un abrazo lleno de calidez.

Ahora no seas tonto, dame un beso- sugirió May sonrojada esperando lo que Ash haría.

Pero May, no sé besar- dijo avergonzado el entrenador para bajar su mirada al suelo.

No te preocupes, aprenderás- comentó la joven picara mientras se acomodaba el sostén como forma de seducción.

El joven sonrió ante la iniciativa, tomo a May de los hombros, lentamente junto su nariz con la de ella, para después sentir la calidez y suavidad de los labios de la coordinadora, momento a momento esas partes del cuerpo se aprisionaban con fuerza haciendo que el cerebro de cada joven enviara una sensación que hacía vibrar cada parte de sus cuerpos.

Tranquilamente las manos del entrenador recorrían cada centímetro del cuerpo de la chica hasta quedarse en un lugar en específico.

Unos quejidos de placer se escucharon en las paredes de la casa, cuando la boca del joven probó el cuello de la coordinadora.

Finalmente se separaron, habían hecho muchas cosas en muy poco tiempo, cosas que van desde tocarse el cuerpo hasta quitarse pequeñas prendas de vestir.

¿Y así me decías que no sabes besar?- mencionó May que se acomodaba la blusa.

Sabes May, muchas cosas no sabía hasta antes de esto, pero por consecuencia me atrevo a decir que esta es la mejor navidad de mi vida, no solo por que te tengo a ti, sino por que enseñaste a amar- comentó sincero el joven mientras sus manos se colocaban en la cintura de May.

Lo mismo pienso- sonrió la chica para corresponder el abrazo.

Al fin eres feliz, al fin lo eres mi Ash- se escuchó decir por una voz femenina desde la ventana, después lentamente caminó hacia su destino, el laboratorio del profesor Oak.

Fin.