+Apocalipsis+ hola! bueno aqui traigo un fic que en un priinciipiio iba a ser un one-short pero como vi que la idea era demasiado extensa como para que fuera un one-short pues decidí hacer el fic. Espero que os guste besos!! Aquii dejO unas aclaraciiOnes sObre el fiic : Grados de menor a mayor en un ejército de tierra Soldado - Cabo - Sargento - Subteniente - Alférez - Teniente - Comandante - Teniente coronel - Coronel - General de brigada - General de división - Teniente general - Capitán general He omitido algunos rangos para hacer más sencilla la comprensión de la historia. Capítulo primero - Encuentro La brisa tomo fuerza, y los árboles se estremecieron, dando paso a los estruendos de los disparos. Las compañías estaban cayendo, y con ellas todos los rebeldes, de nuevo decenas de personas abandonarían hoy este mundo. El tiroteo se volvió audible de nuevo, mientras las hojas de los árboles volaban de forma estrepitosa, dejándose caer en aquellas calles bañadas en sangre. En una de las múltiples avenidas de aquella ciudad, una de las compañías, parecía haber perdido totalmente el control, debía retirarse, o por el contrario todos los integrantes de la misma serían fusilados, o algo mucho peor. -¡Necesitamos a los francotiradores, y a los del primer escuadrón!- gritó el chico de iris azules tras una especie de barricada, dejando volar al son del viento sus cabellos negros. Un muchacho que dejaba ver sus cabellos plateados por debajo de su casco, y que acababa de recargar su arma, se acercó aceleradamente al de iris azules y se tumbo en el suelo junto a el. -¡Idiota!, ¡tenemos que irnos, nos mataran! –Dijo el albino intentando agarrarle. -¡Crees que nos dejaran iros de rositas!- Gritó el pelinegro bastante alterado. El viento volvió a recuperar su fuerza, y en un suspiro el escuadrón enemigo salió volando por los aires, todo gracias a aquella chica de cabellos azabaches y piel color de rosa que lanzo el explosivo, desde un ángulo algo temerario. -¡Kagome! –Gritó corriendo el chico de cabellos plateados hacia la joven -¡Te dije que no vinieras! –Decía el ojidorado agarrándola por los hombros. La hermosa joven tan solo sonrió pícaramente y desvió su mirada hacia el escuadrón enemigo. -De no ser por mí no lo contáis. –Dijo satisfecha. El enemigo anunciaba su retirada, y el viento se agitó un poco de nuevo. -Kagome, eres demasiado temeraria –Le dijo con ternura el peliplateado –Eres única –y la envolvió entre sus brazos. Ella tan solo se limitó a corresponder el abrazo del chico. Todo parecía calmado, pero el viento demostraba lo contrario, había cierta tensión en el ambiente. La azabache se separó del joven de mirada ambarina y cabello plateado. -Voy a por la bandera –sonrió. La chica se quedó al descubierto, alzándose para coger la bandera, que se encontraba en lo alto de aquella especie de barricada. Era un blanco fácil, pero aún así ella estaba totalmente calmada, de todas maneras los enemigos habían anunciado la retirada. El viento se estremeció, y el sonido de un disparo se perdió entre el silencio que se formó unos segundos. La bandera estaba en sus manos, no podía decir nada, tan solo cayó derrumbada al gélido suelo que poblaba las calles del país. Tenía frío, no entendía lo que había ocurrido, fue entonces cuando vio su vientre cubierto de sangre, la habían disparado. El chico de cabellos plateados tan solo pudo mirar la escena aterrorizado, el pánico se había apoderado de él durante unos segundos, pero instintivamente corrió hacia allí, y la sostuvo entre sus brazos. Ella estaba llorando con terror en su mirada. -¡Kagome! ¡No puedes dejarme! –Gritó en un momento de desesperación el chico de ojos ámbar. Sus labios comenzaban a teñirse de azul, y sus manos se congelaban a cada segundo, forzosamente pudo decir: -I-nuyasha –Tartamudeó, aún con lágrimas en sus mejillas –El-el…- Y su llanto comenzó de nuevo. -¡Kagome por favor no te esfuerces! –Gritó el muchacho dejando salir sus lágrimas también. Los otros integrantes de la compañía rebelde, tan solo podían mirar atónitos aquella escena. El chico de iris azules y cabellera negra, que atendía al cargo de coronel, fue el único que pudo reaccionar. -¡Qué hacéis idiotas! –Gritaba un tanto desesperado también -¡Traed la camilla y llamad al médico!-Seguía gritando dejando escapar una lágrima de sus ojos -¡Joder, daos prisa no veis que se esta muriendo! ¡Ella no puede morir! –Se arrodillo y comenzó a golpear el suelo, maldiciéndose a sí mismo por no retirarse antes de que ocurriera esto. -¡No lo permitiremos Kouga! –Dijeron unos cuantos soldados al unísono, y salieron corriendo a avisar al médico de aquel escuadrón. El muchacho pasó su mano por el rostro empalidecido de la joven, dejando caer una de sus lágrimas en él. Ella tomó aire. -Veras como te pones bien –Dijo forzando una sonrisa, pero aún con lágrimas en sus ojos. -In-u-yasha –Dijo moviendo levemente su mano izquierda para que el albino la tomara –Yo, el- el… -Dijo con nerviosismo. -Kagome por favor no te esfuerces –Dijo abrazándola de modo que ella pudiera acurrucarse en su pecho –Te quiero –Soltó un nuevo llanto. Ella le miró a los ojos, a aquellos ojos ámbar que la enamoraron desde el primer momento, y él le correspondió a aquella mirada, posándose en los profundos ojos chocolates de la azabache. -El… bebé –Pudo decir al fin derramando aún más lágrimas. Un charco de sangre se estaba formando alrededor de los jóvenes, a Inuyasha le tembló el pulso, ¿Kagome estaba embarazada? Fue el peor momento de su vida, ¡habían matado a su hijo!, y ahora, ¡querían llevarse a la mujer que más amaba! No lo permitirá. La camilla se acercó velozmente, y la separaron del lado de Inuyasha. Ella se sentía débil, sentía como sus fuerzas la abandonaban, todo se volvió borroso de repente, ¡no! no podía dejar solo a Inuyasha, hicieron una promesa. Lo último que alcanzó a a ver fue el rostro del albino gritando su nombre. *-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-* Hace tres años. -¿Qué tal la noche? -Decía un muchacho de cabello negro y ojos mar profundo. El joven de cabellera albina que se encontraba sentado en un peñasco tan solo emitió un leve gruñido, y posó su mirada en el horizonte. -Es una lástima, ¿verdad? -Decía el albino. El chico de cabello negro también posó su mirada en el horizonte, en el desértico horizonte, en el cual no había nada, solo tierra. -Sí, y pensar que todo esto es culpa nuestra. -¿Crees que merece la pena luchar por esto? -Decía el de mirada ambarina sin apartar la mirada del horizonte. -Claro que sí. -Dijo el pelinegro sin pensárselo. -¿Enserio lo crees? -Claro, este es nuestro hogar, el lugar que nos dejaron a nosotros, es más es el lugar que se hizo para nosotros, ¿vamos a dejar que nos lo quiten?,o es más ¿vamos a dejar que terminen de destruirlo? En el rostro del albino se dibujó una sonrisa irónica. -Miroku, a veces me sorprendes. -Además, este es un mundo lleno de mujeres hermosas -Decía con ojos vidriosos. Al albino le cayó una gota por la sien, “lo que yo decía es sorprendente”. [FONT="]A todos los cargos superiores a capitán acudan a la base central del escuadrón. -[/FONT][FONT="]Repetía un altavóz que se oía en toda la base.[/FONT] -Bueno Inuyasha parece que me reclaman. -Decía el joven con una sonrisa. El joven albino tan solo le hizo un gesto con la mano. Miroku era coronel, si el tío tenía un pedazo de cargo, y a pesar de ello, era tan jobial. Además de ser coronel era uno de los mejores médicos, ya había salvado numerosas vidas, sí mas de uno le debía un favor. Miroku tenía 19 años, era realmente joven, con un carácter muy especial, había que llegar a conocerle mucho para llegar a entenderle. Conoció a Inuyasha en un tiroteo, por aquel entonces Inuyasha era un muchacho enfermizo y tan solo tenía 15 años, pero este consiguió sobrevivir a pesar de ello, y a pesar de los difíciles tiempos que corrían por aquellas fechas. Fue por aquella razón por la cual Miroku comenzó a interesarse por la medicina, y poder ayudar a Inuyasha, sí realmente se convirtieron en grandes amigos a partir de entonces. Al cumplir Inuyasha los 16 años, Miroku entró en el ejército, ya que había terminado la academia militar, Inuyasha tan solo le veía los días que Miroku tenía de permiso, o sea dos veces por semana. Vivían juntos, ya que inuyasha era huérfano, y los padres de Miroku estaban en paradero desconocido. Tan solo algunos meses después de que Miroku fuera aceptado en el ejército terminaron perdiendo el contacto, ya que el ojiazul era un brillante médico y pronto ascendió y fue trasladado a la ciudad del Milenio. Se trataba de la gran base secreta de los rebeldes, lugar camuflado por una ciudad situada muy al norte de Washington, cuya existencia solo la conocían los grandes cargos de los escuadrones y el consejo de científicos, médicos y biólogos, que eran la base del progreso de aquella estructura. Hace poco más de cinco meses que Inuyasha entró en el ejército, y le situaron en una base al sur de California, en la cual se encontraba en el subsuelo el verdadero escuadrón, cuya existencia solo conocían los principales cargos. Inuyasha entró como soldado en el ejército, pero pronto le ascendieron a cabo de primera, ahora no parecía el mismo niño que conoció Miroku, el cual se quedó asombrado por el cambio del joven, aquel niño que parecía estar siempre debatiéndose entre la vida y la muerte, ahora era un hombre de pies a cabeza, con un gran sentido del combate y un gran manejo de las armas. Se encontró con Miroku hace poco mas dos meses, cuando fue enviado a este escuadrón porque se habían sucedido múltiples defunciones, o al menos eso es lo que le dijo a Inuyasha. -¡Cabo tu turno a terminado puedes descansar! El albino suspiró y se puso en pie estirándose un poco, estaba bastante molido, es lo que tiene hacer guardia toda la noche sentado en una piedra. Iba de camino a su tienda cuando vio a una joven que no había visto nunca, por lo menos en aquella base. Estaba sentada en una piedra de un tamaño considerable con la mirada perdida en algún lugar. Era una chica de cabellos azabaches, y mirada chocolate, y a primera vista era toda una belleza, llevaba unas ropas militares, pero le marcaban muy bien sus curvas además de su pecho, que era de un buen tamaño, por lo menos para el gusto de los hombres. El albino se quedó unos segundos contemplándola, pero enseguida volvió en sí. -¡Se puede saber que demonios haces ahí subida! La joven dejo sus pensamientos aparcados, y dirigió su mirada a la del joven, con expresión seria. -No creo que sea de tu incumbencia. -Y volvió a mirar a algún punto del horizonte. El albino frunció el ceño. -¿A no?, pues yo creo que sí, no se si te das cuenta de que estas en una base militar, no es un lugar para niñas. -Dijo intentando guardar la calma, pero en un tono de pocos amigos. La joven volvió a postrar su mirada en el albino, sus ojos chocolates se encontraron con los ámbar del joven. Inuyasha era un chico de cabellos plateados, llevaba el pelo corto, era bastante alto, además de tener un gran físico. La joven de cabellos azabaches no dijo nada tan solo le miró unos segundos y volvió a perder la mirada en algún lugar. Inuyasha frunció aún más el ceño. -Bien, no me das más opciones, o bajas o subiré yo a por ti. La joven de piel rosada y mejillas pálidas sonrió bufonamente. -Aquí te espero. Inuyasha estaba fuera de sí, tenía un carácter de perros, y aquella niñita le estaba tocando las narices, por no mencionar que llevaba toda la noche dormido en una piedra y no tenía ganas de aguantar a nadie. Comenzó a subir ágilmente por la piedra, y en un segundo llegó a la cima, encontrándose con la espalda de la muchacha, que ni se fijó en su habilidosa subida. -Venga, no me hagas perder más tiempo. -Dijo mientras la agarraba del brazo. -¿Por qué estas aquí? -Dijo con tono cansado. -Creo que te quedé bien claro que si no bajabas tú vendría yo. La chica emitió una carcajada. -Eres un cabo, ¿verdad? -Decía mirando aún hacia algún lugar -¿Por qué entraste en el ejército? ¿Realmente te importa lo que le pase a este planeta? El ojidorado aflojó su agarre, y miraba a la joven algo confuso, ¿ahora si quiere hablar? -No creo que sea de tu incumbencia -Respondió tras una breve pausa y con tono burlón. Ella tan solo hizo una leve mueca. -Ya veo....-Decía la muchacha de ojos chocolates -Realmente eres un cabo. Al terminar aquella frase hubo silencio. Inuyasha se quedó unos segundos contemplando su melena bailar al viento, pero enseguida volvió en sí. Estaba a punto de alzarla hacia arriba, cuando desde el suelo, Miroku emitió un silbido. La azabache se giro y le dedicó una bonita sonrisa al de ojos azules, el cual le correspondió gratamente. -Vaya, ¿cuándo has llegado? -Pregunto Miroku conservando su sonrisa. -Hace poco -Se limitó a contestar ella. Inayasha se encontraba confuso. ¿Se conocían?, pero, ¿Quien narices era esta chica aparecida de la nada? Miroku dirigió su mirada hacia el joven albino. -Vaya Inuyasha sabes elegir muy bien, se nota quien es tu maestro. Las mejillas de Inuyasha se encendieron, y rápidamente soltó a la joven. -Vaya así que Inuyasha es el nombre de este cabo. -Y le sonrió dulcemente, lo que hizo que Inuyasha se ruborizase aun más. Hubo otro momento de silencio, y aquel Inuyasha sonrojado, rápidamente enfureció. Miroku lo había vuelto a hacer, ¡había vuelto a liarle! -¡Oye que se supone que está pasando aquí!, y ¡Quien es esta niña! -Dijo agarrándola nuevamente del brazo. Miroku tan solo se rió. Kagome se zafó de Inuyasha con un rápido movimiento de muñecas, que dejó un poco perplejo al joven, y se puso en pie. -Soy la nueva general de división, cabo. -Dijo con mirada firme, y de un salto increíble, llegó al suelo.
Re: +Apocalipsis+ Hola, acabo de leer tu ff y me ha facinado... jhajha Inuyasha esta en problemas... Kagome es su superior... ¿¿Cuando aparecera Sango?? quisiera saber eso... ademas quiero que se pas que esta muy buena la historia... la verdad es que la he encontrado muy interesante... espero y la continues pronto... Atentamente Sanguitolove :rosa:
Re: +Apocalipsis+ Si que tienes creatividad!!! No había leído ningun fic que tuviera como escenario le ejército, eso lo vuelve muy interesante. Me gusta la manera en que describes a los personajes y sus acciones, es muy certera! Lo mejor... Kagome es la superior de Inuyasha!!!! y el que pensaba q solo era una mocosa. Tienes todo mi apoyo, espero lo sigas pronto!! Suerte!!
Re: +Apocalipsis+ jajjaja pues si me rei cuando kagome aparecio y resulto ser mas "importante" que inuyasha, me parecio muy buien tu fic. espero que lo sigas luego ^^
Re: +Apocalipsis+ Hola! acabo de leer elcapitulo! me encanta!!!!!!!! jajajja Kagome es un rango superior al de Inuyasha no te preocupes continuas cuando puedas Bsos!
Re: +Apocalipsis+ Hola!! bueno pues aquí estoy de new!!! lo primero de todo disculpenme si me demoré demasiado, pero debido a los exámenes no he tenido deasiado tiempo libre para escibir. También quiero citar que si hay alguna cosa que no entiendan del fic, puesto que pieso que es algo complicado, ya que dejo muchas cosas sin aclarar, que pueden dificultar un poco a la comprensión de estos primeros capítulos, pero a medidad que avance la historia se irán explicando, así que si tienen alguna duda de algún tipo gustosamente les aclararé^^ bueno no les hago esperar mas aquí se la dejo, ah! y no se olviden de hacer sus críticas!! besos!! Capítulo segundo -Génesis Volvió a dar una vuelta. No podía dormir, se sentía tan humillado, tan estúpido, ¿pero qué podía saber él? Lo más normal es llegar y anunciarse ante todos los integrantes de la base, pero no, ella tenía que irse a una piedra. Pero realmente no estaba enfadado, sino mas bien fascinado, esa chica no era mayor que él, y, ¿ya había conseguido ese puesto?, fascinante realmente fascinante, no quería ni imaginar de lo que sería capaz de lograr esa chica, Kagome, un nombre bonito, y recordó la conversación que había tenido con su superiora momentos antes. Se formó un silencio breve, y muy incómodo, especialmente para el cabo, que se encontraba realmente sorprendido, y no pudo evitar pensar, “pero si es una mujer…” La muchacha de cabellos azabaches lo ignoró completamente, y se dirigió hacia Miroku. -Deberías ir a la sala de reuniones e ir preparándolo todo, ¿de acuerdo? –Le dijo con voz suave. El pelinegro, tan solo emitió una leve carcajada y le contestó. -¿Acaso tengo elección? -Miroku, ya sabes… -Sí, sí, a la orden mi general –Dijo mientras hacía un saludo militar, y se fue a paso lento, pero firme, con una sonrisa burlona en su rostro. La azabache volvió a mirar hacia algún punto, su mirada chocolate parecía derretirse en cada uno de los puntos desérticos de aquel paisaje desolado por los hombres, pero enseguida volvió en sí y dirigió su mirada al albino de nuevo. -¿Piensas quedarte ahí todo tu tiempo de descanso? El joven cerró al fin la boca, y se incorporó un poco, aunque no se atrevía a decir una palabra, no sabía como debía tratar a alguien tan importante, ya que nunca había estado con un superior de alto rango, que no fuera Miroku. -Vaya, ya veo, ahora que sabes quien soy, me tratas de manera diferente, típico. –Y con una sonrisa irónica se giró y se puso en posición de marcharse, pero Inuyasha la detuvo. -¡Espera!, ¿qué has querido decir? La azabache se giró y sus miradas volvieron a cruzarse. -Vaya, te vuelve la voz, me alegra. El albino estaba cansado de que siempre desviase sus preguntas, y de un salto bajo del peñasco, y se acerco bastante a su superiora. -Oye, ¿te importaría contestarme? La azabache sonrió. -Vaya le dices “oye” a la que manda en toda la división, tienes valor cabo. El albino se sonrojó, estaba quedando como un imbécil, pero al instante recapacitó, ¿no era ella la que dijo que no la tratase de un modo diferente por ser quien es? Eso le hizo enfurecer, pero no le quedaba otra que tragarse su rabia, así que tan solo se giró, y se dispuso a marcharse. Se escuchó una leve carcajada, inocente, sí era como la de una niña a la que le regalaban un caramelo, proveniente de la general. -Deberías tener más sentido del humor. -Decía, pero el albino la ignoró, aunque eso fuera una falta de respeto. –¡Cabo!, no me respondiste… Inuyasha se paró entonces, ¿responderle?, ¿a qué?, esta chica era realmente extraña, contradictoria, enigmática, sí infinidad de adjetivos que se contradecían unos a otros, intentando encontrara algún punto que los enlazara. -¿De que hablas? -Dijo el de mirada dorada alzando una ceja. -Vaya veo que no prestaste demasiada atención –Y miró hacia el suelo. –En otra ocasión retomaremos esta conversación. -Como quieras. –Dijo vagamente el albino. La general se acercó un poco al albino, y con una sonrisa le dijo. -Mi nombre es Kagome. –Y acercándose aún más al cabo, le susurró al oído –No te aferres a nada, porque nada es lo que parece. Dichas esas palabras que quedaron perplejo al joven, se fue en dirección al centro de la base. Dio una nueva vuelta, aún pensaba en las palabras de Kagome, ¿qué habrá querido decir? La verdad no le apetecía darle vueltas, pero no podía evitarlo, su carácter se lo impedía. -No deberías decirle esas cosas a un simple cabo –Decía un moreno apoyado en una pared con la mirada fija en el suelo. La azabache adoptó en su rostro una sonrisa malévola. -Miroku eso debería decírtelo yo a ti, ¿acaso ese no es aquel amigo tuyo del que siempre hablabas? El médico rió. -Sí es aquel, pero a pesar que sea lo que más deseo, no he podido decirle nada, porque soy consciente de las consecuencias que tendría. Kagome se quedó sorprendida por la actitud seria del joven, realmente le extraña ver a Miroku tan serio, parece que ese es uno de los pocos temas que es mejor no tocar. -Entiendo. –Y le sonrió. –Te lo dejaré a ti, si alguien debe contarle algo, eres tu, si es tan importante para ti. -No lo dudes. –Dijo con esa sonrisa suya tan característica –Además Inuyasha es muy diestro para el combate, seguro que pronto es ascendido, y además es inteligente, aunque no lo demuestre demasiado. La chica sonrió, y los dos se pusieron a caminar, entraron en la zona centro de la base, en un pequeño edificio color blanco con escasas ventanas. Tomaron un ascensor, que lo encontrabas nada más entrar en el edificio, el cual tenía una especie de ranura, ideal para una llave. La general introduzco la susodicha herramienta que estaba colgada a su cuello, y el ascensor se movió hacía la derecha, ganando con ello una velocidad increíble, que los llevó al piso inferior en apenas tres segundos. El verdadero rostro de aquel lugar se encontraba al menos 20 metros bajo tierra, era como otra base, más sofisticada, más moderna, hasta más inteligente, ya que estaba controlada por un sistema de protección dirigida por ordenador, así que era prácticamente imposible entrar. -Miroku, ¿ya están todos reunidos? -Sí, esperan en la sala central-derecha AB. -Entendido. Entraron en una sala, con paredes metálicas, y pintadas de negro. En el centro se encontraba una amplia mesa rectangular en la cual estaban sentados bastantes hombres, pero no todos estaban en ese lugar realmente, a la derecha se encontraban los encargados de mantener aquel lugar subterráneo, y a la izquierda personas con importantes rangos y puestos en forma de holograma. -Señores. –Dijo la azabache entrando en aquella habitación. Todos se levantaron todos al unísono, y se volvieron a sentar al instante. Miroku tomó asiento, y al instante un nuevo holograma surgió de la mesa, era una mujer de unos veinte años, con el flequillo recto, que le iba a ras de los ojos que le hacían juego con ese cabello azabache tan liso como una llanura y piel blanca como la nieve. -Puedes comenzar –Dijo la mujer holográfica. Kagome pulsando un botón de un pequeño mando que sostenía en sus manos, hizo que apareciera una pantallita de la cual se ayudaría para explicar la situación. -Bien señores empecemos –Tragó aire –Nuestras sospechas eran ciertas, hay alguien desde dentro filtrando información a nuestro enemigo, ya que siempre se las ingenian para descubrir nuestros planes y atraparnos en una de sus trampas. La expresión de sorpresa se dibujó en el rostro de todos los presentes. Kagome prosiguió. -Y sí, se quien es, si eso responde a la pregunta que se están realizando en este momento, pero no haré ninguna acusación hasta que no pueda demostrarlo, tan solo necesitare algún tiempo, pero hasta el momento, he trazado un plan, que solo conocerán los aquí presentes. –Miró a la mujer holográfica, la cual le hizo un gesto con el rostro para que prosiguiera. –Se darán instrucciones de alerta máxima a todas las divisiones, como prioridad de guerra, esa será nuestra coartada, el hacerles creer a los integrantes de las bases que se producirá la guerra. –Tragó saliva. –Y provocaremos un golpe de estado, que nos servirá de señuelo para la verdadera estrategia, tomaremos la casa blanca infiltrándonos desde el subsuelo, el tunes ya está acabado, para mas información miren las hojas que les he dejado encima de la mesa- Y señaló las hojas que se encontraban en frente de cada un de los allí presentes. -Mientras exactamente diez hombres se integraran como espías en el edificio Central de Investigación(ICE) de New York, cinco irán disfrazados de civiles, y otros cinco accederán al edificio desde los conductos de aire, yo seré las que les proporcione a los civiles la documentación necesaria, y los permisos necesarios, llevarán auriculares, para comunicarse con los compañeros que entraran como polizones, y una vez se encuentren en el núcleo, copiaremos todos los datos, hakeraremos el ordenador central y tendremos en control de todo el mundo. Los allí presentes no tenían palabras, aquella joven era fascinante, pero a la vez una loca, lo que proponía era algo que corría un riesgo muy elevado, dar avisos de guerra a todas las divisiones causaría el pánico, y por no hablar del golpe de estado, los agentes que fueran los implicados de aquello, morirían, ¿quién sería capaz de hacer algo así? La callada sala, se volvió demasiado ruidosa para sus dimensiones, cada uno tenía su propia opinión, la cual decían a la ligera, fue un barullo que duró unos minutos, hasta que la mujer holográfica instauró el orden. -Bien Higurashi, tu plan me parece acertado, es la alternativa con más porcentaje de éxito a la que he asistido, así que comenzará a entrara en vigor mañana mismo, tu te encargaras de enviar todos los informes y pasos detallados de la misión, serás la encargada de elegir a los hombres que quieres que participen, y también informaras a todos los generales y comandantes generales de todo lo que sabes a cerca de la casa blanca y del edificio central de investigación, dicho esto, comenzaré a organizar las bases, dentro de una semana espero noticias tuyas. –Y su holograma desapareció, junto con todos los que tampoco estaban realmente allí. Los que se encontraban presentes estaban algo confusos, y fueron saliendo despacio, sin dirigir ni una sola palabra ni general, ni a nadie, debían recapacitar sobre lo que se les venía encima, y reorganizar esa base subterránea. Una castaña con bata blanca fue la que se le acercó por detrás sin que ella lo notara. -Una decisión arriesgada pero acertada al mismo tiempo. -A veces hay que arriesgar para ganar. –Le contestó la azabache sonriendo irónicamente. -Tienes mucha razón, ¿y bien?, ¿ya has pensado en tus elegidos?, conociéndote seguro que si. La azabache se giró y se encontró con los ojos marrones de aquella castaña en bata, y de ojos rasgados. -Sango, te dejo al mando del armamento, de las comunicaciones y del control ofensivo desde abajo, seguro que sabrás arreglartelas sin mis instrucciones, además ya he mandado toda la información que necesitarás a tu ordenador. -Vaya, veo que lo tenías todo planeado, me encanta. –Y salió de la habitación. Miroku que aún se encontraba en la sala se acercó a ella y se sentó a su lado. -Un gran discurso, ¿estás segura de lo que vas a hacer? Sabes que ella no se quedará sentada y querrá formar parte. -No solo lo hará ella, yo también lo haré, recuerda que tengo que cazar también a un chivato, aunque me parece que ellos no le han dado la importancia que se merece, así que quiero que sepas que la intromisión al edificio central de investigación también será un cebo, no haremos exactamente lo que he dicho, pero para poder hacerlo necesito que loso conozcan los detalles de esa operación los que vayan a formar parte de ella. –Dijo mirando los ojos azules del moreno. -He de decir que me esperaba algo así de ti –Sonrió –Y veo que además me has elegido para formar parte de ello, de lo contrario no me habrías dicho nada, ¿verdad? -Estas en lo cierto, necesito un buen médico, y además uno bueno, porque seguro que alguien acabará resultando herido .-Y dijo esto se llevó la mano a la cabeza e hizo un gesto de incomodidad. -No tienes buena cara. -Lo sé, llevo días sin dormir, me a costado ultimar este plan, además el trabajo de espía no te deja muy buen cuerpo depuse de todo. –Se levantó de la silla y se fue en dirección a la puerta. –Voy a descansar, mañana a primera hora daremos la alarma y comenzaremos con los preparativos. El ojiazul tan solo asintió con la cabeza, y antes de que se marchara añadió. -No te fuerces demasiado, Kagome, recuerda que solo eres humana, no puedes abarcar con todo. Ella sonrió dulcemente. -Abarcare todo lo que esté en mis manos. –Y salió de la sala con aquella sonrisa fingida, que escondía tristeza y melancolía. -¡Ese afán tuyo será tu perdición! atte: Clhoe
Re: +Apocalipsis+ Hola... me gusto mucho la continuacion... pero por que Sango casi no aparece... cuando apareceran los demas personajes... espero que lo conitnues... la verdad es que si es algo complicado el ff pero eso lo hace mas interesante ¿no? esperare el siguiente capitulo... Simplemente Sanguitolove :rosa:
Re: +Apocalipsis+ Olaa!! graciias pOr tu cOment y buenO ahOra aparecen menOs persOnajes pQ hasta Q se vaya aclarandO un pOcO la siituaciiOn del fic pues iiran apareciiendO pOcO a pOcO xD y nO t preOcupes sangO saldrá bastante más cOn el tiiempO jej buenO bss!!