Chiyoda Apartamento Haumann [Casa]

El apartamento de los Haumann, los tíos de Jezebel Vólkov, está en la planta baja de un complejo permitiéndoles acceso directo a los patios y a una pequeña terraza personal en la parte trasera. La cara de los edificios no es la más moderna, pero el interior de las ocupaciones fue remodelado para compensar dicho faltante, creando apartamentos del doble de su tamaño original, con acabados cuidados que brindan una sensación de tranquilidad incluso en el ajetreo del barrio.

Barrio de Tokio: Chiyoda

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Luego de haber dejado a mi primito mirando la tele fui a ayudar a Nani y a Anne con las últimas cosas de la comida, que era revolver la ensalada de papa con la mayonesa y el resto de cosas. Al final mi prima se había calmado del asunto de las verduras luego de que su madre le dijera que sí, que las había probado y que si Adara era alérgica a algo pues lo solucionaría, así que se había ido a sentar con su hermano menor a mirar los dibujos animados.

—¿Entonces no encontró el collar?

—No —contesté mientras revolvía la ensalada y me permití un suspiro—. Luego Al nos compró unos trozos de castella en la cafetería para balancear un poco la cosa, pero sé que debe estar triste. Sería, no sé, como que yo pierda las pocas fotos que tengo con papá y mamá.

Escuché a mi tía chasquear la lengua, resignada, y me alcanzó un tazón de los bonitos para que pasara la ensalada y así lo hice. Tenía el cabello castaño atado en una coleta alta para que ninguna hebra fuese a caer en la comida y esta se balanceó al ritmo de sus movimientos.

—¿No quieres que le teja algo en estos días? —preguntó entonces, apoyando la cadera en la encimera de la cocina.

—Puede ser.

Acababa de terminar de poner la ensalada en el tazón para dejar el otro en el fregadero cuando me llegó el sonido de los golpes en la puerta, así que fui a atender. Apenas iba llegando cuando Anne apareció desde el salón, se coló antes que yo y siguió su carrera hasta alcanzar la puerta, emocionada, aunque antes de quitarle la llave a la puerta me miró como pidiendo permiso y yo le dije que abriera.

Retrocedió con la puerta, asomando la carita, y apenas distinguió la silueta de Adara le dedicó una sonrisa grandota. Se debatió unos segundos, pero al final la saludó con una inclinación de cabeza.

—Hola. Te llamas Adara, ¿verdad? Yo soy Anne, prima de Jez.

—Pasa —le dije yo acercándome y le sonreí también—. ¿Cómo estás?

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no puse outfit de jez nopuedeser bueno aquí lo dejo


datos extra (?
Anne tiene 8 años, Isaac es el menor y tiene 4 años. Ambos son de pelito castaño, pero tienen los ojos del mismo color que Jez

 

Adara se acopló a la altura de Anne, dejando las cosas en el suelo, mantuvo la sonrisa cuando la chica se presentó y cuando le extendió la bolsa con cosas la recibió con cierta timidez. A pesar de todo, husmeó para ver qué era lo que traía y luego de hacerlo alzó la vista hacia mi compañera, sonriendo de nuevas cuentas. La alegría se le notó en la voz, ya de paso.

—Muchas gracias.

Anne estaba girando sobre sus pasos para llevar las cosas a la mesa del salón cuando la silueta de Isaac apareció al final del pasillo, se medio escondió en la pared y observó a la invitada con algo de cautela. A veces era un poco nervioso con las visitas, la verdad, pero se le pasaba rápido así que nadie se preocupaba demasiado.

—Estoy bien, gracias —respondí a la pregunta de Adara mientras la invitaba a avanzar por el pasillo, de forma que nos fuimos acercado al niño.

—Él es mi hermanito —dijo Anne apenas lo alcanzamos, pues iba delante de nosotras, y alcanzó a hundir la mano en la mata de pelo castaño del pequeño—. Se llama Isaac.

—Adara —apañó él en un murmuro pues nos había escuchado diciendo su nombre, observando a la chica y la saludó con un movimiento de mano antes de correr de regreso al sofá para seguir mirando la tele.

—¿No te perdiste ni nada? A veces las aplicaciones estas de GPS se ponen un poco brutas y te ponen a dar vueltas —dije hacia mi amiga y señalé un sillón individual al costado de donde se había sentado mi primito—. Puedes sentarte si quieres.

Vete a saber dónde se había metido Nani en lo que abríamos la puerta, porque ya no estaba en la cocina. Bueno, cuando apareciera vendría a saludar, era obvio.

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no pasa nada uwu

 

Adara había respondido a cada saludo de mis primos sin dificultad, ya en su momento me había dicho que no tenía problemas con los niños pero verlo directamente me tranquilizaba. La verdad era que nunca había traído a casa a nadie que se sintiera incómodo con ellos, incluso Altan sabía tratarlos y a Laila los mimaba demasiado para el bien de cualquiera.

El punto era que ver a Adara desenvolviéndose bien con ellos me quitaba una preocupación de encima, de hecho apenas le dio las cosas a Anne me relajé más sin darme cuenta. Al mismo tiempo mientras caminábamos por el pasillo escuché su respuesta y aunque no reaccioné visiblemente, el hecho de que mencionara a un chófer me recordó la clase de escuela en la que estábamos.

A ver, no decía que yo fuese demasiado diferente, el puesto de tío Vic en Káiser nos permitía ciertas pero tampoco para el tema de tener una persona contratada que se encargara de nuestro transporte. Sonaba tonto, pero me sentía más cómoda así.

—¿De verdad? ¿Dónde vives? —pregunté cuando que no era lejos y recibí la funda con libros poco antes de que se sentara.

La imité acomodándome en el sofá en el que estaba Isaac, que seguía mirando los dibujos animados, y me puse a ojear los libros por encima. Fue involuntario, pero una sonrisa cálida me alcanzó los labios mientras los observaba y alcé la vista hacia Adara unos segundos después.

—Muchas gracias, cielo —le dije con suavidad y presioné la funda contra mi pecho—. Cuando lea alguno te diré qué me pareció.

Acababa de agradecerle a la chica por los libros cuando mi tía apareció terminando de secarse las manos en el delantal. Me miró unos segundos antes de aparecer en el campo de visión de Adara, hizo una reverencia ligera de esas que ya se le habían contagiado de los japoneses, y al enderezar la espalda le dedicó una sonrisa.

—Adara, ¿verdad? Me alegra mucho que Jezzie te invitara, es lindo conocer a sus amigas —dijo con la emoción colándose en la voz y se acordó que no se había presentado—. Soy Angelique, su tía. Espero que te sientas como en casa.

 

Si la memoria no me fallaba habían dos edificios con ese nombre, uno era uno de esos edificios multiusos, el otro un condominio. En fin que sí, que el nombre me sonaba pero el edificio multiusos estaba más cerca de casa y los condominios más cerca de los jardines imperiales, así que eso le significaría un recorrido de unos ocho o diez minutos.

—¿En Ichibanchō cerca del Palacio Imperial? —pregunté con cierta duda—. Porque hay un edificio Park Court aquí a los doscientos metros, pero pensaba que era de eso edificios multiusos.

Mi pregunta quedó pausada por la aparición de Nani, Adara se levantó para regresarle el salud y le preguntó si estaba bien que la llamara Ange. A mi tía se le escapó una risilla, la alegría seguía presente en sus facciones y asintió con la cabeza con calma, su cabello atado en la coleta siguió el movimiento.

—Claro, linda. Puedes llamarme como prefieras, no tengo problema —respondió con la calidez usual—. ¿Y a ti? ¿Te gusta que te llamen de alguna forma particular o solo Adara está bien?

 

La verdad era que sí vivía cerca, sobre todo si habían venido a dejarla en coche como decía, así que asentí con la cabeza a lo que me dijo al respecto y di por concluida allí esa parte de la conversación, de forma que Nani y ella pudieron continuar el intercambio sin mayores interrupciones; noté que Adara cerraba los ojos un momento, pero no pude atribuirlo a nada en particular y solo lo dejé estar.

—Ada será entonces —concedió Nani con suavidad y finalmente le preguntó otra cosa—. ¿Te gusta el salmón al horno, linda?

—A Anne le preocupaba que fueses alérgica o algo —dije detrás de las palabras de Nani.

—¿Pero entonces lo es? —interrumpió la niña, casi asustada, una vez dejó las cosas en la mesa del salón y volvió a ponernos atención.

Era un poco gracioso que una niña de ocho años estuviese tan preocupada por algo así, pero siempre había sido bastante sensible y en general en la escuela era la que más se preocupaba por sus compañeros o la que los llevaba a la enfermería si se caían o lo que fuese. Suponía que era una cuestión familiar, haberme criado con mis tíos me había ayudado a ser esa clase de persona y ahora Anne, que había crecido con esos padres y con mi compañía parecía seguir un camino muy similar.

Solo esperaba que no fuese un obstáculo para ella cuando creciera.

 

Incluso si Adara tenía demasiada atención encima, por lo que podía ver no parecía molestarle y con eso me quedaba tranquila. Aunque a veces se me resbalara la confianza y me pasara de cercana con personas que conocía recién, también entendía que no era algo que le gustara a todo el mundo, es más en parte por eso solo invitaba a casa a ciertas personas. Adara estaba acostumbrándose poco a poco a mi forma de ser y supuse que no se incomodaría demasiado aquí, donde todos éramos parecidos, y por eso la invité.

Total que cuando la chica le contestó que el salmón al horno era de sus comidas favoritas noté que a Nani se le quitó algo de tensión del cuerpo, luego cuando Adara miró a Anne la niña también respiró con alivio al escucharla decir que no era alérgica ni nada. Dio unos cuántos saltitos en su lugar, con las manos apoyadas en el respaldo de una de las sillas de la mesa.

—¡Ya verás qué rico cocina mamá! —soltó con ánimos renovados—. Te va a gustar mucho, te lo prometo.

—Bueno, niñas. Si quieren pueden ir a la habitación de Jez, el salmón apenas acaba de empezar a cocinarse así que yo les aviso cuando esté listo.

Mientras Nani hablaba yo me levanté del sofá, dejé la funda donde acababa de estar sentada un momento y me colé en el campo de visión de Isaac para agacharme a la altura en que quedaba allí sentado. Estiré los brazos en su dirección, el niño dejó de mirar la tele desde el primer momento y se estiró para dejarse abrazar por mí.

—¿Quieres venir con nosotras, cielo? —le pregunté en voz baja y él negó con la cabeza—. Vale, entonces sigue mirando la tele. Hazle caso a tu hermana si te pide algo, ¿sí?

El pequeño asintió, yo me separé de él con cuidado y al enderezarme tomé la funda con libros para mirar a Adara. Le dediqué una sonrisa de las de siempre, suave y tranquila, antes de hablarle.

—¿Gustas pasar? Podemos quedarnos aquí igual si prefieres, no pasa nada.

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solucioné lo de mi inter JAJAJA así que aquí vengo

perdona la demora, si ves que paso dos o tres días sin contestarme me lo puedes recordar, porque es posible que aunque te haya leído y dado rating se me olvidara el post

 

Sonreí cuando Adara me respondió y asentí con la cabeza antes de empezar a caminar, esperando que me siguiera. Mis pasos volvieron al pasillo por el que habíamos llegado al salón y el comedor, inmediatamente había una escalera a nuestras derecha y subí por allí; las pisadas en la madera hicieron eco en el espacio, luego las de Adara y seguí hasta que llegamos arriba.

Una vez allí se abría otro pasillo, era un poco más amplio que el de abajo y habían dos puertas a cada lado. Caminé hasta la segunda a la izquierda, abrí y le indiqué a Adara que podía pasar para hacerlo yo detrás de ella. La habitación tenía la cama a nuestra derecha, con la cabecera en la pared, el escritorio y su silla al frente y el armario al fondo.

En las paredes tenía pegados algunos dibujos de los niños, casitas, figuras humanas un poco raras y más cosas. También tenía cartas que me había hecho Anne en japonés cuando estaba aprendiendo a escribir, todavía la costaba un poco de hecho.

—Lamento si somos demasiado... enérgicos en cierta manera —le dije mientras dejaba la funda con libros en el escritorio para poder sacarlos uno a uno—. A Nani siempre le ha gustado atender a los demás, sobre todo cuando traigo amigos a casa.

Sostuve algunos de los libros en un brazo para acercarme al estante y colocarlos allí con los demás, con calma. Apenas quedaban algunos espacios, pero suponía que si no los pondría unos sobre otros y ya.

—Me alegra que vinieras.

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como te dije, no te preocupes <3
la imagen es grandísima jsjs así que pego link de más o menos cómo sería la habitación: https://pbs.twimg.com/media/FXQiTw7VEAExQL0.jpg:large

 

Las palabras de Adara me alcanzaron mientras acomodaba los libros, me hicieron sonreír y seguí con mi tarea con calma. No me daba aires de grandeza ni nada, pero desde el principio había notado que ella se relajaba a mi alrededor como le sucedía a otras personas, pasando por Altan hasta Anna e incluso Laila y mis primos pequeños. Puede que fuese mi única cualidad resaltable, mi capacidad de conectar con las personas.

—Heredamos de nuestra familia sus fortalezas y sus flaquezas —dije en voz baja mientras movía algunas cuantas cosas en estante para hacer espacio—. Si me vuelvo una persona como ellos... Es un honor, supongo.

Entre los objetos que moví estaban algunos adornos y una foto en un marco pequeño, éramos Altan y yo cuando teníamos si acaso catorce años. Yo tenía cara de niña todavía y él estaba en la cúspide de su momento punk, con el cabello casi a los hombros y las perforaciones recientes en la oreja, con todo se había permitido una sonrisa. La observé unos segundos antes de estirar el brazo para dejarla en le escritorio y acomodar los libros que faltaban, cambiando otros de posición.

—Supongo que te habrás dado cuenta, pero tengo cierta facilidad para hablar con las personas —dije al colocar el último libro en su lugar—. Me gusta ayudar y al volvernos amigos de los otros los estamos ayudando, ¿no crees?

Giré el cuerpo en su dirección, le dediqué una sonrisa cálida y estiré la mano para correrle el cabello detrás de los hombros. El gesto fue maternal como tantos otros, pero no vi nada malo en él y por eso me lo permití.

—Nos conocimos por un proyecto que no parecía ir a durar mucho más, pero ahora quiero que sepas que siempre voy a estar para ti, en tanto me lo permitas, claro.

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Posteando en mi tiempo de almuerzo en la uni solo para morirme de amor bye

 

Quizás fuese egoísta de mi parte insistir con la cercanía hacia Adara, no estaba muy segura, pero hasta que no fuese ella la que me diera una señal de incomodidad continuaría haciendo las cosas como las había hecho hasta ahora. Me sentía cómoda con esta chica, ella parecía sentirse de la misma manera y no veía por qué darle más vueltas. En esencia así comenzaban las amistades en cierta medida, algunas tenían comienzos un poco más caóticos.

Se quedó mirando el lugar que mi mano había alcanzado, pero pronto volvió a mirarme y sonrió ligeramente, notarlo amplió mi propia sonrisa y lo que dijo después me hizo algo de gracia. Supuse que no quiso precipitarse, la duda en su voz la delató, pero a mí me provocó cierta ternura porque en general no parecía que Adara fuese de las personas que preguntaban antes de hacer algo.

—¿Casi? —pregunté luego de soltar una risa suave—. Yo pensaba que ya éramos amigas.

Dijo que se sentía bien conmigo, de hecho me pidió que si algún día actuaba de forma diferente ojalá fuese capaz de soportarla o alejarme en su lugar. Mientras la escuchaba entrelacé las manos detrás de la espalda, ladeé apenas la cabeza y percibí la tristeza en su sonrisa, su figura seguía revolviéndose con la de Altan de forma extraña. Parecían la copia de una misma cosa, pero en la impresión algo había cambiado y no estaba muy segura de qué era, pero si la intuición no me había fallado hace ocho años, no iba a fallarme ahora.

Era una buena chica, ¿verdad?

—Siempre puedes decirme cuando prefieras estar sola, sé que a veces es lo mejor para nosotros mismos —dije con calma, solo quería darle ese pase porque sabía que a veces la gente lo olvidaba. Después de eso estiré los brazos en su dirección, ofreciéndole un abrazo que podía aceptar o rechazar—. Sea que no te soportes a ti misma, que prefieras un rato a solas o quieras estar con alguien, yo esperaré por cualquiera de esas cosas.