One-shot [aoki lapis]: olvidada...

Tema en 'Vocaloid' iniciado por Yoko Higurashi, 31 Diciembre 2014.

  1.  
    Yoko Higurashi

    Yoko Higurashi Usuario común

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    [aoki lapis]: olvidada...
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    Amistad
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    Olvidada

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    La Tierra está llena de muchos colores, cada uno representa los sentimientos que tienen todos mientras se fusionan en un solo mundo, o eso me gusta creer. Cuando vuelo por este cielo tan vasto, aún entre la nieve puedo ver que cada copo es diferente y no puedo evitar sentirme feliz.


    Como una entidad especial que representa las diferencias entre nosotros, pero a pesar de eso ninguno pierde su esencia, todos son copos de nieve: grandes, chicos, adornados o sencillos. Así es el alma de cada persona, distinta e inigualable sin perder aquello que llaman humanidad.


    — ¡Hermana! —dos pequeños gemelos rubios van gritando, cada uno sujetando la mano de una chica de cabellos verdes.


    — ¿¡Qué quieren!? —dice con una sonrisa, pero se le nota un poco molesta.


    — ¿Qué vamos a comprar? —pregunta la chiquilla rubia.


    — ¿Será comida o juguetes? —pregunta el chico.


    — Primero pasaremos por la comida —sonríe la chica— está noche le toca cocinar a Kaito, Gakupo y Luka.


    — Espero que la hermana Luka no cocine pescado de nuevo —se queja la niña— no es por nada, pero no son deliciosas sus combinaciones.


    — ¡Shhh! —la chica de pelo verde le jala la mejilla antes de entrar a una tienda de carne.


    ¿Pescado? ¿A qué sabrá el pescado? Relamo mis labios levemente sin poder entender el porqué esa niña se quejaba tanto del platillo: “A mí me gustaría que me prepararan pescado”, no pude evitar pensar con una cara un poco molesta y triste. Mientras vuelo un poco más alto, me quedo mirando las nubes en donde no deja de nevar: “¿Estás llorando conmigo cielo?”, me río para mí misma tratando de detener su llanto.


    A pesar de mi pequeño cuerpo, no puedo evitar sentirme intrigada por esos tres, ¿Qué harán? ¿Qué pensarán hacer esta noche? Trato de entrar a la tienda pero la puerta es difícil de abrir así que solo me limito a ver por la ventana a la chica pelo-verde hablar con el vendedor y a esos dos niños observar el lugar de forma curiosa.


    — Esto es aburrido… —me quejo recargándome en el vidrio de la ventana— hoy va a ser noche buena ¿Verdad? —sonrío de forma calmada— me pregunto si alguna vez yo lo celebré—un suspiro sale de mis labios.


    Sin poder evitarlo empiezo a tararear una vieja canción, la gente pasa pero pareciera que no es capaz de verme, ¿Acaso soy tan pequeña que es imposible ponerme atención o simplemente no tengo valor alguno? Si supiera dónde queda mi hogar, de dónde vine o quién es mi familia, volaría rápidamente hacía sus brazos y gritaría: “Ya estoy en casa”, como me gustaría hacerlo.


    En lo que esos niños salen empiezo a empañar el vidrio de forma divertida, entre risas con mis pequeños dedos dibujo una pequeña carita feliz donde escribo la palabra “casa” para entonces inflar mis mejillas y ponerme a reír, en eso la puerta es abierta de forma brusca golpeándome.


    — ¡Ah! —el golpe me empuja lejos— ¡Mi cabeza! —me sobo levemente por debajo de la joya que adorna mis cabellos.


    — Entonces el menú será estofado —alcanzo a escuchar al niño decir a la chica de pelo verde.


    — Parece que Gakupo pidió específicamente hacer un estofado acompañado de berenjenas —sonríe ella.


    — Entonces eso significa que nos salvamos del pescado de nuestra hermana Luka —sonríe la rubiecita de forma triunfal.


    — Yo no cantaría victoria tan rápido —se ríe la chica con una mirada maliciosa— ella se encargará del postre Rin.


    — ¡Demonios! —se queja aquella niña nuevamente.


    — Así que se llama Rin —me digo a mí misma mientras los continuo siguiendo.


    ¿Berenjenas o pescado? ¿Carne, frutas o verduras? ¿Qué sabor tendrán? Mis manos se mueven emocionadas tratando de atrapar los copos para meterlos en mi boca, sé que es solo agua pero me gusta imaginar en ellos un sabor desconocido, ese sabor lleno de calidez que solo una familia puede darte.


    En mi vuelo doy unas cuentas piruetas y no puedo evitar ver las tiendas alrededor. Un niño con su madre, ahí van agarrados de la mano, quizá vayan a comprar alguna crepa de ese lugar o un pastel para esta noche, no puedo evitar sentirme triste.


    — Todos tienen alguien con quien estar —susurro levemente mientras escucho la música alrededor.


    Empiezo a flotar tratando de alcanzar a mi objetivo: esos dos niños y esa chica, por alguna razón me causan una extraña curiosidad mientras más me acerco a ellos, mi corazón no para de latir de pensar e imaginar la ternura con la que hoy pasarán esa noche. Entraron a la tienda de juguetes que se encontraba al final de la cuadra, antes de que se cierre la puerta logro abalanzarme dentro casi tropezando con aquel Santa inflable de la entrada.


    — Eso estuvo cerca —suspiro mientras los veo avanzar.


    — ¿Qué quieren de regalo? —pregunta la pelo-verde.


    — Yo quiero un tren de juguete —responde el niño mientras recibe una caricia en su cabeza.


    — Bueno Len, podemos ver que colores hay —nuevamente mis ojos se abren llenos de ilusión.


    — ¡Y ese niño se llama Len! —no puedo evitar reír mientras empiezo volar más y más cerca de ellos.


    Un poco más tranquila me detengo a observar el lugar: “Se siente tibio aquí dentro”, parecía que incluso a pesar de la fría noche que se anunciaba, aquel lugar no dejaría de sentirse así de agradable. Mis mejillas sonrojadas empezaban a calmarse mientras divertida miraba a los peluches y muñecas de la entrada: “¡Son más grandes que yo!” y nuevamente me echo a reír.


    Para poder mezclarte con la proximidad inmediata de aquella fantasía que mostraba el sitio, para poder ser uno con lo que te rodea y así sentir una nueva era, esa que llaman “Navidad”. Aunque sea algo nuevo para mí, algo que por más que piense no logro recordar, yo sé que puedo volar sin miedo más y más alto entre todos los juguetes del lugar.


    Debo admitir que me siento muy triste porque nadie puede verme, porque nadie sabe mi nombre; me siento sola y sin un lugar a donde ir, pero cuando veo a esos tres sonreír no puedo evitar sonreír también de una forma llena de esperanza, quizá pronto pueda recordar quien soy en realidad.


    Si yo pudiera tener una familia, o aunque sea amigos, no me sentiría como me siento. Si yo pudiera ser como esos tres que caminan sonriendo entre todos los estantes, yo podría disfrutar todavía más este día. Como me gustaría que me vieran, que supieran que existo, que aquí estoy, y mi voz pudiera ser escuchada por los demás.


    Empiezo a cantar fuertemente, haciendo que la joya de mi cabeza brille de una forma intensa, esto es lo que siento, lo que guarda mi corazón en cada fragmento de sus venas, mi más grande y fuerte deseo. Como una dulce magia, los juguetes empiezan a encenderse de forma sucesiva y divertida, no puedo parar de reír entre mi vuelo y ver a todos los de la tienda sonreír, porque están sonriendo por mí aunque no lo sepan y los juguetes se comportan así para decirme que no estoy sola.


    Los aviones vuelan libremente, los conejos tocan sus tambores, las muñecas caminan y los autos funcionan de maravilla, lo que algunos llaman caos podría ser la risa de los demás acompañada de la caída de aquello que parece nieve, y por eso no puedo dejar de cantar. Si yo dejara de entonar esto, preferiría que mi corazón se parara y dejara de funcionar, que mi cuerpo quedara frío y sin vida antes que sentir soledad nuevamente porque no imagino un mundo sin la magia de una voz.


    — ¡Hermana Miku! ¡Mira! —Len le señala a la chica de pelo-verde los pequeños soldados que avanzan firmemente alrededor de un tren de juguete de color azul.


    Un destino agradable y feliz, aunque no para alguien atrapado en la soledad. Nuevamente no puedo evitar sonreír con tristeza mientras una lágrima sale de mis ojos y las puertas de la tienda se abren con demasiada fuerza a causa de una ligera ventisca dejando entrar de forma inofensiva a la nieve. Se siente un frío agradable mientras mece mi corto cabello azul, mis labios tiemblan mientras trato de no dejar de cantar.


    Un futuro nos espera más allá de los villancicos que se escuchan en toda la ciudad, un futuro brillante que no logro vislumbrar pero quiero tener fe en que será uno lleno de esperanza, por eso seguiré cantando alegremente para no sentirme sola. Empiezo a bailar entre la blancura de esa noche tratando de entender estos sentimientos que se encuentran en mi pequeño corazón mientras veo el cielo nublado por las nubes esponjosamente blancas.


    — ¿Entonces tienen todo? —esa chica, Miku, sonríe de una forma alegre mientras empieza a repartir unas bolsas con los obsequios.


    — ¡Sí! —responden esos dos al unísono, no puedo evitar reír.


    — ¡Yo no pienso huir! —digo con una sonrisa tratando de pensar positivamente. Ellos van a varios lugares, van a comer takoyaki para posteriormente ir a jugar en un parque, se detienen en un rincón a cantar y no puedo evitar sentir alegría en cada uno de sus andares.


    Quiero admitir que aquí es probable que exista algo, algo que tal vez me permita recuperar esa parte perdida de mi corazón, saber quien soy en realidad, como quisiera mis palabras pudieran llegar a las personas, mis deseos más puros y lo único que guardo en mi pecho. Para poder afrontar mi propia soledad, debo aprender no solo a llorar sino también a reír, estos sentimientos deben fluir para que podamos continuar.


    Si ellos también son capaces de entonar una canción, espero que me permitan acompañarlos. Tal vez no me puedan ver ni sentir, mucho menos sabrán que existo, pero en el viento, donde se encuentra mi melodía, será llamado por sus voces para una vez más ser felices y sonreír.


    — ¡Llegamos a casa! —ellos tocan un timbre en una residencia y las puertas son abiertas por una chica de pelo rosa, supongo que esa es Luka.


    Entrando sigilosamente puedo ver en una cocina como un chico de pelo azul y otro de pelo morado usando un delantal, se encuentran frente al horno, me pregunto qué estarán preparando ahí, de algún modo huele bien.


    — Se tardaron un poco —comenta la chica pelo-rosa.


    — Ya sabes como son Rin y Len —Miku se quita su pesado abrigo azul y lo cuelga, dejando ver un traje negro con encajes verdes.


    — Bueno, aún son unos niños —dice la chica, Luka.


    — En fin —suspira— ¿Quién más vendrá a la cena de noche buena?


    — Pues vendrán Kaiko, Gakuko, Mikuo, Luki… —la pelo-rosa empieza a redactar un sinfín de nombres, cosa que deja a la chica de pelo verde frustrada.


    — ¡Son muchos! —se queja, pero antes de que Luka conteste, decido alejarme.


    “Mucha gente es bueno”, nuevamente vuelvo a inflar mis mejillas molesta, siento tanta envidia de la linda noche que pasarán, rodeados por sus seres queridos. Entre más personas estén a tu alrededor simboliza la cantidad de personas para quien uno es valioso, ¿No? Simboliza que tienen un valor y que son necesarias para que alguien más pueda ser feliz.


    En la cocina veo a esos dos chicos pelear sobre que poner en el estofado, uno dice que berenjenas y otro dice que helado, ¿Cómo sabrá un estofado con helado? Yo preferiría comer el helado solo, pero supongo la gente normal gusta de complicarse la vida.


    Y aunque parecen enojados puedo ver la dedicación y amor con la que trabajan para la gente que esperan. Sentada en la mesa, comiendo un poco de las nueces que tienen ahí, puedo observar al final como sonriendo meten un pavo al horno para contar algunos chistes extraños, no puedo evitar suspirar.


    — No son más que unos niños grandes… —sin poder evitar sonreír, mirándolos de una forma tierna.


    En el segundo piso, Rin y Len se dedican a envolver los obsequios, pero también se encuentras discutiendo, esta vez por la envoltura. Len quiere una con bananas y Rin una con naranjas, lo cual de algún modo suena extraño, ¿Qué no debe ser roja y con adornos navideños? Definitivamente no entiendo cómo se debe celebrar la navidad aquí, por lo que sigo volando por la casa.


    Mientras las chicas reciben a sus invitados y empiezan a platicar antes de que la cena esté lista, adornando aquel árbol de navidad donde su punta podría llegar al techo, una estrella brilla para todos. Subiendo para tocarla y casi cayendo en el intento puedo observar algo que llaman muérdago, pasando por debajo se dan un beso en la mejilla.


    —¿Un extraño rito? —me siento en uno de los brazos de la estrella mientras sigo observando su extraña celebración.


    Ese futuro lleno de ilusión, que traerá la mañana de navidad, como me gustaría iluminarla para ellos, para verles sonreír. Canto una vez, demostrando mi estilo de vida, provocando que empiece a nevar dentro de la casa y esa nieve decore levemente el árbol de navidad. Las luces se empiezan a encender y mientras revoloteo alrededor las estrellas brillan fuertemente iluminando el interior desde sus ventanas.


    En lugar de pensar que esto algún día se volverá en un recuerdo pasado que tal vez jamás pueda recuperar, seguiré intentando buscar la felicidad que no puedo ver, bailaré entre sus risas y entre mis sentimientos.


    Si no puedo recordar quién era, me esforzaré por tratar de saber quién soy, de quién puedo ser. Crearé nuevos recuerdos para mi presente y brillante futuro, cantaré para seguir viviendo y admiraré a las personas que tienen alguien con quien estar, que no se sentirán nunca más solas, sintiendo compasión de aquellas que son como yo.


    — ¡Feliz Navidad! —en la cena gritan entre serpentinas mientras el reloj de la sala suena fuertemente y yo me siento encima de la chimenea.


    Ellos comen felizmente entre un ambiente festivo. La comida deliciosa entre un pavo relleno de pescado, un asado de berenjenas cubiertas de helado, una ensalada de manzana, plátano y naranja, deliciosos chiles rellenos, y mucho, mucho más.


    Un poco cansada levanto mis manos para que la nieve me traiga un poco de ese sabor hogareño y familiar. Aquella mesa llena de personas lejos de su cálida chimenea donde me encuentro soñolienta, de algún modo no puedo evitar sonreír al escuchar sus risas y cierro mis ojos para no llorar, para no sentirme triste mientras mi voz recorre la habitación.


    Cansada, dejo de cantar mientras ellos ríen y sonríen en aquel día de navidad y, posteriormente, abrir sus regalos se encuentran debajo de aquel enorme árbol árbol para sonreír de forma animada. Hay mucha, mucha gente, aunque nadie puede verme, yo aún así me puedo sentir feliz por ellos.


    Las horas pueden pasar y ellos no pararan de sonreír, porque más que obsequios, más que objetos, en ellos se encuentran reflejados todos esos sentimientos de amor que se tienen los unos a los otros. “Vaya que soné cursi”, una risa suena nuevamente mientras mis ojos lagrimosos no pueden dejar de apreciar con alegría su felicidad, como una foto que seguirá brillando sin importar el tiempo que pase.


    — Tan cálido… —me acuesto con una sonrisa sin evitar llorar— tan solo… —ese fue el primer día de navidad que puedo recordar.


    La nieve siguió cayendo hasta que amaneció completamente, fue entonces que decidí con mis pequeñas manos abrir una ventana y partir muy lejos a otro lugar, pues aún seguía siendo navidad.
     
    Última edición: 1 Enero 2015
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  2.  
    DanDiamond

    DanDiamond Diablo acuático

    Tauro
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    Escritor
    Que cosa mas bonita... Me ha gustado mucho. Aunque no entiendo por que Rin y Len llaman a Luka y a Miku hermanas... Bueno, si es una cena navideña tendra que quedar bien con el entorno, digo yo... Me ha encantado, la pobre Aoki quiere ser humana... (O Vocaloid, como se aprecié más) Además vuela!! Que bien te quedó ^.^
     
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  3.  
    Sheik

    Sheik Usuario común

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    Pluma de
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    ¡Hola Yoko! :3
    Gracias por participar c:

    Debo decir que no vi ninguna falta~
    Ahora hablando de la historia, debo decir que me gusto.
    Tiene una perspectiva totalmente diferente a lo que es usual, fue algo bastante original.
    Al principio no entendía porque Aoki los seguía de esa forma sin tener ningún contacto con ellos, luego me acordé de su tamaño y se me fueron las dudas~
    Ella tan solo quería pasar una navidad con alguien, y a pesar de que no fue exactamente como quería, vio como una gran familia se reunía y pasaba un buen tiempo. Así que creo que para ella fue suficiente.
    Tengo que decir que disfrute mucho leyendo, no me aburrió en ningún momento.
    Ha sido un muy buen fanfic ♥

    Calificación: 5/5.
     
    Última edición: 8 Enero 2015

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