Me he tardado siglos, lo sé. Hoy empiezo a retomarlo. Número 8- "La Espiga" Cuando la joven de esplendidísima belleza retornó con su oculto marido, la curiosidad —digna de su evidente juventud—, le carcomía el alma entera. ¿Cómo había podido, durante tantísimo tiempo, aprender a amar en las sombras? ¿Su cándido marido era, acaso, un terrible monstruo? ¿Se trataría, tal vez, de un esplendoroso y bello ángel? Muy a pesar de que las cosas parecían retomar su curso normal, Psique ya no miraría atrás ni una vez más: debía contemplar el rostro de su ensombrecido esposo.
Oh, vida vida. Número 9- "Al Caer La Noche" Aquella noche, muy similar a las otras, la hermosísima Psique sufría, víctima de los endemoniados nervios que la acosaban a cada segundo. Ésa, había determinado, sería la ocasión en la que, por fin, admiraría a su oculto marido. Él la abrazó, como siempre y como nunca, al tiempo en el que dormitaba en el lecho de ambos. La preciosa joven mantuvo, en todo momento, los ojos tan abiertos como el mismísimo firmamento. Después de interminables horas, Psique logró escapar del poderoso abrazo del dios del amor, quien se encontraba profundamente hundido en los brazos del inconfundible Morfeo. Fue entonces cuando la princesa de Antolia se asomó por debajo de la cama, sólo para encontrar un diminuto candelabro con una sencilla vela. Aquella luz que despedía era tan tenue, que la muchacha se preguntaba si sería suficiente para contemplar el verdadero rostro de su marido.
Ya, aunque nadie quiera. Se amuelan. Bromeo, LOL. Número 10- "Al Caer La Noche" Acercando la tenue luz de la vela al rostro de su oscuro esposo, las manos de Psique temblaban mucho más que las mismísimas entrañas de la tierra. Cuando por fin pudo vislumbrar la cara que más deseaba, sus labios no pudieron cerrarse y sus orbes se abrieron tanto como el sol. Ahí estaba Eros, el dios del amor sincero, envuelto en un resplandor etéreo, tan bello como ninguno. Al contemplar entonces tanta belleza, la joven se estremeció, sorprendida. Dicho acto causó que una porción de la cera derretida, que corría por la vela, cayese en el pecho del dormido ser, que despertó súbitamente, gritando de dolor por la quemadura. — Desdichada, ¿qué has hecho? —Replicó el herido.
Dioses, dioses. Extraño el feedback. xD Número 11- "Adiós" —Me he de ir por siempre —anunció, decepcionado, Eros. —Por mis súplicas, amado esposo, ¡no te vayas! No te vayas y perdóname, por favor. ¡Te lo imploro! —Copiosas lágrimas escapaban atrevidamente del rostro de la ingenua muchacha. —Imposible, amor mío. Me has hecho pedazos. ¡Me has traicionado! Tras vocalizar tremendísimas palabras, el bellísimo dios del amor partió. Salió por la ventana, en medio de la noche, su figura haciéndose cada vez más pequeña a la mirada de Psique, quien desconsolada sólo pudo observar como su descubierto esposo se perdía en la celestial morada del padre de todos los dioses.
Ha sido corto pero claro, conmovedor y hermoso. Tu manera de escribir me encanta, sabes como mostrar lo que sienten con pocas palabras y junto al pequeño díalogo consiges una combinación magnífica. La parte que me ha entrado un poco de risa ha sido el nombre de Eros me ha recordado a Heros xD. Sinceramente, espero poder leer pronto la conti y si tienes tiempo enseñarme tus tecnicas de escritura ^^. Sin más que decir, hasta la conti!
Yo esperaré los siguientes capítulos, aunque ya me sé el mito me quedé picda con tu forma chiquita pero eectiva de narrar. Oh, lo que no sé son las condiciones de Afrodita, ojala las pusieras. Por favor, no dejes este mito