Hola, espero les guste, hm...fue para un concurso de reflexiones así que por eso es lo último, creo que contiene mucho Ooc y faltas de ortografía.Amigos Grandes gotas de agua caían en el suelo esparciendo su líquido, era una tarde grisácea, una tenue luz iluminaba el cielo. Se suponía que no iba a llover pues era uno de esos días de primavera en el cual el sol salía ardientemente que era casi imposible que fuera apagado, pero ¡No! mí gran mala suerte para el clima hizo que una perfecta salida al cine se cancelará. Mis amigas tuvieron que quedarse en sus casas, esto no era una lluvia, parecía mucho más una tormenta. Y por supuesto, me tenía que encontrar aquí en cerrada y completamente ¡Sola! ¡Biip, biip! Camine perezosamente hacía el teléfono que se encontraba en el mueble de la sala…Lo tenía decidido, no salida, no felicidad, si lluvia y si amargura. ¿Por qué lo tendría que comprender? Tomé el aparatero y conteste. —¿Diga? —¿Kagome se encuentra tú madre? —Hola Izayoi-Sama. Lo lamento pero no se encuentra. ¿Gusta que le diga que llamo y cuando ella llegue regrese la llamada? —¡Ho! No hija gracias, le llamaré a su celular. Pero ¿cómo estas? Hace tiempo que no te veo por mí casa, han pasado muchas cosas desde que te cambiaste de hogar. —Puedo imaginármelo—Respondí—Me encuentro bien, algo solitaria, mamá como siempre trabajando y Souta en la casa de un amigo, creo que tuvo una pijamada o algo por el estilo. No sé como le dirán los chicos. ¿Reuniones? Ho bueno. —¡Bien! Eso era todo lo que quería escuchar, tú madre y yo ya tendíamos unos planes, ha pasado exactamente cuatro meses desde que no ves a mí hijo y su primo ¿cierto? —Eso creo, no tengo muy bien contado el tiempo—Admití. —¿Qué te parece sin en vez de pasar solitaria una tarde grisácea de un viernes la pasas con mí hijo y su primo? Se supone que sería una sorpresa, pero ya vez, tú madre y su trabajo, de seguro olvido esto. ¡Ho! Pero no importa. ¿Qué te parece nuestra idea? —¡Muy buena ciertamente! —Respondí. —¡Que bueno! En ese caso ellos estarán en tú casa en cuestión de segundos. —Bien, ¡Adiós Izayoi-Sama! Colgué y me deje caer en el asiento que estuviera más a mí alcance, era un verdadero fastidio a ver cumplido la mayoría de edad y cambiar de lugar por cuestiones de trabajo de mí madre. Admito que no estábamos muy lejos para no vernos, pero cada uno con más trabajo, yo en una universidad diferente a la de ellos. Sería divertido ver a mis amigos de la infancia. Ciertamente mí madre no tenía cabeza para nada, desde que mí padre tuvo que mudarse a America por cuestiones de trabajo ella andaba atareada de cualquier manera existente posible así que yo no podía darle otro trabajo más. —¿Miau? Giré la cabeza y encontré a mí lindo gatito. No me había dado cuenta de su presencia hasta maulló, lo tome y recosté en mí regazo, al menos no estaba sola. —¿Qué crees Buyo? Ladeo la cabeza y me miro con aquellos lindos y a la vez confundidos ojitos. Volvió a maullar y lamió mí mano animándome a terminar lo que le iba acontar. —InuYasha y Kouga vendrán a la casa. Ronroneo y para dormir se fue acomodando, su cabeza en sus peludas y diminutas patas delanteras. Había demasiada tranquilidad y no podía evitar que me pesaran los parpados. Un sueño no me hará mal, además no creo que lleguen tan rápido. Pensé mientras cerraba los ojos e imitaba a mí mascota, subí mí cuerpo completamente a aquel cómodo sofá y suspire. __________________________________________________________ Abrí los ojos lentamente tratando de acomodar la visión, parpadee varias veces hasta que la luz se acomodo en ellos ¿Cuánto había dormido? Me volví a preguntar, trate de moverme y sentí que Buyo ya no estaba en mí regazo, me senté y estire mis extremidades hacía arriba y a los lados. Luego me paré y camine hacía la cocina. —¡Por fin, la bella durmiente despertó! Di un leve brinco llevando inconcientemente mí mano hacía mí pecho tratando de calmar mí acelerado corazón, giré torpemente por la rapidez en mis talones y los vi. —¿Piensan matarme de un maldito susto? —Gruñí entre dientes—. A todo esto ¿cuánto tiempo llevan aquí y cómo entraron a mí casa? Ambos se miraron, después de unos segundos desviaron las miradas, un par de ojos azules al parecer miraban a mí mascota y el par de ojos dorados cualquier cosa. —Entramos como siempre—Contesto Kouga—No me dicen el abre todo por nada o ¿no? —Me pregunto con su mirada coqueta. —¿¡Forcejaste la perilla de la entrada!? —Grite espantada por la reacción de mí madre al enterarse. —Descuida—Prosiguió—La deje mucho más que nueva. —Más te vale o dejarás de ser hombre. Dio un leve salto y fingió no a ver oído así que se dedico a acariciar el pelaje de Buyo. —Pero ¿cuánto tiempo llevan aquí? —Volví a preguntar. —Dos, tres—Contesto InuYasha—Talvez cuatro… —¿Horas, minutos? ¿Qué? —De verdad lograban irritarme. Me miró un momento y me sonrió. —Talvez diez. Estaba apunto de golpearlo pero decidí no hacerlo, no quería ser acusada de asesinato. Bufé y camine a un lado de ellos, seguía con el uniforme de la secundaria subí a mí cuarto y sentí que era seguida. —¡Quietos! ¡Yo subo a cambiarme y ustedes se quedan allá abajo! —Ambos asintieron. _____________________________________________________________________ Bajé lentamente las escaleras, tenía puesto un pans azul marino y una playera de manga larga blanca, sujete mí cabello en una coleta y tenía puesto unos tenis blancos, el estomago me rugía, no había probado bocado alguno y como consecuencia este gruñía y retumbaba. ¿Tendría un chubaca dentro? —¿Por qué tardaste tanto mujer? —Me pregunto InuYasha. —Es mí casa ¿no? —Cállate primo, ¿qué no vez que quiero seguir siendo hombre? —Inquirió Kouga dándole un golpe amistoso a su primo. Recién me daba cuenta de lo que llevaban puesto, típicamente InuYasha prefería llevar una camisa de manga corta pero una chamarra abrigadora, traía unos jeans negros, zapatos cafés de punta y su cabello sujetado en una coleta. Kouga su cabellera sujetada en una coleta, camisa de manga larga y chaleco abultado, jeans azul marino y zapatos negros de punta. —¿Somos los coletudos? —Bromeo InuYasha viendo nuestros peinados. —Idiota—Masculló Kouga por lo visto tratando de contener la risa. —Imbecil—Musite junto con una pequeña sonrisa—¿Cuánto me perdí? —Pregunte, ambosme miraron interrogantes—Que yo recuerde ustedes siempre se peleaban y yo era la buena del cuento. Una sonrisa se extendió en mis labios, siendo imitada por ellos. —No mucho—InuYasha sumió los hombros—. El sarnoso presente aquí y yo hicimos las pases, no tenía sentido pelear sino teníamos a nuestra amiga mediadora. —La bestia tiene razón—Repitió Kouga—Además luego se volvió aburrido—. Sobre la buena del cuento… —¿Cuándo lo fuiste? —Burló el peliblanco. —¡Ey! ¡Pedazo de imbecil! —Gruñí. Sin saber la razón los tres soltamos largas y estruendosas risotadas. —Ahora lo recuerdo—Dije recobrando la respiración. —¿Qué? —Preguntaron al unísono. —Porque son mis amigos—. Les sonreí. —¿Por qué? —Preguntó Kouga. —¿Será acaso por nuestra excelente belleza inhumana? —Prosiguió InuYasha—O al menosmí belleza. —¿Bello? ¿Quién se creo eso? —Rió Kouga—Tú serás el mendigo y yo el príncipe. —¡Ya quisieras! —No es sólo de querer sólo te recuerdo las verdades. —¡Basta! —Grite sonriendo bobamente—. No es por la belleza, nadie se ha de fijar en eso. O al menos no yo. Son mis amigos porque son los únicos que más me comprendieron desde pequeños y son los únicos que me hacen reír naturalmente y no estoy forzada a ello. —Pues como no ¡Somos los mejores! —Dijo InuYasha haciendo un ademán gracioso con las manos. —Concuerdo contigo mí bruto amigo—Rió entre dientes Kouga. —Los adoró. Era increíble cómo una tarde lluviosa estropeaba planes pero hacía reencuentros inolvidables. Reflexión: Un amigo es uno que lo sabe todo de ti y a pesar de ello te quiere. Si sientes que todo perdió su sentido, siempre habrá un “te quiero”, siempre habrá un amigo. Un amigo es una persona con la que se puede pensar en voz alta. La amistad es más difícil y más rara que el amor. Por eso, hay que salvarla como sea. Un hermano puede no ser un amigo, pero un amigo será siempre un hermano. La amistad es un alma que habita en dos cuerpos; un corazón que habita en dos almas. El que busca un amigo sin defectos se queda sin amigos pues los verdaderos amigos se tienen que enfadar de vez en cuando. Los amigos que tienes y cuya amistad ya has puesto a prueba / engánchalos a tu alma con ganchos de acero. La verdadera amistad es como la fosforescencia, resplandece mejor cuando todo se ha oscurecido. Conclusión: La amistad duplica las alegrías y divide las angustias por la mitad pues un amigo es un tesoro sin igual…
