Amigos en el bosque, ¿también fuera de él? [Aprendiz de hechicero] Hola! =) Este es el primer cuento que publico en FFL, pensé que sería un cuento muy corto, ya que sólo cuenta con 587 palabras xD! Éste lo hice para el concurso 'Aprendiz de hechicero', ya que en una etapa teníamos que hacer un pequeño escrito de como conseguimos un 'acompañante' =) Título: Amigos en el bosque, ¿también fuera de él? Autor: Sayuri Furumiya/Fiammata (Como más les acomode xD) Tipo de escrito: One-shot (Hasta donde sabía :silbar:) Fandom: Original Concurso: Aprendiz de hechizero Nº de palabras: 587 Hacía mucho viento aquella tarde. Las clases habían concluido después de una larga mañana de crear pócimas y gritar conjuros que mayoritariamente salieron mal. Observé como mis compañeros se iban a sus respectivas casas, yo no tenía ganas de hacer lo mismo aparte de tener que encontrar a un compañero no era fácil, así que me interné en el bosque que se encontraba detrás de la escuela. Caminé por el estrecho sendero de tierra que se extendía a lo largo de aquel lugar, impregnado de un ambiente de aparente tranquilidad, una paz que podía respirar. Pasados unos momentos, llegué al inicio de un hermoso y gran árbol. Me senté en las ramas de éste, cerrando los ojos en el proceso. Un suave y casi imperceptible ruido me alerto, haciendo que abriera mis orbes y viera a un pequeño ser de piel violácea recoger unas hojas del árbol, no sabía qué era. Extrañada, me levanté y lo seguí, tratando de no llamar su atención. Llegamos hasta un pequeño claro, donde este ser paró. Me acerque un poco más, debido a la distancia que me imposibilitaba ver bien lo que pasaba; lo que vi es algo que sólo podría describir con una palabra: solidaridad. Este pequeño había formando con aquellas hojas una cobija para un frágil pajarito que al parecer estaba enfermo. Seguí mirando todo con atención, hasta que al intentar acercarme un poco más, tropecé y caí exactamente frente a él. —¡Hey, espera! —exclamé al notar como trataba de huir al verme. Volvió su mirada hacia mí, sus ojos eran totalmente oscuros, que contrastaban con el color claro de mis ojos color zafiro. El viento arreció más, moviendo su suave pelaje y mi cabello azabache. Me paré de inmediato, evitando a toda costa que pareciera brusco para no espantarle más. —¿Cómo te llamas? —Atiné a preguntar, acercándome unos pasos, los mismos que él retrocedió—. No te vayas, no te haré daño —informé, esbozando una suave sonrisa. —Monquister —habló por primera vez, con una dulce y baja voz que apenas alcancé a oír por el ruido de las hojas al moverse—. ¿Y tú? —Sayuri —respondí, sin saber cómo continuar con la conversación un tanto incómoda. Volví mi atención de nuevo al pajarito, agachándome a su lado; Monquister hizo lo mismo, con cierta discreción; parecía que él se encontraba ahí, mientras que su mente divagaba en otro lugar, otro mundo. Tomé a aquella avecilla entre mis manos, notando que ambas alas estaban lastimadas. Pronuncié unas cuantas palabras, en voz baja. No pude hacer mucho siendo aún una principiante, pero al menos estoy segura de que pronto estará mejor. —Gracias —Alcancé a escuchar. Levanté mi mirada para encontrarme con la mirada oscura de Monquister sobre la mía. Sonreí de nuevo, tal vez pudiese ganarme su confianza—. ¿Perteneces a esa escuela de magia? —preguntó, mientras señalaba con un gesto de cabeza mi colegio. —Si —respondí, bajando la mirada. —Y necesitas un compañero de equipo —prosiguió, diciendo esto tal cual lo hubiese leído de mi mente. —Eh, sí, pero… —Ya pasaste mi prueba, aceptaré estar contigo —finalizó, levantándose y caminando hacia el sendero vericueto por el que yo había llegado. —¿Eh? —me levanté después de él, siguiéndolo—. ¿De qué habla? —pregunté al llegar a su lado. Ninguna palabra surgió de sus labios, sólo volvió levemente su rostro para mostrarme que sonreía, o al menos era un pequeño esbozo. Hasta ese momento comprendí, en parte, parecía que nos llevaríamos bien: no se necesitaban muchas palabras para decir sólo lo necesario…