Amaya: Lluvia de mentiras

Tema en 'Historias Abandonadas Originales' iniciado por Amara Silberschatz, 22 Julio 2011.

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¿Qué tal?

  1. MUY Bien! ¡Me gustó!

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  2. Falta por mejorar, pero bien.

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  3. Mal, no me gustó para nada.

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  1.  
    CarlosCF

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    Por favor, eso era más que de esperarse, ¿recuerdas lo que dije cuando te pedí que comentaras mi historia mediante todo ese "spaaaaam" (como le dicen algunos aquí)?, te dije que no me importaba mucho que encontraras fallas ortográficas o terribles usos de las figuras literarias, lo que más me interesaba era el aspecto creativo de la historia, o sea, la trama... y como dice el dicho "el ladrón juzga por su condición", bueno pues, era lo más lógico que comentara al respecto, más que de otros temas. Pero dime, a poco no te gustó mi pequeño coemntario rápido y general.
     
  2.  
    TuTi

    TuTi Usuario común

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    okk... quede asi O.o primero casi la besa segundo lo ase con la que lo iso con su ex xD (yo me entiendo) ahora el tipo del restaurante (que me recuerda bastante a Elioth de mew mew power xD) y ahora pa pobre niña abadonada dios mujer !me encanto como va la historia! juro que me fasinaa toy cautiva quiero saber que pasara despues =D
     
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  3.  
    CarlosCF

    CarlosCF Usuario común

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    Jeje, eso fue un poco extraño, pero me pareció que... TuTi FruTi esta tratando de suponer que será lo que ocurrirá?, y que hay con lo de “MewMew Power”?, no me digas que te has basado en prototipos de otras series, eso si que sería una decepción. .
     
  4.  
    ren-chan

    ren-chan Entusiasta

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    estuvo buenisimos loa 3 ultimos capitulos fueron un pcoco corto pero bueno
    narras bien pobre amaya vio a david con su novia ay que rabia
    me avisas cuando es el otro capitulo
     
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  5.  
    Amara Silberschatz

    Amara Silberschatz Usuario común

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    Adfs, on mi cel. No puedo citar, bueno si. Pero me ahorro la molestia, gracias a los que leyeron. <3 y sobre lo de eliot de tokio mew mew, NO soy original. Que el tipo sea un amargado adinerado es lo normal en la capital y sobre los estremadamente perfectos, la gente de la capital es así. deberías informarte besos, aviso que tardaré un poco
     
  6.  
    Flamakun

    Flamakun Entusiasta

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    Mmmm Bueno no puedo decir que sea un fanático de este tipo de historias. Pero aún así me gusto mucho, una historia emotiva y con algo de picardia. No se porque pero algunas partes me causaron algo de gracia xD Tal vez por representar muchos aspectos de la vida real que a veces la gente no se atreve a decir o mejor dicho a cuestionar. Aunque no se porque la actitud de la niña de 5 años la hacia verse algo madura para su edad (O tal vez sean cosas mías ewe) Eso, espero con ansias el siguiente capitulo ya que tengo ganas de ver como se sigue desarrollando la historia. Saludos.

    PD:
    Quien lo diría, ha pesar de ser un idiota sabe reconocer y sentir cuando comete un error y sufre una perdida importante.
     
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  7.  
    dika no sora

    dika no sora Guest

    wow... de verdad estubo fuerte.... andrea es una bruja!!! jajajja se parece a una q conosco U.U jajaja
    fue dulce adoptar a la niña...ojala no haya repercuciones judiciales... me encanta es muy realias.... digamos q he estado en situaciones similares sigue escribiendo tienes mucho talento U.U
     
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  8.  
    dvdavid

    dvdavid Iniciado

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    Waaaa Hola, gracias por invitarme ...
    Lamento no haber comntado. Solo pude leer porque mi IPod se daño y tenia el teclado raro luego se arreglo pero lo pase por alto disculpa
    Pues te tengo que decir que tu fic es muy bueno, aunque creo que ya lo sabes ;)
    Pero enserio... Amo la historia. La descripcion lo hace un relato maravilloso pero es real (Creo que realismo magico ni idea)
    Me encanta la historia y pues tambien el presonaje de David es muy tierno
    El capitulo estuvo muy interesante pero me pone e pensar ¿Que interes tiene Nathanael? y sobretodo ¿Que va a pasar con la pequeña?
    Repito gracias por haberme invitado
    Adios... Saludos
     
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  9.  
    Amara Silberschatz

    Amara Silberschatz Usuario común

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    Primero que nada Gracias a todos por leer, dejaré otros dos capítulos ya que no sé cuanto dure en regresar ;_; ¡Besos!
     
  10.  
    Amara Silberschatz

    Amara Silberschatz Usuario común

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    Título:
    Amaya: Lluvia de mentiras
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Acción/Épica
    Total de capítulos:
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    Capítulo 10

    Culpa

    La niña y yo estábamos sentadas en el suelo, hasta que ella notó unas cajas que cargaba entre mis manos (al menos hasta que me desplomé a llorar en el suelo), vislumbraba como estaba muy concentrada viendo la fina hechura de las cajas.

    —¿Qué tiene adentro? —se animó a preguntar.

    —Mi uniforme de trabajo —susurré con una ligera sonrisa en el rostro— “Bueno, por lo menos mientras trabajo en el restaurante este será mi traje, no sé cual será en el bar ni en el cabaret”.

    —¿Puedo verlo?

    —Claro —saqué el vestido que había usado para trabajar y se lo enseñe.

    —Bellísimo, —dijo encantada la niña— muy hermoso.

    Le sonreí, era cierto esos vestidos tenían una hechura muy fina, eran muy delicados y elegantes. Habían sido diseñados por la hermana del jefe, y ella tenía un muy buen gusto para la ropa.

    —Hemm… —dudó la niña— ¿C-cómo te llamas?

    —Que descuidada soy, había olvidado decírtelo… —solté unas risitas— Me llamo Amaya Murillo.

    —Entonces me apellidaré Murillo, ¿no es así?

    —Probablemente.

    Una fuerte ráfaga de viento azotó el lugar donde estábamos y a mis oídos pereció llegar un murmullo: “Amaya”, ese susurró atrapado entre la ráfaga me hizo recordad un poco a castaño casi rubio, pero sabía que era imposible que fuera y más imposible aún que me anduviera buscando, no creo que desperdiciara la oportunidad de acostarse con ella por darme un explicación a mí; el tiempo pasaba y la niña y yo, simplemente, parecíamos hacernos compañía una a la otra.

    La culpa me seguía carcomiendo el alma, pero no podía decir a David lo que pasaba, eso no era una opción. Yo mejor que nadie sabía cuanto amaba él a esa rubia, además noté que sus ojos verdes siempre claros y tranquilos se veían oscuros y deseosos, casi tan oscuros como cuando… cuando… casi nos besamos, así se apreciaban sus ojos, oscuros y llenos de deseo, aunque lo quisiéramos negar en ese momento solo pensábamos en rozar nuestros labios y comernos la boca uno del otro, por más mal que estuviera.

    Narra David.

    ¿Por qué rayos no puedo simplemente olvidar su rostro?, esos ojos parecían ser daga y destrozar mi alma, se veían cremosos con las orillas verdosas. Estaban inundados de lágrimas reprimidas, sentimientos acumulados y dolor. Aun no entendía como su mirada podía ser tan expresiva, pero tampoco pretendía encontrar una respuesta coherente en este momento.

    —¡Amaya! —grité como un maniático, para que ocultarlo, ya estaba más que desesperado.

    Era como la octava vez que soltaba un aullido con su nombre, pero nada que ella aparecía. No sabía bien ni que me preocupaba más, si como estaba o con quién estaba. Lo único que tenía asegurado era que en sus manos traía unas cajas, que de su cartera cargaba poco dinero y de que parecía haber desaparecido de la faz de la tierra… Un momento ella siempre carga su celular…

    —“¿Cómo no lo había pensado antes?” —farfullé mentalmente.

    Tomé mi celular entre mis manos y marqué el número de mi castaña amiga.

    —“Alo, buenas” —contestó la muchacha de orbes ambarinos que me tiene muy preocupado.

    —Amaya, ¿dónde estás? —pregunté medio furioso, pero muy preocupado.

    —“Lo siento, pero eso no te incumbe” —oí al otro lado de la línea.

    —Claro que me importa, Amaya —dije algo enojado— “¿Por qué tienes que ser tan terca?, si hasta te voy a pedir una disculpa” —pensé y luego bufé.

    Narra Amaya.

    Cuando agarré y contesté el celular, jamás pensé que quién me llamase fuera él y aunque en mi rostro se pintó una sonrisa (por saber que no había tenido sexo con ella, puesto que era una… una… mujerzuela arrastrada…).

    —“¡Amaya!” —gritó exasperado desde donde estaba David.

    —¿Qué? —respondí de mala gana.

    —“Dígnate con decirme ¿Dónde rayos estás?” —sonó por la bocina del teléfono.

    —¿Por qué?

    —“¿Acaso hace falta?” —contraatacó la voz que escucha desde mi celular.

    —Es cierto, no hace falta… —hablé en tono sutil— porque entre nosotros nunca ha habido nada, no tengo porque decirte donde estoy.

    —“Amaya, entiéndeme, ella es mi novia y…” —dijo, pero lo interrumpí.

    —Lo sé, y créeme que no me interesa…

    —“Cállate y escúchame —esta vez interrumpió él—; tú no sabes cuanto lamento que hayas visto lo que viste, pero… eso no es lo más importante, te agradezco porque de no ser por ti hubiera hecho una estupidez…”.

    —Ya he escuchado mucha palabrería —anuncié.

    —“No me importa si me cuelgas, solo quiero decirte que lo siento” —finalizó el y yo corté.

    Me había quedado muy mal, no quería ser tan mala, pero tampoco quería que él jugara conmigo. No me gustaba la idea de que él estuviera en la cama con ella, mas no me agradaba que me anduviera buscando.

    Narra David.

    Que terca es esta niña, aunque pensándolo bien, eso me agrada y quizás sea lo que me ha comenzado a atraer de ella, pero en este momento tengo novia, así que solo será atracción pasajera y no amor… Además, ni ella ni mi novia saben nada sobre mí.

    Narra Amaya.

    —Vayámonos Suzu —anuncié y tomé a la pequeña castaña de uno de su bracitos, de forma delicada, para poder llevármela hasta el departamento.

    Por más enojada que estuviera con él, no me iba a quedar a dormir en la calle y menos iba a permitir que ella siguiera durmiendo en el árido suelo.

    —No te ves bien… —musitó algo triste y asustada la niña de ojos verdes como los de el causante de uno mis males— ¿estás bien?

    —Sí, —sonreí— lo estoy.

    La castañita no muy convencida de que estaba bien me siguió, aunque aún tenía esa mirada algo triste y melancólica.

    Caminamos un largo rato hasta llegar al departamento, una vez dentro del edificio (como es costumbre) saludé al ancianito y él me miró algo extrañado por la niña que me hacía compañía.

    —¿Es su hija? —musitó el canoso señor.

    —Sí, —respondí sin darle importancia— se llama Suzu.

    —Es muy linda y se parece a usted, pero supongo que esos ojos los heredó de su padre —espetó el gordito de edad avanzada mientras clavaba sus ocelos azules en los de mi niñita.

    —Sí, —sonreí de manera melancólica— tiene unos ojos muy bellos…

    Luego de eso nos dirigimos a las escaleras y las comenzamos a subir, pasado un rato habíamos llegado hasta el piso donde estaba mi departamento. Como siempre comencé a buscar las llaves por todo mi ropaje y no estaban, pero esta vez recordé porque no las encontraba, las había dejado pegadas en la puerta cuando salí corriendo… grave, pero muy grave error...

    Ambas tuvimos que sentarnos en la puerta a esperar que el muchacho de pelo castaño claro, si es que se daba el gusto de aparecer.

    Pasamos una larga hora sentadas ahí, quedándolos casi dormidas unas sobre la otra, pero nada que él se aparecía. Tenía tanta hambre y tanto sueño que creí que me desmayaría y así fue.
     
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  11.  
    Amara Silberschatz

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    Lo siento, estos días han sido duros para yo u,u he estado sin inter, extrañando a alguien, hasta la madre de colerones. Además mi familia es una tragedia -.- Para qué seguir, seguro les suena a mis típicas excusa baratas, Besos!!
     
  12.  
    Amara Silberschatz

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    Amaya: Lluvia de mentiras
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    Segundo capítulo, hasta pronto queridos míos (?)

    Capítulo 11

    Disculpa, ¿de nuevo amigos?

    —Amaya, Amaya… —murmuró alguien al mismo tiempo que me movía ligeramente para que despertara.

    Cuando abrí mis ojos, todo se vislumbraba borroso y apenas distinguible…

    —¿Estás bien? —preguntó un muchacho de orbes verdosos claros.

    —Sí, —sentí como me estrujó entre sus brazos— ¿por qué?

    —Me tenías muy preocupado —me besó en la coronilla.

    —Perdona, pero… salí corriendo… porque… no te reconocí… esos ojos… no eran los tuyos…

    —Amaya mi niñita, siempre tan tú.

    Me extrañó mucho lo que dijo, pero como me tenía abrazada y me pedía miles de disculpas. Lo perdoné y los tres entramos a casa (él se ofreció a cargar a la pequeña Suzu).

    Nos encontrábamos sentados sobre el borde la cama y la pequeña castaña estaba bien dormidita a nuestro lado (David la había cargado hasta la cama y la acostó).

    —¿Quién es la niña? —se atrevió a consultar.

    —Es Suzu y pronto tendrá mi apellido.

    —¿La adoptarás?

    —Sí, cuando la vi se me encogió el corazón y se robó un pedazo de mi alma.

    —¿Desde cuando tan maternal?

    —Ni idea —susurré y me encogí de hombros.

    —Pero si apenas nos alcanza el dinero, ¿cómo haremos?

    —“Haremos” —repitió mi subconsciente— No sé, pero con mi nuevo trabajo seguro salimos adelante.

    —Eso espero, —sonrió— pero no sé que opiné mi novia de que críe una niña que no es mía y además que la “mamá” seas tú.

    —Como que no le agrado mucho a tu novia… —solté despreocupada.

    —No recuerdas ni su nombre, ¿verdad?

    —Sí, para qué mentir.

    Nos quedamos viéndonos un rato, yo contemplaba sus ocelos verdosos y él no quitaba la vista de los míos ambarinos. Solté un suspiro de decepción, y pude sentir como clavaba sus ojos en mí boca. Volteé la cara y mis mejillas se sonrojaron, seguramente estaba pensando en el pequeño desliz que tuvimos.

    —Oye, no tienes porque hacerte pasar por el encargado legal. Yo solo puedo adoptarla, para que no busques problemas con tu novia.

    —Tranquila, no puedo dejarte sola. Esa niña parece significar mucho para ti y no podría considerarme tu amigo si te dejó sola.

    —Gracias, pero no es necesario que aparezcas como encargado legal.

    —Quiero hacerlo.

    —No lo harás.

    —Lo haré, porque tengo más edad que tú y puedo hasta decir que estoy comprometido contigo.

    —¡Hasshh! —me quejé y le hice una mueca de disgusto— Has como quieras…

    En el rostro de mi terco amigo se posó una enorme sonrisa de satisfacción, sabía que no debía haber accedido tan fácil, pero no podía ni pensar en que hiciera la locura de hacerse pasar por mi prometido.

    —Amaya, ¿puedes decirme que te hizo mi novia?

    —¿Eh? —solté de golpe y lo miré muy extrañada— ¿Por qué lo dices?

    —He notado que te ve con cierto desagrado y odio, pero tú solo evitas verla.

    —Ah, eso… pues… por nada…

    —No me mientas —dijo tajante.

    —Trata de sacarme algo, pero no lo lograrás.

    —¿Quieres apostar? —retó él.

    —Sí, ¿qué quieres perder?

    —No sé, que tal…

    —¿Qué?

    —Un beso.

    Esas fueron las palabras mágicas, abrí los ojos desmesuradamente y luego volteé la cara para que él no apreciara mi sonrojo.

    —Supongo que eso es si pierdo, así que acepto.

    —¿Tan segura de ti misma estás?

    —Sí, —le regalé una sonrisa arrogante— pero si pierdes me tendrás que contestar cualquier pregunta que yo te haga con la verdad.

    —¿Una verdad?; y lo otro es pan comido… perderás.

    Comencé a reírme hasta que no pude más y tuve que detenerme, momento que él aprovecho para acercarse mucho a mí, pero desvíe la mirada y bajé la cara, provocando que me cayeran algunos cabellos en la cara.

    —Dime, ¿por qué se llevan tan mal? —preguntó con un tono seductor.

    —No sé… —fingí un tono muy real de niña pequeña (sumisa e inocente).

    —Vamos pequeña, dímelo —siguió con un tono sexy, pero más acaramelado.

    —Que diga ¿qué?

    —¿Por qué no se llevan bien?

    —¿Quiénes?

    —Amor no hagas esto más difícil, —me levantó la cara tomándome por el mentón— por favor…

    Lo admito, esa voz y la manera en la que clavó sus orbes en los míos me derritió, pero no podía decírselo… porque no quería ser mala y mucho menos acabar con su relación…

    —Lo siento, pero de mis labios no saldrá nada…

    —Toda una lastima que tenga que sacártelo a la fuerza —se encogió de hombros.

    —Ni a la fuerza lograrás nada —musité.

    Él sonrió muy galante y seductor, entonces me acerqué un poco más a él. Solo para asegurarme de que sintiese mi aliento, luego me intenté alejar, pero su mano no me dejaba…

    pd: comenten o me los como <333
     
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  13.  
    dvdavid

    dvdavid Iniciado

    Capricornio
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    WAAAAAAAAAAAA (Grito de desesperacion)!!
    Oh por Dios te lo juro que te mato
    LO DEJASTE EN LA MEJOR PARTE
    Enserio te mato ¿Como lo puedes dejar asi?
    Esta en la mejor parte .. y reitero lo dicho
    1. Tu fic es muy bueno
    2. Amo a David
    Me gusta la forma como escribes, es muy descriptiva y amo la relacion de Amaya y David son tan unidos, parecen pareja...
    Pero no entiendo porque ella no le dice a David lo que paso, si esa vieja me hiciera lo que le hizo a David el hace años se hubiera enterado
    Ahora me muero con ganas de saber que va a pasar con la pequeña y sobretodo con Amaya y David
    Sayonnara y Cuidate
    Espero la conti ansiosa :)
     
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  14.  
    TuTi

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    Waaaaaa!!!!, que cool o dios mio !!! como, cuando, yo no eh dios ame estos 2 cap !!!! dios estan fantastios mujer me quede disque O.o de nuevo.... quiero saver que pasa no me puedo quedar con la duda me niego, me niego quiero el proximo capi plissss...!!

    Pd: espero que los problemas con el internet y familia areglen n.n
     
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  15.  
    Naru-Chan

    Naru-Chan Usuario popular

    Aries
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    Nyaaaa!!!mala no me avisaste de la conti u.u
    igual en todo caso estoy por aca n.n
    que capitulo eh, primero el amable jefe que se ofrese a llevarla, aunque
    tenga un caracter jodido jeje
    despues el tema de David con la zorra de su novia, que casualmente fue la que
    proboco la separacion de Amaya con su ex, aunque eso fue bueno n.n
    por suerte no paso nada con David, ya que el salio detras de Amaya, fue tan tierno n.n
    y que cosa no saben de David, es algo malo??
    bueno y tambien esta el tema de la pequeña. que suerte tuvo de encontrarse a Amaya,
    ahora podra estar mejor...pero, y su madre??
    y lo mas importante, la apuesta...como pudiste ser tan cruel de dejarlo ahi??porque, osea
    en la mejor parte, ojala que puedas volver pronto n.n
    avisame cuando subas la conti siiiiiiii....besachos!!
     
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  16.  
    flor de papel

    flor de papel Entusiasta

    Libra
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    buenoo aqui respondiendo invitaciones despues de un tiempo lejos de la compuu xD
    la vdd soy mala kn la ortografia asi que me ire directo a la trama
    interesante, no esta tan enrredada, dramatica si eso no lo puedo negar
    puedo decirte que segun mi opinion el personaje es algo emmm inestable
    no lo se, no va d acuerdo como para estudiar psicologia pero bueno es tu historia
    segundo creo que describes demasiado lo que pasa alrededor
    y te olvidas de los sentimientos de los personajes
    eso tambien incluye mucho
    bueno por lo que yo se no esta permitido poner tantos mensajes fuera del capitulo
    y menos contestar todos tus comentarios d esta forma
    segun yo vdd la vdd es qe qien sabe
    te recomiendo darte una vuelta por las reglas y asi
    porqe d ser asi algun lider te puede llamar la atencion y blablabla
    no dare sermon
    bueno tu historia es prometedora
    y espero me avises del siguiente cap
    cuidate
     
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  17.  
    ren-chan

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    almira mala no me dijiste que habias seguido el capitulo
    y mas encima dejas con intriga eres bien mala :p
    me encanto como narraste por la parte donde david hablo tan seductor me avisas para la otra almira-chan adios cuidate
     
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  18.  
    Amara Silberschatz

    Amara Silberschatz Usuario común

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    OMG; me han cambiado el nombre varias veces... FUCK!!! ;_;

    Ni modo Davaya RULES *¬*

    Joda, joda!!! Kuri kuri nya~

    Gracias a todos por leer, sigo sin inter ando desde un café internet. ;_;

    Asdf, asdf. Como varios dicen la historia no es lo que parece!! Hey! Así que no juzguen aún. Besos~

    Doble CAP *-*
     
  19.  
    Amara Silberschatz

    Amara Silberschatz Usuario común

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    Capítulo 12

    Un beso lleno de amor.

    Él sonrió muy galante y seductor, entonces me acerqué un poco más a él. Solo para asegurarme de que sintiese mi aliento, luego me intenté alejar, pero su mano no me dejaba…

    Después de eso sentí como sus labios rozaban a los míos y suavemente se movían al mismo ritmo. Era un beso lleno de cariño, dulzura y amor. Era delicado y apenas perceptible, pero conforme le iba correspondiendo el beso cada vez se volvía más y más exigente…

    —¿Ahora me dirás? —dijo aún correspondiendo el beso.

    —No… —susurré juguetonamente correspondiendo el beso, pero luego me acordé que tenía novia— ¡Perdona! —finalicé el beso.

    —¿Qué pasa? —me miró extrañado— ¿Acaso beso tan mal?

    —No, —apenas logré decir— pero… pero… es que tienes novia —escupí con perspicacia.

    —Es cierto… —pensó en voz alta (supongo)— es que lo olvidé por un segundo, lo siento.

    —Tranquilo —susurré sonrojada.

    —Igual, “mi novia” —puso una cara muy furiosa— se largó cuando le dije que te debía una disculpa.

    —Ya… —bufé— yo no lo sabía.

    Nos quedamos admirándonos por un rato, hasta que un ruido nos interrumpió.

    —Humm… mami, no te vayas… —se quejó la chiquita con algunas lagrimitas brotando de sus ojos.

    Le acaricié la frente, luego comencé a recitarle: “Tranquila mi niña, que ya estoy aquí… Estaré contigo, hasta el fin… No importa más nada, yo te tengo a ti”.

    La niña se había tranquilizado y ahora dormía placidamente, no todo sería tan fácil. Faltaba hacer el papeleo, y aún me seguía carcomiendo la culpa por no decirle a David.

    —Duérmete tú también —aconsejó el muchacho de orbes verdes.

    —Trataré —suspiré.

    Me acosté con todo y vestido en la cama, él aún no se había ido y quizás no se iría, pero no era bueno que pasara todo el rato observándome desde el arco de la puerta.

    Narra David.

    No entiendo porqué, pero ella me parece tan dulce y amable, aunque también es caprichosa y juguetona… tiene su carácter, lo que la hace más atractiva y sé que nunca me tratará mal o me obligará a algo como Andrea.

    —“Parece estar dormida”—pensé.

    Me acerqué a su cama para comprobar las sospechas, dándome cuenta de que eran ciertas. Me senté a su lado y comencé a admirarla, ella y la niña, la verdad es que se parecían mucho (demasiado para mi gusto —frunció el seño—), pero luego pensé: “No, ella es virgen… Así que no puede ser hija suya” —solté un suspiro.

    Esta castaña de ojos amarillos me tenía embobado, para que negarlo. Sólo ella era capaz de calmarme cuando estaba furioso, de hacer mi orgullo caer hasta el suelo y, lo peor, de hacer como a ella le daba la gana… No me podía negar a algo que ella me pidiera.

    Comencé a acariciarle el rostro, se veía tan linda y sumisa mientras dormida, parecía angelical. Su piel era cálida y tersa casi tanto como sus finos labios, de los que me había adueñado hace poco. Aunque claro está, no volvería a pasar, al menos hasta que ya no tenga novia. No creo que falte mucho, porque Andrea me está escondiendo algo y no sé que es, pero sé que Amaya lo sabe y si no me lo quiere decir, es porque es muy grave.

    Su respiración era lenta y tranquila, su cuerpo yacía quieto en la cama. Si estuviera en el desierto diría que ella es un espejismo… Su vestido blanco acentuaba más sus curvas y la posición el la que estaba no ayudaba mucho a que la vestimenta le cubriera las bragas (blancas con encaje, ya las había visto y examinado).

    Pensé en localizar a mi novia, para hablar con ella, pero en este momento lo que me estaba tentando era acostarme junto a Amaya, así que seguí mis instintos y me acurruqué a su lado. Después sentí como ella me abrazaba, tanto así que podía sentir como su aliento pegaba en mi pecho y su cabeza parecía buscar un pequeño lugar donde quedarse.

    Narra Amaya.

    Y amaneció, mejor dicho ya eran casi las doce medio día y la pequeña Suzu aún seguía dormida (de ella no me extraña, debe estar muy cansada), pero no solo ella, también, David quién me tiene abrazada y yo a él, creo…

    Puedo sentir su respiración chocar contra mi cabello, eso me da tanto nerviosismo. Nunca he estado tan cerca de algún hombre, pero la verdad es que él es único…

    —Amaya… —me llamó medio adormilada la pequeña castaña de ojos verdosos.

    —Sí, mi pequeña.

    —¿Quién es él?

    —Él es David y va a ser como tu papá o algo así.

    —¿Es tu novio?

    —No, pero…

    —¿No?, pero si hasta duermen juntos —musitó refiriéndose a que estábamos en la misma cama.

    —No, no… Nosotros no… —traté de decir toda roja.

    —Amaya —farfulló medio dormido y me abrazó más fuerte.

    —David —susurré algo alarmada.

    De repente empezó a frotarse los ojos y luego los abrió ligeramente, dejando salir unas lágrimas para humectar sus orbes. Me miró a los ojos y se sonrojo un poco, pero luego se levanto dejándonos solas a mí y la niña.

    —Vamos a desayunar —anuncié.

    La pequeña y yo nos dirigimos a la cocina, donde estaba David muy callado y, al parecer, pensativo. Le ordené a la niña que se sentara en el desayunador, ella me obedeció rápidamente. Fui y preparé algo de comer, porque vi que el muchacho de orbes verdes ya se encontraba sirviendo el jugo de naranja en varios vasos.

    —Ya está listo —informé y luego comencé a dejar un pequeño sándwich para cada uno en el desayunador, luego me senté al lado de Suzu.

    Unos minutos después de que me senté, iba a engullir el emparedado, pero el ruido sordo que hizo el muchacho de apellido Torres al dejar el vaso sobre el desayunador me lo impidió.

    —Gracias —retribuí con una sonrisa en la cara.

    —De nada —dijo algo hastiado.

    Comimos muy rápido, luego de reposar unos minutos nos bañamos. La niña y yo salimos para donde “un amigo”, pero David no sé a donde se fue.

    Estábamos caminando por las calles de “Santo Chepe”, no sabía donde empezar a buscar exactamente al joven Nathanael, pero recordé que el día que me dio un aventón venía saliendo de una casa muy grande y lujosa.

    Cuando llegué, ahí estaba su mercedes negro y ahora me dediqué a admirar su casa… era de color blanco, ventanales enormes y puertas hechas cedro pintadas en color caoba, de dos plantas, parecía tener un jardín de tamaño descomunal (para que entrara la casa y sobrara una amplia zona verde) y colmado de flores, árboles frutales y para terminar de asombrar, desde donde estaba (un portón bellísima de color blanco) se dejaba ver, una fuente hecha de jade y adornada con cerámica color verde, pero ese no era todo el encanto… no, logré vislumbrar como también había un pequeño kiosco de color blanco, el techito parecía estar adornado con hilos de platas y gotas de rocío, dentro de el se apreciaba una banqueta muy fina y para concluir con la belleza no podía faltar un pequeño columpio (muy agradable a la vista).

    —¡Guao!, —exclamó sorprendida la niña— ¿conoces al que vive ahí?

    —Sí, creo… —dije dudosa.

    —Debe tener mucho dinero.

    —Lo tiene —afirmé, luego toqué el timbre.

    Esperé unos segundos a que el sonido del timbre hiciera aparecer al dueño de la casa, para mi suerte era quién yo esperaba encontrar.

    —Nathanael —susurré algo apenada, es decir, el tiene mucho dinero y solo soy su empleada, él, se podría molestar.

    —Amaya, ¿Qué te trae por aquí?

    —Necesito pedirte un favor.

    —Claro, pero pasa adentro.

    Nos abrió el magnificente portón y nos dejó entrar a la casa que parecía ser un sueño hecho realidad. Las cortinas de la sala eran negras con encajes blancos, los sillones eran negros con dorado, una mesita estaba colocada en el centro de los sillones (parecía que se reunía con alguien muy seguido) y había una enorme pantalla plana colocada estratégicamente para que desde cualquier sillón se pudiera ver a la perfección. En la parte de atrás se admiraban las escaleras hechas de cristal y cubiertas con una alfombra blanca y escarchada.

    —Tomen asiento —sugirió el joven de piel dorada.

    Ambas no sentamos (en el sillón grande), luego el tomó asiento junto a nosotras.

    —¿En qué puedo ayudarla? —preguntó el joven Fallas muy educadamente.

    —Quisiera saber que sabes sobre adopciones.

    —No soy muy conocedor sobre esas cosas, pero sé que puedes criar a la niña siempre y cuando se vea que eres una persona pudiente. Además los trámites son algo caros, no sé si puedas pagarlos y, también, deberías considerar que no la puedes llevar a la universidad y tendrás que buscar a alguien que se haga cargo de ella —explicó.

    —Lo sé, por eso he venido a pedirle que, por favor, sea el encargado legal de la pequeña Suzu. Si una persona como usted es el que lo pide lo aprobaran al instante y no saldrá tan caro el papeleo.

    —Buen punto —halagó él.

    —Y prometo hacerme cargo de ella, pero necesitaré, si no es mucha molestia, que la cuide unos momentos mientras voy a estudiar.

    —No sería molestia —dijo, pero su cara y sus gestos expresaban lo contrario.

    —Ella es callada, educada y obediente.

    —Sí, lo veo.

    —También, quisiera pedirle algo de dinero para comprarle ropa. Prometo que yo se lo pago todo apenas pueda.

    —¡Hmp! —bufó no muy convencido de la idea— ¿Qué ganaré yo a cambio?

    —No lo sé. No lo había pensado.
     
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    Amara Silberschatz

    Amara Silberschatz Usuario común

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    Amaya: Lluvia de mentiras
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    Capítulo 13

    La decisión del niño rico.

    El silencio se apoderó abruptamente del lugar, trataba de calmarme posando mi mirada en el suelo.

    —No soy muy caritativo, eso lo sabes… —rompió el silencio.

    —Sí, pero…

    —No tengo razón para no ayudarte.

    —E-eso q-quiere d-decir —dije a como pude.

    —Está bien —accedió él.

    —Muchas gracias —me abalancé a él y lo abracé.

    El joven de ojos azules se me quedó viendo algo sorprendido, pero parecía estar rojo y algo enojado.

    —Discúlpeme, —pedí— no fue mi intención.

    —Ya, como sea… —habló sin darle importancia— pero... hazme un favor y… ¡Quítate de encima! —gritó, cosa que me extraño un poco.

    —Lo siento, lo siento —repetía miles de disculpas.

    Estuve hablando con él un largo rato, de cosas sin importancia, como ¿por qué me había ayudado?, ¿si su novia no se enfadaría con él?, muchas cosas así…

    —Nathanael… —musité y luego sentí como mi garganta me ardí las palabras se negaban a salir de mi boca, por lo que hice una mueca de desagrado y traté de hablar, pero no dio resultado.

    —¿Estás bien? —preguntaron él y a la niña al mismo tiempo.

    —Sí… —traté de decir y apenas salió un mini-alarido de mi boca.

    —Oye, —llamó— lo mejor es que dejemos de hablar por un rato y vallamos a hacer el papeleo de la adopción, para que luego vayamos a comprar algo de ropa —aclaró el chico de cabellos castaños claros.

    Asentí con la cabeza, porque no podía hablar, y él me tendió la mano para que me levantara. Aunque él pareciera duro, frío, arrogante y amargado… no era así siempre, solo era así cuando estaba frente gente que le causaba desconfianza. O quizás, era que su orgullo no lo dejaba mostrarse amable.

    Caminamos por el jardín hasta llegar al portón, donde uno de los sirvientes nos miraba algo asombrado.

    —Joven Fallas —llamó el viejito de piel arrugada y pálida, que contrastaba con sus ojos negros y su cabello blanquecino.

    —¿Qué? —respondió con desagrado.

    —Discúlpelo, —dije a como pude— pero es que está muy cansado.

    —Está bien, señorita —contestó el ancianito.

    —¿Qué necesitabas? —musité haciendo un esfuerzo sobre humano.

    —Sólo le iba a informar al joven que tiene una reunión muy importante hoy, por la noche —anunció el señor canoso.

    —Es usted muy amable por avisar —agradecí y le regalé una sonrisa amable.

    Sentí una mirada cortante clavarse en mi espalda, eran unos fríos ojos azules que me miraban como con un brillo asesino en ellos, el cual ignoré y seguí caminado como si nada.

    Él abrió, no muy feliz, el portón. Pero no le di importancia, después de todo, si ya había aceptado ayudarme debía estar muy feliz. Lo seguimos hasta llegar a su carro, un mercedes bens de color negro. Que, por alguna razón, dejaba parqueado en la orilla de la calle.

    —Entra —ordenó mientras abría la puerta y me tendía la mano de forma galante.

    Asentí con un ligero vuelvo de cabeza, después tomé su mano delicadamente entre la mía y subí al auto. Una vez sentada aprecié como metía a la pequeña al asiento trasero, luego se sentó a mi lado y arrancó el auto.

    —A-Amaya… —comentó dudosa la castañita.

    —Dime —respondí suavemente y muy tranquila.

    —¿Él me pondrá su apellido? —preguntó ella.

    —Por ahora sí —se me adelantó a contestar él muchacho de cabellos cafés claros y ojos como zafiros.

    —¿Viviré con él?

    —Probablemente, o al menos un rato por día pasarás conmigo —confirmó las sospechas de la niña el joven de piel bronceada.

    —Pe-pero… —titubeó la niña.

    —Tranquila, sé que él se portará bien contigo —musité (a duras penas).

    —¿Cómo lo sabes? —cuestionó preocupada la chiquita de ojos verdes.

    —Tiene un hermana, nunca te haría daño y además sus ojos me dicen que se portará bien contigo —expliqué (sacando fuerzas sobre humanas para poder hablar)— “O me las pagará”—pensé.

    —Está bien… —aceptó ella, creo que fue a causa de una mirada atemorizante de Nathanael.

    Relajé mis músculos y solté un suspiro muy sonoro, la verdad es que me puse la primera ropa que vi. Un vestido celeste, que me llega casi hasta las rodillas y es de tirantes, unos zapatos de muñeca blancos y sin tacón, en el pelo llevo una cinta de color celeste más oscuro que el del vestido. Y a Suzu le puse, la única ropa mía que le quedaba, un short azul (algo largo para ella, pero muy corto para mí), una blusita blanca (algo larga para ella, aunque extremadamente corta para mí) y unas sandalias mías, que ya no me quedaban, de color blanco.

    —Llegamos —avisó el muchacho, salió del auto y luego vislumbré que me abría la puerta y me extendía su brazo para que me ayudara a salir.

    —Gracias —dije en voz muy suave y apenas perceptible al oído humano.

    —Se nota que tienes una voz de cantante —habló en son de burla.

    —Lo sé, canto re-bello —susurré con una leve sonrisa en la cara.

    Apenas le dije eso se volteó y dejó salir a la güila del carro, ella salió con una enorme sonrisa en la cara y me abrazó. Para que negarlo, desde que la vi era como la hermana que nunca tuve…

    Sentir como unos ojos fríos y penetrantes se posaban sobré mí, así que me volteé y como supuse eran los que mi jefe.

    Narro yo.

    En las afueras de la universidad, un chico de ojos verdes se encontraba sentado bajo un árbol apreciando la vista que había (su novia que estaba en el segundo piso del edificio).

    —Que linda se ve toda sonrojada… —dijo pensando en una muchacha de ojos ambarinos, claro está que, en lugar de pensar en su novia.

    Mientras en un aula de matemáticas del segundo piso del la universidad, una rubia de ojos cafés posaba su mirada en el último chico que quedaba de la clase. Era un joven de ojos negros al igual que su cabello, el cual llevaba despeinado y corto, piel blanquísima, alto y fornido.

    —Amor —le llamó la muchacha de cabellera amarilla.

    —Aquí no, sabes bien que nos puede ver alguien —respondió el joven.

    —Pero… —titubeó— es que… ¡Ya no soporto estar sin ti!

    —No lo parece, porque aún sigues andando con tu novio —espetó él.

    —Sabes que él es solo basura a lado tuyo, Marcos… —explicó la mujer de ojos cafés.

    —No me interesa, si fuera tan basura como dices ya lo abrías dejado ¿no?

    —Marcos, amor, entiende…

    —Entender, ¿qué? —la interrumpió él.

    —Que no lo puedo dejar así como así.

    —Lo harías si quisieras algo serio.

    Ella se le abalanzó y comenzó a besarlo, él le correspondía y el beso cada vez se hizo más apasionado…

    Narra David.

    Andrea se abalanzaba a besar a un tipo (que no distinguí muy bien), hasta que…

    —Andrea —musité muy asombrado.

    —Da-David —se atragantó con sus palabras la mujer.

    Él otro joven empujó a la rubia y salió de ahí, sin ni quiera darle la cara al muchacho de ojos verdes.

    —Terminamos —soltó de golpe David, acabando con el silencio sepulcral que se había apoderado del lugar.

    —Pe-pero…

    —No hay pero que valga—no la dejó terminar.

    No puedo creer que, ella siendo mi novia, anduviese de aventada. Lanzándosele a todo aquél que estuviera a su paso y no creo que fueran simples besos, es más casi apostaría que se ha acostado con medio san José y yo estuve a punto de aumentar la larga lista.

    Narro yo.

    Ya el joven de ocelos color jade se había ido y ahora se encontraba sentado en su aula deseando que las clases acabaran para poder pedirla algo muy importante a su amiga de cabellos castaños y ojos ambarinos.

    Narra Amaya.

    Llevamos un largo rato así y hemos gastado una cantidad enorme de dinero, pero al él parece no importarle. Claro, porque yo se la tengo que pagar.

    —Humm… Nathanael… es mucho dinero… —me atreví a decir.

    —Tranquila, no pienso cobrártelo —despejó la duda él.

    —Pero… pero… —traté de decir.

    —Solo si te compras un vestido tú también.

    —N-no… no puedo… —le contradije.

    —Sino te cobraré —sonó como una amenaza.

    —Está bien —accedí.

    Ya le habíamos comprado un montón de ropa a la pequeña, pero aún faltaba mi vestido y para cuando lo compré era tarde y ya no podía ir a la universidad. Así que tuve que pasar a hacer el papeleo de la pequeña Suzu junto con Nathanael y, como predije, no le pusieron ningún pero y fue aprobado de inmediato.
     
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