Amaya: Lluvia de mentiras

Tema en 'Historias Abandonadas Originales' iniciado por Amara Silberschatz, 22 Julio 2011.

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    pinkprincess

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    Yehei! :D Que prontoo ^^ Menos mal :p

    Bueno, este capitulo estuvo bien :) En la escala del 0 al 10 te doy un... 8'5 :p Me gustó la parte del poema, muy romántica, y que decir del golpazo! xD Esa profesora no se anda con rodeos! xD Pero me dejaste a la pobre de Amaya tristona :( Y a mí confundida! ><

    A ver, el chico del que supuestamente está enamorada es David? Pero.... si sus padres son ricos como es que tiene que compartir piso por que no le llega el dinero? :confused: No me cuadraaaaaaaaaaaa! ><

    Luego.... por qué taan corto! D: Ya se que las perfumes buenos vienen en frascos pequeños... pero no me gustan los frascos pequeños! Se acaban rápido y me dejan una sensación de insatisfacción que no me agrada... u.u Por eso siempre me compro los botes enormes! ;D Pero ahora me he aficionado a las de Shakira... huelen taaan bien!!! <3 Ainss....

    Bueno, que me voy por las ramas! xD El caso, en cuanto a narración, muy bien ^^ Algún que otro fallo de dedo, pero nada más ;D Perfect! ^^

    Bueno, nos vemos! Besos! ^^ A ver cuando nos vuelves a deleitar con otro magnífico capitulo ^^
     
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    Amara Silberschatz

    Amara Silberschatz Usuario común

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    Gracias a todos por leer!! He de decir que la pregunta que me hiciste Pink-chan es muy buena, pero recuerden que les dije: "Nada es lo que parece", pero prometo hacer un cap explicando esa situación luego. Además, en la historia debe haber un capítulo donde se explique eso. ¿No? familia rica, pero él en sí anda falto de dinero. ¿Contradictorio? yestonoesmásqueelcomienzo

    Kagome-chan, sobre la adicción a dorado, pesé que sería algo divertido xDD y sobre algunas de las costumbres xDD es muy especial LOL

    Apuesto a que Ren-chan se arrepentirá de eso de lastimar a Jake, les recuerdo que aún no conoces a Jake. Menos saben bien los sentimientos de Amaya xDD

    Además, ninguno conoce a la novia de David xDD

    Bueno, me despido y me alegra que a todos les guste!!

    Ya subo el otro capítulo *-* noseacostumbrenmucho
     
  3.  
    Amara Silberschatz

    Amara Silberschatz Usuario común

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    Holas!! Ya lo traje, me ha dado pereza subirlo antes xDD pero tranquilos!! Para compensar veré si subo otro seguidito xDD

    Capítulo 5

    Malditos castigos, ¡rescátame, por favor!

    Aún no me creo esto tras de que las clases terminan hasta las doce medio día, tendré que estar una hora más porque el castigo es doble. Y parece ser que no le caigo bien a esta profesora.

    —Muy bien, ya pueden retirarse todos menos los castigados. Miss Murillo, ni haga el intento de escaparse.

    La mayoría de gente salió de ahí como alma que se lleva el diablo, y no los culpo porque estas clases eran unas de las que más odiaba. Eran muy aburridas y fastidiosas, cada día deseaba con más ansias acabar este semestre y seguir con el otro, claro que pidiéndole a dios que no fuese tan aburrido como este.

    Mi “querida” profesora, se sentó en su escritorio y comenzó a leer. Así paso un largo rato del castigo, es más todavía esta haciendo lo mismo. Mientras yo de alguna u otra forma encontré el momento justo para sacar mi celular y así enviar y responder mensajes.

    Comencé a teclear:

    David, ayúdame… La profesora de psicología 1 me tiene presa en su aula.

    Mandé el mensaje, esperé durante unos minutos para que respondiera mi mensaje y pasado un rato sentí el pequeño aparato vibrar, así que lo tomé y abrí el mensaje:

    Amaya… ¿Qué hiciste esta vez? Y no me salgas con: “Yo no le he hecho nada”, porque ella me dará las quejas…

    Sabía que no me quedaba más opción que contarle lo sucedido, así que empecé a escribir:

    Es que llegué tarde, porque me sentía con algo de fiebre.

    Recién envié el mensaje escuche como una voz me decía: “Es malo mentirle de esa forma, porque ahora vendrá preocupado por ti”. Y para que mentir, sabía que lo que mi conciencia me había dicho era cierto, pero quería irme ya y faltaba una larga jornada de 45 minutos más de castigo.

    El vendito celular me sacó de mis pensamientos cuando vibró, lo tomé entre mis manos (siendo sigilosa para que mi profesora no me viera) y leí el mensaje, el cual decía:

    No me tardo, voy por ti. Llego en quince minutos cuando mucho, ¿Ok?

    Una sonrisa, de niña pequeña cuando le dan algo que de verdad quiere, se pintó en mis labios. En un ágil movimiento de dedos, escribí:

    Ok, yo te espero. Sabes que aunque quiera no me puedo ir.

    Bostecé y de mis ojos parecía brotar unas lagrimillas de aburrimiento, hice una mueca de asco y desagrado. Ya no quería estar aquí y lo peor es que estaba sola, bueno no sola, pero los compañeros que estaban ahí no eran muy amigos míos que digamos…

    Uno de ellos era Daniel Lowinger, (es un chico extranjero) tiene unos enigmáticos ojos grises oscuros y una piel blanca como la mía, cabellos despeinados de color café oscuro, es alto 1.76cm (lo mencionan a cada rato en lo que a deportes respecta), además es fornido, esta vestido con un pantalón azul oscuro y una camisa blanca, unas tenis blancas (algo sucias). Algo característico en él es que siempre tiene en su rostro una ligera sonrisa, también lo considero muy distraído, tranquilo y despistado. Se encuentra sentado a mi lado derecho, apenas vio que lo observaba me regalo una sonrisa y lógicamente yo se la devolví.

    A mi lado izquierdo esta la ventana, (así que no hay nadie), y al frente mío tampoco hay nadie (porque ahí estaba Kendra), pero atrás está situado un joven muy popular y guapo llamado Bryan Rohrmoser posee el cabello castaño (algo corto y despeinado) y piel bronceada, ojos plomizos y no es muy alto apenas mide 1.74cm (desde mi punto de vista “altura perfecta”), es fornido (más que todo posee unos brazos que dejan apreciar su fuerza) y en su rostro lleva todo el tiempo una cara de desagrado, al menos cada vez que se le acercan el grupo de las porristas, las fresas o las aglomeraciones de gente. En realidad no sé mucho sobre él puesto que nunca le he hablado, pero por lo que se ve tiene mucho dinero. Viste un pantalón de mezclilla azul oscuro, una camisa Nike color gris y también llevaba tenis grises oscuras de la misma marca.

    Al frente de Daniel estaba situado “Dark” el muchacho emo de la clase (no sé su nombre, pero todo el mundo le dice así), tenía un pantalón negro y una camisa igual, tenis negras y su cabello negro con la típica pava emo, que le cubre un ojo a su portador y dejando descubierto el otro, dejaba ver el color azul vivo de sus ojos que mostraban tristeza. Y tanto color negro daba un contraste aún más blanco a su piel, mide 1.70cm y su semblante es triste y melancólico (creo que si le hablara me llevaría bien con él). Lo que más me llamaba la atención, con respecto a él, era que nunca tenía esos extravagantes maquillajes que se ponen los emo. Así que quizás sea alguien enojado con la vida, pero no creo que sea verdaderamente un emo.

    Al lado derecho de Bryan y atrás de Daniel hay una chica…

    —“¡En la cara no solo yo me porto mal!” —grité en mi mente, ya que todo el mundo tiene la idea (falsa) de que todas las niñas somos bien portadas.

    Por cierto, esa chica se llama Akari Scharlagh es dueña de unos orbes cafés oscuros y un cabello castaño, con chinos y le llega hasta media espalda. Es muy blanca, es gruesita (pero con “curvas muy pronunciadas”, según los chicos) y mide 1.68cm. En este momento lleva puesto unos jeans negros de mezclilla, una blusa blanca con rayitas horizontales negras y algunos estampados en color blanco y celeste, unos zapatos de muñeca negros con un lazo blanco. Es amigable, pero tiene su carácter. No le gusta que nadie la pisotee, por eso se defiende y defiende a sus amigos… lo sé por que con ella me llevo un poco más que con el resto de personas que hay aquí, solo porque entre las dos somos el peor dolor de cabeza de la profesora.

    Y en la esquina contraria del salón esta ubicado EdwardLonrot, un joven muy serio, poco sociable y amargado, la mayor parte del tiempo, aunque tiene un poco de razón en ser así, porque lo viven persiguiendo las porristas y las fresas por no decir la mayoría de las chicas, pero según la gente solo tiene ojos para una, aunque nadie sabe quien esa la muchacha que le roba el sueño. Tiene cabello rubio oscuros (un poco largo y muy despeinado) y unos ojos dorados como los míos solo que más brillantes, lo que provoca que tanto la orilla negra como el centro del ojo se vuelva más notorio. Piel bronceada y posee brazos fornidos, mide 1.82cm y es uno de los más inteligentes de la universidad… “Si yo fuera así” —pensé. Viste un pantalón negro de mezclilla, una camisa blanca con un estampado que dice: “I’m the best”, unos tenis negros con detalles en dorado.

    Estaba aburrida, así que miré mi reloj y lo que vi no me agradó. Apenas eran las doce y veinticinco minutos, y él aún no llegaba. Además, si las cosas seguían así me quedaría sola porque ellos ya están a punto de terminar su castigo.

    Veía entre preocupada y enfadada la puerta del salón. En ese momento quise maldecir entre dientes, pero me acordé de que no quería tarea extra. Me sentía harta de estar encerrada y ya me quería ir, mas nada que David llagaba. Luego de unos dos minutos que estuve ceñida con aquella cutre puerta, se escucho el “Toc-Toc”.

    —Amaya —musitó David muy preocupado.

    —Ejem, —intervino la profesora— ¿en qué puedo ayudarle?

    —En que me deje llevarme a Amaya rápido para el departamento.

    —Lo siento mucho, pero ella no puede irse hasta que acabe su castigo.

    —Lo sé y entiendo. Mas necesito llevármela a casa para que descanse, porque está enferma y por eso no la levanté hoy.

    —Así que usted fue el culpable de que, Miss Murillo, llegara tarde.

    —Sí, usted está en lo correcto; —le miró con esos ojos tiernos y suplicantes, que solo él puede tener— Será solo por hoy.

    —Bueno, está bien. Solo por esta vez.

    —Gracias.

    —Muy bien, castigados, ya pueden irse.

    Una vez afuera. Salté y abracé a David, el cual aceptó gustoso mi abrazo. Esta muy guapo, lleva puesto un pantalón de mezclilla color azul y con algunas rasgaduras, una camisa negra con algunas letras en color plateado que decían una leyenda en ingles: “Everything it’s ok”. Tenis de skate negras con gris y su cabello despeinado, como siempre.

    Comenzamos a caminar hasta el elevador y luego nos subimos al susodicho, para después comenzar a hablar.

    —¿Te sientes bien? —tocó mi frente con el dorso de su mano.

    —Sí, lo estoy… —le sonreí— Perdona que te haya preocupado.

    —No hay problema, cualquier problema que tengas solo dímelo.

    —Lo sé.

    —¿Qué piensas hacer?

    —¿Con Jake?

    —Sí.

    —Creo que… Terminar con él.

    Solté un suspiro, la culpa me estaba carcomiendo y lo peor es que ya no quiero volver a estar cerca de Jake nunca más, pero creo que el destino me odia…

    —Amaya —vociferó mi pesadilla.

    Mi congoja, digo Jake, es dueño de unos ojos cafés oscuros, piel bronceada y cabellos cafés, algo largos y despeinados. Mide 1.76cm y es fornido, siempre tiene una sonrisa de arrogancia en la cara, pero conmigo nunca se portó arrogante. Es un buen chico, de no ser porque… porque… ya que importa, pero lo único que sé es que hasta hoy estuvimos saliendo juntos. Él viste (como siempre) el traje que usan los médicos en los hospitales, es unos años mayor que yo, tiene 21 y lleva un gran futuro como doctor.

    —Jake —musité.

    —¿Cómo estas?

    —Bien y ¿tú? —sentí sus labios sobre los míos.

    Por un momento creí que iba a vomitar, su beso en lugar de hacerme sentir maripositas, me dio asco, me revolvió el estomago.

    —Bien, preciosa —dijo entre besos.

    —Por favor, —separé mis labios de los suyos— necesito hablar contigo.

    Él algo confundido aceptó mi propuesta, así que por unos momentos nos alejamos de David y comenzamos a platicar.

    —Amaya, mocha —halagó y me dirigió una mirada cariñosa (que me dio ganas de vomitar)— ¿Qué querías decirme?

    —Lo sabes, a mí no vengas con ese cuentito del olvido.

    —¿De qué diablos me hablas?

    pd: ¡El novio hace aparición! YeY
     
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    Naru-Chan

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    Hola amiga!!bueno si que seria bueno tener a alguien como David cerca eh, ese chico lo tiene todo, que suerte que tiene Amaya n.n
    y sobre lo que dijiste de los compañeros, yo creo que Amaya es la afortunada de que Edwar esta enamorado n.n
    y que onda con el novio??paso algo verdad, algo que la chica no quiso recordar...
    bueno avisame de la conti n.n....chaito!!
     
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    hola a decir verdad me dio risa el capitulo
    y un poco romantico
    amaya deberia quedarse con david y no con jake jajja
    narraste bastante y muy bien en verdad me facino mas que los otros por el castigo que le dieron a a amaya
    bueno espero la conti me avisas cuidate
     
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    pinkprincess

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    Hoolaa! :D

    Este capi estuvo muy bien ^^ Solo una cosa... Madre miaaa! Como puede aver taantos buenorros en una sola clase?????!!!! Me has dejado a dos velas con los chicarrones que tiene Amaya por compañeros, sobretodo con Edward... jijijiji! Que mooonoo! >< Pero David sigue en el puesto number one ;)

    Luegoo... vaya con Amaya! Siempre la tiene que salvar David! xD Pero no se puede quejar, que por mala compañiaa.. los primeros 30 minutos estaba bien acompañada! xD Aunque estuvo mal que preocupase a David de ese modo :( Pobre! Seguro se dio un carrerón para ir a por Amaya. Pero lo mejor fue la parte de los ojitos tiernos que solo él sabe poner! xD Que buenoo! xD

    Pobre Jake, le va a romper el corazoncito... pero que se aguante! ¬¬ David es lo primero! xD Pero de todas formas, algo le tiene que haber pasado con Amaya para que ella reaccione con ese asco, no?

    Bueno, te dejo ^^ A ver que le depara al pobre Jake... Bah! Si todas lo sabemos! xD Espero que Amaya no sea muy duro con él :P Besos! ^^ Nos vemos pronto! :D
     
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    Amara Silberschatz

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    Asdf, asdf. ¡Conti! <3

    Capítulo 6

    Besos falsos, corazón hecho pedazos

    —Jake, lamento decirte que…

    Me había pegado contra la pared y comenzó a besarme, así que traté de separarme de él lo más rápido posible. Y para cuando logré, me limpié la boca con el dorso de mi mano e hice una mueca de desagrado y asco.

    —¡Idiota! —le di una cachetada.

    Volteé a ver a David y tenía una expresión de enojo, él sabía que me había besado contra mi voluntad. Y yo veía en el momento en que muchacho de ojos verdes le dada una paliza a mi “querido” novio.

    —Que te pasa, ¿Acaso no te acuerdas de que somos novios?

    —¡Él que parece olvidar eso eres tú!

    —¿Cómo?

    —No te hagas el ruso… Jake, que yo te vi besándote con otra y lo que además estabas apunto de… de… —el color rojo se subió a mis mejillas.

    —Te refieres a esa chica —musitó como si hablara de una cualquiera.

    —¡Sí!

    —Tú no quisiste hacerlo conmigo, así que…

    —Buscarte a otra era lo más fácil, ¿no?

    —Pero si no me busque una cualquiera busque a…

    —¡Cállate! —grité enojada.

    —¿Qué, no le dirás?

    —No, porque no soy como ¡tú!

    —Já, já, já.

    —Tú y yo, ya no somos nada —me volteé y me dirigí hacia donde mi amigo de cabellos castaños muy claros.

    Apenas llegué donde él, sentí como sus brazos pasaban alrededor de mi cuerpo y lo acogían de forma sobre protectora. En ese momento estaba conteniendo las lágrimas que querían brotar de mis ojos, pero lo que mantenía mi fuerza de voluntad en alto era que no quería que él me viera llorar. Pude sentir la mirada verdosa y preocupada de David, así que lo abracé más fuerte y me acurruqué en su pecho. Él se veía muy molesto con mi ex, pero al ver que mi estado no era el mejor me susurró: “Nos vamos”.

    Yo accedí con un leve movimiento de cabeza, finalizamos el abrazo y pude sentir como pasó una de sus manos alrededor de mi cintura, para luego acercarse a mi oído: “Tranquila”.

    Nos dirigimos a casa, la verdad que ni le prestaba mucha atención al camino, porque siempre era igual… una multitud de gente que, al parecer, siempre van en sentido contrario al tuyo y te empujan o pasan de manera brusca. El ajetreo parece nunca detenerse… autos, gente, ruido…

    Eran como las doce y cincuenta y cinco, y aún íbamos de camino a nuestro departamentito, pero en lugar de avanzar sentía que estábamos retrocediendo.

    —Oye —llamó.

    —Humm… sí… —musité medio ida.

    —Si necesitas llorar solo hazlo —me consoló mientras me pasaba su otro mano por la cabeza (aún me tenía sujetada por la cintura).

    —Lo sé, pero…

    —Sé que no quieres que alguien que él conoce te vaya a ver…

    —Sí, Torres-sempai.

    —No deberías llamarme así.

    —¿Tonces? —dije en tono algo chineado.

    —Tengo nombre y lo sabes.

    —Sí, sempai.

    —Y ahora ¿qué, ni mi apellido?

    —Sí, ni eso —susurré y solté unas risitas, cuando lo hice pude ver que su rostro se alegraba.

    —Me alegra verte así.

    Solté una risita, luego lo abracé y le dije: “Gracias”.

    Después pude ver como sus labios se movían y me decían algo que interprete como un “con gusto, nenita”. Detestaba que me llamara así, pero era mejor que a que me dijera con Jake: “preciosa, ámbar”, Dios solo pensarlo y se me vuelven un ocho las tripas.

    Caminamos un rato más y al ser la una con quince minutos llegamos a nuestro departamento, para ser exacta al edificio donde estaba nuestro departamento, primero saludamos al viejito que atiende la recepción (es un ancianito, cuyos pocos cabellos son canosos. Su piel es muy blanca y algo pecosa, tiene ojos azules. Es muy bajito y está algo gordito, es una persona muy amable y en lo personal no aparente tener los ochenta y tantos años que carga).

    Luego comenzamos a subir las escaleras, no eran muchas, íbamos hasta el segundo piso nada más. Así que era un trabajo bastante fácil, para ambos.

    —Amaya.

    —¿Qué?

    —Ten cuidado.

    —Lo tendré.

    —No estoy muy seguro de eso —dijo con un tono de voz apenas audible.

    —Lo seré —casi me tropiezo, de no ser por él.

    —Aja —dijo lleno de sarcasmo.

    —Perdona papá —dije algo “hastiada”.

    —Bueno, hija.

    De tanto estar jugando de esa manera, cuando nos dimos cuenta ya habíamos llegado a la habitación. Solo nos faltaba abrir la puerta, pero en ese instante comencé a rebuscar la llave entre mi ropa y no la encontré, rebusqué de nuevo, mas… no la encontré.

    —Yo abro —ofreció mi acompañante.

    Buscó las llaves dentro de sus bolsillos y en un dos por tres ya las había encontrado. Se dispuso a meter la llave en la cerradura, luego abrió la puerta y ambos entramos y dejamos nuestras cosas un rinconcito del suelo, para sentarnos en el sofá grande… yo a llorar y él a consolarme.

    Lloraba como nunca creí que lo haría después de darme cuanta de lo que mi ex estaba haciendo, pero aún sabiendo eso…

    —Por favor, ya no llores.

    —Lo-lo sien-siento —titubeé por culpa del llanto.

    —No soporto verte así —susurró causándome un escalofrío.

    Lo miré con los ojos llenos de lágrimas, luego pude sentir como me depositaba un beso en la frente y limpiaba delicadamente mis lágrimas con el dorso de sus manos. En ese momento me sentí horrible, ya no soportaba esto.

    —Da-David —tartamudeé.

    —Dime.

    —Yo-yo te-te…

    —Aja.

    —Te quiero —cambié lo que iba a decir.

    Ya no sabía que hacer, y eso que no llevo ni dos días de saberlo. Pero esto ya me esta carcomiendo por dentro, “¡Dios, hazme olvidar!” —rogué mentalmente.

    —Son la una y media, —anunció— ¿Qué se te antoja comer?

    —“Tus labios, con un buen vaso de olvido” —pensé, pero luego me avergoncé de lo que había pensado— Un vaso de jugo de naranja estará bien.

    —¿Sólo eso?

    Asentí ligeramente con la cabeza provocando que mi cabello me cayera en la cara, lo que provocó que él se acercara y me lo quitara.

    pd: ¡Picante!

    pd de la pd: ¡No respondo comentario porque ando escribiendo! Gomen >,<
     
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    ren-chan

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    ayyy estuvo hermoso
    me encanto odio a jake lo odio odio
    pobre ayama a ayama¿ le gusta a david?
    si es asi ahy que lindo
    bueno estuvo un poco mas largo que los otros me gustaria que los otro estuvieran un poquito mas largo perdon por pedirte tanto
    bueno espero el otro capitulo :D
     
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    Naru-Chan

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    konichiwa amiga!!!
    uyyyy que bronca me dio ese cinico de Jack, osea se estaba besando con otra y anda a saber que mas hicieron y se lo dice como si nada u.u que tipo horrible...
    pero por suerte esta el angel David, jeje es que parece el angel guardian de Amaya n.n
    y si como yo pensaba, a ella le gusta su compañerito de vivienda jeje, pero el tiene novia y en todo caso hasta ahora el no dio muchos indicios de los sentimientos que tiene por Amaya, se esta portando como buen amigo pero no dio muchas pistas...
    bueno avisame de la conti n.n...chaito!!!!
     
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    pinkprincess

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    Waa! :D Que lindo capi ^^

    Vaya con Jake ¬¬ Es un IDIOTA! Como se le ocurre casi tirarse a otra y luego pretender que no ha pasado nada! Y besar de ese modo a Amya! >< Le pego, como no me sujeten le pego! ><

    Ainss! David es una monadaaaaaaaaa! *o* La forma en la que consola a Amaya es prciosa ^^ Yo tambien quero un abrazooo! ^^

    Pero más mona me resultó Amaya cuando quise decirle que amaba... y le dijo te quiero... Que dulce...
    Muy bueno lo de "Tus labios con un vaso de olvido.... ¿¡qué digo?! Un zumo de naranja... ^^U" Jajajaja! Muy bueno, enserio! xD

    Nos vemos! Que escribas muuuchooo :p Besos! ^^
     
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  11.  
    TuTi

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    Nueva lectora jajajajaj me encantooo es tan tan ahhhh increible me tienes que avisar de M a M cuando esta la conti wiii
     
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  12.  
    najiten

    najiten Guest

    me facina tu historia narras bien y si puedes hacer los capitulos mas alrgos
    espero el otto capitulo
     
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  13.  
    Amara Silberschatz

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    Cariñosa, me alegra que les guste!! lamentablemente los primeros capítulos ya están escritos, no muchos, pero por falta de tiempo casi todos son medianamente cortos. Además no a mucha gente le agra leer capítulo extremadamente largos, pero trataré en lo posible de hacer los próximos lo más largos que pueda. si no me lo impide el tiempo ;_;

    pd: ¡Ya viene la conti! <3
     
  14.  
    Amara Silberschatz

    Amara Silberschatz Usuario común

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    Palabras:
    1907
    Capítulo largo *¬*

    Capítulo 7

    Un pequeño… ¿Desliz?

    Eran las dos y media, David y yo ya habíamos terminado de comer, bueno el comió un trozo de pan y bebió jugo, yo solo tomé jugo. Aunque él me ofreció unas mordidas de su pan, que no pude rechazar.

    El tiempo comenzó a transcurrir muy rápido, las horas pasaban y pasaban. Eso no me importaba en lo más mínimo, porque cuando terminamos de comer abracé fuertemente a David y desde entonces no nos hemos soltado. Aunque bien dicen que todo lo bueno acaba, yo no quería que eso pasara. Él era mi calma, mi paz… un rallito de luz en la oscuridad.

    Dirigí mi vista a reloj del muchacho de orbes verdes y ya eran las 5:15pm, cuando recordé que tenía que trabajar, me separé de él inmediatamente y corrí hasta cuarto, me desnudé y me metí en al ducha. Dejé que el agua recorriera un rato mi cuerpo, para luego salir, secarme y colocarme un vestido blanco de tirantes (no muy largo), zapatos de muñeca color blanco, dejé mi cabello suelto.

    —Hermosa —susurró “alguien” que me admiraba bien arregostado al marco de la puerta.

    —Gracias —apenas susurré toda colorada.

    —No tienes que agradecer.

    Tomé mi bolso, en el solo llevaba mi cédula y unas cuantas monedas. Comencé a dirigirme a la puerta del cuarto y cuando pasé por donde estaba, puede sentir como su cuerpo se rozaba ligeramente con el mío, pero luego pensé: “No, él tiene novia y… y la ama… lo mejor es que siga así, al menos, hasta se entere por el mismo”.

    —¿Te acompaño?

    —Esta bien, pero…

    —Pero, ¿qué?

    —No le digas a nadie donde trabajo.

    —¿Por qué?

    —Porque es secreto, ¿entendiste?

    —Sí, sí, sí.

    Me estaba dando la razón como a los locos, así que con un ligero tic en el ojo dije: “En serio”.

    Él soltó una risa muy fuerte, por lo que supuse que mi cara le causo gracia. Así que decidí hacer un puchero, con lo que logré sacarle una risotada.

    —Deja de hacer esas caras —se burlo.

    —¿Por qué?

    —Porque me das risa.

    —¿Qué tiene de malo reír?

    —Mucho, si de lo que me estoy riendo es de ti.

    Comencé a soltar unas pequeñas risitas, que no pasaron desapercibidas por él.

    —¿Acaso tengo monos en la cara? —preguntó con ironía.

    —Sí, y son verdes —contesté en son de burla.

    Lo miré fijamente, y el hizo una cara de reproche y desagrado. Sabía que no la causó mucha gracia lo que dije, por eso puse una mirada inocente.

    —¿Dónde? —cuestionó refiriéndose a la ubicación de los monos inexistentes.

    —Aquí, —toqué su nariz— también acá —ahora posicioné mi mano sobre su frente— y ahí... —rocé ligeramente sus labios con mi dedos.

    Sentí como mis mejillas se ponían calientes y, también, noté como las de él ya se encontraban rojas. Justo cuando estaba apunto de disculparme su aliento me dio de lleno en la cara, estábamos tan cerca que juré que me besaría, pero eso no pasó, a pesar de que nuestro labios se estaban acercando lentamente, el ruido mudo de la puerta al abrirse nos hizo separarnos y para sorpresa de ambos era la novia de David.

    —Lo siento, ya me voy… —musité mientras salía por la puerta del apartamento.

    —¿Qué pasó? —fueron las últimas palabras que oí.

    Narro yo.

    —Nada, amor —besó a la muchacha rubia, aunque con cierto desgano.

    —¿Seguro, bebé?

    —Sí, Andrea.

    Andrea es una muchacha de 19 años, piel bronceada, ojos cafés y cabello amarillo, largo y lacio. Es muy bonita y tiene un cuerpo envidiable, parece una muñeca (es muy voluptuosa). Es alta 1.75cm, es exigente y caprichosa. Algunas veces grita mucho y otras es muy amargada, pero al joven de cabellos claros le encanta, lucía un vestido muy corto de color negro y con un escote enorme, unos zapatos negros de tacón de aguja y su cabello lo llevaba suelto.

    Narra Amaya.

    Dios creí que de esta no me iba a salvar, estoy segura de que todo hubiera sido completamente diferente de no ser porque ella llegó. “Achu” —solté un estornudo, después comencé a sentir como el frío se adueñaba de mi cuerpo apenas cubierto con ese ligero vestido. Solté un gran suspiro, luego me di cuenta de la carrera que me había dado dejé mi suéter y por eso me iba a morir de una pulmonía. Quise maldecir, pero luego me acordé de que eso solo empeoraría las cosas.

    Caminé lo que quedaba del trayecto, porque era suficiente con haber corrido la mitad del camino; la noche era oscura, fría y tétrica por lo que no me sentía a gusto caminando sola, quizás, solo quizás, eran ideas mías pero…

    —¡Hmp! —escuché un resoplido a mis espaldas.

    De inmediato me volteé como en posición de ataque, pero pude sentir como unos gélidos ojos azules se clavaban en los míos. Quedé atónita, nunca creí encontrarme con él y menos en lugar como este.

    —¿Vas para el restaurante? —cuestionó mi jefe con un tono un poco menos cortante que el de siempre.

    Asentí con la cabeza, ya que, todavía, estaba muy extrañada de su “amabilidad”.

    —Te llevo —sugirió mientras dirigía una mirada a su auto.

    Era un mercedes de ultimo modelo color negro muy elegante (eso hay que admitirlo), pero a simple vista costosísimo.

    —¿Hablas en serio? —pregunté incrédula.

    —Sí, ¿Por qué? —puso una sonrisa ¿burlona? (debo estar viendo mal).

    —¿No estoy soñando?, ¿Acaso me di un golpe en la cabeza?, ¿Habré chocado contra algo?

    —Humm… No estas soñando, yo te veo bien despierta. No te noto ninguna chichota, así que dudo que te hayas dado un golpe, y por ultimo no logro apreciar ni un solo raspón, por lo que creo que no has chocado contra nada.

    Me puse colorada, “¿acaso había lo gritado?”. Estaba completamente roja, lo que le causó bastante gracia al muchacho castaño puesto que sonrió muy arrogante.

    Dimos unos cuantos pasos hasta llegar al carrazo, él de forma amable me abrió la puerta del acompañante y cuando yo me senté y le agradecí, cerró la puerta, después me quedé viéndolo atentamente como rodeaba el coche para meterse al asiento del conductor. Tomó sus llaves y encendió el carro, para cuando me di cuenta habíamos llegado. Pasamos el viaje, muy corto según yo, en silencio aunque a ninguno de los dos nos hizo falta hablar.

    Apenas el apagó el vehiculo yo intenté abrir la puerta, pero me di cuenta de que Nathanael ya estaba abriéndome la puerta con una sonrisa, en su rostro se posaba una sonrisa de burla y arrogancia (que contrastaba perfectamente con sus ojos oscuros, fríos y su mirada tan penetrante). Además me extendía su mano, para que me ayudase a levantarme y como soy toda una dama, no pude rechazar su oferta, así tomé levemente su mano y salí del auto. Luego le agradecí con una sonrisa en la cara.

    —Con gusto —musitó el joven de orbes azules oscuros.

    Noté como todas las chicas que trabajan en el restaurante me miraban con cierto odio, pero como ya me había acostumbrado a esa clase de miradas (por vivir con David, todas las chicas me hacen caras sádicas). Seguí caminando a su lado, la verdad ni me importaba lo que pensaran los demás, él solo me hizo un favor.

    Cuando llegamos a las escaleras, ambos, comenzamos a subirlas rápidamente, porque no nos convenía llegar tarde. Ya dentro del restaurante vi que la pelinegra que otro día me había guiado hasta donde el jefe, por eso me dirigí a donde ella y le dije: Hola, ¿cómo estás?

    —Hola, muy bien y ¿tú?

    —Bien, bien… —solté unas risitas.

    Mientras hablaba con ella sentí como una gran y tibia mano, que ya había estrechado, se posaba en mi espalda.

    —Amaya, quiero presentarte a las chicas —explicó él, luego dirigió su mirada a un grupo de muchachas, todas con el mismo uniforme (un vestido negro algo corto con encajes blancos y algunos eran con manga corta y otros con manga larga, los típicos de las sirvientas y azafatas, unos zapatos negros de muñeca, la mayoría, porque algunas usaban zapatos negros de tacón. Medias blancas y largas como hasta los muslos con encaje, las que usaban zapatos de tacón no llevaban medias, en el cabello un estilo de tiara hecha de tela de color blanco).

    —Hola, mucho gusto… —habló una morena de cabellos castaños (cortos y lacios), ojos verdes y cuerpo voluptuoso, 1.70cm de alta— Mi nombre es Lausua.

    —Mucho gusto, —sonreí— Lausua.

    —Yo soy Abigail Vargas —se presentó una pelirroja (cabellos largos, hasta la cintura y lacios), ojos verdes claros y piel dorada, senos enormes, mide 1.68cm.

    —Encantada, Abi… —le sonreí— no hay problema si te digo así, ¿verdad?

    —Me llamo Yasu Villalobos —susurró tímidamente una muchacha de piel bronceada, ojos cafés y cabellos negros muy largos y lacios. Era bajita 1.65cm, era gruesita y con muchos pechos.

    —Hola, soy Nathalie —se presentó una joven de orbes azules oscuros, piel bronceada y cabellos cafés, muy parecida a Nathanael para mi gusto. Ella era la única que tenía pechos pequeños como los míos, aunque tenía un cuerpo envidiable. Su altura es de 1.68cm y su cuerpo es gruesito, pero muy curvilíneo.

    —Y yo soy Selene Vermont —vociferó mi amiga de cabello negros.

    —¡Es un gusto conocerlas, a las tres! —exclamé.

    Unos segundos después de las presentaciones logré vislumbrar como Natalie se acercaba a mí con cierto aire maternal lleno de dulzura.

    —Pero que linda, —comenzó a jalarme los cachetes— tienes unos ojos bellísimos —halagó viendo directamente mi par de joyas ambarinas— hay, pero que linda es mi próxima cuñada.

    —¿Qué? —grité alarmada y toda colorada, lo que atrajo la atención de la gente que se encontraba comiendo en el restaurante.

    —Miren si se ve más linda sonrojada —dijo con tono burlón.

    —Hermana —habló, con un tono muy amenazante y lúgubre, el dueño llamado Nathanael.

    pd: ¿Qué opinaron del Davaya?

    Si alguno tiene un nombre más original decente que Davaya me avisa, es urgente (?)
     
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    Naru-Chan

    Naru-Chan Usuario popular

    Aries
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    nyaaaaaaaa!!!!!!!!!por poquito y se besan.lastima que llego una visita
    demasiado inoportuna u.u
    y vale, lo vuelvo a repetir, que suerte que tiene Amaya eh, primero porque
    lo tiene a David, y segundo por que tiene al sexy de su jefe, por Dios eso si que es invidiable jeje
    y pues a mi me parecio muy acojedor, es decir las chicas que trabajan ahi parecen ser buenas, y
    Amaya no tendra problemas...
    me rei cuando la hermana del jefecito empezo a acosar a la pobre chica n.n
    pero pensandolo bien no es tan pobre jeje n.n
    avisame de la conti, quiero saber como sigue todo esto n.n que cada ves esta mas bueno n.n....chaito!!
     
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    CarlosCF

    CarlosCF Usuario común

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    ¿A hacernos perder el tiempo?, que mal me haces sentir, en serio, mira la hora que es! Crees que estoy de humor para esos comentarios?

    En mi opinión debió haberse llamado “El diario de...”

    Niña fresa? Vaya, que golpe.

    Sacaste tu “salón de belleza portátil”, ja!, que curioso, en mi país le dicen “kit de magia”, jaja, y por lo tanto a la acción le dicen “hacer magia” y las chicas la sueles hacer en los baños, no en una banca de un parque del centro de la ciudad.


    Estudia diseño grafico, ¿dices?, tiene buenas calificaciones y aún así no sabes como tiene tiempo para divertirse ¿?, meditaste, disculpa!!, tu personaje... meditó un rato en la parte que dice “estudia diseño gráfico”?

    Larrrrgo y aburrido día de clases? Vaya, que tal amor por la profesión, jaja.

    A ver, nada de mejor dicho, es instituto o universidad? No te equivoques, eh.

    No sé por qué, pero siento que tienes problemas con las fresas y te gustan los musculosos, jaja.

    El “nos vamos” de David era pregunta u orden?

    Opino que no te haría mal incluir un poco de... realidad en tu historia, acabo de leer la descripción de Andre, y se me hace que están muy metida en una especie de mundo SM donde todos son físicamente perfecto, por favor, hasta tu portero tiene piel blanca y ojos azules.

    Hey, se llama Nafaniel, como uno de los miembros estables de V-Factory, jaja.

    Ya, increíblemente y contra todo pronostico acabé de leer tu historia, y, no me puse a escribir cada comentario que se me ocurría en cuanto terminaba de leer el texto generador, por lo que desde ac´ña me dedicaré a hacer comentarios mucha más generales que si “repetiste dos artículos de el primer capítulo”.

    Tu historia me parece, no sé como pisotearte (jaja), es que simplemente no es mi estilo, pero se ve un poco personal, ¿no estará basada en hecho de TU vida real?, ¿o si?, bueno, la cuestión es que en sí sólo me interesó la parte en la que la protagonista casi se agarra a besos con David, y la parte en la que describes a todos los compañeros de clases me pareció la mas difícil de superar, es decir, la mas aburrida de leer, como ya me conocerás, no soy muy fanático de las largas extensiones, prefiero mil veces los dibujos, jeje, como que... mi cerebro es más gráfico. Pero bueno, supongo que todo ese rollo fue muy importante porque a partir de ahí es que relacionaré las acciones y eventos que ocurran dentro de la insti-uni de la historia.

    A ver, no tengo mayor crítica que darte sobre la trama, ya que todo esta basado en las experiencias cotidianas de una joven, y bueno, siendo ese el formato, cualquier cosa podría pasar, ya sea aburrida o... a no!! Claaaaro, no, para nada, la vida de esta muchacha me parece de lo más normal, y lo más alucinante para ser materia de centro en una historia es el hecho de que trabaje en un prostíbulo, y que le guste su vecino que es enamorado de una chica muy buena.

    Vamos, por más controversia para que la historia sea más apasionante, no sé una violación o un consumo de drogas por sus seres mas queridos no estaría mal. A ver, todo esto lo iba a suponer pero ya que estamos hablando de lo que “podría ser” ya no será adivinación sino propuesta, yo creo que su amiga adinerada debería consumir drogas y pervertir a su mejor amigo-vecino, su enamorado debería descubrirla un día a ella trabajando de mesera en el burdel y luego el debería contárselo a toda la clase, el tal Nafaniel debería ser divorciado y con hijos, lo digo porque en un inicio pensé en volver al localcito ese una tienda exportadora de chicas-esclavas “trabajadoras” gomorristas, drogadas contra su voluntad para que sigan metidas en ese sucio mundo, pero ya que su hermana trabaja en el templo del pecado también, esa suposición mía está descartada, a menos que... ¡¡sea como en amistades peligrosas!! Y la hermana de Nathaniel sea también una lujuriosa bisexual que al final termine intentando seducir a la protagonista, y hacer que ella despierte sentimiento de amor verdadero sobre Nafaniel no estaría mal, aunque esa idea ya está más que usada, creo que hasta “La Bella Durmiente” de Disney está basada en un concepto parecido, digo, el príncipe Felipe no pensaba enamorarse de Aurora ni en sus más descabelladas pesadillas, verdad?

    Y para acabar, como ya lo he dicho en varias historias más parecidas a esta: un embarazo no deseado y un aborto practicado ilegalmente por el medichucho de la historia no estaría mal tampoco, jeje.
     
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    Amara Silberschatz

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    Wola, sí, sí. Parezco drogada, lo peor es que leo a como escribo LOL

    Gracias por leer!! <3

    Asdf, les recuerdo que leean bien el resumen que dejé. No quiero tener engañado a nadie xD

    no, creeme que mi vida parece telenovela venezolana -.-

    ¿Qué expresé que era?

    Esos términos son sinónimos, no llevo sacando espuela de la nada.

    Sinceramente, creí que te meterías con mis amplios errores en ortografía, al ser esta una historia pre-escrita. Pero me decepcioné un poco en saber que te has metido con la trama, realmente gustos son gusto y la historia está en su comienzo.

    pd: "Nada es lo que parece, no siempre".

    Conti, en menos de dos minutos :3
     
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    Amara Silberschatz

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    Título:
    Amaya: Lluvia de mentiras
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Acción/Épica
    Total de capítulos:
    26
     
    Palabras:
    1326
    Capítulo 8

    La mesera.

    Me quedé muy asustada por el tono de voz que uso, pero al parecer su hermana no tanto.

    —Lo siento, Nathanael —musitó con tono de arrepentimiento.

    —¡Hmp! No engañas a nadie con eso, ya deja de andar espantando a la nueva.

    —¡Sí, hermano!

    Me sorprendió que nadie dijera nada y todas se fueran a trabajar, pero él me llamó y yo lo seguí. Cuando terminó de caminar se detuvo al frente de unos cambiadores.

    —Aquí te cambiarás, por lo menos cuando estés de turno en el restaurante. Si gustas puedes venirte con el uniforme o venir a cambiarte aquí, ¿entendido?

    —Sí —murmuré.

    —Toma —dijo extendiéndome tres cajas de color negro con detalles en blanco y, encima de ellas, un par de zapatos de muñeca de color negro.

    —Gracias.

    —Ni que fuera un regalo, ponte rápido el uniforme.

    En ese momento creí que la vena de mi frente iba a explotar, pero luego recordé que sin este trabajo estaba perdida y no solo yo, también David.

    Una vez dentro de los cambiadores, que eran muy lindos por cierto (las paredes blancas, con espejos por doquier y varios baños y cuartitos para cambiarnos), me metí adentro de uno de los cuartitos y me coloqué el uniforme, esta algo corto para mi gusto, pero que le podía hacer. Solté un suspiro, y me di una mirada en el espejo del interior del cuartito.

    —No me queda tan mal —susurré.

    —Me alegra que sean de tu talla —musitó una voz desde el otro lado del cambiador.

    —¿Nathanael?

    —No, soy un hado mágico que vino a ayudarte con tus problemas —respondió con sarcasmo.

    —Hado mágico, te he esperado tanto tiempo.

    —Ya deja el sarcasmo —pidió algo hastiado, por lo que solté una risa.

    Una vez afuera empecé a detallar el restaurante, era costoso y elegante (como todo en la vida de mi jefe). Las mesas tenías manteles color vino con orillas doradas, las cortinas eran similares y el color de la pared lo habían escogido para que combinara perfectamente con los manteles. Las cucharas y cubiertos parecían de plata, una tarima donde se colocaban los que cantaban o animaban eventos. Las mesas hechas de maderas fina y pintadas de color caoba, una pequeña barra donde vendían únicamente licores.

    Giré mi vista de un lugar a otro y las camareras pasaban de un lado a otro con bandejas y en ellas varios platillos o bebidas diferentes.

    —Parece que te ha gustado el lugar —susurró Selene.

    —Sí, es que… —titubeé— está muy bonito.

    —Lo sé, Nathanael-sama tiene un gusto increíble para esa clase de cosas.

    —Tienes razón; ¿en qué te ayudo?

    —Lleva esto a la mesa dos, la ultima de la esquina derecha.

    —La de que esta al lado de la ventana ¿cierto?

    —Sí, esa misma.

    Tomé la bandeja y fui hasta la mes que mi amiga me había indicado, una vez ahí me encontré a dos muchachos de piel blanca, ojos café oscuro y bastante altos y fornidos, uno de piel blanca y el otro moreno.

    —Lamento las espera —me disculpé.

    —No hay problema —habló el moreno.

    —Hay dios, ni que te pagaran por ser amable —susurró el de piel blanca con tono de molestia.

    —Discúlpelo señorita, él es muy mal educado —se excusó en nombre de su amigo el castaño.

    —¿Acaso te pagan por sonreír? —musitó entre dientes el amargado.

    —No señor, pero si gusta dejo de hacerlo.

    Noté como el morocho se reía de su acompañante, así que hice una ligera reverencia y me fui. Cuando llegué al pequeño lugar donde recogíamos las bandejas, me dieron una con lo que a mi parecer eran piñas coladas.

    —¡A la mesa ocho! —gritó Nathalie.

    Agarré la bandeja entre mis manos y me fui en dirección a la mesa ocho, estaban dos chicas rubias, una de ojos celeste y otra de ojos cafés. Ambas muy blancas y delgadas, quizás por ser altas.

    —Aquí están sus piñas coladas —anuncié de forma cordial y con una sonrisa en el rostro.

    —Gracias —dijeron al unísono las rubias.

    —Todo un gusto.

    Bueno la jornada pasó algo agitada, corría de una mesa a otra y así pasó toda la noche, por eso dejé de fijar en cómo era la gente. Apenas iban a ser las doce media noche, el lugar ya había quedado desocupado.

    —Muy buen trabajo —nos felicitó el jefe.

    —Gracias —dijimos todas en coro.

    Luego de la felicitación del castaño tomé asiento en una de las sillas de una mesa cercana, estaba bastante cansada de tanto trabajo, por más fácil que parezca me tuve que esforzar mucho.

    —Ya pueden irse todas a casa —nos liberó el muchacho de ojos azules oscuros y gélidos.

    Todas sin decir ni una palabra le hicieron caso, eso incluye también a su hermana. Y yo no quería ser la excepción así que me dispuse a irme, pero su mano me detuvo.

    —¿Te llevo?

    —Si no es mucha molestia.

    —Para nada.

    Los dos estábamos ya subidos en el mercedes del castaño, pero ninguno decía ni una palabra. Así que decidí romper ese incomodo silencio: “humm… ¿Qué tal te ha ido hoy?”.

    —Normal —contestó sin ningún interés en entablar una conversación.

    Mientras él manejaba, yo solo podía ir sentada ahí sin hacer nada y eso me aburría mucho. Por eso no quería que el incomodo silencio se adueñara del entorno, intenté de nuevo sacarle tema de conversación: “¿Cuántos años tienes?”.

    —Tengo veintiún años.

    —Eso quiere decir… —traté de decir.

    —Sí, salí un año antes de la universidad —completó y corroboró él.

    —¿Cuántos años tiene tu hermana?

    —Tiene diecinueve años.

    —¿Tienes novia?

    —No —me miró algo enojado y extrañado.

    Decidí que mejor me quedaba en silencio o iba a tener que conseguir flores para poner en mi tumba, y esa idea no me agradaba mucho.

    —¿Dónde vives exactamente?

    —Aquí recto a unas dos cuadras.

    Me llevó hasta mi domicilio y luego me despedí de él, le di un beso en la mejilla y me bajé de su auto.

    Abrí la puerta del edificio y saludé al pequeño anciano, el que me respondió con una sonrisa alegre. Continué caminando hasta que me tope con las escaleras y empecé a subirlas, luego de unos minutos ya había llegado a la puerta del apartamento. Y como deben de suponer no encontraba las llaves por ningún lado, las busqué en mi bolso, en mi cartera, en entre mi ropa y nada que se dignaban a aparecer las llaves. Hasta que… “tlin, tlin” sonó el ligero sonido de las llaves en suelo, me agaché y las junté. Lleve las llaves hasta la cerradura y las introduje dentro, proseguí a darle vuelta a la clavija y luego abrí ligeramente la puerta, encontrándome con...
     
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    Amara Silberschatz

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    Publico capítulos seguidos, porque desapareceré un rato ;_;
     
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    Amara Silberschatz

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    Amaya: Lluvia de mentiras
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    Para adolescentes. 13 años y mayores
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    Acción/Épica
    Total de capítulos:
    26
     
    Palabras:
    1519
    Capítulo 9

    El llanto y el viento… Hoy me arrepiento.

    La escena que vi me dejó en shock, eran David medio desnudo con su novia en el mismo estado, ambos muy agitados y algo aturdidos. Apenas vislumbré bien la escena y más importante procesé lo que veía, le di la orden a mis pies de salir corriendo y ellos se negaban a reaccionar, pero ordené con toda mi fuerza de voluntad a mi cuerpo que reaccionara y, cuando lo hizo, salí como alma que lleva el diablo.

    Algunas lágrimas amenazaban con salir de mis ojos, ahora me sentía peor. Lo estaba haciendo con mi ex y ahora pretendía hacerlo con David. Ella de verdad me odiaba y ya no lo soportaba más, él me había contado hace pocos día lo que ella le había pedido, pero le dije que lo mejor era esperar, aunque creo que él verdad ansiaba estar con ella.

    De tanto correr, me había perdido y ya no sabía donde estaba. Pero el lugar era muy bello, parecía un lugar recreativo (parque, play, plaza) y estaba llenísimo de flores. Quizás no era el mejor momento para estar ahí, pero ¿qué le podía hacer?, si ya había llegado hasta aquí y ni si quiera sabía como regresar a casa… en ese instante maldije el hecho ser tan torpe.

    Narro yo.

    La rubia miró extrañada al muchacho, porque al parecer había perdido todo el interés en tener sexo con ella.

    —¿Qué pasa? —cuestionó ella al ver que el joven se estaba colocando la ropa de nuevo.

    —Es mi amiga, le debo una disculpa.

    —Pero… pero… por culpa de ella no pudimos terminar lo que hacíamos.

    —“No, gracias a ella no cometí un error” —pensó el joven castaño casi rubio.

    El muchacho una vez vestido salió corriendo en busca de su amiga, pero al salir ya no había ni rastro de ella.

    —Mejor terminemos lo que íbamos a hacer.

    —No, entiende. Ella es mi amiga y no puedo andar haciendo lo que quiera en un lugar que pagamos entre los dos.

    —David, pero… no querías…

    —Ahora no.

    Ella sufrió una de esas rabietas de niña malcriada y se largó, cuando iba saliendo (ya vestida) le dijo: “¡Llámame cuando no estés muy ocupado con ella!”.

    Él le hizo una mala cara, pero a ella ni le importó y se fue muy enojada. Aún con ganas de satisfacer sus deseos.

    Narra Amaya.

    Y como siempre, Amaya perdida —musite, refiriéndome a mí misma en tercera persona.

    Yacía echada en el zacatal, con los ojos llenos de lágrimas y mí vestido de color blanco (con el que salí) destrozado, pero no tanto como mis ojos y mi garganta de tanto llorar.

    El sereno acariciaba mi piel blanquecina, la suave brisa me abrazaba como manos amigas y ahora no solo sentía culpa, sentí otra cosa “¿celos?” —pensé, preguntándome internamente, mas no logré una respuesta decente para tal incógnita.

    Unos pasos se comenzaron a escuchar muy cerca de mí, como por inercia quedé inmóvil del susto. Y las palabras se negaban a salir de mi boca, pero eso no era todo estaba tan indefensa como una niña chiquita muy asustada.

    —¿Mami? —cuestionó una voz de pequeña, al parecer proveniente de los arbustos.

    —¿Quién eres? —pregunté a la defensiva.

    —Soy Suzu Neruda —susurró una niñita de unos cinco o seis años de edad, que pareció pensar un momento si debía o no contestarme.

    —¿Qué haces aquí sola? —cuestioné, mirando únicamente la silueta de la niña, lo que no me permitía distinguir sus facciones.

    —Mi mamá se fue y me dijo que la esperara, pero…

    —¿No ha vuelto? —indagué, olvidándome por un momento de mi llanto.

    —No —balbuceó ella.

    —Tranquila, todo estará mejor.

    —No lo creo.

    Me acerqué a ella y la abracé, cuando hice esto pude sentir como su cuerpecito temblaba. Ella, sin duda alguna, estaba llorando.

    —¿Por qué llorabas tú? —decidió consultar la niña.

    —Porque… porque… —titubeé, no sabía ni que contestar.

    —Está bien, si no quieres decirlo… no importa…

    Ahora lograba verla claramente, era castaña (con una tonalidad de café igual a la mía, solo que con el cabello corto, pero igual de arrepentido en las puntas) y de orbes verdes. Su piel era blanca como la porcelana y sus ropas eran harapos, era muy pequeñita y tenía algunas manchas de tierra en la cara, pero aún así llevaba una sonrisa alegre y amable en el rostro. Aunque era muy bonita, pero su vestuario no le ayudaba.

    —¿Cuántos años tienes?

    —Tengo cinco años.

    —¿Tienes hermanos?

    —Sí, tenía uno, pero…

    —Pero… ¿qué?

    —Se lo llevó mi madre.

    —¿Cómo era ella?

    —Casi no la recuerdo, solo sé que tenía el cabello igual al mío y ojos cafés.

    La miré y la verdad era que si la dejaba ahí moriría de frío, de hambre o de alguna enfermedad. Así que no podía simplemente irme y dejarla en este lugar, por eso le pregunté: “¿Quieres venir conmigo?”.

    —¡Claro! —gritó la niña con lágrimas en los ojos, pero pensándolo bien ya no sabía ni donde viviría.

    Narro yo.

    Un muchacho de ocelos verdosos, se encontraba recorriendo las calles y maldiciendo por lo bajo el hecho de no encontrar a quién buscaba.

    —¡Amaya! —gritó, pero nadie respondió a tal nombre.

    Ya le había dado unas doscientas vueltas a la cuidad y aún no encontraba a la chica de ojos ambarinos, lo que lo estaba desesperando.

    Narra Amaya.

    Me encontraba explicándole todo a la pequeña Suzu, quién me escuchaba en silencio y trataba de comprender las gravedad de las cosas. Aún así omití algunos detalles y le pedí por favor que no le dijera nada a David. Y también le conté que él era mi compañero de cuarto, o algo así.

    —Entonces a ti te gusta él, ¿verdad?

    —¿Cómo? —inquirí colorada,

    —¿Qué si te gusta él?

    —N-no —tartamudeé.

    —Tu expresión me dice lo contrario —habló ella con una risita risueña.

    Me puse aún más roja y la niña estalló a carcajadas, por lo que empecé a hacer pucheros.

    —¿Me adoptarás? —preguntó la pequeña castaña.

    —Sí, yo creo que puedo.

    —¿Me cambiarás el nombre?

    —No, solo el apellido.

    —¿Por qué?

    —Porqué serás parte de mi familia.

    —¿En serio?

    —Sí, aunque no tendrás muchos lujos, porque aún no termino de estudiar… al menos tendrás casa y cuando tengas edad te llevaré a la escuela.

    Narro yo.

    Mientras tanto en la casa de Jake, el susodicho se encontraba arregostado en el sillón y también pronto llegaría una inquilina poco deseada por muchos.

    —¿Andrea? —preguntó viéndola entrar por la puerta.

    —Sí —contestó sin darle importancia al asunto.

    —¿Qué quieres?

    —Nada, solo pasar un rato contigo.

    —Lárgate, que por tu culpa perdí a mi novia.

    —¿Qué?, a la arrastrada esa de ojos amarillos.

    —Más arrastrada que tú no creo que haya nadie.

    —Pero bien que lo hiciste conmigo —fulminó victoriosa.

    —Vete —ordenó él.

    Ella le hizo caso omiso e intentó besarlo, pero cuando lo iba a besar él la agarro de las muñecas y la empujo hasta pegar contra una pared, lo que la dejó muy asustada.

    —Que te vayas.

    Ella negó con la cabeza y luego pudo sentir como él tensaba más sus manos, provocando que un ligero quejido emanara de sus labios.

    —Por favor, ya no perderás nada —musitó ella.

    —No, porque ya me hiciste perderlo todo.

    La rubia estaba atónita, como podía querer más a una chica plana y enana, sin mayor belleza que la que ella poseía.

    —Pero…

    —Pero nada, lárgate antes de que me arrepienta de darte misericordia.
     
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