Tragedia Alzheimer

Tema en 'Relatos' iniciado por TaKa, 21 Noviembre 2018.

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    TaKa

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    21 Noviembre 2018
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    Alzheimer
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    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Tragedia
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    1
     
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    994
    El irritante sonido de aquel objeto que se ubicaba en la mesa al lado de mi cama hizo que mis ojos se abrieran lentamente, me revolví en mi lecho de descanso con esa misma velocidad limitada que me caracterizaba y apagué el maldito aparato.

    Miré afuera gracias a la ventana de mi habitación, el ambiente era blanquecino y el viento que soplaba levemente fue suficiente como para soltar un estornudo.

    - Odio el frío por las mañanas –

    No reparé mucho en ese detalle y decidí salir de mi habitación a prepararme para el día de hoy, había mucha algarabía en las cercanías, bah, seguro eran algunos grupos de mocosos inadaptados haciendo de las suyas, nunca los entendí: eran rebeldes sin causa, tanto chicos y chicas por igual ¿Qué acaso no saben que aquí también viven ancianos?

    - ¡Buenos días, Abu! -

    - ¿A quién le dices Abu, eh? Me llamo Craig – le respondí a esa muchacha que parece me había saludado enérgicamente, la miré poner sus manos en la cintura como respuesta.

    - A ti, abuelo ¿Acaso ya se te olvidó que te decimos así de cariño? –

    - ¿Pero a qué rata del desierto se le ocurrió ponerme un apodo tan malo como ese? Seguro fue a tu padre, siempre tuvo un mal sentido del humor – la chica, que tal vez por su físico no podía pasar de los 20 años… probablemente, dio una ligera carcajada mientras me daba palmadas en el hombro.

    - Pero si te lo he dicho Abu ¡Tú nos dijiste a todos que te llamásemos así! – Mi mente divagó un poco, quizás si fue cierto, quizás no, preferí “perder esa batalla” y sentarme a desayunar, aún el ruido que venía de fuera era ensordecedor, inclusive miré a la chica saludar a un muchacho del otro lado de la casa.

    - ¿Qué tú también eres una problemática, Oliet? –

    - ¿Oliet? ¿Qué nombre es ese, abuelo? Soy Olivia ¡O-li-via! ¿Recuerdas? – decidí repetir ese nombre en mi mente un par de veces, mi cabeza volteaba a la derecha ¿O era izquierda? No sé, pero si la estaba perdiendo de vista.

    - ¡Abu! – volvió a decir con esa voz aguda suya - ¿Lo recuerdas ya? –

    - Si, si, si – dije con un leve toque de viejo cascarrabias y regresé su mirada a ella… ambos quedamos en un silencio, como si cada uno estuviese esperando que el otro preguntara algo ¿Y yo que le iba a preguntar? No es como si yo tuviera algo que preguntarle.

    Olivia salió de la cocina mientras yo miraba ese plato de arroz con salchichas y tocino en la mesa, se miraba delicioso pero estaba igual de frío que… que… que alguna cosa, sabía que había algo en el lugar que me ayudaría a tenerlo listo de vuelta: el microondas, ahí estaba, ese objeto cuadrado con botones, pero…

    ¿Exactamente cómo calentaba un microondas la comida? Sabía que había que ponerlo y esa cosa haría su trabajo ¿no? Intenté abrir la puerta del objeto, pero la puerta no cedía, miré extrañado eso, presioné los botones que estaban a la vista, pero era inútil.

    - ¡Ya me voy! – Escuché detrás de mí, parece que iba de salida.

    - ¡Oye, espera Oliver! – Le grité desde donde estaba, no hubo respuesta hasta dos segundos después: una carcajada.

    - ¿Oliver? ¡Esa es nueva, abu! ¡O-li-via! ¿Sí? ¿Ya lo tienes? –

    - Bueno, bueno, Olivia, ayúdame en este predicamento, el microondas se averió, intento abrirlo y el coso este está atorado – la chica me dirigió una sonrisa pequeña y logró atenderme, yo solo la miré y noté algo que manchaba sus mejillas, era rojo y blanco, no dudé en usar mi dedo para limpiárselo, más la reacción fue que ella se apartó un poco.

    - ¿Qué haces abu? –

    - Te quito esa cosa rara que tienes en la mejilla –

    - No es una cosa rara, es la bandera nacional –

    - ¿Ah? –

    - Abuelo, estamos en independencia ¿Lo olvidas? Mira – y me llevó de la mano hasta el portón del patio, el suelo estaba cubierto de blanco, pero entre tanto blanco también parecían haber banderas de un lado a otro, música estridente y demás, tardé un poco en recordarlo, si… la independencia.

    - Esta bien abu, me voy, por favor regresa a la casa ¿sí? Solo estaré fuera unos momentos – y la chica esta se despidió de mí, miré hacia atrás, más solo observaba el patio, suspiré y busqué hacerle caso ¿Qué fue lo que dijo? No lo sé, pero en mi trayecto parece que no me di cuenta y mi frente se topó con un árbol, el golpe hizo que diera un par de pasos atrás y me sobase la frente.

    - ¿Qué diablos hace un árbol aquí? ¡Esto es propiedad privada! – dije furioso y le di un par de patadas que más bien me hicieron resentir, un árbol no debía estar ahí ¿Por qué estaría? Esa misma furia que tenía ante esa interrogante, en conjunto con el dolor de mi pierna hicieron que soltase algunas lágrimas y llorase ahí mismo, mis sollozos no fueron escuchados por el ruido de las calles, lloré no sé cuánto tiempo, pero cuando me di cuenta…

    ¿Por qué lloraba?

    No lo comprendía, es más, no sabía dónde estaba siquiera, había una casa a mi frente, pero jamás la había visto, me levanté, miré una puerta de madera y la crucé, daba a la calle ¡Quizás ahora si daré con mi casa!



    Unos días pasaron, la noticia de la desaparición del residente Craig Morrison el día de la independencia de Canadá llegó a todo el país, pero nadie logró saber de su paradero.



    - ¿Y están seguros que saben dónde vivo? –

    - Pero por supuesto, gramps, vamos, súbase a la vagoneta, si quiere le ayudamos –

    - Son unos jovencitos muy amables, chicos –

    - Primera regla, siempre ser amables –



    Una semana después, el cuerpo del anciano fue encontrado en una bañera, en una casa abandonada, había sido víctima de traficantes de órganos…

     
  2.  
    Sonia de Arnau

    Sonia de Arnau Let's go home Comentarista empedernido

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    Que triste relato la verdad, ya de por si al leer el titulo y el prefijo estaba preparada para leer algo fatídico, pero debo decir que no me imaginé que terminaría de esa forma tan tétrica. Sentí mucha pena por Craig, que no solo padecía de Alzheimer sino que maleantes se aprovecharon de su condición para sacarles sus órganos y venderlos.

    No encontré errores tan graves, quizá la única cosa que noté e hizo que entorpeciera la lectura fueron algunas comas mal colocadas (el peor enemigo del escritor). Y el que se debe utilizar el guión largo (—); por estética. Pero en general, está bien.

    Un saludo.
     
    Última edición: 24 Noviembre 2018

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