Kholod, hogar moguri Algaba de Baobab

Tema en 'Final Fantasy: Crimson Sky' iniciado por MrJake, 8 Abril 2023.

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    Lelouch

    Lelouch Rey del colmillo

    Aries
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    Evan

    Sentí el impacto de la magia golpearme en brazos y piernas, pero no me frené en lo absoluto. La rabia que fluía por todo mi cuerpo, junto con el vacío, era el motor que me impulsaba a seguir atacando sin importar cuántas veces me golpeara.

    —¡Cállate, cállate! —Los sentimientos negativos habían embotado mis sentidos, y a penas y era capaz de entender algo de lo que decía, pero simplemente el escuchar su voz me enfermaba—. ¡Cierra la boca de una maldita vez!

    ¿Es que todo tenía que acabar de la misma manera siempre? Cuando creía haber encontrado un rayo de esperanza, siempre...

    Las lágrimas brotaron de mi rostro, nublándome la vista, pero la magia de la profeta era inconfundible.

    >>Embestida

    [​IMG]
    EVAN [Barrera: 4/8]
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    PH: 10

    - PS: 150/182
    - PM: 14/126
    - Trance: 30/100
    - Archidemonio: 0/100
    - Fuerza: 133
    - Defensa: 72
    - Poder Mágico: 119
    - Terapeucidad: 43
    - Espíritu: 76
    - Defensa Mágica: 104
    - Velocidad: 80
    Dominio:
    - Lanzas (10%)
    - Martillos (10%)
    Armas equipadas:
    - Mogulanza (25 Potencia, elemento oscuridad; si se acaba con el enemigo con esta arma, se obtiene su drop de caza. Al usar un ataque básico, la defensa del usuario subirá en 10 puntos 1/3 veces -hasta un máximo de +30-) (Req.: 10% dominio)
    Armadura equipada:
    - Gorro mogumago (+9 Defensa mágica, +2 velocidad; el estado Anticoraza durará un turno menos de lo habitual en el usuario -no acumulable, siempre mínimo de 1 turno-. Si se tiene el set Mogumago completo, sube la defensa mágica del usuario en un 5%)
    - Capa de exiliado (+3 Defensa, +3 Espíritu, otorga +5% dominio lanzas)
    - Pantalones de pescador (+3 fuerza, hace resistente a elemento agua)
    - Grebas legendarias dragontinas rotas (unas grebas legendarias que han perdido gran parte de su poder. Hará falta un genio para poder restaurarlas, desde luego. +5 Velocidad, otorga una ligerísima resistencia a rayo, otorga 5% de dominio de lanzas)
    Resistente a viento (x0,8)
    Resistente a agua (x0,8)
    Resistente a tierra (x0,8)


    Habilidades pasivas:
    -Refuerzo elemental (aumenta en un 20% la resistencia a viento, tierra y agua)
    - Gran hechicero (El usuario tendrá un bonus de poder mágico cuando sus PM estén al máximo. Recibe un 20% de bonus de poder mágico con los PM al máximo)
    - Gran guerrero (El usuario tendrá un bonus de fuerza cuando sus PV estén al máximo. Recibe un 20% de bonus de fuerza con los PV al máximo)
    -Triunfo PM (recupera un 5% de sus PM máximos cuando derrota a un enemigo con un conjuro)
    - Robustez [solo con martillos] (gana un 10% de PV perdido por cada enemigo derrotado con un martillo)

    Habilidades y técnicas:
    - Punzada [solo lanzas]: ataque potente con la lanza a un enemigo. Es muy efectivo contra enemigos animaloides. +15 Daño físico. Hace x1,5 el daño normal a los monstruos animaloides (Coste: 6 PM)
    - Embestida [solo lanzas]: golpea con la lanza dos veces a un enemigo. Golpea dos veces seguidas a un mismo enemigo. (Coste: 6 PM)
    - Remolino [solo lanzas]: golpea con la lanza a todos los enemigos. +5 Daño físico, golpea a todos. (Coste: 8 PM)
    - Torbellino [solo martillos]: golpea con el martillo a todos los enemigos. +5 Daño físico, golpea a todos. (Coste: 8 PM)
    - Alma de dragón: activa su fuerza interior, recuperando un 25% de PV y subiendo su ataque bastante. Sube en 10 su fuerza y recupera un máximo del 25% de sus PV (Coste: 15 PM)
    - Grito vikingo: Grita con fuerza, poniéndose a sí mismo en estado Revitalia y subiendo brevemente su defensa. Se otorga revitalia que durará según espíritu y curará en ratio x0,15. Sube además la defensa en 5 de forma permanente (Coste: 18 PM)

    Magia negra:
    -Piro: potencia mágica 30, elemento fuego (Coste: 6 PM)
    -Hielo: potencia mágica 30, elemento frío (Coste: 6 PM)
    -Electro: potencia mágica 30, elemento rayo (Coste: 6 PM)
    -Aqua: potencia mágica 30, elemento agua (Coste: 6 PM)
    -Aero: potencia mágica 30, elemento viento (Coste: 6 PM)
    -Aqua+: potencia mágica 50, elemento agua (Coste: 13 PM)
    -Aero+: potencia mágica 50, elemento viento (Coste: 13 PM)
    -Gravedad+: potencia mágica 30, no elemental, lanza un dado de 3 caras y, si sale 1, baja los PS actuales del enemigo en 1/3 de sus PS actuales (tras el cálculo de daño). Esto no afecta a algunos enemigos. (Coste: 13 PM)
    -Drenaje: potencia mágica 30, no elemental; absorbe 1/3 del daño producido + ratio x0,1 (Coste: 12 PM)
    -Aspir: drena PM al rival, recuperando el usuario la cantidad que absorba + ratio x0,1. La cantidad drenada será igual a 1/5 de la diferencia entre Poder Mágico del usuario y Defensa Mágica del rival, y nunca será superior al 20% de los PM rivales (Coste: 12 PM)/spoiler]
     
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    Hygge

    Hygge Game Master

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    Kein

    Sostuve la mirada de la profeta con firmeza. Me conociese o no personas como ella no tenían nada que hacer en mi camino. Había causado aparentemente mucho dolor y sufrimiento; no iba a contenerme lo más mínimo.

    Absorto en los movimientos de los monstruos sobre nuestras cabezas escuché la voz suave de la sanadora, haciéndome una petición. Una luz algo más tenue envolvió de nuevo mi cuerpo, y el agotamiento tras cada ataque ya no pareció tan pesado.

    —Dalo por hecho —le aseguré, alzando el pulgar hacia ella, los ojos puestos en la batalla—. Marchando una de viento.

    Y de nuevo corté el aire con un movimiento de mi brazo. Una fuerte corriente se abalanzó hacia la profeta, mis ojos brillando con el mismo e intenso azul.

    Kein: Aeroshock

    [​IMG]
    KEIN
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    PH: 17

    - PS: 81/122
    - Trance: 0/100
    - PM: 14/112
    - Fuerza: 92
    - Defensa: 70
    - Poder Mágico: 86
    - Terapeucidad: 78
    - Espíritu: 85
    - Defensa Mágica: 56
    - Velocidad: 97
    Armas equipadas:
    - Garras de Fang (+21 Daño físico. Media Fuerza-Velocidad: 92) (Req.: 15% dominio garras)
    Dominio armas:
    - Látigos (10%)
    - Garras (15%)
    Armadura equipada:
    - Casco de minero (+3 Defensa, hace resistente al elemento tierra)
    - Abrigo de garula (+5 defensa, +5 defensa mágica)
    - Pantalones largos (+5 defensa física)
    - Tobilleras silvestres (+5 velocidad; otorga un extra de 5% de dominio de garras)
    Resistente a tierra (x0,5)

    Habilidades pasivas:
    - Aprender 3: Permite aprender magias azules básicas, intermedias y avanzadas al sufrir un ataque de un enemigo que pueda ser aprendido.
    - Regeneración mágica: al acabar una batalla, restaura un 5% de los PM máximos (actual: 5 PM)
    - Ahorro de PM:
    al usar cualquier magia, reduce su coste de PM en un 20%.
    - Golpe crítico: Permite que los ataques con armas tengan probabilidad de resultar en un golpe crítico, causando el doble de daño. Lanza un dado de 10 caras al usar un ataque con arma o una habilidad que use un arma; si sale 1, el daño final se multiplica x2.

    Habilidades y técnicas:
    - Robar: Roba un objeto al enemigo (Coste: 0 PM)
    - Libra: Escanea a un rival, adquiriendo datos sobre sus debilidades, resistencias, inmunidades y potenciales magias azules a aprender (Coste: 3 PM)
    - Doma: Manipula a un monstruo para hacerle utilizar uno de sus ataques sobre el objetivo que desees (Coste: 6 PM)
    - Runa: Comienza a absorber los ataques mágicos de los rivales. Si algún rival intenta atacar mágicamente, el usuario inutilizará dicha magia y absorberá los PM que hubiese costado. Sin embargo, si mientras absorbe ataques recibe un ataque, dejará de absorber magia. Este ataque absorbe también los ataques de monstruos que cuenten como magia azul, y, si el usuario dispone del Aprender correcto, los aprenderá como si los hubiese recibido (Coste: 0 PM)
    - Golpe sorpresa: ataque repentino que golpea a un enemigo sin que se dé ni cuenta. +20 Daño físico [Coste: 8 PM]
    - Afilar: afila sus garras y se prepara para el ataque, subiendo ligeramente su velocidad y su fuerza. +5 Fuerza por todo el combate. Su siguiente turno se adelantará en una posición (Coste: 6 PM)
    - Punzada [solo lanzas]: ataque potente con la lanza a un enemigo. Es muy efectivo contra enemigos animaloides. +15 Daño físico. Hace x1,5 el daño normal a los monstruos animaloides (Coste: 6 PM)
    - Azote domador [solo látigos]: golpea con el látigo, haciendo bastante daño a enemigos animaloides. +10 Daño físico. Hace x2 el daño normal a los monstruos animaloides [Coste: 6 PM]
    - Zarpazo certero [solo garras]: golpe rápido que golpea una vez a un enemigo, con probabilidades adicionales de resultar en un golpe crítico. +10 Daño físico. Lanza un dado de 8 caras, si sale 1, hará x1,5 el daño normal (Coste: 6 PM)



    Magia azul:
    - Chocoataque: usa la fuerza de los chocobos para cargar con el enemigo y golpearle repetidamente. -15 daño físico, desarmado (puede usarse con el daño del arma solo si lleva garras); si se usa repetidamente, cada vez que se use de forma consecutiva da un golpe adicional, hasta un máximo de 4 golpes por ataque (Coste: 8 PM)
    - Chocobola: usa la magia de los chocobos para crear una esfera de energía que hace muchísimo daño a los enemigos. 50 daño mágico, no elemental; si el enemigo tiene una debilidad elemental conocida, se considerará que el ataque es muy efectivo, como si fuese de dicho elemento. Si hay varias debilidades, se tomará la que menor multiplicador de daño tenga (Coste: 14 PM)
    - Chococura: usa la magia de los chocobos para sanar a un aliado y devolverle el ánimo de lucha. Cura con +15 PS, ratio x0,5 a un aliado, aumenta en un turno la duración de todos los estados positivos que posea dicho aliado y reduce en un turno la duración de los estados negativos) (Coste: 11 PM)
    - Chocobarrera: usa la magia de los chocobos para crear una protección mágica en torno a un aliado. Otorga Barrera y Antitodo a un aliado (Coste: 16 PM)
    - Desenfreno: si el espíritu del usuario es superior al del rival, reduce sus PS actuales a la mitad. Falla contra ciertos enemigos y bosses, así como si el espíritu del usuario es menor que el del rival (Coste: 4 PM) (A1)
    - Vaho acuático: +20 Daño mágico, elemento agua, golpea a todos los enemigos (Coste: 14 PM) (A1)
    - Terremoto: +20 Daño mágico, elemento tierra, usa la fuerza del usuario para atacar, golpea a todos los enemigos (Coste: 16 PM) (A1)
    - Láser Magitek: +70 Daño mágico, elemento neutro; en el primer turno carga el ataque, y en el segundo dispara. Tomará para el daño la estadística de mayor valor del usuario entre Fuerza, Poder Mágico, Terapeucidad y Espíritu (Coste: 18 PM) (A2)
    - Gas inversor: causa Inversión a todos los rivales. (Coste: 24 PM) (A3)
    - Polvo zombi: +20 daño mágico, elemento neutral; lanza un dado de 3 caras, si sale 1, el rival queda en estado Zombi (Coste: 10 PM) (A3)
    - Aeroshock: lanza una espiral de energía que hace +15 daño mágico, neutral, con daño penetrante, esto es, que sobrepasa la mitad de la defensa mágica enemiga (Coste: 11 PM) (A2)
    - Aliento fétido: causa una oleada de estados alterados a los enemigos, afectando a todos. Causará entre uno y tres estados asegurados a cada persona afectada; primero se lanzará un dado de 3 caras por persona, y eso determinará el número de estados que sufrirá cada rival. Luego se escogerán los estados de la lista, siendo: 1- Ceguera, 2- Mudez, 3- Veneno, 4- Sueño, 5- Confusión, 6- Freno, 7- Deterioro, 8- Amnesia, 9- Inútil, 10- Dolor) (Coste: 29 PM) (A3)

    Trance:
    - Requisitos: +15 por cada enemigo derrotado, +60 si se aprende una magia azul.
    - Bonus: +10% Fuerza, +10% Poder Mágico, +10% Espíritu
    - Habilidad pasiva: Aura Azul: si se usa cualquier movimiento sobre un enemigo que no sea un jefe, lo deja en estado de Embrujo.
    Ataques combinados:
    - Cosecha definitiva [con Tiger]: se une a Tiger para que, con su magia especial, Kein escanee a los enemigos y así el cazador pueda extraer todo tipo de materiales de estos. Añade +2 a todos los recursos de Tiger.

    Inventario:
    - Poción (+20 PS, ratio x0,1) (x6)
    - Omnipoción (+30 PS, ratio x0,25, cura a todos los aliados) (x4)
    - Omniéter (+20 PM, ratio x0,2, cura PM de todos los aliados) (x1)
    - Hierba del eco (cura Mudez) (x1)
    - Panacea (cura cualquier estado alterado negativo, salvo los mortales) (x1)
    - Verdura Gysahl (x1) (una verdura muy popular entre los chocobos. Los humanos pueden consumirla también, aunque para ellos no son ni la mitad de sabrosas. Podrían utilizarse para, cocinadas, obtener algo más apetecible, sin embargo. Si la toman Boko o Kein, funcionará como un elixir medio, restaurando un 50% de sus PS máximos y PM máximos; puede usarse en recetas)
    - Cola de fénix (revive a un aliado caído, con PS iguales a ratio x0,33) (x3)
    - Fruta azul (consumirla sube en 20 el trance acumulado. Solo pueden usarla los 8 protagonistas) (x2)
    - Bomba de humo (permite huir de un combate) (x1)
    - Colirio (cura el estado Ceguera) (x1)
    - Aguja de oro (cura el estado Piedra) (x1)
    - Aire Antártico (pequeño orbe de energía helada. Al romperlo, se libera como un fuerte aire que daña a un rival. 20 Daño mágico, daño de hielo; el daño se calcula con el Espíritu) (x1)
    - Pócima de vida (+30 PS, ratio x0,25, cura a todos los aliados y otorga Autolázaro (revivirá con 1/10 de los PS) al grupo por tantos turnos como resulte del espíritu) (x1)
    Guiles: 2620

    No sé cuánto dura la magia de Fauna but asumí que al menos dos turnos
     
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    MrJake

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    Capricornio
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    Escritor
    Bueno, tras estos ataques Aura se queda con aproximadamente 370 PS (le quitabais 333 PS). Una secuencia de turnos como la anterior no mataría a Aura salvo que a Jazz le salga un ataque doble con el arco y Fauna use Fuerza natural o algo así; sin embargo, si Fauna usa Fuerza natural y la daña, la defensa mágica baja; eso hace que, además del daño extra que hace Fauna (que sería en torno a 20-30 PS), Kein haga 5 puntos más de daño (en total llevaríais unos 360-365). Solo con que Jazz use Tiro rápido, por ejemplo, ya sube el daño en lo suficiente para acabar en la siguiente secuencia de ataques.

    So, como ya llevamos mucho aquí y no hay gran cosa que pueda hacer Aura para venceros, siendo solo cuestión de tiempo, zanjo la batalla ya. Para ello, eso sí, asumimos esto, así que aplicadlo a vuestras fichas en cuanto a consumo de PM, PS restantes y demás:

    - Aura: Deltaelemental (Jazz) (-56 PS)

    - Jazz:
    Tiro rápido
    - Fauna: Fuerza Natural
    - Kein: Aeroshock
    (por cierto, Resanación es un estado, así que habría durado la cantidad de turnos que salgan de aplicar la fórmula de espíritu: (Espíritu de Fauna + Espíritu de Kein) / 20. Solo como info!
    - Evan: Embestida

    Tras esos ataques, se acaba la batalla

    Aura contraatacó con fiereza con sus ataques mágicos, pero estaba claramente superada, y todo por culpa de la presencia del Shinryu y el desbordante caudal de esencia que había allí. Pese a que Jazz no tenía ningún poder especial y ni Fauna ni Evan estaban usando en ese momento sus poderes, ataques comunes eran capaz de resentir a la triple Profeta, que acabó por dar un paso atrás, jadeando. Incluso adolorida, Aura no se permitió el lujo de perder la rectitud de su cuerpo, su pose elegante y perfecta. Pese a que su gesto mostrase una completa pérdida de control.

    —... m-malditos... —sus ojos bailaron por la escena. Analizaron al Shinryu, que aún seguía peleando con Bahamut, la forma monstruosa de Rigel; luego a Odín, peleando con el Bégimo. Y finalmente, se posaron en Roxy, tirada en el suelo a un par de pasos de ella. La chica estaba recuperando la conciencia, pero no lo suficientemente rápido como para evitar que Aura, molesta, se agachase junto a ella y arrebatase de una sentada el otro orbe, aquel del que Calum aparentemente "salió". Algo que, claro, ella no sabía—. Tsk, ni siquiera inconsciente dejas de dar problemas, bonita —bufó la Profeta, dándole luego una patada a Roxy que la hizo girar en el suelo, antes de que pudiese incorporarse. Para tener un cuerpo tan pequeño y menudo, Aura tenía fuerza—. No podéis conmigo. Con Shinryu o sin él, no importa. Tengo los dos Ojos de Shinryu, y con ellos, acceso al Cielo. Si alcanzo mi árbol original podré comulgar de nuevo con el Creador, y con mis nuevos poderes seré capaz de borrar el mundo tal y como él desea. Aunque sea la vía difícil, con gusto la cumpliré...

    Extendía las manos y brazos a ambos lados, algo ida en su expresión. Y cuando volvió a centrar la mirada, lo hizo con ojos vacíos, con un azul tan puro, tan brillante, que daba escalofríos.

    —Aunque intentéis pararme, aunque me dañéis, no podréis nunca acabar conmigo. Simplemente es imposible. Solo conseguiréis ralentizar mi absorción del sempiterno, pero ni vosotros dejaréis que lo absorba, ni yo que vosotros lo absorbáis. Y seguiremos así... hasta que uno de los dos bandos se canse. Y os adelanto cuál será: vosotros —alzó la mano, y luego apuntó con ella a Odín y al Bégimo— ... porque no sé si lo recordáis, pero mi poder especial es la manipulación. Y he tenido tiempo de pulirlo.

    Con un solo disparo, la luz de su orbe impactó en ambas criaturas, y los ojos de estas se volvieron automáticamente azules. Cesaron en su pelea, y se dirigieron al momento contra el grupo. Aura sonrió con malicia cuando vio que las criaturas cargaban contra Fauna y los demás. Acto seguido, miró hacia arriba, dispuesta a hacer lo propio con Bahamut y Shinryu... pero se sorprendió al ver que no estaban allí. En su lugar, el Shinryu había cargado directo contra el Bégimo y Odín, detectando, probablemente, el control de los ángeles en ellos. Y, libre de su enemigo previo, Bahamut arremetió contra Aura, sujetándola por los brazos y elevándola en el aire. Ella se retorció, molesta.

    —¡S-Suéltame! —los zarandeos de Aura eran bruscos, y Bahamut luchaba por mantenerla agarrada. El monstruo que antes era Rigel, seguramente, solo actuaba por mero instinto... pero les había dado un momento de oro. Aunque Aura se liberase de él, era un momento clave para ellos. Sin más tardanza, Kein y Fauna supieron que debían aprovecharlo, y ambos se dirigieron al sempiterno sin más tardar—. ¡No! —gritó Aura, zafándose en el último momento y lanzándose en picado contra los dos.

    Fue tarde para ella. Los ojos de Kein brillaron con fuerza cuando logró asimilar la conexión de Claire con Baobab, adquiriendo el poder de dos Profetas. Y por un instante, en su mente se cruzaron voces e imágenes que no reconocía como suyas, pero en las que se identificó a sí mismo, y... a Aura.


    No... no quiero hacerlo.

    —No tienes más remedio. Si no lo haces, cuando te atrapen no podrás hacer nada contra ellos. Te usarán como su conejillo de indias, porque eres especial... muy especial. Lo sabes, ¿no?

    Kein asintió, alicaído.

    —Pero no quiero matarlo.

    —... debes hacerlo. Lo sabemos todos. Es lo mejor para el futuro de nuestros planes... para el mundo perfecto que visualizamos. Sé que es duro, pero no tenemos más remedio. Debes matar a Eldrick.



    Cuando volvió en sí, quizá sintió como si hubiesen transcurrido varios segundos, pero en realidad apenas uno había sucedido. Aura seguía lanzándose contra ellos, directamente, y Fauna aún no terminaba de absorber al Fénix. Con estoque en mano, la Profeta parecía dispuesta a cercenar el sempiterno con tal de eliminar amenazas. Por eso, Kein, casi por un instinto o un impulso, alzó su mano, tratando de detener a la otra Profeta, y saltó en su dirección. Su mano rozó por un instante la de Aura en el aire, pretendiendo desarmarla. Y aquello causó una explosión de luz que repelió a ambos en direcciones opuestas, como si sus poderes chocasen, ahora pudiendo rivalizarse mutuamente.

    Nuevamente, el solo roce con Aura hizo que su voz se hiciese eco en la mente de Kein. Un eco que parecía un recuerdo.


    ¡Corre, vamos! No dejes que te atrapen. Eres... eres lo único que me queda, así que huye todo lo lejos que puedas.

    >> Tranquilo. Yo también soy fuerte, ¿o no? Que vengan a por mí, les reto. No podrán vencerme. No a la emisaria del Creador.


    Tanto Aura como Kein quedaron en el suelo después de su "choque". Y Fauna, al fin, pudo terminar la absorción de Fénix, y con él, el poder de la transmutación. Aquel preciso instante provocó una reacción en cadena: tan pronto como Fauna obtuvo el poder, Shinryu empezó a brillar, y Brigid volvió en sí; el Bégimo dejó de rugir y le dio forma humana nuevamente a Myura; Odín frenó en su andanza, y Erin quedó allí, exhausta, pero en pie. Y Bahamut, en el aire aún, se deshizo para dar forma a Rigel una vez más.

    Y Rigel empezó a caer desde lo alto.

    A esa altura, su cuerpo no soportaría el impacto. Y solo Fauna y Jazz estaban en condiciones de tratar de hacer algo por detener la caída.

    ... o eso parecía.

    —... h-hmpf —Aura se movió rápidamente, magullada y con el cabello anaranjado revuelto sobre su cabeza, la coraza de perfección rota por un instante, pero aún insistiendo en mantener el halo de poder y control que insistía en mostrar continuamente. Rigel había sido atrapado en el aire, sí, y ahora la Profeta lo sujetaba por el cuello. El chico estaba consciente, pero carecía de fuerzas para resistirse... y de igual forma, no iba a poder resistir el férreo agarre de la Profeta. Por ello, todo pataleo fue fútil—. Está bien. Reconozco... la derrota. Habéis ganado, Fauna. Habéis ganado, Shinryu. Habéis ganado, miserables errores —miró hacia abajo, con gesto desesperado, pero aún manteniendo la compostura. Y de su mano libre surgió una cuchilla de luz que no tardó en llevar hasta la sien de Rigel, apuntándolo sin parpadear siquiera—. Pero habéis ganado una vez. Aún tengo la ventaja. Y lo sabéis. Además, nada me detendrá para ascender al Cielo y reunirme con el Creador. Si me da su poder, será suficiente... y con el poder de tres árboles en mí podré soportar toda la fuerza que me insufle.

    Miró a Rigel, sonriendo con una malicia indescriptible. Sus palabras mostraban un enorme resentimiento, no ya solo hacia él, sino hacia todo el mundo. Era casi un resentimiento dirigido al aire, una ira y rabia contenida que llevaba acumulando mucho, mucho tiempo.

    —Eso sí. Reconozco la derrota, sí. Pero no permitiré marcharme sin haberos arrebatado algo —desde arriba, observó a Kein, a Fauna, Brigid y Erin—. Este chico es un compañero de trabajo, un amigo, un caballero fiel y un guía leal para vosotros cuatro, ¿no? Ah, pero no solo eso. Aquí nuestro compañero oculta un secreto. Uno que lo hace mucho más especial de lo que aparente, ¿no es así?

    >> Gael. ¿Suena el nombre? Ese príncipe menor, hijo del Emperador de Elérea, que murió casi junto a su madre. Pero su madre no murió, claro; su madre se cambió de bando, convirtiéndose en una demonio que ayuda a los ángeles. Entonces, si ella no murió, ¿quién dice que Gael sí?

    Sujetándolo por la mandíbula, hizo que Rigel girase la cara hacia el grupo, desde arriba. Y ella puso su propia cara junto a la de él. Habló susurrando, pero lo suficientemente alto para hacerse oír por todos. Claro está, su objetivo era dañar todo lo posible al máximo número de personas posible. Y por eso hacía todo aquello: para generar más daño... particularmente en uno de los presentes.

    —Saluda a todos, Gael. ¿O es que ya no usas ese nombre? Rigel se parece un poco, si me preguntan, pero no demasiado. Qué gracia que un posible heredero a la corona del Emperador acabe sirviéndole en el ejército, ¿eh?

    Aquel dardo envenenado iba hacia Jazz, claramente. Como bien dijo Aura, Rigel compartía algo con casi todos los presentes, salvo con Evan, Myura, Jazz y Roxy. Pero en el momento en el que expuso públicamente y ante todos su secreto, fue plenamente consciente de que estaba diciéndole a Jazz que Rigel era su hermano. Los demás no sabrían de la identidad de Adrien, claro, pero Aura sí era plenamente consciente. Por eso lo hacía.

    Porque al confesar aquello, su próxima acción haría daño a más personas. Sería un "regalo de despedida" más cruel aún.

    —Qué pena. Que el príncipe menor aparezca justo ahora... para irse. Bueno. Podréis volverlo a ver en el nuevo mundo, una vez se resetee. En este, me temo... no lo veréis más.

    Y así, la daga de luz de Aura, ante la mirada impotente de todos los presentes, atravesó el pecho de Rigel de lado a lado, y posteriormente dio un tajo diagonal que le rasgó la cara. Luego, un corte limpio hacia arriba cercenó su brazo izquierdo desde el codo, y conforme lo dejó caer, su pierna derecha fue cortada por la rodilla. El Comandante eleano cayó al suelo, con dos de sus miembros cayendo justo después sobre su cuerpo moribundo y cubierto de sangre. La caída solo sirvió para añadir un último grano de sal a la herida. Viéndolo desde arriba, con el charco de sangre cubriendo el cuerpo de Rigel, Aura rio.

    —... nos vemos a la próxima. Estaré encantada de volver a eliminar a uno de los vuestros si seguís interponiéndoos en mi camino. Aún no tenéis ni idea de lo que puedo hacer.

    Y justo antes de desaparecer, dedicó una mirada final a Kein.

    En el suelo, Rigel trataba de respirar con dificultad, el dolo invadiendo cada nervio de su cuerpo. Veía el cielo, pero lo veía borroso. Y aunque escuchó voces que le hablaban, probablemente de alguno de los presentes, preocupado por su estado, no tardó en empezar a difuminarse en la distancia conforme sus ojos se cerraban. No hubo nada que nadie pudiese hacer por evitar que esos ojos se cerrasen.

    Aura perdió, por primera vez... pero no sin hacerles perder también a ellos.



    Os dejo margen para reaccionar, y luego seguimos posteando y subo niveles y demás.
     
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    Yugen

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    ~Fauna~

    Preveer los acontecimientos hubiera imposible y aún así, por un momento, había pensado que esta vez ganaríamos. No teníamos que matar a Aura, solo dejarla lo suficientemente débil para que ya no quisiera seguir. Si Kein absorbía el vínculo de la Profeta con Baobab el árbol no moriría y si yo absorbía su poder especial podría revertir la transmutación.

    Pero Aura vivía guiada por el odio. Se ensañó con Roxy se hizo rápidamente con el orbe. Estaban sucediendo demasiadas cosas. Los monstruos en los que Erin, Rigel, Brigid y Myura se habían convertido seguían luchando entre sí y la manipulación de Aura dirigió la atención de Erin y Myura contra nosotros. En medio de la conmoción, sin embargo, sabía cuál era mi objetivo y rápidamente me acerqué al sempiterno para absorberlo.

    La agitación a mi alrededor no me impediría centrarme. Mis manos temblaban mientras Aura y Kein se enfrentaban entre sí. Pero no dudé. No cuando vidas ajenas dependían de ello.

    Kein había recibido el vínculo con Baobab y cuando la absorción terminó, yo recibí el poder de la transmutación. Nada más esto sucedió la transformación empezó a revertirse.

    Por un momento, por una milésima de segundo creí ingenuamente que habíamos ganado. Aura ya no podría absorber a la cuarta Profeta y el quinto era Kein y no parecía estar tan dispuesta a que corriese el mismo destino que los demás.

    Pero nunca, jamás, estaba nada escrito en piedra cuando se trataba de ella.

    De nuevo el rojo.

    De nuevo el destello de la luz cortando piel y huesos
    .

    Lo sentí como una acción detenida en el tiempo, casi como mis visiones. Se desprendió, de la misma forma que se desprendería la rama cercenada de un árbol.

    —¡¡Rigel!!

    Me apresuré rápidamente a su lado y me arrodillé junto a él tratando de hacer algo de forma vana. No solo no me quedaba mucha energía mágica si no que su cuerpo había sido desmembrado. No podía sanarlo a menos que pudiera volver atrás su estado físico y eso era imposible para mí. La sangre se extendía en un charco cada vez más grande, embebiendo la tierra bajo nuestros pies.

    El nudo en mi garganta creció y amenazó con ahogarme. Las lágrimas se acumulaban en mis ojos y me nublaban la vista.

    —Y-yo...—mi voz titubeó convertida en un sollozo ininteligible—. Lo... lo siento... Lo siento tanto... E-es mi culpa... Es mi culpa, no debí dudar...

    Jamás llegó a escucharme. Sumado a la imparable pérdida de sangre su cuerpo se enfrió en poco tiempo y su mirada desenfocada y ausente se apagó.

    Las lágrimas que no había dejado escapar antes, el llanto agónico que había logrado contener y entumecer después de la muerte de Alma y Hendrick y la destrucción de Theia ya no pude mantenerlo más.

    Esas emociones que replicaban en mi cuerpo en punzadas desde los cuernos de mi cabeza me hicieron encogerme sobre mí misma y me abracé, arañando mis propios brazos.

    Con las manos manchadas de sangre ajena otra vez, grité, como si quisiera desgarrarme la garganta.

    Aura había ganado.

    Ella siempre ganaba.

    Y nosotros perdíamos otra vez.

    NOOOOOOOOOOOO ;____;
     
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    Gigi Blanche

    Gigi Blanche Equipo administrativo Game Master

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    Cuando la balanza parecía estar por inclinarse a nuestro favor, Aura se nos adelantó. Se acercó a Roxy y le quitó el Ojo sin darnos tiempo a reaccionar, ya que tomó control de dos de las bestias luchando en el cielo y los cargó hacia nosotros. Mis piernas se tensaron, listas para esquivar, cuando otro de los monstruos arremetió contra ellos. El que recordaba era Rigel se encargó de Aura, alejándola de nosotros, mientras Kein y Fauna aprovechaban el momento para asimilar a Claire. Recorrí el cielo con la vista, viendo cómo, uno a uno, los convertidos en bestias recuperaban su humanidad. Rigel comenzó a caer en picada y la energía repiqueteó en mi cuerpo, listo para transmutarme y salvarle el culo.

    No tuve tiempo.

    Aura lo sujetó del cuello, en el aire, y el mundo se congeló en aquel instante. La cabrona lo tenía de rehén. Una daga de luz se materializó poco a poco en el espacio y la enferma comenzó a regodearse en la escena. Reconocía la derrota, decía, pero no se iría sin arrebatarnos algo. De un momento al otro recordé el colgante, la imagen de Alyssa, y el corazón se me cayó al suelo.

    Gael.

    No.

    ¿Suena el nombre?

    Mierda, no.

    Ese príncipe menor, hijo del Emperador de Elérea, que murió casi junto a su madre.

    Me removí, resollé y me frené tras haber avanzado un paso. Tenía la expresión descompuesta en una mezcla de confusión, ira y terror, y el resto del mundo se anuló por completo. Todos desaparecieron. Allí sólo estaban Aura, la daga de luz y... ¿era mi hermano? Una voz surgió de mi pecho, contundente y desesperada, que no recordaba haber oído de mí nunca.

    —¡No! —rugí, aún a sabiendas de lo inútil que era—. ¡No! ¡Detente! ¡Suéltalo, hija de puta!

    El aire me quemaba, los latidos me dolían, me sentí tan impotente y aterrorizado que no pude pensar en nada coherente. Quemó, dolió, aplastó, y la voz murió en mi garganta. El mundo entero.

    Todo se derrumbó.

    Su pecho, el rostro, un brazo, una pierna. Aura cercenó a Gael frente a mis ojos y lo dejó caer al suelo. Su cuerpo se desplomó, inerte, y eché a correr sin pensarlo. Ya no oí nada. No supe nada. Si en el camino choqué con alguien, honestamente no fui consciente. Me deslicé de rodillas, la sangre me empapó la ropa, las manos. Lo miré. Quise tocar su cabello, pero no me atreví. No supe cómo hacerlo.

    Era mi hermano.

    Y estaba mutilado.

    —No —farfullé, respirando frenéticamente, y las lágrimas corrieron llenas de rabia—. No, no, no, no.

    No.

    Por favor, no.

    Por lo que más quieras.

    Te lo pido.

    Una cadena se cortó apenas los ojos de Rigel se cerraron. La tormenta, contenida a duras penas, estalló dentro de todo mi cuerpo y el grito que abandonó mi pecho me desgarró la garganta. Quemaba, dolía, aplastaba. No pude pensar nada, sólo grité y seguí llorando, doblándome en dos sobre el cuerpo de mi hermano. Mi hermano... Era mi hermano. Lo había buscado toda mi vida.

    Era mi hermano.

    Por favor, era mi hermano.


    david te odio y te amo
     
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    Zireael

    Zireael Equipo administrativo Comentarista empedernido seventeen k. gakkouer

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    Todo había pasado demasiado rápido y después de que las plumas nos alcanzaran, en el instante en que Betelgeuse sacó a Roxy del camino de una de ellas, todo se fue a negro y el tiempo quedó suspendido hasta nuevo aviso. La oscuridad era densa, espesa e infinita, para cuando recuperé la consciencia estaba de pie en el que era nuestro campo de batalla y estaba tan cansada. El agotamiento que sentía me hizo más consciente que nunca del peso de mi armadura, de mi arma y el escudo, del hacha de Darek y las espadas gemelas de Aidan.

    Me pesaba hasta la sangre dentro del cuerpo.

    Tenía la vista desenfocada y cuando alcé la mirada la silueta que vi precipitarse hacia el suelo no tenía forma de nada, no la tuvo hasta unos segundos después, prácticamente al mismo tiempo en que Aura pescó a la figura del cuello. Era Rigel, la desgraciada tenía a Rigel e incluso antes de que comenzara a hablar el miedo me bañó el cuerpo haciendo que todo pesara incluso más, si es que era posible.

    Los Orbes, el Cielo y el Creador.

    Pero Rigel era nuestro y todo lo demás, ¿importaba realmente?

    Seguíamos perdiendo. ¿Cuánto teníamos que sacrificar por este supuesto bien mayor?

    Las palabras de Aura me alcanzaban como de otro mundo, lejanas, y se mezclaban con la información que tenía sobre los hijos de Zael y Alyssa; recordé lo que nos había mostrado Alma y que no había podido hablar con los demás al respecto, así que no tenía ni la mínima noción de lo que envolvía al Comandante. No la tenía hasta que Aura abrió la boca con la intención de despedazarnos a todos... pero se notaba que el dardo impregnado de veneno tenía otro objetivo. Uno que los demás no conocíamos.

    ¿Importaba?

    ¿Todo esto importaba?

    El primer movimiento que hirió a Rigel me hizo abrir los ojos, aturdida y perpleja en partes iguales, porque continuó mutilándolo como si no fuese más que un muñeco de trapo. Los miembros cayeron, la sangre goteó y el cuerpo me quedó helado, rígido e incapaz de reaccionar, solo cuando lo dejó caer al suelo para terminar su obra de arte fui me di cuenta de la cantidad de lágrimas que se me habían agalopado en los ojos.

    Fauna gritó, también lo hizo Jazz y en su reacción había tanta información inconexa, tantas respuestas que no pude hilar, pero su desesperación activó mi cuerpo y corrí hacia ambos. Corrí tan rápido como las piernas, el peso de la armadura y la correntada de lágrimas me lo permitía, hasta que los alcancé y me desplomé a un lado. Los gritos y el llanto de Jazz me llenaron los oídos, el olor de la sangre me atestó la cabeza y sollocé de forma audible por primera vez desde que habíamos iniciado esto. Era la primera vez que estaba llorando a lágrima viva.

    Pensé en mis Titanes allá con el Starlight y sus figuras se revolvieron con la de Rigel, escuché su voz cada vez que me anunciaba cómo iba a proceder, cuando buscaba mi aprobación antes de actuar porque era su superior aunque no estuviésemos ya en Elérea o no respondiéramos al ejército como tal. Llevábamos tratando de detener a la Profeta demasiado tiempo, estábamos en este lío juntos y ahora... ahora nos lo había arrebatado.

    Nos lo había arrebatado así nada más.

    —Rigel —murmuré, mi voz ni siquiera debió escucharse entre el desastre de Jazz y no me atreví a tocar a ninguno—. Rigel. Te podemos ayu-

    La frase se me quedó atorada, ni siquiera pude completarla y aunque una parte de mí ya lo había internalizado el resto no. Me negaba a creer que no había nada que pudiéramos hacer, que con este poder y luego de hacerle frente a Aura simplemente los perdiéramos así, por mera fuerza bruta.

    Todavía se puede hacer algo, ¿no?

    ¿Se puede hacer algo?

    ¿Se puede?


    Fauna ya lo había intentado, pero yo no lo había procesado y en un intento burdo, inútil y caprichoso, me di cuenta que mi magia había rodeado el cuerpo cercenado de mi compañero y por rebote el de Jazz, doblado como estaba sobre él. No me quedaban demasiadas fuerzas para nada, no después de la gracia de las plumas del Fénix, así que el brillo amarillento parpadeó antes de desaparecer por completo sin lograr absolutamente nada y el grosor de las lágrimas no hizo más que aumentar.

    Nos había arrebatado uno y si seguíamos intentando detenerla nos arrebataría a todos los restantes.

    Intenté respirar, pero al inhalar se me rasgó la garganta e incluso de haberlo querido no habría podido levantarme para hacerle de soporte a los demás. Ya no podía, no cuando el cuerpo de uno de nuestros compañeros, de la Elérea a la que ni siquiera sabía si podría volver, estaba allí cercenado frente a nosotros y nos estábamos empapando de su sangre.

    Me llevé las manos al vientre, sentí el cuerpo cederme al peso del metal y de los acontecimientos y me rendí, lo hice, incapaz ya de seguir pretendiendo ser una Coraza para nadie, ni siquiera para mí misma. No fui capaz de detener el dolor y la culpa que se habían acumulado desde hace tiempo por la sangre ajena derramada a nuestro alrededor.

    Este mundo estaba pintado de rojo y ahora Rigel era parte de eso. Era nuestra culpa por intentar luchar contra ella.


    leí a David media dormida a las 7 de la mañana y lo culpo por casi hacerme llorar tan temprano un viernes (?
     
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    MrJake

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    Alrededor de Rigel se acumularon personas, y, sobre todo, llantos. Mientras moguris y Weis se empezaban a incorporar, claramente aún aturdidos por la tremenda fuerza del Shinryu, Jazz y Fauna no tardaron en acercarse al Comandante, y pese a su deplorable estado, imposible de arreglar, Fauna intentó una y otra vez curarlo en balde.

    Myura, debilitada, pero no tanto como el resto de los que fueron transmutados a la fuerza (al fin y al cabo, ella ya estaba acostumbrada a esa forma monstruosa) caminó hasta Evan, y le puso una mano en el hombro, empujándolo luego ligeramente. Su gesto pretendía apartarlo, darle cierta tranquilidad, pero alejarlo de la escena... del horror que provocó Aura. El horror del que Rigel fue el objetivo. Comportándose una vez más como una hermana mayor, Myura trató de simular que se encontraba perfectamente y guardar la compostura, para apartar al que era, después de todo, aún un niño de horrores que no tenía por qué presenciar.

    Pero tan pronto como se agachó frente a Rigel se desplomó todo su talante. Tembló, llevó la mano a la boca para contener una arcada y los ojos se empañaron. No procesó si quiera la anormal reacción de Jazz, excesivamente implicado en aquella escena. Simplemente, con dedos extremadamente temblorosos, dirigió índice y corazón al cuello de Rigel, sin siquiera mirarle. Y agachó la cabeza.

    —... c-creo que no tiene pulso. Creo que... está muerto.

    Las palabras cayeron como un jarro de agua fría en el ambiente, y lo que debió ser una celebración y un éxito, la victoria ante Aura después de mucho tiempo, se convirtió en un lamento. La Profeta logró lo que pretendía, y con creces: a los pocos a los que no llegó a afectar directamente con la pérdida del Comandante los afectó por otros motivos. Pero, al final, todos se vieron afectados. Y no fue sino la voz apagada la que les hizo reaccionar, una que otrora sonó tan grave e impactante y ahora parecía pender de un hilo.

    —Lo lamento —caminando con su bastón como soporte, Montblanc se movía con dificultad mientras los Weis huían, espantados por otros moguris que, igualmente, se encontraban aturdidos aún—. Lo lamento mucho —los ojos pequeños escanearon la escena, y se fijaron particularmente en Jazz. No lo conocía, ni sabía nada sobre él; pero no necesitó más que ver lo roto que estaba como para saber que ese chico debía significar algo importante. Por eso, suspiró, y dijo a sus soldados—. Ayudad con el cuerpo. Llevémoslo a Mogulópolis y démosle a este héroe... la despedida que merece. No podemos solo... dejarlo aquí.

    Antes de alejarse, Montblanc dirigió una mirada final hacia el pequeño árbol que brotaba lentamente. El sempiterno de Claire, donde una vez estuvo el Fénix al que tanto veneraban los moguris. Y con eso, de alguna manera, el cuerpo de Rigel fue llevado, y todos los presentes se movieron en una misma dirección, aunque muchos de ellos lo hiciesen casi arrastrados por unas piernas que se movían solas, con el impulso del camino.


    ***


    Poco después, el desfile de moguris presidido por el grupo estaba alcanzando el gran árbol de Baobab, y con él, su destino en mogulópolis. Aquel camino, silencioso e imperturbable, se rodeaba de una sensación de tristeza inmensa. Y quizá por eso fue tan chocante cuando el silencio se interrumpió por aquellas palabras, ajenas a todo lo ocurrido.

    —¡Ahí vienen! —desde lejos, Tiger les señaló, sonriente. A su lado, Cid aguardaba, una mano sobre sus ojos a modo de visera.

    —Sí, ¡parece que lo han... logrado! —se detuvo por un instante, viendo que algo no marchaba bien. Tiger no notó nada, pero Cid era demasiado ávido.

    Estaban allí, en la mogusenda norte, esperando la inminente llegada del grupo, quizá haciendo alguna ronda para investigar la extraña ausencia de Weis en la zona. Y tan pronto como se hizo evidente lo que sucedía y el enjambre de moguris que portaba sobre sus pequeñas manos el cuerpo desmembrado de Rigel se hizo visible, el gesto de Tiger se apagó por completo, y... Cid entró en pánico.

    —... no. No. No puede ser.

    El niño no tardó en correr, desesperado, en dirección a Rigel. Pero los moguris no le dejaron perturbar su descanso.

    —¿¡Qué hacéis, idiotas!? —contenía las lágrimas en sus párpados, molesto—. ¡Dejadme! ¡Dejadme verlo! Ey, moradito, ¡despierta! ¿Q-Qué cojones ha pasado...?

    —L-Lo siento... —murmuró Montblanc, orejas agachadas—. Me temo que hemos tenido una baja. Una trágica e inesperada.

    —¿Baja? No... no, no es verdad... —Cid tenía la mirada clavada en Rigel, sin moverse un ápice, ojos vidriosos—. No es verdad.

    —... es culpa mía —susurró Myura, luego alzando la voz, movida por la desesperación—. ¡Si no hubiese dicho que...!

    —¡¡Calla!! —exclamó Cid, a gran volumen. Su voz calló todo el bosque solo con una palabra, las miradas centradas en él—. Os digo que no es verdad. N-No es una frase hecha, coño... ¡veo el aura de moradito, aún brilla! —¿el aura de Rigel?—. Así que apartad vuestras putas zarpas peludas y dejadme ver, ¿queréis?

    —P-Pero... —Myura quedó impactada, mano en el pecho—. Comprobé que no respiraba...

    En cuanto los moguris obedecieron a Cid y lo bajaron ligeramente, este lo examinó, midiendo su pulso y alzando uno de sus ojos... para terminar abriéndole la camisa y mirando su pecho. Luego miró a todos, serio, frunciendo el ceño.

    —... quiero a este hombre en el Starlight ya —dijo, severo, incluso ominoso. No había hablado con mayor decisión y autoridad en su vida. Por un momento, el porte y semblante de Albus Elcid brilló en él—. ¿¡Estáis sordos!? ¡Ya! Que no respire ni tenga pulso no significa que esté muerto.

    Las palabras helaron a todos los moguris, quienes solo reaccionaron cuando Montblanc, asintiendo, dio la aprobación a sus palabras. Cargaron el cuerpo de Rigel una vez más, y las patitas se movieron a gran velocidad. Cid empezó entonces a caminar en el sitio, dando vueltas.

    —... metal, mucho metal. Minerales. ¡Tú! —señaló a Tiger, con virulencia, quien no tardó en obedecer—. ¡Ve a Mogulópolis y arrasa con todo! ¡Desmonta trozos de la Starlight si hace falta! ¡Tráeme metal a la cabina, cuanto antes, todo el que puedas! ¡Fauna! —señaló a la áurea—. Necesito magia blanca, a raudales. Prepárate para quedarte seca.

    >> ¿Alguien de aquí puede usar magia de fuego?

    Silencio.

    —¿¡No me oís!? ¡Cada puto segundo es un clavo en el ataúd de Rigel, así que rapidito!

    —É-Él puede —dijo Myura, señalando a Montblanc. Lo recordó usando Piro, y con su comentario, de nuevo, trató de alejar a Evan de todo aquel horror.

    A Cid le dio igual, solo quería a alguien que colaborase. Y el moguri jefe asintió, aceptando prestar su ayuda.

    —Bien. ¿Qué más? ¿Qué más...? —meditó en silencio, nervioso, apretándose el labio—. ... sangre. Sangre, sangre, joder, ¡necesitamos sangre! Pero no sé si tendrá buen efecto o no en él... tsk, hay que probarlo, como sea, da igual —alzó la voz luego, mirando a los humanos allí presente—. ¡Escuchadme bien! Rigel está desangrado, prácticamente. Pero tiene la puta suerte de contar conmigo aquí, y no soy un genio en vano. Gracias a mí no ha muerto, y gracias a mí no va a morir. Pero... ni mi genialidad puede devolverle la sangre perdida. Así que necesito que alguien le dé de la suya, y mucha. No será indoloro, eso seguro —miró a Jazz, Kein, Roxy, Erin y Brigid, y, en voz baja, chasqueó la lengua—. ... es mejor que nada. Si tuviésemos algún familiar directo habría más opciones de que funcione, pero no intentarlo es... dejarlo morir. Así que hay que intentarlo. ¡Necesito que uno se ofrezca, y rápido, para que le dé su sangre a Rigel!

    C-Cid... ¿realmente podía salvar a Rigel? Pero había dejado de respirar, se había desangrado y no tenía pulso. Debería estar muerto ya. Y, con todo, la convicción del niño era real. Las palabras de aquel pequeño genio no mentían.

    Podía lograrlo. Pero necesitaba ayuda. Sangre compatible, ¿eh? Sangre... de un hermano, por ejemplo.

    —Vamos. Pensadlo por el camino —dijo Cid, dándose la vuelta—. Pero id pensándolo de camino al puñetero barco.

    ¿Metal, fuego y sangre? ¿Cómo iba todo eso a salvar a Rigel? ¿A salvar a alguien que estaba, en esencia, muerto?


    ***


    Momentos después, Jazz y todos los demás se vieron en las puertas del Starlight, las gotas de la sangre de Rigel denotando el rastro que su cuerpo dejó hasta llegar allí. Era físicamente imposible que alguien pudiese sobrevivir después de perder tanta sangre, ¿verdad que sí? ¿Qué pretendía hacer, acaso? Wedge, Aidan, Darek, Flora y Biggs estaban también allí, y fueron prácticamente echados del lugar cuando entró Cid junto con el cuerpo, acompañado únicamente de Fauna y Montblanc. No hubo tiempo de nada más, sin embargo. No hubo tiempo de que Aidan y Jazz intercambiasen algunas palabras, ni de que Biggs y Wedge lo hiciesen con Kein, o Flora con su hermana; porque todo causó tal shock y desconcierto que solo una persona hablaba ahí. Aquel que salió instantes después de perderse la maga blanca en el interior del Starlight y dijo, con una sierra y una especie de recipiente de cristal en sus manos.

    —... bien. ¿Quién? ¿Quién nos dará la sangre que necesito? ¿Quién está dispuesto a sufrir un poco de dolor por salvar una vida?

    Esa fue de las pocas veces en las que Cid no habló con plena confianza. ¿Cómo dijo antes...? "Si tuviésemos algún familiar directo habría más opciones de que funcione, pero no intentarlo es... dejarlo morir. Así que hay que intentarlo". Si la sangre no era compatible, quizá no funcionaría. Y Cid no podría saber de dicha compatibilidad, así que le valía cualquiera, rezando por que una de ellas funcionase. A buen seguro Brigid o Erin se ofrecerían, pero... pero era arriesgado. Por eso, quizá, una persona debía ofrecerse. No conocía de absolutamente nada a ese niño, pero le estaba dando una pequeña llama de esperanza, y parecía hablar con seguridad cuando decía que era posible salvarlo.

    Esa sierra no prometía nada bueno, pero...

    Para Jazz:
    >> Ofrecerse como donante.
    >> Dejar que otro se ofrezca.


    Gigi Blanche

    Pretty sure de la respuesta viendo el post anterior, pero me parece que es más orgánico si dejo que lo diga (?)

    Btw, no tienes por qué confesar nada sobre el parentesco con Rigel si no quieres, solo con ofrecerte está bien, Cid va a coger a cualquiera. Igual probablemente a todos le resultará raro ver que Jazz se ofrece, pero como verbalizarlo, no tiene por qué (?
     
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    Gigi Blanche

    Gigi Blanche Equipo administrativo Game Master

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    No tuve la menor idea del tiempo que pasó hasta que comencé a calmarme. Los recuerdos recientes se colaron poco a poco por los costados de mi mente, permitiéndome procesarlos al fin. Fauna y Erin estaban allí, Myura también. Aura se había ido. Myura... estaba bien. Alcé la vista, di con ella y pasé saliva mientras aún me esforzaba por regular mi respiración; supo a sangre. Me había... lastimado la garganta, suponía.

    Creo que no tiene pulso.

    Dolía un poco.

    Creo que... está muerto.
    Qué más daba.

    Supuse que mi reacción allí había sido la única desproporcional pero no encontré la forma de que me importara. Se me había vaciado la mente, el pecho y el cuerpo entero. Estaba prácticamente entumecido. No pude volver a mirar a Rigel, no pude de ninguna manera y bajé la vista a mis manos, mis piernas. La sangre seguía ganando terreno, la sangre de mi hermano, y el pensamiento estuvo a punto de hacerme vomitar. Contuve las arcadas por los pelos y, en el apremio, me alejé del grupo.

    Lo demás me alcanzó en segundo plano. La voz de Montblanc, los movimientos de los moguris. Obedecí a la dirección del grupo porque sí, completamente abstraído dentro de mi propia mente. Repasé tantísimas cosas, tantísimos recuerdos, una y otra vez. No quise, pero no me dejé opción. En cierto punto del camino hundí la mano en el bolsillo y abrí el colgante, manchándolo ligeramente. El tiempo que nos tomó llegar a la ciudad fue suficiente para, de forma pobre al menos, asimilar y procesar la situación.

    Rigel era el pequeño Gael.

    Era mi hermano.

    Y estaba muerto.

    El alboroto que se montó el mocoso nuevo, el que estaba junto a Tiger, estuvo a medio pelo de hacerme reaccionar. Casi intervine, casi le grité que se callara la putísima boca, hasta que dijo que veía su aura. Aún podía ver su aura.

    ¿Qué?

    El resto de la situación se precipitó a velocidad. ¿Metal? ¿Magia? ¿Sangre? ¿De qué iba este crío? Aún así, acabé aferrándome inevitablemente a la sarta de delirios y mi cerebro, inútil hasta el momento, chispeó con algo de energía. Necesitaba un familiar directo.

    La coincidencia fue casi hilarante, de una forma jodidísima.

    Apreté el paso en dirección al barco, junto a los demás. Al llegar repasé brevemente algunas caras, vi a Aidan allí pero no le di importancia. No podía, vaya. Una oleada de nervios, de expectativa y de miedo se me arremolinó en el cuerpo. Apenas el crío demandó al dichoso donante no dejé pasar ni un segundo para dar un paso al frente. Había visto la sierra, sí, y me daba exactamente igual. Joder, no podía importarme menos.

    —Yo —anuncié, con voz firme—. Yo iré y, joder. Más te vale salvarlo, mocoso. Me da igual lo que hagas.

    Sólo lo quería con vida.

    >> Ofrecerse como donante.

    lets goooooo segundo desmembramiento del día
     
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    Yugen

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    Jazz era su hermano. Y escucharlo quebrarse, sollozando sobre el cuerpo desmembrado de Rigel fue desolador.

    No tenía palabras de consuelo; no había nada que yo pudiera decir o hacer. Así que me quedé allí, con la cabeza agachada y abrazada a mí misma, Inmóvil e impotente.

    Cuando el llanto de Erin se sumó me pregunté por qué siempre sufríamos tanto. Y por qué nuestro sufrimiento parecía girar alrededor de una única persona.

    Si no hubiera intentado razonar con ella, si no hubiera tratado tan desesperadamente de ver algo bueno donde claramente solo había un oscuro pozo negro de podredumbre y odio quizás eso jamás hubiera sucedido. Si fuese más fuerte, si pudiese enfrentarla directamente de forma ofensiva, si tan solo pudiese cumplir el rol que se me encomendó como sanadora...

    Pero no podía.

    No podía salvar a nadie.

    La sentencia cayó sobre mí con todo su peso y me aplastó sin piedad.

    ¿De qué me servía ser la Hija del Creador entonces? Ni siquiera podía proteger las vidas que mi Padre tanto parecía desear destruir. ¿Cuál era mi cometido real, por qué motivo había nacido?

    Me negaba a creer que era para destruirlo todo.

    Los moguris se acercaron y pronto el bosque cayó en un profundo silencio presidido por la comitiva fúnebre de la que formábamos parte. Si estuviera en Áurea habría colocado sobre Rigel una corona de luminéreas.

    Aunque eran flores funerarias su luz servía de guía a los viajeros, no importaba hacia donde se dirigiesen. No había podido hacerlo con Hendrick ni con Alma porque el palacio se desplomó sobre sus cuerpos, sepultándolos bajo los cimientos. Aster pereció salvándonos de los Caballeros Blancos. Podría habérsela colocado a Locke pero en ese momento era tan solo una sombra de mí misma.

    Siempre... siempre era sangre.

    Toda mi vida desde que mi camino se cruzó con Aura era una espiral de perdición carmesí.

    El resto del tramo hacia Mogulópolis transcurrió en un tenso y pesado silencio. Nadie hablaba, ni siquiera los siempre ocurrentes Moguri parecían saber qué decir. Yo no podía mirar a nadie, ensombrecida y apesadumbrada.

    Pero entonces, la luz volvió a brillar. La luz real, no la luz corrupta de La Profeta de Edén. Esa que confortaba, iluminaba y traía esperanza.

    Cid afirmó que Rigel aún vivía. Y repentinamente empezó a pedir útiles y dar órdenes, movilizándonos a actuar. Cuando me llamó, en un principio contrariada, le devolví el gesto.

    —Sí.

    Asentí con decisión. Cualquier cosa que fuera necesaria, por mínima que fuese la posibilidad, seguía siendo lo único que teníamos. Cid había logrado hacer volar un barco; estaba segura de que si alguien podía manejar esa situación era él.

    De modo que centré toda mi magia restante y me aboqué con fe a esa tarea.
     
    Última edición: 1 Julio 2023
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    MrJake

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    AVISO. En el siguiente post se van a describir lo que en esencia es una operación. No he sido especialmente gráfico en ningún detalle escabroso ni nada, pero si alguien siente especial pudor por escenas de operaciones y así, no leáis las perspectivas de Jazz-Fauna. Os dejo al final del todo un spoiler resumen

    Sin casi pensarlo, Jazz se levantó ante la mirada sorprendida de muchos de los presentes. El propio Cid reaccionó con algo de sorpresa, esperando probablemente que fuesen Brigid o Erin quienes se ofreciesen... pero el asesino se adelantó. Sin cuestionarlo demasiado, Cid asintió, y frunció el ceño al mirar a Jazz conforme se acercaba. Cuando lo vio, eso que solo sus ojos podían ver le delató.

    —Tu aura... —susurró, de forma imperceptible—. Es parecida. Está bien. Venga, ¡adentro!

    >> Y tranquilo. Soy un genio, y los genios no fallamos. Wedge, Biggs —llamó, y los oficiales, con gesto verdaderamente descompuestos al ver así al que era su jefe y amigo, tragaron saliva—. Voy a necesitar asistentes. ¿Me ayudáis?

    Y así, Jazz y los mellizos (no sin cierta duda) entraron, también, en el barco, cerrándose firmemente la puerta tras ellos.


    ***

    Perspectiva de Jazz y Fauna

    El Starlight se cerró a cal y canto, y solo los llamados al interior pudieron observar la escena. Fauna se agachó a petición de Cid junto al cuerpo de Rigel, tumbado sobre pilas de mantas que se teñían en rojo. Y el niño empezó las instrucciones para la intervención, mientras limpiaba con mimo la sangre que quedaba en la herida de brazo y pierna, tratando de drenarla toda.

    —Vale. Vale, vale, vale —musitó, nervioso—. Fauna, necesito magia blanca, mucha. Focalízala en la herida de la pierna, ¿vale? —mientras decía aquello, Cid colocaba cuidadosamente gasas y otros trapos sobre la profunda herida del pecho de Rigel.

    La áurea no tardó en empezar a sanarla. Claro que su curación no cerraría tal herida, solo mermaría el dolor... y justo eso quería Cid. Anestesiar todo lo posible el dolor. No ya el que Rigel, inconsciente, básicamente muerto, sentía entonces, sino el que podría llegar a sentir cuando...

    —... Montblanc, ¿no? —le dijo Cid al moguri. Este asintió—. Líder de los moguris... ya. En fin, si puedes usar magia de fuego, más te vale controlarla. Quema la superficie la herida... con cuidado.

    —¿Quemarla? —preguntó él, tragando saliva.

    —Sí, Montblanc, sí, ¡quemarla! Se llama "cauterizar", evita que se siga sangrando. ¡¿Quieres hacer el favor de empezar?!

    Tenso, el moguri no pudo sino tragar saliva, y se dispuso a hacer lo que dijo Cid. Observó cómo el interior de la herida era lentamente quemado.

    —... suave. No hagas el fuego tan alto —pidió Cid, y Montblanc controló algo más el fuego—. Bien. Así. ¿Podréis hacer lo mismo con el brazo cuando acabéis? Estupendo —ni siquiera dejó tiempo a que respondiesen, y se dirigió a Wedge y Biggs—. Vosotros. Necesito magicitas. Todas las que tenga. Buscadlas, están en mi camerino. Tengo algunas vacías; traedlas también y que Fauna las llene. Sabéis cómo funciona, ¿no?

    Biggs miró a Wedge, nervioso y perdido, y fue el otro hermano el que asintió.

    —Sí, sí. C-Cuenta con nosotros —y, tirando levemente del brazo de Biggs, lo llevó tras él.

    Cid crujió sus dedos entonces, tomando aire.

    —... espero que esa mole de músculos traiga pronto el metal que necesito —sus ojos se dirigieron rápidamente a la pierna y el brazo de Rigel, ambos cuidadosamente envueltos en sábanas que se teñían de rojo en un punto concreto, donde la herida se produjo. Luego se giró a Jazz—. Bueno. Va a doler, lo sabes, ¿no? —tomó la sierra entre sus manos, y luego dio una fuerte bocanada de aire—. Tranquilo. No voy a dejar que te desangres tú, pero... necesito al menos un litro de sangre. Quizá casi dos. Es posible que pierdas el conocimiento en el proceso... pero me aseguraré de que la herida no sea mortal y de tratártela rápido, ¿vale?

    Una vez más, tomó aire.

    —... te haré un corte en el estómago, es lo más seguro; no te quiero dañar nervios de ninguna extremidad. Luego te haré un par de pinchazos si necesito más, ¿vale? ¡Fauna! ¡Montblanc! ¿Acabó la cauterización?

    El breve hilillo de humo que manó del cuerpo en los puntos tratados denotaba que, en efecto, el proceso se había terminado. Por eso Montblanc asintió.

    —Creo que sí. No sangra más.

    —Bien. Toca usar la magia en este hombre —señaló a Jazz—. Que duela... lo menos posible.

    Y Fauna usó su curación con toda la intensidad que pudo en el vientre de Jazz, mientras Cid apoyaba la sierra sobre este. Tras el primer pinchazo, luego fue breve y rápido, y el tajo no fue demasiado amplio, ni demasiado lento... pero sí bastante profundo. Lo suficiente para que la sangre empezase a correr.

    Dolió, dolió mucho... pero era cierto que no dolió más que muchas otras heridas que Jazz sufrió a lo largo de su vida. Tal vez que tuviese una anestesia en forma de magia blanca ayudó, sin duda. O quizá dolió menos porque sabía que esa herida... tenía más propósito que muchas otras.

    Con cuidado, Cid llenó el recipiente de sangre, mientras Jazz notaba cómo sus ojos se entrecerraban, incapaz de conservar la conciencia. Sintió un fuerte mareo, perdiendo poco a poco el conocimiento. Y oyó vagamente a Cid hablar.

    —Creo que de momento bastará... espero. ¡Montblanc! Trapos, hilo, aguja, y un poquito de fuego por aquí, ¡rápido!


    ***

    Perspectiva de Evan, Brigid, Roxy, Erin y Kein

    La espera se hizo, quizá, mucho más larga de lo que parecía fuera del Starlight. Flora estaba dando vueltas sin parar, nerviosa y tensa. Myura se sentaba algo lejos con Evan; Brigid, Kein y Roxy quedaron separados y dispersos alrededor de la nave, y Aidan y Darek se acercaron a Erin.

    Los Titanes fueron puestos rápidamente al día de lo que sucedió, y Darek no pudo ocultar la prreocupación y nerviosismo, por mucho que tratase de fingir que estaba bien. Fue Aidan el que rompió el hielo después de todo:

    —Bueno, yo no conozco demasiado a ese chiquillo, pero... se veía que le importaba mucho Rigel. Y yo digo que si ha creado un maldito barco que vuela, es capaz de salvarle la vida.

    —... sí. Pero el barco es una máquina, después de todo. Y ese niño es un experto en crear artilugios, pero quizá no tanto en curar personas —dudó Darek.

    Aidan tomó aire, sacudiendo su nuca con nerviosismo con la mano que no tenía postrada en cabestrillo.

    —Ya. Pero hay que confiar. Los genios son... genios por algo. Seguro que lo logra. Además, no es la primera vez que Rigel pasa por heridas graves, ¿no? Seguro... que no será la última.

    Darek suspiró.

    —... lo que no entiendo es por qué motivo ese tipo, el de la coleta, se ofreció voluntario para la sangre —meditó Darek.

    Aidan no supo qué responder.

    —Ah, Jazz... espero que él también esté bien. Ciertamente ha sido muy raro.

    Claro... raro, ¿eh?

    Myura, mientras tanto, se sentó contra un árbol junto a Evan, tratando de mantener la mejor sonrisa que pudo. En un intento por distraer al niño y a sí misma de aquella situación, comentó algo positivo:

    —... no sé muy bien cómo ha sido, pero parece ser que no solo habéis ganado a Claire, sino que... se ha asimilado el poder de la transmutación —miró sus manos, sonriendo—. Pensé que me transformaría en bégimo para siempre. Pero mírame. Aquí estoy. Aquí están todos, de hecho —sus ojos se deslizaron hacia Erin y Brigid, en la distancia—. Es más, siento que... esta vez es distinto. No sé explicarlo, pero llevo bastante tiempo transmutada por Claire, y ahora no tengo la sensación que tenía entonces. Con Claire, me sentía como con una opresión constante en el pecho. Creo que su afán de mantener todo bajo su control afectaba a su poder... y por eso Arthur y yo empezamos a desensibilizarnos un poco. Por eso acabamos básicamente subyugados a ella, y por eso cuando murió... simplemente perdimos la razón. Su transmutación era una maldición, un efecto que debería ser positivo, pues nos permitía obtener fuerza y mantener la razón a la vez, pero todo lo que lograba es hacernos lentamente más monstruosos en nuestra forma humana, y solo un poco más humanos en nuestra forma monstruosa.

    >> Ahora siento como si me hubiese librado de unos grilletes fuertes que me ataban. N-No sé ni cómo describirlo, pero... —sin darse cuenta, se secó una lágrima de sus ojos, y miró la mano húmeda con sorpresa—. Siento como... ¿emoción? Casi... casi no me había dado cuenta de que había perdido tanta sensibilidad a todo. Es tan diferente que solo ahora soy consciente de lo anestesiada que estaba con Claire.

    Así que... ¿quería decir eso que ahora que Fauna tenía el poder de Claire, la transmutación, los transmutados no se veían afectados de la misma manera por esos efectos secundarios? Si no recordaba mal, hablaron alguna vez de aquello. De cómo el poder especial de cada Profeta era único de ellos y provenía de la esencia que cada árbol absorbía, pero el portador, el Profeta que lo usase, influenciaba mucho sus efectos. Y si ya no era Claire quien lo poseía, y de alguna manera era Fauna... ella, sin duda, no era como Claire.

    ¿Querría decir eso que Myura estaba salvada, definitivamente? Quizá darse cuenta de eso fue lo que hizo que otra lágrima más resbalase por su mejilla.

    —¡Abran paso! —exclamó alguien de pronto. Kein reconoció la voz al instante: era Tiger, y cargaba con un carro lleno de trozos de metal, corriendo hasta la zona.

    El último de los elementos que Cid pidió estaba ahí. El último ingrediente para salvar la vida de Rigel.


    ***


    Perspectiva de Fauna y Jazz


    Jazz quedó inconsciente, la herida de su estómago cosida con maña, pero de forma algo rudimentaria. Se le dio el suficiente tratamiento como para cerrarla y detener la hemorragia, pero eso no le evitaría una terrible cicatriz que le marcaría para siempre. Asimismo, su brazo izquierdo había recibido múltiples pinchazos de los que más hilillos de sangre manaban, breves, pero suficientes para obtener un poco más de esta. Fauna se encargó de cerrar esas heridas, mucho más manejables, con su magia. Y después, el chico de pelo rojo, Wedge, le dio múltiples orbes de cristal que recordaban a los Ojos de Shinryu, y le pidió usar hechizos curativos sobre ellos. Entendió que... aquello eran las magicitas. Esas mismas que usaron tantas veces para sobrepasar el poder de Aura, su control mental a través de la tecnología Magitek.

    Y ahora, Cid se encontraba trabajando sobre Rigel, particularmente con la herida de su pecho, haciendo algo que no dejó que nadie interrumpiese. Solo Wedge, tenso, se hallaba cerca, haciendo de cadena entre el genio y Biggs para ir dándole las herramientas que requería. Había usado algunos tubos de metal que debían ser parte del Starlight para hacer fluir la sangre de Jazz y conectarla con Rigel. Estaba improvisando... tanto que parecía imposible que con materiales tan absurdos alguien pudiese ser capaz de revivir a alguien.

    Pero Cid, cuando terminó de colocar todo para que la sangre de Jazz fluyese con la de Rigel, sonrió y miró a Montblanc.

    —¿Podrías usar tu magia para mover la sangre y que fluya? Digo yo que sabrás usar algo de viento o agua, algo así. Solo quiero que la muevas.

    El moguri asintió.

    —Puedo intentarlo.

    Y con sus manos, hizo que la sangre empezase a moverse desde un recipiente a otro, desde el cristal a la carne. Entonces, Cid habló:

    —No convulsiona... y parece que fluye bien —susurró, poniendo la mano en el cuello. No pudo contener una lágrima—. R-Recupera el pulso... ¡lo recupera! La sangre era compatible.

    —¡J-Jefe! —Biggs no podía siquiera mirarlo, afectado por la sangre, pero tampoco pudo contener las lágrimas de alegría.

    —No cantes victoria aún, sin embargo. Es muy débil. Hay que seguir —musitó Cid.

    —¿Cómo es posible? —susurró Wedge, tragando saliva—. La herida debió ser mortal, y... ah. Claro. Eso.

    Señaló hacia el pecho de Rigel, justo junto a la herida. Y ahí se vio una especie de piedra incrustada en otra herida previa. Una magicita. La magicita revitalia que Cid implantó en él tanto tiempo atrás.

    —... sí —susurró Cid—. Solo ha sobrevivido por esto. En su momento le coloqué la magicita para regenerarle la herida, pero me di cuenta cuando lo vi ahí fuera, moribundo, de que su aura seguía brillando, y... entonces entendí. La magicita, o mejor dicho, la magia que alberga la misma, empezó a unirse con su sangre, con su carne, con su cuerpo. Y aunque no respiraba y se desangró, la magia lo mantuvo con vida. Por eso... necesito más.

    Alargó el brazo, y Wedge empezó a pasarle más magicitas, cargas previamente por Fauna. Y con materiales diversos, empezó a unirlas a la herida aún abierta, una a una, lentamente. Parecieron horas... aunque realmente, a penas pasaron un par de ellas cuando alguien entró en el barco.

    Tiger.

    —¡Chaval! Tengo los trozos de metal.

    —Excelente. Déjalos dentro, venga. Y luego sal —Cid estaba extremadamente concentrado, sudando con cada movimiento, tenso por completo. Tiger no pudo sino obedecer, introduciendo el enorme carro en el interior del lugar.

    Montblanc, observando todo, trató de entender qué quería hacer Cid con eso, y dijo:

    —Los moguris os ofreceremos todo el metal sin problemas, pero... ¿para qué lo necesitas?

    —... ya lo veréis —susurró Cid, aún concentrado.

    No hubo más respuesta.

    De vez en cuando, Cid paraba en su "operación" para medir el pulso de Rigel. De vez en cuando, pedía gasas para secar la sangre, o hilo y aguja, o magicitas. Pero solo él parecía controlar lo que estaba pasando. En una de las ocasiones, se giró hacia Jazz.

    —¿Despierta? —preguntó, volviendo en seguida a sus labores.

    ... pero Jazz seguía dormido. Sin embargo, la conciencia volvía rápidamente a él. Y cuando, al cabo de un rato, pudo abrir los ojos y ser consciente de lo que le rodeaba, vio frente a sí a su hermano con las ropas abiertas y manchadas de sangre, pero con aquel niño junto a su pecho, haciendo algo en él. Tardó un rato en volver a ser consciente de la realidad, en ubicar el recipiente de cristal que parecía haberse conectado a Rigel y servido como transfusión para el mismo.

    Pero lo primero que vio cuando tuvo completamente recuperada la conciencia fue algo que, en un inicio, creyó que era una alucinación, creyó que era solo porque aún veía borroso.

    Y no, no fue por eso. Lo vio de verdad.

    La mano derecha de Rigel, aquella que aún no perdió, tembló. Su pie izquierdo, también.

    Los movió. Reaccionó.

    Estaba vivo. De verdad lo estaba.

    —... e-está casi —susurró Cid—. Pero luego llega lo más difícil. Tardaré... al menos unas cuantas horas.

    —¿Horas? —exclamó Montblanc, sorprendido.

    —No te quejes, jefe moguri —bufó—. Ah, mira, el donante despierta. Todo... parece ir bien. Solo me falta un poquito más, ¿vale? Fauna, Montblanc, Tiger. Llevadlo fuera —señaló a Jazz— Biggs, Wedge, a vosotros sí os necesito, ¿os quedáis?

    Los gemelos asintieron.

    —Id a descansar o algo, qué sé yo —dijo Cid, haciendo un aspaviento con la mano para pedir que se marchasen de allí. Luego giró la cabeza, y miró con decisión a Jazz—. Rigel está estabilizado. Ya no corre peligro... pero necesito espacio y concentración para lo demás. Así que confiad en mí... y piraos un rato, anda.

    Jazz no tenía fuerzas para resignarse, y Fauna sabía que era mejor hacerle caso. Cid logró salvar la vida a Rigel, algo que parecía imposible... lo menos que podían hacer era hacerle caso. Así que salieron... junto a todos los demás.

    Solo les quedaba esperar.


    Dejo de nuevo un breve espacio por si queréis postear y luego sigo.



    Resumen de la operación:

    Con ayuda de Fauna y Montblanc, Cid cierra las heridas de brazo y pierna y se detiene el sangrado. La sangre de Jazz es usada como transfusión y Rigel recupera el pulso. Si siguió vivo es solo porque la magicita revitalia que lleva en su pecho se ha unido con su cuerpo y lo ha mantenido, básicamente, "artificialmente" con vida; así que Cid dice que usará más magicitas para reanimarlo, y las está uniendo a su herida del pecho. Cuando termina, Rigel empieza a mover brevemente su brazo y pierna útiles, y llega el metal de Tiger. Pide a todos que se vayan y lo dejen solo con Biggs y Wedge; Rigel está estable, pero tardará unas cuantas horas más.
     
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    Yugen

    Yugen D e p r e s s e d | m e s s

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    ~Fauna~

    Los acontecimientos se precipitaron cuando entramos en el barco.

    Montblanc usó su magia de fuego para cauterizar las heridas mientras yo anestesiaba el dolor que Rigel sufriría si lograba despertar. La conmoción a mi alrededor me impidió centrarme en mis emociones. No pensaba, solo actuaba según las indicaciones de Cid movida por el genuino deseo de ayudar.

    "El mundo no está tan podrido como tú crees, Aura."

    Jazz decidió ofrecerse como donante. La sierra que llevaba Cid y el recipiente de cristal me dieron la pieza que me faltaba. Lo que el hijo de Albus pretendía hacer era detener la hemorragia y realizar una transfusión; y la sangre más compatible era por supuesto la de su propio hermano. El metal... ¿pretendía usarlo como prótesis mecánicas de sus miembros amputados?

    —No tengo la energía mágica suficiente para hacer que sea totalmente indoloro—hablé y mis manos temblaron ligeramente bajo la intensidad a la que estaban siendo sometidas brillando sobre el estómago de Jazz—; Pero trataré de entumecerlo lo máximo posible.

    "¿Estás listo?"

    Y eso hice.

    La visión de la sangre, esa que tanto llenaba mis pesadillas cambió su contexto en ese momento. Ya no era señal de desolación y muerte. Aquella que manaba de Jazz sería usada para salvar una vida.

    El camino carmesí, por primera vez, fue bañado por la luz de la esperanza.


    Fueron unos minutos angustiosos mientras trataba de contener el flujo de sangre a un nivel óptimo para que no terminase por ser fatal. Mi mirada se mantuvo centrada en todo momento, mis manos firmes, temblando ligeramente de tanto en tanto cuando la tensión amenazaba con sobrepasarme.

    El enfrentamiento contra Aura nos había dejado apenas con fuerzas a ambos. Pero en ese momento, al igual que entonces, teníamos un objetivo común.

    —... Lo has hecho bien, Jazz—le dije cuando la trasfusión finalizó y él empezó a perder la consciencia. Debíamos apresurarnos a coser el corte de su estómago o se desangraría también—. Confía en nosotros. Salvaremos a tu hermano.

    Las horas pasaban mientras trabajábamos. Cid cosió la herida de Jazz, Montblanc usó su poder para dirigir la sangre desde el recipiente hacia el cuerpo de Rigel y yo me ocupé de energizar las magicitas con magia blanca. No lo entendía en su totalidad pero parecía ser que eso era lo que había mantenido a Rigel con vida.

    Tiger trajo el metal necesario y cuando Jazz finalmente despertó, aún débil, Cid nos pidió salir y esperar fuera. Montblanc y yo le ayudamos a caminar y nos reunimos con los demás.

    Había tanto que decir, tanto que rondaba nuestra mente en ese momento... pero no lograba encontrar las palabras. Mi pecho estaba revuelto en una entropía de emociones diferentes.

    Jazz se recuperaría y Rigel también. Estaba estable y fuera de peligro.

    Sobreviviría.

    Agotada como me sentía, drenada de mi magia, con tantas emociones revolviéndose dentro de mí, todo lo que alcancé a hacer fue mirar a Jazz y sonreírle.

    Y fue probablemente la sonrisa más aliviada y emocional que había mostrado nunca.

    I'M-
    *sollozos ininteligibles*
    Don't mind me pero tenía que responder SÍ O SÍ
     
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    Gigi Blanche

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    Ingresamos al barco, las puertas se cerraron detrás de nosotros y, al pararme frente a lo que básicamente era una sala de operaciones, los nervios se golpearon contra mis costillas. Observé todo en silencio. Al mocoso quitando la sangre, el resplandor blanco brotando de las manos de Fauna, el fuego del moguri cauterizando las heridas. El olor allí adentro, el de carne chamuscada, era un poco nauseabundo, pero me las arreglé para no pensar demasiado en eso.

    Finalmente, tocó mi turno. El cuerpo se me agarrotó un poco, tenso, y tomé mucho aire antes de soltarlo lentamente y asentir. Toda la convicción que quieras, igual no me hacía gracia el tamaño de esa sierra. Me tendí, pues, y me quité la camisa para que, al menos, eso no se empapara de sangre. Fauna se posicionó junto a mí, el resplandor reanudándose en sus manos, y la observé a ella porque era lo menos morboso en toda esa puta habitación. Cuando el mocoso vino con la sierra, relajé el cuello y clavé la vista en el techo. Joder, quién me mandaba a mí, de verdad.

    Dolió un huevo, para qué mentir. Me las apañé para no soltar más que algunos improperios al aire, mascullados, pero el aire me silbaba entre los dientes y los dedos me quedaron blancos por la presión que les ejercí. Con el corte finalizado, sentí cómo la sangre seguía brotando hasta que, poco a poco, mi cuerpo se fue entumeciendo. La verdad, ahorrarme el puto dolor sonaba hasta tentador, incluso si eso implicaba desmayarme. La voz de Fauna alcanzó mis oídos embotados, decía que lo había hecho bien y que salvarían a mi hermano. Ah... ¿tan obvio había sido? Una sonrisa floja se me plantó en los labios un segundo antes de, finalmente, perder el conocimiento.

    No tuve la menor idea del tiempo transcurrido. Al volver en sí, comencé a enfocar el mundo poco a poco. Moví mis manos, primero, luego despegué la cabeza. Vi la herida en mi estómago, parecía cosida por un carnicero y me sonreí apenas. Por los Sagrados, qué desastre. Los demás seguían congregados encima de Rigel, cosa que dificultaba mi visión, pero algo... los... joder. Su mano se movió, ¿verdad? No me lo estaba puto imaginando. Su pierna también. Parpadeé, la imagen me regresó a la realidad de un puñetazo e incorporé el torso. Mierda que dolía.

    El mocoso nos echó una vez tuvo el metal que había solicitado y obedecí, sin fuerzas ni demasiadas ganas de discutir. Me paré, me puse la camisa, y el moguri y la niña me ayudaron a caminar hasta que logré estabilizar mi equilibrio. Arrugué el gesto apenas nos encontramos bajo la luz natural del día. Debía estar pálido como un cadáver, qué bonito.

    Suspiré con pesadez y bajé la mirada a los otros dos, conectando entonces con los ojos de Fauna. La niña me sonrió, fue un gesto que contrastó bastante con la seriedad que había mostrado hasta el momento y, sin pensarlo demasiado, dejé caer una mano en su cabeza. Tenía la capucha, así que digamos que pretendí revolverle el cabello y le regresé su espacio, desviándome para sentarme en... unas cajas, qué sé yo, lo primero que encontrara. No reparé en nadie.

    Pudiendo relajar las piernas volví a suspirar y me incliné hacia atrás, apoyando la cabeza contra el tronco de un árbol. Estaba agotado, mareado y aún sentía el cerebro pastoso. El puto abdomen me dolía como un condenado.

    Y ahí adentro, estaban salvando a mi hermano.
     
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    El tiempo empezó a pasar. Cuando Jazz salió del barco y se sentó algo apartado, fue mirado por la mayoría de los presentes. Fue a Fauna y a Montblanc, sin embargo, a quienes acudieron casi todos a preguntar. Para saber qué tal estaba Rigel, si todo iba bien, si realmente era posible que se recuperase. Por supuesto, no tardó en generarse una cadena de reacciones de alivio y esperanza. Había... una clara posibilidad, ¿eh? Estaba vivo. Y solo faltaba un poco más, según Cid... una gran cantidad de tiempo más, pero solo tiempo, después de todo.

    Pese a tener el corazón en un puño, el paso del tiempo hizo que los ánimos se fuesen relajando ligeramente. Y quizá por eso, varias personas empezaron a hablar.


    Perspectiva de Erin

    Aidan quedó mirando a Jazz desde que salió. Pese a que no se acercó a él, posiblemente por dejarle algo de espacio, no se unió a la conversación entre Darek y Erin más que por algún comentario superficial. Hasta que Darek le acabó dando un breve empujón.

    —Venga, ve a ver cómo está.

    —Hey —dijo él, sonrojándose un poco—. Tampoco es que me importe mucho, pero... me da curiosidad. No sé qué coño tendrá ese tío para jugarse el pellejo así por salvar a Rigel, porque ya te digo que parecía odiar a los eleanos, y... nunca vi a nadie más "eleano" que Rigel, si me preguntas. Ni el Emperador lo es tanto.

    >> Y además, el tío va de rápido, ¿sabes? Tsk. El más rápido de Ilumbra soy yo, joder.

    Y así, al final, Aidan se terminó alejando, mientras Darek mordía levemente su labio y negaba con la cabeza.

    —Este tipo no cambiará nunca —su mirada se volvió hacia Erin, y suspiró con profundidad—. Bueno... según he oído, Erin, se ve que ha habido algún percance allí, ¿no? He oído que alguno de vosotros ha sido transmutado y todo. Esos moguris no paraban de hablar de un lado a otro, después de todo.

    Guardó algo de silencio, y luego la miró de reojo, antes de seguir hablando, mirada clavada en el Starlight.

    —... tenemos cuentas pendientes. Cuando el barco sea reparado y podamos volar, creo que tendremos que tomar decisiones importantes. Y mucho me temo que ya no lo haremos en calidad de Titanes, sino en calidad de... gente que solo quiere el bien para Ilumbra. Hace tiempo que Zael perdió su batalla... su sueño por terminar con la espiral de dolor de Ilumbra. Desde que Alyssa murió, solo pensó en ese objetivo final. Movido por venganza, sí, pero también por el bien de todos. Pero no lo ha logrado, y ahora... temo que vuelva al plan inicial. Al de la venganza.

    Venganza... qué curioso que Darek dijese "desde que Alyssa murió", pero no "desde que Alyssa y sus hijos murieron". ¿Cuánto sabía el confidente del Emperador, acaso? Desde luego, algo no sabía: que Alyssa, supuestamente, estaba viva. Eso dijo Aura, desde luego, pese a que solo Jazz y Roxy pudieron escuchar tal información. Así que Erin, desconociendo aquello, solo sabía algo con certeza: que Zael estaba acabado, y quizá todo el imperio de Elérea también.

    —Quienes ocupan ahora la capital de Elérea son los Caballeros Blancos —confirmó Darek—. Los soldados especiales del Cielo. De los ángeles. Al final, todo acaba regresando allí... al Cielo —miró hacia arriba, sus ojos rosados perdiéndose en el verdor del cielo—. Zael quería llegar, costase lo que costase, una vez lograse cercenar el poder de los árboles. Yo sabía desde el inicio que no sería tan fácil, pero... tampoco es imposible. Y creo que vosotros lo habéis demostrado.

    Zael quería eliminar a los Profetas... y ciertamente, si Aura era el estándar de Profeta, aquello no era algo especialmente bueno. Pero también estaba Alma. Y ahora sabía que Kein era otro. Ellos dos son (o, en el caso de Alma, era), buenas personas. O eso parecía, ¿no?

    Kein mató a Eldrick.

    Eso dijo Aura. El chico no lo recordaba, pero si era cierto, tenía sentido. La paradoja que quedaba en toda la historia se cerraba así. El paradero desconocido del descendiente que fingió ser un héroe de un bando para serlo del otro, el hecho de que Kein pudiese ser Profeta, el hecho de que Yggdrasil siguiese en pie. Todo era posible si se asumía que Kein, igual que había podido absorber a Claire o igual que Aura pudo absorber a otros dos Profetas... si él mató a Eldrick, ahora tenía su poder.

    Pero para absorber a un Profeta, ¿no se debía ser Profeta ya antes? Aura solo pudo empezar a absorber Profetas precisamente porque se creó un árbol más solo para ella, ¿no? Era una "Profeta artificial". ¿Cómo era posible que Kein pudiese haber logrado aquello? Sea como sea, solo una persona, probablemente, tenía la versión completa, y no era Kein. Era Aura. La historia y el nombre de los Elroy partía y terminaba con aquel hombre, con Eldrick, con el falsamente llamado Carnicero. Con el que era héroe y villano a la vez. Saber qué le quedó de ese legado a Erin, si es que algo le quedaba... limpiar su nombre... ¿era todo eso siquiera posible a esas alturas?

    ¡Erin sube de nivel!
    +11 PH

    ***


    Perspectiva de Jazz

    Aidan se fue acercando poco a poco a Jazz. El chico había sido atendido por moguris que iban y venían y le trajeron algunas frutas y otras comidas, y al comer y beber un poco pudo empezar a respirar con normalidad de nuevo. Era como si la comida le devolviese la sangre que le faltaba. Quizá era más o menos así.

    —Hey, señor... asesino —musitó el Relámpago conforme se le acercaba, tomando asiento a su lado—. Tiempo sin verte. Ni en mil años hubiese dicho que sería en estas circunstancias.

    No le miró directamente cuando siguió hablando; en su lugar, el Titán enfocó su mirada en el mismo punto al que miraba Jazz.

    —... no sé por qué harías algo así, pero lo importante es que lo has hecho, así que... gracias por ayudar a que Rigel se salve. Sé que odias al Imperio y todas esas mierdas, pero Rigel es un buen tío. Demasiado bueno para ser parte de un Imperio que ha hecho cosas tan terribles por tanto tiempo. Por mucho que el objetivo final sea bueno.

    "Por el bien común", ¿eh? Ni muerta Claire iban a dejar de escuchar sus mierdas, aunque fuese de otra boca. Eso sí, era hasta... refrescante escuchar a uno de los Titanes hablar del Imperio de esa forma. De forma franca y sincera... sin adularlo por encima de todo. Quizá no todos los eleanos ni todos los del Ejército eran tan cabrones, después de todo.

    Al fin y al cabo, su hermano era uno de ellos. Eso no le libraba de ser un cabrón, pero no hablaban así de él los demás, desde luego.

    —En fin. He oído que la de Baobab ha pasado a mejor vida, ¿eh? El rollo de los Profetas me tiene harto, si te soy sincero. Me apuesto diez mil guiles a que a ti también. Pero al menos creo que... se puede decir que has cumplido tu promesa, ¿no? —le miró, poniendo una mano en su hombro por un par de segundos—. Tampoco es como si lo prometieses, pero hey, yo asumí que me diste un "sí". Y aquí estamos. Ahora falta que seas capaz de superarme en velocidad, pero eso va a estar más complicado.

    Le miró, observándolo de arriba abajo. Y se levantó.

    —Aprecio que te autolesiones para que me sea más fácil ganarte, ¿sabes? —dijo, medio en broma, medio en serio—. Pero yo me he adelantado, ¿sabes? —le mostró entonces el brazo vendado—. Si no te daba siquiera un hándicap, ¿qué clase de competencia injusta sería? Nunca me podrías alcanzar. Así que deja de tratar de lesionarte, hazme el favor. Que vas a necesitar estar entero si quieres llegar a ganarme algún día.

    ¡Jazz sube de nivel!
    +11 PH


    ***


    Perspectiva de Fauna/Evan


    Flora y Fauna se alejaron un poco del resto, conversando sobre todo lo que había sucedido. La hermana mayor contuvo las lágrimas durante mucho rato, pero cuando terminó abrazando a Fauna se terminó desahogando. Y es que, como bien dijo luego:

    —... no tienes idea de cómo me alegro de que estés bien, Fauna. Cuando vinieron a avisarnos de que Aura estaba aquí y que ibais a detenerla, yo... y luego llegó Rigel en ese estado, y... pensé que podrías ser tú en algún momento. Y no quiero más. Ni Rigel, ni tú, ni nadie... no debería morir nadie más por culpa de esa mujer.

    Desde lejos, apoyados contra un árbol muy cercano al que usaron Flora y Fauna para refugiarse del calor, Myura estaba junto a Evan, y la chica no pudo evitar analizarlas.

    —Evan, me voy a acercar a hablar con... Fauna y aquella chica, ¿vale? —dijo—. Si no me equivoco... ella fue la que logró absorber al Fénix, ¿no?

    Así, el niño y ella se acercaron, y Flora trató de desviar la mirada para no mostrar debilidad, secándose rápidamente las lágrimas. En todo caso, Myura fue la que tomó la palabra primero.

    —Hola... Fauna, ¿no? Ya nos presentamos, pero ha sido en circunstancias tan agitadas que me cuesta quedarme con los nombres. Hm, si no lo he entendido mal... tú puedes absorber el poder de los Profetas, ¿no? Algo que... ni siquiera otro Profeta puede hacer. Por eso vuelvo a estar en este estado, en mi forma humana —miró su mano, que cerró y abrió ligeramente un par de veces, casi como si no se lo creyese. Se había convencido tanto a sí misma de cuál sería su destino inminente que no creyó que todo hubiese salido bien para ella—. Te... te lo agradezco. Gracias a ti, me he salvado de mi "muerte" inminente. Y no solo yo; más personas también, ¿verdad?

    Sí... Erin, Brigid y Rigel. Los tres cayeron presos de las plumas del Fénix, y fueron transmutados al morir Claire. Y cuando ella asimiló ese poder, el de la transmutación, volvieron a la normalidad.

    —... no solo eso —siguió diciendo Myura—. Sino que puedo ver y sentir la enorme diferencia entre ti y Claire. Es... es increíble.

    Flora se giró a mirarla entonces, inclinando la cabeza a un lado.

    —¿Increíble...? ¿Qué hay de diferencia?

    —No sé... expresarlo bien. Pero con Claire, la transmutación era una maldición. Una vez nos transmutaba, nos convertíamos en su marioneta, básicamente. E incluso empezábamos a perder sensaciones, físicas y, sobre todo, emocionales. Como si nos hiciésemos más y más monstruosos. Nos puso grilletes, de forma involuntaria, posiblemente, pero lo hizo: si moría, además, nosotros estábamos acabados. Era como que, al transmutarnos, la forma monstruosa pasó a ser la forma verdadera, y la humana solo existía porque ella la mantenía. No nos hacía "cambiar a monstruos", nos convertía en monstruos, para después mantenernos con conciencia.

    >> Pero ha sido conseguir tú el poder y... noto que todo vuelve. Es distinto, muy distinto. Es como si tú... lo hicieses al revés. Tal vez es por el contexto en el que has conseguido el poder, con gente ya transmutada en monstruo, o tal vez sea solo por tu personalidad o tu poder. Pero la cuestión es que siento que tú nos has devuelto la humanidad. La transmutación es lo que debería ser ahora: nos permites mantener una forma monstruosa, pero la humana es la original. No lo contrario... no los grilletes.

    E-Entonces, ¿Fauna podía convertir en monstruos con capacidad para razonar a los demás ahora? A aquellos que fueron previamente transmutados podría devolverlos a ese estado... a Rigel, a Erin y a Brigid. El Shinryu podría volver a aparecer, pero esta vez con conciencia. Era un poder... muy poderoso, pero también peligroso.

    Y Myura decía que ella rompió las cadenas que Claire creaba en otros.

    —Y eso... —susurró Myura, dando poco a poco media vuelta—. Aunque sea algo que hayas logrado de forma inconsciente... te quería dar las gracias.


    ¡Fauna sube de nivel!
    +11 PH
    Fauna obtiene al eidolón "Fénix"
    ¡Se añaden nuevas casillas al panel "Invocación"!

    ¡Evan sube de nivel!
    +11 PH


    ***


    Perspectiva de Brigid/Roxy


    Brigid estaba, mientras todo aquello sucedía, algo aislada del resto y sin hacer grupo con nadie. Después de todo, ella solía acompañar a Fauna, y ella estuvo ocupada en la intervención a Rigel... y antes de eso, estaba con... con...

    El cuerpo de Calum seguía allí, en el Starlight. Pero cuando Fauna salió, Tiger fue detrás de ella, y cargaba ahora en su hombro a Calum. Gentilmente, lo colocó junto a Brigid, apoyado en una roca, y le susurró palabras cordiales y amables:

    —Este chico es importante para ti, ¿no? Te lo dejo a tu cuidado, entonces. Me parecía mal que estuviese allí, en mitad de todo el jaleo con la operación. Aunque no esté consciente, no es agradable para un niño de su edad.

    Calum... su alma seguía perdida. Y la tenía Aura. Por un momento, pareció que estuvo cerca: el Ojo de Shinryu se le cayó, y Roxy estuvo a punto de alcanzarlo. Pero Aura se lo arrebató; y no solo el Ojo que contenía a Calum, también el que la propia Roxy llevaba. En esencia, ahora Aura tenía acceso al cielo.

    ... o eso creía Brigid. En realidad, solo Roxy sabía que Calum ya no estaba en el orbe. Que ahora, de algún modo, se refugió en ella. A ella le faltaba otro dato, sin embargo: saber que el Ojo estaba incompleto sin Calum. Ni siquiera Aura sabría que uno de sus Ojos de Shinryu no era más que una gema inútil ahora mismo. Pero al no saberlo, la sensación de Brigid debía ser arrolladora. Ella fue la que le dio la vuelta a la batalla contra Aura, al despertar su poder del Shinryu dormido dentro de ella; ella tenía el poder que necesitaban. Y con todo, no pudo proteger a Calum, ni a Aster. Ahora que el Shinryu despertó en su interior, esta vez de forma plena, notaba una fuerza crecer dentro de ella, una energía que la arrollaba, pero... ¿le servía de algo, siquiera? Ni siquiera pudo evitar que Rigel sufriese todo aquello... era impotente.

    Por otra parte, mientras Roxy se encontraba ojeando la zona, no pudo evitar sentir un pálpito tremendo en su pecho al ver cómo Tiger salía con Calum a los hombros. Una emoción extraña, impropia de ella, que surgió nada más verlo. Lo reconoció, claro: ese cuerpo era el del niño que había visto en su interior, Calum. Pero... esa emoción que la embargaba...

    M-Mi cuerpo está ahí, ¿eh?

    ¿Huh? Casi creía oír la voz de Calum, como ya le sucedió cuando el Orbe le llamó. ¿Era entonces esa emoción que sentía, esa sensación de estar cerca de algo que anhelas muchísimo, de Calum, y no suya? Parecía que parte de su conciencia, su "alma" ahora estaba en su interior...

    No le digas a Brigid nada, por favor. No todavía.

    Cierto, Calum comentó algo: era amigo de Brigid, la gigantona que iba con el otro grupo. Y a la vista estaba, porque la chica tenía el cuerpo sin conciencia junto a ella, inmóvil, pero protegiéndolo como si le fuese la vida en ello. En cierto modo, recordaba a Ilua. Ella era igual que él, un cascarón vacío. Pero un cascarón al que le faltaba la mente, no el "alma". Y ella, Roxy, era ahora el recipiente de ambas cosas.

    ¿Por qué no querría Calum que Brigid supiese la verdad? Tampoco era algo que a Roxy debiese importarle, pero le resultó curioso escuchar esa especie de pensamiento interno en el que la voz del niño le pedía algo así. Al fin y al cabo, la áurea o también Kein hacían cosas bastante locas, como absorber Profetas y criaturas mágicas que dormían en árboles. Putas locuras; ¿qué les impediría hacer que Calum regresase a su cuerpo? Seguramente podrían; solo necesitaban el alma, y ella la tenía.

    Pero él se negaba.

    Si me hacen despertar os pondré en peligro a todos. Aura volverá a por mí, me encontrará. Pero en ti... no podrá hacerlo.

    ... ah. Estaba tratando de esconderse, esa era la verdad, ¿eh?

    ... además, desde aquí dentro, quizá, pueda ayudarte. Devolverte el favor. Te debo una ayuda, y no me iré sin dártela, Roxy.

    Tsk... maldito criajo que se creía su conciencia.


    ¡Roxy sube de nivel!
    +11 PH

    ¡Brigid sube de nivel!
    +11 PH
    ¡Brigid desbloquea nuevas casillas del panel "Shinryu"!
    ¡Brigid ya dispone de todo su panel al completo! Obtiene una estrella en el mismo como reflejo del logro.


    ***

    Perspectiva de Kein

    Tras dejar a un lado a Calum, Tiger fue directo hacia Kein. El hombre tenía siempre buenas intenciones, desde luego; pero no era siempre capaz de articular las palabras adecuadas. Por eso guardó silencio un tiempo, desviando la mirada torpemente. Todos, y Kein no era excepción, probablemente, se encontraban afectados y aturdidos por lo sucedido. Con quienes se transformaron, con el Fénix, con Aura, con... Rigel.

    Pero al final quiso decir algo, por torpe que sonase.

    —Bueno. Sí que pasaron cosas, ¿no? Y eso que yo no vi ninguna.

    Silencio de nuevo. Algo incómodo, Tiger empezó a hablar de forma, al inicio, algo atropellada; pero rápidamente empezó a coger soltura en su discurso, que fue tomando un cariz más serio conforme iba hablando.

    —... he oído que has podido absorber a la chavala, ¿eh? A la Claire esta. Sí, eso ha sido... bueno. Era lo que tenía que pasar, ¿no? Lo mejor para todos. Salvados vosotros, salvado Kholod, salvado Baobab, ¡salvado el mundo, joder! Gracias a ti, y a todos esos chicos. Ahora, entonces... eres el Profeta de dos árboles, ¿eh? ¿Qué se siente? ¿Algo distinto, algo especial? —se aclaró la voz, dándose cuenta de que estaba siendo demasiado, quizá, para el momento en el que se encontraban—. No te agobies, chaval. Debes tener la cabeza hecha un lío, y es normal. Varios moguris han ido diciendo que parecía ser que esa Aura te conocía... y ya imagino que tú sigues sin recordar casi nada.

    >> Si me preguntas —dijo, dando una pequeña palmada y frotando luego las manos, mirada enfocada en el Stalight—, yo digo que todo esto ha sido un éxito. Sí, el chaval, Rigel, ha sufrido una experiencia que casi lo mata... pero tiene amigos que se preocupan por él y le van a salvar. Sí, quizá la loca de las transmutaciones hizo que varios se convirtiesen en monstruos sin cerebro, pero la chica áurea logró parar eso. Y sí, quizá tú hayas descubierto que la enemiga número uno de Ilumbra ahora mismo es alguien que parecía conocerte mejor que tú a ti mismo, pero... ahora sabes eso.

    ¿"Sabes eso"...? En un inicio, las palabras no sonaron muy claras. Pero no tardó en hacerse entender.

    —Todo lo que has estado haciendo es para descubrirte a ti mismo, ¿no, chaval? Tu origen, tu pasado, todo. Y por eso querías subir al Cielo, porque es el único hilo del que podías tirar. Pero ahora tienes dos hilos. Esa chica, Aura, sabe cosas de ti. Buenas, malas, yo qué sé... pero las sabe. Así que tira del hilo.

    Con un puño golpeó la otra palma de la mano.

    —... como yo lo veo, tu objetivo personal ahora se alinea con algo mucho más grande, Kein. Esa Aura tiene a tres profetas dentro. Tú tienes dos, y encima cuentas con ayuda de otros muchos que son capaces de hacer puras barbaridades, también. Si hay alguien aquí capaz de parar a esa loca, eres tú. Tú con ayuda del resto. Solo tienes que abrazar el poder que escondes, y dejarlo fluir. Ahora que tienes otro Profeta contigo, Kein, estoy seguro de que podrás.

    >> Y si persigues Aura, no solo podrás detenerla. También podrás saber qué coño sabe de ti. ¿No? Dos pájaros con una misma piedra. Yo lo veo... una victoria.

    Je. Sin duda, Tiger no era tan malo con las palabras como parecía. Y no se equivocaba, tampoco: Kein sintió desde el inicio algo dentro de él. Desde que absorbió el poder de Baobab, fue como si sus sentidos se agudizasen aún más, pero... tampoco fue mucho más capaz de identificar algo concreto que hubiese cambiado. ¿Qué podría hacer? ¿Qué poderes despertaría eso en él? ¿Realmente tenía lo necesario para hacer frente a Aura?

    —Todo Profeta tiene un poder especial, ¿no? —siguió Tiger, reflexivo, cruzándose de brazos—. ¿Cuál es el tuyo? ¿Cuál es el poder del Profeta Kein?

    ¿E-El poder de Kein?

    —Déjame aventurarme a adivinarlo —siguió el hombre, frotando su barba, pensativo—. Te he visto en más de una ocasión usar técnicas que son propias de monstruos, ¿no? Te he visto escupir agua, lanzar ondas de energía, ¡joder, te he visto usar de todo! Y además te criaste con chocobos, pero yo te escucho hablar el idioma humano perfectamente... por eso, creo que tu poder es algo así como la "adaptación", o, no, mejor... el aprendizaje. ¿No crees? Nadie hace lo que tú. Ver a otros y, solo con eso, ser capaz de reproducir sus habilidades... yo creo que ese es tu poder, Kein.

    El "aprendizaje", ¿eh? Quizá, ahora que estaba vinculado a otro árbol... podría extraer más ese potencial suyo. No, no "podría". Tenía que hacerlo. Le necesitaban... para frenar a Aura. Tenía que lograrlo. Dominar su aprendizaje.

    En ese momento, Kein sintió que el poder Profeta que tenía dentro, por fin, despertó. Solo necesitaba ahora potenciarlo y perfeccionarlo.

    ¡Kein sube dos niveles!
    +17 PH
    ¡Kein obtiene su panel adicional: "Profeta"! Encontrarás los detalles en tu ficha.



    ***

    Perspectiva de Rigel

    Rigel tuvo un sueño horrible. O quizá fueron varios. O quizá ni siquiera fue un sueño.

    Lo último que recordó fue despertar después de proteger a Roxy de aquella pluma, y encontrarse inmóvil, incapaz de moverse, sujetado por el cuello por Aura. Luego... soñó con luz. Y con una espada que rebanaba su carne. Soñó también que cruzaba un río de lava, atravesando de roca en roca, cojeando por algún motivo... y sintió claramente cómo se quemaba el brazo y una pierna. De hecho, el dolor que sintió fue muy intenso, hasta el punto de que pareció real. Se sintió... demasiado real.

    Luego escuchó varias voces, y pensó que seguía oyéndolas en su sueño, pero poco a poco tomaron forma. Cid, Fauna... Biggs, ¿o era Wedge? ¿O ambos? Eran voces lejanas, difusas. Y cuando fueron desapareciendo, y solo quedó silencio, su sueño se volvió negro. No vio nada más... y supo que era hora de despertar. Por eso abrió poco a poco los ojos, y se encontró con una imagen borrosa de la realidad. Veía... de forma extraña. Y vio a... ¿Cid?

    —M-Moradito... no te muevas, ¿vale? Estoy... estoy terminando.

    ¿Terminando? Cuando Rigel intentó moverse, se dio cuenta de que sentía un profundo dolor en todas partes: pecho, cara, brazo, pierna... y al intentar mover los dedos de manos y pies, solo reaccionaron la mano derecha y pierna izquierda. Eso le asustó, porque de pronto llegaron a su mente imágenes que parecieron recuerdos difusos.

    Aura... la puñalada en el pecho. Los tajos en su cuerpo...

    ¡Tranquilo, hazme el favor! Estabas mejor cuando estabas inconsciente...

    La voz de Cid sonó severa. Rigel giró levemente su cabeza, adolorido, a un lado, y vio la sangre por todos lados a su alrededor. Miró hacia el pecho y observó una enorme herida cosida de arriba abajo y con varias pequeñas piedras sobresaliendo de esta. Y al mirar a la izquierda... vio lo que Cid estaba haciendo.

    Su brazo, del codo hacia abajo, era de metal. Era... un trozo de metal. Cid estaba colocando aquella especie de prótesis enganchándola a su hombro. ¿H-Había perdido el brazo? Por instinto, miró hacia sus piernas, extendidas hacia delante. Y en la izquierda solo vio un muñón... con una superficie de metal recubriéndolo.

    —... no te pongas nervioso, moradito —Cid apretó un par de puntos en la prótesis, secando luego el sudor de su frente. El niño estaba cubierto de sangre hasta arriba, con el pelo pegajoso y los ojos vidriosos, no solo con lágrimas, sino con un claro cansancio y agotamiento. Casi se le dibujaban ya las ojeras—. Te explico la situación, ¿vale? Pero con calma... no te estreses. Por favor.

    Cid se dirigió hacia algún lugar cercano, trasteando con algo. Rigel... no podía moverse. Lee dolía demasiado todo el cuerpo. Tenía... muy pocas fuerzas. Estaba mareado, sentía el cuerpo extraño, y su mente aún estaba borrosa, como su vista.

    —¿Recuerdas... algo? —preguntó Cid, con un tono algo extraño. Casi como si estuviese aprovechando que se había alejado para... disimular que estaba llorando—. ¿De lo que ha pasado...?

    Sí... Aura, ¿no? Pero... a partir de ahí era confuso y borroso. Y ahora solo podía pensar en los puntos que dolían. Y en lo que había hecho Cid con ellos.


    ¡Rigel sube de nivel!
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    >> Preguntar por tu vista
    >> Preguntar por tus extremidades
    >> Preguntar por tu pecho
     
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    Yugen

    Yugen D e p r e s s e d | m e s s

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    ~Fauna~

    Jazz me revolvió el cabello o hizo el ademán de intentarlo. En un primer momento no lo entendí—no estaba acostumbrada a eso— pero comprendí entonces que era su forma de agradecerme. De agradecernos por todo lo que había sucedido y seguía sucediendo dentro del Starlight.

    El grupo se acercó a nosotros con evidentes preguntas y todas ellas fueron respondidas por Montblanc y por mí. "Rigel está fuera de peligro. Sobrevivirá. Démosle un poco más de tiempo"

    Las reacciones fueron diversas. Hubo miradas de confusión, algunas escépticas, otras de sorpresa. Otras profundamente aliviadas.

    Cuando los ánimos se calmaron decidí que necesitaba algo de tiempo para mí y para reunirme con mi hermana. Flora y yo nos alejamos un poco del Starlight y conversamos. Le expliqué todo lo que había sucedido, como habíamos enfrentado a Aura y como Rigel había terminado en ese estado.

    Flora me abrazó y yo le devolví el gesto diciéndole que también había temido por ella y por los demás cuando supe que Aura estaba en Kholod. Agradecía que todos estuviéramos bien.

    Tras aquellas emociones se hizo el silencio entre nosotras. Yo estaba exhausta, mi cuerpo resentido por el enorme afluente de energía mágica del que había hecho uso.

    De modo que apoyé mi cabeza en su hombro y cerré los ojos. Como aquella vez después de lo sucedido en Theia la brisa me rozó las mejillas y en esta ocasión si pude reparar en ella. Era una brisa cálida, soporífera. Me pregunté si era una señal del propio mundo.

    En ese efímero momento nosotras éramos de nuevos unas niñas que se quedaron dormidas juntas, exhaustas, después de pasar todo el día en el Vergel. Lo único rojo que en aquel momento manchaba nuestras manos eran las bayas silvestres que recolectábamos juntas.

    Solo necesitaba cerrar los ojos un momento. No pretendía dormir, no aún. Solo... solo descansar la vista un poco.

    Entonces escuché pasos y al abrir mis ojos vi frente a nosotras a Void y Myura. La segunda me estaba agradeciendo. Haber obtenido el poder de la transmutación no solo la había salvado de su transformación en Bégimo si no de su aciago destino. Me explicó algo que podía ser importante a futuro, además. Al contrario que la Profeta de Baobab cuya transmutación había sido una prisión y un yugo; yo parecía ser diferente. Según sus palabras para ella era como si ahora que poseía esa habilidad la carga que pesaba sobre ella desapareciese.

    Eso me alivió.

    —Myura—la llamé incorporándome—. Lamento que hayas tenido que pasar por eso. No sabía nada de lo que ocasionó la Profeta de Baobab, es más, ni siquiera conocía su nombre.

    >>Vivir sometida a su transmutación te arrebató algo que nadie debería de perder nunca. Pero te aseguro que ahora eres libre.

    Iba a dormir pero el calor no me deja so gg

    a responderle a Myura waifu-

    Mañana hago las gestiones en la fichita con los PH
     
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    Los resquicios de conversación y las preguntas que le cayeron a Fauna y al moguri me alcanzaron a la distancia, mientras observaba el cielo. Si debía ser honesto, no estaba pensando en absolutamente nada. Tenía aún la mente demasiado cansada y aturdida como para ponerse a trabajar. Mis ojos repasaban las nubes, el tinte esmeralda por encima de los árboles, y lo siguieron haciendo con... cierta liviandad. Podía ser la pérdida de sangre que aún me tenía imbécil, o la intensidad de las emociones que me habían golpeado en tan poco tiempo. O ambas. Parpadeé, cerré los ojos y solté el aire en una risa floja.

    Mierda.

    De verdad lo había encontrado, ¿eh?

    Los pequeñajos se acercaron más tarde, los sonidos me alertaron y los vi aparecer con fruta y demás cosas. Sería que seguía imbécil, sin duda, porque el gesto me causó algo preocupantemente parecido a la ternura y les sonreí, agradeciéndoles. Comí lento, cuidando de no hacer fuerza con el abdomen, y poco después oí otra clase de pasos. Eran, aún así, increíblemente livianos, como si el cabrón fuera capaz de cubrir el terreno en un pestañeo.

    ¿Te imaginas?

    No lo noté muy convencido de acercarse, pero lo hizo y su forma de referirse a mí me enarcó una ceja. ¿Señor asesino?

    —Ha sido tiempo, sí, pero no creo que tanto. Me haces sentir anciano, rayito, ¿qué coño es ese apodo?

    Lo repasé brevemente con la vista, notando las vendas de una herida reciente en su brazo. Por asociación alcé la mirada al barco detrás de nosotros. ¿Habría sido en el choque con el Fénix? En cualquier caso noté que Aidan no me miraba y volví a relajar la espalda en el tronco, imitándolo. Este ya era el idiota que antes había cuestionado al Imperio, que había demostrado algo tan básico como saber pensar por sí mismo, así que sus palabras no me sorprendieron. Me agradeció lo que hice por Rigel y esbocé una sonrisa floja, entre irónica y resignada.

    Qué más da, ¿no?

    —Es mi hermano —murmuré, fue la primera vez en... muchísimo tiempo que dije algo de eso en voz alta, y la garganta se me comprimió en un nudo—. Nos separaron de pequeños, él siquiera llegó a conocerme pero yo... bueno, siempre mantuve la esperanza de que estuviera vivo, en alguna parte. Así que no hay... nada que agradecer, supongo. Lo haría cien veces si hacen falta.

    El resto de la información, que éramos los príncipes y todo lo demás, me la traía floja. Siempre lo había hecho. En ese momento, después de lo sucedido, lo supe con una claridad absoluta. Era el pequeño inocente que también había acabado envuelto en el desastre, era mi hermano y punto. Nada más importaba.

    Decir que los Profetas me tenían harto era un eufemismo, pero tampoco hacía falta aclararlo. Recibí sus ojos, su mano en mi hombro, y solté una risa floja. Quise contestarle, pero como buena cacatúa que era siguió hablando, se incorporó y se empezó a pavonear sobre su velocidad. Sí, sí, el Relampaguito eleano. Muy adorable. Le mantuve la mirada encima desde mi posición y la sonrisa se me estiró. Qué mejor forma de distraerse de los traumas que molestando a los demás, ¿no? Lo llevaba haciendo toda la vida, era un arte finamente entrenado.

    —Cumplí la promesa, sí —concedí, suavizando el tono—. Ya puedes ir pensando cómo recompensarme~

    Despegué la espalda del tronco, comprimiendo brevemente el gesto por el chispazo de dolor, y palmeé el asiento que el culo con hormigas había abandonado.

    —Ven aquí y distráeme, guapo, que te sale de maravilla. ¿Qué te pasó en el brazo? ¿Fue en el choque del barco?


    mi hombre *chillidos incomprensibles*

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    Seguí atacando por puro instinto, hasta que algo me hizo volver en mí mismo: Myura y otro de los convertidos estaba cargando contra nosotros, en sus formas monstruosas, controlados por aquella bruja. Apreté los dientes, aún más furioso si cabía. ¡¿C-Cómo se atrevía a controlar a Myura?!

    —¡No los ataquen! —grité, no quería herirla. Pero no sabía qué hacer ahora, ¿intentaba escabullirme de alguna manera y seguir atacando a la profeta? No fue necesario, porque otra de las chicas transmutada cargó contra ellas, frenándolas. Tsk, no quería dejarles enfrentarse más, porque podía terminar hiriendo a Myura, pero teníamos que detener a Aura. Levanté la vista, tratando de ubicarla en el cielo, y encontré a aquella criatura negra, el que entendía que era el soldado de Elérea, deteniendo a la profeta. No era capaz de llegar a esas alturas ni con mi mayor salto, por lo que sólo podía quedarme allí, mirando, esperando alguna manera de poder ser útil.

    Fauna y Kein se lanzaron hacia lo que quedaba de Claire, aquel pequeño árbol, para absorber sus poderes. Rogué que todo saliese bien, que pudiesen hacerlo a tiempo... y entonces Aura se liberó. Intenté correr hacia ella, pero era infinitamente más rápida que yo. Todo estaba perdido...

    O eso creí. Kein se dio la vuelta hacia ella y, con unas fuerzas que no le había visto hasta entonces, repelió a la profeta, mandando a ambos a volar. Y Fauna consiguió terminar la asimilación. Fue instantáneo, el cómo todos comenzaron a volver a ser humanos. Quise ir hacia ella, pero las piernas me flaquearon por completo, y solo conseguí caer al suelo, exhausto. Los problemas no habían acabado, lo sabía bien, pero ver a Myura recuperarse, después de que pareciese que la había perdido para siempre, había sido un gran alivio.

    Pero Aura no iba a permitir que tuviésemos un final feliz. El comandante Eléano, quien había conseguido detener a la profeta lo suficiente para que los otros dos tomasen el poder de Claire, comenzó a caer en picada al volver a su forma humana. H-Había que ayudarlo, pero era incapaz de moverme. Q-Quizá Jazz pudiese-

    No hubo tiempo; fue Aura la que lo atrapó primero, sosteniéndolo violentamente del cuello. Y entonces habló, molesta, sobre su derrota. Y de como no iba a dejar que nos fuésemos ilesos. Aparté la mirada cuando comenzó a destrozar el cuerpo del chico, completamente impotente, mientras me llegaban sus palabras que no entendía realmente. ¿Hijo del emperador? ¿Qué conseguía diciéndonos eso? Estaba claro que cada vez que hablaba, era para lastimar a alguien, pero no entendía a quién iba dirigido. ¿A la otra eléana?

    La profeta desapareció, siendo incapaces de detenerla, y soltó a nuestro compañero, impactado duramente contra el suelo. Hice un esfuerzo de ponerme en pie, queriendo ir a verlo. ¿Para qué? No lo sabía, pero no quería mantenerme al margen cuando alguien acababa de sufrir todo eso. Debía haber alguna manera en la que pudiese ayudar, ¿...no?

    Fauna fue la primera en acercarse, arrodillándose frente al comandante, que yacía tendido en el suelo, llorando. No podía ver bien desde mi posición, pero antes de poder acercarme, Jazz salió disparado hacia él, colocándose también junto a él, gritando y llorando con fuerza, con una emoción como una antes le había visto. Quedé en shock, quieto, sin poder comprender aquella situación. Aquello distaba tanto del Jazz al que conocía, y tampoco podía entender por qué. Acababa de conocerlo, y ni siquiera parecían llevarse bien. Entonces, ¿por qué...?

    El llanto y los lamentos de Jazz terminando por permear en mí, y cuando Myura me golpeó en el hombro de pronto, comencé a llorar con fuerza una vez más, agarrándome firmemente a la chica, sin querer soltarla.

    Lo único que nos habían quedado al final eran lágrimas.

    Aura desapareció, con ambos orbes, y nosotros llevamos en procesión el cuerpo del héroe en silencio. Mogulópolis comenzó a divisarse, y con ella también lo hizo Tiger y otro chico más. No mucho más grande que yo, al menos más joven que Myura, y que parecía conocer al soldado. El golpe debió ser verdaderamente duro, porque no parecía ser capaz de creérselo. Se quebró... o al menos eso fue lo que pareció, porque después rectificó: Estaba seguro de que Rigel estaba vivo, e iba a salvarlo.

    Parecía verdaderamente imposible, pero lo dijo con tanta convicción que tuve que creerle. Comenzó a dar órdenes y a pedir un montón de cosas; en particular, a un usuario de magia de fuego. Estuve por ofrecerme voluntario; había sido gracias a él que pudimos conseguir los poderes de Claire, y con ello, que Myura se salvase. Si podía salvarle la vida ahora, lo haría. Pero Myura comentó que MontBlanc podía usar magia de fuego, así que él fue el escogido. Quizá fuese lo mejor, probablemente sería un usuario d emagia mucho más experimentado que yo, pero aún así, de verdad me habría gustado ser de ayuda.

    En cualquier caso, lo último que necesitaba era un donante de sangre. Lo mejor era que fuese un familiar, pero en la situación en la que estábamos, cualquiera que pudiese donar estaría bien. Por más que quisiese ofrecerme, sabía que no podía. Todo mi cuerpo estaba lleno de vacío en altas cantidades, y aunque los humanos eran quienes producían ese vacío, sabía que no era lo mismo expulsarlo que absorberlo, y mucho menos en concentraciones tan grandes como las que habían en mi interior. No podía ser mi sangre. Miré a su compañera, esperando que ella se ofreciese, y entonces Jazz me sorprendió por segunda vez, ofeciéndose él mismo a ser el donante, diciendo que no le importaba lo que hiciera con tal de salvarlo.

    De verdad que no entendía nada. Hice un repaso de lo que había pasado en el combate; el único cambio que había habido respecto a él fue lo que nos dijo Aura, revelándonos su verdadero nombre e identidad. ¿Había sido eso? ¿Era Gael, el hijo del emperador, alguien a quien Jazz conocía? No solo eso, sino que de verdad parecía sufrir por él, tenerle un gran aprecio. Familiares directos. ¿Sería algo como un hermano, o algo así?

    No encajaba con nada de lo que sabía de Jazz, pero tampoco encontraba otra explicación. Quizá debía preguntarle, pero sabía bien que no era el momento. No me quedó de otra más que esperar con myura afuera, mientras la operación se llevaba a cabo.

    El algún momento volví a sollozar, y abracé a la chica con fuerza, como si fuese a irse en cualquier otro momento. Le dije cuanto me aliviaba que siguiese con vida, que no hubiese dejado de ser ella, y al final, escuché todo lo que tuvo que decirme. Sobre como se sentía más libre que nunca, y de como había recuperado lo que ni siquiera había sido consciente de que perdió cuando Claire la transmutó.

    Cuando Fauna salió de aquel barco donde la operación se llevó a cabo, Myura quiso acercarse para agradecerle, y yo también hice lo mismo.

    —Muchas gracias —le dije, con la voz aún hecha jirones por todo lo que había pasado hasta ahora—, n-no sabes cuánto agradezco que salvases a Myura. Es lo único que me queda ahora mismo, y si la hubiese perdido... si la hubiese perdido yo...

    No pude evitarlo. Incapaz de terminar mi frase, comencé a llorar de nuevo, sobrepasado por mis emociones.
     
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    Lucas Diamond

    Lucas Diamond Dios de FFL

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    Rigel Betelgeuse

    Cuando alcancé a Roxy, para apartarla de aquella pluma, el proyectil se clavó en mi hombro. Y sentí una luz abrumadora en torno a mí. En mis últimos segundos de raciocinio, logré ver cómo otra de las plumas rasgaba el traje de la Coraza y le arañaba la piel. La tercera, que fue directa a Fauna, no logré ver si llegaba a golpearla. Pues antes de que esto ocurriera, perdí la conciencia. Más bien, mi mente se perdió en un mar de oscuridad. No sentía nada, más allá de una fuerte punzada constante en la cabeza, y un silencio aterrador. ¿Dónde estaba? ¿Qué me había...?

    De repente, noté un temblor. Noté cómo todo mi cuerpo se sacudía, golpes en varias partes de mi cuerpo, pero también un profundo y amargo sentimiento de rabia.

    No tenía dudas. Estaba... convertido en monstruo, como nos advirtieron. Y no podía hacer nada por salir de esta inconmensurable oscuridad, de la abrumadora nada en que se encontraba mi conciencia. Solo sentía el deseo de atacar, la ferocidad de un monstruo en plena lucha.

    Pero... no todo estaba perdido, ¿no? Cuando más se complicaban las cosas, más había que agudizar el ingenio. No sabía bien explicar por qué, pero en cuanto dejé de recibir golpes constantes, una imagen pasó por mi cabeza. Aquella muchacha con complejo de diosa, la "hija del creador", Aura. Su trenza naranja, sus ojos azules y su estoque. La energía en mi interior se desbocó, y sentí una vez más un gran movimiento, una agitación que resultaba inquietante, agotador. ¿Qué estaría haciendo...?

    Y entonces, en aquel mar de color negro, un punto destelleó. Una, dos y hasta tres veces. Y pronto se extendió, abarcando todo lo que alcanzaba a percibir.

    Apenas pude abrir los ojos, tremendamente agotado. Pero veía luz... árboles... Volvía a la realidad. ¿Cómo había pasado?

    También vi a Roxy, a Fauna, a Kein... En el suelo. Mientras yo caía desde una altura aterradora.

    Hasta que el descenso paró, y una mano me sujetó. Pero no era una mano amiga. El agarre era firme, constrictivo. Casi amenazante. Eran las manos de Aura, que me miraba con soberbia, dirigiéndose hacia el resto del grupo.

    Sentí pánico. De verme en aquella situación, de caer en el mismo destino que Loke, que el Relámpago y el Puño, y que tantos otros que desconocía, pero cuyas historias había visto.

    De ser yo el próximo.

    Quise aprovechar, sacar mis dagas y acabar con esto de una vez por todas. Pero mis armas habían caído, probablemente durante la transformación monstruosa. Además, herir a Aura ahora solo provocaría, en el mejor de los casos, que me soltase y siguiese cayendo, acabando con mi vida. Y... no era un precio que me importase pagar, si podía sentenciar todos los problemas de Ilumbra. Pero ni siquiera podía garantizar eso: me encontraba exhausto, sin explicación, y no podría reunir la fuerza necesaria para acabar con Aura de un golpe.

    Por supuesto, tampoco es que fuese a dejarme. De ninguna manera. Sus manos apretaban con fuerza, pero no le daría el gusto de escucharme quejarme. Y reía, con la maldad propia de un dios ególatra, que sabe que no puede ser contradicho. Así es como se sentía ella. Quiso entonces, por puro egoísmo, hablar de mí. De mi identidad, de aquello que Alma me había revelado, y ahora todos sabían. De quien era Gael, el hijo muerto del emperador de Elérea.

    Total, a este punto, ¿qué importaba?

    —Tú... —intenté articular, con la poca movilidad que tenía

    >>Tú... eres el único monstruo aquí.

    Dirigí una última mirada hacia mis compañeros, y vi el terror en sus caras. El mismo que yo sentía.

    Y supe que era el final.

    El pecho comenzó a arderme cuando aquella daga me atravesó. Un pitido indescriptible me asaltó, la visión se me nubló, y sentí la vida escapar de mi cuerpo. Otro corte me rasgó la cara, ya sin poder sentir de dónde venían los tajos. Solo el dolor que aquellos me producían.

    Dos últimos golpes lograron rebanarme un brazo y una pierna, y por más que quise, no pude esta vez contener el chillido del dolor. Aunque apenas un hilo de voz salió de mi cuerpo, debido a la gran cantidad de sangre que había perdido y el estado tan deplorable en que me encontraba.

    Entonces, caí. Y en ese punto, volví al mar de oscuridad.

    Pero esta vez, para no regresar.

    ***

    —... ¿Eh? —articulé.

    Me dolía todo. La cara, el pecho, los brazos, las piernas. Y tampoco lograba distinguir figuras a mi alrededor. Pero sí una voz. Una voz con la que había soñado.

    M-Moradito... no te muevas, ¿vale? Estoy... estoy terminando

    Moradito... ¿Hacía cuánto tiempo que no escuchaba eso? El pequeño Cid... lo echaba de menos.

    Traté de incorporarme, pero no pude. Y de nuevo, escuché la voz de Cid, riñéndome.

    ¡Tranquilo, hazme el favor! Estabas mejor cuando estabas inconsciente...

    ¿Inconsciente...?

    Comencé a recordar entonces lo ocurrido. Y comencé a sentir una mayor quemazón, un mayor dolor, tanto en el brazo derecho como en la pierna izquierda, extendidos por ambas extremidades. Pero cuando la visión poco a poco fue recuperándose, y comencé a enfocar forma y objetos, comprobé con terror que el dolor se focalizaba en...

    Un brazo inexistente. Me asusté. Me asusté al ver toda la sangre, las cicatrices en el pecho, la cara de Cid. Mi nuevo brazo metálico.

    Tardé un poco, pero logré atar un par de cabos. Estaba... en medio de una especie de operación, ¿eh? Y Cid me había salvado...

    Aura... ¿Había fallado al intentar matarme?

    Quise hacer algo, pero no sabía qué. No sabía mi situación, ni si era peligroso hacer movimientos bruscos. Tampoco podía demasiado, con aquel trozo de metal incrustado en mi brazo y pierna.

    —C-cid... —tosí, aún sin poder hablar bien—. Q-qué ha...

    >>N-no te veo... bien.



    >> Preguntar por tu vista
     
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    MrJake

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    Aidan reaccionó a la confesión de Jazz con los ojos bien abiertos, y pareció meditar un instante. Quizá si eso se lo hubiese dicho a Darek, habría atado cabos rápidamente, porque conocía a Rigel y su pasado como niño adoptado, y porque era tremendamente ávido; por suerte o por desgracia, Aidan no era Darek. Él no se dio cuenta de nada.

    —Wow. ¿H-Hermanos separados de pequeños, eh? ¿Y él lo sabe? —zarandeó la cabeza, fingiendo desinterés—. Bueno, a ver, tampoco es que me importe mucho. El punto es que hiciste algo muy bueno por él, no importa cuál sea el vínculo que os una. De todos modos, no podríais ser más distintos, Rigel y tú. Él es un tipo serio y formal tremendamente honorable, y tú pues... —lo miró de arriba abajo—. Tú... eres tú.

    ¿Se suponía que era eso un insulto, o algo?

    Pese a que iba a irse, esas palabras de Jazz le hicieron suspirar y dar media vuelta. Alzó brevemente el brazo herido, y suspiró.

    —Ja, ya quisiera yo que fuese por el barco. Al menos lo tendría aquí delante para patearle el culo a ese trozo de madera y metal. Pero no... el que me causó esto no fue ni el barco, ni el pajarraco aquel, ni nada así. Fue la misma de siempre. La misma historia que ha pasado con Rigel se repitió conmigo, me temo.

    >> Aura —dijo, ominoso, pesándole aquel nombre, cargado de rabia. Aidan tenía, aparentemente, explosiones de rabia frecuentes, ¿eh? Trataba de contenerlas, pero cuando algo le parecía injusto o una persona le despertaba rechazo, parte de esa ira contenida salía—. Esa hija de puta se ha propuesto acabar con todo el ejército eleano, por lo que parece. Yo soy el menos perjudicado, después de todo. Lo mío solo es un corte que me dio en el nervio y, al parecer, me hizo perder movilidad. El niño genio me dijo que con reposo durante varios meses recuperaré la movilidad, pero no al completo; al menos perderé un 30%. Bueh, no importa —se encogió de hombros, y luego frunció el ceño—. Lo que sí que importa es lo que le ha hecho a Rigel. O lo que le hizo a Lady Loke, o a la Gobernadora de Áurea y su Paladín, Alma y Hendrick. O lo que hizo con cientos de soldados eleanos a los que controló usando su puta tecnología magitek. Todo eso sí importa. Ellos perdieron mucho más que yo. Lo mío no es más que una cicatriz que ahora jode un poco, pero que en unos años usaré para contar historias sobre mis hazañas y llevarme a alguna que otra chica a la cama con ellas.

    Esbozó una sonrisa confiada, pero que... ocultaba ira, tristeza e impotencia. Aura... si Claire fue un dolor de muelas, no era nada, desde luego, comparado con ella. Aura parecía estar causando estragos allá donde iba. Las muertes se apilaban bajo su mano ejecutora y a ella no le importaba. ¿No dijo, acaso, que su objetivo era "resetear" Ilumbra? Si al final su "plan" pasaba por eliminarlo todo y reconstruirlo, ¿qué importaban para ella un puñado de vidas que igualmente iban a perecer?

    Desde luego, ella solita se encargó de buscarse más enemigos de los que ya tenía en aquel momento.

    —En fin —siguió Aidan entonces—, y tú, ¿qué te cuentas? ¿Cómo cojones has acabado en Kholod? Los moguris y el tipo del hacha dijeron que vinisteis precisamente en el pájaro. Quizá las historias de mi cicatriz consigan encandilar a alguna mujer, pero desde luego, esa historia de cómo el segundo hombre más rápido de Ilumbra acabó cayendo de un pájaro legendario que se chocó con un barco volador me encandila hasta a mí.

    Jazz la próxima vez que vea a Aura después de saber que no solo su hermano, sino también su novio, han casi muerto por su culpa:

    https://www.youtube.com/shorts/f7a0AbCd-Uw


    ***


    Cid dio media vuelta entonces, dejando lo que estaba haciendo, y justo cuando iba a hablarle a Rigel, se vio interrumpido por dos voces que resonaron en la otra dirección. Dos voces muy parecidas.

    —¡Jefe, estás despierto!

    —R-Rigel... qué alegría...

    Ah. Biggs, Wedge... estaban ahí. Sollozando como dos niños pequeños que perdieron a su mascota. Que estuviese con Cid, Biggs y Wedge y en una sala cerrada como aquella solo podía significar que había vuelto al Starlight, ¿no? Pero no parecía estar en marcha, así que... debía estar atracado. ¿Consiguió despegar y estaban ya fuera de Kholod? ¿Dónde estaban los demás? Aunque Rigel recuperó la conciencia y poco a poco se fue ubicando, no era aún capaz de hilar bien los hechos, y tenía un gran salto temporal en su mente. No tenía idea de cuánto tiempo había pasado. Fueron un buen puñado de horas, pero para él, perfectamente pudieron ser días.

    —Dejadle espacio, chicos —le pidió Cid a los gemelos, que se echaron hacia atrás. Solo él entró en el campo de visión de Rigel entonces, dándole agua poco a poco; beber le sentó de maravilla, casi como si el agua le renovase por completo. Tras eso, con una mano Cid le tiró del párpado izquierdo ligeramente hacia abajo—. ¿Dices que no ves bien, moradito? Hm. Es lo que me temía. A ver, voy a probar algo —con una mano, cubrió su ojo izquierdo, y puso la otra frente a él, mostrando dos dedos—. ¿Ves bien estos dedos? Solo asiente, no necesito que hables —así lo hizo; los veía nítidos, sí... no había problema. Cid, después, intercambió posiciones, tapando el derecho y poniendo su mano frente al izquierdo. Esta vez, veía, pero... muy borroso. Apenas distinguía si tenía dedos levantados o no; solo veía una mancha—. Y aquí, ¿ves cuántos dedos tengo levantados?

    Tuvo que decir que no. No era capaz de definir cuántos.

    —... el corte de la cara te golpeó parte del pómulo derecho y te dio luego muy cerca del ojo izquierdo —explicó Cid—. Tu ojo está bien, intacto, pero temí que te hubiese dañado algún nervio... se ve que así es. Creo que has perdido visión en el ojo izquierdo, Rigel. Por eso, por el momento... Biggs, tráeme lo que tengo preparado, haz el favor.

    Obediente, Rigel vio de reojo cómo Biggs se marchaba y traía algo. Cid lo cogió: parecía un trozo de tela oscura con una cuerda alrededor... un parche. Con gentilidad, le levantó ligeramente la cabeza a Rigel y pasó la cuerda por detrás, cubriendo el ojo izquierdo con la tela. Ahora, aunque Rigel tenía menos rango de visión, al menos lo veía todo nítido. El ojo izquierdo era el que añadía lo borroso al conjunto.

    —Lo mejor es que lo lleves tapado un tiempo. La herida del ojo está ya cosida y tal, pero nunca sabes si se puede infectar. Y seguramente te den mareos de la hostia como vayas todo el rato con la visión borrosa. Hey, y no te queda mal, moradito. El parche te hace un poquito interesante... que falta te hacía.

    Curiosamente... era hasta agradable ver que Cid hacía sus típicas bromas. Ya no era ni la mitad de irritante que antes. Quizá era porque escucharle hacerlas significaba que empezaba a sentirse un poco mejor. Eso sí, su aspecto de cansancio seguía siendo palpable.

    —... imagino que recordarás algo —explicó Cid, hablando con lentitud y dejando espacio entre las palabras. Seguramente lo hizo a propósito; no quería alterar demasiado a Rigel—. Aura te atacó, te atacó y te dejó... muerto. Tu corazón dejó de latir, y dejaste de respirar. Pero aunque tu corazón no latía, tu cuerpo siguió en pie... porque la magicita revitalia que te puse en su momento estaba unida a tu sangre, y la sustituyó para mantenerte con vida. Solo por eso he logrado devolverte de entre los muertos, Rigel.

    Devolverle de entre los muertos... así que su cuerpo había fallecido después del ataque de Aura, pero de alguna manera, esas malditas magicitas de Cid lo salvaron, ¿eh? Lo mantuvo con vida, lo justo para poder ser reanimado.

    —Además del ojo, tienes otras tres heridas principales —explicó Cid—. Todas están cerradas y desinfectadas ya... pero faltan algunos ajustes.

    Se puso frente a él, poniéndose en cuclillas, y señaló su brazo. El antebrazo izquierdo... era de metal. Luego, tomó algo que le acercó Wedge, y se lo mostró. Era una pierna, de rodilla hacia abajo, de metal, también. Sonrió.

    —Perdiste parte de tu brazo izquierdo y tu pierna derecha, Rigel. Pero tienes la suerte de que pasaron dos cosas: una, tus compañeros te trajeron ante mí, y trajeron consigo, también, tu pierna y tu brazo. Dos... yo soy un genio. Y los genios hacemos lo imposible.

    >> He creado esta próstesis con trozos de metal varios, y he tomado de modelo tu pierna. Con la de tu mano hice lo mismo. Así, no solo serán prótesis sin más, sino que serán básicamente sustitutos perfectos de tu brazo y pierna. Pero además tienen una sorpresa... aunque está por ver si funcionará.

    Se acercó entonces a su pierna y empezó a trastear en ella. Parecía estar enroscando la prótesis, tratando de aferrarla bien. Mientras, siguió hablando:

    —El principal problema era tu herida en el pecho. Era... profunda, mucho. Y te perforó un pulmón. De nuevo, solo seguiste con vida porque la magicita revitalia te mantuvo vivo por un tiempo... y por mucho que quisiese, me iba a ser imposible curar toda esa herida sin más. No después de que un órgano vital fuese dañado. Por eso, la única solución era aprovechar que tu cuerpo había reaccionado ante la magicita y se había integrado contigo, y... llenar tu pecho de ellas, lo suficiente como para reconstruir tus tejidos.

    Rigel no pudo evitar mirar hacia abajo, al pecho. Veía la cicatriz, bien prominente, cerrada, pero con varias "piedras" asomando por debajo. Y al respirar, aunque con debilidad, no notaba nada especialmente raro. ¿Era entonces cierto? ¿Cid fue capaz, incluso, de evitar que perdiese un pulmón, todo gracias a sus magicitas? Las heridas que sufrió por dentro fueron no curadas sin más, sino cubiertas con magicita, ¿eh? Mucha magicita.

    Qué irónico. Él, que siempre había renegado de la tecnología mágica, de la tecnología Magitek... que siempre la odió personalmente. Justo él... ahora dependía para vivir de tecnología similar. Por fortuna, ya comprobó hacía tiempo que esa tecnología no era sino antagónica de la magitek, pero, aun así... se sentía sumamente irónico y fortuito.

    Pero al menos se sentía. Al menos vivía.

    Cid alzó entonces la cabeza, secando el sudor de su frente. Pasó unos cuantos minutos en su pierna, tratando de adecuar la prótesis. Y cuando la miró, suspiró.

    —... quizá es pronto, pero por probar, no pasa nada. Rigel... ¿puedes intentar mover los dedos de la mano izquierda?

    La petición de Cid se hizo extraña. ¿Los dedos de la mano izquierda? P-Pero si la había perdido. Lo único que tenía era una prótesis de metal que...

    Los sintió. Sintió los dedos moverse. Fue una sensación extraña. Y tanto Cid, como Biggs o Wedge quedaron con la boca abierta al ver que, en efecto, los dedos metálicos se contoneaban ligeramente. Eran pequeños espamos, pero ahí estaban. Cid no pudo evitar sonreír con orgullo.

    —¡Toma ya! H-Ha funcionado... soy la hostia —la modestia nunca fue su fuerte, desde luego.

    —¿Cómo es posible...? —preguntó Biggs.

    Wedge fue el que lo adivinó, como de costumbre.

    —La magicita, ¿no?

    El brazo de Rigel estaba, en ese momento, brillando. Entre el metal tenía varias líneas azuladas que emitían un brillo penetrante e intenso... Cid no podía apartar los ojos de él, pero asintió con la cabeza, brevemente.

    —Sí... exacto. Pensé que, si la sangre de Rigel había asimilado mi magicita, y tenía que incorporar muchas más para mantenerlo con vida, ahora por sus venas fluiría sangre, pero sangre que carga con ese poder mágico que está presente en mis magicitas. Sus tejidos llevan también la magicita consigo. Y, ¿cómo funcionan los músculos de nuestro cuerpo? Enviando señales a través de nervios y de otros tejidos, ¿no? Pues... pensé que si creaba canales de energía mágica en las prótesis, moradito aquí presente quizá podría mover sus extremidades. Porque igual que mandará señales a su otro brazo a través de nervios, e igual que se conectan por sus venas con el corazón, el nuevo brazo está también conectado, pero... por la energía magicita. Si Rigel es capaz de controlar eso, podrá controlar su mano y su pierna nuevos.

    Wedge tragó saliva. Se le acumulaban lágrimas en los ojos.

    —E-Es increíble, Cid... realmente eres un genio. Jefe, ¿lo oyes? Quizá te cueste acostumbrarte al principio, pero... ¡vas a poder moverte prácticamente con normalidad!

    Cid se frotó la nariz, orgulloso. Sin embargo, pronto puso una mano en el hombro de Rigel, instándole a no levantarse.

    —Hey, hey, hey, hey... echa el freno. No te levantes aún, ¿quieres? ¿Te encuentras bien, te puedes levantar sin problemas? No quiero que por ir con prisas te dé una pájara y todo lo que he hecho sea en vano, ¿sí? Llevo todo el día aquí metido, y... —por un instante, Cid se tambaleó, aturdido. Cielos, sí que estaba cansado. Era... solo un chaval, después de todo—. Y no me gustaría tener que repetirlo. Así que muévete sólo si estás listo, ¿vale?

    ... era cierto que dolía. El pecho dolía, la cara y el ojo dolían, brazo y pierna dolían. Pero mentiría si dijese que se sentía incapaz de levantarse. Cuando pasó algo de tiempo consciente, cuando empezó a ubicarse y a espabilarse, Rigel no sentía mucho más que dolores punzantes que, sí, eran molestos, pero no le impedían moverse. Por eso, para sorpresa de todos, empezó a incorporarse. Cierto es que se apoyó sobre todo con su mano de carne y hueso para hacerlo; aún no controlaba del todo bien la otra. Cuando estuvo sentado en el sitio, sintió un pequeño mareo, y tuvo que frotarse el rostro brevemente para espabilarse. Cid, Biggs y Wedge lo miraban con preocupación.

    —¿Todo bien, jefe...?

    —D-Después de estar casi muerto, ¿cómo puedes levantarte y todo sin siquiera descansar después de semejante operación...? —Biggs seguía sin dar crédito.

    —No me gusta tener que dar la razón aquí a mi amigo el pelirrojo —dijo Cid—, pero es verdad que, aunque te sientas mejor, deberías ir con calma, Rigel. No dudo que tu recuperación sea acelerada, porque todas las magicitas que te he insertado te van a dar un chute tremendo de energía y te estarán regenerando de lo lindo por dentro, pero... no hagas más esfuerzos de la cuenta, ¿vale? Al menos quédate ahí un rato, hasta que yo vea que estás bien del todo... ah, mira, probemos algo mientras.

    Sacó entonces algo de su bolsillo, algo que parecía ser una esfera de cristal. Posiblemente sería una de sus magicitas vacías...

    —A ver, ¿puedes mover el brazo izquierdo, Rigel?

    Obedeciendo, pudo alzar bien su hombro y flexionar el codo. A la hora de mover los dedos de su nueva "mano", ya... era más complicado. Pero al menos lo extendió hacia delante.

    —... intenta alcanzar, sin moverte, esta magicita vacía, ¿vale? —dijo Cid. La piedra estaba bastante más lejos de lo que el brazo de Rigel le permitía alcanzar... ¿qué pretendía el niño con todo aquello?—. Piensa que tu brazo llega más allá de lo que realmente llega y piensa que puedes agarrarla... inténtalo.

    Lo hizo, incluso cerrando los ojos en el proceso, pero... no pasó nada. Ante un "intenta otra vez" de Cid, volvió a hacerlo, sin éxito.

    Lo intentó una tercera. ¿Se suponía que iba a suceder algo?

    El brazo brilló entonces, reaccionando el flujo de magicita, y de la punta de sus dedos manaron pequeñas chispas. Las chispas, como electricidad estática, se conectaron con la magicita vacía, y en un abrir y cerrar de ojos, esta se movió hasta que estuvo entre la mano metálica de Rigel. Con todo, no fue posible sujetarla bien, porque aún no lo controlaba del todo, y se deslizó entre sus dedos hasta caer al suelo.

    Eso sí, Cid estaba encantado.

    —¡T-Toma ya! ¡Funciona!

    —¿Qué es lo que ha pasado, exactamente? —se cuestionó Wedge.

    Cid meditó, revisando el brazo de Rigel y analizando algo en él.

    —Bueno... como su brazo hace circular la energía de la magicita, es ideal para implantar nódulos en él. Pensad en vuestros cañones magitek, esos que usabais antes.

    —Ni me lo recuerdes —Biggs tuvo un escalofrío.

    Otra vez la comparación con la tecnología magitek... no era lo mismo, por supuesto, pero la comparación... era inevitable, ¿huh?

    —... esos eran cañones normales que usaban propiedades mágicas gracias a un nódulo magitek, ¿no es así? —siguió Cid, inalterable—. Pues esto es muy parecido, solo que, por supuesto, mi magicita es mil veces mejor que esa mierda barata del magitek. Y menos peligrosa, desde luego. La cuestión es que tanto en tu brazo, como en tu pecho, como en tu pierna... puedo acoplar nódulos magitek externos. Si lo hago, lo que quiera que contenga esa magicita... pasará a ser una funcionalidad que Rigel podrá usar. Siempre que lo domine, claro, que no será fácil.

    >> A esa función la llamo "Ultramano". Básicamente es una magicita gravedad, y... en fin, bueno, no entro en detalles que no entenderéis, el punto es que habéis visto lo que puede lograr... con un poco de práctica.

    Cid miró a Rigel y sonrió. Normalmente era un niño muy confiado y que no se dejaba desmoralizar por casi nada, pero... sí que es cierto que pocas veces sonreía de forma amable y genuina. Sus sonrisas eran sarcásticas, socarronas, burlonas, confiadas... pero pocas veces expresaban, simplemente, felicidad.

    Y aquella fue una de ellas.

    —E-En cualquier caso —titubeó Biggs—. Si has podido salvarte, Jefe, además de por Cid, es por alguien más. Es gracias a que-

    Pero Cid le interrumpió de repente.

    —... ¡como sea! —¿huh? ¿Por qué lo interrumpió? Parecía que Cid intentaba evitar que Biggs le contara a Rigel quién le ayudó... quizá porque no porque no quisiese que lo supiera, sino porque no consideraba que fuese algo que tuviesen que decirle. Era algo que, si fuese el caso, solo a él le correspondía decir—. Si quieres puedo llamar a los demás para que vengan a verte, moradito. Creo que estás en condiciones de recibir visitas. Cuando te sientas mejor y ya puedas caminar te explicaré más cosas sobre tus nódulos, ¿vale? Tienes tres en el brazo, ahora mismo, pero no están activados, ni creo que vayas a poder dominarlos mucho, de momento... así que de momento céntrate en sentirte bien del todo y luego hablaremos, ¿sí?

    >> Entonces dime, ¿a quién aviso? Como mucho tres personas a la vez, no quiero que te saturen demasiado.

    Sí... y tampoco tenía él mismo demasiado cuerpo como para lidiar con tanta gente, ¿eh? Cid requería más descanso que Rigel, desde luego.

    Pero, sobre quién podría entrar a visitarle, pues...

    >> Dejarlo a elección de los demás (los tres primeros roleros que lo indiquen entrarán).
    >> Escoger a tres (selecciona a tres personajes principales de entre los siete).



    ¡Rigel desbloquea su panel adicional, "Fuerza Magicita"! Asimismo, Rigel gana tres nódulos de brazo, disponibles en la parte baja de su ficha.
    Más adelante se explicará en detalle cómo funciona este panel tan particular.
    Asimismo, Rigel tiene todo el panel disponible, por lo que recibe una estrella como logro en el mismo.


    SÍ, suena familiar esto del brazo que hace cosas raras, y sí, esto estaba pensado así mucho antes de que saliese cierto juego AAA que hizo PRÁCTICAMENTE LO MISMO pero claro, no podía quejarme a nadie de que Nintendo me andaba plagiando de nuevo porque HARÍA SPOILER SASDFRGT. Ya una vez vi que iba a quedar de copión yo dije A LA VERGA si me copio me copio del todo, y hasta Ultramano lo llamé >:(

    Nuevo look de Rigel tras la operación:

    WhatsApp Image 2023-07-02 at 16.36.27.jpeg
     
    Última edición: 2 Julio 2023
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    Rigel Betelgeuse

    Cid volteó a verme cuando alcé la voz. Y sin embargo, distinguí dos veces que no eran las suyas. Biggs... Wedge... Eso significaba que debía estar en el Starlight, el barco volador del chico. Y ellos estaban allí conmigo. Tal vez fuese estúpido, pero escucharles de nuevo hizo que comenzase a sollozar, ilusionado. Que ellos estuviesen allí significaba mucho para mí. Cid tuvo que frenar a los gemelos, pidiéndoles que se apartasen y me dejasen espacio. Lo agradecí, por más que quisiera verlos y hablar con ellos; no me encontraba demasiado bien. Y el genio se acercó a mí, para examinar mi vista.

    Uno de los ojos funcionaba perfectamente, mientras que el otro apenas me permitía distinguir un par de dedos alzados. Ugh... me dolía la cabeza solo de ver el mundo con esa poca claridad. Cid reaccionó rápido, pidiéndole a Biggs que trajese algo, mientras me explicaba que tenía el nervio dañado. No tardó el pelirrojo en traer un... trozo de tela oscuro, que me colocó como parche. Sorprendentemente, comencé a ver mucho mejor, de manera clara; ya no forzaba la vista para enfocar nada de lo que tuviese delante. Ese parche era justo lo que necesitaba, ¿eh? Cid era asombroso.

    Luego, el chico comenzó a explicarme lo que había pasado. Como había muerto hacía apenas unas horas, por las puñaladas de Aura, y cómo, gracias a la magicita revitalia que él me implantó hacía ya un tiempo, había podido revivir.

    Mi pulso se paró, según decían, pero la magicita se encargó de "bombear" la sangre. Algo así entendí; tampoco estaba capacitado para asimilar mucha más información ahora mismo. Sentí un escalofrío. No todos los días te dicen que has muerto, comencé a sudar, con una angustia oprimiéndome el pecho. Si, recordaba algo... Recordaba el dolor que sentí. Recordaba mi sangre.

    Según decía, además de la pérdida de visión, tenía otras tres: en el brazo, en el pecho y en la pierna. Estaban ya tratadas las tres, pero mi brazo izquierdo y mi pierna derecha habían desaparecido. En su lugar, unas prótesis, construidas a partir de mis extremidades originales, las sustituían. Aún faltaba por ajustar la pierna, y el genio se puso manos a la obra mientras me comentaba lo ocurrido. La herida del pecho, sin embargo, era más complicada. No podía entender bien el funcionamiento de las magicitas, pero en cualquier otra circunstancia hubiese puesto en duda la utilidad de estas. Hubiese puesto en duda que un golpe tan letal pudiese resolverse, al menos provisionalmente, con ellas.

    Pero aquí estaba, postrado sobre una cama, vivo gracias a una creación artificial.

    Fruncí el ceño cuando, tras terminar la explicación, me pidió mover los dedos de la mano izquierda, pero... ¿P-podía? Había perdido la mano, ¿podía realmente controlar la prótesis? Hice el esfuerzo, y sentí un ligero cosquilleo, acompañado de un torpe movimiento de dedos. Era cierto, podía moverlos. Difícilmente, pero... algo. Y el pronóstico del genio era que, con algo de práctica, no solo podría terminar de mover la mano y el brazo con libertad, sino también la pierna. Aquellas prótesis contaban con unos canales azules, cargados de magicita, que conectaban con mi sistema nervioso y podían interpretar sus señales. Magistral.

    Intenté incorporarme, tras un largo rato. Quizás fuese por la extensa explicación de Cid, pero me volvía a sentir activo. El tipo quiso detenerme, pero no debía preocuparse.

    —Tranquilo, Cid. Biggs y Wedge pueden ayudarme si lo necesito, ¿verdad? Estaré bien.

    Un breve mareo me hizo tambalearme, pero quedó ahí, no fue a mayores. Los tres me recomendaron reposar después de las enormes heridas sufridas, pero el impulso en mi interior era más fuerte. Aprovechamos entonces para poner a prueba el resto de la prótesis del brazo, y comencé a moverlo con lentitud, flexionando el codo. Nada mal, al menos podía moverlo algo. Pero era el momento de una prueba más. Cid quiso probar las nuevas utilidades del brazo, y me ofreció una magicita. "Intenta alcanzarla", dijo. ¿Huh? Cómo pretendía que hiciese eso, si la había colocado a una distancia considerable. "Piensa que puedes alcanzarla". ¿A qué se refería?

    Lo intenté, una y otra vez, pero no pasaba nada. Hasta que, claro, pasó.

    Varias chispas saltaron del brazo, y como si fueran hilos, atrajeron la magicita hacia mi mano. La intenté agarrar con torpeza, pero no pude y cayó al suelo.

    —Lo siento...

    Ni siquiera se preocupó de escuchar mis disculpas, de lo emocionado que estaba por el funcionamiento de sus nódulos. Ejemplificó el funcionamiento de la prótesis con unos cañones magitek: al igual que esas armas podían usar habilidades mágicas gracias a la tecnología magitek, en mi prótesis había varios nódulos con magicitas en su interior, que me permitían utilizar capacidades "magicas", por decirlo de algún modo.

    Quise dudar del implante, de las magicitas. Pero algo tenía claro, y era que no podía dudar de Cid. A fin de cuentas, él había sido el responsable de que siguiese aquí con vida. A él le debía poder volver a levantarme, mover los dedos. A él le debíamos poder haber llegado hasta Kholod y haber frenado a Aura.

    A él, y por supuesto, a sus magicitas.

    El rencor que tenía por toda clase de tecnomagia... Ese odio profundo que desarrollé cuando mi aldea quedó arrasada, cuando mis padres murieron. El elitismo mágico que había mostrado durante tantos años. Comprendí, entonces, que era infundado. Comprendí que no odiaba la tecnomagia, ni necesitaba desmerecer su manejo. Descubrí que, lo que realmente detestaba, era la injusticia que aquel día sufrieron mis paisanos. Todo, claro, provocado por Aura.

    Y es que... también se podían hacer cosas maravillosas con un buen conocimiento científico. Si Aura me había arrebatado la confianza en la tecnología, Cid me la había devuelto. No podía sino elogiar lo que había conseguido, algo que ningún mago, ni con la mejor de las magias blancas, podía lograr.

    Crear una vida.

    Mientras divagaba, Cid había empezado a explicar cómo funcionaba el tema de los nódulos, pero había estado algo absorto. Tendría que preguntarle más tarde. Primero, había cosas más importantes que hacer. Todos estaban preocupados por mí, así que igual podía ver a algunos.

    —Diles que pasen, me encuentro bien. Quien quiera. Algo de compañía me vendrá bien.

    >> Dejarlo a elección de los demás (los tres primeros roleros que lo indiquen entrarán).

    Como no sabía cómo decir que viniese Jazz, pues no lo hice (??) Ya ustedes se ponen de acuerdo, pa quien quiera charlar un ratito uwu
     
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    Gigi Blanche

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    Jackson "Jazz" Bullseye

    Se me aflojó una risa breve apenas Aidan pretendió retroceder en sus intenciones de meter el hocico y lo miré de reojo. Llegados a este punto, honestamente, las preguntas no me molestaban. Había pasado tanto en tan poco tiempo, ¿cómo podrían hacerlo?

    —No creo que lo sepa, no —respondí, con sencillez, y se me escapó otra risa, más sonora, cuando nos comparó a Rigel y a mí. La mierda me hizo doler el abdomen y me maldije un instante—. Vale, vale. Entiendo. Igual lo tomaré como un cumplido, que lo sepas.

    Aura. Ah, ahí íbamos de nuevo, con más líos de Profetas. Aidan me contó brevemente lo que había ocurrido y yo mantuve mi atención en él, serio. Ahora tenía sentido que Erin cargara con su espada, ¿no? Era probable que, con el brazo así, no pudiera usarla. Ciertamente, las peripecias con Claire parecían un cuento de niños al lado de lo que esta Aura era capaz de hacer. Acababa de vivirlo en carne propia, vaya. Detallé su sonrisa, esa que pretendía demostrar confianza, y suspiré. Apoyé una mano en su espalda, encima del omóplato, y se la palmeé suavemente antes de subir a su hombro y afirmar el contacto. Fue un segundo, una forma, quizá, de darle ánimos, y regresé la mano a mi espacio.

    Ahora era mi turno, ¿eh? Su forma de ilustrar el evento me estiró la sonrisa y solté el aire por la nariz, meneando la cabeza. Por los Sagrados, qué pedazo de locura.

    —De Fayar viajamos a Garladia, y ahí... pasaron cosas en Ragnarok. Culpa de Claire, por supuesto. Todo se fue un poco a la mierda y finalmente la encontramos en una floresta, frente a Edén. Peleamos contra ella, la vencimos, de hecho, pero la cabrona usó sus últimas fuerzas para transmutarse a sí misma. Se convirtió en ese fénix enorme y pretendió regresar a Baobab, por lo que... bueno, literalmente nos montamos en su lomo y vinimos con ella. No tuvo mucho estilo. El resto ya lo sabes.

    Alcé las cejas de repente y lo miré. Mi gesto daba la impresión de haber recordado una tontería que quería contarle a un viejo amigo, y no fui consciente de ello como para filtrarlo. Sólo sabía que el idiota se había emocionado como un niño en las mazmorras de Fayar y eso, al parecer, no me había sido indiferente.

    —¡Me convertí en lobo! —solté de repente—. En la floresta. No sé bien cómo ocurrió, necesitaba algo... más liviano y ágil que el grifo, y de repente era un lobo con alas.

    En ese momento se abrieron las puertas, anunciando que todo había salido bien. El cuerpo se me bañó de semejante alivio que estuve a punto de echarme a llorar como un mocoso y bajé la vista a mis manos, algo... avergonzado, quizá. Me había montado toda la escena pero, ahora que Rigel había despertado, no tenía la menor idea cómo enfrentarlo. Prefería que sus compañeros originales, Erin, Brigid y Fauna, pudieran verlo primero. Además, seguro era también lo que él querría, ¿no?


    whats goin on i wanna squeeze this boy so much JAJAJA

    also asumí lo de que salían a avisar y demás por la opción que pickeó Pablo
     
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