Habitación Alexander Valenti

Tema en 'Habitaciones' iniciado por Trick Kosh, 1 Abril 2014.

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    Bruno TDF

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    Se fue casi tan repentinamente como había llegado. Antes de que yo pudiera acotar algo, me encontré nuevamente en solitario, y tenía uno de los dulces de Nix en mi mano. Lo miré, en silencio, sin sonreír.

    Cerré la puerta. Volví a recostarme en la cama, ahora destapado, mientras con la extensión de mi brazo ponía aquel dulce contra la luz de la habitación. Parecía un eclipse. Jugueteé otro largo rato con él, haciéndolo girar entre mis dedos.

    En un momento dado levanté la cabeza para mirar la foto de mi madre (muerta por culpa del desgraciado de Crow). Seguía riéndose como siempre. Sin levantarme de la cama, extendí el dulce hacia ella, enseñándoselo.

    —Buen provecho...

    Disfruté con toda la lentitud de la que fui capaz, y dejé caer la cabeza sobre la almohada.

    Antes de quedarme dormido, sonreía.
     
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    Bruno TDF

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    Me sentía un hombre nuevo apenas abrí los ojos. El largo descanso post-juicio me había renovado al completo las energías y, para mejor, mi ánimo se había levantado a importantes niveles. Cierto era que dos personas ya no nos iban a acompañar en la Academia Pico de la Esperanza; no obstante, tenía la esperanza de que en la nueva situación nos íbamos a desenvolver en una buena convivencia, todos juntos. El único problema (de eso estaba seguro) iba a ser Crow y sus constantes provocaciones. No sé hasta cuándo contendré el impulso de romperle la boca de una bofetada...

    El ID electrónico, por su parte, comunicaba que se habían desbloqueado nuevas salas. Me puse todas mi prendas y artilugios encima, y partí hacia la que más me atraía: la sala de arte.
     
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    [Escritorio: Carta de Alexander para Rin. Escrita momentos antes de la Clase de Juicio]

    Estimadísimo Rin:

    ¡Arriba el ánimo, mi querido compañero! Siento mucha vergüenza por haber hecho lo que hice. Al final, la desesperación acabó triunfando. No espero que vuelvas a considerarme con el respeto de antes, pero sí pido que no te sientas mal. La muerte que me dio Monokuma me ha liberado. Ahora soy un espíritu que canta y baila esperando a su padre, y que al mismo tiempo habita la pistola de oro que te di.

    ¿Recuerdas cuando me preguntaste sobre ella? ¿Que no llegué a responderte porque nos interrumpió Nix? Bien, antes te pido disculpas por el gesto que hice por entonces, fue maleducado de mi parte. Y respondo:

    Esta pistola es un regalo de mi madre, Alexandra Teamgeist. La fabricó con sus propias manos para mí, depositando todo su amor en el oro que nunca dejó de brillar. Fue la primera arma que disparé, a los catorce años, y con la que descubrí mi pasión por las balas. Básicamente, el origen de mi talento como francotirador.

    A pesar de cargar su historia en la pólvora, esta pistola, para mí, es un tesoro que me hace evocar su dulzura. Murió de tuberculosis hace unos pocos años. No te puedes imaginar la profundidad del dolor que me provocó su fallecimiento; la quería como a nadie y me ayudaba a llenar mi soledad porque, ¿sabes?, antes de ti, yo no tenía ningún amigo a mi lado. Nunca los tuve, porque no fui a la escuela y fui educado en mi casa, con la premisa de que no se podía confiar en nadie. Conocerte me demostró lo contrario.

    Lloré mucho tiempo su muerte, y en el infierno mis lágrimas se harán vapor por ella. Me hubiera gustado ser tan fuerte como ella. Alexandra era una mujer hecha de dolor. Nació en Berlín, durante la Guerra Fría. Sus padres, sus abuelos, sus tíos, sus primos, todos ellos murieron intentando cruzar el Muro, que mermaba impiadosamente sus deseos de amarse. Ella, sin embargo, no lloró. Mostró una fuerza increíble. Si la hubieras conocido en persona, no te creerías su procedencia de un pasado trágico. Adoraba reír. Reíamos juntos la mayor parte del tiempo. Le encantaba amar. Ese mismo amor la llevó a formar parte del negocio de mi padre, a pesar de que despreciaba las armas. Quería lo mejor para él y para mí.

    Lo que más me gustaba de mamá era el cómo hacía honor a su apellido, Teamgeist: “espíritu de equipo”. Los dos éramos un gran equipo, juntos no dejábamos de reír ni de divertirnos, mucho menos de ganar competencias conjuntas de tiro al blanco y arquería ¡Imparables, Rin! Además, fue gracias a ella que la empresa de mi padre creció vertiginosamente, porque con su entusiasmo supo conformar un equipo líder en la venta de armas de fuego.

    A veces recuerdo cómo me enseñaron a desconfiar de la gente y siento vergüenza de mí mismo y envidia por ella.

    Si me hubiera llamado Alexander Teamgeist, otra sería la historia que dejo atrás.

    Esa, en fin, es la respuesta a por qué traía esta pistola. A partir de ahora, es tuya. Llévala siempre contigo, por favor. En ella habitamos, ahora, mi madre y yo ¡Hagamos un gran equipo los tres!

    Sobrevive, Rin. Debe haber una manera de escapar sin matar. Me gustaría que mi padre reciba su carta. Eres libre de leerla. Confío en ti.

    Siempre contigo,

    Tu amigo, Alex.
     
    Última edición: 22 Abril 2014
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    Bruno TDF

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    [Escritorio: carta de Alexander para Pablo Igor Valenti, su padre. Escrita luego del asesinato de Michael Stengel]


    Querido Pablo Valenti:

    Ha llegado el momento de volver a decirte “papá”: maté a una persona.

    Me fui de casa sin despedirme de ti y sin que me preguntases a dónde iba, pero los mayordomos te habrán contado que me admitieron en la Academia Pico de la Esperanza, gracias a mi habilidad con la armas. Es un sitio bastante acogedor, con todas las comodidades que corresponden a un instituto dedicado a la educación de alumnos súper-talentosos. Sin embargo, no es lo que prometía ser.

    Dieciséis personas y yo fuimos encerradas por los sádicos caprichos del director, quien ni siquiera es humano. Nos dio dos opciones: convivir el resto de nuestras vidas en estas instalaciones, o “graduarnos”; es decir, que para poder salir de la Academia, debíamos asesinar a un compañero sin que el resto descubriera nuestra culpabilidad. Juro que pensé en ti al enterarme de esto, papá, y no me sentí preparado en un principio. Pero mediante algunas artimañas, el director buscó despertar en nosotros la desesperación, porque no soporta la ausencia de la muerte. Poco a poco, mi humanidad se fue mancillando, aunque constase con la contención de buenos amigos.

    No, tus ojos no te engañan. Leíste bien: hice amigos. Hasta empecé a ruborizarme mutuamente con una compañera (a la cual uno de nosotros asesinó). Son personas asombrosas. Talentos de la música, la pintura, la informática, la abogacía, etcétera. El hombre al que encargué entregarte esta carta se llama Rin Takuya. Sé que conoces a su padre por ser amigos de la infancia; espero que hayas logrado sacarlo de la cárcel para cuando recibas mis palabras.

    A partir de ahora, Rin llevará la pistola que mamá me regaló. Parte de mi alma ya forma parte de ella. Y quiero acompañar a mi amigo desde el más allá, porque aprecio lo que hizo por mí mientras estuve encerrado en la Academia.


    Papá… He muerto. La desesperación fue más fuerte que yo. Quebró mi alma en mil fragmentos… Decidí morir matando a uno de mis compañeros, el que yo consideraba un riesgo para los demás. El crimen cometido fue, al mismo tiempo, un suicidio. Porque la regla de la Academia Pico de la Esperanza es: si te atrapan, serás ejecutado. Era consciente de que me iban a descubrir. Mis amigos, además de destacar en lo suyo, son buenos investigadores.


    Lamento no poder decirte esto en persona. Mi corazón no fue paciente. Te espero en el infierno, donde estaré aguardando feliz tu abrazo de reconciliación.



    Con cariño, tu hijo.


    PD: De las personas que te mencioné, exceptúo como amigo a Alan “Crow” Jordan, el “Súper Ladrón de Secundaria”. Ese hombre fue el responsable del robo que sufrió nuestra familia años atrás, y que puso en peligro tu matrimonio con mamá. Como última voluntad, te pido que liberes al hombre que encarcelaron por este hecho, inocente de aquí a la luna.
     
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    Hey Miguel

    Hey Miguel Sobrevivió al Arceus Emo

    Aries
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    Llegue a la habitacion de Alex, me quede en su puerta unos segundos, respire hondo y entre, mire todo el lugar pensando en que hace unas horas, Alex pasaba el tiempo aqui. Hasta que llegue a su escritorio y encontre lo que mi amigo queria que encontrara, unas cartas, abri la que se dirigia a mi y estire la silla de la mesa para tomar asiento y leerla...

    Mientras leia las primeras lineas maldije a Alex por lo que hizo, y encima de todo, trataba de contener las lagrimas, el solo hecho de tener esto que escribio la persona que vi morir hace cuestion de minutos era motivo suficiente para cualquiera.
    Luego, Alex escribia sobre su pistola, lo importante que era y lo que representaba... La misma que tenia bajo mi brazo en su funda.
    Me conto mas sobre ella, sobre su familia, su madre... El me habia confiado algo tan preciado. Tras leer esas palabras note mis ojos humedecerse de nuevo.
    Tambien, me dio una mision, una razon mas para salir de aqui. Él confiaba en mi.

    Comence esa carta con el animo casi por los suelos, pero como siempre, Alex encontro las palabras para sacarme del pozo de angustia que estaba sintiendo y otorgarme una fuerte tenacidad. Ahora estaba mas decidido que nunca, sonrei con lagrimas en los ojos, pero no de tristeza, mas bien de fuerza. Alex no me habia abandonado, el vive, junto a su voluntad y la de su madre, dentro de esta pistola, la tome entre mis manos, apunte al aire y dije con voz firme:
    — ¡Ganaremos este juego de la muerte, lograremos superar todo esto. La esperanza esta de nuestro lado! — No me habia dado cuenta, pero en ese momento sentia una energia y entusiasmos que nunca habia sentido, en ese momento creo que vi a Alex junto a mi, sonriendo... Como siempre.

    Tome la fotografia de su madre que tenia al lado de su cama y la observe, la madre de Alex parecia una mujer amorosa y muy amable. Sonrei. Hubiera sido genial haberla conocido. La lleve conmigo porque para Alex, parecia algo bastante importante, yo la cuidaria de ahora en mas.

    Sali del cuarto de la persona que sin saberlo se habia convertido en mi primer mejor amigo, con el animo mas alto que nunca.

    Gracias, Alex.
     
    Última edición: 22 Abril 2014
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