República de Shinryu Aldea Tsuro

Tema en 'Final Fantasy: Crimson Sky' iniciado por MrJake, 14 Julio 2021.

  1.  
    MrJake

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    El rayo de luz doble de Fauna se entremezcló con el arma de Aura, y los ataques, juntos, despistaron Keijo lo suficiente como para hacer que cayese hacia atrás, malherido y con una herida sangrante cerca de su pecho. El tipo puso rápidamente su mano sobre la herida, incorporándose con esfuerzo, y su magia empezó a curar la herida.

    —A-Agh —dijo, apretando los dientes y agachando la mirada, adolorido—. Esto... esto no entraba en mis planes originales, debo reconocerlo.

    —Ah —dijo Aura, caminando hacia él con gesto completamente enfurecido—, con que no era parte de tu plan, ¿eh? Estúpido... criminal. Sea lo que sea lo que pretendes hacer con Fauna, no será hoy. No mientras yo esté aquí. Mírala: ella... tiene más poder del que jamás imaginasteis. No podréis con las dos juntas.

    Keijo suspiró, alzando la mirada poco a poco.

    —... es cierto. No podremos con las dos juntas. Pero podemos separaros.

    Y entonces, chasqueó los dedos. Cuatro áureos más, encapuchados, se dejaron ver, ocultos hasta el momento, y saltaron sobre Aura, inmovilizándola. Aunque Fauna trató de atacar, los hombres que retenían a Aura la pusieron delante de su trayectoria, y tuvo que frenarse. Pero entonces la chica, retorciéndose, dijo:

    —F-Fauna, ¡corre! ¡Corre ahora!

    Y cerró los ojos. Una energía brillante surgió de ella, sorprendiendo a los soldados y a Keijo, que, deslumbrándose, tuvieron que apartar la mirada. Aura seguía hablándole, con una sonrisa, entre aquel resplandeciente brillo.

    —... protege los árboles. Protege la magia. Busca... respuestas, Fauna. ¡Tú eres la única que puede encontrarlas!

    Y, entonces, el brillo se hizo más y más fuerte. Gritos de desesperación de Keijo se oyeron, gritando insultos varios. Pero ni él ni sus hombres pudieron hacer nada. Cuando Fauna pudo abrir los ojos, no solo había perdido su estado de trance, sino que... no había nadie ante ella.

    Estaba sola. Sin Keijo, sí, pero... sin Aura. ¿Qué había pasado? ¿Había, acaso, usado Aura todas sus energías mágicas para llevarse lejos a aquellos tipos, teletransportándose de alguna forma? Eso... eso había sido impresionante, sin duda. Y, además, debió haber dejado a Aura completamente exhausta. Y esos tipos... estaban con ella.

    Volverían. Fauna sabía que volverían. Pero Aura le dio tiempo, tiempo para escapar, tiempo para... "buscar respuestas".

    Buscar respuestas... pero sola. Ojalá Aura estuviese bien. Se sacrificó por ella...


    ¡Fin del capítulo 1!
    Puedes reaccionar tranquilamente y tal a la situación, y, tras eso, empezaremos tu sección del Capítulo 2 uwu
     
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    Yugen

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    ~Fauna~

    Magullado y herido Keijo terminó por caer. Juntas eran imparables. Fauna tenía un control excepcional de la magia y Aura, también, era sumamente hábil con el estoque. Sin embargo, la pesadilla estaba lejos de acabarse.

    No, porque Keijo, sibilino, guardaba aún un as bajo la manga. Cuatro encapuchados aparecieron y apresaron a Aura.

    —Soltadla—exigió Fauna.

    La palma de su mano imbuída con aquel intenso poder lumínico apuntó rápidamente a uno de los captores... pero se detuvo al ver como estos usaban a Aura de rehén, como escudo humano. No... no podía. No podía atacarla a ella. Esos miserables. ¿Por qué no la atacaban a ella? ¿Por qué aprovechando que estaba distraída no la habían apresado? Era a ella a quien querían. Era Fauna la que debía cargar con las consecuencias de sus actos. Ella y nadie más.

    Angustiada no supo qué hacer. No podía atacar porque sus hechizos los recibiría Aura. No podía pensar tampoco. Su mente funcionaba deprisa, quizás demasiado, y en medio de la desesperación se le pasó por la cabeza entregarse. Si lo hacía la dejarían en paz. Liberarían a la única persona que había sido amable con ella. Que le había sonreído, que había querido ayudarla.

    Su primera amiga.

    Sin embargo no pudo hacerlo porque la voz de Aura pidiéndole que huyese, que corriera, la devolvió a la realidad. Si se entregaba... todo sería en vano. Las visiones, incluso aquella batalla habrían sido para nada. La luz envolvió a Aura.

    Un intenso brillo, pura energía lumínica que fue aumentando y aumentando de intensidad. Fauna oyó a Keijo gritar, lanzar improperios, pero en medio de esa luz la joven eleana seguía sonriendo y hablándole. Y Fauna lo entendió. Ahogó una exclamación de angustia y extendió la mano tratando de alcanzarla... pero la luz la cegó.

    Cuando pudo volver a abrir los ojos estaba sola. Aura había desaparecido y sus captores también. Frente a sus ojos no había nada.

    Era libre, sí... ¿pero a qué precio?

    Como había sucedido tras tocar el cerezo aquella noche todo el cansancio del día le cayó encima con todo su peso. La aplastó. Sin el apoyo de la mano de Aura como soporte sus piernas no soportaron más y, tambaleante, cayó de rodillas sobre la hierba.

    —No...—musitó con un hilo de voz.

    La cabeza le dolía. El pecho le dolía. Sus cuernos le punzaban. Salir del trance la había dejado agotada y las heridas que habían provocado en su piel los sables de Keijo aún sangraban... pero no podía importarle menos. Su dolor no era físico.

    La traición de su hermana, de su propia especie.

    Los árboles muertos.

    Y el sacrificio de Aura.


    Su dolor superaba los límites de la piel. Se entremezclaba de forma caótica con un sinfín de otros sentimientos. Alivio, agradecimiento, rabia, culpa, arrepentimiento. Eran emociones fuertes que llevaba años sin sentir... y en ese momento, como la imparable lluvia carmesí, le cayeron encima y traspasaron la protección de sus murallas.

    Sus labios apretados y tensos temblaron. Su cuerpo, allí sobre el suelo, tembló. Recogió los dedos cerrando las manos en puños y arrastrando consigo la tierra bajo sus uñas. El pulso de la naturaleza parecía haberse detenido. La brisa no soplaba.

    Se sentía tan muerta como el cerezo, partido a la mitad. ¿Por qué...? ¿Por qué, desde el principio, había sido tan amable con ella? ¿Por qué sacrificarse en su lugar?

    Encogiéndose sobre sí misma sus hombros convulsionaron entre sollozos incontenibles. Se quebró con la facilidad de un rama en un llanto silencioso. Había dicho que no volvería a llorar, que no derramaría más lágrimas... pero no pudo contenerlas. No esa vez. Fluyeron por sus mejillas sin pausa, amargas y saladas bajo el insoportable peso de sus emociones.

    Pero eso sería todo. Esa sería la última vez que Fauna Van'Chamat llorase.

    La última vez que Fauna se rompiese.

    Porque no podía permitírselo. Se mantendría como la corteza de madera, firme, soportando los embates del viento pero en pie.

    Porque debía salvar a los árboles. Porque debía proteger la magia. Porque debía responder todas sus preguntas.

    Y porque debía encontrar a Aura otra vez.

    *Inserte gif de monita china llorando en blanco y negro que el foro no me deja subir*

    No duele, me quema me lastima
    F Au-chan u.u
     
    Última edición: 23 Julio 2021
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    MrJake

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    Capítulo 2-4: Proteger la magia
    "Protege los árboles. Protege la magia. Busca... respuestas, Fauna. ¡Tú eres la única que puede encontrarlas!".

    Esas fueron las palabras que le dijo Aura antes de desvanecerse ante sus propios ojos. Desapareció con Keijo y con el resto de áureos enviados por su hermana para apresarla de nuevo. Su hermana... la Sacerdotisa Suprema. ¿De verdad ella habría hecho tal cosa? ¿En serio habría sido capaz de orquestar su secuestro de esa manera? No quería creerlo, porque Flora nunca fue una mala hermana, pero... pero tampoco tenía motivos para no creerlo. Porque de alguna manera, encajaba. Todos los captores que había visto eran áureos, y ella era una persona con la suficiente autoridad como para hacer eso, para dar esas órdenes. Además, si estuviese preocupada por ella, ¿no la habría encontrado, después de años sin aparecer? Si Flora, con tanto poder como tenía, no hizo nada por su hermana... tal vez lo que dijo Keijo era verdad. Tal vez Flora sí era la mente maestra detrás de su dolor.

    Pero en esos momentos, en su cabeza estaba más Aura que Flora. Porque lo que realmente le reconcomía, lo que realmente le afectaba, era... la pérdida de su amiga. Y esas últimas palabras suyas la marcaron. Buscar respuestas. Aura le había pedido que protegiese a los árboles y buscase respuestas. Pero, ¿cómo hacerlo? Para ello... lo único que podía hacer era fiarse de sus visiones, ¿no? Tratar de encontrar algún punto que le conectase con las respuestas que Aura buscaba.

    Si lograba entender algo, entender qué suecía con los árboles, por qué tenía sus poderes... quizá entendería por qué Keijo, por qué su hermana, estaba detrás de ellos y quería eliminarlos. Y Aura tenía razón: solo ella podía averiguar lo que ocultaban, y solo ella podía protegerlos. Ella... ella era el "radar" personal de su hermana. Por eso, si ella ubicaba a los árboles que le transmitían visiones, Keijo y sus hombres los destrozarían; por supuesto, no podría hacerlo si Keijo no sabía dónde estaba.

    Y Aura se sacrificó para eso. Para darle tiempo. Para alejarles.

    Tenía... que aprovechar. Debía encontrar respuestas, fuese como fuese. Explorar, y encontrar también a Aura.

    Aquella noche durmió mal, acogida por el amable posadero; y se despertó, al amanecer del segundo día después de que Aura le comentase que los áureos llegarían a Hitoki. Á-Áureos... como ella, sí, pero también como Keijo. En parte, Fauna no podía evitar desconfiar. Fuesen o no fuesen sus aliados los áureos que llegarían hoy a Shinryu, algo tenía claro: no podía marcharse. No aún, no sin Aura.


    Yugen
    ¡Comienza el capítulo 2 en tu sección! Desde este momento, tienes libertad y no se te darán instrucciones super precisas sobre qué hacer. Sabes ya cuáles son las mecánicas de zonas y del mapamundi, así que, ¡explora y a ver qué encuentras! Puedes visitar las ciudades ya exploradas y, con solo rolear allí, yo te pondré algún evento que pueda haber en ellas; o puedes ir a zonas nuevas si lo deseas, solo yendo a ellas desde el Mapamundi. Todo Shinryu está abierto para ti ahora mismo.

    También debes saber que habrá encargos desde ahora en las distintas poblaciones a las que tienes acceso. Revisa sus primeros posts para encontrarlos. Solo roleando que hablas con ellos te comentaré qué encargos te ofrecen y qué debes hacer. Suelen dar objetos y materiales útiles como premio, así que siempre viene bien realizarlas, de cara al futuro. Y eso es todo, básicamente. Si en algún punto te sientes muy perdida, rolea que hablas con un posadero para pedir información y te daré indicaciones; esto lo haré yo automáticamente si vas con un aliado npc, pero no es el caso ahora mismo *cara triste*

    En todo caso, para progresar en tu trama en este capítulo a partir de cierto punto vas a necesitar que sucedan eventos en otras tramas de otros roleros. Por ello, mi recomendación es que de momento hagas encargos, explores y te des un paseo, básicamente (?)
     
    Última edición: 24 Julio 2021
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    Yugen

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    ~Fauna~

    Fue una noche horrible. Estaba agotada física y mentalmente pero no pudo dormir. Cada vez que trataba de cerrar los ojos las imágenes pasaban, veloces, como destellos tras sus párpados.

    Como conoció a Aura allí, en Tsuro.

    Su charla sobre la energía Magitek.

    Su viaje juntas hasta Hitoki.

    Su promesa de ayudarla a regresar a Áurea.

    Los árboles.

    Keijo.

    Enterarse de la traición de su hermana.

    El sacrificio de Aura.


    Y sus palabras, aquellas últimas palabras que le dirigió en medio de la luz cegadora se repetían incesantes como un eco. Buscar respuestas. Proteger los árboles. Proteger la magia. Cada vez que eso sucedía Fauna volvía a abrir los párpados y a mirar la nada con los ojos vacíos y apáticos.

    ¿Por qué? ¿Por qué tenía ella que tener esos poderes? ¿Por qué su propia hermana, que nunca había sido mala con ella, quería usarla como radar? ¿Qué buscaban en los árboles? ¿Por qué matarlos, por qué cortar el flujo de la magia de Yggdrassil?

    Fauna apretó los dientes y se echó la almohada sobre la cabeza como si quisiera simplemente desaparecer. Se lo habían arrebatado todo... su propia gente. En un principio su libertad, sus emociones y cuando comenzaba a recuperarla le hacían arrebatado también el calor y el cariño que tanto había echado en falta en sus años de cautiverio. Se había acostumbrado al dolor, a los golpes, a los malos tratos. Pero la amabilidad de una sola persona había derretido su gélida coraza. Y por fin cuando estaba aprendiendo a sentir de nuevo, cuando el invierno empezaba a mostrar los primeros brotes de la primavera... lo perdía todo otra vez.

    Era tan... injusto. Sin embargo Fauna no se daría por vencida. No. No pararía hasta obtener respuestas. Hasta entender el por qué a todas las preguntas que le quitaban el sueño.

    El sol apenas había salido cuando se levantó. El amanecer del segundo día. El barco que llegaría a Hitoki desde Áurea.

    Nada más incorporarse se puso el abrigo y se apresuró a cubrir sus orejas y sus cuernos. Ya no era solo que quisiera pasar desapercibida para Keijo y los hombres que su hermana habría envíado en su captura, simplemente quería pasar desapercibida porque no se sentía con ánimos para hablar con nadie. No es como si Fauna fuese muy comunicativa de usual... si se estaba abriendo era solo por la confianza que sentía con Aura. Pero ahora que la eleana no estaba no tenía motivo alguno para mantener abiertas sus murallas.

    Se cerró de forma hermética hasta tal punto que ni siquiera su propia luz podría alcanzar su interior.

    Tomó su arco y el carcaj, bajó encapuchada las escaleras y dejó los guiles correspondientes como pago por la noche en el mostrador de recepción. Sus ojos ensombrecidos bajo la capucha del abrigo no miraron al posadero en ningún momento.

    Dav, quiero el encargo del posadero pero Fauna no lo va a comentar so lo dejo en tus manos uvu
     
    Última edición: 23 Julio 2021
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    MrJake

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    El posadero observó a Fauna pasar frente a la recepción y soltar los guiles, y, sonriente, la miró.

    —Hola otra vez, viajera. ¿Pasaste buena noche? —debió notar algo en el semblante de la áurea, puesto que pronto su tono de voz se relajó y empezó a sonar más suave, más apaciguado, menos alegre. Y reveló entonces algo que Fauna no había notado, porque siempre había sido un posadero muy amable y simpático: que estaba profundamente triste—. ... gracias por el pago y la visita, en todo caso. Se agradece mucho, a decir verdad.

    Suspiró, tomando las monedas una a una, mientras las contaba con detenimiento y pesadumbre.

    —Últimamente no vienen clientes —confesó, hablando casi por inercia—. Entre que se derrumbó la entrada a los Riscos Kassor y que esas condenadas vespérulas se multiplicaron por diez desde la última lluvia carmesí... pocos son los viajeros que pasan por Tsuro. ¡Solo algún que otro explorador, como tú, y no abundan especialmente! Ay, no sé si podré salir de esta... si al menos esos bichos desapareciesen, sería más fácil. Pero, con avispas venenosas por ahí, hasta los comerciantes han dejado de venir a Tsuro, por miedo a quedar envenenados. Tiempos malos para la posada, supongo —forzó una de sus sonrisas abiertas, y alzó la cabeza, alegre de nuevo. O fingiendo alegría, al menos—. Oh, lo siento, no quería aburrirte con mis dramas de viejo posadero. ¡Tú sigue tu viaje, por favor! Y si vuelves a pasar por nuestra Aldea otra vez, ¡no te olvides de pasar a saludar!

    Ah, era un buen hombre, después de todo. Muy bueno. Nunca trató mal a Fauna, al revés... y parecía estar sufriendo a consecuencia de la lluvia carmesí. De los monstruos. Si Aura estuviese ahí, Fauna se podría imagina qué opinaría al respecto: querría aniquilar a todas y cada una de aquellas vespérulas, de la forma más letal posible.

    Quizá... quizá ella no tanto, pero sí que podría intentar matar a alguna, si se las encontraba de camino, ¿no? Aura lo habría hecho, sin duda.


    Encargo: mata a 6 vespérulas en el cuadrante B1
     
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    Yugen

    Yugen D e p r e s s e d | m e s s

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    ~Fauna~

    Nada más pagar Fauna se dispuso a marcharse pero las apagadas palabras del posadero la detuvieron. Alzó la cabeza lo suficiente para poder mirarle a los ojos en silencio.

    Lo vio así contar las monedas con lentitud, apesadumbrado. El posadero... era un hombre entrado en años, enjuto, de ojos pequeños y rasgados. Desde que Fauna lo conocía siempre lo había visto sonreír, cálido y amable y fue gracias a su ayuda que los matones que la mantenían cautiva fueron apresados por soldados de Shinryu. Verle así era simplemente... extraño.

    Estaba preocupado por la marcha del negocio. El derrumbamiento de los Riscos Kassor y la última lluvia carmesí había dificultado la llegada de viajeros a la aldea y por consiguiente a la posada. Se había duplicado el número de vespérulas y ni siquiera los comerciantes se atrevían a acercarse por temor a ser envenenados por los monstruos.

    Aunque por el semblante aparentemente imperturbable de Fauna no pasó ninguna emoción discernible, lo entendía. Era una situación terrible para un posadero, alguien que vivía de las ganancias obtenidas por el alojamiento de viajeros en su posada. Si la situación no cambiaba no haría dinero y sin dinero no podría sobrevivir. Lo miró en silencio durante unos segundos sopesando sus palabras y después dirigió la mirada a la salida de la posada.

    Vespérulas... podría encargarse de ellas. No había dormido pero había sanado sus heridas con su propia magia y se sentía con fuerzas. No era muy problemático y además ayudaría al posadero.

    Aura lo habría hecho también, por supuesto. Erradicándolas de la faz de la tierra con sus haces de luz hasta que no quedase más que polvo. Quizás ella no era tan letal ni tan brusca... pero no perdía nada por intentarlo.
     
    Última edición: 24 Julio 2021
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    ~Fauna~

    Al abatir a la última de las vespérulas, como si se hubiera tratado de la líder de las demás, los monstruos se dispersaron y dejaron los alrededores libres. Fauna las observó marcharse en grupos hasta que la cacofonía producida por sus zumbidos desapareció más allá de las copas de los árboles, sobre el cielo esmeralda de Ilumbra.

    Sintiéndose extrañamente satisfecha consigo misma Fauna bajó el arco. No las había matado a todas pero había logrado dispersarlas y de momento sería suficiente con eso. Aura hubiera querido erradicarlas... después de todo la lluvia carmesí caía porque había algo mal, algo oscuro en el corazón de los humanos.

    Cerró momentáneamente los ojos y sintió la brisa de primavera rozarle las mejillas.

    Aura... cómo deseaba que estuviese bien.

    Se aproximó a la recepción de la posada. Allí estaba el posadero. Fauna era sigilosa, silenciosa, aunque no lo hacía a propósito. Le salía natural como una cualidad innata. Por eso solo cuando habló el hombre notó su presencia y levantó la cabeza.

    Su voz fue un plano vacío de emociones. No era apática ni desinteresada... simplemente no había nada en ella. Calma y apaciguada, sí, pero una línea estática.

    —Señor—dijo— las vespérulas ya no le serán una molestia.

    Podía ser fría pero tenía un corazón noble.
     
    Última edición: 24 Julio 2021
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    —¡Oh! —exclamó el posadero, sorprendido ante la presencia de Fauna. Pronto su semblante se transformó en una sonrisa. Una amplia, grande y alegre sonrisa, esta realmente sincera. No como la que esbozaba antes—. ¡S-Señorita, otra vez tú! ¿Has sido la que has ahuyentado a las vespérulas? ¡Ah, mil gracias, de verdad! Me lo han comentado; que han visto a una chica disparando flechas y matando a las vespérulas alfa, y que han visto cómo las demás salían volando, despejando la zona.

    El posadero... estaba muy contento. Sus ojos desprendían cierto brillo. Parecía estar a punto de echarse a llorar, pero se contuvo.

    —D-De veras, no tenías por qué, pero... te lo agradezco enormemente —comenzó a rebuscar entre las cosas bajo su recepción, extrayendo varios frascos que puso sobre la mesa—. A-Acepta esto, por favor. Como agradecimiento. Si eres viajera, te vendrá bien, son... son antídotos, y un par de pociones. Por si ves alguna otra de esas vespérulas por ahí, y logran picarte. Y, además, ten, por si te sirve... una vez vino un viajero que me trajo estos líquidos; dice que los extrajo de las propias vespérulas que le atacaron. Quizá te sirva para fabricar algo, no sé.

    >> Es poco, en comparación con todo lo que has hecho por mí, pero espero que sea una buena recompensa. ¡Gracias de nuevo!

    Obtienes:
    - Antídoto x3
    - Poción x2
    - Líquido viscoso x5
     
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    Yugen

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    ~Fauna~

    El posadero estaba más que agradecido, Fauna juraría que el brillo en sus ojos eran lágrimas de emoción y que no tardaría en echarse a llorar. Resultaba abrumador. Realmente le había ayudado a él y a su negocio dispersando a las vespérulas y era... reconfortante en cierta forma. Aunque se había cerrado herméticamente no negaría que era simplemente cálido ayudar a alguien.

    El posadero entonces empezó a rebuscar bajo el mostrador de recepción. Hubo algo de movimiento y dejó sobre este un grupo de frascos con distintos tónicos en su interior.

    Ah. Pretendía... ¿pagarle?

    Fauna separó los labios para negarse a aceptarlo. No era necesario, no había espantado a las vespérulas buscando ningún tipo de recompensa. Pero el posadero estaba tan agradecido, tan feliz, que no podía simplemente decirle que no. Para él era su forma de agradecerle por salvar su negocio. Si no lo aceptaba estaría rechazando su hospitalidad también. De modo que lentamente volvió a juntar los labios y tomó los distintos frascos. Antídotos, pociones y un... extraño líquido semitransparente de apariencia viscosa. Eso... ¿había sido extraído de las vespérulas? Quizás podía fabricar algún tipo de elixir o de regenerativo con él.

    —Gracias—dijo. Al escuchar de labios del posadero que era poco Fauna negó con la cabeza—. Es más de lo que merezco. Adiós señor.

    Y así abandonó la posada y dejó atrás también las cercanías de Tsuro. ¿Qué haría ahora? ¿Buscar más árboles que le transmitiesen visiones? No, porque si los ubicaba los hombres de Keijo los matarían. Debía buscar respuestas... ¿pero dónde?

    Quizás regresar a Hitoki era una buena opción.
     
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    Yugen, te respondo aquí, para tener cada cosa en su lugar

    El tendero que atendía en la tienda, un hombre también mayor, quizá más anciano que el de la tienda de Kogyo, tomó el escudo con cara de pocos amigos. No parecía especialmente contento de tener que pagar guiles por una pieza de armadura.

    —Hmpf. ¿Setecientos? Ese escudo no parece la gran cosa. No suelo querer comprar nada de lo que me traéis los viajeros, siempre me dejáis las baratijas más inútiles. Pero en fin... deja que lo vea.

    Con desgana, lo miró. Pero su rostro, repentinamente, cambió por completo al mirarlo.

    —... es el símbolo de Áurea. La flor... con forma de estrella —pasó la mano sobre el metal del escudo, impresionado—. N-No puedo creerlo, está tan bien hecho. Es tan bonito... a Iulia le habría encantado.

    De pronto, sus ojos se empañaron ligeramente. Aunque no derramó ninguna lágrima, estuvo cerca de hacerlo, conteniéndose al frotarse los ojos con disimulo con el dorso de la otra mano.

    —Estuve casado con una áurea —confesó, sonriendo, mientras miraba el escudo—, y siempre me hablaba de su tierra con mucho cariño. Ella... sufrió un accidente de joven, viniendo por el paso subterráneo de los Riscos Kassor, y desde entonces no pudo caminar nunca más. Le prometí que la llevaría a su tierra de nuevo cuando tuviese dinero para pagar un barco, pero... murió demasiado pronto. Demasiado joven. ... ah. Nunca pude llevarla a Áurea.

    >> Este escudo... es precioso. Le habría encantado. Creo que quedará... magnífico frente a su tumba. Para que tenga un pedacito de Áurea siempre cerca. Niña, posiblemente sea poco, porque tal obra de arte merece mucho más, pero... te ofrezco dos mil guiles por este escudo. Y me gustaría conocer al diseñador, si lo conoces. Tiene mucho talento... creo que podríamos hacer grandes negocios.
     
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    Yugen

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    Me sorprendió. No el precio que ofreció, que superaba por mucho lo que pretendía aceptar. Si no la razón por la que lo había hecho. Su esposa era una aúrea que anhelaba regresar a su tierra y había fallecido tras un trágico accidente. En los ojos del anciano había una incomesurable tristeza.

    Y yo... aunque no podía experimentarla por mí misma porque había cerrado mi corazón sí pude sentirla de alguna manera. Como las vibraciones que me transmitían los árboles.

    —... Lamento mucho su pérdida— respondí. Aunque mi voz siempre era átona lo dije en serio. Lamentaba todo por lo que había pasado. Por primera vez en mucho tiempo cerré los ojos y me quité la capucha para mostrar mis orejas y mis cuernos—. También soy una aúrea. Sé lo que significa añorar la tierra que te vio nacer.

    Aunque ahora estuviese llena de traidores y corruptos podía entender la melancolía por la que pasó Iula.

    Fue un momento, el suficiente para que el comerciante pudiese comprobarlo. Mis cuernos no se correspondían pero mis orejas sí: finas y terminadas en punta. Sello distintivo de los aúreos. Entonces volví a colocármela y le miré.

    >>Comprar este escudo para su esposa es muy noble. Estoy segura de que esté donde esté lo agradecerá. Acepto su oferta.

    Si hubiera sido solo por mí hubiera aceptado tan solo el precio que había decidido antes; setecientos. Pero no lo era y debía asegurarme de sacar lo máximo por él. Dos mil era una oferta más que generosa. Además no pretendía revenderlo si no usarlo como ofrenda por una promesa a su esposa que nunca pudo cumplir.

    Era un trato más que justo.

    —Conozco al diseñador—afirmé. Quizás no tanto como conocerle pues habíamos hablado segundos. Pero sabía quién era e imaginaba que estaría feliz de poder trabajar para alguien que apreciase tanto su esfuerzo—. Le diré que hable con usted.

    Así sí podría saldar su deuda.
     
    Última edición: 30 Julio 2021
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    Lucas Diamond

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    Rigel Betelgeuse

    Agh, menudo mocoso. No tenía ganas ninguna de aguantarlo después de los varios combates que había tenido. Tiré hacia Tsuro directamente y lo primero que hice fue descansar en la posada. Pagué la habitación para los tres, aunque me pesase tener que hacer nada por Cid, pero como comandante del ejército debía velar por el bien de todos, y él también necesitaba un descanso.

    Cuando nos encontramos algo más descansados, volvimos a salir al poblado, para hacer algunas compras. Y, de paso, buscamos aldeanos que necesitasen ayuda.

    30 guiles posada
    Compro este casco:

    - Capucha tradicional (+5 Espíritu, otorga un 5% extra de dominio de katanas): 270 guiles

    En total, gasto 300 guiles.

    Activo la misión del Eleano Misterioso.

    Uso la habilidad de senda. Dejo aquí los porcentajes e iré probando, en los dados indico sobre quién la uso.

    Huan 80%
    Mei 30%
    Junpei 50%
    Loriana 50%
     
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    MrJake

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    Rigel, Biggs y Cid hicieron una ronda por la aldea, ayudando a varios aldeanos con la limpieza de escombros de la zona, la eliminación de cadáveres de monstruos por las calles, y otras tareas en las que los aldeanos ya estaban ocupados, a consecuencia de la lluvia. Hubo un par de amables campesinos que, de hecho, les ofrecieron varios objetos en agradecimiento por su gran colaboración desinteresada. Seguramente el hecho de que no iban vestidos con uniformes eleanos... favoreció que no les hiciesen demasiadas preguntas y no les guardasen rencor, claro.

    Obtienes (de Huan):
    - Cenizas de bom x1
    - Piel espinosa x2
    - Plumita x2
    Obtienes (de Junpei)
    - Plata x2
    - Espada de plata
    - Escudo de plata



    Sin embargo, quien sí que llevaba un uniforme de soldado eleano era... un tipo que había en la zona. Él también ayudaba con las labores de limpieza y de vuelta a la normalidad después de la lluvia, pero nadie parecía cuestionarle su indumentaria y procedencia. De hecho, su uniforme era eleano, sí, pero de aspecto bastante antiguo, no solo por el desgaste, sino por el modelo usado. Y a juzgar por las manchas de sangre recientes, parecía que el que lo llevaba puesto se lo había colocado para pelear con los monstruos en el amanecer, durante la lluvia, y no por otro motivo.

    —... parece un soldado —musitó Biggs—, pero no reconozco el uniforme.

    —No sé ni cómo llamáis uniforme a lo que lleváis, la verdad. Cada uno en el ejército viste como le da la gana.

    Biggs frunció el ceño ligeramente.

    —B-Bueno, aunque... hay cierta libertad, sí que tenemos unas reglas. Los comandantes de cada titán tienen que llevar cierta indumentaria, los soldados y oficiales magitek llevamos otra, los-

    Cid le interrumpió.

    —Ugh, calla, ni me recuerdes que eres uno de esos soldaduchos magitek. ¿Cómo te atreves a usar esa bazofia de sustitutivo de la magia?

    —... —Biggs agachó la cabeza, puso su cañón delante y lo miró alicaído. Se notaba que aún le pesaba lo sucedido en Kogyo, sin duda—. Solo quiero ayudar a contribuir al desarrollo de la tecnología para que pueda sustituir a la magia, y no dependamos de ella.

    —Oh, ¿es eso? Pues entonces únete a mi magicita, no a esa basura de tecnología.

    —¿Magi... cita?

    Ah, cierto, Biggs no tenía ni idea de los devaneos de Cid con sus queridas magicitas. Le había visto usar la barrera muchas veces, desde luego, pero seguramente no se habría ni fijado en que no era magia común, y llevaría tiempo pensando que Cid era un "dotado".

    Sin embargo, Cid no tuvo tiempo de alardear de sus investigaciones, porque el hombre del que hablaban se les había acercado, al ver el cañón magitek de Biggs. Su rostro era algo hosco, con cejas espesas y mentón cuadrado, lleno de barba algo revuelta. Y los ojos, juntos y pequeños, eran de un intenso color marrón. Además del traje de soldado, a su cintur llevaba la funda elegante de lo que parecía ser una larga katana.

    —¿Qué hacen aquí soldados eleanos vestidos de paisano, huh? —comentó, habiendo revelado su identidad a los cuatro vientos. Suerte que no había nadie cerca para oírlo. El hombre se fijó entonces en Rigel, frunciendo el ceño, y se cruzó de brazos—. Tu cara... me resulta familiar.

    Biggs miró a Rigel, encogiéndose de hombros. Desde luego, ninguno de los dos conocía a ese tipo. Por como hablaba, de forma ronca y casi sigilosa, pausando mucho cada palabra, daba la sensación de estar algo loco...

    —Je. No creo que... no, no puede ser —de pronto, estaba hablando para sí mismo. No solo eso, sino que había entrado en una abstracción tal que parecía ignorar a sus interlocutores, más preocupado de seguir—. Pero es que esos ojos... los llevo grabados a fuego. Hey, hey chico. ¿Cómo es tu nombre? Yo soy Harold. Serví a Elérea y al Emperador Zael hace más de veinte años, pero me exilié por... circunstancias especiales. Desde entonces resido aquí.

    ¿Circunstancias especiales? El tipo, sin duda, era raro... pero al menos tenía sentido lo que decía. Ese uniforme tan antiguo... si era de hace veinte años, normal que no encajase con los modelos actuales. Eso sí, sirvió al emperador, pero, ¿en calidad de qué? Rigel y Biggs no podían determinar si el uniforme era de oficial o de soldado... y, ¿por qué decía que llevaba los ojos de Rigel grabados a fuego? Habría jurado no conocerlo de nada...

    —Da igual, da igual. No me digs tu nombre —intervino de pronto, antes de que Rigel pudiese siquiera hablar, con una especie de ansia en la voz—. Hagamos algo, ¿sí? Las Minas. Galería de la izquierda, un camino por allí. Llevan a una zona de extracción muy especial, ¿sabías? Es peligroso, pro un soldado como tú podría entrar allí, seguro. Yo puedo hacerlo, tú también. Quiero que veas algo, chico. Tú, sí, tú —le señaló directamente.

    >> Te esperaré allí. Voy mucho a practicar... desde que sucedió el colapso en los Riscos Kassor, es la mejor zona para matar unos cuantos monstruos. Ahora debe estar rebosante... la lluvia nos ha sorprendido, ¿eh? Mucho.

    Y, sin más... se marchó. Cid, parpadeando un par de veces, miró a Rigel.

    —Mordito, sé que no me harás caso y harás lo que te venga en gana, pero yo que tú no iría, ¿eh? ¿A las minas? ¿Después de plena lluvia carmesí¿ Ja, como si ese tipo fuese a sobrevivir allí yendo solo. Ese lo que quiere es tenderte una trampa. Es la cosa más obvi del mundo. Algo tipo, vas allí y ¡zas!, te cierra la salida. Hala, sepultado entre cobre y hierro. El plan perfecto de un asesino loco de la cabeza.

    Biggs asintió.

    —No sé si sea para tanto, p-pero... a mí tampoco me da buena espina, jefe.

    Ya. Ciertamente, sonaba raro, pero...

    Rigel sentía algo extraño en ese hombre. Algo que le daba curiosidad, sin duda.

    ¿Acaso él también lo había visto en alguna parte, aunque no lo recordase...?

    Misión: "Tras los pasos de Harold": encuentra a Harold en las zonas de extracción de la galería izquierda de las Minas de Kogyo.
     
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    Amane

    Amane Equipo administrativo Comentarista destacado fifteen k. gakkouer

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    Y cambio de aire tuvimos, vaya que sí. ¿Tuve algún motivo en especial para pedirle al chocobo que nos llevase a Shinryu? Sí y no, a decir verdad. En parte, pensaba aprovechar que el principito había huido a la república para ver si le sacaba algo de información, pero a la vez, había decidido ir ahí en esos momentos un poco porque sí, porque simplemente me apeteció hacerlo y ya.

    Había visto bastante de Elérea y de Fayar, pero nada de la fría Shinryu.

    El bichillo nos llevó hasta un pequeño pueblo cercano después de salir del bosquejo donde se escondían y, asumiendo que nos esperaría por la zona hasta que hiciésemos los trámites necesarios, no mucho después no adentramos en... ¿Tsuro, era?

    Lo primero era lo primero, sin embargo, y por suerte la posada del lugar fue realmente fácil de encontrar. El descanso dentro de la misma me sentó de lujo, que además fue una estancia bastante barata, y con energías renovadas tocó dar un paseo por el pueblo en cuestión.

    —¿Algún sitio que recomiendes visitar por la zona, principito~?

    Suzaku-kun heyo, te etiqueto por si acaso y espero no haber hecho nada mal owo

    Posada: 30 guiles
    Habilidad de senda:
    —Huan, amable posadero (80%)
    —Junpei, vigilante leal (70%)
    —Loriana, áurea inmigrante (50%)
    Encargos:
    —Guardabosques
    —Cocinera

    305 - 30 = 275 guiles
     
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    Última edición: 11 Abril 2022
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    MrJake

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    Obtienes:
    Por Huan:
    +350 guiles
    Por Junpei:
    +100 guiles
    +2 Placas de piedra
    +2 Hierro
    Por Loriana:
    +1 Oro
    +2 Esencia mágica
    ¡Desbloqueadas dos nuevas misiones!

    Cuando Raif y Roxy llegaron a la aldea en chocobo, el príncipe aún seguía anonadado ante la situación. Roxy estuvo, con toda la calma del mundo, charlando con los ciudadanos y sonsacándoles todo lo posible. Hasta llegó a hablar con dos personas que necesitaban una ayuda: una cocinera que se quejaba de la poca variedad de carne de la zona y que decía ser capaz de crear platos fantásticos con ella, y un guardabosques que decía que los mú del norte de Shinryu estaban descontrolados, seguramente porque algún monstruo más poderoso andaba por la zona.

    Pero durante todo ese tiempo, Raif solo habló una sola vez, ojos muy abiertos.

    —¿C-Cómo cojones... hemos vuelto a Shinryu? Digo, llegado a Shinryu. Reina, no sé qué magia rara has usado, pero yo me largaría de este país rápido, eh. La cosa anda... calentita aquí, créeme.

    Cómo llegaron a Shinryu, huh... qué gran pregunta.
     
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  16.  
    Amane

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    Aprovechando que el príncipe se había quedado flipando por el pequeño truco de magia que nos había hecho llegar hasta Shinryu, me di un paseo de lo más tranquilo por aquel poblado, sacándole bastante dinero, algún que otro material y un par de encargos a los habitantes de la zona. Yo tampoco entendía muy bien cómo había funcionado para que apareciésemos en Shinryu de repente, pero no me preocupaba demasiado, porque con magia extraña ya estaba familiarizada.

    Cuando más o menos terminé de desplumar a media población, Raif finalmente se dignó a hablar, y me giré sobre mis talones para mirarlo, con una expresión de sorpresa que rápidamente se volvió una de pura diversión. Me paré en una pequeña tienda, sin decir nada, y miré con interés las armas que había dispuestas, quedándome un buen rato en silencio.

    —¿Dices? —pregunté, finalmente, mientras cogía un látigo para mirarlo mejor—. No lo sé, yo más bien tengo frío. Creo que el que está calentito eres tú~ —añadí, girándome para guiñarle el ojo justo después de pagar los guiles correspondientes por el arma.

    O, lo que venía siendo lo mismo: me importaban entre poco y nada los conflictos que hubiese, por lo menos de momento, e iba a actuar en consecuencia a mis propios sentimientos. Como hacía siempre, en defintiiva~

    Comprar:
    —Castigador: 320 guiles

    725 - 320 = 405 guiles
     
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  17.  
    Amane

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    Sin mayores interrupciones, llegamos una vez más a aquella pequeña aldea de Shinryu. En aquella ocasión, la parada sería bastante más rápida, pues solo planeaba avisar al guardabosques de que habíamos completado la misión que nos había encomendado y descansar un poco en la posada de turno antes de partir de nuevo.

    El pobrecito príncipe seguía tan tenso por andar en Shinryu y, ni modo, ya habíamos dado bastante vueltas, así que quizás sería un buen momento para cumplirle el favor de ir a Saghwa.

    Posada: 30 guiles
    Completar encargo: 'No más mús' (Guardabosques)
     
  18.  
    Lucas Diamond

    Lucas Diamond Dios de FFL

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    Rigel Betelgeuse

    La fuerza de Brigid, junto con la hábil magia de la Coraza, consiguieron tumbar a Áster al fin, cayendo este al suelo, mientras que un hechizo de Fauna nos sanaba las heridas recibidas. Aster estaba inmóvil, tirado en el suelo. Probablemente, ya no nos molestaría más. O al menos, de momento. Se puso de pie, como pudo, y con rabia en sus ojos desapareció de allí, tal como lo había hecho Aura. Nos dio una especie de advertencia, volvería a por nosotros. Tch, no le tenía miedo. Si él quería jugar a ser el villano, tendríamos que detenerle. No me agradaba la idea de tener a alguien más en nuestra contra, molestando intermitentemente, pero tampoco esperaba que nada fuera a cambiar tras este combate, y menos aún viniendo de él. Brigid se había puesto de pie, firme, desafiante contra Áster. Al menos, todos estábamos de acuerdo en que esto era lo correcto y que Áster solo estaba siendo el capullo de turno.

    Darek, Biggs y Wedge llegaron poco después de que la batalla terminase, con Hendrick algo más recuperado. Estuvimos comentando la situación, sin saber realmente qué hacer. Parar a todo un ejército de soldados magitek, sumado a las tropas de Shinryu era prácticamente imposible. Debíamos avisar a todos los ciudadanos de Élerea, probablemente... huir fuese la única salvación. Agh. Tras planificarlo un poco, Biggs y Wedge decidieron que ellos irían a Elérea, a frenar el conflicto. Cid les acompañaría para poder hablar con los suyos y detener un potencial enemigo. Eran cuatro contra todo un continente... Las posibilidades de que algo saliese mal eran tan elevadas que parecía una locura sobre el papel. Pero, realmente, cualquier otra cosa tampoco sería mejor.

    Acepté el encargo, pues, de dirigirnos nosotros a Aurea. No entendía bien por qué Darek debía quedarse allí, en lugar de la Coraza, cuya estrategia militar era mucho más apropiada para esa labor, pero a este punto tampoco iba a darle ya más vueltas. Realmente era solo que me sentiría más cómodo yendo con Darek a Aurea, y no con la Coraza. Tuvimos que ir hacia los riscos para buscar la manera de partir desde allí, pues todo el resto de Shinryu estaba algo alterado con los eventos recientes, por no hablar de la amenaza del imperio. Emprendimos la marcha pronto, para no dar tiempo al conflicto a ir a mayores. Conseguimos no toparnos con ningún monstruo en el camino, de hecho, y al cabo de unos minutos, todos llegamos a la Aldea Tsuro, sanos y salvos.

    —No tenemos mucho tiempo que perder, así que partiremos de inmediato —comenté, dirigiendo el grupo, como había hecho hasta ahora, por deformación profesional. Aunque al ver allí a la Coraza, tal vez esa no era mi responsabilidad—, si le parece bien, señora Titán. Aprovechemos el tiempo que estemos aquí para descansar brevemente en la posada o hacer algunas compras. Yo iré a ver si algún ciudadanos puede proveernos de útiles para el viaje.

    >>Cuando esté listo, acudiré a la entrada de los riscos, para esperarles allí.

    Yáahl Amelie Yugen here me are. No olvidéis usar vuestra habilidad de senda <3

    Yo usaré mi habilidad de senda sobre Loriana hasta que lo consiga, y después, si me sobran intentos, sobre Mei. Me quedan los tres intentos de este capítulo (ninguno la hemos usado aún).

    - Loriana, áurea inmigrante
    >> Solicitar: 50%

    - Mei, joven trabajadora
    >> Solicitar: 30%
     
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    Yugen

    Yugen D e p r e s s e d | m e s s

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    ~Fauna~

    El viaje a Tsuro fue rápido y sin inconvenientes. Pero regresar a esa aldea me llenaba de una extraña pesadez en el pecho. Tsuro... fue la primera zona de Shinryu que pisaron mis pies cuando escapé de mi cautiverio.

    Fue allí donde Aura puso en marcha su plan para engañarme. En ese lugar nos conocimos, aunque técnicamente ya lo hacíamos puesto que ella había sido quien ordenó mi secuestro y tortura.

    Y...

    Rocé mis cuernos con los dedos y me tensé, apretando los labios en una fina línea.

    La perspectiva de regresar a Aúrea y poder reencontrarme con mi hermana me llenaría de emoción de no ser por las circunstancias. Todo... había dado un giro de trescientos sesenta grados en muy poco tiempo.

    Esperaba de todo corazón que Flora pudiera ayudarnos.

    Aproveché la breve parada en Tsuro para comprar algunas cosas. Mi ropa estaba gastada y rota por los ataques sufridos y los zapatos que llevaba me habían hecho rozaduras. Una vestimenta deficiente me convertiría en una luchadora deficiente y con los tiempos oscuros que vivíamos no podía permitírmelo.

    De modo que adquirí una vestimenta tradicional, una tela simple y sin adornos. No era una persona ostentosa, prefería las cosas sobrias y naturales. Sin tejidos sintéticos, abalorios o joyas.

    Me quité el abrigo que había llevado hasta entonces y coloqué convenientemente la capucha de tela oscura sobre mi cabeza. Cubriría mis cuernos y era eso en definitiva lo que más me importaba.

    Terminado eso me dispuse a marcharme. Sin embargo, cuando salí de nuevo a la calle, algunos ciudadanos parecían necesitar ayuda.

    -Vestimenta tradicional (+15 PM máximos): 280 guiles
    - Capucha sigilosa (+5 PM, +2 Espíritu): 180 guiles
    -Zapatos tradicionales (+5 PS, +5 Velocidad): 280 guiles
    Total
    : 740 guiles

    Me lo equipo todo y uso mi habilidad de senda en:

    Mei
    >> Ayudar: 70%
    Huan
    >> Ayudar: 80%
    Loriana
    >> Ayudar: 60%
     

    Archivos adjuntos:

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    Yugen ha tirado dados de 99 caras para Loriana (ayudar) Total: 75 $dice
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    Amelie

    Amelie Game Master

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    Brigid

    Llegamos a la ciudad de Tsuro; ella no se sentía de buen humor, había intentado relajarse un poco de lo sucedido con Aster y Calum; pero su mente no descansaba. Sabía de las acciones de Aura, por lo que su confianza hacia Rigel o su más reciente compañera, Erin; no le pesaba como antes lo hacía, pues la duda aun estaba sembrada en su interior. Ahora con todo lo visto y escuchado, no tenía duda alguna; ese era su camino, no era sencillo ni cómodo; pero debía caminarlo, no sólo por sus razones personales, Brigid sabía que era lo mejor para todos. Por esa confianza adquirida en tan poco tiempo, pudo escuchar a Rigel y asentir, ella tampoco quería estar mucho tiempo allí, quería seguir avanzando; en parte para poder llevar su cuerpo a un agotamiento tal, que pudiera conciliar el suyo como era debido, que su cuerpo ganara a su mente preocupada.

    Brigid avanzó por su cuenta, creía sentir algunas miradas; y aquello le incomodaba; por lo que decidía alejar a las personas por medio de la intimidación.

    Después de ello, compró un par de cosas para terminar de reunirse con el resto.

    (1) Mandoble de bronce (15 Daño físico): 200 guiles
    (3) Poción (+20 PS, ratio x0,1): 30 guiles
    (3) Éter (+10 PM, ratio x0,1): 80 guiles
    (2) Antídoto (cura veneno): 40 guiles
    (1) Vestimenta tradicional (+15 PM máximos): 280 guiles
    (1) Cinto del bosque (+2 Terapeucidad, +2 Poder mágico): 160 guiles
    (1) Pantalones de lino (+2 defensa mágica): 100 guiles
    (1) Zapatos tradicionales (+5 PS, +5 Velocidad): 280 guiles

    Intimidación al pobre posadero: Huan, amable posadero >> Intimidar: 80%
    Loriana, áurea inmigrante >> Intimidar: 80%
     
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